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Destino por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Bien, y con este corto capítulo, esta linda historia ha llegado a su fin. 

 

Todo inició en mi cabeza con Mokuba teniendo un accidente y Joey ayudándolo, y resultó en esta aventura. 

 

No pongo que está completada porque aún me falta subir el epílogo, pero espero que disfruten este emotivo final. 

Quizás no es lo que esperaban, pero me pareció que quedó bonito así.

 

Muchas gracias a todos y todas los que han leído hasta aquí. 

Espero de todo corazón que lo hayan disfrutado, que es el punto de mi historia.

 

Amor para todos!!

Escuchó un sonido que lo hizo empezar a despertar. Un molesto y odioso sonido que no se callaba. Entonces dedujo que era el celular del castaño. Se talló los ojos para poder abrirlos y se dio cuenta de que estaba solo. Le extrañó bastante, pues sabía por el mismo Seto que este disfrutaba despertar a su lado.


 


-¿Seto?- preguntó al aire, sin recibir respuesta. Pensó que tal vez estaría trabajando en su estudio. Se decidió a levantarse y lo buscó en el baño, donde no lo encontró. Tomó el celular del castaño y salió de la habitación. Como ya tenía varios días ahí, no le fue difícil encontrar el estudio.


 


Tocó y al no escuchar respuesta abrió la puerta con cuidado. Asomó la cabeza, y ahí estaba su amado, absorto en su trabajo sin ser consciente de su alrededor.


 


-Hola- fue lo único que se le ocurrió decir, pero fue suficiente para que el castaño levantara la mirada. Al verlo ahí parado, Seto esbozó una sonrisa con ternura.


 


-Hola cachorro, pensé que seguías dormido- Seto estiró una mano, invitando a Joey a acercársele, cosa que hizo gustoso.


 


-Sí, en eso estaba cuando tu odioso teléfono me despertó- llegó a su lado y le dio el aparato, que fue a dar al escritorio ignorado por el castaño, quien estaba más ocupado sentando a Joey en sus piernas, como tanto le gustaba.


 


No le dijo nada, solo se acercó y lo besó, y Joey lo recibió gustoso. No había la más mínima pizca de calentura en ese beso; tan solo era para expresar sentimientos entre ellos.


 


Seto cortó el beso, pero no dejó ir al rubio. Pegó su frente a la de él, disfrutando de ese contacto tan íntimo.


 


-Estaba pensando que quizás te gustaría almorzar en el jardín. Hoy llegan los demás, y creo que podríamos disfrutar ese tiempo a solas- Joey sonrió; Seto siempre tan considerado.


 


-Me encantaría, solo que... ¿y si llegan cuando estemos afuera? Quizás no lo notemos- Seto se separó de su amante y le acarició la mejilla.


 


-Según mis cálculos, llegarán por la tarde. De cualquier manera, la mayoría de las veces el personal de la mansión me avisa cuando alguien llega- algo no le daba buena espina al rubio, no lo dejaba tranquilo. Pero iba a estar con Seto, todo saldría bien.


 


-La verdad es que me siento algo nervioso. Tengo muchas ganas de ver a Serenity, pero me siento inseguro- el rubio bajó la cabeza, y Seto la levantó con sus manos, haciendo que lo mirara a los ojos.


 


-Tranquilo cachorro, todo estará bien. Serenity es una señorita amable y noble, y por sobre todas las cosas te ama y le dará gusto verte bien- el rubio sonrió. Sabía que así era, pero eso no lo hacia sentirse menos nervioso.


 


-¿No se enojarán contigo por no haberles dicho nada?- Seto volvió a besarlo; en definitiva se estaba volviendo adicto a ese rubio, cada vez un poquito más.


 


-La verdad, quizás sí. Pero en un par de días todo se calmará, y regresará a la normalidad, y tú y yo siempre llevaremos con nosotros estos días que pasamos juntos- Joey asomó una lágrima que era de pura felicidad. Se sentía dichoso de haber conocido a Seto y de estar con él.


 


-Gracias por todo Seto, te amo- Joey lo besó, transmitiéndole todo lo que le hacía sentir. Seto lo recibió con gusto y con amor. Después de quedarse sin aire, se separaron, ambos con brillo en la mirada.


 


-Te amo cachorro. Vamos, tengo hambre. Vayamos al jardín antes de que decida desayunarte- la mirada de Seto se tornó coqueta, y Joey rió.


 


-Bueno, eso no suena tan mal... de hecho, casi se me antoja- se dieron un beso algo más fogoso, pero cuando parecía que la situación cambiaría de dirección, Joey se separó de Seto. -Pero la verdad es que tengo bastante hambre, así que dejaremos eso para después- Seto soltó la carcajada, abrazándolo con más fuerza.


 


-Si no estuviera igual de hambriento que tú, no te dejaría ir. Pero vamos, que debes alimentarte bien- ambos chicos salieron del estudio después de que Seto pusiera todo en orden y se comunicara con Hiro para resolver un asunto.


 


Salieron al jardín, al lugar donde les gustaba estar. Estaban entre 2 árboles grandes y frondosos que les compartían sus sombra, y tenían unos rosales enfrente. A Joey le gustaba mucho la vista. Se sentaron en su lugar a esperar mientras platicaban y se besaban.


 


Al poco tiempo llegaron varias chicas con su almuerzo; hot cakes, fruta, huevo y jugo era lo que conformaba el sustancioso almuerzo de 2 personas, que parecía que comían como si fueran 4.


 


Cada quien agarró lo que quería y comieron en silencio, disfrutando de ver las plantas, flores y pajaritos en compañía del otro. De cuando en cuando Joey volteaba discretamente para observar a Seto comer; se veía tan hermoso ante sus ojos. Luego solo sonreía y seguía en lo suyo.


 


Terminaron y se quedaron acostados, disfrutando del momento. No pasó mucho cuando el celular del castaño sonó, pero cuando quiso contestar, la llamada se cortó.


-Era Atemu. Supongo que vienen de regreso- Joey sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo.


Se pusieron de pie, y Joey se recargó en un árbol. Se empezaba a sentir muy nervioso. Seto se acercó a él, y puso su mano al lado de la cabellera rubia mientras se recargaba en el árbol, quedando su rostro cerca del de Joey.


 


-Cachorro, tienes que tranquilizarte. Todo va a estar bien. Las cosas con tu hermana van a salir bien. Con todos. Por supuesto que la rutina va a cambiar, porque yo no estoy en casa todo el día, pero nos acomodaremos. Todos te aceptarán aquí, y vivirás bien; amado y seguro- la voz del castaño le hacía sentir mejor. Sonrió con suavidad, y vio como Seto acortó la distancia entre ellos para besarse. Un beso tranquilo, pero no por eso menos intenso.


 


Poco a poco el castaño fue profundizando más en la boca de Joey, como queriendo comérselo. Quien sabe si eso hubiera pasado en realidad, si no hubieran sido interrumpidos.


 


Un silbido los hizo voltear, dándose cuenta de que estaban siendo observados por Mokuba y Noah, y quien sabe cuanto tiempo llevaban ahí.


 


-Vaya, y yo que pensé que te ibas a morir de inanición. Mira que bien comes- la bromita de Mokuba hizo que él y su novio estallaran en carcajadas, y que Seto se sonrojara como nunca antes lo habían visto. Joey estaba helado, sin saber exactamente que hacer o que decir, y Seto andaba por el estilo.


 


Pareciera que por primera vez en su vida, Mokuba había dejado a su hermano sin habla.


 


El pelinegro se acercó a Joey y lo abrazó con fuerza, regresando el aliento y el cerebro de Joey a su lugar. Entonces el rubio lo abrazó de vuelta.


 


-Bienvenido de vuelta Joey. Te extrañamos- Noah se acercó a ellos, parándose junto a Seto para darles espacio. Puso su mano en el hombro de Seto, en muesta de apoyo. Fue en ese momento que el castaño empezó a reaccionar de nuevo.


Mokuba se separó de Joey y luego fue a abrazar a su hermano.


 


-Te extrañé Seto- el pelinegro recibió un cariñoso beso de hermano mayor en la cabeza, y un abrazo de oso.


 


-Yo también pequeño revoltoso- la verdad es que Mokuba no era pequeño, pero para Seto siempre sería su hermanito, y siempre lo vería así.


Mokuba se separó, y Noah lo abrazó por la cintura.


 


-¿Cuando regresaron?- para ninguno fue sorpresa que Seto hiciera lo mismo con Joey, aunque el rubio si se ruborizó.


 


-Acabamos de llegar. La verdad es que Yami quería avisarte que habíamos llegado, pero como me dijeron que estaban almorzando afuera, quisimos venir a buscarlos. No sabíamos que los agarraríamos en plena acción- una vez más, castaño y rubio se sonrojaron.


 


-Me di cuenta de la llamada, pero pensé que era para avisarme que iban saliendo. No pensé que llegarían tan temprano- Mokuba sonrió.


 


-Pues ya ves, Yami quería salir temprano, y nosotros verlos- entonces, Joey reaccionó por primera vez en ese rato.


 


-¿Y Serenity?- su voz era casi temblorosa.


 


-Quería venir pero tuvo que pasar al baño con cierta urgencia, así que le dije que los buscaríamos y los llevaríamos adentro para que la vieras. Se muere de ganas por abrazarte- rubio y castaño se voltearon a ver extrañados.


 


-Un momento, ¿ya sabían que estoy aquí?- Noah rió.


 


-Bueno, llevas aquí los últimos años. Pero ya fuera de bromas, la verdad es que Yami y Yugi nos contaron todo esta mañana. Al parecer temían que alguien se desmayara si entrabamos y los veíamos juntos, como hace un momento. Quizás hubiera sucedido- Mokuba rió ante la aseveración de su novio, y Joey volteó a ver a Seto.


Contrario a lo que pensaba, Seto se veía tranquilo, no molesto por el atrevimiento de Yami.


 


-Bien, entonces vamos- el castaño no soltó la mano del rubio, acción que no pasó desapercibida por los muchachos. Llegaron a la mansión y entraron por la sala, en donde Yami y Yugi los esperaban.


 


-Vaya, no sé si nosotros somos los bienvenidos o lo son ustedes- Atemu sonreía con malicia, mientras Yugi se debatía internamente si decirle algo a su amante o si no.


Decidió no hacerlo. A fin de cuentas, si lo despedían sería con justa razón; casi parecía que se lo buscaba.


 


-Muy gracioso Atemu. Me dijo Mokuba que tiene poco que llegaron- Seto tomó asiento en el sillón individual, y Joey se sentó en el descansa brazos de este.


 


-Sí, la verdad es que te marqué para avisarte, pero Mokuba me pidió que no lo hiciera- Yami estaba en el sillón doble, abrazado de Yugi.


 


-Sí, entró la llamada y luego se cortó. Pensé que hablabas para avisarme que venían saliendo- entre líneas, Seto estaba reclamándole al tricolor por no haberle avisado, aunque no parecía molesto.


 


-Bueno, tomé la decisión de llegar así. Pensé que no te molestaría. Al fin y al cabo, tú nos pediste que llegáramos hasta hoy- Yami tenía una cierta mirada retadora, y el CEO no se dejaba intimidar por ella, sino que la devolvía por igual.


 


-Hola Joey, que gusto que estás con nosotros de nuevo- Yugi interrumpió ese especie de duelo entre el empresario y su mano derecha. Joey le sonrió al enano.


 


-Hola- no estaba seguro de quien era quien, por lo que se limitó a no decir más.


 


En eso, Noah llamó la atención de Joey. Estaba en la entrada de la sala, cuando apareció Serenity por ahí, dejando atónito a Joey.


Si le había parecido que se veía bella en las fotos, en la realidad era preciosa. Se notaba que los hermanos Kaiba habían cuidado muy bien de ella. Ya no estaba pequeña para su edad. Al contrario, se veía muy saludable.


 


Se veía un poco cohibida, y cuando sus ojos se cruzaron con los de Joey, esbozó la sonrisa más bella y emocional que jamás le habían visto, y empezó a llorar. Era evidente que era un llanto de felicidad; y aún así, el instinto protector de Joey, y las ganas que tenía de verla, lo hizo correr y abrazarla con todas sus fuerzas.


 


Todos estaban en silencio, observando la tierna escena.


Los hermanos Wheeler acabaron sentados en el suelo, uno en brazos del otro, llorando de felicidad. Y es que habían pasado mucho tiempo separados, pero más allá de eso, siempre habían vivido en una situación algo terrorífica, en donde no sabían que sería lo próximo a suceder. Así que esta calma y tranquilidad era nuevo para ellos, al menos ahora que estaban juntos.


 


Mientras abrazaba a Serenity, Joey volteó a ver a Seto, y entre lágrimas le agradeció todo lo que había hecho por él y por su hermana con su mirada. El castaño pudo percibirlo a la perfección.


 


Seto se puso de pie y se acercó a los hermanos. Bajó hasta el suelo, poniéndose en cuclillas, y colocando sus manos en uno de los hombros de cada uno de los hermanos.


 


-Están en casa- fueron las palabras exactas y precisas, porque así lo sentía él, y así quería transmitírselos a ellos, que a la vez también podían aseverar sentirse así.


Los dos Wheeler le sonrieron, y lo incluyeron en el abrazo.


 


Desde su lugar, Noah abrazaba por detrás a Mokuba, quien estaba feliz y sentimental a la vez. También había derramado un par de lágrimas, conmovido por la escena. Y Noah, que también podía tomarse las cosas en serio, estaba ahí transmitiéndole su amor con su abrazo.


 


Ahora, la familia estaba completa.


 


 


 


 


 

Notas finales:

Recuerden siempre que les deseo

 

Hermoso día!

Bonita noche!

 

Amor para todos!!


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