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Sin mi, no eres nada por RLangdon

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El agua tibia de la regadera caía libremente por sus cabellos dorados, pasando a humedecer todo el contorno de su cuerpo. Miraba con melancolía el cuarzo verdoso que colgaba alrededor de su cuello.
 
¿Por qué?...era la pregunta que se repetía constantemente, ¿Por qué lo había hecho?
 
Se había convertido en un asesino sin ninguna razón de por medio. Ya no poseía una mente ni un cuerpo propios. Miró en sus manos algunas manchas carmesí impregnando sus dedos, ¿Quién era?...no, más bien… ¿Qué era?
 
Frotó sin ánimo alguno el shampoo sobre su cabeza, haciendo un poco de espuma con el mismo. Cerró los ojos para intentar recordar algo en su vida que no fuera doloroso, cualquier lugar, cualquier momento en donde no sintiera ese dolor que no le dejaba en paz ni un solo segundo.
 
Y entonces una persona acudió a sus recuerdos…Sasuke Uchiha, era el único que había estado sumamente cerca de devolverle la felicidad de la que alguna vez gozó, y a su vez…casi la había destruido por completo.
 
Si albergaba la más mínima pizca de esperanza de volver a verlo, ahora borraba absolutamente esa idea. Ya ni siquiera sabía cuál era su verdadera identidad, su naturaleza era la del mismo patético ser humano cuyo sufrimiento se proyectaba desde la separación de sus padres, o simplemente era esa nefasta presencia que se había manifestado en su cuerpo, producto del odio y el rencor que conservaba en lo más profundo de su ser.
 
Ya no estaba consciente de nada. Solo sabía que era peligroso y por lo tanto no debía estar cerca de ninguna persona, no, jamás se permitiría lastimar a otro inocente…jamás.
 
Presionó con fuerza sus puños, clavando sus uñas sobre las palmas de su mano con tanta fuerza que algunos hilos de sangre comenzaron a brotar de las heridas, enjuagándose rápidamente al entrar en contacto con el agua de la regadera.
 
Quería arrancar ese collar. Naruto Uzumaki no era ningún experimento, al menos debería ser capaz de decidir qué hacer con su vida, por una vez deseaba tomar la decisión correcta.
 
Tomó la toalla junto al lavabo y procedió a secar su cuerpo, sin reparar siquiera en las heridas de sus manos, salió del baño para comenzar a vestirse rápidamente. No tenía a dónde ir, no tenía a donde volver, y sin embargo necesitaba con urgencia abandonar ese lugar, alejarse a un sitio donde no pudiera herir a ninguna otra persona.
 
Estaba terriblemente abrumado y ya no podía llorar. Canalizar su tristeza a través de las lágrimas ya no era posible, había llorado tanto que sus ojos no tenían una sola gota más para derramar, solo era una persona débil cuyo destino le fue arrebatado.
 
¿De qué le servía ahora aceptar sus debilidades?, siempre había huido de ellas, mostrando aquella falsa máscara de sonrisas para que nadie lo etiquetara como un ser inferior. 
 
Que irónico, ahora que decidía comenzar nuevamente y tratar de olvidar el pasado, otro obstáculo se presentaba, uno que no era capaz de enfrentar por sí solo. Tampoco iba a involucrar a terceros en ello, ya era suficiente dolor el que había esparcido con su presencia.
 
Aceptar que era un cobarde jamás lo habría imaginado, ni en sus más horrendas pesadillas. No quería mostrarse vulnerable pero ya no poseía ningún pilar al cual aferrarse, se cuestionó si alguna vez lo había tenido y sus ojos azules ensombrecieron al descubrir la respuesta.
 
Salió de la habitación, observó a Kakashi en el cuarto contiguo, de espaldas con el teléfono en su mano derecha. Seguramente lo entregaría, así debía de ser pero… ¿y si no podían detenerlo?, ¿Qué sucedería si llegaba a lastimar a algún policía?
 
-No más- se dijo a sí mismo, sujetando con fuerza su cabeza al recordar la imagen tan escalofriante de la chica que había asesinado con sus propias manos.
 
¿Quién era él para arrebatar los sueños de otros?, el hecho de que no tuviera un objetivo propio, no lo justificaba para destruir el futuro de alguien.
 
Retrocedió unos pasos sin retirar la vista del agente. Avanzó en silencio hasta la puerta para abrirla lentamente, escuchando las afirmaciones que hacía Kakashi. Se le oía bastante afectado, al parecer habían solicitado su presencia, ya que, pudo escuchar claramente como el agente se justificaba para no tener que acudir al lugar.
 
Esbozó una falsa sonrisa antes de salir del departamento. No quería que Kakashi también se viera involucrado en sus acciones, era una buena persona, lo sabía perfectamente, de no haber sido por él, seguramente estaría deambulando en las calles, perdido y solo.
 
Desafortunadamente ya no podía controlarse, no sabía con exactitud que estaba pasando. Solo estaba consciente de que, aquel sujeto desconocido de cabello rojo conocía lo que le sucedía, probablemente era responsable de lo que le estaba ocurriendo a su cuerpo, a su…mente.
 
Sus pasos se volvían cada vez mas rápidos, a medida que se dirigía a la avenida. No tenía un lugar para refugiarse y ya no tenía caso buscarlo, era un ser nauseabundo que simplemente no encajaba con la sociedad.
 
Los charcos despedían agua conforme corría sobre ellos, mojando nuevamente su ropa. La lluvia casi había cesado, apenas lloviznaba, pero el cielo seguía igual de oscuro y nublado que antes, anunciando lo que se avecinaba. Un fatídico e inevitable hecho que nadie sería capaz de evitar, todo estaba premeditado, y el chico de ojos azules era la pieza clave para ello.
 
Sus piernas flaquearon después de unos minutos, provocando su caída sobre el asfalto, raspándose la mejilla y los brazos como consecuencia.
 
Emitió un suave quejido antes de apoyarse sobre sus codos para ponerse de pie. Observó los conocidos zapatos negros y una vez que alzó la mirada se encontró con los profundos ojos negros que anhelaba no volver a observar nunca.
 
-Déjame ayudarte-  le tendió una mano para ayudarle a levantarse, Naruto lo dudó un momento. –Perdóname- su rostro se afligió al escuchar la disculpa de la persona más importante en su vida, o lo que quedaba de ella.
 
-No hay nada que perdonar- sujetó la mano que el Uchiha le ofrecía, apenas se hubo levantado cuando el fuerte abrazo de Sasuke le hizo trastabillar. Bajó la mirada, se sentía bien pero ya era tarde para eso.
 
-Por favor- el abrazo se tornaba cada vez más firme, sintió las cálidas lágrimas de Sasuke impregnar su cuello. –Perdóname- era más que doloroso tener que escuchar aquella frase en más de una ocasión.
 
-Yo no…- trató de zafarse del abrazo, pero Sasuke no se lo permitió. Lo sujetaba con tanta fuerza que parecía que no quería dejarlo ir otra vez, y así era, no soportaría que Naruto se alejara nuevamente de su lado.
 
-Escúchame- se separó forzosamente del abrazo, sujetando la mano de Naruto para evitar que este se alejara.
 
-Pero…
 
-¡Solo escúchame, maldición!
 
Se vio obligado a mantenerse en silencio por la terca insistencia de Sasuke, aunque sinceramente no deseaba irse, tenía que hacerlo por el bien de las personas, incluso por él. 
 
–Me equivoque- pasó saliva antes de continuar, admitir eso no era para nada fácil pero era necesario si quería obtener el perdón de Naruto. –Fui un maldito, me comporte como un idiota y sé que no puedo solucionar nada de lo que te hice- Naruto sintió el suave cosquilleo en sus labios, en cualquier momento lloraría, ¿cómo era posible que Sasuke lo hiciera sentir tan indefenso y débil pero a la vez protegido? –Lo que ocurrió en el restaurante fue un malentendido- continuó diciendo lo más calmado que le era posible. –El beso que viste entre Sakura y yo…- se abstuvo de seguir hablando al ver el rostro horrorizado del rubio con la simple mención de la chica. -¿Naruto?
 
-Yo la…- se soltó del agarre para retroceder unos cuantos pasos, recordando la trágica escena de la chica sobre el pavimento. Sasuke se acercaba cada vez más, observándolo confundido y sobretodo preocupado por no poder expresarse como le gustaría.
 
-¡Naruto!- gritó en cuanto el chico emprendió la carrera. Maldijo en voz baja antes de comenzar a seguirlo.
 
**
 
-Ya está listo- anunció el pelirrojo con una sonrisa de entera satisfacción. El cuarto estaba iluminado en su totalidad, a diferencia de otras ocasiones donde las reuniones solo se centraban en argumentos a largo plazo. Aquello ya no era necesario, tenían en su poder lo que con tanto esmero habían estado esperando, finalmente podrían concretar ese ideal tan esperado y lejano, que ahora se volvía más factible y verdadero.
 
Los demás miembros asintieron conformes con el trabajo de Sasori, había logrado lo que ni siquiera Itachi pudo conseguir. Los estúpidos sentimientos convirtieron a su líder en una pieza inservible para continuar con el ritual que daría como resultado una nueva y prodigiosa técnica, el fino hilo que separaba la vida de la muerte estaba a su merced, solo debían consumar exitosamente los siguientes pasos y el Kyubi haría el resto.
 
-Demonios- vociferó Itachi con un sentimiento de enorme impotencia al saber que no podía detener aquello, tratar de atentar contra la organización le daría la muerte segura. Asimismo, no había podido encontrar a su hermano, todo estaba mal y ya no tenía ninguna influencia en Akatsuki.
 
-Bien, será mejor apresurarnos- exclamó Madara observando al resto.
 
-Todo estará bien- susurró Deidara con tanta certeza que Itachi no pudo menos que creer que así seria. Quería aferrarse a la idea de que Sasuke no estaría con Naruto, después de todo había escuchado de la propia boca de Sasori cuando afirmó encontrar al Jinchuriki en presencia de una mujer.
 
Su semblante se tornó serio una vez que Madara salió de la habitación siendo seguido por el resto del grupo.
 
**
 
-¡Naruto, detente!- gritaba sin dejar de correr pero sin conseguir nada. Naruto no parecía querer detenerse pronto, atravesaba las calles sin reparar siquiera en los semáforos. Definitivamente sucedía algo que poco o nada tenía que ver con su distanciamiento. No obstante, no podía descifrar de que se trataba y el chico no se dignaba a detenerse para explicarle qué estaba pasando. –¡Naruto…cuidado!- sus ojos se abrieron grandes al divisar el camión de carga que se dirigía directo hasta el rubio.
 
-Sería un desperdicio si muriera de esa manera- expresó Sasori con una retorcida sonrisa ampliándose en sus labios. Sasuke observo incrédulo al pelirrojo detrás del vehículo, mantenía ambas manos en el aire, como si estuviera sujetando algo. En efecto lo estaba haciendo, el camión se había frenado justo a tiempo pero por mas atención que ponía no veía ningún indicio de algún objeto, una soga u otro artefacto que le permitiera al pelirrojo detener el vehículo
 
¿Qué carajo estaba pasando?
 
Sus abisales pupilas volaron enseguida hasta el chico de ojos azules que miraba aterrado en dirección del extraño.
 
Talló con fuerza sus ojos en un desesperado intento de despertar de aquel sueño tan raro. Volvió a abrirlos solo para corroborar que no se trataba de ningún sueño. Naruto estaba estático a unos metros delante del camión, este estaba inmóvil aparentemente siendo sujetado por el pelirrojo.
 
Sacudió la cabeza y se forzó a no ver más. Corrió en dirección de Naruto para zarandearlo una y otra vez, tratando de sacarlo de aquel trance en el que el chico estaba sumido.
 
-¡Naruto, reacciona!- una fuerte bofetada le permitió al aludido volver a la realidad, aunque, hubiera preferido no haberlo hecho de saber lo que acontecería después.
 
-Sasuke- sus pupilass vibraban en consecuencia de la sensación de terror de la cual era preso, incapaz de seguir corriendo por el cansancio. –Sasuke, vete- lo empujó con fuerza cuando observó al sujeto de cabello rojo aproximarse hasta ellos.
 
-No, ¿Qué diablos está pasando?- inquirió Sasuke mirando alternadamente a Naruto y a Sasori.
 
-Pasara lo que tenga que pasar.
 
Sasuke se dio media vuelta para observar a los demás individuos a sus espaldas. El extraño sujeto de ojos color ámbar también estaba ahí, tuvo que esforzarse para no caer cuando vio a Itachi con el resto de los sujetos.
 
-I-Itachi- tartamudeó sin salir de su asombro. Su hermano lo observaba con un deje de tristeza en la mirada, impotente para hacer algo por el momento, viendo derrumbada su esperanza de que Sasuke no estuviera junto al Kyubi cuando lo atraparan.
 
-¿Qué opinas Madara?- habló Orochimaru captando la atención de los otros. El susodicho asintió afirmando su conformidad para aquella sugerencia. –Por lo visto el sello no tuvo efecto alguno en Sasuke- continuó mas decepcionado al notar que no había ningún cambio sobresaliente en el muchacho, a esas alturas ya debería presentar indicios de una transformación, ¿Qué lo había impedido?
 
-¿Qué caso tiene hacer eso entonces?- preguntó Deidara. Sasuke se posicionó delante de Naruto al ver que no podrían escapar de esos sujetos, los tenían rodeados y había sido lo suficientemente estúpido para no portar ningún arma en ese momento  –Si el sello no surtió efecto, solo llevémonos al Kyubi.
 
Itachi entornó la mirada hasta el rubio, confundido de lo que estaba diciendo, ¿estaba actuando para evitar levantar sospechas en Akatsuki?
 
-El de divertirnos un rato- se jactó Madara con seriedad.
 
-Ya puedes dejar de fingir, Deidara- Sasori sonrió cómplice con el rubio, quien a su vez asintió en ademan. Itachi se quedó petrificado con la afirmación del pelirrojo. –Comprueba tu lealtad  al grupo y mata a ese traidor- bajó el cierre de su gabardina para sacar una navaja y acto seguido la arrojó al rubio.
 
-Deidara- murmuró Itachi por inercia, sin ser capaz de comprender lo que estaba ocurriendo.
 
-¿Qué rayos quieren?- cuestionó Sasuke sin atreverse a ver a su hermano. El miedo en su cuerpo comenzaba a traicionarlo, sus piernas temblaban involuntariamente y apenas podía terminar una frase. Naruto lo abrazaba con fuerza de la espalda, nuevamente había fallado, estaba involucrando a la persona más importante en su vida y no podía hacer nada al respecto para impedirlo, desistió lentamente del abrazo, apartándose de Sasuke.
 
-Eres lo único que mantiene atado al cuerpo de Naruto al mundo terrenal- expresó Sasori dando un paso en dirección del rubio. –Si es capaz de matarte, la transformación estará completa- Sasuke rechinó los dientes con rabia contenida, no dejaría que le pusieran una mano encima a Naruto, ni siquiera si tenía que pelear contra su propio hermano, esos enfermos mentales de mierda no iban a intimidarlo.
 
Cerró con fuerza los puños y se encaminó decidido hasta el pelirrojo, olvidándose por completo del resto de los sujetos que se mantenían expectantes a cada movimiento que realizaba.
 
-No representas impedimento alguno- Sasori sonrió de medio lado para después mover con destreza sus dedos confundiendo al Uchiha. Este retrocedió varios metros para tomar distancia, inhaló hondo y acto seguido corrió hasta el pelirrojo para impactar con fuerza su puño en la cara de este.
 
-¿Na-Naruto?- ni siquiera escuchó la sonora risa del pelirrojo, su atención se centró exclusivamente en el chico de ojos azules que le había servido voluntariamente de escudo, bloqueando su golpe con el antebrazo. Sus ojos no reflejaban emoción alguna. Ya no poseía aquel característico brillo en su retina.
 
-Una magnifica marioneta- dijo Sasori estirando ambos brazos. –Única en su tipo, y la misma que se encargara de matarte- Sasuke sujetó con firmeza la muñeca de Naruto antes de que lo golpeara.
 
-Naruto, Naruto soy yo…- pero el chico no escuchaba, por segunda vez ya no podía controlar sus acciones. Solo era un simple contenedor que seguía ordenes, mismas que no debía ignorar.
 
Itachi dio un paso adelante al ver lo que estaba aconteciendo.
 
-Deidara, ¡mátalo!- ordenó Sasori con frialdad. El aludido se limitó a asentir antes de caminar lentamente hacia Itachi.
 
-¿Por qué?- fue lo único que pudo articular el Uchiha al ver acercarse al rubio, a la persona que creyó conocer y que amaba fervientemente, con clara intención de matarlo. 
 
-¿Qué está pasando aquí?-quiso saber Kakashi acercándose con cautela. Los pares de ojos se dirigieron al recién llegado.
 

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