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Dormir En Tus Brazos por Lovis_Invictus

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No es un hombre tan paciente

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Wei Ying era estúpido; podría haber sido nombrado por el resto como un prodigio en su años de escuela, dominando los siete artes sin dificultad alguna, podría haber inventado a sus dieciocho una nueva forma de cultivo, dominarla únicamente en tres meses y, a estas alturas, ser el cultivador más poderoso en los últimos tiempos, pero eso no quitaba que, en cuanto al amor se tratase, fuera un completo idiota.

Por eso no fue hasta aquella conversación con Zixuan que, luego de meses sosteniendo relaciones sexuales, se puso a pensar que tal vez, solo tal vez, existía la mínima posibilidad de gustarle a Wangji.

Se sintió feliz.

Caminar bajo el cálido sol de Yunmeng, junto a lo que su subconsciente consideraba su nueva manada, se había convertido en lo más relajante que le había pasado en sus veintidós años de vida. El pequeño Yuan había crecido mucho en estos dos años, siendo un adorable niño respetuoso, educado e inteligente, viéndose claramente la influencia de Wangji en su crianza; esto último se debía a que el infante se había terminado encariñando demasiado con Lan, al punto de no separarse de él cada que le veía e incluso llorar cuando debían separarse. Al menos  los Wen les habían permitido llevárselo a Gusu si así lo querían, y Wei de verdad lo hacía.

— ¡Papá, conejos!— gritó el niño, señalando con su dedo a un vendedor ambulante que traía dichos animales en canastas de paja. Wangji, quien traía cargando a Yuan, le avisó al alfa con una mirada que no tardaría demasiado en volver. Wuxian, desde su lugar en la elegante taberna, les vio cruzar la calle para ir a observar. 

Nunca creyó que la imagen del omega cargando a un niño fuese tan placentera de ver.

Embelesado por el bello escenario tarda bastante en darse percatar que ya no está solo en la mesa, a su lado ha tomado asiento una hermosa mujer morena, de cabello negro como la noche, enfundada en una túnica rosa oscuro que se ajusta perfectamente a su cuerpo curvilíneo; es preciosa, como una diosa bajada del cielo, y ahora mismo le está mirando con sus grandes ojos color miel, curiosa.

— Es lindo ¿No?— pregunta juguetona, tiene una voz gruesa aterciopelada, casi mágica; ella también le muestra una bonita sonrisa aperlada, rodeada por unos labios coloreados de rojo.

— ¿Perdona?— inquiere él, no entendiendo sus palabras.

— Tienes los ojos de un depredador, chico— le respondió ella, sin prestar atención a su notoria expresión confundida. Apunta una mano de uñas largas hacia la figura de Wangji, allá en junto a las canastas de conejos, inmediatamente Ying se da cuenta que la mitad de las personas en la calle están hipnotizadas observando al omega, quien juguetea con A-Yuan y un peludo animalito— Mira a ese hermoso omega, luce completamente etéreo, sano, fértil, seguro su pareja es muy afortunada de tenerlo entre sus brazos, incluso le ha dado un hijo a una edad tan joven

Algo en sus palabras tambalea el inestable autoestima del alfa, metiendo el dedo en una llaga abierta que todavía le duele, por lo cual no excusa una falsa actitud amable, contestando con un tono frío, en cambio: — ¿Necesitas algo?

Su sonrisa se hace más grande— Tú también puedes formar una manada así; mi nombre es Ming Yua, soy una omega fértil, bonita, nada tonta y puedo ser servicial si me lo propongo— expresó coqueta, apegándose sutil pero notoriamente hacia Wuxian, más de lo que podría considerarse respetuoso para su espacio personal. 

— L-lo siento, creo que te has equivocado, yo no-

— ¡Vamos, eres mi última esperanza! ¿Podrías actuar como un hombre y decirme que sí?— se quejó ella, separándose de tajo del muchacho, rompiendo su máscara de seducción para verse completamente desesperada, mientras cruza los brazos bajo su pecho y zapatea nerviosa con sus sandalias.

De repente algo apareció flotando en la atrofiada mente de Wuxian, pues no era la primera vez que presenciaba una situación así.

— ¿Te van a... casar?— preguntó él, cauteloso, pero intuyendo la respuesta cuando, al oírle, Yua se vio aún más abatida; sin una pizca de vergüenza la omega tomó la botella que estaba sobre la mesa y se bebió el sobrante de un largo trago, corriendo su pintalabios un poco cuando usó el dorso de su mano para limpiar el vino que escapó y bajaba por su barbilla.

— Con un maldito alfa anciano que ha enviudado siete veces, si no consigo a alguien más que me reclame en los próximos días seguramente terminaré como abono para jardín, y con mi padre omega muerto no hay ser en la tierra que abogue por mí— soltó amarga pero llena de dolorosa ironía. Con sus manos frías tomó las de Wei, acercando su cuerpo tembloroso al de él, mandando a volar cualquier cosa referente al espacio personal— Por favor, puedes botarme después si gustas, sobreviviré incluso si me quedo en la calle, solo necesitamos casarnos, te daré las joyas de mi padre omega, son realmente costosas y no vas a necesitar trabajar en un par de años si las vendes

Aquellas palabras hicieron sentir muy mal a Wuxian.

— Estoy casado, no quiero concubinos porque soy fiel a mi esposo, lo amo— confesó a medias, sin quitarle la vista de encima, observando como las esperanzas de la joven se rompían al escucharlo. 

Y comenzó a llorar, frustrada, aún aferrada al hombre frente a ella.

El sentido de justicia floreció en el pecho del alfa, se mordió el labio inferior mientras daba unas palmaditas en el hombro de la chica, pensando.

— Conozco a alguien que puede ayudarte, pero me tomará algo de tiempo convencerla— eso pareció llamar su atención, pues volvió su rostro hacia él, impresionada— Dentro de Muelle de Loto hay una médico alfa que por unos favores probablemente acepte tu oferta, e incluso si no lo hace, el esposo del líder de secta es lo suficientemente amable como para ofrecerte asilo en lo que encuentras a alguien

— ¿De verdad?— 

— Claro, pero deberás decirme en dónde te hospedas ¡Y deja de mencionarle a la gente que tienes joyas! Si alguien malintencionado se entera podrían matarte por ello

En un parpadeo la extraña mujer estaba encima de él, rodeándole el cuello con sus delgados brazos helados, en un fuerte abrazo de agradecimiento mientras repetía la palabra "gracias" entre lágrimas. Él no supo qué hacer, solo se quedó quieto, volviendo a su pequeña acción de palmearle suavemente el hombro.

— Te pagaré, te juro que te pagaré— expresó, ahora mucho más eufórica que antes, se quitó uno de los collares de jade que colgaban de su cuello, extendiéndolo al alfa— Toma esto por el momento, es costoso, podrás comprarle cosas lindas a tu omega

Wei se apresuró a negar tanto con la cabeza como con las manos, bajando delicado el brazo que ella extendía con la elegante joyería, pese a sentirse tentado a aceptarlo con esa última frase— ¡Ni se te ocurra, no necesito nada de eso, en serio! Solo guárdalo para esa alfa gruñona, odia pedirle dinero a mi hermano y prefiere hacer trabajos extras para solventar sus gastos personales, ella podrá aceptarlo con gusto

— Oh, parece un hueso duro de roer

— Ni te imaginas... —susurró Ying, tragando en seco al solo imaginar lo mucho que le costaría -y dolería- convencer a Qing de hacerle el favorcito a una mujer extraña con intenciones desconocidas— En fin, hablaré con ella, ven mañana a medio día y te aseguro que estará aquí, aunque sea lo último que haga

Otro gran abrazo le sacó de su zona de confort.

— Tienes maneras muy extrañas

Yua se encogió de hombros— Soy mestiza, mi padre omega fue un príncipe secundario del Imperio Persa¹— sonrió, orgullosa de sus raíces— ¿Tu nombre?

— Wei Ying, cortesía Wuxian

Yua pareció pensarlo por unos cortos instantes, abriendo los ojos impresionada cuando recordó que ese nombre era seguido por un apodo sumamente popular, aunque no para bien.

— ¿El Patriarca de Yiling? ¡Eso es increíble!— resolvió contenta; cubriendo su escote con una mano hizo una reverencia de noventa grados, que mantuvo por largos segundos, solo para despedirse al incorporarse— Bien dicen que lo que se pasea entre los labios de la gente nunca es la verdad absoluta ¡Nos vemos, chico lindo!

La hermosa figura se perdió entre las personas de afuera, no sin antes dejar unas monedas en la mesa, seguramente como compensación al vino robado. Wei se masajeó las sienes, agotado, era la primera vez que salía en varios días -pues Wangji había decidido quedarse a ayudar a Ning con su música curativa- y tenían que sucederle esas cosas. A veces pensaba que su mera existencia atraía la mala suerte.

— ¡Hermano mayor, hermano mayor!— gritó Yuan, entrando por la puerta a paso veloz, en sus manos descansaban pequeños dos conejos, un blanco y un negro, acurrucados uno contra el otro dentro de una canastita— ¡Mira, conejos!

— Oh, ¿Papá los compró?— inquirió, siguiendo esa pequeña broma que él mismo había iniciado al decirle al niño que Wangji podía ser su nuevo papá.

— ¡Sí, está esperando afuera!

¿Afuera?

— ¿Pasó algo, porqué no entra?

— Vamos con A-Ning otra vez, necesita su música— explicó el infante, despreocupado.

— Bien, dame a los conejos y vamos con papá, ¿Sí?

Wuxian dejó lo justo de la cuenta sobre la mesa, junto al dinero de Yua, tomó la canasta y siguió los pasitos de Yuan hasta la salida.

A un costado de la entrada estaba Wangji, el omega observaba perdido el horizonte, allá donde se perdía el enorme lago que rodeaba Yunmeng Jiang. Sin permitir que Wuxian siquiera le dirigiese la palabra tomó al niño entre brazos apenas se acercó a él, le dio un juguete -recién comprado, al parecer- y, dando media vuelta, empezó a caminar de regreso a Muelle de Loto, dejando al alfa con la boca abierta de par en par, sin entender qué demonios acababa de suceder.

— ¡La-Lan Zhan! ¿¡Ahora qué hice!? ¡Lan Zhan!— gritó al tiempo que comenzaba a correr detrás de él para alcanzarlo, pues con esas bien tonificadas piernas largas ya le había dejado atrás por mucho. 

Se la pasó todo el recorrido tratando de hablarle, la ira que la energía resentía le hacía sentir solía desaparecer cuando del omega se trataba, por ello, muy para su pesar, no podía enfadarse realmente con él; se rindió al pasar por las puertas principales de Muelle de Loto, no queriendo atraer las miradas más de lo que, por sí solo, ya hacía. 

Ambos se separaron cuando Lan decidió desviarse hacia las habitaciones infantiles, donde, por supuesto, Yuan se quedaba a cuidado de las amas de crianza; a su paso iba dejando una peste a enojo tan grande que, las pobres almas desafortunadas que 1se cruzaban con él decidían, sabiamente, alejarse lo máximo posible. 

Ying se rascó la nuca, confundido, la había jodido pero no sabía cómo o con qué, y necesitaba arreglarlo, pero primero lo primero.

Llevó a los conejos con Yanli, sabía que su hermano no era muy amante de los animales pequeños -prefería perros de raza grande, enormes perros aterradores de raza grande-, le pidió que los cuidara en lo que resolvía unos asuntos, alegando que volvería por la mañana a recogerlos, tarea aceptada por ella con suma alegría, pues al contrario de Cheng, la alfa amaba cualquier cosa que fuese adorable, además, LingLing se veía contento con ellos.

Encontrar a Jiang Qing fue sumamente complicado, llegar con una cara de perro apaleado a pedirle el dichoso favorcito había sido aún más difícil, y lograr calmar su ira llegó a límites que Wei prefería haberse evitado; al final, tras regañarlo por siempre ayudar a extraños sin preguntarse si eran malintencionados o no, accedió a verse con Ming Yua para arreglar todo el asunto, lo cual era un peso menos a sus enormes nervios.

Luego le molestó, comentando burlona y al más puro estilo de una hermana mayor, que si el rumor de Hanguan-Jun ignorándolo y apestando a ira era verdad, iba a necesitar mucho para resolver su estupidez con el misterioso hombre.

A Wuxian le pesó escucharla, porque tenía toda la jodida razón.

Determinado a averiguar el motivo del enojo de Zhan, Ying recorrió media locación hundido hasta el cuello en nervios nada alentadores; la última vez que había visto esa expresión de odio puro en los ojos del omega fue durante la competencia de arquería en Ciudad Sin Noche, creía que ya había superado esa parte, pues llevaban al menos dos años en tregua.

Podría haber jurado que eran algo más que amigos.

Tan solo cruzar el lumbral de su habitación fue atacado por Wangji, quien tras azotar la puerta lo cargó como si sus 186 centímetros y sus 77 kilos no fuesen nada, casi lanzándolo a la cama, donde su espalda golpeó duramente contra la madera maciza. Lan nunca había hecho algo así.

—Ow, eso fue doloroso— se quejó, incorporándose sobre las mantas al tiempo que masajeaba su espalda baja— ¿Qué sucede contigo, realmente lo que hice fue tan malo?

Zhan eligió ignorarle olímpicamente, en su lugar trepó sobre la cama, tomando asiento a horcajadas sobre el regazo de Wei, con los ojos reflejando el más profundo cólera llevó sus manos hacia la faja roja del alfa, quitándola con una facilidad que solo la experiencia podría otorgar; continuó desatando los nudos que unían las túnicas, solo para deslizarlas violentamente por los hombros fuertes.

Oh, Wangji estaba molesto, más que molesto, como hacía un par de años no sucedía, al menos desde que los Wen quemaron Los Recesos de la Nube e hirieron a su familia; y es que lo había visto todo -o casi todo-, la hermosa mujer tocando, abrazando e impregnando a su alfa con su horrible pero ciertamente relajante aroma a bosque, y el estúpido de Wuxian no haciendo absolutamente nada para evitarlo. Él era el omega de Wei Ying, debería ser él a quien toque, a quien abrace, a quien huela, a nadie más que Lan Wangji.

No hizo una escena ahí mismo porque era mejor que eso, quizás la mujer ni siquiera sabía de su... extraña relación con el alfa, la vio llorar, incluso, no podía ser mala, pero aún así, aún discerniendo lo obvio no pudo evitar que una espeluznante sensación le arañara las entrañas desde la garganta hasta los intestinos, algo que la gente de su secta prohibía férrea: Los celos, inmundos e infinitamente más grandes que el propio Wangji, enfermizos, a un punto donde en serio le asustaba.

Pocas veces se había dejado llevar por su instinto, esa era una de ellas.

— ¿Lan Zhan?

Atormentado por sus singulares reacciones omite nuevamente las palabras ajenas, bajando hasta el cuello de Wuxian para mordisquearlo en diferentes lugares, rozando la glándula aromática con los dientes pero sin hacer presión en ella. Los gruñidos inconformes le dan una placentera sensación de dominación, una que le dice "es tuyo, no importa lo que haga, ahora es tuyo".

Pero aún no es suficiente.

Su cuerpo aún cubierto se restriega lentamente contra el torso desnudo del alfa, tan despacio como una serpiente enredando a su presa, luciendo igual de peligroso, tanto así que Wei no se atreve a decir ni una palabra.

— Apestas a ella— susurra Lan, irritado; cuando se percata de lo que acaba de escapar por sus labios ya es demasiado tarde, Ying se ha callado por completo y él no puede hacer más que quedarse tan quieto como le es posible, esperando que eso le haga invisible o algo por el estilo.

— Lan Zhan, mírame— pide Wuxian, demasiado amable para la situación en la que se encuentra. Al no obtener respuesta más allá de la leve respiración del omega estira su mano, empujando suavecito la barbilla de Zhan hacia arriba, hasta que le tiene cara a cara— ¿Puedes mirarme, por favor?

Los ojos dorados, que seguían evadiéndole concentrándose solo en las túnicas abiertas, suben tímidamente hasta toparse con los iguales de Wei, viéndose arrepentidos.

— Ahí está, me gusta que me mires porque soy muy guapo— bromea un poquito, acariciando la pálida mejilla con tanto amor que Wangji se siente aún peor que antes—Lan Zhan, jamás te cambiaría por alguien más, no tienes que preocuparte por eso, tú eres el único para mí, realmente me gustas y yo... Yo quisiera convertirte en mi omega, si eso está bien para ti

Un largo silencio se hace presente, con el paso de los meses el alfa se ha habituado a darle su espacio a Lan para asimilar las cosas, entiende que le cuestan un poco las situaciones emocionales, en especial esas que le traen cosas buenas. Todavía le molesta que no esté acostumbrado a expresar lo que quiere o necesita.

— Quiero ser tu omega— confiesa, bastante más seguro de si mismo a lo que Ying esperaba.

Una enorme sonrisa dentada aparece en su rostro, terminando por ceder al impulso de enredarlo entre sus brazos.

— Entonces está hecho

 

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[Aclaraciones]

¹Desconozco si en el Imperio Persa las personas eran más abiertas al contacto físico, solo quise poner a una niña mimada de otra raza que la está pasando mal después de perder a su padre omega :)

 

Notas finales:

Yo no planeo que salga tanta mamada, en verdad que quiero ser como esos autores que van directo al grano, pero no puedo, lo siento :( 


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