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CLANES Y LINAJES ~Levi Ackerman por Mon18Zu

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Notas del capitulo:

Hola, les dejo el segundo capítulo. 

Creo que ya había mencionado que cambiaría algunas cosas de la trama original y no me odien, pero he decidido que Eren murió en la batalla de Trost al inicio del anime, esto porque aquí quiero concentrar la historia en torno al clan ackerman y alrededor de mi personaje original, Hansa, que por cierto, pronto van a conocerla. 

-Yo no confiaría en las palabras de ese hombre, Levi.

-No estaba mintiendo. - Sentenció como si de un ultimátum se tratara. Kenny no mentí en todo lo respecto a cómo la familia Ackerman había sufrido a manos del imperio, pero claro que mintió al menos una vez.

No buscaba venganza. Kenny era un hombre que jamás le había importado su propia familia, ni siquiera su hermana, así que Levi no podía creer eso. Sea lo que fuera que buscaba, lo hacía por sus propios caprichos.

El rostro de Erwin adoptó un semblante de sorpresa.

- ¿A qué se refería con aquello último? - Erwin había dejado de escribir, solo para escucharlo hablar.

-Toda mi niñez tuve carencias, aunque nunca me faltó una reputación. Incluso viví en las calles por un tiempo, como te he contado anteriormente. Y resulta que, como el último varón Ackerman nacido de la familia, soy dueño de varias propiedades, desde la muralla María hasta Sina. -Erwin parpadeó- Kenny no solo me lo dijo, también me hizo entrega de las escrituras, avaladas por el propio Rey, Uri.

Levi movió su brazo derecho y lo dirigió hacia el bolsillo delantero de su chaqueta de combate. Con sus delgados dedos tomó los meticulosamente doblados documentos que se escondían en el interior, revelando su existencia a Erwin. El sello de la familia real resalto entre el color blanco de los papeles.

-Es impresionante. – Aseguró en un susurro, aunque no debía impresionarle que Levi viajara más allá de las murallas con esos importantes escritos ocultos en el bolsillo.

-Los Ackerman no venimos de la ciudad subterránea, a pesar de que yo nací y crecí ahí. Nuestra familia, por largas generaciones, había servido al rey o a la reina que gobernara en ese momento. Gracias a nuestros servicios, la familia real prosperó y, a cambio, obtuvimos recompensas.

Continuó hablando, esta vez con más lentitud, dando impacto a sus palabras.

-Sin embargo, un día, todo cambió. La corona empezó a cazarnos como si de perros se tratase y en consecuencia, por los últimos cien años, nos hemos estado ocultado, como hizo mi madre, como hizo mi abuelo y como seguramente hacían los padres de esa mocosa.

Le contó a Erwin los detalles de cómo su madre decidió vivir en la ciudad subterránea, cómo cambió su propio nombre y dejó de usar el apellido. Cuando terminó, Erwin se tomó su tiempo. Los informes finalizados yacían apilados sobre el escritorio, listos para ser leídos. La chimenea del despacho aún crepitaba y las sombras se dibujaban en el rostro del comandante, un rostro que yacía en reposo, con los ojos cerrados. Ambos codos descansaban sobre la plana superficie del escritorio y sus manos se cerraban en un puño a la altura de su mentón.

- Levi. - Su voz fue profunda y lo tomó por sorpresa. En algún punto, había desviado su atención de Erwin. - ¿Qué vas a hacer con esa información?

- ¿No es obvio? Planeo realzar el nombre de la familia y para ello, me haré cargo del negocio familiar.

……..

Después de hablar con Erwin, Levi abandonó el despacho del hombre y caminó por el corredor. Erwin cuestionó si tendría suficiente tiempo para manejar ambas labores, pero Levi no quiso escucharlo.

Apenas unos pasos delante, oyó a Petra llamándolo mientras se apresuraba a su lado.

- ¡Capitán!

Levi no se detuvo, pero aminoró su paso. En el cuartel general de investigación siempre había soldados, incluso en cada esquina de los pasillos, aunque le resultaba fácil ignorar sus rostros.

-El comandante Erwin nos ha dado un par de días libres. Puedes ir a casa, Petra.

-Eso suena genial. Podré ver a mi padre - Sonó emocionada- Pero quería hablar con usted antes de partir.

-Bien. – Aceptó Levi sin ninguna emoción en su voz. Petra estaba bastante acostumbrada a eso.

Levi se dirigió a su despacho personal mientras Petra lo seguía de cerca. El lugar no se encontraba bastaste lejos, solo un par de pasillos por delante, doblando la esquina hacia la izquierda.

-Es sobre….

-Sé sobre qué es - la interrumpió desapaciblemente. Levi se detuvo una vez cruzó el umbral de su pequeño despacho, una habitación abandonada pero bastante aseada en algún rincón del cuartel general de investigación.

Petra ingresó justo después de Levi y él cerró la puerta en silencio sin darse la vuelta. Fue entonces, que Petra se permitió hablar con mayor libertad.

- ¡Prometiste que ibas a casarte conmigo! - La mujer de cabellos pelirrojos claros y ojos color ámbar apretó ambos puños a sus costados y frunció el entrecejo. Su postura firme y rígida no fue suficiente para alterarlo. - Ya no puedo esperar más, Levi, por favor...

-Yo jamás prometí nada- Respondió con bastante calma. Caminó hacia su escritorio sosegadamente, permitiéndose cerrar sus párpados un momento.

- ¿Por qué dices eso, Levi? - el énfasis temeroso en la voz de Petra hizo que Levi la mirara de reojo. Petra había adoptado una postura aún más rígida- Yo me entregué a ti.

-Si – Aseveró con firmeza mientras detenía sus pasos en seco - Lo hiciste.

-Mi padre…no puedo decepcionarlo.

- ¿mmm? - Levi se volvió por completo y pudo apreciar a detalle la aturdida expresión del rostro de Petra. Aquello lo impresionó.

- Por favor, no digas no, aún no – Susurró la joven con los dientes apretados y las lágrimas aflorando bajo las cuencas de unos desafiantes ojos color ámbar. No miró a Levi a los ojos, al contrario, mantuvo su mirada en el suelo de piedra.

Y lo único en que se le vino a la mente en respuesta fue la palabra patético.

-Entiendo lo que pasa – Levi captó su atención- Te arrepientes.

Las palabras que salieron de los labios del capitán Levi parecieron afectar a Petra. Levi continuó, con una expresión ceñuda.

-Tomaste tu decisión en el momento en el que te convertiste en una amante, pero fuiste los suficientemente estúpida para creer que me casaría contigo.

Mas lo que dijo, solo la hizo enfurecer. Sus cejas saltaron en un furor.

- Ahora que te has convertido en todo un señor de renombre me dejas de lado. Eso dice mucho de ti, Levi. ¡Ninguna mujer jamás querrá casarse contigo y créeme cuando te digo que necesitarás una!

Entonces advirtió que Petra había estado escuchando su conversación con el comandante Erwin. Eso lo hizo enfadar.

-Tst – Las puntas de su cabello negro danzaron sobre sus cienes – No puedes andar por ahí diciendo eso, idiota. Lo que sea que escuchaste, olvídalo.

-No se lo pensaba decir a nadie – Respondió Petra en calma, deshaciendo sus puños – y no necesitas pedírmelo si me convierto en tu esposa.  

El brillo de esperanza en los luceros ámbar de Petra apaciguó al capitán. Apartó la mirada y su expresión se transformó en una condescendiente. Pero antes de que pudiera decir palabra, sintió como sus dos manos eran tomadas, envueltas y alzadas por las pequeñas manos del soldado en un gesto gentil e implorante.

-Yo puedo ayudarte, Levi, no necesitas hacer todo tú solo – dijo suavemente - Yo me preocupo por mi familia, así que yo te ayudo y tú me ayudas de vuelta. De esa manera, no tendrás que preocuparte por elegir a la mujer perfecta porque yo puedo serlo. Si lo que escuché es cierto, provienes de un antiguo linaje de sangre, por eso, si quieres que te respeten, si quieres que el imperio deje de perseguir a los Ackerman, necesitarás una esposa.

Era cierto que desde que el padre de Petra se accidentó hace más de un año, su familia comenzó a vivir carencias económicas y Petra tenía que proveer a su familia, a su padre y sus tres hermanos menores. Sin embargo, su salario de soldado no era suficiente.

Eso fue lo que le contó aquella tarde en aquella cabaña mientras estaban solos, poco antes de tener su primer encuentro sexual.

Y Levi siempre se había preocupado por todos y cada uno de los miembros de su escuadrón, así que le prometió que velaría por el bienestar de ella y de su parentela. El problema vino pocos meses después, cuando Levi recibió una carta del padre de Petra agradeciéndole por haber decidido tomar como esposa a su hija y de cómo los salvaría del infortunio.

Levi aún no había respondido a esa carta.

También era cierto cada palabra que Petra dijo. Un paso fundamental si quería realzar nuevamente el nombre de su familia, era el matrimonio.

-No tienes que decir nada ahora – Susurró Petra, al ver que Levi no pronunciaba palabra alguna- pero verás que no te arrepentirás.


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