Después de bañarse y vestirse fueron al bote. Entre ambos sacaron el motor y lo subieron al muelle para revisarlo
- Okey tal vez aquí – dijo Sam – va un perno
- de tres dieseisavos que atornille a la pieza grande
- Nop – dijo Bucky revisando el manual y lo cerro
- No, no, no – dijo Sarah
- ¿Cómo qué no? – dijo Sam – ni lo buscaste
- No tengo que hacerlo – dijo Bucky sonriendo – hola Sarah – y Sam lo miro mal
- Te dije claramente que la bomba de agua no era el problema – dijo la mujer – y aun así, aquí estas
- Sip – dijo Bucky estirando su espalda – samiu
- En nuestra defensa teníamos que acabar antes de que regresaras
- Yo no subo al cielo – dijo la mujer – a decirte como dar giros o lo que sea, así que no vengas tú a meterte con cosas que claramente tú no entiendes
- Uau uau – dijo Sam mientras se ponía de pie junto con Bucky
- Gracias señores – dijo Sahara – muy amables. Te quiero hermano. Te quiero cuñado
- Es una persona muy, muy cruel – dijo Sam
- Es amor rudo – dijo Bucky
- Si hubieras hecho lo que te dije hubiéramos terminado antes de que regresara – dijo Sam abrazándolo por la cintura
- Sam, pero no existe ningún… – refutaba Bucky
- Hay una cierta destreza que acompaña… – se defendía Sam – ¿quieres ir al cine?
- ¿Enserio? – dijo Bucky sonriendo
- Vamos – dijo Sam sonriendo
Días después, ambos hombres entrenaban son el escudo en la parte de atrás de la casa
- Se siente raro volver a tenerlo – dijo Sam lanzándolo – el legado de ese escudo es complicado, siendo sincero
- Cuando Steve me confió su plan – dijo Bucky – creo que ninguno de los dos entendía lo que podía significar que un hombre negro recibiera el escudo. Como podíamos… Te debo una disculpa – y se lo entrega – perdóname
- Hey – dijo Sam tomándole el mentón suavemente para evitar que bajara el rostro – todo está bien
- Lo que paso con Walker… – dijo Bucky – no fue tu culpa. Lo entiendo. Es que… ese escudo… es todo lo que me quedaba de mi familia. Y cuando lo retiraste – Sam le acaricia la mejilla – me hizo sentir que no tenía a nadie más. Me hizo cuestionarme todo
- Ahora me tienes a mí – susurro Sam uniendo sus frentes
- Ya sabes que tengo su libreta – dijo Bucky intentando sonreír – quizás si le sirvió a él, me sirva a mi
- Eso lo entiendo, amor – dijo Sam y sonó tan natural – pero es hora de dejar de esperar quien eres.
- Aún tengo pesadillas todo el tiempo – dijo Bucky cerrando los ojos – algo del soldado del invierno sigue en mí. Me esfuerzo. Intento compensar mis errores
- No, Buck – dijo Sam – tú intentas vengarte. Tenías a los delincuentes que le ayudaron al soldado del invierno porque creíste que te brindaría consuelo. Tratas de disculparte con toda esa gente porque crees que te vas a sentir mejor ¿Verdad? – y le acaricio la mejilla – es hora que hagas que ellos se sientan mejor. Debes ir y realmente ayudarlos. Necesitan saber la verdad y eres el único que se los puede dar
- Gran consejo – dijo Bucky
- Y yo estaré allí, cuidándote – dijo Sam
- Hora de irse – dijo Bucky
- No tienes… - dijo Sam pero un beso lo silencio
- No me dejes caer por favor – suplico Bucky
- Nunca – juro Sam
- Te amo – dijo Bucky abrazándose a él y Sam lo aferro con más fuerza
Cuando Bucky sintió que tenía el valor suficiente, lo soltó y tomando su mochila, se fue sin mirar atrás, mientras Sam hacia lo mismo. Lagrimas traicioneras se les escapaba a ambos, pero sabían que si se miraban de nuevo no se podrían separar, y ambos tenían responsabilidades que cumplir. Pero no serían eternas, y cuando esto acabase una nueva vida los esperaba. Una con la firme promesa de felicidad
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Días después, Sam y Sahara terminaban de pintar el bote. Solo faltaba borrar el nombre y estaría listo para la venta.
- Es hora – dijo Sam sentándose en el muelle con el bote de pintura
- No – dijo la mujer deteniéndolo – no lo hagas... No quiero venderlo. Ya se – dijo sentándose en el muelle también mientras Sam reía –, conozco el argumento, pero… no puedo hacerlo
- Sarah, estoy muy feliz de oírte decir eso – le dijo Sam – tenemos que preservarlo. Si hay algo que aprendí, es que no ganare todas las peleas. Y está bien, puedo aceptarlo, pero esta… esta no la perderé. Esta no. Al mirarte a los ojos – dijo Sam – siempre era obvio que creías que quería escapar
- Sam… escúchame – dijo Sahara – jamás en mi vida llegue a pensar que estabas escapando, de nada, nunca, hasta hoy
- ¿Hasta hoy? – dijo Sam sorprendido
- Hay… una pelea afuera – dijo ella – y una segunda aquí. Y peleas en las dos. ¿Sam, vas a dejar que Isaiah Bradley te afecte? ¿Vas a dejar ir a Bucky tan fácil?
- Bucky… – dijo Sam respirando hondo – Bucky ha sufrido mucho. Él… – bajo el rostro
- ¿Lo amas? – pregunto su hermana
- Es la primera vez que siento esto así de fuerte – dijo el hombre halcón –. Asusta. Y más asusta no tenerlo cerca. Pero…
- Hermano, eso es amor
- Él tiene cosas que resolver – dijo Sam – y yo tengo lo de los Flag-Smasher… es complicado. Tal vez cuando…
- No hay tal vez en el amor, Sam – dijo Sarah –. Ve. Alcánzalo. Apóyate en él, y haz que él se apoye en ti. De eso se trata. Será difícil pero si lo hacen juntos será más fácil que hasta ahora – Sam la miro en silencio – No lo dejes ir. Alcánzalo y pelen como uno solo. Ganen sus peleas juntos, y cuando necesiten reponer fuerzas… vuelvan a casa. No lo dejes ir, pero Sam, hazlo solo si realmente lo amas
La puerta se abrió y Sam entro corriendo, sin detenerse subió las escaleras mientras le gritaba a sus sobrinos que iba por el tío Bucky. El alcanzo a escuchar un “¡Sí!” mientras subía por las escaleras para recoger sus cosas
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Todos miraban a las tres mujeres de cuerpo exuberante y vestimenta extraña que caminaban por la calle. La aparente líder se detuvo frente a un edificio e iba entra cuando algo redondo se incrusto en la pared impidiéndoles el paso
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Bucky había llegado a Nueva York hacía pocos días y se había hospedado en un edificio de departamentos de Brooklyn, no muy lejos de la casa donde vivió de niño. Era un departamento frio y sombrío si se comparaba con el palacio real de Wakanda en la época en que viva T´Challa, o la casa de Sam que había conocido hacia unas semanas, pero estaba bien por ahora. Para no enloquecer, había adoptado el mantra de repetirse que eso era temporal. Que resolvería sus problemas y volvería a casa. ¡Su casa!
Salió de la ducha y se encamino a la cocina, ¡como deseaba una taza de café humeante como las que cada mañana preparaba Sarah mientras los niños les contaban a Sam y él sus planes para ese día! Preparó unas tostada, prendió la televisión para ahogar un poco ese silencio que lo estaba asfixiando y busco algo de ropa. Se iba a peinar cuando el timbre de su departamento. Seguro algún ventero de seguro o algo por el estilo. Si supieran que lo único peligroso ahí era él
Decidió ignorarlo y hacer zaping en la tv mientras comía sus tostadas. En el tiempo que había pasado con Sam había adquirido gusto por ponerles queso con algo de mermelada y champarlas en el café. Sarah solía decir…
- Eso es asqueroso – dijo una voz desde su balcón
- ¡Sam! – dijo sorprendido
- Para ser un súper soldado tienes muy malo el oído – dijo este sonriendo –. Estoy hace media hora aquí y no me habías notado
- ¿Qué…? ¿Cómo…? – dijo mirando a su alrededor
- Te lo cuento – dijo Sam, mientras Bucky saltaba hacia atrás del sofá para lanzarse a sus brazos – si me das un beso. Mira, que tus labios me han hecho muchísima falta
- Y tú a mí – susurro Bucky abrazándolo a su cuello
- Te tengo – contesto Sam antes de besarlo – así que este es tu penhouse – mirando a su alrededor -. Es… lindo...
- Solo dilo – dijo Bucky también mirando a su alrededor – Estoy listo para un poco de amor rudo
- Necesitamos encontrar algo urgente – dijo Sam
Se miraron el uno al otro y sonriendo antes de volverse a besar. Fue un beso lento, suave pero cargado de deseo, de amor y promesas que los dos sabían que no eran promesas vacías. Manos que se reconocían mutuamente. Y dos corazones que latían en la misma sintonía
- ¡Estás aquí! – susurro Bucky cuando sus labios se separaron
- Perdón por no llegar antes – dijo Sam pasándole las manos por el cabello – perdón por soltarte, perdón
- No me soltaste – dijo Bucky uniendo sus frentes – estas aquí. Dios, estas aquí – y se aferró al moreno con absoluta desesperación
- Y aquí me quedo hasta que pueda llevarte a casa otra vez – prometió Sam aferrándolo por la cintura
- ¿Pero… y Karli? – dijo Bucky intrigado – ¿Y los Flag-Smashers? ¿Las Doras Milaje? Y…
- Un problema a la vez – interrumpió Sam – ¿sí? solo te voy a pedir una cosa – y Bucky asintió mirándolo fijamente – en realidad dos. Quiero despertar así, contigo, cada mañana. No tengo un palacio, ni soy un rey… pero…
- Así está perfecto – dijo Bucky cerrando los ojos mientras sonreía – ¿Cuál es la otra cosa?
- Por piedad, otro beso – suplico Sam antes de atacar sus labios en medio de una carcajada de Bucky