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Beautiful lies por RLangdon

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Dejó que el agua tibia corriera bajo sus manos. Cerró los ojos y procedió a enjuagarse el rostro, agradeciendo en su fuero interno que Itachi no le haya pedido tambien maquillarse. La cálida -y a la vez fresca- sensación, le reconfortó en demasía.
 
Con la vista fija en el espejo, suspiró lentamente y trató de tranquilizarse al pensar que lo mas díficil ya había pasado. La cena había finalizado y aunque quizá no dio la mejor impresión del mundo, era suficiente para cumplir su palabra de ayudar a Itachi. El engaño se había concretado exitosamente y, ahora, lo más acertado que Naruto podía hacer en esos momentos, era excusarse con que se sentía mal o tenía muchisimo sueño y deberes escolares por realizar. De ese modo no se vería tan grosero, pero tampoco estaría arriesgando su pellejo. No podía seguirse exponiendo de esa manera o terminarían descubriendo la farsa y, entonces, todo el esfuerzo habría sido en vano.
 
-¿Querida, te sientes mal?
 
Naruto dio un fuerte sobresalto frente al lavabo al oír la suave voz de Mikoto llamándole desde el otro lado de la puerta. Se había quedado divagando en los problemas y, además, se sentía muy nervioso.
 
-Y-Ya salgo-  la voz le tembló un poco al hablar pero no le dio importancia. Exhaló profundamente y se acicaló la peluca. Echó un ultimo vistazo al espejo y despues abrió la puerta, temiendo haber dado una mala imagen por su tardanza, sin embargo, eso le ayudaría en su siguiente excusa.
 
-Eres una jovencita hermosa y simpática. No dudo que inteligente también- Naruto sonrió nervioso ante lo último. -Quería que supieras que me siento enormemente satisfecha de que Itachi te eligiera como su pareja- la sonrisa afable de Mikoto no desapareció en ningún momento. Y Naruto se sintió terriblemente culpable de engañarla. Solo quería irse, largarse cuanto antes y olvidar esa velada. Porque, aunque había sido agradable, no dejaba de ser una falacia. -Por lo mismo- prosiguió Mikoto a media voz. - No me gustaría que se adelantaran demasiado. Quiero que vivan felices, pero tambien deseo que disfruten de su juventud. Ya habrá tiempo para pensar en algo más serio. Itachi me contó que tienen poco tiempo de estar saliendo juntos y por ello no se sentía seguro de presentarte.
 
-Bueno, yo...
 
-Toma- Mikoto hurgó en el bolsillo delantero de su mantel y sacó una pequeña caja blanca que tendió a un confundido Naruto. Este la tomó intrigado. Un escalofrío zigzagueó en su espalda al ver de qué se trataba.
 
Deglutió y sintió sus manos temblar al leer el reverso de la caja. Se trataba de píldoras anticonceptivas. Las facciones de Naruto se tornaron tensas, rígidas. Forzó una sonrisa y trató de no pensar en el molesto nudo de su garganta, ni en el cargo de consciencia que ya sentía por el engaño. Quería decirles la verdad, pedirles perdon las veces que fueran  necesarias y después volver a su casa.
 
Pero no podía...
 
Itachi se decepcionaría, y ademas él mismo no quería romper tan pronto esa imagen perfecta que se había formado ante la familia Uchiha de ellos dos siendo una feliz pareja hetero...
 
-Gracias, de verás- aferró la cajita y dejó que Mikoto lo condujera de vuelta a la mesa. Extrañamente todos habían terminado de cenar ya, pero nadie se había retirado. Muy por el contrario, los varones Uchiha parecían ansiosos y con pocas ganas de retirarse a descansar. Naruto jugueteó con un pliegue de la falda y Mikoto le instó a sentarse de nuevo.
 
-Prometí a Yoshino ayudarla a preparar un pastel para su hijo- Mikoto habló con seriedad mientras observaba el reloj de pared. -No demoraré demasiado- inmediatamente, Naruto se puso de pie, agitado por un sentimiento extraño. Se sentía abatido y culpable, pero Mikoto no le permitió disculparse para seguir hablando. -No quisiera que te marcharas tan pronto. Me gustaría mucho que pasaran aquí la noche. Además ya he dispuesto el cuarto de Itachi. Tú puedes quedarte en la habitación de huespedes.
 
Fugaku tosió convulsivamente. Récien había empezado a beber agua cuando Mikoto hizo semejante propuesta.
 
Shisui se sonrió satisfecho de haber dado aquella sugerencia en un futil descuido. E Itachi parpadeó sumamente indeciso.
 
-Mamá, no quisieramos...
 
-Que no se hable más- lo cortó Mikoto, yendo por su abrigo para salir. -Itachi no quiero que seas desconsiderado. Naruko se nota algo cansada y yo quisiera seguir conversando con ella al amanecer.
 
-Es que...- Itachi se rascó la nuca y sigilosamente observó a Naruto, el cual negó fervientemente. Para el infortunio de ambos, Mikoto se marchó sin oír replica alguna. Naruto volvió a estrujarse un costado de la falda. Había adquirido esa manía hacía unos minutos. Pero Itachi detuvo sus movimientos al posar sus manos sobre las suyas.
 
-Y... ¿Te dedicas a algo más, aparte de tus estudios?- preguntó Fugaku sin alzar la mirada de su vaso. Le extrañaba la conducta en extremo recatada de la chica.
 
Shisui frunció el ceño al ver que la rubia retrocedía su asiento un par de centímetros.
 
-Trabajo medio tiempo en un restaurante. Soy mesero...me...¡mesera!...quise decir mesera- Naruto se hundió en la silla y se dio un ligero pellizco en el brazo para no balbucear. Cuando miró a Itachi de soslayo, se percató de que estaba más palido y su nuez de adan ascendía súbitamente.
 
Shisui levantó una ceja por la reacción tan ridículamente dramatica.
 
-¿Vives con tu familia o...?- Fugaku inspeccionó severamente a la pareja, pasándole totalmente desapercibido el trivial error de Naruko.
 
-En realidad soy huerfana- respondió Naruto sin darle tiempo a completar la pregunta. Cosas malas pasaban cuando se ponía muy nervioso, cosas como olvidar que estaba fingiendo ser una chica plana...
 
-Lo lamento- Fugaku se empinó la bebida de una sola vez. -¿Han pensado en casarse cuando termines los estudios?
 
La pareja intercambió una mirada furtiva. Itachi se maldijo por haber estado bebiendo agua sin parar. Tenía la garganta reseca por tantas preguntas y se estaba mareando al obligarse a pensar en planes futuros.
 
-Tengo que ir al baño- hizo la silla hacia atrás y Naruto lo detuvo firmemente del brazo, mirándolo con súplica. Itachi hubiera accedido a quedarse de no ser porque la urgencia era auténtica. -No tardaré- lentamente Naruto retiró su mano, hizo un mohín de ansiedad y se frotó las piernas con insistencia.
 
-¿Naruko?- presionó Fugaku la respuesta. Naruto atinó a sonreír con cautela.
 
-No lo hemos pensado... aún.
 
-Pero a ti te gustaría- más que pregunta era una simple afirmación. Naruto no entendía el tono de reproche que el papá de Itachi estaba usando.
 
-Eso creo- se removió un poco y la caja de píldoras cayó bajo la mesa. Naruto se mordió el labio inferior y se agachó rápidamente para recogerlas, pero la punta de un zapato intruso se posó sobre ellas y después las deslizó hacia atrás.
 
Shisui...
 
Impotente, Naruto rasgó el suelo con las uñas. Avanzó a gatas debajo de la mesa para recuperar las pastillas. Si Mikoto llegaba a pedírselas por la mañana, no tendría ningún pretexto para darle. Y al verlas desaparecidas, ella creería que las había tirado o algo por el estilo.
 
Despacio tomó un extremo de la caja. Sin embargo Shisui las estaba pisando con mucha fuerza.
 
-¿Por qué?- susurró para sí, estático cuando las manos de Shisui lo tomaron inesperadamente del rostro.
 
Gamas de colores tiñeron el rostro trigueño. Naruto trató de retroceder, pero entonces Shisui le acarició las mejillas con los pulgares, suave, muy suavemente. Incluso se sentía bien.
 
Momentaneamente Naruto se dejó llevar por aquella cálida sensación. Cerró los ojos y se concentró en la caricia.
 
Itachi...
 
Pero su mente reaccionó velozmente, forzándolo esta vez a retroceder en contra de su voluntad. La peluca amenazó con caersele. Naruto intentó acomodarla de nuevo y cuando logró salir de la mesa, vio el semblante desconcertado de Fugaku. Su rostro severo y grave era todo un dilema en aquel instante. Pero Naruto no lo comprendió hasta después.
 
Shisui se irguió lentamente sobre la silla y el ruido de su bragueta fue lo único que se escuchó en el comedor.
 
Tomando una de las vajillas limpias de plata, Naruto miró su imagen. Tenía el cabello de la peluca desordenado y las mejillas rojas. Todo daba a entender un equívoco cuidadosamente elaborado. Y le apenó tanto aquello que se limitó a mirarse las rodillas, jurándose a sí mismo no decir nada en lo que le restara de tiempo.
 
-A que es única- cuando Shisui habló, Naruto alzó la mirada, frunció el ceño y se puso a la defensiva. 
 
¿Por qué Shisui actuaba de esa forma?  ¿Pretendía acaso desquitarse por lo que le había hecho? 
 
Y más importante aún ¿Se lo merecía? ¿Cabía esperar semejante venganza del joven que le seguía gustando tanto? 
 
Pero en el fondo Naruto sabía que las acciones de Shisui estaban perfectamente justificadas. Le había roto el corazón en el restaurante, bajo la atenta mirada de los comensales. No había tenido mucho tacto al decirle que estaba saliendo con su primo y que se había enamorado de él. Le había quitado al Uchiha, no solamente su utopía de amor, sino también a su familiar, pues ahora las cosas entre ellos estaban en muy malos términos.
 
-No lo cuestiono- fue lo que contestó Fugaku por inercia. Ya había bebido demasiado y empezaba a decir y pensar incoherencias.
 
Naruto decidió que era momento de aclarar la situación. No quería que las cosas siguieran empeorando, si defraudaba a Itachi, ya no le importaba. Lo amaba y quería estar con él sin prejuicios de por medio.
 
-Fugaku sama- se levantó y las miradas se clavaron en él. -Hay algo que quiero decirle.
 
Shisui miró con atención cada movimiento efectuado por la chica. Juntó discretamente las píldoras y tras leerlas, optó por guardarlas.
 
"Asi que eran anticonceptivos"
 
Irónicamente actuaba contrario a sus propios principios e ideales. Y es que todo Uchiha dañado en su orgullo era un arma de doble filo. Shisui tildaba los actos de dos de sus seres queridos como mortíferos y traicioneros. Tanto Itachi, a quien le había confiado plenamente sus sentimientos sobre Naruko, como esta última al jugar al tira y afloja con sus emociones, seguramente con el afán de acercarse más a Itachi, empleandole a él de inconsciente intermediario. 
 
-Solo quiero que sepa- continuó Naruto. -Que yo...
 
Dos, tres, cuatro segundos transcurrieron en aquel torpe tropezón con las correas de los zapatos cerca de la mesa. Naruto cerró los ojos y al abrirlos se sorprendió de bruces sobre el regazo de Fugaku Uchiha. Escandalizado y confundido, este último tragó en seco. 
 
-¡Lo siento mucho, de verás!
 
Aquel grito fue la alarma que forzó a Itachi a salir del servicio. Se había enjuagado el rostro infinidad de veces pero tenía tanto sueño que le costaba horrores seguir despierto.
 
-¿Naruko?- derrapó en la entrada del comedor, pero nada extraño ocurría. Naruto yacía de pie junto a Fugaku, haciendo exageradas reverencias, mientras que Shisui sonreía con desdén, aparentemente divertido por la escena. -¿Ocurre algo- cuestionó confundido. Fugaku estaba totalmente enrojecido y parecía estar librando una lucha interna.
 
-N-No fue nada- mintió Naruto, volviendo a tomar asiento. Se le estaba haciendo costumbre decir mentiras.
 
Itachi exhaló al acercarse.
 
-Siento importunar, padre. Pero Naruko y yo estamos algo cansados.
 
Fugaku apenas asintió a lo dicho.
 
-Ella dormirá en el cuarto de huespedes, Itachi- le recordó Shisui con estoicismo. Fugaku estuvo de acuerdo en ello.
 
-Lo sé- tajó Itachi, mordiéndose el interior de las mejillas. -Buenas noches- entrelazó su brazo con el de Naruto y ambos se retiraron hacia las escaleras.
 
Naruto mantenía la mirada abajo. Y solo hasta que estuvieron arriba se animó a preguntar.
 
-¿Lo hice bien, Itachi?
 
Itachi dio unos pasos hacia su recámara. Por unos segundos dudó en responder. Naruto se acercó aún más, vacilante, hasta que Itachi lo miró.
 
-Lo hiciste perfecto- lo tomó del rostro y lentamente lo besó.
 
Al principio Naruto se tensó, pero sus temores internos se esfumaron tan pronto como habían llegado. Correspondió al beso, abrazándose del cuello de Itachi para que este tuviera un mejor acceso a su boca.
 
Sin que ninguno lo premeditara, el beso se tornó más y más lascivo. Para cuando Itachi quiso darse cuenta de lo que hacía, ya tenía a Naruto empotrado contra la pared.
 
Agitado, Naruto trató de recuperar el ritmo habitual de su respiración. Siguió a Itachi cuando este se lo pidió en un susurro.
 
-Pero, Itachi...tu papá dijo...
 
-No me importa lo que haya dicho- objetó el aludido y cerró la puerta con desespero. Posteriormente tumbó a Naruto de espaldas sobre la cama y se posicionó encima de él, colocando ambas piernas a los costados de la cadera del rubio para no aplastarlo.
 
Naruto tambien se sentía excitado, aunque la sensación que predominaba en él era la adrenalina, seguida de la ansiedad y el nerviosismo. Todo ello en conjunto había terminado por sumirlo en un estado desconcertante. Sobretodo al recordar la serie de malentendidos en el comedor.
 
-Solo hazlo rápido- le urgió a Itachi contra su oído. Quería irse a descansar un poco y olvidarse de todo el teatro que se habían montado en apenas una noche.
 
-¿Estás consciente de que te quiero?- murmuró Itachi contra la piel del cuello trigueño. Ignoró el ruego de Naruto y procedió a besarlo con desesperación mientras luchaba por bajarse la bragueta.
 
-Hazlo asi- Naruto musitó agitado, dándole a entender que no pretendía desvestirse. Itachi dudó por largos segundos, tratando de razonar en si aquello era una prueba o algo similar. Pero se sentía demasiado cansado para analizar nada. Asi que se limitó a bajar los entallados boxers negros que usaba Naruto y se acomodó mejor entre sus piernas para penetrarlo.
 
Naruto cerró los ojos y alejó cualquier imagen mental. Seguía teniendo algo de miedo por ser su primera vez, pero Itachi lo hacía sentir seguro y amado. Con él estaba a salvo.
 
A salvo de la soledad.
 
A salvo del miedo.
 
El primer gemido brotó de sus labios cuando Itachi empezó a embestirlo profundamente, sosteniéndolo de las caderas para mecerse en un lento y placentero vaivén. Naruto separó más las piernas y usó una mano para mantener la falda en su sitio. Si alguien llegaba a entrar al menos no se darían por enterados de que era hombre.
 
Y es que después de tantas verguenzas, ahora lo último que Naruto quería era que la familia de Itachi descubriera la verdad.
 
-Itachi...- el susodicho se enterró con fuerza, el vaivén de sus caderas se tornaba cada vez más frenetico. Era tan morboso el hecho de tener relaciones de ese modo que Itachi no pudo contener su orgasmo por mucho tiempo.
 
Se tensó sobre el cuerpo de Naruto y liberó toda su excitación en un potente torrente. Naruto se tensó y se mordió los labios para contener su propio orgasmo.
 
-Te quiero mucho, Itachi- susurró depositando un beso corto en los labios del aludido. Itachi sin embargo se había sumido en un profundo letargo que le impidió saber nada más.
 
Optando por irse, Naruto se incorporó y cubrió a Itachi con las mantas. Si los pillaban durmiendo juntos, tendrían serios problemas. Lo mejor era obedecer. Además, Naruto estaba acostumbrado a dormir solo.
 
El pasillo estaba algo oscuro pero la luz proveniente de la parta baja, alumbraba el ala opuesta a la recámara de Itachi.
 
-Sala de huespedes...sala de huespedes- Naruto miró confundido cada una de las puertas a su paso. No sabía qué habitación le correspondía, y se sentía demasiado apenado para bajar a preguntar. Tampoco quería indagar abriendo cada puerta, pues podrían tacharlo de ladrón.
 
A punto de volverse sobre sus pies, un firme agarre sobre sus hombros lo detuvo. Naruto cerró los ojos y se llevó las manos a la cabeza para comprobar que la peluca siguiera en su sitio. Afortunadamente asi era. Tratando de modular su voz, se dio media vuelta.
 
Los bellos y rasgados ojos ónice lo escudriñaron fijamente. De pronto y por primera vez, Naruto sintió unas enormes ganas de darle un golpe a Shisui, quien, no conforme con haberlo humillado, le había puesto el pie para que tropezara en el comedor.
 
-Tú...
 
-La habitación de huespedes esta del otro lado- le indicó Shisui con semblante impasible. Naruto quiso regresar a donde Itachi, pero también deseaba fervientemente arreglar y dejar las cosas en claro con su primo.
 
Lentamente decidió seguirle. Tan pronto Shisui abrió la puerta, Naruto se deslizó dentro. Tenía la mano puesta sobre la perilla, pero Shisui se abrió paso, ignorando deliberadamente su vacilación por cerrar la puerta. 
 
-Lo que hiciste- empezó Naruto con los puños firmemente cerrados. Estaba por increparle a Shisui por su osadía de dejarle en ridículo frente al padre de Itachi cuando reparó en la mirada sombría del joven. 
 
-No te haces idea de lo mucho que te deseo- confesó Shisui, volviéndose de espaldas hacia la ventana de junto. Sin ser capaz de soportar un solo desplante más de quien él consideraba su alma gemela. -De lo mucho que he padecido en tu ausencia y de lo...terrible que ha sido enterarme de que jugabas conmigo. Un juguete nada más- agregó lo último para sí mientras luchaba por mantener el control de sus emociones que, rápidamente lo despedazaban por dentro. 
 
Naruto separó los labios, pero no fue capaz de reaccionar al nuevo e inesperado movimiento de Shisui, quien, aún consternado y molesto por el giro de acontecimientos, se había devuelto sobre sus pasos para tomar a Naruko de los hombros y besarla con desmedida fuerza. Un beso falto de tacto y delicadeza, pero repleto de pasión y angustia. Un beso de amante desesperado que se siente rechazado y no sabe cómo encarar los hechos. 
 
Aunque renuente al comienzo, Naruto no tardó en sucumbir al beso, inundado de confusión, temor y culpa por haber despertado una ilusión que amenazaba volverse fatal si no la detenía a tiempo.
 

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