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Bloodline por Eileenhelianthus

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Notas del fanfic:

#Merlín depresivo y malhumorado

#Morgana sintiendose diva 365 dias al año y 6 horas de culpabilidad

#Merlín y Harry emparentados couse WHY NOT?

#No, Dumbledore no es malvado. Pero si algo ladino.

#Abusos a menores

#Romance eventual

#Posible HarryBowl porque se merece mucho amor

# Harry màgcamente poderoso eventual

#Divergencias des del cuarto año, no hubo Torneo de los tres magos, Voldemort no volvió y por consiguiente nadie murió.

#Tom Riddle is back bi**es! Eventualmente....

#¿Y que pasa con Arthur? pues ya veremos... no lo he decido, quizás le dejo muerto, quizás le reviva

#Mundo alternativo Merlinbbc/Harry Potter

 

Notas del capitulo:

Hacía mucho tiempo que no escribía nada, así que cuando la musa de la inspiración me dio este Crossover tuve que escribirlo, aún no tengo muy claro como va a avanzar esto... solo sé que en algún punto habrá parejas, con Harry como uke y un muy evidente Arthur/Merlín.


Seguramente mi calidad como escritora sea basura a estas alturas después de tanto tiempo sin escribir nada, pero me apetecía y lo he hecho. Advierto, soy fan de los Gary Sue, si no es un desarrollo de personaje que te interese dejalo así.


Este capitulo contiene escenas de violencia física y verbal hacia menores, así que por favor, si no te sientes comodo leyendo esto, no lo hagas. Lo más importante es tu salud.


Espero que les guste, no olviden dejar sus opiniones, estaré encantada de leerlas y comentar cualquier aspecto del fanfic. 


No se aceptaran comentarios de odio gratuitos, insultos ni amenazas.


Seamos una civilizados y respetemonos los unos a los otros, si algo no te gusta, no sigas leyendo.


Por favor no uses esto sin mi permiso.


*Veanse las notas finales para las traducciones

Una suave brisa recorrió las entrañas de un oscuro bosque haciendo bailar las hojas olvidadas en el devenir de los siglos, las frondosas copas de sus árboles que dejaban al bosque en una noche eterna, se estremecieron por primera vez en mucho tiempo, permitiendo la entrada a un vestigio de luz solar, que poco a poco se abrió paso hasta iluminar por completo un roble centenario cuyas hojas, al contrario que su marchito alrededor, permanecían verdes y sus ramas se entrelazaban con los árboles de alrededor, el trinó de un pájaro resonó en la distancia y la brisa se alzó con más fuerza, meciendo cada vez más copas y dejando que la luz entré en el bosque en un patrón circular.


El roble, cuyo tronco a crecido de forma extraña, retorciéndose sobre si mismo, empezó a retorcerse, como desperezándose de un largo sueño, y rebelando en su interior un joven de tez blanca, cabello negro y facciones afiladas, parecía sumido en un cálido letargo, abrazado por el sudario de madera, acogido por el susurro del bosque dónde ha permanecido los últimos siglos en relativa calma.


Unos pasos perturbaron la quietud del lugar, cortando el silencio que rodeaba al antiguo robledal, lleno de promesas, leyendas y mitos. Los árboles parecían encorvarse ante la nueva presencia, quizás por curiosidad ante un visitante tras tanto tiempo, o quizás debido al aura que rodea a la figura femenina que se abre paso entre las raíces de los árboles. Una profunda melena negra desciende por sus hombros en tirabuzones danzantes, su figura alta y esbelta tiene porte regio, y sus facciones son delicadas como las de un hada. Viste un intrincado vestido verde, que ensalza su belleza natural, de tez morena y ojos verdes. Se detiene a pocos pasos del roble donde el joven reposa y una sonrisa traviesa tuerce sus labios carnosos.


-Lorg mi thu


*te encontré en gaélico.


………………………


Lejos de allí, en el corazón de Londres, una multitud recorre un abarrotado callejón plagado de tiendas pintorescas, sus vestimentas difieren de la moda actual, luciendo largas túnicas de diversos colores y grandes sombreros ajados… El ambiente es festivo, y cada persona parece lucir una sonrisa en su rostro.


- ¡Hey! ¿De que se trata el revuelo? ¿Por qué todo el mundo intenta acercarse a la plaza del ministerio? -pregunta una mujer de pelo revuelto y túnica morada a unos ancianos a tapiados con túnicas oscuras que permanecían sentados en un balcón.


- ¿¡No lo sabes?! ¡La estatua de Merlín empezó a resplandecer esta mañana! -exclamó el anciano dándole la mano a su esposa con una gran sonrisa mientas esta asiente con una sonrisa apacible.


La bruja del pelo revuelto abrió los ojos y miró al grupo que parecía acompañarla mientras la sorpresa empezaba a dibujarse en sus rostros.


- ¿¡Es enserio?! ¿No es una broma o una falsa alarma? -preguntó de nuevo con la emoción a flor de piel y sus rasgos arrugándose en un rictus de emoción.


-Eso se creyó durante las primeras horas, por eso Scrimgeour ha esperado hasta que los Inefables lo han comprobado y lo ha hecho oficial hace un rato… -contestó una joven rubia que se apoyaba en el portal de lo que parecía un negocio de venta de animales observando el revuelo.


-Y por supuesto, ahora todo el mundo esta esperando para ver el alzamiento del báculo…- dijo el anciano soltando un suspiro resignado, pero con una sonrisa aún en el rostro. - Si fuéramos más jóvenes quizás intentaríamos verlo también ¿eh, Aileen?, pero hay mucha gente, y mis huesos no son lo que eran…


-Es una suerte que Madre nos haya permitido seguir con vida un poco más Abe…-le contestó su mujer ampliando su sonrisa dándole unas suaves palmaditas en el muslo. - Al menos, vivir para ver la vuelta del hechicero más grande jamás conocido…


Ajeno a la conmoción que transcurre en el centro de la misma ciudad, en las afueras en el Número 12 de Grimmauld Place el ambiente también es festivo, aunque por una razón muy diferente.


Un hombre de mediana edad, de cabello castaño claro, ojos miel y cicatrices en el rostro llora desaforadamente con su rostro enterrado entre sus manos, sentado en un sofá de aspecto antiguo y maltrecho por el desuso mientras una sonora carcajada resuena desde la misma sala.


Un pequeño grupo de gente se abraza y se saludan, mientras permiten que el hombre se desahogue en el sofá de la sala hasta que finalmente un hombre pelirrojo de aspecto afable ríe y se acerca al hombre en el sofá pasando sus brazos por encima de sus hombros.


-          ¡Venga Remus! Levántate y ayúdanos a preparar la llegada de Sirius, ha sido un largo camino para él… para todos en realidad, y una pequeña fiesta por su indulto cuando llegué le sentará bien.


El hombre lobo finalmente saca su rostro de entre sus manos, se seca las lágrimas y le da una pequeña sonrisa, la más sincera que Arthur Weasley recuerda haberle visto en años.


-          Es solo… que la vida…- Remus no terminó la frase, una mujer menuda, también pelirroja se acerca con una sonrisa maternal y le entrega un pañuelo para que se suene la nariz.


-          Remus Lupin, no te conocía yo esa vena tan fatalista. ¡Hoy es un día de alegría! Llevamos 3 años buscando pruebas para absolver a Sirius de los crímenes de los que se le inculparon, hoy ha limpiado su nombre y… ¡Bendito Merlín! - la mujer detuvo su discurso por completo llamando la atención de toda la sala- ¡Hay que avisar a Harry! ¿¡Qué lechuza está disponible!? Oh espera no, esto es demasiado importante… ese chico, ese chico y tu habéis tenido demasiado dolor en esta vida Remus… Y las buenas noticias hay que darlas a la cara- Esto se ganó un nuevo sollozó del hombre que se ganó la carcajada jovial y general de la sala. – Bill cariño, vuelve a casa y diles a tus hermanos lo que ha sucedido, esta tarde iremos a Surrey, evita que Ron salté por toda la casa, seguro que a Harry le gustara estar cuando lleguen Albus y Sirius….


-          Si madre - contesto afablemente un joven de aspecto atractivo. Se acercó al hombre le dio un abrazó por detrás inclinándose sobre el sofá y le susurró con voz amable. – así es como debería siempre la vida Remus, no te contengas por miedo… Os merecéis tener esto, es lo que siempre debió ser.


-          …Gracias…- contestó tímidamente con un hilo de voz, tratando de recuperar su respiración.


Molly Weasley sonrió de oreja a oreja, mientras veía a su hijo despedirse de su bella futura esposa y de Nimphadora Tonks que en ese momento estaba en un ciclo de pruebas de peinados y rostros diferentes para mostrar durante la celebración. Definitivamente hoy era un buen día, podía presentirlo, algo había cambiado en el aire…


……………………………………………………………………4 días antes...........................


-  Hoy ha sido un día especialmente malo…- pensó Harry mientras luchaba no caer en la inconsciencia.


Todo había empezado en el desayuno, estaba inquieto porque sabía que pronto era el juicio de Sirius, y tras 3 años de ocultarse en las montañas y luego en Grimmuld Place, debía adentrarse al ministerio dónde un millón de aurores y magos experimentados podían encerarlo nuevamente de por vida. Con la captura de Pettigrew durante la primavera pasada, la opinión publica ahora a favor del agraviado señor Black, y la defensa de Albus Dumbledore, dudaba que el resultado fuera desfavorable, pero las esperanzas eran demasiado altas para detener el hundimiento que se abría paso en su pecho cada vez que encontraba una nueva excusa legal para inculpar a alguien.


Durante los últimos meses, fruto de la lucha por demostrar la inocencia de Sirius, Harry había devorado cada libro que hablara de procedimientos legales del Wizengamot, las tradiciones mágicas y la aplicación en casos reales como el de Sirius, dónde el acusado era inocente. Hermione había aprobado aquel repentino interés, y Ron simplemente dormía encima de los atestados judiciales, pero su apoyo le había permitido entender que podía salir mal, y eran muchas cosas… En primer lugar, al ser menores de edad, aunque él fuera el niño que vivió, su testimonio, o el de sus amigos de los hechos sucedidos hacía tres años en la casa de los gritos, no servían para nada, y siendo Remus, una criatura oscura a ojos de la ley, otro de los testigos, los prejuicios podrían haber jugado mucho en su contra, dejándoles en manos de Severus Snape de entre todas las personas… No hacía falta comentar que podría salir mal de eso.


En medio de sus cavilaciones, se le había quemado la tanda de tortitas que le estaba preparando a Dudley aquella mañana, por lo cual recibió un pinchazo de las agujas de tejer de su tía en medio de la mano por arruinar comida y retrasar unos minutos la partida de su primo, quién tenía un partido de lucha libre aquella tarde, pero un amigo lo pasaría a buscar en una hora. Dudley, quién des del incidente de los dementores durante el verano pasado, había permanecido pasivo ante su presencia, ahora parecía intentatar cambiar un poco su actitud, deteniendo sus abusos verbales y físicos, y en su mayoría se había pasado el verano ignorando a su primo (lo cual era un gran alivio para ambos) pero poco podía hacer para frenar el abuso en la casa, y aunque Harry juraría que en un par de ocasiones creyó que trató de desviar la atención en un momento de tensión, la dinámica familiar en casa de los Dursley era la que era.


El tío Vernon llegaría ofuscado por el “trabajo”, por las “noticias" o por cualquier cosa que sucediera, y Harry sería inevitablemente el blanco de su ira.


Poco después, esa misma mañana, mientras se resguardaba del mal humor de su tío (quién estaba en la casa supuestamente, debido a unas vacaciones que hacía cuatro meses que duraban) haciendo las tareas del jardín, la cortacésped se atascó, como venía avisando Harry desde hacía un mes y supo, solo intuyó, que aquello no acabaría bien para él. Así que intentó arreglarlo como pudo (ya que conocía la mecánica de aquella máquina des de los 8 años) pero finalmente el aparato se había roto y era hora de comprar una nueva.


Ante estas situaciones, Harry sabía que era mejor primero alertar a su tía, Petunia, a pesar de no abusar físicamente de él, siempre había sido fría y tajante, empeorando su actitud tras su partida al mundo mágico, pero era cierto que no daba importancia a ese tipo de menesteres, y solía verlo como una oportunidad para comprar algo más nuevo, mejor y más caro para luego mostrárselo a todo el vecindario. Pero tía Petunia estaba en su reunión semanal para tomar el té con sus amigas del club de amas de casa del vecindario, y el Tío Vernon era el único en la casa.


Postergó el momento, regando las plantas, quitando las malas yerbas y podando los rosales, pero sabía que su tía ese día llegaría muy tarde a casa, y si el tío Vernon descubría que algo llevaba roto desde hacía horas, su ira podía escalar a algo mucho peor. Se preguntó porque diantres no había aprendido algunos hechizos de jardinería, serían tan útiles… aunque tampoco podría usarlos fuera de la escuela… Así que con un suspiro, se adentró con cuidado en la casa, aún con los guantes de jardinería puestos y tierra en la ropa. Su tío le daba la espalda y se reía viendo un programa de televisión con lo que parecían un montón de cervezas en el suelo.


Harry tragó hondo. Su tío jamás había sido un borracho, pero tras la perdida de su trabajo (conclusión a la que Harry había llegado gracias las inconsistencias sobre el porqué de unas vacaciones tan largas) el hombre había empezado a beber durante las ausencias de su familia, que, dado que era verano y Dudley y él ya tenían una edad en la que era normal permanecer más tiempo fuera de la casa que dentro, eran bastante frecuentes. Al joven mago pero, le estaba prohibido salir de la casa sin permiso, en caso que decidiera “atacar nuevamente a alguien”.


El moreno le odiaba sobrio, era cruel y mezquino, y los ataques verbales no se detenían, pero al menos no era golpeado brutalmente. Las palizas que le había propiciado estando borracho habían sido más duras que había recibido. Los insultos y los castigos que recibía también eran peores. Dos semanas atrás, lo castigó a solo tomar dos vasos de agua diarios durante una semana porque había fregado los platos “demasiado tarde”. La semana anterior, le golpeo con el atizador de la chimenea repetidas veces por, en palabras de su tío “ser una puta complaciente que se cree demasiado buena para ellos”.  Y esta era sin lugar a duda, la nueva faceta de su tío que más le inquietaba, seguía haciendo comentarios sobre su físico, acerca de con cuantos viejos barbudos debía acostarse durante su estancia en Hogwarts, y de lo bien que debía hacerlo si le permitían volver, … Tan solo 2 días atrás, le agarró del cabello por detrás mientras lo jalaba hacía su rollizo cuerpo y le susurró al oído un montón de obscenidades que, por alguna razón, quemaron su estómago, hundiéndolo muy abajo mientras un dolor constante se adueñaba de su pecho y de su cabeza.


También había notado, que en función del número de cervezas que veía regadas por el piso, algo en su cabeza encendía una alarma, lo que le había permitido salvarse de algunos de sus desaires huyendo de la casa durante la noche que tía Petunia se ausentaba.


3 cervezas parecían ponerlo alegre, se reía de cualquier cosa, como, por ejemplo, cuando no paró de reír durante una hora porque un presentador había pronunciado la palabra estipendio, y por alguna razón, aquello era hilarante.


5 cervezas lo ponían violento, golpearía cualquier cosa a su alcance con los puños desnudos.


6 cervezas y una copa de wiski eran una señal de que debería huir de la casa. Era cuando Harry parecía molestarlo por su mera existencia, y acababa por golpearlo o arrojarle el primer objeto contundente que encontrara.


Cuando solo bebía wiski era cuando la cosa se ponía incómoda y extraña. No parecía borracho, pero su forma de hablar, arrastrando ligeramente la lengua, le delataba, Harry había empezado a notar el matiz, y desde hacía unos días tenía la  sospecha de que, en realidad, hacía mucho tiempo que su tío no pasaba un día sin beber. Era según la cantidad que ingiriera, que los comentarios inoportunos y las amenazas iban in creciendo.


Des de que el moreno tenía memoria, no había hecho mucho caso a las amenazas de su tío acerca de matarlo, si bien es cierto que había sido golpeado y era constantemente humillado,  jamás había sido herido a un punto que fuera difícil de explicar a ojos ajenos. Extremidades rotas que eran fruto de sus múltiples “caídas” al estar jugando dónde no debería, que el paso de los años se justificaba gracias a su “comportamiento de delincuente”, pero nunca nada que no le permitiera moverse para ir al colegio o hacer las tareas de la casa… Pero había algo en las amenazas borrachas de su tío que lo inquietaban profundamente. Parecían más reales, más…viscerales. Fruto de un odio real.


-          “Tranquilo Harry, con suerte no volverás el año que viene y si lo haces… solo será por unos días hasta cumplir los 17 y luego no tendrás que verlos nunca más…, me ha permitido vivir toda tu vida aquí ¿Por qué iba a matarte a un año de cumplir su sueño de deshacerse por fin de ti?” -se decía a si mismo- “Con suerte, Sirius será absuelto y le permitirán que te vayas con él, ni tan solo estarás aquí todo el verano… Ron prometió venir por ti el 5 de agosto este año… Aguanta un poco más.”


El recuerdo de sus amigos y la promesa del mundo mágico en general eran lo que le permitían seguir adelante la gran mayoría de los días. Le permitían desligarse de lo que sucedía en Privet Drive. No era su realidad, no era su mundo ni su futuro, solo un mal trago que debía pasar un par de meses al año…


El tío Vernon se volvió hacía él tras varios minutos sin notar su presencia, y el joven mago inconscientemente contó el número de latas en el suelo y sopesó el posible resultado. Cuatro, punto intermedio, nada de Wiski. Pasable. Posiblemente me arrojara algo.


-Tío Vernon, ¿Puedo hablar contigo un momento?


- ¿Qué mierda te pasa fenómeno? Estoy ocupado.


Un repiqueo resonó en su cabeza. Lengua floja. Sus ojos se movieron rápidamente por la sala, mirando a través de los cristales rotos de sus gafas, e inconscientemente, dando un par de pasos hacía el jardín.


-Es… es el cortacésped… no funciona…-trató de no recalcar que llevaba un mes avisando que aquello acabaría por suceder, pero una voz en su interior al ver el brillo en la mirada que su tío le dio, reclinado sobre el brazo del sillón, le dijo que eso era precisamente lo que había estado esperando.


- ¿¡Qué demonios le has hecho!? ¡¿Cómo cojones lo has roto puta buena para nada?!- le gritó, mientras luchaba por levantarse sin soltar una botella marrón de wiski a medio beber en la mano.


Otro repiqueo bramó esta vez con más fuerza dentro de él, y sus ojos se movieron nerviosamente por la sala… Ahí estaban las otras culpables; dos botellas más, una de wiski y otra de Brandy apoyadas al otro lado del sillón, a los pies de su tío.


Harry tragó con fuerza, no había estado tanto tiempo en el jardín ya que las tareas en este eran a penas de mantenimiento dado que cada día era atendido por él mismo… ¿cuándo se había bebido todo aquello?


-          Era nuevo, algo has tenido que hacerle... tu, con tus asquerosas manos de fenómeno afeminado…


El joven mago frunció el ceño. Era el mismo cortacésped que la familia había tenido por más de una década… si tío Vernon ya había pensado una excusa para justificar sus actos, aquello era muy mala señal, normalmente, era algo que surgía si alguien se atrevía a preguntar algo, y el moreno sabía por experiencia que las raras ocasiones en que había tenido una justificación previa, habían acabado muy mal para él. Dio otros dos pasos hacia el jardín, muy lentos, rezando para que en su borrachera el hombre no se diera cuenta de que estaba huyendo.


Tío Vernon se lamió los labios, se enderezó con normalidad, sin signos de ebriedad, y sonrió afablemente. Esta acción por alguna razón aterrorizó a Harry más que cualquiera de sus encuentros con Lord Voldemort en sus primeros años en Hogwarts.


-Pensándolo bien Harry, no pasa nada, seguramente tu tío sabrá arreglarlo y tía Petunia quería uno nuevo de todas formas... -el tono amable habría engañado a un Harry más joven, hambriento de un toque amable, pero no a este más adulto. - Ven un momento aquí para explicarme que le pasa.


-el motor está gripado, no volverá a encenderse, y le faltan…- tartamudeo como pudo el más joven.


-¡¡Te he dicho que vengas aquí!!- gritó el hombre tambaleándose, rebelando su estado de embriaguez real. Luego tragó y volvió a dulcificar su semblante como si no hubiera pasado nada. – tu viejo tío no te oye desde tan lejos…


Harry se estremeció, pero obedeció cruzando el comedor y llegando al salón a penas a unos pasos de su tío, a sabiendas de lo que iba a suceder a continuación.


- “Ahí va mi única mañana en dos semanas sin que me duelan los moratones”, pensó con cierta sorna. –“al menos solo me queda una semana aquí…”.


Hubo un silencio en que ambos se miraron, hasta que finalmente el tío Vernon lo rodeo, acechándolo como un animal de presa, sin ningún tipo de prisas, mirándolo de arriba a abajo. La diferencia entre sus complexiones y altura era pavorosamente desigual. Dónde su tío se alzaba casi hasta los 185 cm y se rodeaba de tanta grasa que hacía que cualquier ropa le quedara pequeña, Harry era menudo, demasiado bajo y delgado para su edad, si bien es cierto que el Quidditch y la comida del colegio en los últimos cinco años habían hecho maravillas en su cuerpo maltrecho, las privaciones de alimentos durante la niñez eran una evidencia de que el niño que vivió jamás sería robusto, y además simplemente no estaba en su complexión. Su padre tampoco había sido un hombre especialmente ancho, según las palabras de Remus, más bien tenía un cuerpo desgarbado pero fuerte, pero si era mucho más alto que Harry a su edad. Sirius le había dicho que a lo mejor se debía a su madre, que tenia una figura delicada y estilizada, y no era demasiado alta, pero también era cierto, que Sirius desconocía los abusos que su pequeño ahijado había tenido que soportar toda su niñez.


Finalmente, lo que Harry temía llegó, fue golpeado con fuerza en el muslo con la misma botella de wiski que su tío tenía en la mano. Soltó un alarido lleno de dolor. La botella no estaba vacía del todo, por lo que era un arma muy contundente, y la fuerza del impacto le doblo las rodillas haciendo caer hacia delante hacía el piso, lo que lastimo de nuevo sus piernas, mientas su mano cubría la zona golpeada, otro golpe llegó, este en medio de la espalda aprovechando su caída, y así otro y otro, hasta que Harry empezó a no sentir el dolor de los nuevos golpes.


Ante su silencio, su tío pareció enfurecer más, y Harry creyó escuchar lo que debía ser su tío desabrochándose el cinturón… creyó bien, porque a continuación el cuero golpeo su espalda con fuerza en repetidas ocasiones, alcanzando su cuello, los muslos y los glúteos. Temblando, seguía de rodillas agarrado al respaldo del sillón rezando para que la ira de su tío se calmara y lo dejara en paz como siempre, pero el sonido del cinturón siendo arrojado por el salón hasta romper una lampara en la otra punta de la habitación le hizo saber que aquello sería diferente a otras veces.


El hombre resoplaba por la falta de aire, pero había algo en su respiración que hacía temblar a Harry. Normalmente, las palizas estaban llenas de gritos e insultos, pero su tío estaba muy callado… ¿Sería porque hoy había bebido mucho más de la cuenta? ¿Sabía el incluso dónde estaba? Normalmente era muy cuidadoso con los ruidos que salían del número 4 de Privet Drive, pero hoy su furia parecía no contenerse a pesar de que todas las ventanas estaban abiertas. Harry sabía que aquello no era una escapatoria, los vecinos de al lado estaban de vacaciones y a los otros vecinos simplemente les daría igual y mirarían a otro lado como cuando Harry tenía 7 años y se paseaba con ambos ojos morados.


Un tirón del pelo lo levantó repentinamente del suelo y el aliento alcohólico de su tío llegó a su nariz, dándole ganas de vomitar.


-          ¿Te diviertes verdad fenómeno? Te encanta que te maltrate como a una buena puta del barrio rojo ¿eh? - le dijo arrastrando las palabras mientras endurecía su agarre. Harry se estremeció. - Te paseas meneando tu culo buscando una polla que se quiera meter en el ¿verdad? Lo haces a propósito, siempre lo has hecho… pequeña puta insolente. Pretendiendo seducir a todos los hombres que te ven pasar fingiendo ser una puta dulce e inocente… pero a mi no me engañas, lo he visto por un tiempo… - Harry sollozó por primera vez en mucho tiempo, aquello estaba destruyendo completamente su falsa sensación de seguridad, aterrorizado intentó mirar a su tío y decirle que no sabía de que le estaba hablando, que no se lo permitió tirando de su pelo con más fuerza- se que eres un maricón, con los años tan solo has ido dejándote crecer el pelo más y más para fingir ser una mujer y así engañar a los hombres para que se metan en tu culo, tratando de seducir a cualquiera… no creas que no he notado que todos tus amiguitos son hombres, dime Harry, cuando te escapaste con aquellos chicos en el auto hace 4 años les dejaste follarte en él? ¿ah? Seguro que sí, ese debe ser tu único valor… como la puta de tu madre. -un latigazo de ira sacudió el estómago de Harry liberándose del agarre de su tío por unos instantes antes de que este lograra apresarlo por el cuello ahorcándolo con sus rollizos dedos. – Cuando eras un bebé pensé… al menos la puta de su madre no le enseñará sus mañas, siempre contoneándose, sonriendo para que los hombres suspiraran al verla pasar…


Harry intentó zafarse nuevamente del agarre de su tío, pero este solo apretó el agarre en su cuello y poco a poco Harry notó como el aire dejaba de pasar, abrió los ojos aterrorizado, intentando alejar las manos de su tío de su cuello a como diera lugar, pero no había forma, sus dedos ardían, seguramente porque se habían cortado al apoyarse en el suelo sobre la botella que se había roto en un golpe final en el hombro, y sollozó intentando hablar para calmar al beodo de su tío, para hacerle entender que lo estaba lastimando enserio.


-           luego empezaste a crecer… Y la gente no paraban de compararte con Dudley… decían que eras un niño hermoso, te llenaban de cumplidos… -Harry en su semi inconsciencia no recordaba nada de aquello, su visión se volvía borrosa- pero yo veía a través de ti… supongo que la sangre tira, o a lo mejor era alguna de las artimañas de los fenómenos como tú, algún truco de puta barata que se transmite a través de la “magia”-su tono se volvió burlesco, antes de soltar un poco su agarre y mirarlo de nuevo a través de su bruma alcohólica en silencio.


 Harry tomar algo de aire, pero seguía sin ver bien, tardó un poco en darse cuenta de que sus gafas yacían en el suelo rotas en mil pedazos por la fuerza del ataque.


-          Debería darte vergüenza… eres malo… siempre intentando seducirme, como aquella vez que tu tía se fue con Dudley a casa de Marge unos días…


Otra alarma sonó en su cabeza, no sabía de que estaba hablando su tío, pero el rumbo que había tomado aquello cada vez le gustaba menos, pero no tenía fuerzas para defenderse. Había pasado un mes en que apenas había comido las sobras de los Dursley, aun y comiendo cantidades ingentes en Hogwarts, no había forma humana que su cuerpo que llevaba meses recibiendo el alimento que requería entendiera la falta de energía repentina. Las continuas golpizas lo habían dejado dolorido, la dureza del ataque y la lucha por llenar de aire sus pulmones ignorando el ardor en su garganta lo apremiaban más que cualquier miedo que pudiera sentir en ese momento.


-          Esto es lo que querías verdad… querías seducir a tu propio tío, sangre de tu sangre. Cometiendo el último de tus pecados, seguramente sea por alguna brujería tuya que requiera violar los derechos de dios…


Algo se rompió dentro de Harry, era la confirmación de algo que llevaba días gestándose en su cabeza. El terror lo invadió, y cuando sintió que la mano pegajosa que aún permanecía en su cuello empezaba a acariciar la piel debajo de ella, descendiendo por el cuello de su camisa hacía el pecho (que le quedaba demasiado grande de nuevo, porque era herencia de Dudley), y ante el sonido de la ropa cayendo al suelo, su magia reaccionó lanzando al obeso a través de la habitación.


Una sensación de desasosiego lo invadió cuando lo vio levantarse a pesar de haberse golpeado contra el techo y la pared de la chimenea.


Dicen que los borrachos son fuertes… resonó en su cabeza con un tono de voz sospechosamente parecido al de Hermione.


Apenas era consciente de lo que sucedía a su alrededor, pero su magia deshilacho la manta que había estado tejiendo tía Petunia esa misma mañana en la mesa del comedor, y las mismas agujas de tejer con las que esta le había pinchado la mano (dónde aún se podía ver la herida) se clavaron en el muslo derecho del hombre, que gritó, pero siguió avanzando a través de la sala tras arrancarse una de las agujas. Con los pantalones y la ropa interior en los tobillos, dejando al descubierto sus genitales y una erección poco halagadora. Vernon se apoyó en la mesa del comedor volcándola a su paso y agarrándose de una silla para mantenerse en pie, mientras los hilos se enredaban en sus extremidades, apretándolo en un intento de detenerlo, generando rollos de grasa que sobresalían como un lomo al horno.


-De-ente…- intentó avisarle con la voz ronca. Su mano fue instintivamente a su cuello ante el dolor que hablar le ocasionaba.


Vernon lo miró enloquecido, como si no tuviera otro objetivo en la vida que llegar hasta dónde estaba él apenas a dos metros de distancia. Los hilos que lo apresaban empezaron a cortar su carne, pero el hombre siguió intentando avanzar hacia él…


Como pudo, decidió que tenia que poner distancia, salir de aquella maldita casa de una vez y trató de incorporarse del suelo al lado del sillón dónde había caído tras expulsar a su tío hacia la otra punta de la habitación. El dolor que sacudió su cuerpo le dijo que seguramente tenia la pierna rota… por varios puntos, pero igualmente trató de alejarse del hombre, que parecía cada vez más enloquecido… cuando había dado tres pasos, el beodo finalmente lo alcanzó tomándolo del tobillo, que debía estar roto y le hizo ver las estrellas. Instintivamente, su magia volvió a actuar, pero esta vez dejando caer la lampara de araña que su tía tanto amaba encima de su marido… que se quedo inmóvil. Una extraña sensación sacudió su cuerpo de nuevo ¿Estaba muerto? ¿Lo había matado?



 ¿Estaba por fin a salvo…?


Quizás fue furto del miedo, o de la adrenalina, pero su último acto de seminconsciencia fue aparecerse… pero no logró ir muy lejos, y se desplomó entre las amadas begonias de su tía mientras el sonido de sirenas y el graznido enloquecido de Hedwig resonaban en la distancia…


…………………………………………………………………………………………………………………………………………………


El cabello pelirrojo de Ron se zarandeaba con la brisa del aire que cortaba el Austin-Healey volador de Charlie, cerrando los ojos, disfrutaba del calor del sol de verano y aire en su rostro.


-          ¿Te gusta mi coche entonces? Te quejabas mucho sobre lo mosquitos que te ibas a comer porque me había comprado un coche sin tejado, pero te veo muy cómodo- le preguntó con media sonrisa su hermano mayor.


-          Hum…- ronroneó el menor de los varones Weasley. - es como volar en escoba… pero sin que se te parta el trasero en 4, Harry lo va a amar también cuando lo vea. - Charlie soltó una carcajada.


-          No has parado de hablar de él en todas tus cartas des de hace 6 años, Fred y George dicen que estas tan o más enamorado de él que Ginny…-bromeó.


-          ¡No estoy enamorado de él! -espetó el menor, aunque sin humor- aunque Harry es genial, ya lo verás. Es divertido e inteligente, muy valiente y dulce, aunque supongo que Ginny tiene razón cuando dice que es lindo… ¿Sabes? Creo que tendría admiradores, aunque no fuera Harry Potter, el niño que vivió…-dijo entonando su voz un par de decimas más graves-   Pero no estoy enamorado, es mi mejor amigo, es como… uno de vosotros. Simplemente, me gusta mucho. Es como un hermano más, sin ser tan pesado como vosotros.


-          Un hermano de la vida…-añadió Charlie con media sonrisa y algo impresionado, Ron solía saltar ante la más mínima mención de la homosexualidad un par de años atrás, aquello era un cambio como mínimo… notable. También lo era que fuera tan abierto hacera de sus sentimientos hacía el otro chico.


-          Un hermano de la vida. - correspondió el menor mirándolo con una amplia sonrisa, contento de haberse hecho entender.


Transcurrieron unos minutos antes de que ninguno de los dos volviera a hablar, simplemente disfrutando de su viaje. Pero Charlie debía reconocer que tenía cierta curiosidad. Llevaba varios años independizado y trabajando en varios lugares del mundo, no había visto madurar a Ron como a sus otros hermanos y con 16 años, era casi un adulto funcional, que lógicamente había desarrollo su propia personalidad, un grupo de amigos y unas metas al margen de su familia. Lo que significaba que Charlie realmente no conocía demasiados aspectos de la vida del menor de los varones Weasley.


Tenia retazos de lo que había conseguido, cosas que contaba en sus cartas, o que sus padres o sus otros hermanos habían contado, sobre sus hazañas junto a sus amigos en sus primeros años, o sobre sus notas o el equipo de quidditch, pero no conocía al Ron real. En gran parte, por eso se había ofrecido a ir a recoger a Harry Potter a lo que sus hermanos gemelos denominaban “cautiverio muggle infernal”, para tener un rato a solas con su hermano menor.


-Oye Ron… ¿crees que me podrías ser sincero? - preguntó sin despegar la vista de las nubes que tenían delante.


Ron por su parte miró a su hermano, había oído a la gente decir que Bill era el más guapo y genial de la familia, y aunque Bill estaba bien, Ron siempre había admirado muchísimo a Charlie, no solo porque era un dragonologo, sino porque era un alma libre, con su pelo largo, las orejas perforadas y sus chupas muggles de cuero.


-Claro. -contestó sin temor alguno.


-Verás tu y yo… me fui de casa hace años, y siento que realmente no nos conocemos…- Ron asintió, estaba más o menos de acuerdo. - así que no se… solo quiero que… ¿Me hables de ti? ¿Tiene eso sentido para ti? Y puedes hacerme las preguntas que desees…- Charlie vio al menor removerse algo incómodo.


-No sé muy bien que…


-cualquier cosa, si tienes una duda o no se… háblame de tus amigos, como te va en Hogwarts… o algo que no le hayas contado a nadie.


Tras un incómodo silencio, Ron miró al cielo y suspiró.


- ¿Secreto de sangre? - preguntó levantando su mano alzando el meñique.


-Secreto de sangre. - concluyó el mayor con una sonrisa y tomando el menique de su hermano con el suyo propio.


Ron suspiró sin saber por dónde empezar.


-Pues bien, supongo que lo más evidente es que tengo dos mejores amigos, Harry y Hermione, los dos son geniales, Hermione a veces es muy pesada, pero es una buena persona y siempre se esfuerza al máximo… me gusta eso de ella. -Charlie tarareó, había conocido a la castaña la tarde anterior, y ciertamente parecía una fuerza de la naturaleza.- Harry es… como mi otra mitad. Quizás por eso hablo mucho de él. Pero no estoy enamorado de él. - añadió con un tono jocoso. - ¿sabes? Cuando de niño me contabais la historia del niño que vivió por alguna razón le imaginé así… aunque creo que es algo que todos los nacido tras la guerra compartimos… ese sueño del héroe amable, fuerte y hermoso. Cuando dijisteis que posiblemente estuviera en mi año pensé… verás…-Ron se trabó un poco. - soy el pequeño ¿sabes? El pequeño de una gran familia.


Charlie le miró un momento sin entender.


-          Tú y Bill sois asombrosos, tan inteligentes y atléticos… Percy también es inteligente, pero es un cretino. - Charlie se río de buena gana. -  fred y George son tan originales… y Ginny, en fin… sois asombrosos. Y yo, soy solo yo. - el mayor frunció el ceño.


-          Ron no debes medir tu valor en…


-          Lo sé. - interrumpió el menor. - ahora lo sé, pero en primero… estaba muy lleno de envidia, envida de vosotros por ser inteligentes, envidia de los gemelos por ser divertidos, envidia de cualquiera y por cualquier cosa… Y Harry… el tenía todo lo que yo quería tener, y le odie por ello durante un tiempo.


Se hizo un silencio.


-          Harry… él, es una persona que tiene los pies muy en el suelo ¿sabes? - Ron volvió a mirar al cielo. - quiero decir, si, nos hemos metido en muchos problemas… algunos de muy peligrosos, pero tiene un instinto natural para saber cuándo algo está mal ¿sabes? También tiene una fuerza sobrehumana para luchar por lo que está bien y tiene un gran corazón, que te acoge para hacerte sentir que todo va a estar bien. - Otro silencio. - Harry fue, mi salvación. Creo, que, si no le hubiera conocido, estaría muy lleno de rabia. Cuando empecé en Hogwarts, arremetí contra Hermione porque me recordaba que jamás sería como vosotros, simplemente no soy así de inteligente o dedicado…yo a ella, y a muchos otros los herí, y le desagradaba a muchas personas en Gryffindor y en otras casas, así que mucha gente se metía conmigo y yo… casi me volví un abusón cuando los hechizos empezaron a llegar… jamás me he quejado de esto en casa…- terminó murmurando. Charlie contuvo el aliento.-  otros me hacían la pelota porque era amigo del niño que vivió, así que se me subió a la cabeza, el niño que vivió me había elegido, entre miles de estudiantes inteligentes, atléticos y divertidos, me había elegido a mí, al pobre y sencillo Ron. Me han dicho que debí haberlo hechizado, que nadie confía en la gente así, como lo hace él. Pero ellos no saben lo que tenemos con Hermione, es especial. Pero aun así me hacían sentir mal, porque Harry es algo, Hermione es algo, pero yo soy solo yo… así que con el paso de los años alguna vez e intentado alejarme de él… pero él siempre me dice; te he elegido a ti Ron. Porque eres divertido, porque me siento a gusto contigo, porque me gusta perder contra alguien al ajedrez- Charlie se río y Ron también. – él que tenía todo lo que yo quería, pero era mucho más de lo que esperé. Soy egoísta, si me hago famoso presumiría de ello, lo se… pero él no, él cambiaría todo por hacer feliz a alguien más, alguien a quién tan siquiera conoce y eso ha hecho que yo también quiera ser así. Harry… él te purifica… no creo que no haya nadie que no se sienta así… Así que puede que este un poco enamorado… platónicamente, porque ¿sabes? - Charlie y él se miraron a los ojos- realmente es el héroe que creí que era, pero mucho más.


Durante unos instantes, Charlie absorbió la devoción de Ron, sintiendo una repentina curiosidad por la figura del niño que vivió que jamás había acabado de sentir.


-          En cuanto a las notas voy haciendo, seguramente mejor de lo que yo esperaba por Hermione, la verdad como es… pierde demasiado tiempo explicándome las cosas. - el mayor de los Weasley sofocó una risa. - me gusta el equipo, el año pasado pasé mucho miedo durante las pruebas, porque Harry es completamente imparcial en estos temas y sabía que no me iba a favorecer para entrar en el equipo y tenia un miedo atroz de hacer el ridículo. ¿sabes que no hemos perdido ni una copa desde que Harry entró en el equipo? Algunos partidos sí, es normal… pero no la copa.


-          Ginny también sigue diciendo eso… es admirable, incluso en mis tiempos el equipo no estaba bien equilibrado y solo ganamos un par de años mientras yo estuve en el equipo.


-          Ginny quiere entrar este año porque angelina Johnson se fue el año pasado dejando un hueco en los cazadores… espero que entre… es demasiado buena, pero no le digas que yo te lo he dicho.


-          Merlín nos salve de engrosar el ego de nuestra querida hermanita…


Ron se tensó de repente.


-¡OH! Por fin hemos llegado, ¿deberíamos ir por la puerta como la gente normal no? Aunque seguro que lo tienen encerrado en su habitación otra vez… no ha contestado mis ultimas cartas. Y él siempre lo hace…


Charlie arrugó la nariz.


-Espera… lo de que estaba encerrado ¿no era una broma de Fred y George?


-¡No! Esos muggles están locos… le pusieron barrotes en su ventana, SOLO en la suya, George tuvo que atar una cadena para poder tirarla abajo hace 4 años porque no quisieron abrirnos la puerta cuando les dijimos que íbamos a por Harry la tarde anterior, ¡él ni siquiera sabía que habíamos ido! Y finnegan sigue diciendo que cree que ha visto una marca de exorcismo en la espalda de Harry, pero el dice que jamás le han hecho algo así… pero creo que se calla muchas cosas cuando viene aquí… aunque si dijo que lo hacían ir a misa todos los domingos. Y también lo matan de hambre… enserio… cuando le veas pensarás que esta tan delgado… siempre vuelve tan delgado después de vacaciones.


Charlie no sabía que era más perturbador, el hecho de que parecía ser que Harry Potter era víctima de abuso doméstico, o que su hermano lo contará como si fuera algo natural.


-Seguramente exagera. -pensó para si mismo mientras descendía en las afueras de la población y quitaba el hechizo de invisibilización. – Rescátenoslo pues, ¿Cuál era la dirección?


-Prive Drive 4.


Tras preguntarle a una señora mayor, resultó que habían entrado por la entrada correcta a la población y tan solo debían seguir hacía la derecha y llegarían a la casa en pocos minutos. Ron se removió inquieto reconociendo una plaza que al parecer quedaba cerca del hogar de los parientes de Potter.


Poco después, Charlie estacionó frente al numero 4, pero des de fuera no parecía que hubiera señales de que hubiera alguien en casa. Charlie miró el reloj, eran las seis de la tarde, quizás la familia había salido a comer, ya que, según la familia, aún quedaban un par días para que fueran a buscarlo.


-Te digo que jamás se lo llevarían a cenar. Quizás está en su habitación… da al patio de atrás. -murmuró su hermano más para si mismo que para él.


Finamente, ambos decidieron llamar al timbre, pero a medida que se acercaban, Charlie notó que algo estaba mal. El aire olía a magia, una magia agresiva y opresora que les empujaba sutilmente de allí.


-Protecciones… -concluyó. - y unas de muy poderosas, tiene sentido… pero este olor. Algo está mal aquí. Ron. - llamó al menor que iba a tocar al timbre y que también parecía haber notado que algo estaba fuera de lugar. -Dices... ¿Qué esta gente es mugle?- este asintió.- ¿entonces porque se siente como si hubiera pasado un escuadrón de mortifagos?


Charlie finalmente llamó el timbre. Y luego otra vez. Y luego otra vez, pero nadie respondió. Ron cada vez se veía más inquieto.


-No contestó mis cartas…-murmuró evidentemente preocupado.


Ambos se miraron y hubo un acuerdo silencioso de dar la vuelta a la manzana y tratar de entrar por el patio, pero justo cuando volvían al coche, una anciana que estaba pasando frunció el ceño y negó con la cabeza. Aquello fue tan extraño y fuera de lugar que ambos hermanos se miraron extrañados.


-¿Buscáis a alguien? No creo que vuelvan pronto… o que vuelvan- preguntó una mujer joven y muy corpulenta desde la ventana de la casa de al lado. Su ceño también parecía fruncido y molesto y Ron entendió por primera vez a lo que Harry se refería cuando decía que la gente de Little Whinging parecía de todo menos honesta.


Charlie pasó su mejor sonrisa de negocios, lo cual afectó visiblemente a la mujer, que no parecía acostumbrada a que un hombre atractivo le sonriera.


-          Buenos días, somos Charlie y Ron, somos amigos de la escuela de Harry Potter, creemos que vive aquí en el número 4, ¿sabe si es cierto? Habíamos quedado en encontrarnos con él para que viniera a pasar unos días a casa…


La joven pasó de una mirada aturdida a apartar la mirada como si estuviera avergonzada.


-así que esa pobre criatura buscaba otro lugar ¿eh? No me extraña… lástima que no haya sido antes…- su tono de voz se fue apagando y ambos pelirrojos apenas escucharon lo último.


Ron dio un par de pasos decididos hacia la casa dónde estaba la mujer y con una mirada de profunda preocupación le preguntó:


-¿Sabe o no dónde está Harry?


La mujer se tapó la boca y los miró sorprendida.


-Realmente no lo sabéis ¿Verdad? Lo que sucedió aquí hace 4 días… Bueno en realidad alguien debió hacer algo mucho tiempo atrás… pero parecían una familia modélica… criando a su sobrino huérfano y todo eso, y el siempre fue tan tierno… lloraba por cualquier cosa des de que era un bebé… yo lo sé… le escuchaba.


Algo dentro de Charlie se removió.


-Disculpe que la interrumpa. Pero realmente somos amigos de Harry si le ha sucedido algo…


-Esta en el hospital Saint Tomas, en la capital, no había nada que pudieran hacer por el en East Surrey. - contestó una mujer ajada, con la espalda encorvada que cargaba un gato en su pecho.


Una bruja pensaron ambos hermanos a la vez.


Ante la recién llegada, la primera mujer entró en su casa y cerro la ventana de forma brusca.


-por dios que gente tan rara…-exclamó Ron con el labio y el ceño fruncido.


- ¿Sois los hijos de Arthur Weasley, no es así? - preguntó la anciana. Ante la afirmación, la mujer les hizo una seña. -venid a casa, allí podemos hablar más tranquilos… lo que le ha sucedido a Harry Potter… es algo que removerá los cimentos de nuestra sociedad.


Ambos Weasley se miraron sobresaltados.


Una vez dentro de la casa, que estaba colgada de fotos de gatos y areneros por todas partes. La mujer se quito el pañuelo que llevaba en la cabeza y se enderezó.


-Mi nombre es Arabella Figg, llevo intentado ponerme en contacto con Dumbledore para informarle de lo que sucedió el 30 de junio… pero imagino, viendo los periódicos de hoy, que ha estado demasiado ocupado con el juicio y ahora con todo este revuelo sobre Merlín volviendo de la ultratumba…


-no quiero sonar grosero señora Figg, pero porque Harry está en ese… hospicio ¿y que hace allí? ¿Es un sitio peligroso? -preguntó Ron con ingenuidad ajeno a la realidad del asunto, Charlie y la señora Figg se miraron con algo de pena.


-Ron…-empezó Charlie, mientras la arabella se volvía para alimentar a un gato muy gordo y monstruoso de color negro. - Harry no está en un hospicio, está en un hospital. - el menor le miró sin entender. - eso es un centro de salud… como San Mungo, y por lo que he entendido de nuestra conversación… debes imaginar que lo han trasladado desde una enfermería cualquiera a San Mungo… ¿entiendes que quiere decir eso?7


Ron se puso pálido.


-          ¿Pero, pero por qué? ¿está muy grave? ¿Dónde esta ese… san mungo? ¿Podemos ir no Charlie? ¿vamos a ir?


El mayor puso una mano en su hombro y le miro a los ojos intentado calmarlo.


-          Por supuesto que te llevaré, pero necesito saber porque Harry potter, el niño que vivió a acabado en un centro médico muggle de alto nivel de Londres.- afirmó con voz firme volviéndose hacía la anciana que se encogió.


-          A mí no me miréis, llevo años advirtiendo a Dumbledore y a McGonagall que ese chico no estaba bien en esa casa… me da igual el nivel de protecciones contra las artes oscuras que tuviera… nada lo protegía allí dentro. Aunque reconozco… que no esperaba que fuera tan grave…-ambos hermanos se miraron y arabella supo que debía continuar. - veréis he sido vecina y guardiana de Harry potter desde que fue entregado a los Dursley hace 15 años… Jamás los he visto tratarlo con algo que no fuera desdén, pero ese niño se adapta muy bien y es educado, jamás se queja… así que tampoco podíamos saber…- volvió a cerrar los ojos con fuerza. - lo siento, pero no podía saber la clase de locura que se vivía allí dentro. pensaba que era simple pragmatismo, no era su hijo, pero le dieron de comer, le vistieron y le llevaron al colegio… no era ideal que el niño no fuera arropado por una familia cariñosa, pero estaba a salvo… de verdad creía que estaba a salvo…-esto último fue pronunciado con la voz rota.


-          Señora Figg, ¿qué le ha sucedido a Harry Potter? -interrumpió el más alto de nuevo. -No lo preguntaré más veces, debemos partir, su padrino ha sido exonerado hoy de cualquier culpa y será liberado en unas horas… merece saber que ha ocurrido. -preguntó de nuevo el mayor de los weasley.


-          Ese Vernon Dursley,… mentirosa morsa escurridiza… sabía que era cruel pero…- miró por un momento a Ron y no supo si continuar, hasta que el mismo le insistió para que lo hiciera.- al parecer… durante el último mes… ese hombre ha estado golpeando brutalmente a ese pobre chico, hasta que finalmente… su magia ha decidido actuar por él.


Ambos hermanos contuvieron el aliento.


-          Pero eso no es todo… al parecer hay indicios de privación de alimentos, maltrato físico, los vecinos escucharon como le decía ciertas cosas y … no se si debería decir esto ante un niño…-dijo la anciana con sus ojos fijos en ron.


-          Por favor dígame que le ha sucedido a Harry.


-          Niño…


-          ¡¡¡ESCUCHA VIEJA HARRY ES MI MEJOR AMIGO Y ME DIRÁS QUE DEMONIOS LE HA PASADO!!- vociferó con el aliento perdido.


-          Ron tranquilízate…


Hubo un silencio incomodo, tras el cual la señora figg decidió seguir hablando.


-          Nadie sabe hasta que punto llegó la discusión… pero ambos estaban ensangrentados y medio muertos… fue el primo de Potter quién volviendo a casa antes de hora, se encontró con el espectáculo… al parecer un par de vecinos habían llamado a la policía ante los gritos y el sonido de cosas rompiéndose… ellos creían… que era potter, ese cerdo de Dursley los había convencido de que era un chico problemático… a pesar de esos ojos inocentes que se gasta. Como venían unos días escuchando las mismas discusiones, decidieron llamar, pero fue su primo Dudley, quién les encontró antes de que la policía llegará.


El escenario era claro, era evidente quién estaba más dañado… eso y la tasa de alcohol en sangre de esa foca dibujaron un patrón muy claro. Y ahora este vecindario de gente estúpida y pretenciosa fingen que apoyan al chico… que vergüenza… esa petunia cogió todas sus cosas, agarró a su hijo y no se ha preocupado en volver. No creo que lo haga de todas formas. Hay gente que dice que sigue del lado de su marido a pesar de que esta muy claro que hubo una golpiza que no empezó el chico y que estaba intentando…-se detuvo por un segundo y volvió a mirar Ron quién se exaspero- bien, bien. Encontraron al vejo foca con los pantalones bajados y aún tenía una erección cuando lo sacaron de debajo de la lampara… (los muggles creen que fue un golpe de suerte, pero aquí todos sabemos que potter se defendió), el muy cretino despertó poco después, aún profundamente borracho y gritando obscenidades mientras se llevaban al pobre chico en ambulancia. Nunca había visto al joven Dudley tan encogido… parecía realmente acongojado por lo acaecido…


Hubo un silencio, y tras tragar con fuerza y tragarse su rabia, Charlie tomó aire, miro a Ron que parecía en shock desde que la anciana hacía pronunciado la palabra erección.


-Así que…-empezó a decir con la voz temblando. - Me está diciendo, que Harry Potter fue salvajemente agredido hasta casi ser asesinado por su propio tío, en su propia casa, que TODOS los vecinos sabían que algo estaba pasando, incluida usted SEÑORA GUARDIANA. - tomó aire nuevamente. - hace CUATRO MALDITOS días y en ningún momento se le ha ocurrido dirigirse ante la ausencia de una respuesta de Albus Dumbledore, quién no es dios y no puede estar en todas partes contrariamente a lo que usted puede creer… al ministerio, a SAN MUNGO dónde pueden tratar algunas lesiones que le tomaría meses a los muggles en segundos, o al remitente de LA CARTA QUE TIENE ENCIMA DE ESTA PUTA MESA. -Ron miró impresionado a Charlie, no solía ser de las personas que gritaban. Pero al verlo lo comprendió. Era una de sus cartas, la había enviado hacía 3 días, ella debió quedarse el correo de alguna forma, quizás acogiendo a Errol cuando este no encontró a nadie en la casa…


-Hedwig… -murmuró el pelirrojo tras salir corriendo de la casa, su hermano mayor corrió a la puerta para perseguirlo pero se detuvo en el umbral y el dirigió unas últimas palabras a la anciana.


-Usted ha fallado en su tarea, un niño ha sido gravemente lastimado… y su primera preocupación al vernos era justificar sus acciones… hablaré personalmente con Albus Dumbledore de su incapacidad y de su reticencia a dejar que Harry abandonara este hogar… algo huele muy mal aquí, y alguien tiene que hacerse responsable. - Charlie sacó la varita y conjuró un hechizo, la anciana gritó, pero no sintió ningún dolor y se lo miró confundida.


-le he colocado un localizador que utilizó para hacer el seguimiento de mis dragones, si intenta huir lo sabré. -y dicho esto salió tras su hermano pequeño.


Ron a estas alturas ya había saltado la casa con un alohomora, pero permanecía varado junto a la entrada. Cuando Charli llegó, comprendió inmediatamente que había congelado a su hermano en aquel lugar. Desde el pasillo, una escena digna de la peor de las pesadillas se dibujaba al fondo. Había una marca de sangre de una mano en el umbral de la puerta que separaba el recibidor de la sala de estar, dónde todo era un desastre, y desde aún se podía oler el inconfundible olor a sangre seca.


Charlie no quería que Ron permaneciera más tiempo allí, él no quería estar allí, pero tampoco sabía que había llevado al chico a asaltar la casa.


-Ron… esto no es… vámonos al hospital, preguntaremos por el camino, mientras tu… tu ve escribiendo un howler a mama… o podemos llamar a papa con ese trasto que compró el año pasado que usas para hablar con tu amiga Hermione.


El joven pareció salir de su estupor y miró a su hermano alejando su mirada de la mancha de sangre que se extendía por la moqueta del salón.


-Hedwig… la lechuza de Harry… hace 4 días… si no la han dejado salir como en otros años y los muggles no la han tenido en cuenta…- Charlie entendió entonces.


-Vale, vamos a buscar la habitación de Harry entonces, cogemos a Hedwig algunas de sus pertenencias y nos vamos de este… lugar. -el joven dragonologo podía sentir la magia de Harry aquí, enfermiza, retorcida, luchando por no salir.


Ambos subieron las escaleras para encontrar un desorden en el piso suprior, era evidente que la tia de Harry había corrido a llevarse todo lo que había podido, abandonando prendas y muebles por doquier, todas las puertas de la segunda planta estaban abiertas, todas, menos una. Se miraron, y quizás fue el desorden, o las 7 cerraduras que había en la puerta, pero algo les dijo que aquella era la habitación de Harry.


Charlie abrió la puerta y encontraron una pequeña habitación iluminada por la sombra de unos gruesos barrotes externos, había algunos carteles de Gryffindor y de las Harpías de Hollyhead en las paredes, pero en su mayoría era una habitación mayormente vacía, solo llenada por la jaula de Hedwig que aleteó al verlos, el gran baúl de Hogwarts, un catre improvisado con una estructura evidentemente reutilizada de un camping, y un pequeño armario eran los únicos muebles de la habitación. Esta estaba ordenada, y Harry parecía tener la costumbre de conservar todas sus pertenencias en el baúl de Hogwarts, así que con el corazón roto y fingiendo no ver las manchas de sangre en las mantas del pequeño catre, o el recambio de vendas en una bolsa que servía de papelera, ambos hermanos descendieron las escaleras.


 Pero antes de salir, Ron se detuvo y volvió su mirada hacía el final del pasillo, dónde había el salón.


-Charlie… vamos a denunciar este cabrón… me da igual que se muggle… le quiero en Azcaban. Yo solo… como no vi...- Hedwig ululó dentro de su jaula, en un trino que parecía casi cariñoso, como un intento de consolar al pelirrojo más joven.


-esto no es culpa tuya Ron…


-No, tu no lo entiendes… pude venir antes a buscarlo… hacer que pasara su cumpleaños con nosotros… él siempre… ¡siempre está diciendo que no quería volver aquí! Que ojalá se pudiera quedar siempre en Hogwarts…


-Ronald esto no es culpa….


-¡¡No quería que viniera a casa porque Hermione había decidido venir en Julio porque en agosto se va Francia!! Ella… yo…-el puzzle empezó a cobrar sentido para Charlie. - solo quería estar unos días… solo yo y ella… porque Harry es bueno, valiente, brillante, dulce y muy lindo…. Y yo…


A Charlie se le sintió como se le partía el corazón, pero no sabía como hacerle entender a Ronald que nada de esto era culpa suya, así que simplemente lo abrazó y dejo que se largara a llorar y que murmurara con un hilo de voz sobre su hombro, mientras se estremecía entre hipidos.


-  ¿Cómo he dejado que le hagan esto…?

Notas finales:

*1 te encontré en gaélico.

 


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