La primera noche de esa semana que Naruto vio a Shisui con sus gafas oscuras apoyado sobre el capó de su coche esperandole afuera del restaurante, pasó de largo.
La segunda también lo hizo.
A la tercera, vio de refilón que el joven hacía un movimiento, pero enseguida permanecía impasible, como indeciso en cuanto a detenerle, hablarle o seguir simplemente esperando.
La cuarta noche, Naruto empezó a salir por la puerta trasera del restaurante. No que le molestara la presencia del Uchiha, ni mucho menos. Simplemente le ponía nervioso y un tanto irritante el hecho de que Shisui no pudiera acatar su sencilla petición de esperarle unos días para pensarlo. Aquella treta de presentarse todas las noches sin duda era para presionarle, y Naruto odiaba la presión. En primera instancia porque hacía apenas un par de días se había enterado de que Itachi había emprendido un viaje de tiempo indefinido fuera de la ciudad. Shisui le había soltado la información sin apenas entrar en detalles, pero tampoco hacían falta. Fugaku Uchiha pretendía asentar otra empresa a orillas de la ciudad y, aunque Itachi pudo haberse negado, había accedido esta vez. Shisui en cambio se hacía cargo del puesto de su primo y pese al estricto horario que demandaba el empleo, siempre hallaba tiempo suficiente para ir a buscarle.
Cuatro noches atras y ante el impredecible beso que Shisui le había dado, Naruto había leído en sus oscuras pupilas la urgencia de una respuesta ante una pregunta no planteada. Al menos no verbalmente. Shisui pretendía que su idilio, hasta entonces oculto, continuara. Esta vez de forma pública y sin ambagues.
Naruto no obstante, había dudado. Aún a sabiendas de que Itachi le había abandonado sin decirle una sola palabra, seguía manteniendo sus sentimientos intactos hacia él.
Más que quererlo, le había amado. Había sido su primer enamoramiento genuino y lo había arruinado por no ser capaz de enmendar sus propios errores al querer forzar una relación que, muy seguramente, no se habría producido sin ayuda de un factor externo.
De no haber usado la pócima, Itachi y Shusui seguirían en buenos términos. Itachi habría conservado su empleo y Naruto no se sentiría tan basura cada vez que entraba al salón de clases y veía al nuevo maestro suplente.
Pero las cosas debían pasar por una buena razón. Y mientras Naruto rodeaba sigilosamente la infraestructura para emprender carrera hacia su departamento, pensó que no podría alargar más la espera de su respuesta.
Itachi no iba a volver. Y definitivamente no pensaba perdonarlo.
Shisui por otro lado estaba allí, y a pesar de descubrir su verdad, seguía aguardando por él.
*
La quinta noche, Naruto se había entretenido un poco más en el vestidor, consciente de que el joven debía estarle esperando fuera como lo había hecho en días anteriores.
Lentamente se había quitado el uniforme y procedió a ponerse unos pantalones naranjas que hacían juego con la chamarra. Se había cepillado y engominado un poco el cabello y finalmente se perfumó un poco. Un ritual ridículo en su afán por ganar tiempo. Tras realizar unas cuantas inhalaciones para serenarse, se miró en el espejo y pensó una vez más en Itachi, pero enseguida tuvo que reemplazar su recuerdo pues sus ojos empezaron a acumular gruesas gotas salinas que se rehusó a soltar.
Parpadeó para aclararse la vista y tomó su mochila antes de decidirse a salir.
Ya fuera, la decepción se hizo latente al no vislumbrar el auto de Shisui por ninguna parte.
"Quizá se retractó. O se cansó de esperarme"
Con cierta pesadumbre emprendió la marcha de vuelta a su departamento, sin embargo, al llegar al edificio, una sonrisa llana y nerviosa se dibujó en sus labios al reconocer la figura del joven apoyado en el muro de la entrada.
-Shisui- nombró a modo de saludo.
Hasta entonces no se había detenido a pensarlo, pero ahora reconocía un aire de incomodidad en el ambiente y era a causa suya, ya que su trato con Shisui Uchiha casi equivalía al que tenía a diario con los comensales de Ichiraku. Pese al idilio que habían sostenido, Naruto había interactuado con Shisui del mismo modo que solía hacerlo al interpretar a Naruko.
Con Itachi en cambio todo había sido más espontaneo.
-¿Ya lo has pensado?- eludió Shisui el saludo y, a modo de reproche, bloqueó la entrada con su cuerpo. -Te advierto que no me iré hasta que...
-Si- le interrumpió Naruto, exhibiendo un tenue rubor que pudo ocultar al ladear el rostro y rascarse la nuca. -Quiero que me conozcas mejor- admitió, sintiendose aún algo renuente en cuanto a la desición de Shisui por perdonarle y seguir con aquello.
¿Qué futuro podían tener como amantes si el uno no era sincero con el otro?
Naruto sabía que debía pasar página con Itachi. Tenía que seguir con su vida y si tenía la oportunidad de enamorarse tan perdidamente como lo había estado de él...¿por qué no intentarlo?
Contrario a la reacción huidiza de su mirada, no retrocedió cuando Shisui llegó frente a él para tomarlo del mentón y besarlo.
-¿Me invitaras a pasar?
Naruto no tuvo fuerzas para negarse.
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