Una lluvia cayendo con una gran fuerza…
Se puede escuchar el ruido de aquella tempestad, golpeando en las ventanas, con un viento que ruge, ante la agonía de una vida yéndose.
Es frio del lugar, esta oscurecido…
Es el cuarto de un hospital, al parecer la tormenta ha dejado sin luz algunas áreas del lugar, los encargados están tratando de reparar esto.
No existe mucho problema, ya que si bien las luces se apagaron, las maquinas están conectadas directamente a un suministro, para mantener a los pacientes estables.
Solo las pantallas de aquellas maquinas, los monitores iluminan y aun así, es tan sombrío, que se siente el peor malestar del mundo.
De por sí, el solo ir a revisión médica es tormentoso para algunos, el hecho de tener que estar allí día y noche…
Puede que en muchos la esperanza de salir sea un hecho eminente, pero para otros, esa posibilidad es completamente nula.
Se puede ver claramente en esta habitación, donde en aquella cama una persona se encuentra, conectada a los monitores y a un tanque de oxígeno, que le ayuda a mantener latiendo su corazón, sin embargo su semblante es tan triste, decaído, cansado, se nota que ha estado haciendo su mejor esfuerzo, pero es imposible ya este punto.
Sin embargo, tiene la fortuna y desdicha de no tener que estar soportando sus últimos momentos en soledad, ya que una mano sostiene la suya…
Besándola todo el tiempo posible, dejando escapar lágrimas, lamentándose internamente no poder haber hecho más, para que quien ama no se vaya de este mundo.
Aferrándose a él todo lo que pueda.
Le causa tanto dolor verlo de esa forma, tenían esperanzas de que se recuperaría, pero el capricho de la vida fue más grande…
-Za…Phiri…- Llama una voz cansada, proveniente de quien se encuentra en aquel lecho.
Despega su cabeza de esa mano algo más arrugada que la suya, para mirar al de cabellos cafés con algunas canas, ya a estas altura de la vida cortos y desordenados -¿Qué necesitas Krest?- Pregunta con total preocupación.
-Hoy… Es tu… Tu… Cumpleaños…- Le cuesta hablar a estas alturas, pero hace su mayor esfuerzo -¿Ver… Dad?-
-Eso no importa- Contesta sin despegar la mirada del rostro que siempre ha amado, sin importar que las marcas de la vida estén presentes.
-Cla- Claro Q-Que… Si…- Su respiración es cada vez más baja, pero se esfuerza como puede.
-No hables por favor… No te esfuerces, debes intentar… Estar tranquilo…- Le ruega, dejando escapar sus lágrimas, manteniendo el ceño fruncido para mantener la poca fuerza que le queda.
-Quiero… Ha-Hacer… Lo- No se puede incorporar ya, pero al menos aún puede gesticular para sonreír –Fe… Licida… Des… Mi Zaphiri…- Le dedica la sonrisa más hermosa que pueda dar, para buscar a tientas la mano del otro.
El de cabellos negros cortos, ver ese rostro que le dedica esas palabras, lo siente como si fuera su último adiós, algo que no puede permitir, ni quiere pensar, pero… Está ocurriendo.
-Gracias…- Su voz se quiebra, bajando la mirada, para que su cabello cubra sus ojos, tomando la mano de su amado, para sujetarla con toda la fuerza posible para no herirlo.
-¿Co…Mo… Fes… Tejaremos…?- Solo quiere sacar alguna conversación, su corazón de a poco se ira apagando, lo puede sentir en esta noche de lluvia intensa.
-No hay necesidad de hacerlo- Responde algo abrumado, es completamente imposible para él siquiera pensar en que sea su fecha de nacimiento poco le importa, al tener el amor de su vida en ese estado.
-Si… La ahí…- Aprieta un poco la mano del pelinegro, aunque en si no puede hacerlo muy bien –Le… Pedí a Degel… Que fuera a Com-Comprar… Te un pastel…- Revela su pequeño regalo para el hombre con el cual ha comportadito mucho, incluso un lazo que al parecer se romperá esta noche en forma física.
-No debiste hacerlo… Estoy bien, con estar a tu lado…- Se le quiebra la voz a cada instante, su corazón también está doliendo tanto, siente y atormenta la idea que pueda ocurrir –Krest… El año que viene… Haremos muchas cosas en mi cumpleaños, pero… Pero… Primero estará el tuyo y el de nuestro hijo… Así que…- Levanta su vista, para mirar al frente, justamente a la ventana con esa tormenta afuera, sus lágrimas surcan esas pálidas mejillas, no puede ver a su esposo ahora.
-No estaré… Para…-
-¡¡¡POR FAVOR NO LO DIGAS!!!- Su último momento de mantener la compostura ha sido arrebatado, agachando su cabeza, sujetando con ambas manos la pálida de su esposo, para sentirla tan cerca, con esa calidez que se desprende de a poco, para llorar, derramar lágrimas a toda libertad -¡¡¡NO LO SOPORTARÍA, POR FAVOR… NO LO DIGAS!!!-
-Zaphiri… Sabia… Mos… Que esto… Podría ocurrir…- Ladea su cabeza, reposando sobre la almohada, para mirar a como puede a su pelinegro, y dejar que algunas lágrimas caigan de sus ojos verdes oliva –Perdón… Por… Arruinar Tu cumpleaños…- Al parecer está teniendo más control en el habla, pero eso viene y va de repente, sin embargo intenta mantener una sonrisa también en su rostro.
-Eso no importa, no arruinaste nada, si puedo estar contigo en este día es suficiente…- No puede ver a quién su corazón añorara por el resto de su vida.
-Cuan…Do… Vuelvas a casa… Ve a nuestra habitación… Ha-Habrá algo… Esperándote…-Lo podía sentir, como el dulce aliento de la muerte lo está tomando de a poco.
-Cuando volvamos… Vamos dilo así…- Traga saliva, sintiendo el miedo recorrerle, el gran dolor de que esto esté pasando.
-¿Podrías… A-Abra-Zarme…?- El brillo de sus ojos esta desapareciendo de a poco, su calor corporal va descendiente lentamente.
Al escuchar esas palabras, puede sentir la terrible opresión en su pecho, y el hecho de que esto no tenga vuelta atrás, mas no negara un abrazo al ser que ha amado desde que lo conoció.
Se levanta de la silla a un lado de la cama de hospital, para acercarse hacia su amado, inclinarse para abrazarlo con cuidado, sabiendo que podría lastimarlo fácilmente.
Las lágrimas surcan ambas caras, una de forma torrencial y otra tranquila, calmado el llanto.
Sonriente ante lo que siente, lo poco que ha logrado volver a sentir por el envolvimiento de la maldita despedida.
-Si… Gues… Siendo tan cálido…-
-Siempre, para ti…-
-Aun… Ti-Tienes… Mucho Que… Vi-Vivir…-
-Sin ti, mi vida se acabó…-
-No, aun… Eres… Joven… Degel, te-Te necesita…-
-Krest, por favor…- Ruega es demasiado, aunque sabe que pasaría esto, se negaba a creerlo, que fuera tan rápido.
-Aun… Puedo recordar… La primera vez… Que te vi… Un alumno de primero de universidad… Yo tu maestro… Y… Y… Nos enamoramos…- Sus ojos se están cerrando, como si estuviera viendo su vida pasar en ese momento, sonríe algo tan cálido está viendo en sus últimos momentos.
Las palabras sobran en este momento, es imposible decir algo, cuando la sentencia se está cumpliendo y el castigo de uno apenas comienza.
-Solo… Se me-Me… Joro… Cuando nació Degel…- Su voz cada vez más apagada y cansada, la respiración de a poco se va acabado también –Perdón por… Irme…-
Se aferra a su amado, dedicándole el último abrazo, aunque levanta la mirada al nivel del rostro ajeno, para depositar un último beso, entre llanto descontrolado y el temblor de sus manos.
No pude creer que de verdad, que en este momento, en esta noche, su Krest este dejando este mundo, no lo puede resistir sin sentir quebrado su ser.
-¡¡¡TE AMO, TE AMO KREST!!! ¡¡¡POR FAVOR… NO TE VAYAS…!!!- Riega con todas sus fuerzas.
-Te… Amo… Za…Phi…Ri…- Las últimas palabras que sus labios logran dejar ir, su corazón se detiene en ese instante, su respiración se acabó y los aparatos comienzan a pitar por la entrada en paro.
Alertando de esta forma a las enfermas en turno y médico.
Zaphiri lo escucha, y solo se aferra a quien yace en la cama, rogando a quien sea que le devuelva a su amado, que no se lo arrebaten por favor… Que no lo hagan, suplicándoles.
Pero es inevitable, es completamente imposible ahora, pues la vida de Krest se ha ido.
Solamente lamentando dejar solos a su familia, y con el mayor pesar de morir en el cumpleaños de su esposo…
Tal vez el pobre, nunca se lo perdoné en toda la eternidad que le depara.