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Destino por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

A disfrutar del penúltimo capítulo!!

 

Amora para todos!!

Un alegre y chaparro tricolor entró a la cocina.


 


-Buenos días Yami- se acercó y besó a su pareja, quien le sonrió.


 


-Hola dormilón- Yugi hizo un puchero sin estar enojado en realidad.


 


-¿Qué hay de los demás? ¿Siguen dormidos?- el egipcio tomó un sorbo de su café antes de contestarle.


 


-No, los tres fueron a divertirse en la alberca. Despertaron con mucha energía y decidieron ir a nadar antes del desayuno- Yugi estaba sacando todo lo necesario para cocinarles a todos un sustancioso almuerzo. Era mu hábil en la cocina, y aunque no muy seguido le dedicaba tiempo debido a sus ocupaciones, era algo que disfrutaba.


 


-Entonces tendré que hacer un almuerzo como para un regimiento- Yami rió ante el comentario, y se acercó a Yugi para abrazarlo por detrás.


 


-Ya sabes como son; más que tener hambre, el hambre los tiene- Yugi rió, se giró para ver a su pareja, y le dio un beso que poco a poco fue profundizando. Después de lo que pareció una eternidad de dulzura y placer, Yami se separó y regresó a su lugar; sabía que si no lo hacía, el almuerzo sería lo último que harían en ese momento.


 


-Oye, he estado pensando en algo- Yugi volvió a jalar su atención mientras batía unos huevos y los echaba a un sartén caliente.


 


-¿Y es?- Yami le prestó toda su atención.


 


-Creo que debería mencionarles a los chicos la verdadera razón por la que seguimos aquí, esa que me comentaste la otra vez- Yami meditó un poco esas palabras.


 


-Ya no sigues enojado por eso, ¿o sí?- Yugi rió bajito.


 


-Que no, ya te lo dije. Fue algo momentáneo por el estrés de ese trabajo que debía entregar. Lo bueno es que el profesor me dejo entregarlo de manera virtual. Pero ese no es el punto, en serio Yami, deberías decirles- Yami suspiró. Él mismo había pensado que eso era lo mejor, pero no quería traicionar la confianza de Kaiba.


 


-No lo sé, quizás tengas razón- Yugi se dio cuenta de que su pareja estaba dudando.


 


-Piénsalo, sería lo mejor para todos. Mañana vamos a regresar, y se armará todo un escándalo porque no les dijimos nada. Se que todos son empáticos, pero creo que Serenity y sobre todo Mokuba pueden llegar a sentirse heridos. Por otro lado, si les explicas, pueden llegar a empatizar con Kaiba y tomarlo con más calma. Sabemos que él quiso hacer las cosas así para asegurarse de la buena salud de Joey, y creo que eso lo deben saber los muchachos- Yami sabía que Yugi tenía toda la razón.


 


-No solo eso. La última vez que hablé con Kaiba estaba extraño. No sonaba como siempre. Su voz sonaba... como más viva- el tricolor se quedó pensando en eso.


 


-¿Y eso a qué crees que se deba?- Yami suspiró, y Yugi comenzó a servir los platos.


 


-La verdad es que tengo varias teorías, pero cada una es tan improbable como la anterior. No puedo hacer más que suponer; pero si te soy sincero, creo que hay gato encerrado con esos dos- Yugi se sorprendió.


 


-¿Crees que algo haya pasado entre Kaiba y Joey?- la voz del menor era de alta sorpresa.


 


-Sí lo creo. Y si no ha pasado nada entre ellos, al menos creo que mi jefe se está enamorando, cosa extraordinaria por cierto- Yugi rió, dejó todo lo que estaba haciendo, y fue a abrazar a su pareja. Besó su mejilla y le sonrió.


 


-El amor va más allá de lo extraordinario. Ojalá aquellos dos acaben juntos, sería algo hermoso para ambos después de tanta incertidumbre y dolor que han vivido- Yami sonrió y lo besó en los labios.


 


-Pensaré acerca de eso que me estás diciendo. Creo que es buena idea, pero necesito abordar el tema de una manera inteligente y poco traumática- Yugi siguió con lo suyo, y ambos escucharon como los muchachos entraban a la casa cual estampida.


 


-Sabrás resolverlo, no te preocupes- Yugi puso un plato frente a Yami y los demás en la mesa, justo antes de ser interrumpidos por unos Noah, Mokuba y Serenity super hambrientos.


 


Almorzaron, rieron, bromearon y luego el trio salió a pasear por los alrededores.


Yami y Yugi pasaron la tarde juntos, amándose mientras veían el atardecer, y poniéndose listos justo a tiempo para la llegada de los muchachos.


 


-Chicos, empaquen sus cosas que nos iremos temprano mañana. Tengan todo listo- Yami era el encargado, y llevaba un buen orden.


 


-Yami, ¿no has hablado con mi hermano?- Mokuba se notaba emocionado.


 


-No Moki, desde el otro día no lo he hecho. ¿Se te ofrece algo?- el pelinegro negó.


-Solo quería saber que sigue vivo y que no ha muerto por inanición, aunque él me aseguró que estaría bien- Yami sonrió.


 


-Si él te lo aseguró, entonces ten por seguro que se ha estado cuidando- Mokuba sonrió y se fue a la habitación que compartía con Noah.


 


El peliverde no había llegado aún, por lo que se puso a ordenar sus cosas. Si bien era cierto que estaban en una de las casas de la familia Kaiba, no era muy partidario de dejar un desorden por todos lados. Estaba arreglando unas cosas en el escritorio del cuarto, cuando sintió un abrazo repentino y escuchó una voz bajita y sensual en su oído.


 


-Con que aquí estabas- el pelinegro rió y se dio la vuelta para poder abrazar a su novio del cuello y atraerlo en un fogoso beso.


 


-¿En dónde creías que iba a estar?- dijo cuando por fin se separaron, y entonces Noah empezó a bajar besando su cuello a la vez que lo mordía con suavidad.


 


-No estabas conmigo, eso era lo importante- Noah puso una de sus piernas entre las de Mokuba, rozando con ella el miembro del pelinegro, quien empezaba a sentirse excitado.


 


-Vaya, no sé que es lo que te pasa, pero me encanta- la voz del pelinegro empezaba a alterarse. En todos los años que llevan juntos, nunca habían hecho el amor. Habían tenido encuentros íntimos que nunca culminaban en penetración, y todo por decisión de Noah.


 


Pero en esos momentos, Mokuba se estaba empezando a excitar bastante, y no quería quedarse a medias una vez más.


 


Noah lo besó en la boca otra vez, mientras metió una mano por dentro de la ropa interior y apretó su trasero con fuerza, mandando espasmos placenteros por todo el cuerpo del pelinegro.


 


-Te deseo- la voz de Noah sonaba realmente excitada, y la desinhibición que estaba mostrando prendió más al pelinegro.


 


-Yo también te deseo Noah, pero empieces algo que no estás dispuesto a terminar- la voz de Mokuba era de total deseo, aunque sus palabras fueron fuertes porque no sería la primera vez que él intentaba algo y Noah se quedaba a medias. Aunque era la primera vez que Noah empezaba algo con tanta fogosidad.


 


-Esto va hasta el final. Quiero llegar hasta el final, pero solo si tú estas absolutamente seguro de que es lo que quieres- la mirada de Noah se tornó seria cuando le dijo eso, y Mokuba tuvo sentimientos encontrados.


 


Por un lado, se sentía bien y agradecido porque su novio cuidaba muy bien de él. Por el otro lado, estaba algo cansado de que Noah lo cuidara tanto. Entendía porque era, pero él también era un chico, y no era débil.


 


Por supuesto que quería ir hasta el final con Noah, muchas noches había soñado con eso. Y él mismo había incitado a Noah muchas veces en este viaje, por lo que supuso que por fin había surtido efecto.


 


-Por supuesto que lo estoy. Te amo, y estaré feliz de que por fin demos este paso- Mokuba se escuchó seguro, pero no pudo evitar sonrojarse al decir eso.


 


Noah le sonrió de manera pícara, y lo volvió a besar. Profundizo más el beso, y con cuidado y sin separarse de él fue llevándolo hasta la cama, tumbándolo a él de espaldas y poniéndose él encima.


 


Mientras lo seguía besando, empezó a mover sus caderas simulando una penetración, rozando sus miembros por sobre la ropa, y subiendo la temperatura a pasos agigantados.


 


-Ah... te deseo- la profunda y ronca voz de Noah en su oído hizo que Mokuba gimiera con cierto volumen. De inmediato Noah le tapó la boca con su mano, evitando que le informara con sus gritos y gemidos lo que estaban haciendo.


 


El peliverde se detuvo y se enderezó, quitándose la ropa bajo la mirada oscura de Mokuba, quien parecía devorarlo con sus ojos. Noah se sintió extrañamente satisfecho ante este hecho.


 


Cuando quedó desnudo, se dedicó a desnudar a su novio, prenda por prenda, con una velocidad casi tortuosa. Ahora que Mokuba estaba desnudo, era él quien se lo quería comer por todos lados.


 


Noah sabía bien que esta sería la primera vez de Mokuba, y deseaba darle una experiencia placentera e inolvidable.


 


Descendió directo al erecto y duro miembro del pelinegro, y comenzó a estimularlo con la boca, chupando y mordiendo a su antojo. Llevó sus dedos de la mano derecha a la boca de su novio, quien entendió el mensaje y los lleno de saliva.


 


Entonces y mientras Mokuba trataba de no gemir muy alto, Noah empezó a abrir su cuerpo con el primer dedo.


 


Mokuba no podía mentir, se sentía extraño. No había sentido nada similar antes, por lo que podría describirlo casi como incómodo. Fue gracias a que Noah no dejaba su miembro que la sensación de incomodidad fue poco a poco desapareciendo para llegar una sensación de placer absoluto.


 


Un segundo dedo fue introducido, y pronto un tercero.


Mokuba se movía como loco gracias a los estímulos que estaba recibiendo. En algún momento, Noah tocó un punto que hizo que Mokuba gritara inevitablemente. En ese momento ya no les importó mucho; quien no quisiera escuchar podría alejarse de ahí y ya; la casa estaba de buen tamaño, así que podrían hacerlo.


 


Noah abandonó en miembro de Mokuba y sacó sus dedos. Después pasó al baño a buscar algo.


 


-Ponte a 4- la voz del peliverde era un poco ronca. Mokuba le hizo caso; sabía lo que venía, y estaba gustoso de ello. Había esperado años por ese momento, literalmente hablando.


 


Noah embarró de vaselina toda la entrada de su chico, así como su miembro. Casi parecía demasiada, pero la verdad es que Noah quería que Mokuba disfrutara todo, así que no le importó. Se posicionó en la entrada, y empezó a empujar poco a poco.


 


Mokuba empezó a sentir como lo abría, y vaya que era más doloroso de lo que había pensado. En definitiva esos mangas que había visto no hablaban de esto.


 


Cuando Noah había metido la mitad de su hombría, se detuvo. Había notado le tensión que manifestaba Mokuba, y estaba seguro de que le dolía. Se detuvo para darle oportunidad a su novio de acostumbrarse a la intrusión.


 


Mokuba trataba de relajarse, pero no podía. Era bastante doloroso, y no conseguía relajarse. Empezó a sentir como Noah le daba besitos por toda la espalda, y agradeció el gesto. La mano traviesa de Noah se coló y empezó a estimular su miembro, que había bajado un poco por el dolor que sentía.


 


 Poco a poco iba surtiendo efecto. El miembro de Mokuba comenzaba a estar más y más duro conforme la velocidad de la mano de Noah aumentaba. Con todo el cuidado y la delicadeza posibles, Noah empezó a moverse. Primero salió un poco y volvió a empujarse hasta la mitad.


 


El dolor iba cediendo, dejando lugar para un delicioso placer que Noah le estaba dando a través de su mano. Era tanto que ni siquiera le dolió cuando Noah comenzó a moverse. El pelinegro empezó a sentir necesidad de más; más rápido, más fuerte, más duro, más intenso...


 


Estaba tan ensimismado que, sin pensarlo en realidad, cuando Noah iba empujando su miembro, él se empujó hacia atrás, logrando que el peliverde entrara por completo en su cuerpo, sacándoles a ambos fuertes gemidos.


 


Con semejante acción, ambos se detuvieron. Era tanto lo que sentían, que tenían que recuperarse.


 


-Eres... un salvaje... ¿lo sabías?- en realidad, a Noah le había encantado. Todo respecto a Mokuba le gustaba, le encantaba, le fascinaba.


Si no había dado este paso antes era porque Mokuba no dejaba de ser menor de edad. No tanto por el ámbito legal, sino por la madurez que eso implicaba. Estaba seguro de amarlo y de que era correspondido, solo quería sentirse seguro, porque sabía a la perfección que una vez que diera ese paso, no dejaría de hacerle el amor a cada oportunidad.


 


Mokuba no respondió con palabras, pero sí se inclinó hacia adelante, solo para luego empujar hacia atrás de nuevo. Pese a que la mano del peliverde había abandonado su hombría, el dolor había pasado, y estaba sumido en una gran nube de placer.


 


Noah supo que Mokuba estaba listo, así que empezó a moverse con más velocidad. Cada vez era más intenso, justo como Mokuba lo quería.


Cuando se sintió cerca del clímax, Noah recostó su torso sobre el de Mokuba y se agarró de sus hombros, logrando así una penetración más profunda, haciendo gritar a su novio y volviéndolo loco.


 


Casi de inmediato Mokuba se vino en las sábanas, y unas 4 estocadas después lo hizo Noah en su interior. Se quedaron quietos, esperando a que los espasmos del momento pasaran, tratando de controlar sus respiraciones.


 


Cuando se sintió más estable, Noah abrazó a su novio por la cintura, y se tumbó en la cama, llevándoselo con él para no salir de su interior; quería seguir llenándolo un tiempo más.


Con amor y suavidad, comenzó a depositar besos en el cabello negro y alborotado de Mokuba, quien empezó a respirar a un ritmo acompasado.


Se había quedado dormido.


 


A Noah no le molestó para nada. Estaba feliz de haber compartido su primera vez con la de Mokuba. Se relajó y al poco tiempo se quedó dormido.


 


 


Descansaron toda la noche, hasta que fueron interrumpidos por unos toques en la puerta.


 


-Chicos, buenos días. Los esperamos para desayunar y luego irnos. Tengan todo listo y no tarden en bajar, Yami y yo queremos hablar con ustedes- era la voz de Yugi, y lo que dijo los hizo sonrojar.


 


Mokuba se alarmó un poco. ¿Los habrían oído?


Se sonrojó con violencia, y volteó a ver a Noah, quien estaba tan atónito como él.


 


Entonces sucedió lo inevitable.


Estallaron en carcajadas. Sonoras e inevitables carcajadas.


Durante un par de minutos no pudieron parar de reír.


 


Fue solo hasta que Noah recuperó la compostura y besó al pelinegro para silenciarlo que se calmó el escándalo.


 


-Buenos días Noah- la sonrisa del pelinegro era absolutamente radiante. Estaba feliz, y lo exudaba por cada poro de su piel.


 


-Hola Mokuba. Parece que te quedaste dormido- el peliverde no perdía una oportunidad para molestar a su novio; ahora amante.


 


-Oh, yo... lo siento, no quería... yo- se calló solo cuando Noah lo volvió a besar.


 


-No hay problema alguno en ello, la verdad es que fue algo muy intenso- el pelinegro sonrió.


 


-Sí, eso es cierto. Me sorprendiste cuando entraste a la habitación y empezaste a besarme y acariciarme. Fue como un sueño hecho realidad- Noah se sonrojó un poco sin perder la sonrisa.


 


-Bueno, la verdad era algo que había pensado desde que supe que veníamos. Solo que hasta ayer decidí llevarlo a cabo. Quería que fuera algo especial- Mokuba se acercó y lo besó.


 


-Pues muchas gracias, lo fue- Noah acarició la mejilla del menor.


 


-No hay nada que agradecer. ¿No te lastimé mucho?- ambos empezaron a ponerse de pie para cambiarse; sabían que debían bajar pronto.


 


-Pues al principio sí me estaba doliendo, pero ya después fue algo maravilloso- se besaron una vez más antes de terminar de cambiarse y bajar al comedor.


 


-Y por fin se dignan a aparecer el par de tórtolos- dijo Yami cuando iban entrando, causando que ambos chicos se sonrojaran, especialmente Mokuba. Serenity rió en silencio, y Yugi les sirvió el desayuno.


 


-Bien, ahora que están aquí, hay algo que debemos decirles- la voz y el semblante de Yugi eran bastante serios. Serenity movió las manos comunicando algo que solo el peliverde pudo entender.


 


-Ella pregunta que si hemos hecho algo malo- Yami les sonrió, tratando de aligerar el ambiente.


 


-Por supuesto que no, todo esta bien. Es solo una noticia que Yugi y yo pensamos que deben saber antes de regresar, pero todo esta bien- Yami volteó a ver a Yugi, comunicándose en silencio a través de sus miradas. Los chicos esperaban expectantes.


 


-Yami tiene razón. Es algo serio, importante, y hasta algo delicado, pero no es nada malo- Mokuba y Noah se voltearon a ver con intriga.


 


-Bueno, Yugi lo está planteando algo más complicado, pero para nada. Primero quiero que me escuchen hasta el final que estén tranquilos, y que sepan que esto es algo secreto- la duda crecía entre los 3 menores conforme los tricolores hablaban.


 


-Bueno, ya hablen pues, nos están asustando- Mokuba y Serenity no habían ni tocado su comida, y Noah tan solo un poco, debido a la manera en que los tricolores estaban planteando las cosas.


 


-Bien, pero les reitero que me dejen terminar. Se supone que nosotros íbamos a regresar hace varios días, y yo les dije que se retrasaba porque Seto me dijo que nos quedáramos más días para disfrutar y que ustedes se la pasaran bien. Eso no es del todo cierto- Yami estaba sonriendo con confianza; sabía que cuando les diera la noticia gorda, todos se pondrían felices.


 


-¿Entonces no fue mi hermano el que te dijo eso?- Mokuba estaba sorprendido.


 


-Sí fue él, pero fue en circunstancias muy extrañas. Después indagué más y logré sacarle información. Hay una razón por la cual no ha querido que regresemos antes, y es una muy buena por cierto- Yami sonreía de oreja a oreja, desconcertando a Mokuba, quien estaba preocupado.


 


-¿Mi hermano se encuentra bien?- la preocupación en su voz era casi palpable.


 


-Por supuesto que está bien, más que bien diría yo. Resulta que Seto acaba de encontrar a alguien- las palabras de Yami fueron vagas, y parecía que los muchachos no habían entendido.


 


-¿Encontrar a alguien? ¿Alguien estaba perdido, o algo así?- Yami soltó la carcajada, y Yugi decidió intervenir antes de que las cosas se salieran de las manos.


 


-Lo que Yami está queriendo decir es que parece que Seto está enamorado, aunque no podemos confirmarlo todavía- PUM, baldazo de agua fría para todos. Hubo un silencio en que los 3 cerebros trabajaban a mil por hora.


 


-Eso no tiene sentido. Si mi hermano estuviera enamorado, cosa que me daría mucho gusto, no hubiera hecho que nos quedáramos aquí por tanto tiempo, ¿o sí?- Mokuba estaba confundido.


 


-Quizás en una situación normal no, pero las circunstancias aquí con extraordinarias, así que por eso es- Noah era un chico inteligente, y creía saber para donde iba la conversación.


 


-¿Quieres decir que...?- antes de que Noah terminara su frase, Yami centró su atención en Serenity, quien se cohibió un poco.


 


-Serenity, ha pasado algo maravilloso. No te puedo dar detalles porque los desconozco. Pero sí puedo decirte que parece que esa persona por la que Seto está teniendo sentimientos... es tu hermano- si la noticia anterior había callado a todos, esta los había dejado helados.


 


Serenity empezó a llorar en silencio, dejando ver una hermosa sonrisa de júbilo y felicidad.


 


-¿Joey despertó? ¿Pero cómo, cuándo, por qué?- eran demasiadas las dudas.


 


-No te puedo dar muchos detalles, pero creo que fue el mismo día en el que salimos hacia acá. Lo demás no lo sé- Mokuba se sentía muy contento.


 


-¿Y por qué no quiso que regresáramos tan pronto como pasó?-


 


-Porque tu hermano quería asegurarse de que Joey tuviera una buena salud antes de decirnos que regresáramos. No quería dejar nada al azar, ya sabes como es- claro que Mokuba lo sabía. A veces era demasiado metódico para su gusto.


 


-¿Y Seto te dijo que él y Joey...?- Noah no sabía ni como expresarlo, pero Yami supo entender.


 


-No, para nada. Creo que él apenas está explorando todo eso. Pero en la última llamada que tuvimos me di cuenta. Su voz suena diferente, más viva, más brillante- Mokuba empezó también a llorar. Fue a abrazar a Serenity, quien lo estrujaba con una fuerza que el pelinegro no conocía.


 


Todos estaban muy contentos, felices.


 


-Oye Yami, pero... ¿por qué no nos habías dicho nada, hasta este momento?- el tricolor no había dejado de sonreír desde que los muchachos llegaran a la cocina.


 


-Bueno, si les hubiera dicho desde un principio, todos hubieran acordado en regresar, dejándonos sin vacaciones ni tiempo libre. Eso, y órdenes de tu hermano; no quería que se enteraran aún hasta los resultados médicos de Joey- Serenity movió sus manos que estaban temblando de la emoción.


 


-Dice que quiere saber como está su hermano, que si sabes algo- Yami le sonrió directo a la chica, quien lloraba sin remedio.


 


-No con exactitud, pero sí se que sus resultados fueron buenos- Mokuba gritó de alegría, y todos rieron ante el gesto.


 


Con todo y la erupción de emociones que todos estaban viviendo, tuvieron que calmarse para desayunar y prepararse para salir. Todo mundo estaba nervioso, ansioso, y dispuesto a ayudar para que salieran lo más rápido posible.


 


Subieron todo al vehículo, y estaban por irse cuando Yami recordó que había dejado algo adentro. Todos estaban esperándolo afuera, y Yugi decidió seguirlo. Lo encontró en la habitación que había compartido estos días, recogiendo una camisa que estaba colgada el el balcón.


 


-¿Sigue oliendo a vino?- la voz sorprendió al egipcio, quien olfateó la prenda y puso una cara chistosa.


 


-No huele, apesta- Yugi rió ante la expresión. Se acercó a su pareja y lo besó.


 


-Fue bueno que olvidaras esto- Yugi parecía serio cuando lo conocías, pero la verdad era un chico sensible y algo loco.


 


-¿Sabes que es tu culpa que esto huela así? No debiste tirarme la copa encima- Yugi lo abrazó, siendo correspondido de inmediato.


 


-Bueno, ¿qué querías que hiciera? Te veías tan guapo y apetecible que no pude resistirme- Yami pudo captar como la intención de Yugi era subir la temperatura. Y es que en lo que a Yami se refería, Yugi era caliente como él solo.


 


-Y vas por el mismo camino, así que detente, tenemos que irnos y los muchachos nos esperan abajo- Yugi se le repegó, rozando su hombría, generando una mínima reacción.


 


-Exacto; están abajo y nosotros aquí. Pueden esperarnos, no tenemos prisa por regresar- si Yami no conociera a Yugi estaría atónito, pero la verdad es que Yugi era siempre así en la intimidad, y así lo amaba.


 


-No Yugi, debemos bajar. No tenemos prisa, pero quiero irme tranquilo y llegar a buena hora a Dominó- Yugi sonrió pícaramente. Acarició la hombría de Yami por encima del pantalón, sacándole un gemido, y se acercó como pudo a su oído.


 


-No sé como pretendes manejar tranquilo en este estado, porque no parece que lo estés- Yugi quitó su mano y empezó a moverse, haciendo fricción con su propio miembro por encima del pantalón.


 


-Vamos Yugi, déjame controlarme que es hora de irnos- eran palabras vacías, dichas nada más por no ceder a los deseos del menor, pero sin la más mínima intención de detenerlo. Entonces Yugi metió la mano por dentro del pantalón y la ropa interior, estimulando el ya despierto miembro de Yami.


Fue en ese momento donde el egipcio mandó cualquier pequeño atisbo de conciencia al caño. Quitó la mano de Yugi y lo besó mientras lo levantó, solo para aventarlo en la cama.


 


-Eres un diablillo- Yugi rió ante el calificativo.


 


-Y te encanta- Yami sonrió de vuelta.


No tenían mucho tiempo, así que solo le bajó la ropa a los tobillos, y sacó su miembro de su pantalón.


 


Yami penetró a Yugi sin preparación previa. Podría parecer algo salvaje, pero la verdad era que a Yugi así le gustaba. Aunque parecía un chico tierno, y lo era, su lado salvaje salía siempre en la cama, y Yami adoraba eso.


 


De alguna manera los dos estaban muy excitados, a pesar de que el juego sexual previo fue muy corto. Eran bastante activos sexualmente, aunque a veces no se atendían bien por las ocupaciones que tenían. Procuraban darse sus tiempos y espacios, y estas vacaciones les habían caído de maravilla.


 


No duraron mucho, casi nada en realidad. Pero cuando Yami llenó el interior de su amante, y Yugi chorreó ambos pechos, los dos se sintieron satisfechos.


Se besaron con cariño, se limpiaron y acomodaron todo. Bajaron sonrientes, hasta el vehículo donde los estaban esperando.


 


-Vaya, ¿en serio nos regañaron por habernos tardado hace rato?- era inevitable, Noah y su bocota, tenía que decir algo siempre.


 


-Nadie te regañó, así que cállate y sube al auto- Yugi trató de sonar duro, pero su sonrisa de tórtolo enamorado no lo dejaba hacer mucho. Mokuba y Noah se rieron, haciendo que Yami se sonrojara. Serenity también estaba riendo, pero lo hacía en silencio.


 


Sin más dilación, partieron de regreso a casa. Yami no estaba seguro a qué hora los esperaba Seto, pero supuso que a cualquier hora estaba bien. Solo esperaba no llegar a interrumpir nada.


 


 


 

Notas finales:

Bonito día!

Hermosa noche!

 

Amor para todos!!


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