Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Idiotas en la escuela [Kimetsu no Yaiba] por Wan chan

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

El día de hoy es un día especial, ya que se celebra el festival deportivo.

El sonido del silbato y las porras apoyando a su participante favorito inundaban las canchas de la Academia Kimetsu.

Cien metros planos, carreras de relevo, el evento para quitar el pañuelo a un compañero, la competencia de comer un anpan colgado de un hilo, etcétera. Era un día divertido.

Nada podía salir mal.

—Oigan, un señor los busca en la entrada —anunció Daki a los gemelos Soyama.

Intrigados, fueron directo al lugar en donde encontraron a su maestro Keizo, quien felizmente alzaba su mano para saludarlos.

—¿Qué hace aquí? ¿No debería de estar en su trabajo? —Akaza respondió el saludo de su maestro alzando la mano de igual manera.

—Estoy en mi hora de comida, y Koyuki me pidió de favor que les trajera esto.

En las manos de Hakuji era dejado una caja, envuelta con una tela estampada de copos de nieve, al abrirla se percataron que solo era una caja de almuerzo.

—¡Que torpe! No envolví el otro —se disculpó Keizo —, regresaré de inmediato al dojo para traerlo.

—No se preocupe, podemos compartir —Hakuji lo detuvo—, además, tiene que regresar a su trabajo.

Keizo suspiró, sabía que no podía pelear verbalmente con ninguno de los dos, debido a que estaba contra reloj en ese momento.

—De acuerdo.

Antes de irse abrazó a cada uno de los chicos.

 

 

Justo al mediodía, el alumnado regresaba de las canchas a sus salones para poder comer el almuerzo que llevaban.

Los hermanos Soyama compartían una caja-pupitre con Daki y Enmu, la chica se había enterado que el almuerzo lo hizo Koyuki, por lo que estaba ansiosa por ver la dedicación que su amiga ponía en la decoración. Quería compararlo con el suyo, aunque ella ya había empezado a comer y su platillo estaba levemente arruinado.

Cuando Hakuji abrió la caja, el almuerzo estaba correctamente puesto. Daki se sintió un poco decepcionada por no encontrar figuritas hechas con la comida.

Entonces vio a Akaza sacar su propia caja de almuerzo. Curiosa, estiró su cuello para ver lo que los hermanos Soyama traerían de comer.

—¿Qué es eso? — la cara de Daki mostró completa decepción al ver un pequeño cubo adentro de la caja.

—La dieciseisava parte de un vaso de ramen —Akaza metió el pedacito a su boca y lo mascó. Después, agradeció por la comida.

—¿¡Es todo lo que vas a comer!?

—Es el almuerzo que teníamos planeado los dos —contestó Akaza sin mucha importancia.

Hakuji negó con la cabeza, así que tomó la caja vacía de su hermano y comenzó a servir del arroz de su propio almuerzo.

—¿Qué haces? —gruñó Akaza.

—Le dije al maestro que compartiríamos.

—No lo hagas, Koyuki de seguro hizo ese especialmente para ti, además, necesitas energías para la segunda parte del festival deportivo.

—Tú también, idiota.

Daki sonrió. Atrás de ella estaba Gyutaro dormido, en su rostro había unos granos de arroz del almuerzo que había devorado. Entendía la responsabilidad del hermano mayor, Gyutaro nunca la dejaría pasar hambre, así que de seguro Hakuji tampoco dejaría que algo agobiara a su hermano menor.

Decidida, extendió su propio almuerzo y comenzó a depositar un par de rollos de omelette.

—¡No te hagas ideas erróneas Akaza! Es solo que estoy a dieta y es mucha comida —mintió.

Pero por alguna razón el ambiente comenzó a sentirse turbio y pesado, como si los rodease una nube negra y amenazante que gritaba a todo pulmón “ejecuten al traidor”.

La puerta de shogi fue abierta, de ella entró Nakime, caminando directo hasta Kokushibo.

—Kokushibo, te traje el almuerzo.

—No debiste de hacerlo, ve a disfrutarlo mejor con tus amigas. Además, ¿no deberías de estar con tu grupo?

—No seas cruel con ella —interrumpió Kaigaku —, yo también quisiera que una chica linda como Nakime me traiga el almuerzo.

Kokushibo frunció el entrecejo, de su mochila sacó su propia caja de comida, la abrió y tomando un tempura de camarón, lo metió de golpe en la boca de Kaigaku, aprovechando que este último estaba a punto de darle un mordisco a su pan de yakisoba. Repitió la acción metiendo arroz y verduras.

—Yo lo hice, así que no te atrevas a escupirlo —amenazó.

A Kaigaku no le quedó de otra más que tragar antes de morir asfixiado por la deliciosa y picante comida de Kokushibo.

Enmu se veía un poco avergonzado, aun así, decidió actuar.

—N-No hay de otra, si Akaza no trae de comer, entonces debería de compartir mi almuerzo contigo.

Fue a su lugar, y en cuanto regresó, dejó dos almuerzos encima de la caja. Sí, su plan siempre fue llevarle de comer a Akaza, pero no estaba seguro de cómo dárselo para evitar crear un alboroto como el del centro comercial.

—Creo que hice demasiado, a-así que te regalo uno.

Tanto Hakuji como Akaza tuvieron un solo pensamiento: “¡Comida gratis!”

Ninguno de los dos se iba a poner quisquilloso ante tal oportunidad.

Akaza extendió sus manos para tomar el almuerzo, pero detrás de él se encontraba el grupo del CDLI, esperando a que sus sucias manos tocaran la preciada comida que hizo Enmu. No se lo perdonarían, menos después de ver como Daki también le daba de su propia comida.

La ejecución era inminente, sin embargo, la puerta de shogi se volvió a abrir.

—Disculpen, ¿este es el salón 3F?

Una dulce y amable voz inundó el salón, llamando la atención de todos. En la puerta, un chico de secundaria se asomaba tímidamente. Su cabello era rubio y con puntas rojas, sus cejas pobladas y su rostro era de una expresión amable.

—¡El profesor Rengoku se hizo chiquito! —dijo alguien del fondo.

—¿Senjuro?

El nombrado volteó a ver quién lo llamaba, su rostro con pena cambió radicalmente a una de felicidad pura en cuanto divisó al de cabellos rosas.

—¡Oda Nobunaga! —la voz de Senjuro fue lo suficientemente alta para escucharse sobre el murmullo del salón, haciendo que todos voltearan a ver a Akaza.

—Eres sorprendente Akaza —dijo Kokushibo mientras seguía forzando comida en la boca de Kaigaku —, tu estupidez es conocida incluso en la sección de secundaria.

—¡No es por eso! —respondió Akaza poniéndose de pie.

Senjuro ingresó al salón y lo primero que hizo fue arrojarse en un abrazo a los brazos de Akaza, quien lo recibió con una sonrisa.

—¿Quién es este niño? —la expresión de Hakuji era de duda genuina.

—Este chico es Senjuro Rengoku.

Senjuro se alejó del de cabellos rosas e hizo una reverencia para presentarse a la par que Akaza lo hacía.

—Espera, espera. ¿Rengoku? ¿Cómo nuestro tutor? —Daki enarcó una ceja, señalando al pequeño rubio.

—¿De dónde se conocen viejo? —siguió cuestionando Gyutaro después de su hermana, se levantó al sentir la amenaza de CDLI cerca de Daki.

—¡El profesor Rengoku es mi hermano mayor! —dijo Senjuro con orgullo —, y conozco a Akaza porque trabaja ayudando en el dojo de kendo de mi padre.

—Parecen llevarse muy bien —mencionó Kaigaku después de terminar el almuerzo de Kokushibo. Sus labios estaban rojos e hinchados porque el alfa había usado muchos condimentos y picante en la comida.

—¡Por supuesto! Akaza es un tipo de gran ayuda para mejorar a los alumnos más avanzados. Además, es alguien atento, amable y agradable —los ojos de Senjuro brillaban a cada palabra que soltaba.

Definitivamente ese no era el Akaza que todos en el salón conocían.

Senjuro sonrió, para él, Akaza representaba todo lo que había dicho. Cuando lo conoció sintió mucho miedo, pues con su aura y rostro pensó que iba asaltarlo, incluso se aferró fuertemente a la escoba con la que barría la calle para usarla como arma si era necesario, sin embargo, el chico demostró su determinación por conseguir el trabajo de asistente, incluso después de un arduo enfrentamiento contra su padre durante su prueba de admisión.

—Ya quiero que sea fin de semana para que vayas al dojo. Espero poder bañarnos juntos de nuevo y me dejes ahora si tallar tu espalda.

Las palabras de Senjuro no llevaban malicia o algún otro sentido, era tal cual lo había dicho. Solo esperaba compartir un momento agradable en el sauna de su casa, junto a los otros alumnos de su padre.

—Akaza ¿¡qué le estás haciendo al hermano del profesor Rengoku!? —Kaigaku le apuntó con un dedo.

El sonido del mazo sobre la madera retumbó en el salón, los del CDLI se encontraban armados con tridentes, sogas y antorchas.

—El juicio a comenzado. Se acusa a Akaza Soyama por pervertir a un menor, además del resto de cargos previos. ¿Cómo se encuentra al acusado?

—¡Culpable! —contestaron el resto de miembros del CDLI al unísono.

—¡Ejecuten al maldito shotacon!

Akaza no tenía suficientes fuerzas para pelearse con más de medio salón, pero si las suficientes como para huir de ellos.

Justo antes de que la turba furiosa se abalanzara contra él, tomó el almuerzo que Enmu le ofreció, eso ilusionó al pequeño omega, sin embargo, Akaza usó de arma la caja, golpeando a varios chicos con ella hasta abrirse paso a la ventana.

—¡No tienes las agallas Soyama!

Akaza arrojó con fuerza la caja a la cara del líder del CDLI, alzó el dedo medio y salió por la ventana en una amplia demostración de parkour.

Una vez más la puerta de shogi fue abierta, y por ella entró el tutor del grupo.

—¿Me perdí de algo?

Preguntó después de ver a todo el salón mirando por la ventana y a los chicos del CDLI quejándose en voz alta.

—¡Hermano! —Senjuro corrió a los brazos de Kyojuro, abrazándose con fuerza. Frente al profesor eran dejadas tres cajas de almuerzo de un tamaño considerable —, te traje esto.

—¡Qué lindo detalle Senjuro! Pero no debiste de haberlo hecho, tú también tienes un festival deportivo.

—No te preocupes, comí el mío antes de venir para acá. También quería darte una sorpresa.

Las dulces acciones conmovieron a Kyojuro, quien solo lo abrazó en agradecimiento. Compensaría a su hermanito de alguna forma.

Delante de él se paró Hakuji.

—Profesor, disculpe que lo interrumpa, pero ¿puedo ir a buscar a mi hermano? No ha tenido una comida decente el día de hoy.

Preocupado por Akaza, Kyojuro aceptó la solicitud de Hakuji. Inmediatamente el chico salió corriendo del salón para encontrar a su hermano antes que el CDLI.

—¡Búsqueda y ejecución! —Rokuro, el líder del CDLI, alzó su antorcha.

—¡Búsqueda y ejecución! —el resto del CDLI también alzaban antorchas y tridentes a manera de protesta antes de salir corriendo del salón y desperdigarse por toda la escuela.

Le superaban en número, así que Kyojuro no podía detenerlos, aunque quisiera. Solo esperaba no tener que firmar innumerables reportes por parte de Tomioka.

 

 

La luz solar que tocaba su piel no era desagradable, de hecho, era acogedora. El cielo azul y las nubes blancas armonizaban perfectamente con el canto de las aves y los contenedores de agua que estaban sobre la azotea.

Cualquiera que lo viera diría que se estaba escondiendo.

¡Por supuesto que no! El gran Akaza no se esconde, solo planea su regreso triunfal mediante una táctica arrolladora. Daría lo mejor de sí, aunque su estómago sonara con fuerza exigiendo comida.

“¿Por qué yo?” se cuestionó.

El sonido chirriante de la puerta metálica abriéndose le hizo ocultarse detrás de uno de los contenedores, cautelosamente asomó su cabeza para ver quien perturbaba su tranquilidad.

Por la puerta aparecía Douma, con una caja de almuerzo de color blanco. Se le veía feliz y emocionado.

Los ojos arcoíris lograron captar la cabellera rosa de Akaza, así que alzó la mano para gritar a todo pulmón su nombre. De inmediato, el mismo Akaza saltó de su escondite y corrió para callar a Douma colocando su mano sobre la boca contraria. Esa acción hizo sonrojar al otro.

—No digas mi nombre tan alto, es peligroso ahora.

Douma asintió, un poco nervioso por la repentina cercanía, pero agradecido por la misma. A esa distancia podía apreciar mejor las largas pestañas de su compañero.

—¿Qué haces aquí Akaza-dono? Pensé que comerías con todos en el salón.

Akaza dejó salir un muy largo y pesado suspiro. Solo platicó lo relevante, pues Douma se encontraba en otro sitio haciendo de seguro tonterías, mientras Akaza era atacado y perseguido por el CDLI.

—Son un dolor de culo.

Douma soltó una risita.

—Aun así, no has comido Akaza-dono.

Douma lo pensó por un momento, no sabía si compartir o no su almuerzo, después de todo, sus insistencias dieron sus frutos con Shinobu, quien muy amablemente le dio ese día en especial una caja de almuerzo. Estaba de más decir el porqué de su felicidad.

Pero mirando a Akaza y escuchando el nada discreto ruido que hacía su estómago, su corazón se contrajo por dejar a su suerte al chico que actualmente le llamaba la atención.

Decidido, Douma mostró la caja blanca entre sus manos.

—¿Te parece si compartimos? Shinobu-chan me regaló esto.

Akaza no quería, era bien sabido el desagrado que Shinobu Kocho tenía acerca de Douma y que, en cada intento de este último por acercarse a ella, pasaba algo malo, sin embargo, moría de hambre, así que aceptó.

Sentados en el suelo, Douma abrió la caja, su contenido estaba acomodado de manera correcta y ordenada. Era una ración de arroz, carne con patatas y algunas verduras. Se veía bastante normal.

Siendo un regalo para Douma, Akaza esperó su turno para comer. El rostro del chico mostraba felicidad. Lo importante era que al parecer la comida tenía un buen sabor, pues Douma seguía comiendo.

—Lo siento, me emocioné y apenas te dejé —suspiró —. Shinobu-chan es tan linda, buena en los estudios y también buena cocinando.

Akaza había tomado la caja blanca, comería con las manos la tercera parte del contenido que amablemente Douma le había dejado.

Agradeció por la comida, pero antes de meterse un bocado escuchó un fuerte golpe en el suelo. Al voltear a ver que había sido eso, se encontró con Douma tirado boca abajo.

—¿Douma?

Al girarlo se topó con su rostro inconsciente, pero con una expresión dolorosa y un ligero tono azul en su piel.

Impactado, tomó el almuerzo en sus manos.

—No puede ser. Este almuerzo está…

Al acercarlo a su rostro, un peculiar olor que no pudo distinguir le llegó a la nariz. Si Akaza no hubiese estado sentado, su repentina pérdida de conocimiento le habría dejado un fuerte golpe en la cabeza desde su altura.

Por un momento Akaza pudo ver el río Sanzu.

Cuando recuperó la conciencia, tembló ante la que pudo haber sido su prematura muerte.

¿Qué sucede con esta comida?”, pensó.

 

 

Horas antes del anterior acontecimiento, en alguna parte de la ciudad, en la casa de la familia Kocho, justamente en su cocina, se elaboraba diligentemente una muy especial caja de almuerzo.

¡Bienvenidos sean a la particular clase de cocina! Nuestra presentadora el día de hoy, sin que ella lo sepa, es Shinobu Kocho.

El día de hoy cocinará un guiso de carne con patatas que se derrite en la boca. Si alguien va a hacer el guiso y después probarla, nunca más podrá probar otra comida.

El trauma que le dejará será terrible.

Ingredientes:

—Lo que necesito son cuatro patatas, una cebolla, una taza con hojas de algas, 200g de carne, tres cucharadas de guisantes, cuatro cucharadas de salsa de soya, tres cucharadas de aderezo preparado, una cucharada de sal y dos tazas de agua… y también mi ingrediente secreto —recitó Shinobu.

Preparación:

—Primero hay que cortar la cebolla, las patatas y la carne.

Shinobu procedió a rebanar sus ingredientes en pequeños pedazos.

—Después sofreímos en un sartén.

En un sartén Shinobu colocó un poco de aceite para agregar la cebolla picada y cocinarla hasta que estuviera transparente. Continuó añadiendo la carne, las patatas y las hojas de algas. Al final añadió el resto de ingredientes.

—¡Oh no! Casi lo olvido.

Los ingredientes especiales de Shinobu:

Para darle un color más agradable al guiso, vertió 450ml de ácido sulfúrico concentrado.

—Esto va a romper la composición química de los ingredientes al unirse con el agua y lo endulzará todo —susurró.

Conservación:

La preparación se dejó cocer a fuego medio por unos minutos. Después la puso a fuego bajo para agregar ácido clorhídrico.

—Esto aumentará su acides haciéndole cosquillas al paladar.

Finalmente, se añadió nitrato de potasio como verdadero conservante.

Por último, revolvió los ingredientes y aumentó el fuego. Al envasar inconscientemente usó recipientes resistentes a la corrosión.

Shinobu estaba feliz terminando de guardar los alimentos, ese día en particular se celebraba el festival deportivo, así que preparó el almuerzo especialmente para su hermana, Kanae Kocho. La quería y admiraba mucho, así que esperaba poder darle algo especial hecho con mucho amor.

No se esperó que la misma Kanae le llevara comida, así que prefirió hacer feliz a su hermana aceptando su almuerzo y guardando el suyo.

Cuando Douma apareció para molestarla como siempre, Shinobu le dio el almuerzo que preparó con la condición de que no la molestaría el resto del festival.

Recomendaciones finales:

Consumir alimentos tóxicos corroe la garganta y el estómago, además puede causar cáncer.

Cuando se transporte la olla debe de utilizar el equipo apropiado.

Este platillo es muy peligroso, no se recomienda su elaboración en casas particulares.

 

 

En contra de cualquier situación esperanzadora, Douma se arrastró hasta Akaza, quitando de sus manos el almuerzo hecho por Shinobu.

—¿Qué pretendes?

—“Si vas a comer veneno, come todo el recipiente” —susurró Douma con una voz entre la vida y la muerte —, al final, haré anticuerpos, ¿no?

Akaza negó con la cabeza mientras veía como Douma terminaba el almuerzo arriesgándose a su propia muerte.

Después de la terrible hazaña del chico, Akaza arrastró hasta la enfermería a Douma.

 

 

Preocupado por Akaza, Kyojuro Rengoku se había propuesto buscar por cuenta propia a su apreciado alumno. El almuerzo que le hizo Senjuro era más que suficiente para compartir entre ambos, así que ninguno de los dos pasaría hambre por el resto del día.

Había buscado en los lugares donde probablemente Akaza se escondería del CDLI, pues aun había rondas de chicos buscándolo.

Sin tener éxito, Kyojuro se sentó en una banca cerca del campo de futbol. Estaba rendido, no sabía en donde más buscar a su querido alfa.

Antes de irse del salón, Daki le informó sobre el precario almuerzo que había tenido.

—Me preocupa que no coma bien, pero ¿es que no tiene ya trabajo? Debería de tener para comprar siquiera un anpan.

Kyojuro se abrazó al almuerzo, deseando con todo su corazón compartirlo con Akaza.

—¡Devuélvemelo!

Aquella voz la reconoció de inmediato, era la de su hermano Senjuro. Alrededor de él estaban otros chicos de la sección de secundaria, claramente más altos que su hermano. A simple vista podía apreciar que eran el trio de brabucones de los cuales su hermano le había hablado.

—¿Qué sucede pequeño Rengoku? ¿No lo alcanzas?

Senjuro se notaba molesto, no era un chico muy alto como lo fue su hermano a su misma edad, pero sabía que aun podía crecer más.

—¡Deja de molestarme y devuélvemelo!

—Al pequeño Rengoku le gustan las cosas para bebés.

En la mano del chico más alto se encontraba un llavero coleccionable de un personaje animado. Un cuervo negro perteneciente a una popular serie infantil, “Los maravillosos cuervos Kusagai”. ¡Son seis llaveros coleccionables y se venden por separado!

—¡Regrésame a Ginko!

—Esta es nuestra venganza por el ultimo EIB, Rengoku —espetó otro.

El chico que tenía el llavero en la mano lo tiró al suelo y terminó aplastándolo con el zapato. El plástico hueco se deformó y las largas pestañas del cuervo se rompieron junto a una de sus alas.

Kyojuro estaba más que enojado, tenía que defender a su hermanito, pero el olor a alfa molesto le detuvo. Reconoció de inmediato de quien se trataba, pues la intensidad del aroma de Akaza se había disparado.

—Les daré tres segundos para desaparecer, si no quieren volver a creer en el hada de los dientes, mocosos de mierda.

Los chicos huyeron del sitio en el primer segundo que Akaza contó.

Cuando calmó su molestia, se acercó a Senjuro. Del suelo recogió la figura de plástico destruida y se la entregó al menor.

—¿Está mal que me guste una serie infantil?

—No. Lo que está mal es que se burlen de tus preferencias. Si a ti te hace feliz, que los demás se vayan al carajo.

Senjuro soltó una risita, se aferró con ambas manos al llavero por unos segundos. Después limpió sus ojos, removiendo lagrimas que pudieron haber salido.

A unos metros Kyojuro contemplaba la escena, ellos no se habían percatado de su presencia, pues la banca estaba convenientemente detrás de unos arbustos que lo ocultaban.

—Deberías de irte a tu plantel.

—Lo haré, pero tenía que decirte algo importante —se había recompuesto después de aquel evento gracias a las palabras de Akaza—. Te estaba buscando para avisarte que puedes tomar uno de los almuerzos de mi hermano. Son tres, así que no creo que le moleste compartir uno.

—¿¡En serio!?

Para Kyojuro, la voz llena de felicidad de Akaza fue un regocijo. Su corazón palpitó al conocer algo nuevo de aquel joven alfa.

—¡Es un glotón! Pero estoy seguro que no se negará —sonrió —, aunque primero tienes que encontrarlo. Salió del salón sin decir nada.

—No te preocupes, lo encontraré. Ahora, tú tienes que regresar a la parte de secundaria.

Senjuro asintió, para despedirse de Akaza lo abrazó con fuerza. Ojalá no hubiera hecho eso.

—¡Ahí está! ¡Otra vez está con ese niño!

—¿¡Por qué estás con él en un lugar tan solo y remoto!?

—¡Imperdonable!

De inmediato la turba furiosa apareció, alzándose con tridentes y antorchas.

Akaza alejó a Senjuro y corrió en una retirada estratégica.

 

 

Dispuesto a cumplir con lo que su hermano había dicho, Kyojuro se embarcó de nuevo en su búsqueda. Volvió a recorrer la escuela, pero fue en vano, ahora se encontraba en el piso de tercero, yendo a su salón para poder comer.

Estaba decepcionado y al mismo tiempo preocupado. La hora del almuerzo pronto terminaría y la última parte del festival deportivo requería de mucha energía. Akaza podía desmayarse por falta de nutrientes.

Ojalá pudiera tener una forma fácil de encontrar al chico.

¿Pero en qué pensaba Rengoku? Por supuesto que la tenía. Se supone que al ser destinados ambos pueden reconocer el olor del otro y guiarse por ello.

Kyojuro cerró sus ojos, su olfato no era tan bueno como el de ese chico de segundo, Tanjiro Kamado, pero cree que puede obtener el aroma de Akaza concentrándose.

Respiró profundo, y luego de unos momentos pudo distinguir un olor a pino. Se dejó guiar por el mismo y, para su sorpresa, lo llevaba hacia la azotea del edificio.

Una vez ahí, usó de nuevo esa táctica de cerrar los ojos y enfocar su olfato. Siguió caminando hasta toparse con Akaza escondido detrás de los contenedores de agua, aferrado a sus piernas y escondiendo el rostro entre sus brazos. Un fuerte gruñido de su estómago se dejó escuchar.

—Te encontré —la voz de Kyojuro sonó feliz.

Akaza se exaltó, pensaba que algún chico del CDLI lo había encontrado en su escondite, pero al ver la rubia cabellera de su profesor se sintió aliviado. Sin embargo, esa misma cabellera de seguro podía verse a través de las ventanas más altas que apuntaban a la azotea, así que hizo lo que pensó más razonable: tomó la mano de Kyojuro y lo jaló hasta su altura.

—¡Te pueden ver!

El profesor solo se disculpó y tomó asiento a lado de su alumno.

—Supongo que no has tenido un momento de paz.

—Reconozco que son persistentes.

Rengoku soltó una risa. Seguido a eso sacó la primera caja de almuerzo y comenzó a comer.

—¿Ya comiste? Se acerca un evento muy exigente y debes de tener energía suficiente si quieres ganar.

—Estoy bien. Comí algo antes de que todos buscaran mi cabeza. Y no me subestimes, esto no es nada.

El fuerte sonido de su estómago lo traicionó, sus mejillas se pusieron rojas de vergüenza en cuanto escuchó como es que Kyojuro reía.

—Tienes una risa muy bonita.

Aquel comentario pausó de golpe al profesor, sus mejillas también se pusieron rojas. Ambos terminaron volteando al lado contrario para evitar sus miradas.

—Gracias —susurró.

La vista de Kyojuro se posó en las cajas de comida, así que tomó una y se atrevió a voltear para dársela a Akaza. El sonrojo del chico había llegado a sus orejas y eso se le hacía lindo al rubio.

—Necesitas comer, así que toma. No aceptaré un no por respuesta.

Akaza volteó aun con el rostro sonrojado. Tomó la caja y carraspeó un poco para aclarar su garganta.

—Si insistes no tengo de otra. Gracias.

Ambos comenzaron a comer en silencio. No era desagradable, más bien estaban cómodos solo con eso, compartiendo el momento del almuerzo.

Estaban bien uno a lado del otro.

Notas finales:

Anpan: es un bollo dulce japonés relleno con anko (pasta de judía).

Shotacon: contracción del argot japonés de la frase Sh?tar? complex utilizado para denotar la atracción hacia personas de género masculinos pre-púberes o pubertos, o a un individuo con tal atracción.

Rio Sanzu: Se cree que en el camino hacia el más allá, los muertos deben cruzar el río Sanzu.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).