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Erase una vez, una familia infeliz. por RLangdon

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-Cuando Madara se casó con Kaguya, jamás imaginó que ella lo traicionaría. Transcurrió un año antes de que Kaguya huyera con su parte de la herencia. Tan solo desapareció, y al no poder divorciarse, Madara perdió inevitablemente la mitad de sus bienes. 
 
Naruto observó el acta de matrimonio, escéptico.
 
-No es posible- murmuró. -No es posible que ella sea mi abuela.
 
Ignorando lo dicho, el individuo se hizo nuevamente con el acta.
 
-Kaguya no solo se llevo parte de la riqueza de Madara. Ella drenó los fondos del clan Uchiha. ¿Puedes imaginar el castigo que se le impuso a Madara por ello? 
 
Naruto negó despacio.
 
-Lo nombraron líder del clan para mantenerlo vigilado y a merced de un constante estrés. Pero entonces te encontró a ti, Naruto. El nieto legítimo de Kaguya Otsutsuki. Ella inclusive cambió su apellido antes de contraer nupcias con Madara. 
 
Naruto estaba meditabundo, y por más que lo intentaba, no podía procesar la información, ni mucho menos el hecho de que Madara decidiera llegar tan lejos. 
 
-Madara tuvo que comenzar de cero luego de que Kaguya lo dejara en banca rota. Dedicó gran parte de sus ganancias para obtener información sobre su paradero, pero solo pudo vincularla con uno de sus hijos- hizo una pausa y miró a Naruto a los ojos. -Minato Namikaze. Y sus dos herederos, los cuáles fueron dados en adopción. 
 
Nuevas lágrimas descendieron por las mejillas trigueñas. 
 
Sus sospechas si habían sido acertadas después de todo. Pero ya era tarde para arrepentirse. Y dolía muchisímo haber caído en semejante trampa.
 
¿Por qué no había huído antes? 
 
¿Cómo pudo estar tan ciego para permanecer al lado de una persona que no amaba? 
 
-Pues bien, tengo en mi poder un boleto de autobus en contraposición a los suburbios, sin molestas escalas y lógicamente, sin retorno- se detuvo para estudiar el semblante dubitativo de Naruto. Despues continuó. -Podrás instalarte fácilmente una vez que llegues, las rentas no son costosas y el trabajo abunda.
 
-¿Por que haces esto?- Naruto frunció el ceño con desconfianza. Ciertamente no tenía alternativa que aceptar. Regresaría a buscar a su hermano y se llevaría algunas de sus pertenencias. Escaparía por la madrugada. Se alejaría de todo, volvería a instalarse y empezaría de cero.
 
Ignorando la pregunta, el sujeto de la máscara sacó una navaja de sus pantalones para proceder a cortar los nudos correspondientes. Naruto agachó la mirada cuando se vio libre. 
 
-Tomálos y usalos. Aún estas a tiempo de salvarte de la humillación. Madara es un tipo implacable, un verdadero mounstruo cuando se lo propone. No le des la oportunidad de acabar con tu autoestima. 
 
Naruto tomó los boletos y los inpeccionó de cerca para corroborar que fueran auténticos. Era su oportunidad para escapar y hacer su vida lejos. Se llevaría a Boruto consigo y dejarían todo atrás. Se olvidarían de la pesadilla que conllevaba vivir bajo el mismo techo de Madara Uchiha. 
 
-Pero...no tengo como llegar- pensó en voz alta.
 
-Te dejaré cerca de la mansión, ya hice mi buena obra del día y no quiero que sea incompleta.
 
**
 
Estaba completamente empapado, los cabellos negros le caían dispersos sobre el rostro, pero la preocupación de Madara distaba mucho de su aspecto o salud en esos momentos. Apenas se detuvo a echar un vistazo en el interior de cada sección de la casa para corroborar que Naruto no estuviera.
 
Sentía una mezcla de adrenalina, consternación y furia bullir por su sistema nervioso. Tenía que encontrarlo pronto, antes de que fuera demasiado tarde. 
 
Subió al vehículo y lo puso en marcha, ignorando el nuevo molesto martilleo en las sienes que anunciaba una nueva jaqueca.
 
"Maldita sea"
 
Se trataba claramente de una encrucijada. Madara lo constató al llegar a la mansión y encontrar a Boruto oculto en una de las habitaciones. 
 
Había dejado a Naruto durmiendo bajo llave cuando los truhanes se infiltraron de algún modo y derribaron la puerta para tomarlo como rehén. 
 
"Debí llevarlo conmigo"
 
Pero no lo hizo. Porque estaba consciente del estrepito que se armaría en consecuencia cuando algún miembro del clan osara oponerse a su desición. Sin embargo, ahora se arrepentía y con creces. Había sido una idea terrible sacarlo del hospital tan pronto. Pero Madara temía un nuevo escándalo, esta vez en base al estado de salud de Naruto Uzumaki. 
 
La prensa ya había hecho de las suyas demasiadas veces consecutivas. Un artículo más y sus planes de deslindarse del clan Uchiha se venían abajo. 
 
Molesto, recorría las calles en su busqueda, pensando quienes podrían estar involucrados, pero si debía culpar a alguien, podía otorgar grandes créditos a su sobrino. Por Sasuke, la prensa había descubierto que Naruto no era una mujer en realidad, y también por su causa, se generó tremendo alboroto en el restaurante. Ahora, una vez más, era Sasuke quien propiciaba sus infortunios. Su entrometido sobrino había vuelto a interferir, entrando a su casa y llamando a una ambulancia, poniendo a Naruto y a él en la mira del clan. 
 
Madara no pudo seguir cavilando cuando lo vio pasar. Parpadeó ligeramente conmocionado al ver que se encontraba a salvo, solo que Naruto lloraba a mares, pese a tener la mirada ausente en la ventanilla. Cuando Madara reconoció el vehículo y al conductor, no dudó un solo segundo en acelerar a fondo para tomar ventaja.
 
Con la mandíbula apretada y sus manos aferrando con desmedida fuerza el volante, Madara le cerró el paso al conductor.
 
Las llantas del otro vehículo chirriaron sobre el asfalto cuando el conductor pisó el freno de golpe.
 
Naruto se sobresaltó, y cuando volvió la vista al frente, no estuvo seguro si estaba despierto o no. Quizá su mirada empañada le jugaba alguna sucia broma.
 
-¡Sal de alli!- exclamó un histerico Madara, tomando de las solapas al individuo de sobra conocido por él. Naruto se apresuró a abrir la puerta de su lado. Estaba tan confundido que lo único que se le vino a la mente fue que nuevamente estaba siendo engañado para que regresara, pero no lo haría, tenía que huír. Pero ¿Y Boruto? 
 
No podía simplemente abandonarlo a su suerte. 
 
A pesar de no poder correr, Naruto se alejó lo mas rápido que le fue posible. Avanzó por la acera y miró una sola vez atrás para ver como Madara asestaba una serie de brutales golpes sobre el desafortunado individuo.
 
-¡Naruto!
 
"Por favor no me sigas"
 
Avanzó agitado, con un grueso nudo obstruyendole la garganta y un ardor molesto en los ojos.
 
-¡Naruto!- Madara tuvo que correr y ceder con el agravio y la sarta de cuestionamientos que tenía para el infeliz Obito Uchiha.
 
Corrió aún más rapido cuando Naruto tropezó y se fue de bruces al suelo.
 
Aunque Naruto trató de levantarse, le fue inútil. Ya estaba cansado y Madara lo había interceptado antes de que consiguiera refugiarse en algún sitio.
 
-¿Que demonios estás haciendo?- estalló Madara, arrodillandose junto al rubio para ayudarlo a incorporarse. Naruto apartó la ayuda de un manotazo, sopesando la posibilidad de pedir ayuda. Pero ¿Qué diría? ¿Le creerían siquiera? 
 
-No me toques- le advirtió con voz quebrada. -No vuelvas a tocarme de nuevo.
 
Pese a su exasperado estado de ánimo, Madara procuró realizar un breve conteo mental para tranquilizarse. Había pasado por todo tipo de emociones en un mismo día y si se desquitaba con el Uzumaki en ese momento, estropearía su última oportunidad de enmendar las cosas. 
 
-Me mentiste- Naruto le recriminó con nuevas lágrimas opacando su mirada. -Dijiste que me amabas.
 
-Y es verdad- habló Madara con seriedad. -¿Podrías explicarme que rayos está pasando?...Te he estado buscando como un lunatico y ahora descubro que pretendías escapar a mis espaldas.
 
Los labios de Naruto temblaron por la recriminación. La tristeza se hizo mas fuerte al ver arruinado su ticket de autobus, se había mojado con la lluvia.
 
-Eres...- balbuceó, con la imagen de Kaguya desfilando en su mente. -Eres un bastardo. 
 
Contrario a la ofensa que Naruto quería ocasionar, Madara rió suavemente y se acercó hacia él para abrazarlo. Naruto contuvo un nuevo gemido al saberse entre sus brazos.
 
-¿De que mierda estas hablando?- Madara lo miró fijamente a los ojos, y al no obtener respuesta, prosiguió. -Que soy un cabrón no te lo discuto, pero si insinuas que Obito te lavó el cerebro, no puedo más que cuestionar tu inteligencia.
 
-Vi el video- lo acusó Naruto, tratando de escabullirse del agarre. Madara solo quería confundirlo para seguirlo humillando y no se lo iba a permitir. -¿Kaguya Otsutsuki te dice algo?
 
Ante el señalamiento, Madara alzó una ceja y analizó la expresion irritada del adolecente.
 
-¿Mi ex?- indagó. Naruto se abstuvo de soltarle un puñetazo.
 
-Tu esposa- corrigió. Se contuvo de decirle todo lo que había oído por temor a ser golpeado de nuevo. 
 
-Solo es un malentendido- sostuvo Madara.
 
Naruto separó los labios para contestar, pero los cerró al instante al meditar en un posible error. 
 
-Ven- Madara lo rodeó con más firmeza que antes y la calidez de su cuerpo forzó a Naruto a quedarse en su lugar. -Vamos a casa antes de que te resfríes, ya arreglaremos este malentendido.
 
Y aunque reticente al comienzo, Naruto accedió a seguirlo. Podía fingir que le creía, podía aparentar que lo perdonaba, pero jamás podría mentir respecto a sus sentimientos por Madara. Ahora no solo no lo amaba, sino que lo odiaba. 
 
Caminó lentamente a su lado, con las manos apretadas en firmes puños.
 
Sacaría a su hermano de esa mansión y huirían tan lejos que Madara no los encontraría nunca.
 

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