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Sin mi, no eres nada por RLangdon

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-Tienes diez segundos para abrir- escuchó la voz de Kakashi del otro lado de la puerta, sujetó el tabique de su nariz con sus dedos índice y pulgar, debía pensar en algo y tenía que ser rápido.

Inhaló profundamente antes de decidirse a abrir la puerta, no podía darse por vencido por una acción tan burda y patética de su parte, había tomado todas las medidas necesarias para evitar que eso sucediera.

-Quiero ver los documentos de Naruto- expresó Kakashi, directo, conciso. Sasuke se mantenía recargado en el borde de la puerta, con su mano derecha sobre el marco de la misma, evitando que Kakashi ingresara a la casa. –Siendo tu primo, debes contar al menos con las identificaciones del chico- continuó Kakashi observandolo dubitativo.

-En efecto- admitió con parsimonia en su voz, tranquilo de saber que el agente no tenía intenciones de pasar, de igual forma sería una imprudencia si lo intentara. –Tengo toda la documentación, pero debo buscarla- una extraña sonrisa jugó en sus labios por el lapso de unos segundos.

-Tienes veinticuatro horas para presentar esos documentos- advirtió Kakashi dándose la vuelta, dispuesto a alejarse. Sasuke chasqueó la lengua con enfado, no solamente corría el riesgo de ser descubierto en la falsificación de los documentos originales de Naruto, si no que también estaba la cuestión de su arranque de ira contra el mismo.

Reparó en lo último, su mirada se ensombreció, cerró la puerta de un fuerte portazo, decepcionado por su impulsividad, preocupado por la salud de Naruto y molesto consigo mismo por su actitud impetuosa.

Se dirigió a la sala y cogió el teléfono para hacer una rápida llamada a un viejo médico, amigo de su padre. Aún recordaba a la perfección la apariencia del anciano, siempre accedía a atender a la familia Uchiha por medio de visitas a domicilio, era de los escasos galenos que ejercían su oficio de manera privada, claro que la consulta era por demás costosa, casi  inaccesible, el costo oscilaba entre el doble y el triple de un asesoramiento médico común y corriente.

Aunado al hecho de que tendría que costearse el silencio del anciano, mismo que no rechazaría una buena suma de dinero con el único requisito de mantener la boca cerrada…dinero fácil.

No se negaría, después de todo, no ganaría nada denunciando los hechos, ni siquiera conocía al chico y en consecuente no se inmiscuiría en asuntos que no eran de su interés, conocía poco al anciano, pero lo suficiente para saber la clase de hombre que era. Egoísta y materialista que ponía por sobre todas las cosas el medio económico.

Marcó el numero de memoria, era la única salida que disponía en ese momento, si el médico no atendía la llamada, se vería en la necesidad de llevar a Naruto al hospital sin importar las consecuencias de sus actos.

Dos, tres, cuatro timbres, sus manos temblaban de manera involuntaria, un sudor frio recorrió su cuerpo, estaba a punto de colgar el teléfono cuando la llamada finalmente se enlazó. El hombre respondió con voz rasposa del otro lado de la línea.

Dejó escapar un suspiro antes de atender debidamente la llamada.

***

Sasuke yacía de pie junto a la puerta de la habitación de Naruto, observaba con detenimiento al chico, este se mantenía sentado, con la cabeza vendada agachada, permitiendo que los mechones de su rubio cabello cubrieran sus hermosos ojos celestes, había accedido a comer un poco de sopa más por la constante insistencia de Sasuke que por hambre.

Un notorio hematoma se extendía en su mejilla derecha, su labio aun exhibía la herida que Sasuke se encargara de hacerle con anterioridad, solo que había vuelto a abrirse.

-Naruto…- lo meditó unos segundos antes de encaminarse hacia la cama, el aludido estaba ensimismado, ni siquiera le escuchó. –Iré a la farmacia a comprar unas píldoras- vociferó, tomando asiento junto al chico, verlo en ese estado solo incrementó su sentimiento de culpa, no esperaba que Naruto lo perdonara, pero al menos quería escuchar su voz una vez más.

Se inclinó ligeramente con la clara intención de besar a Naruto, más este volteó el rostro hacia el otro lado, evitando el contacto labial, rehusándose a que lo tocara, prohibiéndole el más mínimo roce. Sasuke frunció los labios con indignación, no dijo nada.

Por primera vez, sentía que alguien más le importaba, y había arruinado todo por una estúpida circunstancia ligada a los celos y la inseguridad. Desde el comienzo se había preguntado qué haría un chico tan lindo y tímido como Naruto al lado de una persona impulsiva y violenta como él, la respuesta era sencilla, pero se rehusaba a aceptarla.

Convencido de que el chico estaba obligado a permanecer a su lado. Y es que aunque se negaba a aceptar que realmente lo amaba…tenía miedo de perderlo.

Se levantó de la cama, su expresión denotaba suma preocupación, duda, esta vez era Naruto quien lo rechazaba…vaya ironía.

Sacó su celular del bolsillo de su pantalón al salir de la habitación, marcó el número de Sakura, tenía que pedirle de vuelta sus pertenencias, entre ellas, los documentos de Naruto, pero aún era arriesgado tener las armas a su disposición.

-Diga- la animada voz le hizo fruncir levemente el entrecejo antes de forzarse a responder con amabilidad.

-Sakura- suspiró al escuchar el grito de felicidad del otro lado del teléfono, apartándolo de inmediato de su oído. –Necesito que vengas a mi casa, pasaré a recogerte cerca de la plaza, te llamo cuando este allá- no esperó a escuchar la obvia respuesta, cortó la llamada.

**

Naruto alzó la mirada, había escuchado la conversación afuera del dormitorio, eso explicaba todo, estrujó las sabanas con visible enojo en su rostro.

Sasuke le había recriminado una cuestión tan absurda, y era él quien tenía a alguien más en su vida, ni siquiera estaba seguro de poder acreditarlo como infidelidad, no eran pareja, y sin embargo dolía demasiado.

Saber que la persona de la cual estaba enamorado se encontraría con una chica, además conocida por la confianza de las palabras y el tono de voz usado con ella.

El sentimiento de empatía desapareció de inmediato, Sasuke no iba a cambiar su conducta hacia él, eso era claro. Naruto se había enamorado de él aún con todos los defectos que poseía el Uchiha, era incapaz de odiarlo, pero le molestaba saberse engañado.

Estaba cansado de llorar, pese a ser el único medio de descargar todas esas emociones que lo lastimaban de sobremanera. Se había duchado con el afán de poder liberar su llanto, permitir a las lágrimas mezclarse con las gotas de agua de la regadera. Odiaba sentirse tan débil.

Un error cualquiera lo comete, pero tropezarse varias veces con la misma falta era inaceptable, el hecho de que Sasuke se mostrara diferente durante ese tiempo, no significaba que fuera a cambiar permanentemente, y estaba consciente de ello.

¿Realmente era demasiado pedir alguna suave caricia, un dulce beso, una palabra de cariño?

No le parecía gran cosa, no obstante sabía que para Sasuke era una cuestión de orgullo la que le impedía mostrarse afectuoso.

Escuchó la puerta de abajo cerrarse, se incorporó lentamente y con mucho cuidado de la cama, su cabeza dolía menos con el medicamento que le había suministrado el médico, pero el dolor emocional no desaparecía con nada.

Perdonar a Sasuke implicaba aceptar su comportamiento para con él, y a pesar de eso, no podía evitarlo, cuando estaba cerca de él, con el simple hecho de tener su presencia, se sentía satisfecho.

Era un sentimiento difícil de describir el que experimentaba, único, hermoso, la adrenalina no se comparaba en nada a la felicidad que le proporcionaba el Uchiha. Tal vez solo debía olvidar todo lo ocurrido, seguir como antes, fingir que no había sucedido nada, ser la segunda opción de Sasuke en lugar de su prioridad, porque al fin y al cabo eso era ahora que conocía la verdad, omitir los errores que ambos habían cometido, era preferible a renunciar a Sasuke, lo amaba demasiado

Se acercó al buró junto a la cama, una caja de píldoras yacía sobre la receta dejada por el mayor, seguramente era su medicamento.

Trató de leer la inscripción en la receta, apreció el numero cuatro con dificultad, la letra era horrible y apenas legible.

Sacó cuatro pastillas de la caja antes de decidirse a bajar las escaleras por un vaso con agua.

***

Apenas habían transcurrido veinte minutos cuando Naruto escuchó la cerradura de la puerta al abrirse. Sasuke había llegado, su semblante se tornó serio, no quería verlo aún, hacerlo significaría una riña segura y no estaba en su mejor momento para exponer su inconformidad acerca de la chica de nombre Sakura, además ¿Qué derecho tenía?, solo era el juguete de Sasuke, este nunca había formalizado la relación aunque le había dejado en claro que sus sentimientos eran correspondidos.

Se dirigió a las escaleras, pero no tuvo tiempo de subir.

-Naruto- exclamó Sasuke aproximándose al chico. –Tenemos que irnos- lo sujetó de la mano pero Naruto se rehusó nuevamente al contacto, forcejeando por soltarse. El Uchiha trató de mirarlo a los ojos, pero el rubio se empeñaba en evadir su mirada. –Hablaremos en la noche- insistió con resignación, notó una leve sonrisa en los labios de Naruto, no sabía si era auténtica o solo era un gesto de sarcasmo de parte del chico.

Se abstuvo de preguntarle cuando el menor se encaminó a la puerta.

-Ahora vuelvo- anunció Sasuke, subiendo las escaleras con rapidez para tomar su chaqueta negra de piel y unos lentes oscuros.

Naruto le observó bajar con el cabello cuidadosamente acicalado y unas gafas oscuras sobre el mismo, se veía aun más guapo.

Sacudió la cabeza ante el pensamiento, sin atreverse si quiera a preguntarle a Sasuke a dónde se dirigían, no sentía ánimos para hablarle después de lo ocurrido, hablar no solucionaría lo sucedido. Trató en vano de hacerse una idea de lo que Sasuke le diría al oscurecer, dos opciones poco probables cruzaron por su mente. La primera consistía en una simple disculpa o justificación para sus actos, y la segunda…la segunda era que le expusiera sobre su relación con la chica de nombre Sakura de la cual no sabía absolutamente nada, sin duda, la segunda opción era la mas creíble y por consiguiente, la más dolorosa.

**

El atardecer era menos caluroso

que los días anteriores. Una brisa cálida rozaba sus rostros a medida que se dirigían a la plaza, varias personas les observaban al paso, la mayoría de establecimientos prestaban sus servicios. Naruto miró extrañado hacia los lados, creyendo que llegarían a alguno de ellos, sin embargo no fue así.

Sasuke lo condujo hasta lo que parecía ser una discoteca, un letrero fosforescente hacía alusión a su sospecha, escuchó la música proveniente de adentro. Un sentimiento extraño se apoderó de su cuerpo, el simple hecho de acudir nuevamente a un lugar similar al bar, dónde, días antes habían ido le provocó escalofríos, no recordaba bien lo ocurrido pero tampoco deseaba hacerlo.

A diferencia del bar, ese establecimiento tenía más clase, le pareció curioso que hubiera tanta gente en el lugar, puesto que aún era de día, aparentemente la discoteca era cotizada, personas de clase media y alta contribuían al ambiente tan ameno y agradable que se proyectaba en el interior.

Nadie bailaba, no obstante, la música tenía bastante ritmo, la barra estaba casi llena, en su mayoría por mujeres. Los bartender se encargaban de servir los tragos con una rapidez sorprendente.

Observó confundido a Sasuke, quien se limitó a soltar su mano, indicándole que tomara asiento en una de las mesas de la izquierda.

No tuvo más alternativa que obedecer a lo dicho, tomó asiento con desgano, comenzaba a sentirse mal, mareado y con náuseas.

-Espérame aquí, no tardo- advirtió el Uchiha antes de encaminarse a la entrada del establecimiento. Naruto se levantó tan pronto como Sasuke se diera la vuelta, quería saber lo que haría, siempre se mantenía al margen sin enterarse de nada, estaba cansado.

Caminó entre las personas, algunas ya se encontraban más animadas, acudían al centro del salón para bailar con sus respectivas parejas. Se abrió paso entre la gente, sus ojos tintinearon en asombro al divisar a Sasuke tomando a la chica de cabello rosa de la mano, regalándole una bella y encantadora sonrisa mientras la invitaba a pasar.

Su vista se tornó vidriosa, un chico que bailaba lo empujó accidentalmente, Naruto cayó al suelo, pero no hizo nada para intentar levantarse, sus sospechas eran acertadas, Sasuke tenía a alguien más.

El mareo se intensificó, pero no le tomó importancia, se incorporó del suelo, cayendo reiteradas veces conforme avanzaba hasta la salida. No quería ver nada más, el sólo verlos juntos lo hería enormemente, no iba a interferir en una relación, y si Sasuke era feliz con ella, por más que doliera, tenía que aceptarlo.

No sabía con exactitud el camino. En su estado, apenas podía razonar, sentía un horrible nudo en su garganta, sería vergonzoso preguntar a alguien alguna dirección o señalamiento, curiosamente su cuerpo ya no dolía en lo mas mínimo.

Anduvo caminando durante largos minutos. Las gotas de agua comenzaron a mojar su cuerpo, alzó la vista al cielo, cerciorándose de la lluvia que recién se había desatado.

El cielo también lloraba junto con él, pronto su cuerpo se empapó por completo, de sus rubios cabellos escurría agua, sin embargo le gustaba esa sensación, esperaba que el agua fuera capaz de enjuagar el dolor de su alma, aunque interiormente supiera que no era posible.

Las personas corrían a refugiarse debajo de los techos sobre las cortinas de los establecimientos, otras se disponían a tomar un taxi. Naruto continuó ensimismado, procesando todo lo ocurrido, tal vez no era tan mala idea arrojarse del puente en aquella ocasión.

De pronto, dejó de sentir las gotas de agua sobre su cuerpo, confundido miró hacia arriba. Kakashi lo observaba con aire interrogador, sujetando una sombrilla, cubriéndolo de la lluvia, esbozó una sutil sonrisa al verlo.

El oficial permaneció pasmado unos segundos al observar el hematoma que el chico tenía en su mejilla. Ese cretino lo había golpeado, consideró prudente no atormentar a Naruto de momento con preguntas que solo afectarían su estado de ánimo, se quitó la chaqueta azul marino para colocársela al chico sobre sus hombros, el rostro de Naruto estaba más afligido que nunca, su mirada se notaba opaca, parecía querer sonreír sin conseguir el gesto, caminaba tambaleándose. Su preocupación se incrementó al verlo en ese estado, quizás el chico había estado bebiendo con anterioridad.

Sasuke pagaría muy caro por sus acciones, se encargaría de encerrarlo, de cualquier forma.

**

Sasuke guió a Sakura hasta la mesa dónde había dejado a Naruto.

-Mierda- observó incrédulo el asiento vacío, se dirigió a los baños, a la barra y posteriormente recorrió con rapidez toda la discoteca sin conseguir encontrarlo ni obtener referencias de parte de las personas, aparentemente nadie lo había visto.

Su preocupación se intensificó de manera abismal, podía estar en problemas, las probabilidades de que esos sujetos los hubieran encontrado eran escasas, pero no nulas.

Acicaló su cabello hacia atrás con frustración, avanzó nuevamente hasta la chica con disimulada tranquilidad, también existía la remota posibilidad de que Naruto se hubiera ido a su casa, después de todo no parecía sentir afinidad hacia ese tipo de lugares.

-¿Está todo bien?- inquirió Sakura viendo el pensativo semblante del Uchiha.

-Sí, no es nada- mintió forzando media sonrisa, la fémina llevaba consigo la mochila.

El Uchiha se decidió a abordar un taxi para evitar perder más tiempo, debía cerciorarse de que Naruto estuviera en su casa, de lo contrario podría correr el riesgo de ser interceptado por los subordinados de su hermano.

Su mano tembló cuando intentó abrir la cerradura de la puerta, Naruto no estaba, encendió las luces, sintiendo el creciente remordimiento en su interior.

-Sasuke- Sakura arqueó una ceja, expectante. El aludido se volvió hacia ella y tomó la mochila de sus manos.

-Lo lamento- profirió apático mientras se disponía a salir de la casa. –Soy homosexual- sonrió a medias ante la boquiabierta chica, cortando cualquier indicio de esperanza en el avance de su relación.

Haciendo exactamente lo mismo que ella le hiciera años atrás, solo le devolvía el favor, claro que en menor medida, ya que a diferencia de ella, Sasuke si tenía sus motivos, estaba enamorado de Naruto, ya no había dudas, y haría lo que fuera necesario para recuperarlo y obtener su perdón.

Se colocó con rapidez el casco, se subió a la motocicleta y puso en marcha el motor antes de integrarse a la transitada avenida para volver a la discoteca… tenía que encontrarlo.

**

Llegaron al departamento, se apresuró a abrir la puerta para dejar entrar a Naruto, la ropa del menor estaba completamente empapada. Apenas hubo ingresado al departamento, Kakashi se dirigió a una de las habitaciones para darle una toalla, el chico debía ducharse o de lo contrario se resfriaría.

Procedió a secar los cabellos rubios de Naruto, el menor se mostraba diferente, un gesto travieso se dibujó en sus hermosos labios, sujetó a Kakashi de la corbata para atraerlo hacia él, quedando ambos a escasos cinco centímetros de distancia, el mayor lo observaba atentamente.

-¿Me quieres?- cuestionó Naruto con una linda sonrisa, el mayor sentía como el latido de su corazón se incrementaba, tener a Naruto tan cerca lo hacía sentir extraño. –Hazme tuyo- continuó diciendo con voz sensual, mordiendo ligeramente sus labios, el efecto de la droga estaba en su máximo punto, sus ojos celestes estaban dilatados, fue hasta entonces que Kakashi lo notó, Naruto estaba bajo los efectos de alguna droga.

-Será mejor llevarte al hospital- articuló con voz ronca, mientras se apartaba del menor, estaba consciente del estado de Naruto, pero sus necesidades físicas le exigían que hiciera exactamente lo que no debía.

-¿Por qué?- Naruto se encaminó hacia él, tambaleándose a cada paso, el mayor lo sujetó a tiempo antes de que el imprudente chico cayera al suelo, su respiración se aceleró.

Naruto cerró los ojos y rozó levemente sus labios con los propios. Kakashi no soportó más, la actitud sumisa y provocativa de Naruto lo incitaba a tener sexo con él, a satisfacer sus bajos instintos, no importaba si estaba en sus cinco sentidos o no, su cuerpo ya no reaccionaba apropiadamente. El menor deslizó sus brazos sobre los hombros de Kakashi para intensificar el beso.

Kakashi por su parte pasó ambos brazos alrededor de la cadera de Naruto, inclinándose hacia adelante, empujando con suavidad al menor para posteriormente colocarse sobre él.




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