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Las lecciones de TaeMin por DenisseZepol

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MinHo no pudo evitar la pequeña sonrisa que vino a sus labios cuando TaeMin gimió, pero se acomodó en la almohada en posición de reposo. El labio inferior lo tenía atrapado entre los dientes, y jadeaba duramente. 


 


MinHo sabía que TaeMin desesperadamente quería correrse. MinHo lo quería también. Pero quería que aprendiera a ser paciente y a obedecer. Ahora, como estaba demostrando ser un estudiante brillante. MinHo decidió que esa diligencia merecía ser recompensada. 


 


Se inclinó hacia delante y tiró de la venda, quitándosela. Quería ver a los ojos del hombre cuando se corriera. Cogió un puñado del pelo TaeMin y ladeó su cabeza hacia atrás. ―Abre tus ojos y mírame, TaeMin. 


 


TaeMin parpadeó rápidamente, fijó sus ojos en los de MinHo. El deseo y la necesidad ardían en esos hermosos ojos verdes. Se hundían en el alma de MinHo, lo que lo hacía que se sintiera fuerte y poderoso, pero no tan fuerte y poderoso como para negarle su orgasmo. 


 


El que creyera que un sub era más débil que un Dom era un idiota. La voluntad que tenía TaeMin para negarse su orgasmo ante tal necesidad era sorprendente. MinHo sintió un momento de asombro por el control de TaeMin. Tal vez había algo más en su pequeño sub de lo que había pensado previamente. 


 


―Córrete. 


 


Una simple palabra parecía tener el poder de mover la tierra, o por lo menos mover a TaeMin. Los deliciosos labios del hombre se abrieron cuando un suave grito llenó la habitación. Su espalda se arqueó. Su piel adquirió un impresionante tono color rosa, como si el placer lo hubiera pintado de pies a cabeza. Cuerdas de blanco esperma perlado se dispararon al aire, aterrizando en el pecho de TaeMin, su muslos, y hasta su barbilla. 


 


Cuando TaeMin comenzó a bajar de su nube, MinHo aumentó la presión sobre su pelo. Estuvo encantado cuando otro brote corto de esperma salió de la polla del jovenantes de que el hombre se desplomara contra la pierna de MinHo. 


 


―Buen chico ―dijo en voz baja mientras soltaba su cabello y comenzaba a pasar sus dedos a través de las hebras de seda. TaeMin había sido perfecto. 


 


Justo como sabía que lo sería. MinHo había sospechado durante mucho tiempo que los ojos de TaeMin eran el espejo de sus emociones. Ahora, sabía que había tenido razón. Cada gramo de placer que tenía brillaba en sus ojos verdes musgo, convirtiéndolos en un esmeralda oscuro. Su satisfacción por correrse, su alivio por al fin poder hacerlo, e incluso su orgullo por haberse aguantado durante tanto tiempo, todo pasó por sus ojos mientras se corría. 


 


―Arriba, mascota ―ordenó MinHo mientras tiraba de su pelo. Una vez que TaeMin estuvo de pie, MinHo se tomó un momento para mirar a su nuevo sub. Con salpicaduras de su semen decorando su cuerpo, parecía un ángel libertino. Era totalmente delicioso. 


 


MinHo cogió la cesta púrpura y azul y sacó algunas toallitas húmedas para bebé que tenía para tales ocasiones. Con mucho cuidado lo limpió, y luego a sí mismo, antes de tirar las toallitas usadas al bote de basura que estaba a un lado de la mesa de café. 


 


MinHo soltó las manos de TaeMin, sonriendo, cuando el hombre ni protestó, dejando los puños a un lado. TaeMin estaba tan eufórico que ni notaría un huracán. MinHo se puso de pie y luego lanzó a TaeMin a sus brazos. Sabía que el pequeño y hermoso sub ya había tenido suficiente por esta noche. Ahora, TaeMin necesitaba descansar. 


 


Una cosa que enorgullecía a MinHo era como un Dom cuidaba a su sub, y eso significa saber cuándo frenar las cosas y cuándo parar. TaeMin necesitaba descansar un poco y tener tiempo para digerir lo que había ocurrido entre los dos antes de decidir si quería seguir. 


 


MinHo llevó a TaeMin al dormitorio. Tiró de las mantas hacia atrás y luego lo acostó. Una vez que TaeMin estaba cómodo, MinHo se metió en la cama detrás de él y los cubrió con las mantas. 


 


―Duerme, mascota ―dijo en voz baja mientras se colocaba detrás de TaeMin y pasaba un brazo alrededor de su cintura. Sonrió cuando TaeMin se movió durante un momento, correteando con su culo hacia atrás hasta que lo tuvo ajustado contra la ingle de MinHo. Eso pareció satisfacer a TaeMin. Inmediatamente se durmió. MinHo se rio entre dientes, ligeramente, por los suaves ronquidos de TaeMin que llenaban la habitación un momento después. 


 


El sub era realmente bueno siguiendo órdenes. MinHo no podía esperar para ver si TaeMin podía seguir las órdenes del mismo modo cuando llegara la mañana. Esta noche había sido fácil, los dos se iban a salir de su piel, por así decirlo. Mañana, la formación real comenzaría. MinHo esperaba que TaeMin estuviera preparado para las cosas que había planeado para los dos. 


 


Infiernos, esperaba estar listo para TaeMin. 


 


 


 


*****


 


 


 


MinHo se estiró cuando se desveló. Parpadeó. Sus ojos se abrieron, cuando su mano tropezó con una carne caliente que no era la suya. Oh, espera, lo era. MinHo sonrió mientras sus ojos se posaban en el pequeño y hermoso hombre acurrucado en la cama junto a él. 


 


Bueno, TaeMin no estaba exactamente acurrucado, más bien repartido por toda la cama. MinHo miró a su alrededor y se dio cuenta que estaba en el mismo borde de la cama. TaeMin ocupaba cada centímetro de espacio de su cama tamaño extra grande. 


 


Hmmm... Eso no debería ser así. 


 


MinHo miró hacia el gancho de metal soldado en el centro de su cabecera de hierro forjado. Parecía que necesitaba frenar a TaeMin cuando dormían si quería tener un solo centímetro de espacio en la cama para sí mismo. Pero eso estaba bien. Le daría un acceso sin restricciones al sexi y pequeño cuerpo. Y estaba bastante seguro de que TaeMin lo disfrutaría. 


 


El hombre era verdaderamente el gluten de la tortura sexual. Parecía comerse todo lo que MinHo le daba como un hombre hambriento. Y MinHo no podía estar más feliz por eso. 


 


Levantó las sábanas y luego rodó de la cama con tanto cuidado como pudo. Tenía planes para TaeMin, y necesitaba ponerlos en marcha. Era sábado, así que solo tenía hasta mañana para convencerlo de que eran el uno para el otro. 


 


No podía desperdiciar el tiempo. 


 


MinHo hizo un viaje rápido al baño, se limpió con un poco de jabón y agua, y se lavó los dientes. Puso un cepillo de dientes y pasta sobre el mostrador para TaeMin. 


 


Sólo para burlarse de TaeMin un poco, se puso algo colonia antes salir del baño. No se había perdido que TaeMin parecía disfrutar de su aroma. Y nunca le hacía daño a un Dom mantener las cosas equilibradas a su favor. 


 


Una vez que terminó en el cuarto de baño, MinHo fue a la cocina. Puso la cafetera y colocó sobre el mostrador las cosas para el desayuno. Sólo podía esperar que a TaeMin le gustara la cocina. Tenía el deber de preparar el desayuno. 


 


Pero primero lo primero. 


 


MinHo regresó a la habitación. Se detuvo junto a la cama, sonriendo con diversión. TaeMin se había movido de su lado de la cama y se había extendido, ahora estaba de un lado del colchón al otro, excepto por sus manos, que estaban caídas con descuido sobre su cabeza. Perfecto. 


 


MinHo tomó las manos de TaeMin y las levantó un poco más alto, conectando los puños en el gancho soldado a la cabecera. TaeMin se movió por un momento, gruñendo en su sueño, antes de establecerse una vez más. 


 


MinHo sacó un par de artículos de la mesita de noche y los dejó en la cama junto a TaeMin, y luego se subió a la cama. Se deslizó por la cama y levantó una pierna sobre TaeMin, hasta que estaba a caballo en el pecho del hombre. 


 


― TaeMin. 


 


Dios, el hombre era simplemente adorable. Este se movió y gruñó, sus cejas oscuras dibujadas sobre sus ojos. MinHo se acercó y ligeramente tocó un lado de su cara, hasta que el hombre comenzó a parpadear rápidamente. 


 


Los ojos del pequeño por fin se abrieron y entonces se ampliaron como platos cuando vio la dura polla asentada frente a su cara. Parpadeó para un momento, como si no pudiera creer que lo que estaba viendo fuera real. Sus ojos lentamente se elevaron para unirse a los de MinHo. 


 


―Buenos días mascota.


 


―Señor.


 


Perfecto. 


 


MinHo sonrió. Movió sus caderas y golpeó la cabeza de su polla contra los labios de TaeMin. ―Abre, mascota. 


 


TaeMin parpadeó de nuevo y luego, lentamente, abrió la boca. MinHo se agarró de la cabecera y se inclinó hacia arriba, mirando con expectación como su dura polla se hundía en la dulce boca. 


 


Casi al instante, MinHo sintió la lengua pasar por encima de su sensible carne. Era como si TaeMin no pudiera dejar de lamer la polla de MinHo. Y estaba muy agradecido por ello. Puede que TaeMin no tuviera mucha experiencia chupando pollas, pero sin duda lo compensaba con entusiasmo. 


 


―Chúpame, mascota, y hazlo bien.


 


Los ojos de TaeMin parpadearon hacia los de MinHo. ―Usa esa lengua tuya. Lame mi polla.


 


Los ojos de MinHo casi se le salen de las cuencas cuando TaeMin hizo exactamente lo que le había ordenado. MinHo se paró a pensar por un momento, preguntándose quién estaba a cargo aquí. Si TaeMin tuviera la menor idea lo que su boca le hacía, estaría acabado. 


 


Cuando los labios y la lengua de TaeMin comenzaron a trabajar arriba y abajo de su polla, MinHo comenzó a moverse, lentamente follándolo con sus caderas, metiendo y sacando su polla de la perfecta y pequeña boca. Su respiración se aceleró, y sus manos se apretaron alrededor de la cabecera. 


 


Maldita sea. TaeMin era jodidamente bueno en esto. MinHo preveía una gran cantidad de mamadas en su futuro. Era la manera perfecta de empezar el día. E hizo que empezara a pensar en cómo podía hacer arreglos para que esto ocurriera todas las mañanas. Era demasiado pronto para saber si lo que se estaba construyendo entre ellos sería permanente, pero estaba seguro de inclinarse por ese camino. 


 


MinHo trató de aferrarse a su control, pero se deslizaba con rapidez lejos de él con cada golpe de la lengua de TaeMin. Cuando contrajo sus mejillas, MinHo abandonó la lucha. Cogió un puñado de pelo de TaeMin y permitió que su orgasmo lo barriera, gimiendo fuerte cuando su polla estalló y llenó la dulce boca con chorro tras chorro de semilla caliente. 


 


TaeMin tragó saliva, y ese simple gesto lanzó aún más el placer a través de MinHo cuando los músculos de la garganta de TaeMin masajearon la muy sensible cabeza de su pene. MinHo se estremeció, meciendo su polla dentro y fuera de la boca, mientras su placer comenzaba a decaer y una cálida sensación de satisfacción lo llenaba. 


 


MinHo soltó el pelo TaeMin, mientras lamentablemente sacaba la polla de la boca del hombre y se deslizaba hacia abajo en la cama. Tomó un lado de la cara TaeMin y se inclinó para besarlo. TaeMin al instante volvió la cabeza. 


 


MinHo frunció el ceño cuando se sentó. ―¿TaeMin? 


 


Los ojos de TaeMin estaban llenos de dudas, cuando se dio la vuelta para hacer frente a MinHo. ―Yo sólo... ― TaeMin se humedeció los labios―. Señor, no quería decir... ¿No me puedo lavar los dientes primero? 


 


De repente MinHo cayó en la cuenta de por qué TaeMin estaba tan reticente a un beso mañanero. Sonrió y se inclinó hacia abajo. ―Quiero mi beso, mascota. 


 


―Sí, señor, pero- ―El resto de las palabras de TaeMin fueron sofocadas por los labios de MinHo. 


 


Fiel a lo que TaeMin pensaba, MinHo probó un indicio de sí mismo en esos labios. Lo había estado esperando cuando besó al hombre, por lo que no fue una sorpresa para él. El hombre le acababa de dar una mamada después de todo. No lo molestaba. 


 


MinHo acarició suavemente con su pulgar los labios hinchados de TaeMin mientras se hacía hacia atrás para mirar al pequeño y hermoso hombre. No pudo evitar preguntarse si TaeMin siempre despertaba con esa apariencia tan malditamente buena o si había sido suerte esa mañana. Tenía el pelo ligeramente enredado en torno a su cara, casi como un halo de oro-marrón. Sus ojos verdes parecían más brillantes, pero aun así, tenían el suave color musgo verde que estaba empezando a amar tanto. 


 


Y sus labios... buen dios, sus labios. Eran de color rojo, hinchados, y tan jodidamente carnosos que MinHo deseaba deslizar su polla entre ellos otra vez, pocos minutos después de recibir una completa mamada. 


 


―Es hora de comenzar nuestro día, mascota. ― MinHo pasó su pierna por encima de TaeMin y rodó a un lado de la cama. Alzó la mano y le desató las manos esposadas a la cabecera y luego se sentó. Palmeó el lado de la cama junto a él―. Ven y siéntate, mascota, te daré tus órdenes. 


 


TaeMin pareció confundido por un momento, pero se dio la vuelta y deslizó hacia ese lado de la cama, sentándose junto a MinHo. 


 


―Tienes cinco minutos para ir al baño y ocuparte de tus necesidades, y entonces te quiero de vuelta aquí, ― se inclinó sobre el lado de la cama. 


 


TaeMin frunció el ceño. ―¿Estoy siendo castigado, señor? 


 


―Estás siendo recompensado, TaeMin.


 


Los ojos de TaeMin se ensancharon. ―¿De verdad, señor? 


 


―Cuatro minutos, cincuenta y nueve segundos, TaeMin. 


 


MinHo se rio entre dientes mientras miraba a TaeMin saltar de la cama y correr hacia el cuarto de baño. TaeMin ni siquiera se detuvo a cerrar la puerta. MinHo escuchó el inodoro después de un momento y luego el grifo del baño, y así sucesivamente. 


 


Así, cuando habían pasado cuatro minutos, TaeMin regresó de nuevo al dormitorio y corrió hacia la cama. Ni siquiera se detuvo antes de lanzarse sobre su lado de la cama, al aterrizar sobre el colchón, rebotó un par de veces antes de colocarse sobre los codos y mirarlo sobre sus hombros. 


 


―Estoy listo, señor. 


 


‘Sí, lo estaba’. MinHo se rio entre dientes cuando cogió los artículos que había dejado sobre la cama antes. El culo de TaeMin no estaba tan rosa como lo había estado la noche anterior, pero tan problemático como el pequeño hombre era, no tenía duda de que estaría de color rosa-rojo de nuevo, y probablemente antes que tarde. 


 


MinHo destapó la parte superior de la botella de lubricante y vertió un poco sobre el tapón de goma rojo que había comprado después de que TaeMin pusiera su pequeño anuncio y que hubieran llegado a un acuerdo. Sí, siguiera así, y si pudiera, TaeMin se pasaría cada fin de semana atado y con el tapón anal puesto para el placer de MinHo. 


 


MinHo lubricó el tapón y luego se inclinó para presionarlo contra el apretado y fruncido agujero de TaeMin poco a poco. Oyó gimotear a TaeMin cuando un estremecimiento recorrió su cuerpo mientras se abría camino a través del pequeño hombre. 


 


―¿Te gusta esto mascota? ―preguntó MinHo mientras trabajaba la punta del tapón de goma dentro y fuera del culo de TaeMin. Cuando el apretado anillo de músculos comenzó a aflojarse, MinHo lo empujó más y más hasta que estuvo totalmente dentro. 


 


―¡Sí, señor! 


 


MinHo arqueó una ceja por el alto tono de las palabras de TaeMin. Movió el tapón, retirándolo y luego empujándolo en varias ocasiones. TaeMin empujaba su culo hacia arriba al aire cada vez que movía el tapón. Hasta que finalmente TaeMin estaba en sus manos y rodillas, su culo alzado al aire y su cara empujando contra la cama. 


 


MinHo se levantó de la cama y se movió hasta que estuvo directamente detrás de TaeMin. Dejó el tapón y agarró las caderas del hombre, tirando del cuerpo del hombre hacia atrás, al mismo tiempo que se empujaba hacia delante con sus caderas. Sabía, por la forma en que se estaba estrellando contra TaeMin que estaba empujando el tapón anal aún más en el culo del hombre. 


 


TaeMin gimió. 


 


Sus manos escarbando las sábanas. 


 


MinHo empujó sus caderas hacia delante de nuevo y su polla creció, gruesa, llena y dura como una roca. ¡Joder! El deseo se estrelló contra MinHo. No podía soportarlo. Se había corrido hacía unos minutos, pero de repente sintió la necesidad de volver a correrse. Tan duramente que sus dientes le dolían. 


 


MinHo se echó hacia atrás y sacó el tapón del culo de TaeMin. Lo tiró en la cama y rápidamente tomó un condón y lo rodó por su dura polla. Remplazó el tapón con su propia polla, empujándose con tal fuerza que el hombre habría salido despedido a través de la cama si MinHo no lo hubiera tenido sujeto por sus caderas. 


 


―Maldita sea, TaeMin ―gruñó MinHo entre empujes ―tu culo es tan perfecto. 


 


―Me alegro... Me alegro que le guste, señor. 


 


MinHo golpeó a TaeMin en el culo. ―Amo. ―La palabra estaba fuera de la boca de MinHo antes de que pudiera detenerla. No tenía todavía la intención de compartir esa necesidad en particular con TaeMin, quizás nunca. No a todos los sub les gustaba llamar a su Dom, Amo. Oró para no haberlo echado todo a perder entre ellos con su desliz. 


 


―Duro, Amo, por favor. 


 


La cabeza de MinHo cayó sobre sus hombros cuando una sensación de alivio lo inundó. Las palabras de TaeMin eran música para sus oídos. Tocaron una fibra sensible muy dentro de él que pensaba que tenía oculta a todo el mundo, incluyendo a su nuevo sub. Una vez que TaeMin la había dicho, de repente, MinHo sabía lo mucho que ardía de deseos de escucharla otra vez. 


 


TaeMin iba a ser su caída. 


 


El pequeño sub tenía el poder para acabar con él. MinHo solo tendría que darle una razón a TaeMin para que se quedara. Primero lo follaría hasta la inconsciencia, y luego, tal vez podrían trabajar en el resto de su relación. 


 


Pero primero lo primero. 


 


MinHo aumentó la presión sobre las caderas TaeMin y comenzó a empujarse con un ritmo rápido. Cada vez que se movía, MinHo podía sentir los músculos interiores apretándose alrededor de su polla, exprimiéndolo con ese sedoso calor que lo llenaba de placer. 


 


―Tu culo se hizo para mi polla, mascota. 


 


―Sí, Amo. 


 


‘¡Dios, sí!’ MinHo iba a perder la cabeza. El cuerpo de TaeMin lo acunaba como si hubieran sido fabricados con el mismo molde y después hubieran sido separados. Cada vez que MinHo se hundía en TaeMin, se sentía como si finalmente, después de todo, estuviera volviendo a casa. Era una agonía, y un placer al mismo tiempo. 


 


Cuando MinHo sintió que sus bolas se acercaban a su cuerpo, un signo seguro de su inminente orgasmo, metió su mano entre el cuerpo del pequeño hombre y agarró su pene con un férreo control. El rápido gemido de TaeMin llenó la habitación cuando MinHo empezó a acariciarlo desde la raíz hasta la punta y luego hacia abajo de nuevo. Las caderas de TaeMin comenzaron a moverse, el hombre empujaba su cuerpo contra MinHo como si necesitara ser empalado por la polla de su Amo. 


 


―Eso es, bebé ―gruñó―. Folla mi polla. 


 


―Amo, por favor, yo... ― TaeMin gimió y enterró su rostro en las sábanas. 


 


―¿Qué, TaeMin, qué necesitas? 


 


TaeMin levantó la cara y miró por encima de su hombro para ver a MinHo. Sus ojos le rogaban que le permitiera correrse. MinHo no tenía elección. Tenía que darle lo que necesitaba, porque también lo necesitaba. 


 


―Córrete, mascota. 


 


Los músculos internos de TaeMin drásticamente se apretaron alrededor de la polla de MinHo cuando el grito lleno de placer del hombre sonó en la habitación. MinHo sintió el caliente líquido cubrirle la mano, cuando su propio orgasmo se apoderó de él. 


 


― TaeMin ―rugió MinHo metiéndose profundamente en el culo del joven, y luego se fue calmando, mientras su liberación lo arrasaba. Sus ojos cerrados cuando su mundo se puso patas arriba, un caleidoscopio de colores explotando detrás de sus párpados. 


 


Una vez que pudo volver a respirar, MinHo se dejó caer sobre la parte superior de TaeMin, apoyándose en sus manos para no aplastar a su sub. Plantó besos a lo largo de la piel del cuello y hombros sudorosos de TaeMin. 


 


―Mi pequeño y buen sub ―le susurró, impresionado por el placer que le había dado. No podía recordar a ningún sub que alguna vez hubiera agitado la base de su mundo como el pequeño y sexi hombre debajo de él. 


 


Era una maravilla. 


 


TaeMin tenía una sonrisa pequeña y dulce en sus labios mientras giraba su cara hacia MinHo para poder verlo. Parecía extasiado de nuevo, feliz. Lo era una buena mirada en un sub. 


 


―Mi Amo. 


 


‘Oh, maldita sea’. 


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