Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Partiendo a una aventura por PinkuBurakku

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Gracias por leerme. 

PK. 

     

     Los sueños son algo interesante, la manera en qué se efectúan mientras la mente está con la guardia baja, mezclándose con anhelos, miedos e incluso las cosas cotidianas del día a día; un rostro se puede mezclar con un deseo, un miedo con una pesadilla y algo tan cotidiano cómo la cena, se puede convertir en todo un paraje totalmente distinto, en definitiva, los sueños son interesantes, pero sólo los sueños, las pesadillas componen su propio mundo, uno en el que poco me gusta hondar, es más, prefiero ignorarlo, olvidándolo cuando tengo las des fortuna de tenerlas. Agradezco por ello, que esta vez sea un sueño. Uno extraño, aunque supongo que es debido al ciclo lunar ya estéril pero con aún brazas en el cuerpo demasiado agitado, más de lo qué nunca lo he hecho en la vida, eso de las aventuras cómo predije son algo feo, debo agregarle cansado sin duda, aunque también al igual qué los sueños, interesantes. Es increíble cómo una sola variante pueda llevar a un mundo de posibilidades inimaginables, muchas nunca verán la luz del sol, pero eso es precisamente las aventuras, la emoción de no saber que pasa, que caminos turbulentos te tiene el destino preparado al mínimo paso. Duermo reflexionando de ello despierto, con una melena oscura y trenzada danzando por aquí y allá en medio de gritos y risas.

Sé que es un sueño incluso antes de tener la noción qué estoy dormido, hay demasiada luz y alegría para estar despierto, ni siquiera en los festivales en la comarca puedo recordar tanta euforia junta, es cómo una estridente melodía que te llama en cada nota, no es dulce pero poco resulta molesta, sólo me incita a abrir los ojos que creo cerrados, al mover los párpados, más luz me baña, es demasiada, tanta qué apenas puedo distinguir formas, echó a andar guiado por las risas; mismas qué componen una calidez en el pecho tan tibia que me echo a correr sólo para alcanzarla, al hacerlo una cabellera oscura y trenzada se agita con el aire entrando en mi periferia, es hermosa, ataviada de joyas resplandecientes con el sol, el cuerpo atado a la trenzada mata de pelo, se agita hacia un lado y otro, parece correr detrás de un risueño niño, su cabello es desordenado debido a la agitación y cálidamente rubio, su boca es quién compone tal algarabía. La escena es cálida, alegre y me remueve el estómago, el cual se ajusta contra las costillas, escapando del corazón que golpea cómo un loco el pecho.  Ambos niños de detienen al verme, me llaman aun entre cálidas risas, incitándome a correr con ellos;  soy demasiado listo para mi propio bien, reconozco la escena, al menos los actores en ellas; mis hijos, es simplemente sorpresivo saber que tendré más de uno. 

Me echo a correr con ellos por el amplio jardín, no puedo culpar a la luna esta vez, sólo al paso en el camino qué he dado en la profecía con tono de premonición. Antes de poder alcanzar a los dos niños jugando, el humo denso de la noche se los traga mandándome de cabeza a la oscuridad, sus risas quedan incrustadas en el subconsciente y la calidez queda resguardada en el alma. Despierto, esta vez en serio, con el denso humo de la fogata casi a mi lado chispeando atronadoramente contra la ruidosa noche; la mitad de la compañía está dormida, eso sólo significa algo, ronquidos sin cesar, he aprendido a vivir con ellos en los últimos días, sin embargo tal parece que son el verdugo de los sueños esta noche; el cuerpo me cruje al levantarme del duro suelo, mientras intento volver a la realidad ignorando el sueño, justo el mismo procedimiento con una pesadilla, aunque se sienta cálido, he partido a la aventura para decidir mi propio destino, uno en el que hijos con el enano más gruñón de toda la tierra media, aún parece casi imposible; porque se que son suyos, el azabache cabello trenzado solo puede llevar un nombre. No es que lo deteste, por supuesto que no, tampoco creo que lo haga Thorin, pero somos cómo mucha mantequilla embarrada en poco pan, demasiado dispersos para encajar bien. 

Busco la pipa para terminar de espabilarme, después de un par de caladas agradezco que haya caído dentro del maletín de viaje; siento el tabaco hacer efecto, apenas puedo pensar en las danzantes cabelleras con las voces a lo lejos, mucho mejor así, el futuro aun es lejano y sin construir. Al estar lo suficientemente espabilado, decido dar una corta caminata, el aire helado se cuela por completo cuando echo andar contra los ponys, de contrabando le doy una manzana al mío, su rechinido me gana una sonrisa, mientras acaricio la suavidad del pelo, una cosa que jamás pensé vivir y a la que me he acostumbrado, así como a vivir entre enanos maldiciendo, gruñendo y cantando todo el día, sonrió un poco al recordar al animado grupo, a veces detestable, a veces entrañable.  Al menos, tendré una o dos historias increíbles al regresar. Busco a los enanos, Kili y Fili están casi embutidos contra la fogata, también veo a Balin, relatando una de sus animadas aventuras. Sin embargo, uno más debería estar despierto, uno que no esta cerca del fuego, echando un corto vistazo por los alrededores, lo veo fundiéndose con la noche, esta de espalda, casi agazapado contra los limites del campamento,  siempre alerta, he descubierto qué se toma en serio el papel del comandante de la compañía, apenas duerme o descansa, persuadirlo de lo contrario es ganarse una de sus típicas miradas aburridas o depende que tan cansado está en el día, el raro gruñido que compone cuando está hastiado, he aprendido a leer al enano.

Lo veo por largo rato, tanto que el pony recién alimentado se ha alejado y Thorin se ha dado cuenta de la mirada furtiva, se gira a buscar al intruso que lo quiere desgastar, nuestros ojos se conectan; arquea una ceja, el atisbo de una sonrisa maliciosa le surca la boca, aún manteniéndose escondida bajo la barba. Otra faceta del enano, el calor me sube por el cuello, maldición, apartó la vista desentendido, caminando hacia Balin, una de sus historias épicas, me ayudará a dormir mejor. El enano emana una vibra atrayente de calma, nada mejor para ignorar el correr de la noche tan extraña. Acaricio el cuello rojizo y ahora ardiendo un poco al mezclarse con el calor del sol qué empieza a tostarme la piel. También ignoró las ganas de estornudar a causa de la alergia que emana al acercarme a la fogata; reteniendo el impulso me preguntó que tan buena idea fue venir. El pensamiento se acrecienta cuando un rugido rompe el silencio de la noche, me quedo quieto en el lugar agudizando el oído hasta que el rugido se repite, no, no es un rugido, un aullido más bien; busco a los enanos sobre la fogata, no parecen perturbados, es más la sonrisa de Kili se curva, maliciosa; se que no debo tomar en serio lo que sale de ella minutos después pero, orcos, no, no quiero ver orcos. Me apresuro mucho más a Balin, Kili rechista, estoy a punto de tirarle una roca para callarlo, pero una voz mucho más potente le corta la algarabía.

A mitad de camino giró de nuevo hacia el enano, poco importa lo demás; su seriedad es abrumadora, otro rasgo del enano, pero incluso parece enojado mientras reprende a sus sobrinos, exagerado sin duda, es sólo un broma. El enano debe fumar más tabaco y fruncir menos el ceño. Sin embargo, la verdad aparece tan clara cómo un manantial, me carcome mientras dejo qué las nostálgicas pero calmas palabras de Balin, me transporten al fatídico día. Con cada palabra la palidez me consume y la admiración queda sesgada bajo un grueso nudo en la garganta; la historia es cruda, nostálgica y con tintes de lágrimas de Balin que remueven las entrañas, sin embargo es la admiración y respeto por Thorin quién se lleva el protagonismo, ama al hombre, tanto cómo un seguidor puede amar a su rey enano. La lealtad de los enanos es abrumadora, otra cosa que he aprendido en los pocos días en la compañía, cuando todo acaba, apenas me muevo con aún la desazón de la reciente historia y los orcos.  Ambas cosas son demasiado escalofriantes, no soy un miedoso consumado pero la aventura comienza a tornarse perturbadora más qué fantástica; nunca empezó con los mejores términos pero se vuelve sumamente complicada con cada paso. 

Sin embargo, Thorin debe notar el estado vomitivo en el que me encuentro, aferrado al suelo viéndolo ahora sin vergüenza, ha quedada sesgada bajo el miedo, nuestros ojos se vuelven a conectar, el brillo de ambos tragándose a los ajenos, esta vez le sostengo la mirada tan lleno de incertidumbre que puedo soportar a un enano gruñón que aún orco asesino, al menos Thorin no me cortara la cabeza de un sólo tajo porque sí. El enano avanza bajo la atenta mirada de todos los enanos a la espalda que lo vanaglorian, reconociéndolo cómo su gran rey, un príncipe creado bajo los cimientos de la guerra, sangre y destrucción pero que pudo crearles una vida diferente, lejos de su hogar pero una vida próspera; cada vez son menos los motivos qué encuentro para apartarle la vista a Thorin. El enano sigue el recorrido, sin apartar la vista, siendo su único faro en medio de la oscuridad, sin palabras podemos murmurar un par de cosas, el miedo comienza a rasgarse por el asombro de su vida pasada. 

Thorin desvía del camino hasta sus solemnes súbitos, deteniéndose a pocos centímetros de mi cuerpo; la mirada decae un poco por la diferencias de estaturas yendo a dar contra el pecho plagado de los espesos ropajes y restos de melena trenzada que para estos momentos me acompañan hasta en lo sueños. Apenas levanto la vista lleno de la misma solemnidad que los suyos, no soy un enano pero no puedo evitar qué me embriague dicho sentimiento; el enano lleva una mano debajo de la mandíbula apenas caída, levantando el rostro, ambos ojos se conectan, el brillo los consume mientras el rey niega despacio, apenas mueve los labios pero comprendo las palabras graves, Thorin no parece contento con tal admiración desmedida, aunque no parece tener problema alguno cuando son los enanos quién le muestran el respeto profundo y la admiración perpetua. Frunzo el ceño un poco sin entender el problema, el enano sin embargo, al ver la ignorancia lleva un pulgar sobre los labios escasamente abiertos, recorriéndolos despacio, no sé qué pretende pero el aire escapa de ambos cuerpos, los pozos azules vibran al entrar en contacto con la piel escasamente húmeda. Los cuales para aumentar el calor emanando entre ambos, se entreabren mucho más, es el primer toque que hemos tenidos después del apretón de bolsón cerrado, es extraño, teniendo en cuenta que apenas hemos cruzado media palabra.

Sin embargo, no rompo el contacto; ni siquiera puedo desviar la mirada absorto en los ojos del rey, que ante el mínimo movimiento así sea por mera necesidad de respirar, vuelve el rostro al ángulo que quiere, el olor a roble me invade por completo, la imponente presencia me sobrecoge. Parpadeo furiosamente, cuando los ojos lagrimean, denotando cuánto tiempo hemos estado viéndonos profundamente sin decir media palabra, ambos somos conscientes y aún así ignoramos el hecho, nuevamente somos el faro del otro en la oscura noche. Thorin entreabre los labios, para pronunciar alguna palabra o simplemente para respirar profundo, nunca lo sabré, lo que tengo certeza es que su lengua sale a la superficie, un vestigio apenas sobre la barba, pero visible al estar tan cerca del enano, casi puedo sentir el calor emanando de su cuerpo y nada tiene qué ver con la mano tibia aferrada al mentón. Recorre los labios despacio, sin dejar de verme, aunque apenas pueda concentrarme en sus ojos con la lengua humedeciendo los labios tan profundamente, es el mismo gesto al conocernos, la misma reacción le sigue; no es sólo el cuello esta vez, la rojez escala hasta las mejillas besadas por el sol. Es nuestra alarma, estamos demasiado cerca nuevamente. 

Me separo considerablemente, escapando de sus dedos, no sólo por el toque del enano, sino por el nuevo aullido que perturba la noche; el corazón late furiosamente y no se muy bien debido a qué, la única certeza que tengo es que debo calmarme; sólo es una atisbo de lo que me espera en la aventura, aunque todo sea mucho más perturbador conociendo la historia sobre el apellido Durin. Thorin parece leerme y niega, pero ya estoy cansado de su mutismo, no me ayudan en nada sus palabras sin voz, por más qué los gestos quieran calmarme, también parece dar cuenta de ello, su cuerpo me sostiene nuevamente, pero esta vez el hombro es su lugar de llegada, los fuertes dedos tiran del mismo, aferrándose a el cuando ambos somos conscientes que tiemblo ligeramente; necesito una cobija y mi mecedora sin duda, la cabeza abrumada me recuerda en muy mal momento que soy un doncel, peor, un hobbit, uno bastante asustado a decir verdad; es el primer encuentro con el peligro y poco me esta gustando la experiencia. Los dedos tiran con más ahínco, sacándome de los mórbidos pensamientos, esta vez los labios si que se abren para pronunciar alguna cosa.

- No hay orcos cerca, Bilbo - Las palabras son seguras y profundas, tan graves que barren con la desazón del inminente peligro, busco sus ojos por seguridad.

Ambos pozos están atormentados, casi abrumados y aún así, lo aplaca todo bajo la misma capa de hielo de siempre, aunque esta parece resquebrajarse un poco sólo para mí; intenta infundirme calma cuando ni siquiera él tiene algún vestigio de eso, no se sí es muy pretencioso o admirable; prefiero aferrarme a la seguridad que intenta darme, es mucho mejor que nada. Asiento en reconocimiento, creyendo en su palabra; debe ser un simple lobo me repito para convencerme, después de todo, aunque sea oscuro, Thorin es quién más sabe sobre orcos, debe saber a la perfección cómo suena uno. Al enano parece bastarle la débil credibilidad, por fin me suelta, puedo respirar profundo cuando el olor a roble me roza al irse. El enano avanza a paso atronador, perdiéndose en el bosque, quiere asegurarse de su palabra. Al ver la ancha espalda y la manera de avanzar aplacando cualquier duda, es inevitable que no dibuje en él, al joven enano que aún corroído por el dolor guio a su gente en contra del enemigo, tal nivel de heroísmo, sólo lo creí ver, en los cuentos viejos para niños, tal valentía me remueve; el corazón late con fuerza, espero algún día, tener al menos una pizca de ese valor tan extraordinario. Seducido, ignoró cómo se remueven las entrañas furiosas, poco es falta de hambre, mucho más culpa de Thorin y su melena trenzada al viento de la fría noche.

Intentando no perderme en la sombra del cuerpo internándose en el bosque, fijo la mirada en los enanos que absortos también me miran, hasta ahora soy consciente de sus ojos, enrojezco otro poco, Gandalf incluso me escudriña fumando de la pipa, busca penetrar mi cabeza en busca de respuestas, misma que no conozco la pregunta siquiera, el resto, mira intercaladamente dónde se ha perdido su líder y mi persona, los labios se mueven al unísono pero nada sale de las bocas demasiado abiertas y húmedas. Las espesas barbas se mueven al intentar conjurar alguna palabra, pero al final prefieren callar, lo agradezco, su análisis me carcome hasta tensarme totalmente incómodo con la atención excesiva, desvió la mirada preguntando cualquier cosa al azar, el paradero del orco es lo único que atino a encontrar; el asunto no saldrá del sistema tan pronto a pesar de la valentía de Thorin. La respuesta llega de un enano al azar que poco me molesto en ponerle nombre, asiento en entendimiento; mucho mejor sí está muerto, al menos será sólo su recuerdo el que atormente a Thorin y no su presencia. Crujo el cuello de un lado a otro a pesar que aún está excesivamente tibio gracias al rey y la mirada de sus súbditos, decido descansar, he tenido demasiado para el poco rato qué he estado despierto, necesito volver a dormir. Sin embargo al dar pocos pasos, Gandalf me alcanza primero seduciéndome con un poco de tabaco, no puedo negarme. 

Fumamos en silencio, sin embargo la mirada de Gandalf es inquisitiva y hasta cierto punto cómplice, no entiendo a qué se debe tanta complicidad pero lo dejo estar desviando la mirada hasta la redonda luna; me hace sentir desnudo el mago y no se sí se debe a qué sabe mi condición, el sueño, la premonición o alguna cosa más turbia que no me ha dicho, en cualquiera de los casos, el mago me oculta cosas y es transparente en ello, aunque sea su culpa que este en medio de la nada, prefiero no ahondar en ello, he tenido demasiado para una sola noche; la más agitada desde que me uní a la compañía. Después de horas de fumar, dónde incluso Thorin retorna al improvisado campamento y nos ordena dormir a todos, es que me puedo centrar en cumplir la palabra del rey. Al dormir me dejo arrullar por la gran luna con la gruesa manta que me han brindado, me remuevo un poco cuando algún enano retoma el retumbar profundo de un ronquido y cuando otro más se acerca demasiado al costado, pero eso es todo lo que puede perturbar el sueño. No se si es por la luna, el cansancio, el tabaco o el propio Thorin, pero el sueño me absorbe con rapidez, tan profundo cómo nunca antes después de la comarca. El último pensamiento, es el rey, más bien, los profundos ojos azules resquebrajados por el miedo inducido por recuerdos. He visto un vestigio del enano, un trozo de su alma oculta al publico. No parece tan gruñón después de eso. 

 

Notas finales:

Nos vemos en el proximo capítulo. Espero les haya gustado. 

PK


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).