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Sin mi, no eres nada por RLangdon

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-Si vuelves a acercarte a mi hijo- continúo Minato, endureciendo la mirada. –Te mato.
 
Sasuke observó en silencio al padre Naruto. Se hacía tarde y no había conseguido ningún avance con el chico. Había estado a su lado todo el tiempo y ahora venían sus progenitores a querer separarlo de él nuevamente. No lo iba a permitir.
 
-Naruto… ¿estás bien?... ¿te hizo algo?- Kushina preguntaba pero el menor no respondía, estaba absorto en sus pensamientos, en un mar de confusión que no le dejaba razonar nada. Abrazó con fuerza a su madre ignorando lo demás, tenía muchas dudas también pero no era el lugar adecuado para hacerlas, solo deseaba con todo el corazón volver con sus padres.
 
-No, mamá, él estuvo conmigo en el hospital.
 
-No insistas Kushina- le interrumpió Minato al ver las intenciones de su esposa por continuar con las interrogantes. Estaba consciente del estado de su hijo. Era preferible que Naruto no recordara nada de lo sucedido ya que eso implicaba rememorar los hechos de su entrega hacia aquellos individuos que recientemente los habían contactado de nuevo, ofreciéndoles no solamente una cuantiosa suma de dinero sino la oportunidad de adquirir más sin necesidad de realizar mayor esfuerzo que no fuera el de entregarles al muchacho.
 
Era un alivio que no contaran con las pruebas necesarias para arrestarlos. Lo único certero para infringirles el arduo proceso penal que seguían llevando a cabo consistía en la denuncia no efectuada a raíz de la desaparición de Naruto. Con ese dinero fácilmente podrían conseguir un buen abogado y asunto arreglado.
 
-Está bien- Kushina acarició la mejilla de Naruto, observando atenta su semblante, su piel se mostraba ligeramente más bronceada.
 
-¿Qué?... ¿ahora piensan llevárselo como si nada hubiera ocurrido?- inquirió Sasuke apretando los puños al ver como Naruto tomaba la mano de su madre para alejarse.
 
-Esto no es asunto tuyo- masculló Minato mirando fieramente al muchacho de cabello negro.
 
La sangre le hirvió ante tal comentario estúpido, ¿Qué no era asunto suyo?...aun cuando él lo había adquirido en aquella subasta, llevado a su casa y alojado en la misma. Aun cuando lo protegió en la medida posible para que esos individuos extraños no se lo llevaran, y ahora ese idiota osaba decirle que no era asunto suyo. Vaya estúpido.
 
-¿Dónde estuvieron cuando Naruto los necesitaba?- preguntó, reprimiéndose las enormes ganas que sentía de dejarse ir a los golpes con el padre de Naruto. Estaba sumamente alterado por todo lo sucedido. El estado de Naruto, la situación de su hermano, tantos problemas y en lugar de resolverlos surgían mas.
 
-Siempre estuvimos ahí- alegó Minato ignorando a los transeúntes que observaban curiosos la escena que se estaba desarrollando afuera del restaurante. - No trates de confundirlo.
 
-¿De qué está hablando?- cuestionó Naruto. Observó a los ojos de Kushina, buscando una respuesta a las palabras de Sasuke.
 
Kushina lo estrechó en sus brazos para evitar que se alejara de ella por la confusión que se estaba suscitando en el chico.
 
-De nada cielo, se está refiriendo a lo del hospital- mintió sin ningún deje de remordimiento. Naruto frunció el ceño ante la respuesta.
 
-¡Oye tu!- se dirigió a Sasuke, separándose momentáneamente de Kushina. El aludido suavizó la mirada al escuchar la referencia que Naruto había empleado hacia él. Le dolía demasiado que no lo reconociera. –No sé qué es lo que quieres pero no tienes derecho de insultar de ese modo a mis padres.
 
-Ellos te abandonaron- espetó. La frustración que sentía era inmensa, ya no podía seguir fingiendo lo ocurrido. Sería un egoísta de porquería por forzarle a recordar un pasado tan doloroso, pero se rehusaba a perderlo otra vez, no de nuevo.
 
Naruto entornó la mirada hacia sus progenitores. Los observaba alternadamente, seguía muy confundido, no entendía que estaba pasando.
 
-Estaban en la comisaria, no podían visitarme.
 
-¿Y por que estaban ahí, Naruto?...anda…pregúntaselos- se encaminó decidido al chico de cabello rubio, pero Minato lo tomó enseguida de la mano para alejarse. No podían seguir desperdiciando más tiempo en ese lugar.
 
-No perderé más tiempo con la persona que lastimó a mi hijo.
 
-¡Naruto!- gritó al ver que el chico se alejaba junto a sus padres. Quería seguirlo pero sabía lo que sucedería si lo hacía, otra demanda, una orden de restricción más a su expediente y ya no saldría de prisión ni con derecho a fianza. Jodido dilema.
 
-Papá- Naruto caminaba forzosamente al lado del adulto, quien, seriamente comenzó a acelerar el paso. -¿Por qué estaban en la comisaria?- se aventuró a preguntar. Era una idiotez que no recordara nada de lo sucedido pero por otro lado, no había una razón coherente para que ese desconocido muchacho mintiera de esa manera, ¿para qué lo haría? –Mamá- se decidió a preguntar a la pelirroja que no hacía más que mirar el suelo, consternada.
 
-Eso no importa ahora, Naruto- respondió finalmente Minato, tratando de no crear más intriga en el menor, lo último que les faltaba era que el chico quisiera alejarse para volver junto a Sasuke.
 
-Tu salud es lo que importa- reiteró Kushina forzando una sonrisa cálida, amena. Naruto no pudo menos que estar de acuerdo en ello. Si no respondían sus dudas era porque no querían confundirlo mas.
 
-¿Cómo supieron donde estaría?- cuestionó, desviándose del tema principal. Se dispuso a subir al vehículo de su padre una vez que este lo hizo.
 
-El muchacho que estaba contigo solo quiere lastimarte- mintió encendiendo con rapidez el vehículo. –Tu enfermera le permitió salir contigo solo si le proporcionaba los lugares a los que irían en caso de que te sintieras mal.
 
Naruto bajó la mirada, ahora estaba aun mas confundido, ese muchacho de nombre Sasuke quería lastimarlo…pero si ni siquiera lo conocía. Algo no le estaban diciendo sus padres y eso lo alteraba de sobre manera.
 
**
 
-Maldición- suspiró con ansias antes de sacar su cajetilla de cigarrillos del bolsillo de su pantalón. De alguna forma tenía que lograr que Naruto recordara lo sucedido pero una cuestión en particular lo desesperaba, ¿Por qué los padres de Naruto lo buscaban hasta ese momento?...lo odiaba, odiaba con todas sus fuerzas no poder hacer nada al respecto. En especial porque Naruto accedía a irse con ellos, su partida no era forzada, así como no lo fue cuando decidió irse con Kakashi.
 
Acercó el cilindro a sus labios para encenderlo, ignorando por completo la inquisitiva mirada de los comensales fuera del restaurante. Ya no tenía caso seguir en ese lugar como idiota, ahora tenía que volver solo a su casa. Esperaba que Naruto recordara algo al verlo, sin embargo, eso ya no sería posible.
 
Dio un par de caladas al tabaco antes de arrojarlo al suelo y pisarlo. Estaba perdiendo el tiempo en una estupidez cuando podría estar buscando la dirección de la casa de Naruto para ir a verlo. Solo debía ser discreto al acercarse, de alguna forma tenía que hablar con él a solas. Sus padres no estarían todo el tiempo cuidándolo. En la primera oportunidad que se le presentara, se acercaría al chico.
 
Recordó a Itachi, también debía hacer algo para ayudarlo. Su estúpida condescendencia no le dejaría tranquilo si lo dejaba enfrentarse solo con las autoridades. Solo alguien podría ayudarle con ese asunto. Frunció el entrecejo al verse en la jodida necesidad de pedirle ayuda a ese idiota, aunque, también podría serle de utilidad para resolver otro de sus asuntos.
 
De camino a su casa el arrepentimiento de haber dejado ir a Naruto comenzó a hacer estragos en su cabeza. No debía preocuparse tanto. Eran los padres del chico pero no esperaba esa clase de actitud proveniente de los mismos. No, si estaban enfrentando un proceso penal se debía a su ineptitud como padres.
 
Que situación tan hilarante, él tampoco había sido el mejor soporte para Naruto, sin embargo, sus errores le ayudaron bastante, hasta el punto de darse cuenta de que, Naruto no necesitaba de él, pero él de Naruto si.
 
El presente se lo remarcaba, ahora Naruto estaba con sus padres y él…él seguía inmerso en la oscuridad de la nada. Ni siquiera Itachi podía estar a su lado en ese momento. Había accedido a pagar su fianza para enmendar parte de sus equivocaciones. Era su turno de hacerse cargo de todo, recuperar a Naruto, sacar a Itachi de prisión y lo más importante, recuperar su vida al lado de la persona de la cual se había enamorado.
 
**
 
Su mirada estaba fija sobre el techo de su habitación, todo estaba igual que como lo recordaba, solo no lograba comprender qué había pasado antes de perder la memoria.
 
Su mente divagaba una y otra vez en la imagen del muchacho de cabello negro. Sus padres no habían respondido una sola de sus preguntas y aunque le inquietaba demasiado, tal vez, era lo mejor.
 
Se levantó de la cama al escuchar el llamado de su madre para que bajara a desayunar. Enseguida se dirigió al comedor, su padre se mantenía de espaldas realizando una llamada mientras su madre le servía tranquilamente caldo de pollo en un plato.
 
No tardó en sentarse junto a la mesa para comenzar a comer, a pesar de no sentir mucho apetito por haber comido en el restaurante. Kushina hizo lo mismo
 
Inevitablemente su mente recurría a la imagen del mismo muchacho, solo tenía que olvidarlo y concentrarse en su comida. Todo estaba bien ahora, había salido del hospital y estaba junto a sus padres, tenía todo lo que quería… y entonces, ¿Por qué sentía que no tenia lo que necesitaba?, ¿había despertado de un sueño o de una pesadilla?
 
No estaba seguro de ello, pero por más que intentaba recordar el motivo de su hospitalización, no podía. Su mente había bloqueado los sucesos, dejando solo sombras y confusión en su cabeza.
 
Diminutas ondas se expandieron dentro del plato, las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos sin razón aparente, lágrimas que ninguno de sus progenitores pudo observar.
 
Dejó la cuchara al lado del plato, dispuesto a regresar a su recámara para descansar cuando la voz de su padre llamó su atención.
 
-De acuerdo, solo dame una hora para hacerlo, ya anoté el domicilio.
 
Las dudas lo atacaron de nuevo, observó a su padre salir silenciosamente por la puerta.
 
-Naruto, ¿ya no vas a comer?- preguntó Kushina al notar el plato casi intacto sobre la mesa.
 
-No, estoy algo cansado, dormiré un rato- sonrió antes de dirigirse a su recámara con una infinidad de preguntas nublando su mente.
 
Una vez que entró a su habitación, se encaminó rápidamente a la ventana. Observó a su padre caminando tranquilamente por la acera de enfrente aun con el celular en la mano.
 
Tenía que averiguar qué estaba pasando o terminaría por volverse loco al no tener respuestas, además, ya estaba bien, aunque…no se sentía bien.
 
Al bajar las escaleras buscó a su madre con la mirada pero no la encontró, se encaminó sigilosamente hasta la entrada.
 
Kushina estaba afuera regando el césped con la manguera. Se mordió el labio inferior al ver a su madre.
 
-Creí que ibas a dormir- comentó esbozando una sutil sonrisa. Naruto bajó la mirada, le estaban ocultando algo y tenía que descubrir qué era.
 
Se tragó las palabras para salir corriendo lo más rápido que le era posible.
 
Los gritos desesperados de su madre le provocaron una fuerte opresión en el pecho. No deseaba preocuparla pero tampoco se quedaría conforme con respuestas a medias sobre el incidente que casi le había provocado la muerte.
 
Se detuvo en seco al divisar en la esquina a su padre. Miraba constantemente su reloj de pulsera, parecía estar esperando a alguien. Naruto permaneció inmóvil unos segundos, tratando de regular su respiración.
 
El adulto continuó caminando, doblando en la esquina derecha. Naruto se dispuso a seguirlo a una distancia prudente para evitar que lo descubriera.
 
-No tuvimos que buscarlo, recién se dirigía a tu casa- anunció una voz dentro del callejón. El rubio se mantenía estático con su espalda recargada contra el muro, escuchaba atentamente pero no comprendía nada.
 
-Ya no será una molestia…mátalo.
 
Su cuerpo se heló al escuchar semejante orden dada por su padre. Asomó con sigilo su rostro para ver a dos hombres de espaldas vistiendo capuchas negras con estampados extraños en las mismas.
 
Sus ojos se abrieron grandes al observar a Sasuke siendo sujetado por otro individuo hasta el fondo del callejón. No podía ser posible, su padre no haría una cosa así.
 
-¿Por qué?- se animó a adentrarse al callejón para observar a su padre a los ojos.
 
-¡Naruto!, ¿Qué estás haciendo aquí?- inquirió Minato viendo incrédulo al chico. Se suponía que Kushina lo cuidaría mientras se encargaba de ese estorbo, claramente no había hecho lo que le pidió.
 
-Es lo mismo que te pregunto a ti- profirió en voz queda. Sasuke llevaba puesta una gruesa capa de cinta en la boca, impidiéndole articular palabra pero rogándole con la mirada que se alejara de ahí. No lo haría, estaba demasiado confundido y no era ningún cobarde para irse.
 
-Vete- concluyó terminantemente Minato antes de hacer una seña a los sujetos para que terminaran con su trabajo.
 
Naruto contempló en silencio a los dos individuos restantes acercarse en su dirección.
 
-Quédate quieto- murmuró uno de los hombres, sujetándole firmemente del brazo. Ya que no deseaba irse, tampoco debía interferir en su trabajo.
 
-¡No! ...¡déjame!- replicaba Naruto tratando en vano de zafarse de los sujetos que le impedían acercarse, apresando sus manos con mucha facilidad.
 
Y entonces sucedió, el hombre que sujetaba a Sasuke de las muñecas lo soltó bruscamente para comenzar a golpearlo sin piedad alguna. Un puñetazo seguido de otro. El cuerpo del muchacho se contraía con cada golpe recibido. No podía moverse adecuadamente, resentía la fuerza con la que el sujeto impactaba sus puños contra su rostro. Después en su estómago, el dolor que acompañaba cada brusco contacto era inmenso.
 
-¡No, papá!- intentó zafarse del agarre, recibiendo un golpe a cambio directo en el estómago. La fuerza empleada en el impacto lo aturdió ligeramente, se dejó caer de rodillas al suelo. Sentía como la herida en su estómago se abría nuevamente.
 
-Imbéciles- insultó Minato observando al chico quejándose de dolor en el piso. Lo meditó unos segundos antes por decidirse a salir corriendo de ahí. – ¡Maldición!- el sonido de las sirenas lo alarmó de inmediato. Salió del callejón sin éxito alguno, siendo interceptado prontamente por dos policías.
 
-¡Vámonos Pain!- el aludido soltó con rapidez a Sasuke para acatar la orden del otro, sin saber que los policías los esperaban pacientemente afuera del callejón, dejando botado el cuarzo verdoso sobre el concreto.
 
El brillo del collar alertó a Naruto, quien, se levantó con dificultad, sujetando con fuerza su abdomen, sintiendo el tibio líquido carmesí impregnando su mano.
 
Se acercó con cuidado al muchacho que yacía inmóvil sobre el asfalto, alargó su mano derecha para retirar la cinta de su boca.
 
-D-Dime…- balbuceó Sasuke saboreando el sabor metálico de la sangre dentro de su boca. –Que ya sabes quién soy…- intentó incorporar un poco la espalda para acercar sus labios a los de Naruto, no logro ejercer el contacto, la pesadez inundó su cuerpo impidiéndole apresar los suaves labios que tanto amaba.
 
Naruto se sujetó la cabeza con ambas manos cuando una oleada de recuerdos atacó su mente.
 
-Sasuke- murmuró tomando la mano del susodicho entre la suya. Sentía que en cualquier momento iba a desmayarse del dolor tan fuerte que estaba experimentando. Rogó porque así fuera, sin embargo, sus plegarias no fueron escuchadas. 
 
Los médicos ingresaron rápidamente con dos camillas para llevarlos prontamente al hospital.
 
A Naruto le alivió bastante ver como el pecho de Sasuke subía y bajaba con rapidez cuando uno de los paramédicos lo subía con mucho cuidado a la camilla.
 
-Gracias- sonrió para después cerrar los ojos.
 
**
 
Lentamente fue abriendo los ojos, su cuerpo le dolía en demasía. Las oscuras pupilas tardaron unos segundos en acostumbrarse a la intensidad de la luz blanca que alumbraba la habitación, sintió un cálido contacto rodeando su cintura. Bajó la mirada para observar detenidamente al chico de cabello rubio abrazado a él, suspiró aliviado al saber que lo tenía a su lado.
 
-Ha estado contigo desde que despertó- elevó un poco la espalda con cuidado de no levantar a Naruto para mirar mejor al agente que yacía recargado en la pared junto a la ventana.
 
-Tardaste mucho en enviar a tus compañeros ¿no crees?- reprochó con visible enojo al recordar lo sucedido. Había mandado su orgullo a la basura para que Kakashi le apoyara cuando fue a buscar a Naruto. Estaba consciente de los problemas que podían llegar a suscitarse en caso de que sus padres estuvieran en casa, pero no esperaba que los mismos tuvieran algo que ver con Akatsuki.
 
-Sí, bueno- separó su espalda de la pared con fingida indiferencia, le molestaba demasiado ver a Naruto abrazado de él. Desvió la mirada al percatarse de cómo Sasuke lo observaba. –Tenía que dar una razón detallada para que se presentaran al lugar, entenderás que no había ninguna factible- tamborileó los dedos sobre sus piernas.
 
-idiota- masculló con un suave quejido al volver a recostarse sobre la cama, irritándose aun más al escuchar la risa queda emitida por Kakashi al verle en ese estado tan patético.
 
-De nada- añadió dándose la vuelta para marcharse. No tenía nada que hacer en ese momento. Naruto aun seguía dormido y solo quería cerciorarse de que estuviera bien, ya lo había hecho, volvería cuando el chico despertara. –Ah, la situación actual de tu hermano está llegando a buenos términos- comentó, deteniéndose en el marco de la puerta, sin voltearse. Era estúpido que le estuviera ayudando a quien consideró desde un comienzo su enemigo, pero debía repetirse cansinamente que lo hacía por Naruto. Sabía del vinculo emocional que el chico tenía con Sasuke, si este estaba mal, Naruto también lo estaba.
 
Afortunadamente solo se habían abierto algunas puntadas en el abdomen del chico. De otro modo habría perdido más sangre. Bajó la mirada para después abandonar la habitación.
 
Sasuke se limitó a sonreír a medias al escuchar la afirmación, finalmente las cosas estaban mejorando un poco. Vería a Itachi en cuanto se recuperara. Sintió el cuerpo del chico moverse ligeramente, las piernas de Naruto rozaron las suyas y un estremecimiento lo recorrió entero.
 
-Naruto, no te muevas- lo detuvo, abrazándolo de la espalda, Naruto se quejó en voz baja, aun estaba durmiendo y por lo tanto no se daba cuenta de lo que propiciaba con sus acciones.
 
Sin pensarlo dos veces, tomó el rostro de Naruto entre sus manos.
 
-¿Sa-Sasuke?
 
Se detuvo al escucharlo. Una felicidad inmensa lo embargó de golpe, pero no debía crearse falsas ilusiones. Poco a poco lo soltó.
 
-¿Sabes quién soy?- preguntó con su mirada fija en el techo, deseando con todas sus fuerzas que fuera así.
 
-El pervertido que me compró en una subasta- murmuró en voz apenas audible, lo suficiente para que Sasuke le escuchara.
 
Los ojos del Uchiha tintinearon ante la respuesta.
 
Lo recordaba. Naruto lo recordaba.
 

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