—No puedo creer que no trajeras un paraguas —habían corrido hasta una de las techumbres de los negocios para evitar que el agua siguiera cayendo sobre ellos, había comenzado a llover tan repentinamente que apenas pudieron cubrirse a tiempo.
—Tampoco trajiste uno —no iba a iniciar una discusión por ello, pero tampoco dejaría a Rin salirse con la suya.
—Y ni siquiera traigo una chaqueta para cubrirme —chasqueó la lengua mientras cruzaba sus brazos. La lluvia no era fuerte, pero comenzaba a sentir frío.
—Por eso siempre traigo algo para cubrirme —se paró a su lado intentando resguardarse de la lluvia, sabía que en el rostro de Rin estaría grabado el reproche y simplemente no sabía que más hacer.
Seguía lloviendo y con cada minuto la temperatura descendía; no parecía que fuera a detenerse pronto y Haru comenzaba a preocuparse pues Rin cada vez presionaba más sus brazos contra su pecho.
—¿No quieres usarla? —estaba a punto de quitarse la sudadera que usaba para dársela pero Rin lo detuvo.
—No voy a hacer que te la quites, estaré bien —claro que tenía frío, pero no quería que Haru lo tuviera.
Suspiró profundamente mientras intentaba mantener el calor en su cuerpo. Quizá había sido mala idea salir sin nada para cubrirse, pero su atuendo era perfecto así como estaba y no esperaba que lloviera.
Sus pensamientos se habían perdido y no prestaba mucha atención a lo que ocurría a su alrededor hasta que sintió los brazos de Haru rodear su cuerpo.
—¿Qué estás haciendo? —no podía entenderlo y quería una explicación.
—Así ninguno de los dos tendrá frío —no solo lo abrazaba, sino que además intentaba cubrirlo con la prenda como si ambos estuvieran usándola.
—¿¡Te volviste loco!? Esta es la peor idea que se te ha ocurrido...
—Sólo quédate quieto, estamos tan cerca que si sigues moviéndote así vas a golpearme —era casi como si el mismo fuera la prenda que lo cubría, pero de verdad quería ayudarlo sin tener que preocuparlo.
Después de unos minutos Rin por fin cedió, aun se sentía avergonzado por la cercanía con Haru, pero a la vez la calidez de su abrazo era reconfortante e incluso si era extraño y hasta incómodo hacerlo, habían comenzado a caminar en esa misma posición, pese a que la lluvia se había detenido y el frío había desaparecido.
Hasta aquí llega la historia, el resto es solo para alcanzar el mínimo de palabras. Solo sigan de largo.
Ahrk akrk akeot goe girje uriekd rkenfi diejr iejeb fkrk rk t eirng kene fiekr kfkeke rken gktk jgo nng jeor gnrnke rken gkdl gke. Rjeid tkeke rkek rjgks tkrk fkrie rjriek fkfie fjfie fkfkd fjkf jfjfk fjfkrk xjfkfk fkfkfk fjfkfi jvbk oigh bjb dkq rkek rkekr fkeke ekdke dkdk ekek eiwi rkak rkek ekeke jdja fkeoao fkkf fkek uhg klh jcgj huh guu akskf foeor gowplt gkrk fkeke gkrkebfkri fkek fkek riwo roowb glrk elqo fowk gkrn gkeke giek roqo rifn rkrnr rkenf fkeken rkend rkend ejeke eowk e rken fk ekene riene rirn ubbj ujj akqb fown rieb ujb owne fiwk fiejdn dkebfi fooe fkfne fkekn dkekdn dkendo rkdndk fkekdn ksnd fienfn fjfkkd fjfkdk fkdj fosk fkfn ekdnd fkfj eosk fjfk dkskbf fkfn