-Eso fue todo por hoy, y gracias por acompañarme una vez más en este espacio, que es su programa de radio.
Chan terminó la transmisión exhalando con alivio ante el cansancio que sentía sobre sus hombros. No había tenido una semana muy buena para descansar, sin embargo, su día libre estaba a la vuelta de la esquina, y haría todo lo posible por meterse en cama y dormir seguido al menos unas dieciocho horas.
Pero primero, iría a ver a Felix. Se puso en pie, apagando el equipo que usaba para la transmisión, salió de la cabina despidiéndose del técnico asistente con quien trabajaba y corrió hacia el elevador. Usualmente cuando más ganas tenía de descansar, la emisora decidía programar una junta.
Hoy no, y aunque la hicieran, Chan estaría muy lejos de ahí como para darse por enterado.
Dejó la emisora tan rápido, que el guardia de seguridad en la puerta apenas alcanzó a escuchar su usual despedida. No se detendría hasta llegar a la cafetería y pedir algo con que llenar su estómago. Quizás esta vez se arriesgue y pida un poco de café, le vendría bien para darle un poco de energía en lo que volvía a casa.
No esperó, por primera vez desde que había dado con aquella cafetería, ver qué había alguien más acompañando a Felix. Sabía que en el turno matutino había otro chico que trabajaba junto al rubio, que llegaba más tarde a trabajar. Nunca había tenido oportunidad de conocerle, porque para ser sincero, la mayor parte de su interés estaba exclusivamente en platicar con Felix durante el momento tranquilo y solitario de la mañana.
El chico con quién estaba Felix ahora no era su compañero de trabajo. Chan podía saberlo, por el simple hecho de que ese chico no estaba usando el uniforme que Felix siempre portaba. Además de que ambos estaban inmersos en una pelea de quién empujaba en brazos del otro una bebida color rosa.
Terminó de entrar a la cafetería, preguntándose si debía hacer algo para llamar la atención del rubio. Quizás estaba interrumpiendo algo que no debía interrumpir. Respiró hondo antes de decidirse.
-¡Felix!
Trató de no sonar desconcertado porque su usual mañana juntos estaba siendo invadida por un desconocido. Tampoco quiso sonar falsamente alegre. Se limitó a no decir más, quedándose junto a la puerta en lo que descubría si debía dejarlos juntos y a solas, o si era bien recibido a pesar de que no era él quien estaba siendo un intruso en la rutina.
-Oh, Chris, estás aquí. Buenos días.
Y sin embargo, como cada mañana, Felix le saludo con una enorme sonrisa, haciendo que sus ojos se achicaran mientras pequeñas arrugas aparecían en el puente de su nariz.
-Buenos días.- Chan se aclaró la garganta, terminando por cruzar la cafetería y sentarse como siempre en la barra.
El otro chico había aprovechado la distracción de Felix para dejar aquella bebida rosa del lado de la barra donde Felix trabaja, sentándose también frente a él. Chan odiaba admitirlo, pero estaba ligeramente receloso de aquel chico presente. ¿Quién era y por qué Felix parecía tan cómodo a su alrededor?
-¿Lo de siempre?- Felix preguntándole si elección de desayuno le hizo salir de sus cavilaciones.
-Si, no, digo: está vez quiero un sándwich junto a mi té.- Volvió a enfocarse en Felix.
El chico asintió, girándose hacia las vitrinas para tomar el aperitivo y después proceder a preparar el té. Fue sólo hasta que se giró para servirle a Chan su pedido que notó la bebida rosa junto a la caja registradora. Rodó los ojos, resoplando antes de ponerla de regreso frente a su amigo.
-Ji, realmente no puedo. Ni siquiera debiste haber entrado aquí con esto, no es parte de nuestro menú.- Le regañó.
-Pero lo compré para ti. No has desayunado, y sé que no lo harás. Ni siquiera tomarás café, no debes dé.- El chico se excusó, buscando poner los ojos más suplicantes y así ganar la discusión. -No me servirás de mucho si llegas a las clases de Park medio muerto por falta de azúcar en tu sangre. Daré la exposiciones sin ti.
-¿Exposición?- Chan no quiso inmiscuirse, pero saber de qué se trataba aquella discusión le había orillado a escuchar y tratar de descifrar qué relación tenían esos dos. Se delató claramente, ganándose la mirada de los chicos que discutían. No esperó que el otro chico se aclarara la garganta, volteando a ver a Felix con cierta complicidad antes de alzar una ceja.
-Oh, lo siento.- Felix se disculpó, abochornado hasta la raíz de su cabello. -Chris, este es mi amigo Jisung.- Volvió a sonreír de esa manera en que Chan juraba era más que suficiente para iluminar la habitación.
-¿Amigo? Oh como lastimas mi corazón.- Jisung comentó dramáticamente. -Soy su gemelo y mejor amigo.- Suspiro con seriedad después haciendo la señal de paz y posando como si se tratara de una entrevista en televisión abierta.
Bueno, las cosas eran totalmente diferente a lo que Chan pudiese haber imaginado. Se rio, por la comicidad de la situación, y de sí mismo. Ahora que sabía la verdad, se sentía muy tonto por haberse sentido tan celoso de algo que claramente no tenía con Felix. Y sin embargo, ahora estaba sintiendo alivio que no sabía necesitaba sentir.
-Puedo notar el parecido entre ustedes.- Se relajó, siguiendo el juego.
-Gemelos cósmicos.- Felix aclaró de inmediato, rodando los ojos. -Ji y yo tenemos varias clases juntos, y dado a que ambos queremos graduarnos este año, decidimos estudiar para nuestra exposición en vez de hacer lo que usualmente hacemos.
-Que es nada.- Jisung aclaró. -Y, supongo, eres el cliente de todas los mañanas.- Le señaló, riendo cuando Felix se ahogó con aquella bebida de fresa que dijo no tomaría y sin embargo estaba bebiendo. -Yongbok te ha mencionado antes.
-¿Lo ha hecho?- Saber eso, elevó a Chan más de lo que debiese. Le miró, Felix estaba recuperando el aliento después de haber sobrevivido a haber bebido mal de la strawberry milk que su amigo le había comprado. En este momento, más que nunca, se encontró feliz de saber que aunque fuera en comentarios, el chico rubio pensaba en él más de lo que parecía. -Si, soy él. Bang Chan, gusto conocerte.
-¿Bang Chan? ¿El mismo Bang Chan que me hiciste escuchar hace rato mientras terminábamos el tema?- A Jisung no le importó exponer un poco más a Felix, parecía feliz de hacerle avergonzar, riéndose de nuevo cuando Felix volvió a ahogarse con aquella bebida.
-Si, bueno, yo…- Oficialmente, Felix no sabía dónde esconderse para evitar sentir el bochorno que estaba sintiendo en el rostro.
-Felix ha mencionado que a veces escucha mi programa de radio.- Usualmente estaría más que avergonzado de esa situación, pero en este momento solo sentía ganas de presumir que el chico compartía de su gusto por escucharle con sus conocidos. Era absurdo, pero le estaba haciendo tan feliz. -No pensé que fuera a ser tan insistente.- Sonrió mirándole de reojo. Podía ver qué Felix estaba tratando de esconderse al mirar hacia otro lado y se encontraba más que deleitado con esa linda reacción.
-Oh, lo hace. No se detuvo de lloriquear hasta que accedí.- Jisung reiteró.
-Era para tener ruido de acompañamiento.- Felix mascullo entre dientes, haciendo un puchero al cruzarse de brazos. -No es divertido.
-Lo es cuando tú te ríes de mí.- Chan le molestó, sintiéndose incapaz de dejar de sonreír. ¿Por qué se había molestado tanto en ver qué Felix tenía un amigo haciéndole compañía? Era más que deleitable la presencia de Jisung.
-Es curioso, hablas como Yongbok.- Jisung señaló, obligándoles a aparte la vista el uno del otro.
-Si, somos de la misma ciudad.- Asintió. -Fue agradable hallarlo aquí, a mitad de ciudad, un día temprano por la mañana.- Exhaló.
-Así que por eso usan sus nombres en inglés al hablar entre ustedes, ¿cierto?- Jisung señaló.
Chan y Felix se miraron entre si antes de ambos alejar la mirada sintiéndose avergonzados. Probablemente lo hacían, pero no estaban consientes de ello. El día que Chan había descubierto la cafetería, había sido saludo por Felix al entrar, y así había sentido ese fuerte acento en sus palabras. Después de platicar un rato, debido a la falta de más clientela, Chan se atrevió a cuestionarle su procedencia. Terminaron por presentarse usando sus nombres en inglés, jamás cuestionándose qué hacían ahí, o por qué habían viajado tanto.
-No seas entrometido.- Ahora quién se aclaró la garganta fue Felix, dando una señal que Chan no fue capaz de comprender pero si Jisung. El chico se alzó de su silla, estirándose perezosamente antes de despedirse.
-Bien, me retiro. Tengo clase a segunda hora, y me gustaría llegar a tiempo.- Reverenció con su mano, como si se despidiera de la realeza. -Boks, llega a clases o no me apiadare de tu alma.- Le advirtió. -Agradable conocerte, cliente de la mañana.
Chan rio. Encontraba algo fascinante la mirada de advertencia que Felix le había lanzado sin dudar. Algo le había hecho callar, y se sentía tentado a preguntar qué era. Quizás después, cuando estuvieran solos.
-Por cierto, Yongbok.- Jisung gritó desde la puerta. -Si ves a Hyunjin…
-No le diré nada por ti. No hasta que le digas que lo que le dijiste en la fiesta de Eric fue totalmente cierto.- Le señaló. -No quiero meterme en sus peleas de casados.
-Eres malo. Bye.- Jisung se lloriqueó, haciéndole una señal impropia antes de salir y desaparecer por la calle.
Y ya que se quedaron solos, Felix rio. Parecía que aquella señal no le había perturbado en lo absoluto. En cambio, empezó a limpiar la barra en el lugar donde Jisung estuvo sentado.
-¿Lix?- Chan le cuestionó, sonriéndole está vez de manera más suave.
-Yo…lo siento por eso.- Exhaló por lo bajo, agachando un poco el rostro. Ver a Chan se le hacía algo difícil ahora que sentía había quedado en ridículo por culpa de Jisung. -Nos esforzamos mucho en nuestro trabajo, así que no dormimos en lo absoluto. Jisung no tiene filtros cuando no duerme.
-Está bien, fue agradable conocerlo.- Desestimó la situación. -Fue lindo ver cómo actúas con tus amigos. Me hubiese gustado conocerte cuando yo estaba en la universidad.
Felix dejó de tallar la barra, sintiéndose un poco en terreno más neutral para conversar y no sentirse tan delatado.
-¿Alguna vez has pensado en retomar tu carrera?- Se apoyo en la barra con ambos brazos, acercándose quizás un poco de más a Chan. No se dio cuenta, era un momento íntimo entre los dos que se había dado de manera natural.
-Nop, en lo absoluto.- Chan confesó, un poco más alegre y descarado que cualquier otra persona que hubiese dejado su carrera lo hubiera admitido. -Ese tren ya partió para mí. Y estoy bastante contento en la radioemisora, con mi programa, y mis compañeros.
-Supongo que eso es lo que transmites en tu programa.- Felix suspiró. -Realmente es agradable oírte.- Confesó, tratando de ser un poco valiente a pesar de saber que quizás estaba haciendo el ridículo frente a Chan. -Me gusta oírte.
-Gracias Lix.- Chan no supo qué hacer esa información. Se sentía abrumado, porque aunque fuera de está forma, le gustaba a Felix. -Me gusta conectar con quienes me escuchan, saber que acompaño o ayudo a alguien allá afuera, aunque sea por una noche, unas cuantas horas en lo que dura la transmisión.
-Haces mucho más que eso, Chris.- Le aseguró, atreviéndose a estirar su mano y tocar la de Chan. -¡Cierto! Lo olvidé, yo hice galletas. Quiero convencer a mi jefe para que las compre y agregue al menú.
-Cierto, ustedes compran sus productos de negocios más pequeños.- Chan recordó. -Eso sería un muy buen ingreso extra para ti Lix.
-Sí, hablaré con mi jefe más tarde. Pero hice más que suficientes, y quería darte algunas.- Mordió el interior de su mejilla. -¿Te gustaría probarlas?
-Por supuesto que sí, Lix.- Rio bobamente. -Son galletas, ¿cómo decir que no?- Masculló.
-¿De verdad? Oh, me alegro tanto.- Comento aliviado, saltando hasta donde tenía su recipiente con galletas en la parte de atrás de la tienda. Había apartado las que traía específicamente para Chan en un bonito empaque de plástico adornado. Dudo un poco al momento de llevarlo, pero se armó de valor y deslizó la caja sobre la barra hasta dejarla con su destinatario. -Espero te gusten.
Entonces se cubrió la boca con ambos puños, esperando un poco impaciente a que Chan abriera la caja y probara una de las galletas. No quería ver su reacción, por miedo a que no le gustaran, así que cerró los ojos casi de inmediato.
-Oh Felix, están deliciosas.- Masculló, con media galleta en la boca. -Definitivamente van a aceptar venderlas aquí.
-¿De verdad?- Ahogó un grito de emoción. -¿Crees que están deliciosas?
-Las mejores que he comido en toda mi vida.- Chan le aseguró, logrando poner un sonrojo en el rostro del menor.