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La cajita musical de Draco Malfoy por MaruSC94

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Capítulo 9 

 

 

Terribles promesas 

 

 

Te voy a olvidar (te amo, te amo, te amo, yo te amo)

Palabra de honor (te amo, te amo, te amo, yo te amo)

Paloma perdida (te amo, te amo, te amo)

Luis Miguel- Palabra de honor 

 

•́ ‿ ,•̀༼ヾ(˙❥˙)ノ♡–’ᵕ༚ᵕ‘…’ (♡ω♡ ) ~♪

 

     OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

Presente

 

En el otoño, una mansión podría combinar con la presencia del paisaje y mostrar añoranza en el corazón de una persona, pero en el invierno el aspecto era abrumador e inmenso en la tristeza cuando se destinaba a perturbar en esas paredes oscuras y solitarias. 

 

La guerra había sido un pequeño tormento para la familia Malfoy, y las huellas habían quedado dentro de la tierra fría eliminadas por el joven por fin liberado. La guerra ya no existía, un aliento de vida se metía en el espíritu de cada integrante Malfoy. Si, Draco estaba tan convencido que un cuaderno de hojas blancas podía traer un nuevo camino, recordar el pasado era el castigo para no mirar hacia delante, pero esa pequeña luz que una vez había cautivado su corazón por fin se hacía notable, pero, aun así, ello jamás reemplazaría a lo que en verdad sintió aquellos años antes de meterse en ese círculo oscuro relacionado con Mortífagos.

 

Narcisa en su pasado había sido testigo de esa felicidad extrañada en su hijo, pues él una vez regresó a casa después de pasar un tiempo en Hogwarts y era tan distinto, parecía otra persona. Justamente recordarlo era como un tormento de culpa porque su hijo había perdido esa felicidad en un momento que nunca sabrá y ella se preguntó qué pasó. El arrepentimiento de no haber podido hablar con él parecía una espina que rompía su corazón. 

 

-Si tan solo te hubiera ayudado.

 

No era nada fácil, la inocencia de su hijo se fue al integrarse con los Mortífagos pero su felicidad ya estaba en cenizas desde mucho más antes, y ella no sabía nada, absolutamente nada. 

 

-¿En el pasado alguien te rompió el corazón?- era una pregunta que se hacía mientras pasaban los días cuando veía al joven rubio sentado en el banco blanco leyendo algún libro, con esa mirada distante como si su alma estuviera lejos de ahí, si ,allá en su pasado- ¿Te enamoraste? ¿Qué pasó? - podía soportar ese nudo en su pecho al reconocer que su hijo jamás le contaría- ¿Rompiste con ese alguien?,¿Quién fue?

 

No había respuestas exactas, pero podía hacerse tantas preguntas e imaginar una respuesta y después llegaba a la conclusión de que Draco perdió al final algo muy valioso que le hizo dar un golpe al suelo para nunca más ser el mismo. Lamentablemente era algo que no se podía recuperar, ya no había marcha atrás. Sinceramente fue una triste historia. 

 

En las noches el joven caminaba por aquellos bosques centrado en encontrar algo que era difícil hallar, su madre lo sabía porque lo miraba siempre salir de la mansión directo hacia esos árboles tan oscuros y antiguos, parecía que la salida de la luna era el momento preciado para Draco pues entraba en el bosque como si por fin hubiera llegado su mundo. El instante para vivir junto a la noche. Sin embargo, él añoraba algo, o era ese lugar que lo llevaba a quién sabe dónde, tanta significación, tanta tristeza, tanta soledad en esos ojos grises. Justamente había noches que regresaba con esa mirada tan herida, los ojos hinchados, la pena profunda que salía de su alma y otras noches se quedaba ahí. 

Era como una paloma perdida que no podía encontrar su nido en aquellos árboles. El lugar correcto. Entonces Narcisa comprendió que Malfoy Manor ya no era el lugar de su hijo, tal vez ni el bosque este lo era, posiblemente su lugar estaba en Hogwarts con aquella persona que amó, si se trataba de una persona, lamentablemente Cissy no lo sabía. Lo más tétrico atravesando el corazón de Cissy era que cuando el invierno llegaba su hijo se estremecía y podía pasar lejos de ese bosque rodeado de nieve como si le tuviera terror, la tristeza era patente; Draco no salía de la mansión hasta que se iba el invierno. Narcisa se entristeció al darse cuenta que su hijo le tenía miedo al atardecer. Ya suponía que esa esperanza se fue cuando terminó la escuela, lamentablemente no llegó ninguna esperanza sólo era el final. 

 

-Solo un triste poeta puede huir de algo tan bello. 

 

Justamente esa mañana en el que el otoño invadía el corazón de su hijo y lo hacía añicos, Narcisa se le acercó para hablar con él. Y viéndolo leyendo con esa añoranza sobre la mirada le hizo dar temor a la reacción de este. Pero ahora estaba decidida, si ya no había oportunidad para recuperar ese tesoro, ella podría pedir perdón. Llegó al lugar donde estaba sentado su hijo, y no le dijo nada al segundo, este no la miró tampoco, solo continuaba leyendo y pensando en quién sabe qué. Era triste reconocer que él hogar ya no era el espacio de felicidad para su hijo. Narcisa se sentó, Draco la miró cerrando de inmediato el libro, ella se contuvo al ver esa mirada tan distinta, recordaba al niño orgulloso que entró en Hogwarts hace tantos años dispuesto a ser mejor que todos, pero hora de ese joven único ya no había nada, solo estaba el rostro de un joven que no tenía su esencia o le faltaba algo para volver a reconstruirse. 

 

Ella tragó saliva conteniendo el dolor para no llorar volteó la mirada hacia los árboles que dejaban caer sus hojas secas. El otoño era intenso. Más tarde volvió a mirar a su hijo.

 

-Siento que ya está regresando- le dijo.

 

Cuando la escuchó no supo a qué se refería, su madre siempre había sido directa. El joven la miró extrañado, mientras ella asentaba con la cabeza.

 

-¿El invierno?- le preguntó.

 

-No, hablo de…-no podía hablar, porque le era difícil empezar – esa…

 

 Esa felicidad.

 

-ah- 

 

-Me siento tan culpable, no me di cuenta- cerró sus ojos como si tuviese algún dolor físico.

 

Eso sí que era incómodo para Draco nunca había presenciado esa culpa por parte de su madre, ni siquiera sabía a qué se refería. 

 

-¿de qué?- preguntó, ocasionando que Narcisa se entristeciera por las pocas palabras de Draco. 

 

 -Lo siento Draco- lo dijo sin demorar- lo siento mucho.

 

-¿Por qué?.

 

-No me di cuenta del pasado- miraba con tristeza a esos árboles enormes. 

 

Draco no entendía nada, la guerra había quedado atrás y pensaba que no valía la pena como para ahora justamente ahora poder sufrir por el triste recuerdo de esos tormentos que vivieron en esa mansión, creía que no tenía derecho de sentir dolor sobre sus decisiones, aun así, quería escuchar más.

 

- Tal vez si yo…me hubiera dado cuenta te habría apoyado.

 

-Creí que te referías a la guerra porque papá y tú estuvieron conmigo- aclaró su idea, sintiendo un rubor en su rostro porque notó que casi estuvo por hablar de más- ¿de qué estás hablando? 

 

Estuvo un minuto sin responder tratando de ver cómo podría hablar y expresarse con las palabras correctas, no quería hacer retroceder a Draco al pasado, ya no era importante, solo necesitaba disculparse.

 

-No estuve ahí para ti- lo miró – tenía que estar… tenía… - su voz sonaba tan apenada como si deseara recuperar ese tesoro. 

 

Draco comprendió que está situación era complicada más si su madre no se expresaba y liberaba completamente. 

 

-Quisiera poder preguntar qué pasó en ese tiempo así para consolarte y calmar la culpa, pero más para estar contigo.

 

-Madre, en verdad te digo- bajó sus pies del banco- no es necesario hablar de culpa ahora, en estos momentos estoy tratando de cavar para liberar la culpa que tengo dentro debido a todo lo que hice. 

 

Narcisa asentó con la cabeza, su hijo sufría en verdad y no podía darle la liberación para que este le contará todo.

 

-Sé que es difícil- continúo sin mirarlo- y yo, no sé cómo empezar, necesito…saber…¿pero cómo haré para que puedas perdonarme y abrirte a mí?

 

La sensación de herida era profunda, más al pensar que una vez su hijo necesitó su atención, su cariño, su consuelo, pero todo estaba atrás, escondido en el pecho de Draco para siempre. Había estado con él en la guerra protegiéndolo, pero no estuvo con él en su corazón.

 

-¿Podrías hablar sin dar saltos?, no entiendo- expresó Draco sin tener esa intención de hablar.

 

-No puedo – confesó- me duele invadir algo que es muy tuyo, quiero intentarlo- y lo miró tomándole las manos- ¿me das permiso? 

 

Draco se estremeció ante esa pregunta, parecía que su madre le hablaba sobre eso. Sus ojos brillaron de temor al instante. ¿Cómo lo supo? .No quería pensar que ella pudiera saberlo, ni siquiera lo esperaba. Pasaron varios segundos más y Draco no respondió. El asombro se había hecho muy notable hasta el impacto. 

 

-No sé de qué hablas.

 

Fue difícil para Narcisa. Esa negatividad le mostró que no tenía permiso para saber. 

 

-Ese año que se produciría el torneo de los tres magos – comenzó volviendo a mirar a los árboles porque sintió que su hijo se había asustado un poco con lo que dijo- antes de regresar a la escuela, tú estabas tan obsesionado por Potter que no podías dormir, lo odiabas mucho, hasta en navidad, pero…- respiró profundo para seguir hablando – cuando regresaste después de asistir ese año, estabas tan…. Diferente…como si te hubieran- lo miró fijamente para centrarse en eso- cautivado el corazón… Draco, eras otra persona, tan feliz, hasta te llevabas bien con los elfos- No quiso decir más nada porque quería esperar a que su hijo hablara.

 

-Por Slytherin

 

Draco se ruborizo mucho más, sus ojos brillaban de tristeza, quería llorar, entonces se contuvo y miró hacia otro lado. Pasó varios minutos sin decir nada. Hasta que.

 

-aja- dijo en un susurro, tan vacío, tan seco- continúa.

 

-sin embargo, después te fuiste de nuevo al colegio, pero al regresar en el verano llegaste tan…dolido, herido, como si hubieras perdido tu alma. 

 

No pudo disimular la tristeza en ese momento, quería demostrarle a su hijo que deseaba saber. 

 

-¿Qué pasó?¿ porque perdiste esa felicidad tan única?. 

 

Y el joven solo continuaba con esa vista tan vacía a la nada, solo para no llorar. Ya no tenía que pensar si su madre sabía algo, se tranquilizó al ver que Narcisa no sabía nada. Era evidente que su madre lo había notado, en ese tiempo Draco fue feliz, la felicidad de su corazón era dulce, única, bella, perfecta pero ya no estaba. No valía la pena hablar de eso cuando se sabía que no podría tener aquello jamas y que ningún consuelo servía para olvidar el terrible dolor.

 

-No pasó nada, mamá- respondió sin mirarla.

 

-Pero Draco, cariño, perdóname- se expresó al ver que su hijo nunca hablaría- sé que no estuve para consolarte, tu felicidad se fue antes de convertirte en Mortífago- continúo acariciando su mano, mientras su hijo se consumía en el dolor- algunas veces pienso que esa pérdida te motivó a ser uno de ellos, seguramente sentiste que tú vida ya no valía nada.

 

Draco bajó la cabeza para mirar la tierra fresca y así tratar de no doblarse y llorar, si su corazón hablara por sí solo, habría querido largarse del primer precipicio. No iba a hablar.

 

-Lo siento tanto- exclamó mientras las lágrimas comenzaban a caer- lo siento tanto hijo, no estuve ahí para consolarte.

 

-No te preocupes, no tengo nada que perdonarte. Eres una gran madre y tú amor es suficiente para mí.

 

-Entiendo, sé que es difícil. Pero no puedo vivir así, sin tu perdón.

 

-Mamá- levantó la cabeza con los ojos cerrados, los abrió al mirar al cielo para tragar un poco de aire- no perdí nada, nada- más tarde la inclinó para acariciar su frente.

 

Su corazón estallaba en su pecho, intentando liberarse, gritar, llorar.

 

-Si algún día puedes hablar te escucharé- le tocó el cabello con esa mirada llena de esperanza – lo haré. 

 

El joven empezó a darse sencillos masajes en la nuca, no podía ocultar ese rubor en el rostro.

 

-Estoy bien.

 

-Yo estoy tranquila, porque ahora esa felicidad está regresando de poco en poco, yo lo puedo notar, si, lo veo en tus ojos, - dijo secándose las lágrimas de sus mejillas- tienes un lindo romance con…con…

 

Dejó de hablar al no poder continuar, la felicidad se le hizo presente, eso era una esperanza para su hijo. Ahí estaba la esperanza.

 

-¿Con?- preguntó Draco mirándola esperando que ella continuara.

 

Pero Narcisa no continúo, comenzó a llorar nuevamente, y su hijo la abrazó. En ese contacto ella pudo sentir el latido del corazón de Draco, eso fue señal de que había tocado justamente lo que tanto guardaba. Que tristeza.

 

-Yo lo único que quiero es que seas feliz. 

 

-Sí, claro- dijo mirándola y se levantó separándose de ella- sí mamá. 

 

Caminó con una pequeña sonrisa en el rostro, pero esos ojos grises llevaban una melancolía que no podía ocultar. Su madre lo miraba. Draco miró con ternura esos árboles grandes que se mecían con el viento suave de otoño, las hojas secas caían lentamente cruzándose con él, aquel aroma era relajante, pero su corazón no estaba ahí.

 

Narcisa lo comprendió: su hijo era un hombre nostálgico, poeta que poseía una caja de recuerdos dentro de su corazón. 

 

Draco agarró una hoja seca y la miró dulcemente para después añorar su pasado que se reflejaba sobre el cielo celeste como una escalera del tiempo.

                     OoOoOoOoOoOoOoOoO

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Pasado 

 

Vio como Granger le apuntó con la varita, está pronunció unas palabras que por extraña razones no logró escuchar.

 

 -Aléjate sangre…- dejó de gritar cuando sintió un golpe fuerte en su cuerpo. 

 

Fue extraño. parecía que lo habían elevado hasta caer fuertemente al suelo, pero al instante vio que todo a su alrededor era muy grande, su vista se había vuelto pobre, no lograba captar los objetos a distancia, empezó a tener el deseo de olfatear todo aquello que le rodeaba, pero por el temor decidió mirarse, al hacerlo vio que su cuerpo era alargado de color blanco con mucho pelo, tenía patas muy cortas con uñas.

 

-No, otra vez no- pensó muy horrorizado al comprender que Granger lo había convertido en un hurón- maldita sangre sucia.

 

Eso lo había empezado a notar, tenía muchas ganas de jugar, correr, levantar el cuerpo, saltar; era increíble esa sensación, no había miedo ni dolor. De inmediato sintió que dos fuertes manos lo levantaban y al instante tuvo a Granger a su vista.

 

-Malfoy- le dijo la joven mirándolo con una simulada ternura- eres mi mascota hurón y te vas a ir de la escuela ahora mismo.

 

No podía evitar esa felicidad que tenía, y empezó a hacer un ruido corto con su boca ‘’dook’’ ‘’dook’ que era una divertida vocalización. Vió como Granger lo metió dentro del bolsillo de su túnica, ahí Draco comenzó a temblar. Sentir la carga de su cuerpo era abrumador; con su audición supo que Granger caminaba haciendo que su cuerpo se moviera dentro del bolsillo debido a las pisadas. Las necesidades de correr eran tan urgentes que deseaba escapar de ese gran bolsillo.

 

 -¡Miren chicos-¡- grito Granger llegando al gran comedor - aquí tengo a mi mascota hurón- levantó las manos para atraer la atención de todos los estudiantes- se llama Draco Malfoy. Como verán es un chico malo, así que, por compasión, decidí convertirlo en un hurón y liberarlo, para que viva en paz.

 

Rostros desconocidos y sonrientes se asomaron a verlo, para después reírse de él mientras lo saludaban.

 

 -Adiós Malfoy, buena suerte en tu nueva vida- le dijo un joven desconocido tocando su cabeza.

 

-¡Si chicos, despídase de él, se irá para siempre, y nunca volverá!- seguía gritando mientras caminaba por todo el gran comedor. Más chicos se asomaban para mirar al hurón que estaba dentro de su bolsillo, estos sonreían de felicidad, le saludaban tocando su pelaje algo que le hacía muy bien.

 

-¡Adiós Hurón Malfoy, pórtate bien! – le dijo Wesley- ¡Por fin viviremos en paz! Por fin. No te vamos a extrañar.

 

-Ni yo tampoco, estúpida comadreja – pensó Malfoy sin poder hablar al ver que Wesley había desaparecido. 

 

En ese momento un rostro con ojos conocidos se acercó con una linda sonrisa.

 

-¿A dónde vas Malfoy?- le preguntó Potter mirándolo. 

 

-Se va al campo – respondió Granger dando la vista hacia el hurón – se va para siempre, por fin estarás tranquilo Harry.

 

-Adiós, desgraciado- exclamó Potter mientras esa sonrisa se desaparecía- No vuelvas más- dijo y desapareció ocasionando que Draco se estremeciera dentro del bolsillo al ver que ya no vería más a Potter. 

 

-No, no, maldito Potter, ven aquí- se asustó al reconocer que Potter viviría en la escuela y que él se iría lejos- Potter no puede quedar libre, no puede- se desesperaba dentro de ese pequeño espacio, no podía escapar. 

 

-¡Adiós Malfoy!- gritaban todos los chicos, y aplaudían a Granger mientras ella seguía caminando hasta la salida del comedor- ¡Adiós!

 

-¿Dónde está Blaise?- se preguntaba mientras veía a los estudiantes tan altos saludándolo con emoción y aplausos- ¿Dónde estás Pansy?.

 

 Pero sus amigos no aparecían, ni siquiera escuchaba sus voces.

 

De repente vio que Granger salió del castillo y se dirigió al patio cerca de la casa de Hagrid.

 

-No te preocupes Malfoy- dijo la joven mientras caminaba por el pasto verde fresco – no soy maldita como para llevarte a un lugar feo.

 

Vio que Granger se subió a una escoba, y Draco se asustó, tenía el pánico de caerse de ese bolsillo. 

 

-No quiero irme- expresó sintiendo de inmediato el viento fresco en su cara – no…no. 

 

Después de varios minutos Granger volaba por ese bosque maravilloso; Draco observaba muy poco desde el pequeño espacio, se aferró hacia adentro temiendo que cayera hacia la nada. 

 

Pero al parecer estar en ese bolsillo se sintió relajado, mientras notaba los árboles debajo. Todo era tan puro, el aroma del bosque, del cielo; presintió que este había llovido, no sentía ningún mal estar en su alma.

 

-Ya llegamos Malfoy- dijo Granger- ya estamos cerca.

 

Pero escuchar la voz de la sangre sucia, le hacía retroceder el estómago, tenía ganas de vomitar, o saltarle encima con sus garras para lastimarle la cara, pero sabía que si saltaba caería, la odiaba mucho. 

 

Tenía el deseo de voltear hacia atrás para ver la escuela, pero no podía. No tenía posibilidades de girar su cabeza debido a que estaba tan quieto en ese bolso. 

 

Notó que el viaje se le estaba haciendo muy pesado. El viento ya le golpeaba la cara y le producía un mareo; no podía ver nada; esa sensación le trajo un pequeño dolor de cabeza. 

 

-ya maldita sangre sucia – expresó en su mente- bájame- Esperanzado por eso, cerró esos pequeños ojos para no sufrir-Maldito Potter, esto es tu culpa.

 

Pero el viaje seguía y no había ningún paro. Ya empezaba a sentir que su cuerpo se helaba y no podía respirar bien. Justamente de repente Granger comenzó a descender hacia un lugar que no conocía. Su vista era complicada, su visión tan pobre, le hacía notar que abajo era todo verde. Granger tocó suelo en un campo muy verde grande y se extendía hasta las montañas. Al instante sacó con sus manos y cubrió al hurón para levantarlo y mirarlo a los ojos.

 

Draco no tenía miedo, lo único que sentía era la necesidad de jugar, saltar, dar pequeños brincos. El ambiente le estaba haciendo muy bien, sobre todo porque el aroma era espléndido y encantador. Ya no se acordaba de Hogwarts. Granger lo miraba tiernamente, pero esa mirada desapareció, Malfoy se centró por un momento en aquellos ojos marrones y después en el cabello rizado. 

 

-Malfoy- dijo la joven- eres un chico muy malo, quieres lastimar a Harry, siento que el odio de tu corazón es demasiado fuerte- decía mientras que con esos ojos lo analizaba por completo- eres peligroso.

 

Draco sabía que Granger tenía razón, por Potter lo único que sentía era odio, deseos de vengarse y no quería eliminar ese sentimiento, así que no debía pedir perdón ni tampoco le importaba las palabras que decía Granger, ella no significaba nada en su vida, solo era una sangre sucia. Así lo veía.

 

-Pero ahora, para evitar que hieras a mi amigo, te dejaré aquí- con mucho cuidado lo bajó hasta ese gran pasto fresco- Adiós Malfoy-dijo la joven mientras subía la escoba- espero nunca más volverte a ver- exclamó sinceramente, pero de inmediato se estremeció al recordar los padres de Malfoy. Estos en cualquier momento sabrían lo ocurrido con su hijo y Granger tendría problemas muy graves. La joven se arrepintió de lo que hizo, pero al instante recordó a Potter y el sufrimiento que había vivido por culpa del rubio, así que mirando con seriedad al hurón que disfrutaba el ambiente con su pequeña nariz, no dijo nada y se fue de ahí, volando directo a Hogwarts.

 

-No te preocupes Harry- pensó Granger muy tranquila- Malfoy no te hará daño. 

 

Así lo vio Malfoy dentro de su cabeza, la sangre sucia estaba tranquila, parecía que ella le hablaba desde dentro de su corazón algo que lo extrañó mucho. Al instante se olvidó de todos, hasta de Potter, y comenzó a experimentar el lugar. Existía esa fragancia de la naturaleza que brindaba la tierra, los árboles, las rocas, todo era extraordinario. Estiró su cuerpo alargado para observar con su vista a los lejos, y notó que alguien lo miraba, caminó rápidamente hacia esos ojos tan pequeños e iguales como los de él. De repente un brinco alegre le saltó por arriba suyo, y al instante lo tuvo al frente de sus ojos, curioseando sobre su piel, era un hurón de color cremita que lo olfateaba tan intensamente hasta miraba con atención sus ojos. Aparecieron otros más que hacían lo mismo y unos cuantos rozaban su pelaje con él. Hasta que todos comenzaron a correr, y él los siguió, no recordaba nada, solo quería estar ahí, con ellos, divirtiéndose y sintiendo el aroma libre del bosque; la felicidad era extraordinaria, podía dar pequeños brincos contemplando esos saltos. No existía tristeza ni pena, la tranquilidad era única. Escalaron un árbol y Draco siendo hurón sentía que su cuerpo era muy movible. Todo aquello que vivía estaba alejado de aburrimientos que podría vivir cualquier humano. Cuando estaba arriba de ese árbol pudo relajar sus pequeños ojos apoyando su cabeza en el tronco, deseaba dormir, pero sintió que esa tranquilidad se desvanecía de poco en poco, recordó que Granger se había ido para siempre y no volvería, ahora tendría que vivir sin la magia. Pero de inmediato una voz empezó a escuchar, esa voz provenía de lejos, lo llamaban y reconocía quien era, se asustó ya que el odio regresó, la tristeza y la desesperación.

 

-Draco, Draco, despierta- dijo Pansy, al verlo que este movía lentamente la cabeza como si estuviera viviendo en una pesadilla, estaba sudado, y se agitaba- Draco, cariño, estás soñando, despierta. 

 

Draco abrió los ojos sobresaltado reconociendo que todo había sido un sueño o mejor una pesadilla ya que sin importar que en ese sueño fue un poco feliz, la idea de quedarse como hurón era terrible. Ahora ya estaba más asustado y sobre todo enfadado.

 

-Ya estás, estabas soñando – expresó Pansy mientras le tocaba la cara- y no te pasará nada cariño porque yo estoy aquí. 

 

-La sangre sucia- musitó mientras sentía que sus ojos estaban mojados- ¡La sangre sucia me convirtió en hurón! - gritó haciendo que Blaise lo mirara asustado- ¡Maldita sangre sucia!- se llevó las manos a los ojos mientras los cerraba por la tristeza que todavía sentía dentro.

 

-Ella no te convirtió en Hurón – explicó Blaise, sentándose en la frazada.

 

-En el sueño si, malditos todos ellos, ni en sueños me dejan en paz- se quejó conteniendo las ganas de llorar. 

 

-Esa sangre sucia no te hará nada- dijo Pansy- debes descansar Draco.

 

Pero el joven suspiró al sentir un poco de calor en la habitación, no tenía ganas de estar ahí, intentó poner los pies en el suelo, pero se empezó a marear, todo le daba vueltas.

 

-Debes seguir durmiendo Draco, estás mal- dijo Blaise, levantándose y acercándose a él- por favor acuéstate. 

 

El joven sintió un dolor en la cabeza, el cuerpo le pedía dormir, pero estaba tan nervioso que lo único que quería era irse de ahí a caminar. 

 

-Voy a salir Blaise – dijo tratando de colocar sus pies en el suelo.

 

Pero el joven le impidió. 

 

-Es muy tarde Draco, debes dormir. 

 

-¿Por qué siguen en mi cuarto?- preguntó con un tono de molestia.

 

-Porque estás muy mal, te alteras por cualquier cosa- explicó.

 

-Pero ya quiero que se vayan, no tienen por qué estar aquí – y simulando estar bien continúo – ya me siento mejor. No te preocupes.

 

Lo que quería en realidad era ir a buscar a Potter, estaba cansado de tanta desesperación, también harto de que sus amigos estuvieran con él vigilándolo, no le gustaba para nada ser atendido u observado. Empezó a acariciar sus piernas para mostrarles a sus amigos que ya no había de qué preocuparse; pero estos no le creyeron. Blaise ya presentía que el joven en cualquier momento haría el movimiento de escapar. 

 

-Voy a traer un poco de té, estás muy pálido -dijo el moreno.

 

-No pierdas tu tiempo, no lo tomaré.

 

-lo tomarás, aunque no lo quieras. 

 

Y salió de la habitación cuando justamente por su camino se les cruzó Crabbe y Theo que venían corriendo. 

 

-¿Cómo está Draco? – preguntó Theo.

 

-Ahora está bien. 

 

Los dos entraron en la habitación y Draco apenas los vio se enojó.

 

-Vemos que ya eres el mismo Draco de siempre- expresó Crabbe. 

 

-¡Váyanse, no los quiero ver aquí.!

 

-Ufff, estamos de mal humor. 

 

-Mejor vamos a dormir- dijo Theo tranquilizándose de que Draco estaba bien.

 

-¿Hablaron con Snape?- preguntó Pansy un poco nerviosa con esa pregunta y también extrañada con esa acción que los chicos habían hecho. Draco se asombró al escuchar esto.

 

-No, mejor así.

 

-¿Para que buscaron a Snape?- preguntó Draco enojado.

 

-No…- respondió Crabbe nervioso- no, solo queríamos…

 

-Ni se atrevan a contarle al profesor lo que pasó aquí- dijo levantando el tono su voz para asustarlos- los voy a maldecir si le dicen a alguien…

 

-No…no… te-te pre-preocupes- expresó Theo tomando del brazo a Crabbe para salir de la habitación- no lo haremos, ahora duérmete. 

 

-¡Largo de aquí!- gritó Draco, observando cómo los chicos salían corriendo de ahí.

 

Draco miró de inmediato a Pansy, y ella se puso nerviosa al tener enfrente esos ojos fijos.

 

-¿Quieres que me vaya?

 

El joven meneó la cabeza negativamente, hizo una bocanada de aire, estaba muy enojado, la verdad era que no quería tener a nadie en su habitación.

 

Pansy intentó tocar su cabello, pero este de ese toque le esquivó.

 

A los pocos minutos, Blaise venía trayendo una taza de té acompañado de una galleta, vio que Draco y Pansy se besaban en la boca. Estos se separaron al tener a Blaise en frente suyo, Draco estaba colorado y sonreía, el beso había tranquilizado su corazón.

 

-No quiero- dijo al instante mirando con enojo hacia otro lado.

 

-Bebe un poco- insistió Blaise haciendo notar que ya empezaba a enojarse- vamos.

 

El joven renegando con gesto de reproche agarró la taza para tomar un sorbo.

 

Blaise se acostó sobre la frazada y miró al joven.

 

-La culpa la tiene Potter- dijo Draco- él y la sangre sucia, al igual que la comadreja me la pagarán.

 

-Y pensar que ese imbécil debe estar durmiendo ahora y nosotros aquí renegando contigo. 

 

-¿Disculpa?- preguntó con incredulidad- yo no pedí que me cuidaran, lo hicieron ustedes, deberían haberme dejado solo. 

 

-Así? ¿En serio? ¿Y dejarte solo? - lo miraba fijamente – mírate cómo estás, muy mal, te enloqueces por cualquier cosa, me golpeaste Draco, me hiciste daño- exclamó con una pena en su mirada- nosotros estamos a tu lado y nos tratas así.

 

Pero el joven no respondió, solo bajó la cabeza y se centró en el té, trataba de tranquilizarse para no tener que correr hacia las habitaciones de Gryffindor. 

 

-Ni yo me reconozco – dijo sin mirarlo. 

 

-Si quieres venganza, ya te dije que estaremos contigo, pero debes mejorarte. Por favor.

 

Estuvieron en silencio por varios minutos hasta que los dos chicos vieron que Malfoy empezaba a temblar produciendo que la tasa temblara.

 

-Malfoy- exclamó Blaise.

 

-Ya no puedo más- dijo acercando rápidamente el té a Pansy para que ésta lo recibiera, y la joven lo hizo, pero por la rapidez se cayó un poco de té en la pierna de la chica. 

 

-Mierda- expresó la joven sintiendo el ardor sobre su piel.

 

-¡Ya te dije que te vamos a ayudar para vengarte de él – gritó Blaise para que su amigo se relajara- estamos contigo. ¡Tranquilízate!

 

-No Blaise, ya quiero hacerlo ahora- exclamó tocándose la garganta- debo ir a buscarlo. 

 

Pero no pudo ponerse de pie porque se sentía muy débil.

 

-¡Ahora no lo harás! 

 

-Si…si…- se dispuso a levantarse, pero cayó de inmediato a la cama – debe estar durmiendo ahora, así que…

 

Dejó de hablar al sentir un mareo de nuevo y un poco de dolor en la nuca. 

 

-¡Basta!- gritó Blaise- ¡Acuéstate ahora!

 

-Pero…

 

-Pero nada. 

 

-Vamos Draco, acuéstate- dijo Pansy…

 

El joven renegando obedeció, sobre la cama sintió un poco de hambre, pero no quería comer nada. Estaban esos terribles nervios que empezaban a atacar de nuevo.

 

-No quiero que le digan nada de esto a nadie- pidió – si lo hacen los maldeciré con mi varita. 

 

-Nunca… lo prometo- exclamó Pansy levantándose de la cama.

 

Pero fue Blaise quien no respondió, estaba enojado y muy cansado, solamente se acostó para tratar de dormir un poco junto a Pansy. 

 

Cuando ya era las 5:00 Draco no había dormido nada, temblaba y susurraba el apellido Potter en cada minuto que pasaba, se movía en la cama, se agitaba, Blaise y Pansy estaban dormidos porque el sueño los había vencido, aun así Blaise tenía la varita de Draco para evitar que este hiciera alguna locura.

 

Después de una hora, el joven continuaba en esa desesperada situación, hasta deliraba en algunos momentos creyendo que Potter lo buscaría. 

 

-Ya vengo- dijo Pansy – me iré a asear.

 

-Pero regresa rápido por favor- pidió Blaise tocando la frente sudada del rubio que giraba su cabeza lentamente de lado a lado y gemía por el dolor de su cuerpo- yo solo no puedo con él.

 

-Pero es que él debe levantarse, no puede seguir así.

 

-Entiendo, pero no puedo yo solo, ¿qué pasa si se me cae encima?, ¿cómo lo reanimó? - preguntó preocupado- cada vez se pone peor. 

 

-Bueno voy a volver rápido- dijo saliendo de ahí completamente cansada. 

 

Blaise tenía muchas ganas de salir de ahí también para ir a su habitación, deseaba asearse, pero no quería hacerlo ya que pensaba que Draco podría salir a buscar a Potter. Ver a Draco así de esa manera, sudando y delirando lo enfadaba más. Tuvo que reconocer que Draco se estaba volviendo loco. 

 

Cuando salió el sol, Blaise había preparado un desayuno ligero para los dos y llamó al rubio, pero este no quiso desayunar. 

 

-Draco, vamos tienes que comer algo, si no lo haces puedes caerte en la clase- le dijo al entrar en su habitación.

 

-Metete el desayuno por dónde te cabe– exclamó el joven rubio acostándose de lado.

 

Blaise suspiró renegando por la osadía del joven. Salió de ahí y marchó a su habitación para buscar su ropa y volver al cuarto de Draco, está situación no le gustaba nada. 

 

Cuando volvió encontró a Draco sentado en su cama poniéndose una nueva camisa blanca, pero estaba tan débil que le costaba hacerlo, sus manos no tenían fuerza. 

 

-Déjame que te ayude- pidió Blaise acercándose a él.

 

-No déjame, no quiero. 

 

-Por favor Draco, después debes comer algo. 

 

-No tengo hambre. 

 

Blaise le insistió tanto, pero al final el joven no desayunó. Al salir de la habitación ya vestidos con el uniforme escolar, se encontraron con Pansy, la joven vio como Draco caminaba muy lentamente con la vista hacia el suelo, le dolía tanto el cuerpo que sentía que en cualquier momento caería.

 

-¿Cómo está?- preguntó Pansy.

 

-Que pregunta, no está bien, nada bien- dijo mirándolo.

 

-Bueno, estaremos con él todo el tiempo.

 

                 OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

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Caminaron despacio por los pasillos de las mazmorras mientras esperaban que el joven rubio mejorará, pero no, Draco tenía tanto sueño. Se debilitaba cada vez más. 

 

Cuando llegaron al gran comedor solo para que Pansy desayunara, Draco bajó su cabeza hacia la mesa y se apoyó sobre ella para tratar de relajar sus ojos. Esto sí que llamó la atención de Potter que lo miró de lejos, notó que el joven estaba muy pálido desde que entró, la manera que había tenido en caminar era lenta. Empezó a sospechar, se dijo que tal vez Malfoy andaría en algo raro. 

 

-¿Pansy, estudiaste sobre la maldición Imperius?- preguntó Draco con los ojos cerrados.

 

-Sí, la semana pasada y en estos días antes de que levitaras en el aire como hurón- dijo con la mano apoyada en el rostro debido al sueño- pero como empeoraste, ayer no lo puede hacer…

 

-mmmm.

 

Pansy y Blaise empezaron a tomar leche, mientras Draco los miraba, Blaise le colocó una taza de leche y una galleta de membrillo a su lado para que este la tomara. 

 

-Bebe un poco de leche y come esto, te hará bien. 

 

Pero el joven no hizo ningún movimiento solo cerró sus ojos ya que el sueño lo vencía. 

 

-¿Qué te pasa Malfoy? – se preguntó Potter mirándolo intrigado- seguro estarás planeando algo…seguro…seguro algo malo.

 

Potter desde que se había sentado tuvo el deseo de tomar chocolate caliente y comer alfajores de dulce de leche, pero al ver la llegada de Malfoy el hambre se le fue de inmediato y desde ese momento comenzó a observar al rubio. Ahora recordaba que desde que comenzó el nuevo año Malfoy actuaba muy extraño, distante de él, solo se enfrentaban por accidente sin ser planes propios del rubio, descartando la ofensa que le había hecho en clases de defensas, en otras situaciones ellos se encontraban por accidentes, las cosas ya no eran como antes, Malfoy evitaba mirarlo.

 

-¿Harry?- preguntó Neville , pero no logró captar su atención- ¿Qué tanto miras a Malfoy? .

 

-eh,eh, no sé, está actuando raro. 

 

Neville miró a Malfoy y comprendió que no había nada raro en él.

 

-Yo veo que está con la cabeza sobre la mesa como si no hubiera dormido en la noche…está normal. 

 

-si, pero- continúo sin dejar de observar – desde que comenzó el año, está extraño conmigo, me preocupa, como que no me busca…más bien me evita. 

 

Aquello que escuchó Neville le pareció extraño.

 

-Eso no pasó el otro día- dijo con sus pequeña sonrisa- él te buscó y lo convirtieron en hurón.

 

-Debe planear algo- dijo observando a Zabini que miraba a Malfoy y después a Parkinson en un gesto de preocupación, el moreno hablaba de algo y Potter deseo por un momento escuchar lo que decían- pero ¿qué será? 

 

-Su padre es un mortífago, incluso la tía de ese idiota enloquecido a mis padres. Los destruyó.

 

-Así es, y no me sorprendería que si vuelve Voldemort ellos se unirían a él. 

 

-¡Oye, no-no lo nombres!- exclamó Neville en voz alta. 

 

-¡Pero es que algo trama!- continúo señalando a Draco. 

 

-No lo sabemos, yo-yo lo veo normal, es el mismo de siempre. 

 

Potter asentó sin creer eso, solo se convencía que el Slytherin algo le pasaba o que simplemente podría estar haciendo algo en contra de alguien.

 

-Voy a investigarte Malfoy – se dijo así mismo para que Neville no lo escuchara- lo haré. 

 

Reconoció que algo le pasaba a Malfoy y también supo que si debía investigarlo tendría otro tiempo para perder, más complicado sería en su vida ya que ahora debía concentrarse en la primera prueba, pero Malfoy le intrigaba mucho.

 

Después de varios minutos…

 

-Harry, estás exagerando- dijo Neville – no creo que Malfoy haya colocado tu nombre en el cáliz de fuego. 

 

Los dos caminaban por los pasillos que iban directo hacia el aula de defensas. 

 

-Pero es que muchos me quieren ver muerto- añadió- el primero es Voldemort.

 

-Por favor Harry…por-por fa-vor-expresó preocupado.

 

-después están los mortífagos, que también me desprecian, los Malfoy son Mortífagos y este otro imbécil que está actuando raro, todo me lleva a qué me va a pasar algo malo…

 

-No lo creo Harry, además si Malfoy hubiera puesto tu nombre todo va en su contra, él es consciente que puedas ganar la copa…Harry por favor…él no es nada generoso para hacerte semejante favor. 

 

-No me refiero a eso, lo sé, es muy tonto, pero, siento que me colocaron en el cáliz para hacerme daño, quieren lastimarme, no me sorprende que él podría haber hecho eso. 

 

-No sé, la verdad es que Malfoy no tiene tanta posibilidad de hacer algo así. 

 

-Neville…su padre es un mago muy poderoso, sabe hacer magia oscura, no me sorprendería que le hayan enseñado cosas terribles para engañar al cáliz. 

 

-No Harry – expresó Nebille, suponiendo que en Draco todo eso sería inútil – Malfoy es-es un cobarde.

 

-Pero no puedo estar tan pendiente de él – dijo acomodándose la corbata, ya que sentía un poco de nervio por la primera prueba. Esas palabras extrañaron mucho a Neville- no tengo tiempo para vigilarlo, ¿tú me puedes hacer un favor? - le preguntó deteniendo su caminada. 

 

-¿Qué favor?

 

-Podrías vigilar a Malfoy por mí, yo te puedo pagar- respondió al instante.

 

-No Harry, no-no quiero hacer eso- exclamó continuando el paso- estoy pendiente de varios libros que me dio Moody. 

 

-Está bien, no hay problema – dijo apenado siguiéndolo.

 

En las clases de defensas, Moody empezó a hablar sobre el Imperius, preguntando a todos si se habían preparado para resistirse a la maldición y aprender a realizarla con experimentos sobre animales, muchos respondieron “no estar seguros del resultado”, estaban nerviosos, ya que las clases anteriores habían sido muy difíciles la resistencia a excepción de Potter. Malfoy si había estudiado, pero estaba muy débil como para resistir a eso, por este motivo desde que llegó sin mirar a su alto y potente rival colocó la mano sobre la cara para no caer con la cabeza a la mesa y dormirse de repente. 

 

El profesor notó que el rubio tenía un aspecto débil y por ese motivo estaba preparando algo contra Malfoy, mucho mejor.

 

- ¡Malfoy! ¡Potter! - gritó Moody, sobresaltando a los dos jóvenes- levántese ahora…

 

-He- exclamó Malfoy, tragando en seco, limpiándose la saliva y asustándose 

 

-Vamos vengan- solicitó- en frente de todos. 

 

Potter se levantó renegando, esa idea rara lo enfadó, encontrarse con Malfoy a tempranas horas del día no le había caído nada bien, ya sentía que le estaban arruinando el día. 

 

-Maldita sea- expresó Malfoy, sintiendo que la bronca se le estaba haciendo presente, si Potter le hacía algo, iba a reaccionar mal. 

 

Blaise y los demás amigos de Malfoy se pusieron nerviosos preguntando qué iba a suceder. 

 

Draco se levantó lentamente, haciendo que los demás chicos en la mesa le mostrarán atención y notarán la palidez enfermiza que tenía, hasta Wesley quedó asombrado, Draco había cambiado mucho. 

 

Los dos jóvenes se pararon mirándose frente a frente, pero con una distancia entre ambos ninguno se quería acercar, hasta Potter se le hizo más notable esa debilidad en el rubio, este tenía una mirada triste.

 

El profesor Moody se acercó a Potter mirando maliciosamente a Malfoy y le dijo. 

 

-Potter, aplica el Imperius en Malfoy.

 

Todos los chicos se asustaron con lo que oyeron ya que pensaron que el profesor estaba yendo demasiado lejos con esa petición. El cuerpo de Potter se erizó, no estaba preparado para maldecir a un humano, había practicado para resistir como para colocar la maldición en animales, pero a un humano no. 

 

Malfoy estaba tan débil que se adormecía en el salón, cerraba sus ojos y los abría tratando de no caerse, odiaba esa situación de no poder ocultar los nervios que le invadieron, haciendo que Potter le pusiera mucha atención, nunca lo había visto así, las ojeras eran muy notables en el rostro claro del joven. 

 

-Vamos, hazlo- insistió Moody. Hazlo obedecer- le susurro en el oído.

 

-Profesor- dijo Granger- Potter no está preparado para aplicar la maldición en un humano.

 

-Eso está por verse. 

 

Blaise intentó levantarse de la mesa para correr hacia Draco que no podía sostenerse en pie.

 

-Profesor- exclamó Ron nerviosamente, tratando de llamar la atención del maestro. 

 

Todos estaban atemorizados por lo que vendría, se arqueaban en la silla para no tener que salir corriendo, más lo estaba Potter que mirando a Malfoy no se había atrevido a sacar la varita para hacer esa tarea, al contrario de eso, su mano empezó a temblar. 

 

-Yo…yo…yo- musitó poniéndose colorado al instante – no…no…puedo.

 

No podía hacerlo, tenía miedo de la contra reacción, era cierto que Malfoy se lo merecía, pero Potter no le deseaba mal a nadie. No quería terminar mal.

 

Pansy por su parte miraba con odio al Gryffindor, la joven hacía todos los esfuerzos para contenerse y no tener que saltar hacia Potter. 

 

-Míralo Potter – susurró Moody- es tu enemigo, hazlo. 

 

Potter miró a Draco, sus ojos verdes se centraron en aquellos ojos grises del joven que ahora estaban vacíos como si les faltará color, Draco no reaccionaba simplemente lo miraba esperando la acción para después atacar a Potter al quedar libre de esa maldición. 

 

-¡Hazlo!- gritó Moody.

 

-¡No!- gritaron todos ansiosos y asustados.

 

Ron, Neville y Hermione habían quedado asombrados por lo que hicieron, no querían que esa maldición sucediera sin importar que Malfoy se lo mereciera.

 

-Una maldición mal aplicada podría traer mal resultado – explicó Hermione muy temerosa.

 

-¡Él está enfermo!- gritó Blaise ocasionando que el profesor lo mirara con ese ojo loco que le saltaba de la frente- no va a resistir – continúo ante la necedad del maestro. 

 

-¿De qué está enfermó?- preguntó Ron en voz baja, pero el silencio era tan grande que Pansy lo escuchó.

 

-Está enfermo…enfermo…-decía Pansy mientras se contenía para no dormirse- está enfermo…de amor- la joven se extrañó con aquello que salió de sus labios, eso había sido producto del sueño como de los nervios. 

 

A Potter le pareció raro lo que dijo que se estremeció al ver a Draco.

 

-Está bien, vete Malfoy- dijo el profesor.

 

-¡Ven Malfoy!- exclamó Blaise levantándose para ayudarlo a que regrese a su pupitre.

 

-Bueno, Potter, tú te quedas, hoy empezamos contigo-dijo Moody preparando su varita mientras el joven Gryffindor miraba muy extrañado a Draco, quien se sentaba en su asiento.

 

Cuando la clase terminó, todos guardaban sus cosas y otros salían del aula, Malfoy colocándose la mochila observó que de la túnica de Potter caía una hoja seca al suelo mientras el Gryffindor tomaba su camino. 

 

Malfoy levantó esa hoja y la miró por varios segundos para después mirar a Potter quien se iba, lo odió tanto que estuvo a punto de llorar, pero hacía gestos de tristeza para evitar soltar las lágrimas.

 

-Vamos Draco- dijo Blaise tocándose la cintura- ya olvídalo. 

 

El joven miraba con desprecio a Potter mientras se iba, odiaba su forma de caminar, el cabello, la mochila, todo. Apretó la hoja dentro de su mano con tanta fuerza que esta quedó desintegrada, después la soltó con desprecio. 

 

                                 OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

 

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Cuatro días habían pasado, y la situación de Draco era terrible. En las noches él no podía dormir, temblaba, gritaba, se alteraba, no comía, lloraba, deliraba y intentaba salir de la casa en busca de Potter. Justamente Blaise organizó turnos para vigilar a Malfoy en cada hora nocturna; a las 23:00hrs Crabbe se quedaría afuera de la puerta de su habitación hasta las 01:00 AM, desde esa hora estaría Goyle hasta las 04:00 y Blaise hasta las 06:00. Draco había comido muy poco en esos días que sus amigos se preocuparon más por él, solamente iba a clases, de ahí regresaba a su habitación y no salía. Una acción que llamó la atención de muchos alumnos sobre todo de Gryffindor y de Slytherin, hasta Potter se preguntó porque Malfoy estaba muy encerrado, por su parte este ya había olvidado lo que Parkinson dijo en el salón. Muchos chicos pensaban que Malfoy estaba enfermo o traumado por esa transformación hasta se rumoreaba que se había vuelto un miedoso cobarde. Sin embargo, nadie sabía que el joven sufría mentalmente, los únicos que estaban a su lado eran sus amigos aquellos que ya se entristecían por su situación.

 

Después de terminar la tarea de adivinación, algo que le debilitó los ojos, Draco tomó un poco de leche pero sin ningún alimento, y se fue a la cama. Durmió un poco, pero a las una de la mañana se despertó con esos nervios que lo atacaron de repente y ya no podía respirar ni dormir nuevamente. Tenía deseos de levantarse, hacer algo para distraerse, de correr por el pasto del gran patio de Hogwarts. Todas esas ideas le entraban en la cabeza y era una mezcla confusa que no sabía en realidad lo que quería. Pasada esa hora ya no pudo más, la ira y el odio lo volvían loco, entonces se levantó dispuesto a buscar a Potter. Empezó a caminar por la habitación débilmente hasta llegar a la puerta, esta se abrió y antes de salir se procuró que nadie estuviera vigilando, para su buena suerte encontró a Goyle sentado apoyado sobre la pared completamente dormido, se alegró con esa vista y salió sin hacer mucho ruido en la caminada. Su compañero estaba tan dormido que ni siquiera escuchó las pisadas; Malfoy enojado por no tener su varita debido a que estaba debajo del almohadón continúo con esa intención de atacar a Potter con sus manos. Mientras caminaba por esos pasillos fríos se tocaba el vientre debido al dolor por falta de comida, los pies se debilitaban; estaba tan cansado que el cuerpo le pedía alimentación, descanso, pero no quería volver.

 

Llegó a la sala de Slytherin dónde encontró a Pansy, Blaise y Crabbe hablando sentados en el sillón dándole la espalda, los jóvenes no tenían sueño porque ya habían descansado en el día. Draco se apoyó sobre el muro para que estos no se dieran cuenta que estaba ahí.

 

-El Imperius solo puede ser resistido por ese roñoso, es una pena que nosotros no podamos cumplir con esa tarea- decía Crabbe sentado en el suelo mientras tenía la espalda apoyada en el sillón- y Draco…pobre está tan débil.

 

El joven rubio se quejó mirándolos con enojo, estaba harto de que estuvieran encima suyo como si fueran unas malditas garrapatas, ni siquiera tenía la intención de agradecer, solo quería que lo dejarán en paz.

 

-Yo no iba a permitir que esa cara rajada le aplicará el imperio- dijo Blaise- me quedé tan duro en la silla, tan asustado que le hicieran sufrir a Draco delante de todos.

 

-ese profesor está loco- exclamó Pansy. 

 

Draco no supo qué hacer, si volver a su cuarto o pasar corriendo hasta salir de las mazmorras, ya no podía más, sentía que los pies se le acalambraron, entonces tragando aire decidió correr y pasó por lado de ellos, quienes se levantaron al verlo salir desesperado.

 

-¡Draco no!- gritó Blaise, corriendo tras él, mientras Pansy y Crabbe también lo hacían.

 

-¡No vale la pena!- gritó Crabbe. 

 

El joven no hizo caso, corría por el pasillo, pero su cuerpo se debilitaba y empezó a llorar al ver que no llegaría lejos, Blaise lo agarró de los hombros y lo hizo estampar contra el muro para detenerlo.

 

-¡No vas a ir a ningún lado!- gritó su compañero. 

 

-¡Déjame maldito traidor! – expresó fuertemente mientras se libraba de sus brazos y seguía corriendo, pero su tobillo se dobló ocasionando que cayera de lleno en el suelo duro golpeándose la cara contra el piso. 

 

-¡Grandísimo idiota!- reprochó Blaise acercándose rápidamente hacia él.

 

Cuando Blaise lo levantó, el joven tenía un raspón muy grande en el cachete, Blaise y sus amigos se enfadaron por esa herida. Draco lloraba e intentaba tocarse, pero estaba tan débil.

 

-Ven ayúdame Crabbe- exclamó Blaise agarrándolo de los brazos y llevándolo hacia la casa- tenemos que llevarlo al cuarto. 

 

-Yo voy a preparar algo para el rostro- dijo Pansy corriendo a la sala. 

 

Blaise y Crabbe llevaban al joven sin soltarlo, este lloraba de desesperación. 

 

Cuando llegaron al pasillo encontraron a Goyle durmiendo y Blaise se enfadó tanto que le dio un puntapié en la pierna. 

 

-¡Hey maldito idiota, levántate!- gritó- ¡¿tampoco puedo contar contigo?!

 

Goyle abrió los ojos lentamente y cuando vio la situación rápidamente se puso de pie enfurecido. 

 

-¡Pero Blaise, no es justo para nosotros!,¡esto ya es el colmo!- gritó mirando con odio a Malfoy-¿¡Porque no lo llevamos al hospital y lo dejamos ahí!?

 

-¡Ni siquiera lo intenten, malditos!- gritaba Draco resistiéndose a entrar en su habitación.

 

-¡Pasa!,¡entra ahí!- gritó Blaise empujándolo fuertemente- ¡entra ya!

 

El joven entró a la habitación siendo obligado por su amigo. 

 

Crabbe y Goyle también entraron. 

 

-¡Suéltame Blaise!

 

-¡Maldito idiota no vas a salir de aquí.! ¡¿Qué estabas por hacer?! 

 

-Déjame buscar ayuda médica, Blaise- dijo Goyle- no puede seguir así, son las dos de la mañana.

 

Pero el joven no respondió, ya que intentaba acostar a Draco en la cama pues este se resistía a sentarse sobre ella. 

 

-Vamos nosotros- exclamó Crabbe.

 

Y sin pensarlo salieron de ahí. 

 

A los pocos minutos, Pansy le colocaba una crema en el rostro, Draco estaba acostado en la cama, llorando con los ojos cerrados, ya había empezado a delirar.

 

-no…no Potter, no me toques…desgraciado. 

 

Blaise se sentó llevándose las manos a la cara en modo de lamentación.

 

-por Slytherin.

 

-Esto te hará bien corazón- dijo Pansy mientras continuaba colocando esa crema blanca en el rostro del joven.

 

Draco jadeaba debido a los nervios, tenía tanto miedo hasta para dormir. 

 

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-Otra vez aquí- protestó Crabbe en voz baja, él y sus amigos se encontraban muy cerca de la pared, mirando las escaleras que se dirigían hacia el castillo.

 

Los chicos respiraban profundamente temblando, debían buscar a la doctora para que esta pudiera ayudar a Malfoy, pero les daba terror caminar por esos lugares en altas horas de la noche, no querían subir por esas escaleras; la invasión del miedo les atacaba. 

 

-Espero que no nos encontremos con nadie- dijo Goyle- llegaremos rápido al hospital, tenemos una justificación después de todo.

 

De repente escucharon pasos que venían bajando de la escalera.

 

-Alguien viene…alguien viene- exclamó Crabbe retrocediendo hacia atrás. 

 

-Es Potter, es Potter – dijo en voz alta al ver al Gryffindor bajar por las escaleras con la varita en la mano- ¡Vamos, corre, corre, corre! - gritó mientras sus ojos estaban como platos del susto.

 

Y sin pensarlo dos veces corrieron regresando asustados hacia la casa Slytherin, y entraron en ella olvidando cerrar la entrada. 

 

Potter caminaba con la cabeza baja y los ojos entreabiertos, daba pasos sin darse cuenta a dónde se dirigía. Había tenido una terrible pesadilla con Malfoy y cuando despertó sin pensarlo salió de su casa y bajó directo hacia el camino que iba para la mazmorra.  

 

Sus dedos del pie se doblaron ocasionando un dolor fuerte, el Gryffindor se sobresaltó de inmediato y levantó la vista, quedando asombrado por ver en dónde se encontraba.

 

-que rayos – pensó, se llevó una mano al pecho, había caminado hacia allá sin tomar conciencia – soñé con ese Malfoy- tocó su frente negándose con la cabeza- no puedo creer que esté aquí. 

 

Tragando la saliva volvió a subir las escaleras para alejarse de las mazmorras. 

 

-Ya, ya por favor Draco- decía Pansy tocando la cabeza del rubio- debes descansar. 

 

El joven temblaba, sudaba y sentía que en cualquier momento su corazón comenzaría a acelerarse, ahora tenía una venda en su cara.

 

-Otra vez de nuevo, por Slytherin, esto es un dolor de cabeza – expresó Blaise mirando al joven.

 

-¡Potter viene para aquí!,¡viene para aquí con la varita!- gritó Crabbe entrando desesperado por la puerta junto a Goyle.

 

-¡¿Qué?!- gritó Blaise completamente sorprendido.

 

-¡Viene por Draco! 

 

Draco chilló del susto y se acorraló con la almohada temiendo lo peor. 

 

-¡Viene por mí!, ¡viene por mí!, ¡maldito Gryffindor, me convertirá en hurón!- y comenzó a llorar sintiendo que su fin estaba llegando..

 

-¡¿Cómo es posible?!- preguntó Pansy sacando su varita de inmediato- Ese Gryffindor no puede entrar aquí.

 

-No te preocupes Pansy,- exclamó Blaise levantado su varita- nosotros vamos a proteger a Draco. 

 

Se pusieron en cada sitio para cubrir al joven rubio que lloraba de miedo. Al cabo de varios minutos, los cuatro tenían levantada la varita apuntando hacia la puerta esperando ansiosamente la entrada del Gryffindor.

 

Pero nadie entró, entonces Crabbe y Goyle decidieron salir de la habitación en busca de Potter. 

 

Con mucha valentía, subieron por la escalera caminando tranquilamente, sus pasos no hacían ningún ruido porque tenían las alpargatas. Llegaron hacia la puerta que los llevaba al gran patio cerca del bosque y se emocionaron al no ser descubiertos por alguien, salieron por la entrada y a los lejos vieron caminar a Potter. 

 

-¡Oye maldito imbécil!- gritó Crabbe, acelerando la caminada- ¡¿Qué hacías caminando por nuestra casa con esa varita?!,¡¿a quién buscabas?!

 

Potter si los escuchó y miró hacia atrás, los jóvenes lo seguían con la varita en la mano dispuestos a enfrentarlo, el joven sabía que podía defenderse muy bien contra ellos, pero no tenía tantas ganas de pelear, entonces sin importarle lo que esos inútiles querían hacer, corrió hacia el bosque. 

 

-¡Ven aquí, sucio Gryffindor!- gritó Goyle corriendo muy enojado. 

 

                                oOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOo

 

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-Pansy, ya no puedo con esto, cada vez la situación se pone peor- exclamó Blaise mientras se ponía a llorar -las apariciones de sorpresa que da Potter, el delirio de Draco y la locura de ese viejo…todo se mezcla, ya no puedo con tanto. 

 

-Ya Blaise no llores, todo esto va a pasar pronto, no te preocupes.

 

Draco por su parte temblaba, le dolía el rostro.

 

-No..no..no Potter – susurró sufriendo- no..no..no.

 

Otra noche más sin dormir se dijo Blaise sintiendo que Draco en cualquier momento podría sufrir de algún ataque al corazón, ni siquiera podían ir a buscar a la doctora, ya que sentía que sería una humillación para el joven. Entonces el moreno decidió ir a buscar las frazadas y almohadas para preparar una pequeña cama al lado de la de Draco. 

 

 

-Rayos- exclamó Crabbe caminando junto a Goyle dentro del bosque- se escondió como una verdadera rata. 

 

Los dos tenían su varita levantada, apuntando cualquier dirección de dónde pudieran encontrar a Potter. El joven se había escondido al lado de un árbol con la varita sobre su pecho sosteniéndola, podía escuchar sus pasos, no les tenía miedo, sabía que podía desarmarlos, era más poderoso que ellos, pero estaba tan harto de esa situación de tener que enfrentarse a la locura de esos imbéciles. 

 

-Maldición Malfoy- expresó en voz muy baja sin la intención de salir de ahí- tus amigos están locos. 

 

Crabbe y Goyle caminaban lentamente con la vista fija en los árboles, pendientes de cualquier movimiento.

 

-Sal de ahí rata- dijo Goyle- deja de esconderte como un cobarde.

 

Potter los escuchó, pero no tuvo ni el deseo de hacer caso. 

 

-Creo que es mejor irnos, Goyle- exclamó Crabbe- estoy muy cansado- decía la verdad, ya no podía más- vamos, ese maldito no saldrá. 

 

-Pobre Draco…está tan mal por culpa de este…- no sabía ya cómo nombrarlo, el enojo lo consumía, deseaba con todas sus almas atrapar a Potter, pero ninguno de los dos se daba cuenta que el Gryffindor estaba muy cerca- vamos entonces.

 

-¡Espero que te devore un árbol maldito!- gritó mirando con rabia los árboles. 

 

Bajando la varita caminaron de regreso hacia adentro.

 

Potter se sentó en el árbol, inclinó la cabeza y acarició la nuca para después levantar la vista hacia el cielo. La pesadilla esa con Malfoy lo había puesto muy nervioso y más todavía al encontrarse con los amigos de este, recordó lo que había dicho Goyle, Malfoy estaba mal por su culpa. ¿Pero qué le pasaba a Malfoy realmente?, se preguntó conteniendo el enojo. 

 

 

-Salimos a buscarlo. Pero Potter no está- explicó Goyle al entrar en la habitación- ya se fue. Ese maldito cobarde. 

 

-Por favor, no hables de ese chico.

 

-está bien Blaise- dijo Blaise mientras colocaba las frazadas en la pequeña cama de madera. 

 

-Ya no puedo más- comenzó Draco intentando bajar de la cama- voy a buscar a Potter, si tanto quiere pelear conmigo, lo haré, pero con fuerzas, sin varita.

 

-basta – dijo Blaise rápidamente- no lo harás.

 

-¡Quítate!

 

-¡No vas a salir de aquí!

 

-¡Que me dejes salir!- gritó poniendo resistencia a las manos de Blaise sobre sus brazos pero empezaba a casarse.

 

-¡Ya basta!

 

-Por favor Draco, duerma ya- pidió Pansy. 

 

Draco meneaba la cabeza negativamente, no podía relajarse, Blaise lo recostó en la cama lentamente y el joven cerrando esos ojos que ardían del dolor, profirió un gemido, le dolía demasiado la espalda.

 

-El calmante- dijo Pansy acordándose de eso.

 

-recién ahora nos acordamos, ya se es tarde- dijo Blaise. 

 

-¿Voy por eso?- preguntó. 

 

-No, déjalo así. 

 

-Crabbe ya se fue a dormir, yo también me voy. 

 

-Buenas noches. 

 

Al cabo de varios minutos el joven por fin dormía. 

 

Draco se encontraba en el salón del gran comedor mirando con seriedad el lugar, este ahora lucía sin luz, pero la luz de la luna que entraba por las ventanas grandes alumbraban un poco. Miró hacia el sector de Gryffindor odiando con sus ojos la parte donde Potter se sentaba junto a Granger y Weasley, tenía tanto odio que miraba con desprecio esa mesa. 

 

Sin decir nada caminó con pasos lentos hacia la entrada del patio, salió y miró la luna. Aquella belleza que lanzaba su luz sobre el rostro pálido del joven. Con mucha tristeza se dirigió hasta el lago, al instante empezó a notar que los árboles no se movían, parecía que el tiempo se había detenido solo para él. 

 

La extrañeza era profunda, aun así miró hacia el cielo acompañado de estrellas, hasta que de repente un viento surgió del lado izquierdo tan fuerte que le golpeó la cara, movió su cabeza y notó que del cielo venía un pájaro gigante, el animal bajó fuertemente a la tierra y cerró sus alas, Draco se espantó con esto al darse cuenta que no era un pájaro gigante sino un hipogrifo, al acercarse vio más con claridad y reconoció al animal, era Buckbeak, tan bello como siempre. Draco bajó la cabeza al verlo, tenía miedo, suspiró hondo esperando su final. El animal se acercaba lentamente mientras que el joven no hacía ningún movimiento hasta que levantó la cabeza y notó que de arriba de Buckbeak había un hombre extraño que tenía cubierto el rostro. 

 

-¡Maldito Malfoy!- dijo y sacó la varita para apuntarle- ¡Deja en paz a mi ahijado!- exclamó completamente enojado, pronunció unas palabras que eran incomprensibles para Malfoy.

 

El joven sintió el hechizo darle un empujón hacia atrás ocasionándole un parpadeó confuso, al relajar los ojos vio que Buckbeak se fue junto al hombre por los cielos.

 

Malfoy reconoció que lo habían hechizado de nuevo, pero al recibir el hechizo no cayó al suelo sino más fue empujado. Notaba que estaba muy alto de lo normal; existía una fuerza sobre sí mismo, extrañado bajó la cabeza y vio que en lugar de piernas humanas tenía unas patas como las de un caballo con garras de águilas muy grandes. 

 

Rápidamente se acercó al lago e inclinó la cabeza, quería mirar por las aguas cristalinas en qué lo habían convertido, y cuando lo hizo, una alegría entró en su corazón, era un bello hipogrifo, con unos grandes ojos color naranja claro, su pico era maravilloso de color gris, su piel tenía un color celeste cielo. Se contempló atentamente mientras movía la cabeza de derecha a izquierda, se acordó en ese instante de las historias mitológicas, un gran deseo tuvo por su mente, quería emprender el vuelo e irse para siempre. No existía ahora el temor, ni la ansiedad, tampoco había dolor o rabia. Estaba bien.

 

-Al diablo todos – dijo para sus adentros y sin más comenzó a correr, sentía que la fuerza era inmensa y magnífica, entró en el bosque completamente alejado de toda presión, ahí aceleró más su corrida, observaba que con sus pisadas ocasionaron que las hojas caídas de las ramas salieran despavoridas, era hermoso saltar y esquivar árboles pasando por su lado velozmente. Los insectos y mariposas se levantaban asustadas de sus escondites debido a las pisadas que daba, las mismas volaban cerca de su rostro. 

 

Y en ese momento abrió sus alas y emprendió vuelo, sentía que esas alas eran más fuertes que sus pies, no había ninguna sensación de debilidad en su cuerpo, estaba disfrutando la libertad. El bosque quedó abajo cuando llegó al cielo, se sentía maravillado al ver esa naturaleza tan grande a los lejos. Era enorme, no tenía ganas de regresar al bosque, quería disfrutar ese viento fresco que llegaba a la cara como si fuera agua, no sentía ningún cansancio. Con sus ojos vio las nubes grises sobre el cielo azul, también veía las montañas inalcanzables, cerró sus ojos para seguir disfrutando de ese encantador viaje y cuando los abrió vio que él sol ya había salido. Miró hacia abajo notando que en un campo grande había vacas que a su distancia parecían chiquitas, cerca de ellas había caballos que corrían tranquilamente con su pelaje brilloso por los rayos del sol. También vio pequeños lagos que tenían a su lado piedras secas. Dio la vuelta para regresar notando que con ese movimiento el sol se metió para dar la llegada al atardecer y después a la noche con la aparición de la luna. Y su corazón le pedía regresar a tierra, lo hizo, pisó tierra seca que era de un gran campo libre del bosque, pero de inmediato ya no sentía esa fuerza sobre sí. Su vista le hacía ver qué todo a su alrededor era enorme y cuando bajó su cabeza descubrió que sus patas eran blancas con pequeñas uñas afiladas. 

 

-No otra vez no- dijo lamentándose al reconocer que era un hurón nuevamente – No por favor no.

 

-¡No te preocupes Malfoy!- gritó alguien - ¡Yo voy a ayudarte!.

 

Miró hacia el lugar donde provenía ese gritó con esa voz conocida. Harry venía corriendo de lejos, este sacó su varita y le apuntó, dijo algo que no escucho. De inmediato su cuerpo dio un salto involuntariamente que ocasionó que cerrara sus ojos temiendo lo peor, se preguntó en que lo convertiría Potter ahora, pero sintió un golpe fuerte conocido cuando cayó, al abrir sus ojos, vio que tenía piernas y brazos, era un humano por fin. Se tranquilizó mientras sentía un nudo en la garganta por las ganas de llorar, pero de felicidad.

 

-¡Ven Malfoy vamos a la colina, ¡Vamos!- ordenó Potter intentando tomar su mano pero este la ignoró. 

 

-No! ¡No quiero Potter, vete!  – le gritó enojado. 

 

Pero Harry lo insistió con una sonrisa en sus labios

 

-¡Vamos Draco! ¡Vamos a la colina, te gustará! - Harry siguió corriendo sin sacar esa sonrisa de su rostro. 

 

No supo porque el enojo se había ido, sin decir ningún reproche se levantó y comenzó a seguirlo. Ambos corrieron por ese gran campo verde y calmado, hasta que llegaron a una colina donde se detuvieron y Harry le señaló a lo lejos. La belleza de esa naturaleza era increíble, había una siembra de trigo y detrás de ella partes del bosque, a los lejos montañas, todo era hermoso y tranquilo, relajante, no había traumas sobre su mente.

 

-¡Draco, mira al cielo! – le señaló Potter amablemente.

 

Draco hizo lo que le pidió y vio que desde el cielo caía nieve, mucha nieve, el aire se volvió fresco, miró a Potter que lo miraba sonriendo, pero esa sonrisa no tenía maldad, sino más bien amistad. Las nieves cayeron sobre ellos, justamente de lo lejos empezó a llegar una melodía conocida. La cajita musical.

 

-Draco sonríe – le dijo Potter y de inmediato le mostró la copa de Quidditch- tómala- le ofreció para que este la recibiera.

 

Draco tomó la copa de Harry Potter y la miró, contempló el color plateado de esta como también el peso, sonreía mientras sentía que las lágrimas caían por su mejilla. Potter lo miraba sonriendo y más tarde cerró los ojos para levantar la vista y respirar ese aire fresco. No existía odio. Draco levantó la copa hacia arriba para reír de felicidad, estaba muy feliz que no sentía miedo. Al instante la copa comenzó a desvanecerse convirtiéndose en copos de nieve hasta caer al suelo, miró a Potter y asentó la cabeza para decirle que estaba bien, después volvió a mirar los copos de nieve. Un maravilloso momento vivía.

 

-No soy Harry Potter, soy tu corazón Draco Malfoy- el joven rubio volteó extrañado por lo que escuchó, pero ahí estaba Harry Potter – te estoy hablando desde dentro de tu cuerpo, por favor olvídate de Potter, olvida a Granger, a Weasley, a Moody, hazlo por favor porque si sigues con este odio, harás cosas malas usando tu cabeza y al final tu corazón pagará las consecuencias.

 

Sin embargo, Draco no comprendió lo que escuchó y sin darle importancia, cerró sus ojos para seguir disfrutando de ese aire tranquilizante. 

 

 

Se despertó del sueño para parpadear varias veces y cuando sus ojos estaban abiertos sintió una tristeza al recordar lo que había soñado, de inmediato comenzó a llorar, levantó la cabeza para liberar ese llanto, reconoció que el odio, la ira, el enojo, la tristeza habían vuelto y más fuerte que nunca, le dio tanta bronca haber soñado con Potter.

 

-Que injusto -pensó, sintiéndose más horrorizado al saber que había perdido la copa- te odio Potter y siempre te odiare. 

 

Pansy y Blaise al ver que lloraba se acercaron a él.

 

-Ya, ya, Draco no tengas miedo- exclamó Pansy acariciándole la frente sudada del joven – nosotros estamos aquí. 

 

-Por favor Draco, tranquilízate.

 

-Blaise-suplicó- por favor déjame llorar. 

 

Pansy se sentó a su lado y empezó a acariciar sus manos. 

 

 

Estaba cansado de tanto dolor, de no poder sacar esa tristeza que le invadía la mente y el corazón. Entonces sin importarle nada lloró; y ese llanto invadió el cuarto. Sus amigos lo escuchaban y ninguno tenía ganas de detenerlo, comprendieron que era mejor liberar la tristeza para siempre. 

 

Después de varios minutos en que el llanto se volvió muy melancólico, Blaise y Pansy comenzaron a llorar también, sin temer lo cubrieron con sus brazos para consolarlo. 

 

Así pasaron varios minutos más en que el joven lloró hasta que de poco en poco sus lágrimas se detuvieron y empezó a respirar ansiosamente. Después se sentó en la cama para mirar a sus dos amigos.

 

-Yo no puedo más- expresó con voz baja mientras se sacaba las lágrimas de sus mejillas- estoy sufriendo mucho, siento que me muero, mi alma está perdiendo fuerza, ya no siento la alegría que tenía antes, ahora veo todo oscuro, como si me estuviera perdiendo en la nada, solo tengo la fobia de que me conviertan en animal, después está Potter que quiere hacerme daño- decía mientras inclinaba la cabeza, sus amigos no decían nada solo tenían una mirada triste mezclada con las lágrimas- si tan solo pudiera sacar este odio o utilizarlo en contra de él lo haría pero todo me sale mal. Él me gana. Ya no sé qué hacer. 

 

-Draco- exclamó Blaise mirando sus manos- me duele mucho verte así, estás tan débil mientras otros viven felices, sobre todo esos Weasley. Yo daría todo por recuperarte, para que seas el mismo de antes, haría cualquier cosa- le tocó la cabeza y se sorprendió al ver que Draco no hizo ningún reproche- soy tu amigo y Pansy también lo es. Sabes que nunca te vamos a abandonar sin importar que seas un maldito canalla- dijo sonriéndole- y todos estos días sufrimos contigo, queremos que regreses, que vuelvas a ser el mismo de antes, pero como vemos que no es posible- lo miró fijamente – voy a ayudarte, tus amigos y yo lo haremos. 

 

-¿Qué harás?- preguntó Draco.

 

-Vamos a vengarnos de Potter, te ayudaremos, ¿verdad Pansy?- preguntó mirando a la joven. 

 

-Si por supuesto, aquí estoy para todo- respondió al instante.

 

-Yo Blaise Zabini te prometo que voy a estar a tu lado para ayudarte a lastimar a Potter- le dijo a Draco y colocando su mano en el hombro continúo- pero lo lastimaras tú Draco… tú Draco Lucius Malfoy le vas a romper el corazón a Harry Potter y no solamente eso- añadió sin dejar de mirarlo seriamente – también le cambiarás la vida para siempre. 

 Escuchar: Ruth B - Dandelions (Sub. Español / 

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