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Beautiful lies por RLangdon

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Una vez que Naruto terminó de hablar, estuvo a punto de romper en llanto, tanto y más al reparar en el rostro de su oyente que, ahora lucía pálido, casi enfermo y sujetandose a duras penas del marco de la puerta para evitar que su atribulada mente le hiciera perder el equilibrio. 
 
Naruto había tenido que hacer varias pausas a lo largo de su relato al notar  la clara indesición de Shisui en cuanto a marcharse y dejarle con las palabras en la boca o, quedarse hasta el final. De algún modo y muy a su pesar, Shisui había escogido lo segundo. Quizá para terminar de convencerse o por mero estado de shock al verse incapaz de procesar semejante torrente de información de golpe. 
 
Aquel rostro, usualmente tan calmo y sereno, se había descompuesto en un rictus de rabia, mezcla de dolor, confusión y desengaño. Presa de todo tipo de emociones violentas, Shisui se había sostenido de pie para luego levantar el rostro y dirigir una mirada cargada de odio a su interlocutor. Y tal era la intensidad del sentimiento que ahora manaba de las irises oscuras que, Naruto se vio forzado a retroceder, temiendo que la amenaza implicíta en su mirada acabara por materializarse de forma fisíca. 
 
-Lo siento- quiso tomarlo de las manos, pero Shisui lo apartó de si con un violento empujón que lo hizo retroceder un par de pasos. 
 
-Tú no...- intentó decir Shisui, en vano. Sentía tanto dolor que no sabía ni siquiera cómo canalizarlo. Se sentía como un completo estúpido nada más pensar en todas aquellas veces que había acudido al restaurante, creyendo erroneamente que seducía a una bella chica. Sus encuentros, sus ...besos. 
 
En un impulso de aflicción, escupió hacia un lado reiteradas veces, rememorando todos los besos, todos los roces. Asqueado, se limpió la boca con fuerza usando el antebrazo. 
 
Un chico. Naruko era en realidad Naruto. El estudiante de su primo.
 
Era demasiado. 
 
Demasiadas mentiras para procesarlas todas juntas. 
 
Su estómago era un vacío sin fin. El pecho se le estrujaba ante cada remembranza. 
 
"Te amo, Naruko" 
 
De pronto ya no lo soportaba. No podía mirarlo, no quería tenerlo cerca suyo sabiendo que todo había sido un engaño. Pese a que Naruto seguía hablando, Shisui ya no lo escuchaba. Sus oídos y sus pensamientos se habían bloqueado debido al dolor. Solo le veía gesticular y llorar a lágrima viva.
 
¿Qué más podría decirle que valiera realmente la pena?
 
Solo había sido su juguete. Tan ciego, tan iluso e imbécil. 
 
Finalmente y tras un esfuerzo colosal, Shisui pudo recomponerse lo suficiente para alejarse. Logró salir deprisa del edificio, pero no se encontraba en condiciones óptimas para conducir, asi que permaneció sentado dentro del coche. Largos minutos pasaron hasta que reaccionó a lo recien descubierto. 
 
Gritó con rabia, aporreó el volante y maldijo su propia estupidez una y cien veces. Después forcejeó con el cinturón hasta que, con torpes y erraticos movimientos, consiguió abrocharlo. 
 
Casi podía ver a Naruko sentada a su lado, sonriendole dulcemente, cándida y fresca. Y entonces, la visión se desvanecía, y en su lugar quedaba aquel chico, tan parecido a ella. 
 
Pero era un hombre. Igual que él. Y Shisui no era ningún desviado. A él le gustaban las chicas. 
 
"Pócima para el amor" que disparate. 
 
Con los dientes fuertemente apretados, puso en marcha el motor. Entonces las lágrimas manaron en un torrente sin control.
**
 
Ante la inminente y trágica partida de Shisui, Naruto se había desmoronado junto a la puerta de su departamento. Había permanecido como en un trance por casi una hora, pensando, sin meditar en nada realmente. Solo sabía que la había jodido en grande y que, acababa de ocurrir justamente aquello que tanto había temido. Había herido a Shisui, de una forma tan irreversible que temía incluso lo que pudiera ocurrir ahora. 
 
Cuando logró salir del trance, intentó localizar a Itachi para explicarle la situación, pero tras varias llamadas infructuosas, se dio por vencido. Seguramente Itachi estaría ocupado y, además, al ponerle al tanto del asunto, también se arriesgaba a herirlo. 
 
Él tenía que hacerse cargo de lo sucedido. 
 
Tomó de nuevo el móvil y esta vez marcó el número de Shisui. Sonó dos veces antes de que lo enviara a buzón. 
 
-¿Qué puedo hacer?- pensó afligido, llorando y al borde de una crisis nerviosa. Si solo pudiera retroceder el tiempo...pero, ¿Para qué?, no era como si pudiera repararlo con solo desearlo. 
 
Quería que dejara de doler. Y que, tanto Itachi como Shisui se encontraran bien.
 

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