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Erase una vez, una familia infeliz. por RLangdon

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"Estás casado con mi tío. Tienes un hijo con él"
 
Se dobló un poco sobre el colchón ante el nuevo malestar de dolor que se presentaba. Había despertado hace pocos minutos y lo único que podía hacer a causa del desvelo era pensar. No estaba bien albergar sentimientos que no llevan a ninguna parte. Y Naruto sabía de sobra que los suyos entraban en dicha categoría.
 
Era como venerar a la luna y seguir deseando su existencia durante el día. Una analogía bastante absurda, pero se sentía cansado como para hacer comparaciones más profundas. No tenía caso darle mayores vueltas al asunto. Sasuke solo quería una aventura amorosa, y él quería más, anhelaba todo, cualquier cosa que lo sacara momentaneamente del abismo en el que actualmente se encontraba.
 
Si seguía recurriendo a Sasuke para bloquear los sinsabores de su vida, lo más probable era que las cosas entre ambos no funcionaran en lo más mínimo.
 
Todo el mundo empleaba excusas tan patéticas.
 
"Fue idea de Madara"
 
Arrugó la nariz ante el recuerdo de tales palabras. Que manera tan estúpida para querer encubrir su compromiso; ¿Qué tan idiota lo creía Sasuke?, ¿Y cuál era la diferencia entre ellos, al fin y al cabo?
 
Naruto estaba casado.
 
¿Por qué no admitir entonces un romance prohibido o a medias como Uchiha Sasuke le proponía?
 
Seguramente terminaría cansandose de él y de sus encuentros. Caerían en la monotonía y se olvidarían del contrario por el simple hecho de tener obligaciones familiares.
 
-Sasuke, eres un ...idiota- susurró en medio de su congoja, sabiendo en el fondo que él lo era más...
 
Sintió el brazo de Madara rodeándolo posesivamente.
 
...Mucho más.
***
 
El fin de semana llegó muy pronto. O al menos así le pareció a Naruto, quien, ensimismado, y recostado boca arriba sobre la hierba, atinó a escuchar los firmes pasos que iban en su dirección.
 
"Sasuke" un pensamiento fugaz lo impulsó a sentarse de golpe, pero la amargura embargó su ser al ver a su esposo con la prometida de Sasuke.
 
Ella vestía estupendamente bien, tenía un sentido de la moda aparentemente discordante con el del Uchiha, pero a pesar de la extravagancia de sus ademanes y su cabello, era linda. Quizá demasiado, aunque se notaba angustiada e irritada cada vez que gesticulaba.
 
-Naruto, ella es Sakura.
 
La presentación estaba demás. Incomodo, Naruto se incorporó del césped, reparó en los ojos aguamarina de la susodicha y un mohín de exasperación surcó sus facciones instantes antes de estrecharle la mano.
 
Madara se enderezó antes de hacer alarde de la grandiosa boda que tendría lugar dentro de algunos meses.
 
-...y no solo es inteligente, también tiene un gran futuro por delante como aprendiz de un médico.
 
-Tsunade sama me ha enseñado muy bien- asintió la pelirosa. -Me enteré que estás casado con Madara san. Te felicito.
 
¿Era envidia aquello que brillaba en sus orbes?
 
Naruto no pudo determinarlo. Solo notaba un ligero desbarajuste entre lo que Sakura decía y lo que su expresión facial revelaba.
 
Al final, Naruto decidió que su mente le hacía malas jugadas, que el celoso y egoísta era él, porque Sasuke había encontrado a una chica preciosa con la que contraería nupcias próximamente.
 
Por fuera sonreía, pero por dentro lloraba.
 
Aquello lo arrastró a una ansiedad terrible. Estaba casado con una persona que no solamente no amaba, sino que encima le temía.
 
¿Cómo había llegado a eso?, ¿Por qué él no se merecía ser feliz?
 
Ya no tenía nada que ver con Sasuke.
 
Pero Boruto. Su hermano. Él jamás se lo perdonaría.
 
No se dio cuenta de lo que hacía hasta que Madara le llamó la atención. Dejando de restregarse las manos, Naruto salió del repentino ostracismo en el que se sumergió. Vio que Sakura se había marchado, tomó aire y dijo las palabras que marcarían nuevamente su destino.
 
-Madara- se aseguró de que lo viera antes de agregar. -Quiero el divorcio.
 
***
 
Iluso. Torpe e ingenuo.
 
Trató de componer un poco su aspecto, pero era inútil.
 
¿Cuánto más hielo necesitaba usar para la hinchazón?
 
Había tenido que improvisar un flequillo que cubriera la zona afectada.
 
Viéndose los moretones que surcaban la extensión de su espalda en el espejo, Naruto experimentó unas fuertes ganas de gritar, pero se contuvo cuando las cálidas y pequeñas manos envolvieron las suyas.
 
-Papá dijo que me asegurara de que comieras y durmieras temprano.
 
-Boruto, yo...- degustó su propia sangre al hablar. Tuvo que escupir forzosamente en el lavabo y cuando se incorporó, se notó más deplorable que nunca.
 
Boruto, sin embargo, no se percató de nada, seguía aferrado de su cuerpo como si temiera que se desvaneciera.
 
-Papá también cerró la casa con llave.
 
Limpiándose con el antebrazo los residuos de sangre que pendían de la comisura de sus labios, Naruto lo observó atentamente. Lo abrazó para tranquilizarlo, aunque difícilmente podía sostenerse de pie.
 
-Voy a leerte un cuento- lo llevo de la mano a su recámara, arrastrando lentamente los pies mientras se sostenía de la pared con la otra.
 
De pronto Boruto se detuvo.
 
-Papá, no te ves muy bien, ¿Fue otro castigo?, ¿Por qué te sigues portando mal?
 
Pero Naruto no tenía la respuesta, y en cambio, hizo una interrogante tambien.
 
-¿Eres feliz, Boruto?
 
Boruto lo miró confuso, como si le hubiera hecho la pregunta de un examen complicado.
 
-Tengo a mis papás- empezó a numerar, mirándose los dedos. -Tengo un cuarto de juguetes para mi solo- hizo una pausa y vio de reojo al mayor. -Soy muy feliz.
 
-Y si...- indeciso sobre cómo abordar el tema, Naruto tomó asiento a la orilla de la cama, jugueteó con sus dedos un poco. -Si nos vamos a un lugar mejor, solos tú y yo, entonces ¿también serías feliz?- esperaba impaciente una aprobación que no llegó.
 
Boruto negó energicamente con la cabeza, se recostó en la cama y encendió su Psp.
 
-Quiero quedarme aquí- respondió. -Solo tienes que portarte bien y papá no te dará castigos.
 
Poco a poco Naruto fue cediendo al cansancio. Se recostó igualmente junto a su hermano, asegurándose de cubrir bien su ojo amoratado.
***
 
A Sasuke le aborrecían las fiestas, casi tanto como el hecho de presenciar las decenas de sonrisas que inundaban el recinto en el que actualmente yacía varado. En más de una ocasión lo habían empujado al pasar, y más de una vez tuvo que contenerse para no embullirse en algúna rídicula rencilla porque simplemente no estaba de maldito humor.
 
Inconscientemente fue estrujando el vaso hasta derramar todo su contenido. El utensilio terminó hecho añicos cuando sus ojos encontraron a una de las tantas parejas que bailaban en el salón. Era como si lo forzaran a mirar la escena de una estúpida película cliché, donde la pareja se jura amor eterno en público mientras derrama miel con la mirada., pero ¿Acaso el corazón de Madara no estaba plagado con la maldición de todos los Uchihas?, ¿No tenía él tambien veneno en el corazón?
 
Verlo de aquella forma resultaba inquietante. Y la expresión tan extraviada de Naruto hacía del asunto un tema absurdamente hilarante. Y es que, mientras Madara le guiaba entre el mundo de gente, Naruto parecía hallarse en cualquier sitio menos en ese.
 
¿Estaría Naruto cansado?
 
De vez en cuando, Sasuke le veía sonreir. Empero, su mirada estaba tan vacía. Quizá se encontraba enfermo, y si tal era el caso, su tío ni siquiera parecía reparar en ello.
 
-¿Sasuke kun?
 
Antes de que Haruno le tomara del brazo, se abrió paso entre la múltitud, pensativo. Oyó a la chica llamarle un par de veces a sus espaldas, pero siguió avanzando, y una vez se encontraron en el punto exacto, se volvió hacia ella, extendiendo el brazo a modo de invitación. Como si nada más ocurriera, como si ningún inconveniente hubiera tenido lugar, como si no la hubiese ignorado todo el tiempo. Solamente se mostró solícito, y aquello bastó para que Sakura cayerá ante su falso encanto. Estúpidamente fiel, rídiculamente ingenua.
 
Hicieron falta dos piezas para que Sasuke consiguiera su próposito de acercarse lo suficiente hacia su objetivo. En apenas dos canciones, pudo esquivar a cuanto estorbo le obstaculizaba y se posicionó junto al chico de cabellos de oro, mirada pérdida y sonrisa cansada.
 
Sakura no había dejado de hablar en todo el tiempo que tenían bailando, por lo que no dio por sentado nada. La hizo girar sobre sí misma un par de veces y luego estiró el pie en dirección del chico a sus espaldas. En un parpadeo, Naruto se desestabilizó, deshaciendo el firme agarre que mantenía en los hombros del mayor. Simultaneamente, Sasuke hizo girar a la chica Haruno y la empujó hacia el frente.
 
Juego de manos, solían llamarle.
 
A tiempo, sostuvo el cuerpo de Naruto entre sus brazos y lo instó a que continuara con el mismo ritmo de antaño. Sakura estaba ahora a merced de Madara, y este último buscaba infructuosamente a su alrededor. Sin embargo, Sasuke se apresuró, ignorando las múltiples quejas del rubio para imbuirse más y más entre el gentío.
 
-¿Qué haces?- de un momento a otro, Naruto lo frenó, reteniendolo del brazo en tanto lo miraba con evidente enfado, exigiéndole una explicación para su extraño actuar.
 
No obstante, no existía tal cosa. Sasuke había obrado por impulso, doblegado por el punto débil de su clan, de su familia y de su estirpe. Los sentimientos podían convertir a una persona de acero en una de cristal. E incluso un individuo tan calmo e inmutable como él, terminaba sucumbiendo ante alguien tan insignificante como Naruto.
 
¿Qué era lo que tenía que lo hacía desearlo tanto?
 
Haciendo caso omiso a las exigencias, lo arrastró consigo hacia las escaleras y, ya harto de tanta palabrería sin sentido, le cubrió la boca con la mano. Al instante, la mirada de Naruto resplandeció, quedandose inmóvil por inercia.
 
-Eres muy ruidoso- le soltó Sasuke, aproximandose al rostro de su oyente. Entre la confusión, la incertidumbre y el pasmo que denotaba la expresión de su acompañante, se permitió robarle un prolongado beso. Los labios de Naruto, cálidos al contacto, no se resistieron en lo absoluto. -No lo amas- susurró, sin apartarse.
 
Naruto parecía estar en shock, no se movía, constantemente manifestaba indecisión en su mirar.
 
Tan fresco y a la vez tan marchito.
 
-No lo necesitas- repitió Sasuke, conteniendo apenas las ganas de hacerle alguna marca en el cuello expuesto. Quería tenerlo, quería ...¿Qué quería exactamente?
 
La sonrisa burlona de Naruto acabó por desconcertarlo. Cruzandose de brazos y alzando una ceja en actitud fanfarrona, Naruto lo observaba. Ahora estaba fingiendo, eso Sasuke lo sabía bien, porque podía leerlo mejor que a cualquier libro.
 
-Siento decepcionarte, Sasuke, pero ya no podemos seguir jugando.
 
Sasuke lo miró, impasible. Aquel cambio tan repentino se le antojaba molesto. Era como si Naruto estuviera representando algo. Un papel, una máscara, tal vez un personaje. Pero ¿semejante cosa hacía falta?
 
-Siente- las palabras de Naruto habrían carecido de significado, de no ser porque el rubio lo tomó de la mano y la guío hacia su pecho. Su corazón latía a un ritmo inusualmente rápido. 
 
De inmediato Sasuke le devolvió una mirada de confusión.
 
-Te amo, Sasuke- confesó, soltándolo. -Todo este tiempo he estado enamorado de ti. Y yo...
 
Con semblante pálido, Boruto llegó corriendo en su dirección.
 
-Papá está buscandote.
 
Naruto dudó al ver que Sasuke entrelazaba sus dedos con los suyos.
 

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