Sabo x Ace
Mi vida ha girado en torno a una persona, él se volvió mi luz. Nos conocemos desde hace tanto tiempo que decir que crecimos juntos y tuvimos muchas primeras veces juntos no sería una mentira. Caímos, nos levantamos, reímos, lloramos, peleamos y gritamos juntos. Luego con la llegada de Luffy a nuestras vidas nos volvimos sus protectores juntos.
Hay tantas cosas que hemos hecho y tantas cosas que haremos. Y aunque el mundo cambie y en el proceso nosotros también hay algo que siempre ha sido y será igual, nos mantendremos juntos.
Los únicos recuerdos que tengo antes de conocerlo son tristes.
Yo era un niño que venía de una familia acaudalada, una madre que lo único que se preocupaba era de las apariencias y un padre que lo único en lo que podía pensar era que necesitaba más dinero para terminar de llenar su billetera ya repleta. Yo en aquella familia no encajaba, todo lo que hacía nunca era suficiente para ellos y nunca lo seria porque el problema no eran los resultados, el problema era quien los daba, es decir yo.
Un día llego otro “hijo” un niño prodigio que era todo lo que yo no era. El sí era el orgullo, el sí era querido y deseado, él tenía todo lo que yo quería pero que sabía nunca tendría. Siempre era él mientras yo no era nada. Un día parece que ellos se dieron cuenta que había un espacio que sobraba en la mesa así que decidieron que debían deshacerse del problema.
Y así fue, me abandonaron en un orfanato lo más lejano posible de su casa; porque por supuesto que nadie tenía que saber lo que habían hecho ¿Qué hubiera dicho la sociedad de ellos? Eso era lo único que les interesaba de todo el asunto.
Pero no fue ninguna sorpresa para mí, suponía que en algún momento aquello iba a pasar. Pero aunque sabía que pasaría no significa que no doliera, se suponía eran mi familia. Se supone que las familias se cuidan unos a otros ¿no?
En aquel momento me jure no volver a confiar en nadie, promesa que poco me duro he de decir. Pasé unos 3-4 años en aquel lugar, a mis 8 años (dos años después de que llegara) lo conocí a ÉL la persona que cambiaría mi mundo.
Un niño problemático con problemas de narcolepsia, que por despiste pensó que aquel tétrico orfanato era una escuela.
Lo saque a empujones cuando me di cuenta de su confusión, le explique con mucho detalle por qué había tantos niños ahí, al principio pensó que era un tipo de paraíso donde no tendría que ver nunca más a su padre, pero luego se entristeció del solo pensar en que nunca más vería a su madre.
Cuando salió pensé que nunca más lo volvería a ver. Grande fue mi sorpresa al verlo regresar a los pocos días, y sus visitas se hicieron cada vez más frecuentes. Se volvió mi mejor amigo y he de decir que el único, ya que no había muchos niños de mi edad.
Un año después de haberlo conocido, un día mientras hablábamos vi a un pequeño niño intentando ocultarse sin rendir frutos.
-Ace- Intente llamar su atención.
-Espera un momento Sabo, estoy en la mejor parte del juego.
-Ace- Le volví a hablar un poco más rudo. Al ver que mis intentos eran en vano, como ya tantas veces había hecho logre salir del recinto y salí a hablar con el pequeño- Hola pequeño ¿Estás perdido?
Al ver mi intención el pequeño solo sonrió enormemente y me abrazo.
-No estoy perdido, Ace malo, no quiere jugar conmigo- Hizo un puchero el pequeño.
Al instante voltee a ver a Ace.
Me dirigí con el pequeño nuevamente a dentro donde se encontraba mi amigo.
-Ace tienes visitas.
-Sabo sabes que eso no…- Al instante se quedó callado mientras una cara de espanto se plantó en su cara- ¡LUFFY! ¿PERO QUE HACES AQUÍ? TE DIJE QUE TE QUEDARAS EN CASA…- Antes de que siguiera gritando lo golpee.
-Cállate que nos descubrirán- Le regañe, porque obviamente nuestros encuentros para jugar no estaban permitidos.
Ante los gritos furiosos del mayor y los reclamos, el pequeño Luffy quiso llorar. Le mire furioso aunque no tuviera la culpa, pero sino hacia silencio a él también le lloverían golpes, tendrían que pagar lo que me harían a mí si nos llegaban a descubrir.
Aquello fue el inicio de una hermosa amistad por parte de los tres, nos consideramos hermanos, unos meses después por obra del destino legalmente me convertí en hermano de Luffy al ser adoptado por Dragon el más grande político que ha existido, decir que ha sido una persona que ha ayudado muchísimo al país sería quedar corto. Mi sueño es un día ser como él, le tengo muchísimo respeto y es a la única persona a la cual puedo llamar padre.
Pero creo que me he desviado un poco ¿por qué estoy contando todo esto? En realidad no lo sé, creo que solo es uno de esos días donde quieres reflexionar sobre todo lo bueno y lo malo que nos ha dado la vida.
Y conocer a Ace y pertenecer a la familia de Luffy fue lo mejor que me pudo haber pasado.
Ace y yo al tener la misma edad y al ser familia, simbólicamente hermanos, legalmente primos siempre estudiamos en las mismas escuelas, a veces en los mismos grupos otras no.
En la universidad decidimos ir juntos a la misma, y en cada momento mientras estuviéramos juntos fuimos felices.
Pero fue en la universidad que nos dimos cuenta que nuestra relación había cambiado.
Recuerdo con cariño y dolor aquella época.
Estábamos en segundo año, había conocido a una chica maravillosa llamada Koala, era fuerte y hermosa, lo tenía todo o bueno casi todo.
Comencé a salir con ella más seguido y a Ace aquello no le había agradado, como venganza comenzó a ignorarme y a salir con sus otros amigos, claro que aquello para ambos fue como una patada al estómago, hasta Luffy que es un alma independiente y tiene sus propios amigos sintió aquel distanciamiento.
Los celos comenzaron a gobernarnos pero también queríamos arreglar todo y volver a estar juntos como antes, éramos dos mitades incompletas sin el otro.
Un día no pudimos más y en un arranque de celos nos molimos a golpes.
-¿PERO QUE CARAJOS TE PASA?- Me grito con furia, lo peor es que para ese tiempo yo no sabía que me pasaba, solo me molestaba verlo tan cerca de que aquel rubio que era asistente de profesor en su facultad, su nombre Marco. Solo pensar en su nombre me molestaba en extremos.
-¿Por qué tienes que estar tan cerca de él?- Le devolví el grito.
-¿Y a ti qué? Yo no digo nada cuando te miro todo acaramelado y juntito de esa chica, amiga tuya. Panda, Polar o como se llame.
-Se llama Koala y no es lo mismo- Le corregí.
-¿Y se puede saber por qué no es lo mismo?- Me miro con molestia.
-Porque…- No tenía una respuesta para ello.
Ace al ver mi indecisión se puso más furioso, me había ido a los golpes y ni tenía una excusa lo suficientemente buena como para justificar mi comportamiento.
-Que te jodan- Tras decir aquellas palabras me golpeo el rostro de vuelta.
De no ser por Luffy estamos seguros que no hubiéramos estados satisfechos hasta mínimo quebrarnos algo.
No nos hablamos por varios días que para mí fueron como años, me encerré en mi habitación sin ánimo de nada, lo único que deseaba era llorar por perder a mi otra mitad.
Pero esos días solo me sirvieron para darme cuenta de algo de lo que me había negado siempre, estaba irremediablemente enamorado, no sé cuándo, no sé cómo, ni siquiera tengo idea de porqué se dieron las cosas así. Pero me enamore, había arruinado mi amistad con él y ni siquiera había sido por declarar mis sentimientos.
Así que sin más que perder decidí que debía terminar con aquellos sentimientos confesándoselos a quien había sido el causante del nacimiento de los mismos.
Grande fue mi sorpresa cuando en vez de ver una cara de asco vi una de sorpresa, más grande fue mi sorpresa que no solo no me dio un puñetazo o me alejo, sino que me beso.
Me confeso que él había pasado por lo mismo, esos días lejos habían sido un infierno, el verme junto a Koala le había dolido porque el sí sabía lo que sentía por mí pero que se sentía indebido por el lazo que nos unía, éramos familia pero quería que fuéramos otra cosa.
Luffy al darse cuenta de nuestra relación creyó que lo dejaríamos de lado, pero eso era imposible, el siempre seria nuestro tonto hermanito menor.
Con el tiempo Ace cambio su apellido, cada que sacaba a relucir el tema me decía que era por el amor que le tiene a su madre y por el odio (del cual estoy seguro solo es rebeldía y no odio) que le tiene a su padre. Pero sé que es por mí, ya que el hecho de compartir apellido era sinónimo de miradas indiscretas, el que yo haya sido adoptado no era de conocimiento de todos así que nuestra relación era considerada indebida e inmoral. Cosa que no pasaba ahora que Ace era un Portgas.
Llevábamos años juntos y esperaba que así siguiera para el resto de mi vida, porque Ace es mi otra mitad y juntos somos mejores que separados, porque amarlo es lo mejor que me a pasado en la vida y porque estaría dispuesto a todo con tal que él sea feliz.
-¿Qué haces Sabo?- Escucho que me llaman.
-Nada solo recordando- Le mire para luego sonreírle.
-Te he dicho lo hermoso que eres cuando sonríes- Me acaricio el rostro.
-No más de lo que me has dicho lo mucho que me amas.
-Nada puede superar el amor que te tengo, ni siquiera tu belleza.
Y como siempre que me besa mi corazón se acelera, mis manos sudan y mi piel se calienta, lo amo tanto.