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Sentimientos por Skarlatta

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/····································Capítulo 5: Celos····································


A pesar de todas las complicaciones que se presentaron en el camino, ¡los Bladebreakers lograron vencer a los All Starz en el Torneo Estadounidense! Fue gracias a los triunfos de Tyson y Max, en sus respectivos encuentros, que el equipo obtuvo el pase hacia el Torneo Ruso.

Y aunque habían transcurrido cinco días desde aquello, el aire festivo continuaba palpándose en el ambiente. Al menos de parte de casi todos los chicos.

Era Rei quien se integraba falsamente y sin mucho éxito a la alegría común del equipo.

Cinco días. Llevaba exactamente ese tiempo con una sensación de incomodidad adherida a su interior, a su piel y a su vida en general. No tenía la certeza de cuándo, cómo o en dónde había comenzado a sentirse de ese modo. Pudo haber sido desde el instante en que Kai comenzó a darle ciertas atenciones a Max. El hecho le agradó y molestó por igual. En sus adentros, sintió como si unas flores hubieran brotado rodeadas por espinas.

La noche previa al Torneo, había visto a Kai apoyar a Max, a su particular manera, pero lo había hecho. Y no sólo eso. Kai confiaba en Max. Lo corroboró en el momento en que el menor iba a enfrentarse a Michael, cuando su rubio compañero tuvo dudas de sí mismo y estuvo a punto de retractarse de beybatallar, queriendo, en consecuencia, enviar a Kai a participar en su lugar.

—Vamos, ya he oído suficiente de esto. Pelea tú, demuéstrales lo que vales.

Un nudo se formó en su garganta.

El entrenamiento con su capitán aquella madrugada, los cambios a Driger, su preparación, absolutamente todo lo desaprovechó cuando permitió que Eddy le venciera de manera tan humillante. No hubo palabra alguna de parte de Kai, no demostró que siquiera le importara, y mientras él sentía como si le hubiera fallado, este se mostraba desinteresado en eso y ocupado dándole su confianza a Max.

Sinceramente, hizo un gran esfuerzo por centrarse en lo positivo. El pequeño acercamiento de Kai al equipo era algo bueno, al igual que notarlo dándole su confianza a alguien; ver eso era como disfrutar de las flores. Sin embargo… Por mucho que se esforzara, no podía sentirse del todo bien con ello; eso se sentía como hacerse daño con las espinas.

Los días siguientes no fueron de utilidad para hacerle sentir mejor.

—Hay un restaurante cerca, me gustaría ir a comer ahí, ¿quieren ir? ¡Yo invito!

Max hizo el ofrecimiento un día después de haber ganado. Irradiaba una alegría en su voz que bien podría ser contagiosa. Tyson aceptó la propuesta en cuanto la escuchó. Kenny, por el contrario, no estuvo de acuerdo.

—Tal vez después. Creo que hay otros sitios de interés que podríamos...

—Vamos al restaurante.

Kai interrumpió a Kenny, siendo cortante y sin dar ningún tipo de opción a réplica, ya que se puso en marcha de inmediato.

Ese mismo día, por la tarde, ocurrió una escena similar.

—Estoy cansado, ¿y si volvemos al hotel?

Max preguntó, dándole una mirada a todo el equipo.

—¡Yo aún tengo mucha energía! —Tyson contestó con su entusiasmo usual— ¡Podríamos ir a dar una vuelta por...!

—Volvamos a la habitación.

Nuevamente, Kai apoyó a Max y no permitió que sus opiniones fueran debatibles, sencillamente dio una orden y todos la cumplieron, incluido Tyson, aunque en el camino masculló un par de quejas.

Cuando por fin el día terminó, Max se despidió de todos con un acostumbrado "Buenas noches" que, sorpresivamente, fue correspondido por Kai, quien no solía responder a esas palabras nunca, ni siquiera a las suyas.

Rei se halló más confundido e inquieto cuando sucesos parecidos, y extraños, continuaron ocurriendo a lo largo de la semana.

Tate quería ir a algún sitio y sus palabras se convertían en orden a voz de Hiwatari. Max saludaba con un "Buenos días", o se despedía con un "Buenas noches", y Kai le contestaba. Max necesitaba un acompañante para ir aquí o allá, y le preguntaba a Kai si quería ir con él, obteniendo siempre una respuesta afirmativa del capitán.

Algunas de las máquinas en la sala de juegos son para dos. Kai, ¿quieres acompañarme?

Un mudo asentimiento después y el mencionado siguió al rubio.

Los chicos aún no terminan de desayunar, pero yo ya estoy listo. Kai, ¿nos adelantamos juntos?

Bien.

Kai salió del hotel junto a Max, sin esperarlos ni a él, ni a los otros dos.

Quiero entrenar un poco, pero no solo. Kai, ¿me acompañarías a entrenar?

Y la lista podía seguir.

Cada uno de los gestos entre esos dos, por mínimos que pudieran haber sido, hicieron crecer las espinas hasta que terminaron por cubrir en su totalidad a las flores. Cuando eso ocurrió... Ya no pudo ver algo bueno en esa relación. Cualquier buen sentimiento fue reemplazado por alguno dañino. Dejó de pensar en esa amistad como algo positivo, porque le molestaba la cercanía entre el par. Dejó de pensar en que a Kai le venía bien llevarse mejor con otro miembro del equipo, porque sentía un increíble malestar ante el difuso pensamiento de que ya no tenía su atención. Esto último dolió bastante después del Torneo, cuando Kai no se acercó a él para decirle algo sobre su derrota. En lugar de eso se quedó con Max en una mesa del comedor del hotel, despiertos y solos luego de que todos se fueron a dormir.

Con tanto sucediendo en su interior, evadir a Kai se convirtió en su actividad predilecta.

No quería ver al líder del equipo. Creyó que, de ese modo, podría recuperar algo de normalidad en su día a día. Se equivocaba, por supuesto. Aunque consiguiera apartarse del otro, tenerlo lejos no ayudaba a calmar los nuevos sentimientos que experimentaba, estos habían echado raíz en su interior. Deshacerse de ellos no era algo que se pudiera solucionar con indiferencia o distancia. Aun así... Lo intentaba. Trataba de obligarse a sí mismo a alejarse de su compañero, incluso cuando su decisión lo tenía en un punto en donde ya no se sentía él mismo, en donde sentía que todo estaba mal.

—¿Hola? Tierra llamando a Rei.

La voz de Tyson logró sacarlo de los confusos e inquietantes pensamientos que no lo abandonaban en ningún momento del día.

—Lo siento, estaba distraído —ignoró la incredulidad en la mirada de Granger—. ¿Qué ocurre?

—Te pregunté si querrías acompañarnos a dar la última vuelta por La Gran Manzana.

—Ah... —titubeó, porque no tenía muchos deseos de ir, pero si se quedaba, seguramente se quedaría con Kai, a solas— Sí... sí quiero.

Accedió sin tener más alternativas, procurando no hacer notar el desinterés que tenía en realizar aquella actividad.

—¿Y tú que dices, Max? ¿Vendrás?

Tyson se dirigió ahora al rubio, quien abandonó la labor de guardar cosas en su mochila para devolver la mirada al chico de cabellos azules, tras la acción, intercambió miradas entre Tyson y Kai. El capitán no les prestaba atención; observaba la ciudad a través de la ventana.

—No, no tengo muchas ganas de salir.

—¿No te despedirás de tu madre?

Rei no fue el único en sorprenderse por la pregunta que Kai hizo a Max; sólo el rubio no pareció extrañado por el detalle.

—Ya lo hice. Hoy por la mañana vino a verme, parece que estará ocupada ahora que debe reiniciar su investigación —Max respondió con la mirada puesta en su capitán, aunque él no le miraba. Después, volteó a mirar al resto—. Así que hoy no saldré a pasear, chicos. Me quedaré aquí, con Kai.

Esas últimas palabras fueron como dagas clavándose sin piedad en su pecho. A pesar de lo increíblemente mal que se sintió, en sus pensamientos se gritó continuas negativas. Seguía obstinado en tratar de acallar la verdad, su verdad, mediante constantes "no". No, no le importaba que Max estuviera con Kai. No, no le importaba que ahora Kai prefiriera a Max sobre de él. No, no quería quedarse a solas con Kai en lugar de Max. No, no, no y no.

Las mentiras que se decía fueron interrumpidas por la voz de Kenny.

En vista de que viajarían al día siguiente, no podían volver muy tarde de su último paseo. Mientras más pronto se fueran, más pronto volverían, algo así oyó decir al pequeño castaño.

Antes de salir de la habitación, alcanzó a notar una mueca de Tyson. Tuvo la sensación de que su compañero ya no parecía satisfecho ni conforme con salir, pero no le prestó demasiada atención luego de pensar eso brevemente. Estaba muy ocupado mintiéndose a sí mismo.

[...]

El paseo no mermó su malestar, por el contrario. Tener presente que Hiwatari y Tate estaban solos en la habitación del hotel, le volvió incómodo incluso el simple acto de respirar.

—¿Están bien, chicos? Parecen algo… ausentes.

Kenny atrajo su atención, al igual que la de Tyson. Entonces, supo que su compañero de ojos azules estaba ensimismado, del mismo modo que él. Eso explicaba por qué había tanto silencio a su alrededor, en lugar de los habituales gritos enérgicos.

—Sí, sí, sólo pensaba en que Max parece estar actuando raro últimamente.

Tyson comentó aquello, pero Kenny no pareció convencido ni de acuerdo con esas palabras.

—Creo que estás imaginando cosas, Tyson.

Fue la sencilla respuesta del castaño y, a continuación, puso su atención en su persona. Parecía haber terminado con el otro chico y centrarse ahora en él, diciéndole en silencio que expusiera sus inquietudes.

No, de ningún modo diría aquello en lo que no quería pensar. No podía hablar sobre su sentir por el inusual comportamiento de Kai. No podía decir cuánto le molestaba la cercanía de Kai con Max... ¿Qué dijo Tyson? Inmediatamente, clavó sus doradas pupilas en el menor, este miraba su hamburguesa sobre la mesa sin mucho ánimo, acción que claramente le pareció anormal, mas no mencionó nada al respecto.

—¿Por qué piensas que Max está actuando extraño?

Hizo la pregunta con toda la inocente curiosidad que fue capaz de reunir. Posiblemente, si no estuviera tan incómodo consigo mismo, hubiera podido preocuparse más por su compañero con gorra. No consiguió darle demasiada importancia a Granger; no consiguió nada más allá de querer saber su opinión sobre el pequeño rubio, mientras otra extraña sensación se encargaba de causar cierta agitación en su pecho. ¿Un presentimiento, tal vez?

—¿Mm? Pues… No lo sé —dio una mirada al techo, pensativo—. Yo… Siento que en estos últimos días ha pasado mucho tiempo con Kai. Parece un poco más… distante o distraído, no sé, no sé explicarlo.

—Max y Kai sólo están pasando más tiempo juntos, no es usual, pero tampoco me parece algo malo.

Por segunda vez, Kenny se mostró en desacuerdo con Tyson.

Guardó silencio, sin hacer saber su opinión. De haber sido otras sus circunstancias, o sus sentimientos, hubiera podido darle la razón al castaño sin dudar. En su estado actual, ni siquiera logró añadir nada más a la conversación; un incómodo ardor en el corazón se lo impidió.

"Kai no sería capaz… ¿O tal vez sí?"

Unas apresuradas conclusiones fueron las responsables de sacudir violentamente su interior, empeorando su perpetuo malestar.

¿Kai estaría tratando de usar a Max de algún modo? ¿Sería para provocarle celos? ¿Sería para consolarse con él por su rechazo?

El aire le hizo tanta falta, al igual que una respuesta.

[...]

La luz del día se desvaneció, cediéndole el paso a una noche cuya apariencia era común, mas sus vibras eran inusuales.

Rei no pudo explicar el motivo de que esa noche no fuera igual a otras. En principio, culpó de eso a la soledad de la habitación en donde había estado durmiendo con Kai y Max. Sus compañeros de cuarto habían desaparecido poco después de que todos cenaron en el comedor del hotel.

Aun con sus intentos por mantener la tranquilidad, terminó caminando de un lado a otro en la habitación, siendo presa de erróneos pensamientos que, si analizaba con más detenimiento, carecían de sentido. Sencillamente, era cierto sentimiento el encargado de sustentar aquellas ideas, haciendo bullir su sangre e hiriéndole en tantas maneras que ni siquiera sabía posibles.

E inclusive así... Se negaba a admitirlo.

No eran celos, era preocupación. Kai podía estar usando a Max; eso sería terrible. No eran celos, era inquietud. Si tenía razón, y estaba casi completamente seguro de tenerla, Max podría salir lastimado; no podía permitir eso.

Finalmente, después de varias idas y venidas por el cuarto como fiera enjaulada, se decidió a hablar con su capitán.

Quiso creer que había adquirido valor con el fin de proteger a su rubio compañero, cuando la realidad era muy distinta. Se estaba dejando llevar por los negativos sentimientos que le lastimaban, usando al menor como mera excusa para enfrentar a Kai sin asumir lo que verdaderamente sentía por él.

Su resolución se vio fortalecida tras ver a Max entrar por una puerta que conducía a la azotea del edificio.

Ocultándose en un pasillo adyacente, dejó al chico regresar a la habitación. La importante conversación que tenía por delante no era con él, su amigo era solamente una víctima. Esa idea le provocó un bufido conforme salía de su escondite, dirigiéndose a la azotea. Encontraría al capitán del equipo ahí; ese parecía ser su sitio favorito para alejarse de todos. De todos, ahora incluido él, pero exceptuando a Tate.

—Kai.

El llamado abandonó sus labios con, posiblemente, más aspereza de la que pensó. A decir verdad, su voz fue hosca como en ninguna otra ocasión había sido, pues era impropio de él actuar así.

Ya no había vuelta atrás.

Kai se encontraba con la mirada puesta en la ciudad, sin prestar verdadera atención al escenario frente a sus escarlatas pupilas. Tenía mucho en la cabeza, ideas sin principio ni final. Lo único que tenía muy claro era que no continuaría con aquella idea de provocarle celos a Rei. Acababa de hablarle al respecto a Max, quien aceptó inmediatamente el dejar ese plan de lado. Ambos concluyeron que no estaba dando resultados y que había sido buena idea sólo en teoría.

Al escuchar ese llamado en aquel tono y girarse a mirar a su compañero, supo que era demasiado tarde.

La notable fiereza en las felinas pupilas, aquella que tanto le gustaba y que noches atrás había admirado casi perdiéndose en ella, ahora le avisaba de una tormenta. Había molestado a Rei lo suficiente para ganarse una conversación que, según percibía, no iba a gustarle.

En silencio cuestionó a su compañero qué ocurría.

—No estás siendo tú mismo últimamente.

No fue un comentario, fue una acusación, y aunque era algo que él mismo había provocado… No supo cómo responder.

—Has estado actuando extraño con Max.

Luego de unos segundos, su compañero prosiguió con aquello que, hasta el momento, parecía un monólogo al no haber intervención de su parte.

Continuaba sin saber muy bien qué decir.

Sin lugar a dudas, alcanzó su meta de provocarle celos a Rei. El chico estaba muy celoso, pero no era la ocasión adecuada para regocijarse de ello ni para señalárselo. Hubo algo que no consideró en su plan. ¿Qué ocurriría cuando los celos de su compañero fueran incontenibles? Una explosión. Una que sería muy parecida a la ocurrida, de su parte, tras el Torneo Asiático.

Habían cambiado de lugares. Ahora era su turno de recibir algún comentario hiriente. Bueno, él se lo tenía merecido, por provocar así al felino muchacho.

—¡¿Cómo puedes estar usando a Max para tus propósitos?!

Frunció el ceño en un ligero gesto de extrañeza. Haría lo posible por no perder la calma tan rápido, es decir, todo eso lo había causado él, así que era su deber y obligación soportar la situación, además de buscar la forma de arreglar lo hecho.

—¿De qué hablas, Rei?

—¡De lo que sea que estés haciendo! —gruñó disgustado— ¡¿Cómo puedes usar a alguien tan inocente como Max?! ¡Él no tiene nada que ver contigo! Usarlo para cualquier cosa que estés tramando es muy bajo de tu parte.

El desprecio en esas palabras le hizo perder la tranquilidad de manera instantánea. Ese comentario le trajo recuerdos de varias ocasiones, comenzando con lo ocurrido semanas atrás, luego de que besara por segunda vez a Rei, cuando todo inició.

No me importa, yo no estoy haciendo nada malo. Eres tú quien no deja de acosarme.

También recordó lo que pasó después de la visita a los laboratorios de la BBA.

Hoy no, Kai, por favor.

Y finalmente… Lo que sucedió tras entrenar con Rei en el patio del hotel aquella mañana.

¿Por qué hiciste eso?

Porque… Tú diste un paso al frente.

Las remembranzas le hicieron darse cuenta de un importante detalle que no vio cuando esos sucesos ocurrieron.

Rei no confiaba en él.

Por su impetuoso comportamiento y aquellos besos robados de sus labios, su compañero le tenía en un pésimo concepto. Los momentos que habían compartido juntos desde entonces, y la promesa de que no volvería a comportarse así, parecían no tener valor alguno ante los felinos ojos.

Lo peor de esa situación radicaba en que… ¡Rei tenía razón! No podía, no debía confiar en él.

Independientemente del problema actual, Kai sabía a la perfección que no era una persona en quien se pudiera confiar, sabía lo que el destino le tenía preparado, sabía que intentar enamorar a Rei no era una buena idea por muchas razones, pero se aferró a conquistarlo, se aferró a él no por capricho, sino porque parecía ser lo único bueno que había encontrado en su vida, lo único que él en verdad quería, lo único que realmente le hacía sentir… bien.

—¿Tú realmente crees que Max no me importa y que soy capaz de usarlo para cualquier "propósito"?

Cierto desaliento se hizo evidente en su voz al realizar aquella pregunta. No estuvo en sus planes sonar de ese modo, ni tampoco planeó que su mirada se opacara con decepción.

Ambos perdieron el control de sí mismos con esa conversación.

Esa pregunta dicha sin reflexionar lo suficiente, fue un último intento de Kai. Su último intento de saber si Rei en verdad pensaba lo peor de él, su último intento por no rendirse y no dejar ir a alguien a quien consideraba especial.

El tiempo se detuvo unos segundos.

La eléctrica ferocidad en las pupilas doradas comenzó a atenuarse. Rei notó el sentir de su capitán frente a él. Un chico que no solía demostrar sentimiento alguno estaba dejándole ver, quizás, más de lo que le dejaría ver a cualquiera. No obstante, mantuvo su guardia alta, sin tener idea de cómo actuar a continuación. No podía retroceder a su acusación; su negativo sentir estaba sacando lo peor de él, y ni siquiera así se dignaba a aceptar que moría de celos.

"Hiciera lo que hiciera nunca iba a funcionar, ¿no es así, Rei?"

Kai pensó, tragándose su orgullo para hacer aquello que nunca antes había hecho en toda su vida: Desistir.

¿En qué estaba pensando al iniciar esa cruel serie de eventos entre ambos en donde el único que saldría perdiendo sería él? Pertenecían a mundos distintos. Sus caminos quizás se habían entrelazado, pero no se mantendrían unidos por mucho tiempo.

"Tú… Tú no estabas… ¿Max te importa? ¿Te importa más que yo?"

Rei quiso decir las preguntas que estaban carcomiéndole desde cinco días atrás. Las palabras escocieron en su garganta, mas no fueron liberadas. Aún no estaba listo.

¿Por qué creyó que era una buena idea hacer frente a Kai cuando ni siquiera se había hecho frente a sí mismo? No debió ir a aquel lugar teniendo tantas emociones reprimidas. No quería lastimar a su compañero, ni quería lastimarse a sí mismo. Sin embargo, eso era justo lo que acababa de hacer.

Sin duda alguna, los chicos habían tenido una gran conexión en algunas ocasiones, pero en ese preciso instante no estaban en sintonía.

El poseedor de Dranzer fue el primero dispuesto a ponerle fin a ese lío. En nombre de su orgullo herido y de la dignidad que creía estaba a punto de perder, le dedicó una gélida mirada a su compañero en un gesto de distanciamiento.

—Olvídalo.

Kai concluyó, pasando al lado de Rei sin mayor explicación.

—K-Kai… —balbuceó ligeramente, confundido por el cambio drástico de su capitán— ¿Qué cosa?

Estuvo a punto de seguir al bicolor. No quería que se fuera de ahí sin haber aclarado la situación. Su intento se vio frenado por la dura mirada que le dirigieron las escarlatas pupilas.

—Olvida este… error que pasó entre nosotros. Lo que haga a partir de ahora no es de tu interés y lo que tú hagas ya no me interesa tampoco.

Cualquiera que fuera el juego del moreno, no estaba dispuesto a seguirlo. Se había arriesgado demasiado por Rei, y este ni siquiera sabía lo que quería, dejándolo en claro mediante un incoherente e inmaduro comportamiento que ya le había cansado, y lastimado bastante también, aunque eso no lo diría ni bajo amenaza.

Oficialmente, se rindió con ese frío comentario.

Habiendo dicho su última palabra se retiró del lugar, dejando tras de sí a un chico totalmente pasmado.

Rei terminó en medio de la oscuridad de la noche con una terrible sensación de culpa como única compañía. Sintiendo ahogarse en sus equivocaciones, se cuestionó cuándo tendría un acierto, cuándo dejaría de cometer errores.

Absolutamente todo en su vida le pareció equivocado.


Continuará...


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