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Siete días de navidad por Silence Tsepesh de Lenfet

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El primer día de las vacaciones.  Ha comenzado a hacer tanto frio que solo quiero quedarme en la cama. Ayer por la tarde llovió, no fue una lluvia fuerte pero basto para bajar la temperatura de forma dramática.


 — Robbie, Robbie. Despierta, tienes que ver esto.


— ahora no.


— Vamos— Gil me sacude, lo que con seguridad ya no me va a dejar dormir. Abro los ojos, notando que aun esta algo oscuro, gimo y me giro para intentar quedarme más en la cama.


— son como las seis de la mañana.


— Son las ocho y media, estoy preparando el desayuno— eso me hace despertar. Estos días con Gil en casa han sido maravillosos. Estamos como una especie de ensoñación porque sabía que él estaría en casa esperándome o si se aburría iba hasta la escuela para regresar juntos. Despertar sin tener que contar los días que tenemos juntos, sin preocuparme por saber de qué lugar me estará llamando los próximos días o semanas… es simplemente fantástico. Y aunque sé que esto no es permanente aún tenemos muchos días juntos para comenzar con lo mismo ahora— ven, tienes que ver esto— me repite.


— Ya voy— me siento en la cama, pero no me muevo. Bostezo y me estiro. Gil está desesperado porque me levante, golpeando el piso con el pie.


— ¡Vamos!— me levanta, haciéndome caminar por la casa hasta la ventana de la sala.


— Oh— todo está blanco. La lluvia de ayer si bajo tanto la temperatura que hoy está nevando— esto explica porque tengo tanto frio ¿encendiste la calefacción de la casa?


— sí.    


— Bien… iré a cambiarme— no quiero congelarme antes del desayuno. Gil ha estado hablando toda la semana sobre lo que haría cuando nevara, entonces sé lo que me espera para hoy. Busco la ropa más abrigadora que tengo para vestirme. Él ya tiene todo en la mesa y está vestido, parece un niño esperando a que le den permiso para salir a hundirse en la nieve— ¿quieres hacer un muñeco de nieve?


— No, eso es muy infantil— intento no reírme con eso. Me siento en la mesa y me sirvo jugo de naranja— saldré a caminar por aquí, pero por la tarde quiero ir a ver las decoraciones navideñas que pusieron en el parque central. También la pista de hielo ¿quieres venir?


— por la tarde, sí. Ahora mismo no quiero salir de casa ¿aún no tienes noticias de las fotografías que tomaran? Ya es mucho tiempo, quizá solo te pidan que las tomes tú y las envíes— la fotografía que tomo de nosotros en el árbol de navidad recibió demasiados comentarios en las redes sociales, si no consiguen quien venga por las fechas tomar las fotografías nosotros es una buena opción.


— no pierdes la esperanza ¿eh? Pero no, vendrán. No tengo idea de que porque están tardando tanto.


— ¿crees que no lleguen?


— Suenas tan esperanzado— se burla— ¿seguro que no quieres venir ahora mismo? Podemos hacer algunas compras— aún es temprano, no creo que haya muchas cosas para ver, podría quedarme en casa viendo televisión porque no quiero hacer limpieza. Pero acompañar a Gil también me parece atractivo.


— está bien, iré a congelarme para poder quedarme en el sofá con chocolate caliente.


— Hecho— no salimos inmediatamente, es casi medio día cuando decidimos salir y ya hay muchos niños en la calle, jugando en la nieve. Decidimos comprar comida como excusa para la salida, envuelto en un gran abrigo y una bufanda alrededor de la cara— tenemos que pedirle a alguno de los niños que limpie la entrada.


— alguno se ofrecerá. Lo hacen cada año. Siempre puedes hacerlo tú si te gusta tanto la nieve ¿esto es el equivalente a caminar bajo la lluvia?


— Que gracioso— caminamos hasta un restaurant para pedir comida y regresar a casa. La caminata le basta a Gil para calmarse y nos quedamos en la casa, en el sofá, cubiertos con una cobija mientras vemos televisión y bebemos chocolate caliente. Afuera ha comenzado a nevar de nuevo, pequeñas motas blanca cayendo sin dirección. 


Cuando oscurece, la emoción de Gil por ver las decoraciones de los parques se me ha contagiado. Hace un buen rato que dejo de nevar, el piso esta resbaladizo y siento que el frio me congela la nariz pero no me impide caminar desde nuestra casa hasta uno de los parques. Han puesto luces en los árboles, y pequeñas casitas para que las personas se tomen fotografías.


— ¿Dijiste que había una pista de hielo? Nunca se dónde está.


— No está aquí— eso es obvio— ¿no has ido ninguna vez desde que vivimos aquí?


— No— podre hacer muchas cosas por mi cuenta cuando él no está pero patinar sobre hielo no es una de esas cosas— no soy bueno con eso.


— ¿patinando?


— sí. Lo hice algunas veces cuando era niño pero no viví en un lugar muy frio y solo teníamos pista de hielo durante el invierno y para nada me llevaban seguido después de que me rompí un brazo.


— ¿en serio te rompiste un brazo patinando? Eso es mala suerte. Vayamos y te enseñare, yo tuve que aprenderlo bien para hacer algunas sesiones de fotos… tuve quien me enseñara— gran diferencia, he visto esas fotos y hasta algunos videos que Gil público cuando lo hizo, estoy seguro que no me veo como él cuando estoy con patines.


— lo intentare… siempre es bueno tener una excusa para abrazarte.


— Cariño, no necesitas excusa para hacerlo— él me abraza y me besa antes de seguir caminando tomados de la mano— espera, tomemos una fotografía aquí. Es lindo— al final no es solo una fotografía, Gil toma varias pues todo le parece lindo. Admito que no está mal, pero tardamos más en llegar hasta la pista de hielo.


No hay una gran fila cuando llegamos, ni siquiera hay muchas personas. No sé cuánto tiempo tiene aquí pero esperaba muchísima gente para hacer el ridículo al verme sobre el hielo. El lugar está decorado con muchas luces y adornos, se nota mucho el esfuerzo que pusieron, incluso hay música navideña sonando de algún lugar. Enormes esferas, cascadas de luces, guirnaldas muy decoradas… es como un sueño de navidad. Y está muy frio.   


— Tal vez debería sentarme por allá— señalo las gradas donde los padres esperan a los niños. O cualquiera que no sepa patinar puede sentarse a observar.


— No harás eso, vamos, no te soltare— Gil me lleva hasta la entrada al hielo, donde están dando los patines— no es difícil, solo mantente erguido y mueve un pie, después el otro.


— mover un pie y luego el otro, lo tengo— me burlo. Me da un codazo suave y me pasa los patines.


— Vamos a patinar, no a entrar a los juegos olímpicos— una sonriente chica sostiene la puerta para que podamos entrar. Me siento demasiado torpe sosteniéndome solo con las cuchillas— intenta mantenerte de pie antes de entrar. Da unos pasos, acostúmbrate a los patines— lo hago, intento mantener el equilibrio en la alfombra y dar algunos pasos. Gil entra primero al hielo y claro, se sostiene bien, sin que le tiemblen las rodillas o se encorve. Me extiende la mano— iremos por la orilla primero ¿sí?


— Esa es una buena idea— no suelto la barandilla cuando comienzo a deslizarme. Gil es quien me lleva primero, jalando de mi mano.


— Tienes que mover los pies— me sonríe, yo no dejo de aferrarme a su mano. No es tan terrible como pensé que sería. Nos movemos despacio, sin prisa— estaba pensando, lo he pasado bien contigo, y cuando tenga que irme será muy difícil.


— lo será.


— entonces ¿Por qué no vienes conmigo de vez en cuando? No sería a todas las sesiones, pero tenerte conmigo y pasar tiempo juntos conociendo otros lugares me gustaría mucho ¿Qué dices?


— también me gustaría. Aunque tendríamos que planearlo con cuidado por mis clases. Podría pedir algunos permisos y viajar fines de semana. En vacaciones también— Gil me sonríe, y me doy cuenta de que ya no estoy sujetándome a la barandilla y además nos hemos alejado de la orilla. Con el nuevo plan en marcha, siento que lo que viene será mucho mejor.   


 


****


 


El timbre de la puerta me hace saltar en la cama. Gil se gira, murmurando algo. El timbre suena otra vez, y otra, casi como si se hubiera pegado. Luego comienzan los golpes en la puerta. No veo señales de que mi pareja se vaya a levantar, así que me levanto yo.  El timbre no deja de sonar. Bostezo antes de llegar a la puerta. Es demasiado temprano para que toquen a la puerta, además ¿Quién tocaría aquí? a menos que estén vendiendo algo.


— ¡Hola! Es un placer conocerte en persona al fin Robbie— lo que me parece un duende navideño me extiende la mano, casi saltando de alegría. Él no espera a que yo extienda la mano, apenas levanto un poco el brazo él ya está sacudiéndome con efusividad— el vuelo se retrasó y no pudimos llegar ayer, apenas pudimos salir del aeropuerto. Pero veo que ya decoraron, está muy lindo todo ¿no falta algo de decoración en el segundo piso?— retrocedo, abrumado por el chico que parece querer saltar sobre mí de la emoción.


— Sam, harás que nos cierre la puerta en la cara. Soy Dennis, él es Sam y somos el equipo que enviaron para cubrir las fotografías de Gilbert—  oh. Esperaba algo más impresionante. Dennis es alto, con el cabello castaño y ojos oscuros. Esta cargado dos maletas y una mochila de aspecto pesado. Sam es bajito, trae puesto un gorro de lana de color rojo, blanco y verde, que apenas deja ver su cabello rubio, un gran suéter rojo con esferas y la palabra navidad estampados por todo el tejido.


— la nieve le dará un buen toque, ojala pudiéramos tener una toma con la ventana y nevando, se vería genial ¿podemos pasar? La nieve entra en los zapatos cuando caminas y se derrite, ahora tengo los calcetines mojados.


— Sam…— el tono de advertencia de Dennis no detiene Sam, quien se sigue quejando de los calcetines mojados. Me aparto de la puerta.


— lo siento, pueden pasar. Aún es temprano.


— son casi las nueve de la mañana, no es precisamente temprano.


— Anoche estuvimos patinando y llegamos tarde a casa.


— ¿una pista de patinaje? Es perfecto, vayamos hoy.


— ¿Por qué hay tanto ruido?— Gil baja las escaleras, su expresión dice que acaba de despertar ¿Por qué luce como si hubiera pasado por peinado y maquillaje antes de levantarse?— oh, no ¿ustedes son el equipo que enviaron?— Dennis y Sam ponen una expresión indignada muy similar.


— no hay más, tómalo o déjalo y regresa para la sesión larga— Dennis deja con cuidado las maletas en el piso.


— de ningún modo.


— no tienen pijamas a juego, un pijama a juego estaría bien, podríamos comenzar las fotos ahora mismo.


— No necesitamos pijamas a juego— respondo rápido— ¿ya comieron algo? no hemos desayunado.


— Agradeciera eso— Dennis suspira— fue un viaje largo y ni siquiera estábamos tan lejos. La nieve nos retrasó mucho y no podíamos hacer gran cosa esperando en el aeropuerto— ¿debo cambiarme la ropa o superar el momento y hacer el desayuno en pijama?— Gilbert, tenemos un problema. Sam tenía que llamar al hotel para informar que llegaríamos tarde, pero…


— ¡Estábamos en una emergencia! No teníamos comida y necesitaba usar el baño. Creí que ya había llamado.


— olvido llamar y perdimos la reservación. No tienen más habitaciones y no pude encontrar un hotel disponible por las fechas— Escucho la petición tras esas palabras. Gil también lo hace, sus ojos buscan los míos, en una pregunta muda. Me encojo de hombros. No sé si se lleva bien con ellos como para dejarles quedarse, tenemos habitaciones libres así que no tendría problemas si se quedan. Además no vamos a dejarlos en la calle.


—tenemos habitaciones que pueden usar— les dice Gil, espero que solo yo haya notado el tono resignado de su voz.


— eso es perfecto. Sera más fácil tener fotografías si estamos en la misma casa, necesitamos conseguir rápidamente pijamas a juego.


— Que no usaremos pijamas a juego— masculla Gil. Contengo un suspiro y entro a la cocina. Lo que viene sera mejor, Robbie. Lo que viene sera mejor sin dudar.


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