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Sin mi, no eres nada por RLangdon

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Su cuerpo se movía involuntariamente, no reconocía los rostros de las personas que pasaban a su lado, voces, figuras, lugares. Ya no podía reconocer nada.
 
Sus ojos azules estaban completamente inexpresivos, sombríos, apagados, parecía un simple títere caminando sin rumbo fijo.
 
Tambaleándose de vez en cuando, seguía andando, así se lo exigían sus piernas, su mente era incapaz de razonar cualquier cosa, ¿Qué estaba haciendo? ¿A dónde se dirigía y con qué motivo?
 
No sentía nada, seguramente ya estaba muerto y no se había dado cuenta de ello.
 
Dolor, amor, alegría, recuerdos. Ya nada existía, era demasiado utópico todo, estaba atrapado entre su cuerpo, y una mente que no era la suya.
 
Aquellos pensamientos tan cargados de odio no le pertenecían, era imposible que albergara tanto rencor en su interior, aunque su vida fuera dura, y su pasado trágico, no podía almacenar tanto desprecio por alguien.
 
Inconsciente de sus acciones y atormentado por no poder detenerse, lentamente fue cediendo ante una fuerza desconocida… impropia.
 
**
 
Un mal presentimiento lo obligó a levantarse de la cama, se tocó el pecho, sintiendo el arrítmico latido de su corazón.
 
No tardó en ponerse de pie por inercia para proceder a vestirse, ¿Por qué rayos tenía que dejarse influenciar por los comentarios estúpidos de Sakura?
 
Dolía aceptar que fueran ciertos, pero sin importar cuanta mentira o verdad hubiera en ello, una cosa era autentica, Naruto ya no estaba, y no regresaría a menos que hiciera algo al respecto.
 
Permanecer en su casa no resolvería absolutamente nada, ya no tenía ningún ridículo detalle para darle al chico, pero eso era lo de menos, una disculpa, eso era todo lo que necesitaba.
 
Simplemente tenía que forzar a que aquellas palabras que ratificaban el verdadero perdón, salieran de sus labios. No era sencillo, no obstante, tampoco era imposible.
 
Terminó de abotonarse la camisa con una torpeza ejemplar, ya era tarde, no estaba ni consciente de la hora y eso no era novedad, ¿Qué importancia podía tener el tiempo cuando la persona que amas no está contigo?....ninguno.
 
Bien podía ser de noche, día o madrugada, pero Sasuke Uchiha solo deseaba ver a Naruto. A pesar de que no aceptara las disculpas y decidiera deliberadamente quedarse con Kakashi, aun si eso ocurría, su mente y su maldita consciencia no le dejarían tranquilo hasta no hacer lo que por ocho días exactos había pospuesto para la mañana siguiente.
 
Debía centrarse en el presente y nada más, el pasado ya no podía remediarlo, por más dolorosos y estropeados que fueran los sucesos del pasado. Asimismo no podía influenciar o determinar su futuro, ¿Qué más daba si seguía atormentándose por ello?
 
Todo estaba hecho y, lo que iba a ocurrir, no se iba a detener solamente porque su mente se mantuviera ocupada el resto del día pensando.
 
Y es que la soledad podía ser la mejor compañía en otros momentos, pero no en ese. Había estado solo desde la muerte de sus padres, consiguiendo salir adelante por su cuenta, sin la ayuda de nadie, estaba justo donde se encontraba ahora.
 
Aciertos y errores en su vida eran producto de las decisiones que él mismo había tomado. La mayoría fracasos pero una decisión correcta en particular, quizás la única y la más importante, enamorarse de Naruto.
 
Su vida no tenía porque seguir siendo tan vacía, miserable y patética si se dignaba a aceptar la realidad y buscar una solución a esos problemas, el principal de todos era reconciliarse con Naruto.
 
Ya no pensaría en lo que sucedería o dejaría de suceder cuando lo viera. En la decisión que tomaría, o si le otorgaría el perdón que tanto anhelaba…no. Ahora se enfocaría en un paso a la vez. Era menester abandonar aquella faceta de impulsividad que solo ayudaba a generar más inconvenientes de los ya existentes.
 
Salió de su casa con una chamarra negra en la mano. La luna estaba en cuarto menguante, por consiguiente aun era de noche. 
 
El viento soplaba con ímpetu, en los últimos días, la rareza del clima era lo único que no había pasado desapercibido para él.
 
En sus adentros algo lo inquietaba, a medida que caminaba por la solitaria avenida, su aliento se volvía vapor al entrar en contacto con el aire.
 
Resignado, se detuvo unos instantes para ponerse la chamarra y acto seguido, continuó caminando.
 
Se maldecía interiormente con cada paso. No quería utilizar la motocicleta o el automóvil para evitar cambiar de parecer otra vez, la segunda en ese día…error.
 
Dejó de pensar en sus propios problemas para analizar detenidamente los de Naruto, maldito egoísta, apático de porquería.
 
Si se sentía deprimido con el único motivo de la separación de Naruto, ¿Cómo se sentía el chico?
 
Naruto no contaba con nadie, además de Kakashi en ese momento. Ni sus padres, ni sus amigos en caso de que los haya tenido. Naruto no tenía nada, lo habían raptado y subastado con la finalidad de hacer dinero, la humanidad y los principios valían cada vez menos. Presenciar aquella subasta lo corroboraba. No negaba haberse sentido como un ser repugnante al haber participado en semejante actividad y ni siquiera presentar una denuncia…¡¿denuncia?!, con las justas estaba libre, solo porque el idiota de Kakashi había puesto por encima de sus prioridades a Naruto.
 
Con razón estaba con él...
 
Kakashi se preocupaba por Naruto, y el simple hecho de pensarlo le daba nauseas. No quería compararse con ese agente subordinado de cuarta. Sasuke Uchiha era diferente, más no por eso aceptaría la perdida de Naruto. Ya no iba a quedarse de brazos cruzados, permitiendo que, con el transcurso de los días, Kakashi lograra su cometido, y consiguiera lo que él no pudo…enamorarlo.
 
Lo amaba, amaba inmensamente a Naruto Uzumaki y nada ni nadie, cambiaría ese hecho.
 
**
 
Sakura Haruno caminaba con determinación rumbo a la casa del agente, desde el último encuentro con Sasuke, no había dejado de llorar desconsoladamente.
 
Mientras no se deshiciera por completo de ese estorbo, jamás podría volver con Sasuke.
 
Ni siquiera había notado que aquel sentimiento tan profundo que afirmaba con certeza sentir, no era otra cosa que una simple e insana obsesión hacia el muchacho de cabello negro.
 
Había repasado infinidad de veces qué hacer con Naruto, lo único factible que se la había ocurrido, era sugerirle, pedirle, rogarle incluso de ser necesario al agente que se fuera de la ciudad, que se alejara de Sasuke, llevándose a Naruto con él.
 
No se negaría, sabía sobre el amor que Kakashi le profesaba a Naruto, y por ende no se negaría a aceptar aquella propuesta.
 
Sus padres disponían de una casa de verano a las afueras de la ciudad. Era cuestión de entregarle las llaves. Sus padres ni siquiera estaban en el país, siempre estaban realizando viajes de negocios, era un precio chico a cambio de tener finalmente al hombre de sus sueños consigo.
 
Kakashi se quedaría con Naruto, ella se quedaba con Sasuke y asunto arreglado. No importaba cuántas veces la rechazara, insistiría hasta que la aceptara. 
 
Su amor por Sasuke era sincero.
 
Y entonces lo vio, el sonido de sus pasos cesó, ahí estaba ese chiquillo idiota por el que Sasuke no dejaba de sentir afecto.
 
Ni siquiera lo observó bien, el chico caminaba con torpeza, sus pasos se asemejaban a los de un sonámbulo. No podía ver sus ojos con claridad, los mechones de cabello dorado se lo impedían.
 
Sintió deseos de asesinarlo, por su culpa Sasuke no la quería. Por su simple presencia no podía consolidar su amor con el de su amado, todo por su culpa.
 
Sakura inhaló hondo antes de encaminarse hacia el chico.
 
**
 
Una vez que hubo llegado al departamento, dudó unos instantes antes de decidirse a tocar a la puerta. Si bien necesitaba disculparse con Naruto, tampoco podía mostrarse agresivo en dado caso de que el agente estuviera en casa a esa hora. Aún si era de noche, no sabía qué turno tenía asignado Kakashi, lo más seguro era que solicitara un cambio de horario para laborar durante las noches y así poder pasar más tiempo en el día con Naruto.
 
Sus puños se cerraron involuntariamente cuando no obtuvo respuesta. Los golpes en la puerta se intensificaron en fuerza y constancia.
 
Una y otra vez repetía el mismo procedimiento, obteniendo desafortunadamente el mismo resultado…nada.
 
Cedió al percatarse de sus acciones. No le sorprendería que hubiera despertado a más de alguna persona con su ruidoso acto. Estaba furioso, quizás no le abrían porque estaban teniendo sexo.
 
Esa idea término con su poca calma, quería derribar la puerta, pero no lo hizo.
 
¿Qué ganaba con eso?
 
Naruto ya no era nada de él, y usar la fuerza física solo le daría un pase directo a prisión.
 
Magnifico, justo cuando había decidido disculparse e intentar recuperar a Naruto, y seguramente este estaba revolcándose con ese cretino.
 
Se dio media vuelta con la intención de abandonar el edificio, convencido de no poder arreglar nada ese momento, puesto que el enojo solo se acrecentaba en su interior, nublando su raciocinio y a su vez colocándolo en una posición de desventaja. Eso solo le demostraría a Naruto que seguía siendo la misma persona agresiva de siempre, aun recordaba el fuerte golpe que, involuntariamente le había propinado en el rostro.
 
**
 
Naruto permanecía de pie, cabizbajo.
 
Su mente estaba en blanco, lentamente comenzaba a recobrar sus sentidos, su cuerpo aun respondía con torpeza pero parecía tener más control sobre sí mismo que antes.
 
Miró a su alrededor, asustado, no sabía dónde se encontraba y mucho menos qué hacía en ese lugar, poco podía divisar en aquel oscuro callejón, además de basura y cajas de cartón apiladas en una esquina.
 
Escuchó el suave goteo de algún líquido a la cercanía. Bajó su mirada hasta sus manos, retrocedió aterrado al ver la sangre negruzca, escarlata descender de las mismas. Revisó su cuerpo de pies a cabeza, buscando indicios de alguna herida, no tenía ni un solo rasguño.
 
La luz de un relámpago le permitió visualizar por unos segundos aquella terrible imagen, el cuerpo de lo que antes era una chica estaba tendido en el suelo, a escasos metros de donde él se encontraba. Su cabello rosado estaba teñido del líquido carmesí que dejó de brotar hace minutos de su cuerpo inmóvil, sus ojos sin vida aun reflejaban el sufrimiento que había experimentado antes de que el sueño eterno la absorbiera para siempre.
 
Las lágrimas aun eran visibles en sus mejillas, cuanta agonía reflejaba su ensangrentado rostro, de igual manera un charco de sangre se expandía debajo de ella.
 
Su cuerpo se estremeció con un intenso escalofrío, su estómago devolvió el helado que había ingerido horas antes.
 
Sus piernas flaquearon, doblegándose y haciéndole caer de rodillas al suelo. No podía ser verdad. Miró atentamente sus manos impregnadas en sangre, el estruendoso ruido de un rayo secundó la fuerte lluvia.
 
Estaba en shock, por un momento no tuvo consciencia de nada, la había asesinado, ¿Cómo, con qué?, las lágrimas se mezclaban con las gotas de la lluvia, permitiéndole descargar aquella frustración tan enorme de la que era preso.
 
Sus manos se enjuagaron con el agua de la lluvia, más no a si su dolor. Sentía un horrible nudo en su garganta, su mente le exigía pedir ayuda pero sus labios no articulaban una sola palabra coherente.
 
Una perturbadora risa lo obligó a darse la vuelta, aun sin levantarse observó al mismo chico pelirrojo que hace una semana lo había perseguido.
 
-Fue entretenido de ver- comentó Sasori, llevando su mano derecha al bolsillo de su gabardina para posteriormente sacar un collar que sujetaba un cuarzo de color verde. –Creí que tu cuerpo no resistiría, pero veo que me equivoque.
 
Naruto escuchaba atentamente aquellas palabras, pero era incapaz de comprenderlas, solo estaba consciente de su dolor.
 
Las manos del pelirrojo rodearon su cuello unos segundos para colocarle el collar. Permanecía estático en el suelo, las lágrimas no dejaban de brotar de sus bellos ojos azules, se sentía roto por dentro.
 
Los labios de Naruto temblaron ligeramente, aun sin poder pronunciar nada, sujetó entre sus manos el collar, dispuesto a quitárselo.
 
-Yo no haría eso si fuera tu- le advirtió Sasori, mirando con gesto de satisfacción el abrumado rostro del chico. –Si te lo quitas perderás nuevamente el control de tu cuerpo.
 
Naruto soltó el collar de inmediato, un precipicio consumía lentamente sus pensamientos, ya no era dueño de su propio cuerpo, seguía cayendo en un abismo sin fondo y nadie podía ayudarlo.
 
-¡Naruto!- el sonoro grito lo sacó de sus cavilaciones, alzó confundido su mirada pero ya no había nadie a su lado, el desconocido sujeto ya no estaba con él. – ¡Naruto!- su segundo intento por levantarse dio resultado, miró por última vez a sus espaldas con la efímera esperanza de que todo se tratara de una pesadilla…no era así, las gotas de lluvia arrastraban la sangre, limpiando el cuerpo de la chica, haciendo más visibles las heridas, los cortes a lo largo de todo su cuerpo, su ropa desgarrada exhibía varios rasguños.
 
En ese momento deseó enormemente desmayarse para poder desconectarse unos minutos de la realidad, evadir ese fatídico acto que estaba presenciando, y del cual, había sido participe.
 
-¿Por qué?- finalmente logró articular una frase. Su cuerpo estaba completamente empapado, miraba un punto inexistente en el cielo, como buscando una respuesta a su pregunta.
 
-¡Naruto!- gritó Kakashi por tercera ocasión, aproximándose a la silueta del chico. Sujetó sus rodillas para regular su respiración, lo había buscado durante dos horas sin éxito, estaba a escasos minutos de dar alerta a la delegación para que comenzaran con la búsqueda.
 
Se irguió rápidamente para contemplar al chico, su mirada inexpresiva y opaca lo hicieron dudar unos segundos, vinculó su escape con un posible arrepentimiento de haber intimado con él.
 
-Naruto, yo…- no alcanzó a terminar la frase, sus ojos se situaron en el cuerpo sin vida de lo que alguna vez fue Sakura Haruno. El estado en el que se encontraba el cuerpo era espantoso. La sensación de nauseas hizo acto de presencia, se giró nuevamente para ver a Naruto.
 
-Fui yo- admitió entre sollozos, cubriendo su rostro con ambas manos. Permitió que sus rodillas tocaran el suelo por segunda ocasión, recobrando por completo, uno a uno sus sentidos, su visión de la realidad. –Fui yo- repitió casi mecánicamente, si bien en un principio lo dudaba, ahora estaba seguro, todo compaginaba a la perfección. Aquel sentimiento de odio descomunal le pertenecía a su persona, su vida se hacía trizas, sus acciones ya no las razonaba. Estaba en un estado catatónico severo, sentía que en cualquier segundo iría a colapsar pero aquello no sucedía.
 
Los ojos del agente se abrieron en asombro, recordó las heridas en su espalda, asociándolas a alguna navaja que el chico tuviera consigo. No terminaba de digerir lo ocurrido.
 
-Naruto, vámonos- se encaminó hasta el aludido para levantarlo con firmeza del suelo. Sabía lo que eso significaba, estaba consciente de lo que sucedería si descubrían el cadáver de la chica y a Naruto cerca de el mismo.
 
No iba a permitirlo, precisamente el día que Naruto Uzumaki cumplía 18 años, era inevitable su encierro.
 
Condujo a Naruto de vuelta a su departamento, podía objetar a su favor en caso de que alguien lo hubiera visto por la calle, simplemente encubriría los hechos, testificando a favor del menor.
 
Le resultaba imposible poder asimilar que fuera Naruto quien perpetrara semejante acto, ¿realmente era peligroso?, y si lo era ¿Por qué lo encubría?, no importaba el motivo, dejar a Naruto a su suerte era más despiadado que el crimen mismo.
 
-Tranquilo- sus manos temblaban a consecuencia de la creciente adrenalina en su sistema. Intentó abrir la puerta con las llaves, fallando reiteradas veces, hasta que finalmente logró abrir la cerradura.
 
Ingresó dentro del departamento, seguido de Naruto. Inmediatamente comenzó a buscar ropa limpia para el chico.
 
-Debes bañarte- anunció con incredulidad, más de sus palabras que de los hechos. El menor asintió en ademan antes de encaminarse al baño. Su mente lentamente comenzaba a conectarse al presente. Una mezcla de sentimientos lo agitaba mientras se dirigía por inercia al lugar señalado.
 
Kakashi se sentó frustrado en el sofá, sin comprender realmente como un chico tan lindo, tímido y serio como Naruto había sido capaz de cometer un asesinato.
 
¿Tanto amaba a Sasuke para hacer algo así?
 
Recordó cuando el chico salió de la heladería para buscar a Sasuke. Una idea aterradora se apodero de él. No quería ni pensarlo, no podía relacionar el actual comportamiento de Naruto con un potencial homicida.
 
El dilema de cumplir con su trabajo y mantener todo en secreto lo mantenían en constante debate mental, simplemente no podía hacerlo. Naruto lo necesitaba más que nunca. No iba a abandonarlo solo porque la ley lo establecía, aun si era su obligación hacerlo, y a pesar de que las consecuencias se ampliaran a su persona, adjudicándolo como cómplice, de igual manera no iba a delatarlo.
 
**
 
Sasuke Uchiha recién llegaba a su casa, con decenas de pensamientos azotando su mente, mordió sus labios con fuerza para canalizar toda esa ira que guardaba. Si Naruto no estaba dentro del departamento con Kakashi ¿A dónde diablos habían ido?
 
Tomó las llaves del vehículo, era un estúpido cuyas emociones lo dominaban. No iba a dejar las cosas así, estaba completamente seguro de que no podría conciliar el sueño esa noche, sabiendo que Naruto estaría, sabrá rayos donde, con ese imbécil de Kakashi.
 
Celos, ira, remordimiento, culpa, tantos sentimientos mezclados entre sí, consumían el criterio que con trabajo se había formado hacia unas horas atrás. Un simple hecho, una simple acción puede destrozar cualquier plan, ya había sido testigo de eso, más veces de las que hubiera deseado.
 
La expectativa era conversar con Naruto, disculparse sinceramente y pedirle, implorarle que volviera con él, hacer hasta lo imposible para convencer al chico de que estaría mejor estando a su lado que con el idiota de Kakashi. Lo cierto era que ni siquiera estaba seguro de ello, le había tratado con desprecio desde que lo conoció. Era tarde para lamentarse, pero sus errores estaban ahí, repitiéndole incesantemente sus fallas para con Naruto.
 
La realidad en cambio era más cruda y sombría de lo que alguna vez haya sido en su vida. 
 
Naruto estaba con Kakashi, Naruto quería estar con Kakashi, Naruto podría ser feliz con Kakashi.
 
Y sin embargo, no quería dejarlo. No podía renunciar a Naruto, era lo único que conservaba de su asquerosa y patética vida como para perderlo para siempre.
 
Resopló contradictoriamente antes de subir al automóvil para después encender el motor. Solo una oportunidad, era todo lo que quería…era todo lo que necesitaba. Podía demostrarle a Naruto que podía cuidar de él incluso mejor de lo que Kakashi lo hacia.
 
Era imposible que ese agente de cuarta sintiera lo que sentía él por Naruto. No había forma de que Kakashi pudiera sentir ni la milésima parte del amor que en ese preciso instante le estaba exigiendo ir a buscar a Naruto para resolver todo y entonces…entonces todo estaría bien.
 
Eso quería. Eso deseaba. 
 

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