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Saving Contract por only_hope

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Notas del capitulo:

¡Hola de nuevo!
aquí con otro capítulo, espero les guste (;

La voz de Eris no paraba de resonar en su cabeza a medida en que pasaban los minutos dentro del gimnasio. Todos los demás se habían aburrido de esperar; lo que había comenzado con risas y bromas que bordeaban expectación, se había tornado en quejas e impaciencia con el paso de la primera media hora. La hora clase estaba a punto de terminar, y tanto Ian como Mark y Tyler se habían puesto a fumar en una esquina, con expresión aburrida. Axel se quedó junto a Anthony y Gabe, jugando distraídamente a las cartas en lo que esperaban a que Cameron soltara su nintendo switch y se los prestara.

 

Hacía tiempo que Axel dejó de cuestionarse qué avances tecnológicos de ese mundo estaban empatados con los de su verdadero mundo. Anthony soltó un sonido de inconformidad al ver que Gabe volvía a ganar en las cartas, lanzando su mazo al suelo, preguntó - ¿Seguro que ese idiota se creyó tu actuación, Axel? Ya casi es la maldita hora.

 

Él se encogió de hombros en un ademán desinteresado, tomando las cartas para volver a mezclarlas. - Ya te dije que sí. No tengo idea de por qué no llegó.

 

-Quizá tu letra no fue lo suficientemente convincente - Axel pensaba que Ian no estaba prestándoles atención hasta ese punto, soltando aquel comentario mordaz y viendo con el ceño fruncido a Anthony. En cuando éste parecía querer contraatacar, Cameron añadió sin apartar la vista de la pantalla - Ya, no fue culpa de nadie, quizá veía venir la trampa. Ya tendremos otra oportunidad después.

 

Anthony gruñó, guardando sus cosas. - Eso espero. Qué pérdida de tiempo.

 

Axel desvió la mirada, todos los demás no estaban más entusiasmados tampoco. Con el ánimo por los suelos y comentarios pasivo agresivos, fueron saliendo sigilosamente del gimnasio. Se tomó su tiempo para recoger las cartas y terminar de recoger sus cosas, sus movimientos, desde que había entregado el citatorio, evitaban la cuenta regresiva que estaba siempre a su lado, recordándole la misión que acababa de sabotear. Los números llegaron a cero una vez quedó solo en el gimnasio, con un chillido tan fuerte, que Axel agradeció estar solo, pues el terrible sonido lo hizo encogerse y cubrirse los oídos.

 

[Estado de la misión: Fallida. Iniciando protocolo de castigo]
“¿Castigo?” Tragó saliva con nerviosismo, si pensó que el chillido en sus oídos había sido insoportable, no había experimentado aun lo que seguía. En medio de aquella quietud y silencio en el gimnasio, sintió como si una corriente eléctrica le hubiera atravesado  el cuerpo entero. Cayó de rodillas, soltando pequeños espasmos que agitaban su pecho.

 

<<300 puntos han sido restados de tu puntuación >> Sobre su cabeza, Eris lo observaba resuelta. <<¿Satisfecha con los resultados?>>

 

Desde el suelo, apenas podía respirar con dificultad. —¿Será así cada vez que falle una misión?

 

—No necesariamente — Admitió ella. —Va a depender de la puntuación que pierdas, y de las habilidades que desbloquee. Sólo recuerda que en cualquier momento comenzarán los hechos de la novela original y necesitas los puntos y las habilidades para ese momento.

 

—¿los hechos de…? — Quería preguntar más al respecto, pero la espíritu hizo un ademán para que guardara silencio, señalándole la puerta del gimnasio. Lo siguiente que dijo Eris fue en su cabeza.

 

<<Hablaremos después, alguien te está esperando>>

 

Él suspiró, sus movimientos luego del castigo eran más limitados al momento de tomar su mochila. Una vez que estuvo frente a la puerta asomó la cabeza, recordando que había que salir de ahí con cautela, viendo únicamente a Ian ahí, esperándolo. Al llegar a su altura, el pelinegro le mostró el candado del gimnasio. - Hay que dejar la menor evidencia posible. - Le había dicho casualmente, antes de reparar en las expresiones de Axel. - ¿Estás bien? Parece que alguien te lanzó de un segundo piso.

 

—Jaja — Balbuceó él de mala gana. Acomodando su mochila sobre su regazo con cuidado respondió — Podría estar mejor, gracias por esperarme, aunque fuera para cerrar.

 

El otro hizo una mueca para restarle importancia — ¿Van a pasar por ti?

 

Se encogió de hombros, la cabeza le palpitaba por lo que acababa de pasar y las quejas de los demás chicos. Frotó sus sienes con los dedos. - Sí, lo  bueno de todo es que mis padres no están, ya es un peso menos. - Le vio asentir con un gesto de comprensión. Seguía sin saber qué tanto sabría el contrario, pero era reconfortante poder externar al menos un poco de lo que sucedía, de lo mucho que repudiaba su situación. Ian fue cerrando el gimnasio. - Iré contigo, sólo revisa que no haya nadie vigilando.

 

Asintió, dándole la espalda para corroborar que nadie estuviera al rededor. No creía, después de todo, a ese punto el gimnasio quedaba lo suficientemente retirado del resto de salones y las salas comunes que acostumbraban los estudiantes. Sus pupilas se encogieron en sorpresa, no se esperaba chocar miradas con nadie, menos, de todas las personas que podrían estar ahí, con Abel Girard. No cuando le dijo en la nota de la manera más expresa posible que no se apareciera ahí.

 

Abel los miraba fijamente, el rastro de miedo que había percibido en sus encuentros anteriores se mermaba por la distancia que los separaba. Y el contacto visual era tan denso, que Axel tuvo que parpadear varias veces para romperlo, escuchando entonces el chasquido del candado al cerrarse. Tomó la muñeca de Ian, tirando de él en dirección contraria. - Vámonos - Bramó, evitando a toda costa volver a mirar hacia atrás.

 

-¿Qué traes? ¿Había alguien? - Ian quiso voltear, siendo empujado con urgencia por el pelirrojo, interpretando aquello como una afirmación bajó su tono de voz en seguida, acelerando su paso para huir por otra parte.

 

Abel siguió con la mirada el rumbo de ese par. La sorpresa no había abandonado su cuerpo sino hasta que comprendió que estaba solo en el pasillo. En principio, cuando había visto salir a los otros idiotas se había ocultado entre los recipientes de basura. Encogiéndose lo más que podía para no ser atrapado en el rincón más solitario de Westbrook por ellos. Esa era su idea, sólo ir, ocultarse y corroborar. Pero, a medida en que iban saliendo, con sus comentarios venenosos y quejas al no haber golpeado al “perdedor”, un sabor amargo iba creciendo desde la boca de su estómago, trepando dolorosamente hasta su lengua.

 

Era una trampa, el entrenador ni siquiera estaba ahí. Querían acorralarlo en aquel gimnasio, burlarse de él y darle otra paliza, mientras grababan todo el proceso. Cada broma cruel que soltaban en comentarios no dejaba nada a su imaginación. ¿Por qué? ¿Qué les había hecho él para estar ahí, escondido y temblando ante la idea mientras ellos ventilaban la frustración por no poder meterse con él?

 

Fue entonces que había salido de su escondite, apretando con fuerza sus puños. Esperaba… ¿Qué era lo que esperaba al ver salir a Axel Ivanov y a su fiel perro guardián? El pelirrojo simplemente lo vio y se marchó junto al otro. Él, mientas tanto, se estaba recuperando de la conmoción.

 

Su mano extendió de nuevo la nota que había recibido.

La caligrafía le era desconocida, pero bien, no era como si de todas las personas, Abel Girard tuviera la oportunidad de hojear los apuntes de los demás. Sin embargo, aún con esas seguía sin entender, ¿quién habría escrito aquello? ¿Fue para… advertirle?

 

¿Habría siquiera una sola persona en el alumnado que legítimamente se preocupara por él?

 

Pasó los dedos por la letra desconocida, sintiendo el atisbo de la calidez en medio del amargo frío que ya conocía muy bien.

 

 

Las clases de teoría eran, por mucho, las que Axel empezaba a odiar más. Casi todas por la mañana, todas tan monótonamente aburridas que sólo podía robar el café de Cameron y usar la broma local para despejarse.

 

Estando tan aburrido y sin querer prestar atención, invocó a Eris, pensó <<¿A qué te referías con lo de ayer? >>

 

No pasó mucho tiempo para que ella le explicara <<Los hechos de la historia comienzan con Roxanne, nuestra protagonista femenina, cuando, después que la relación de su padre con la madre de Ian, decidan inscribirla a Westbrook. Después de eso, tendrás que hacer misiones más importantes, si no has desbloqueado más habilidades, ni tienes puntos que te respalden, te puedes ir despidiendo de tu contrato>>

 

<<Pero, ¿qué es lo que tengo que…? >> Su pregunta, así como toda su concentración se vieron interrumpidas cuando, al bajar la vista, notó que en medio de los apuntes de su clase, una oración apareció sola.

 

Contuvo el aliento, leyendo en silencio la pequeña y comprimida letra desconocida. "Hey, gracias por tu advertencia de ayer. Te debo una".

 

Axel apartó la vista en seguida. No muy lejos de su asiento, Abel simulaba estar poniendo atención, con los ojos fijos en su cuaderno. Suspiró, buscando darse con él gesto algo de calma y, evitando que alguno de sus compañeros lo notaran escribió "?????" en su cuaderno, remarcando cada signo.

 

"¿Te asusté? Perdón, sólo quería agradecer. Eres libre de no responderme más".

 

Evitó volver a voltear hacia el rubio. Tragando saliva, se lo pensó un poco. Ese hechizo era el de las cartas del arlequín, lo había visto en una o dos clases y era bastante sencillo; como mensajería instantánea, podías escribir un mensaje y este aparecería en el papel más cercano que la otra persona tuviera a la mano. Claro, sólo lo podías usar cuando conocías la letra de tu destinatario. Y este podría contestar de vuelta a través del mismo papel.

 

"La nota" pensó, cayendo en la cuenta que, por mucho que hubiera querido estar listo para cualquier inconveniente, genuinamente no se esperaba esto. Haciendo como que escribía lo que él profesor Mu decía, escribió en su cuaderno.

 

"No, esta bien. Solo me tomaste de sorpresa. Eres Abel, ¿verdad?"

 

"Así es, ¿y tú eres…?"

 

Axel reprimió el ataque de tos que quería darle producto de la ansiedad. La risa de Eris resonó en su interior. <<Bueno, ya tienes el interés del protagonista, ¿qué vas a responder, forastera?>>

 

Titubeó, antes de garabatear una respuesta. "Qué aburrido revelar desde un principio tu identidad, ¿no crees? Los misterios son más divertidos".

 

A distancia, le pareció escuchar una risita de parte del rubio. Bajó la cabeza, para evitar que fuera tan obvio el que había sonreído en respuesta. ¿Podía sonar más pretencioso que eso? ¡No se le había ocurrido nada mejor!

En su cuaderno, la contestación apareció.

 

"Curioso, pero lo aceptaré. Aún asi, ¿hay alguna manera en que me pueda referir a ti?"

 

"Digamos que, mi nombre quizá empiece con I."

 

Eso era verdad, técnicamente. Consideraba usar el nombre de Tara, pero, por muy raro que pareciera, revelar algo como eso le haría sentirse aún más expuesta. Su identidad como Axel, aunque fuera más arriesgada, le convencía que realmente no era Tara quien se estaba exponiendo.

 

No directamente.

 

"Ok, gracias, I."

 

"¿Gracias?"

 

"No muchos se acercan para ayudarme, menos se toman el tiempo de hablar conmigo".

 

Axel se inclinó para escribir mejor sin que los otros pudieran ver el contenido del cuaderno. Desde la nueva posición, era imposible poder ver a Abel, pero pensaba, ¿Cómo lucía al escribir aquello? ¿Estaba hablando en serio?

 

Por su mente pasaron las cosas que había tenido que participar las últimas semanas, el incidente del café, los empujones en los pasillos, las cosas del rubio derramadas en el piso, ¿realmente nadie se había acercado siquiera para ver cómo estaba?

Sin pensarlo dos veces, escribió.

 

"Sólo hice lo que un humano decente hace. No hay nada que agradecer. No entiendo qué mierda tienen en la cabeza esos idiotas"

 

<<¿No estás escupiendo al cielo? >>

<<Cállate, no es lo mismo>> la risa de Eris resonó de nuevo, pero no intercedió en su lugar, lo que hasta cierto punto le tranquilizó.

 

"Somos dos, pero ya me acostumbré. Lo que me interesa es… ¿Cómo te enteraste?"

 

"Escuché a Ian decirlo" Eso tampoco era mentira, literalmente lo había escuchado porque era a él a quien le estaban planteando el plan.

 

Después de un momento añadió "No sé si pueda, pero si llego a enterarme de algo más te lo haré saber. Por si acaso… Ve con cuidado"

 

Abel suspiró desde su lugar. "Tener cuidado", suponía que no le quedaba de otra. Aún así, no pudo evitar el sentirse reconfortado. En cada aula en la que estaba, le habían hecho sentir que estaba siendo vigilado todo el tiempo, con ojos intimidantes, esperando el momento para atacar, expectantes a sus errores, sus debilidades.

Era reconfortante que para variar, alguien lo estuviera viendo con preocupación.

 

"¿Estamos juntos en alguna clase?"

 

"No". Axel sintió la paranoia querer trepar por su cuello ante la posibilidad de ser descubierto, en tanto la respuesta de Abel le hizo ver que realmente no tenía idea de quien podía ser, respiró aliviado, encontrándose con la mirada curiosa de Ian.

 

—¿Me perdí de algo? — Balbuceó, cerrando el cuaderno.

 

—No pensé que te gustara tanto esta clase. — Respondió el pelinegro. —ni siquiera hablaste.

 

—Las clases son para aprender — Axel guardó sus cosas al decirlo, sonriendo. No sabía la razón, pero de pronto se sentía de muy buen humor. —¿Nos vamos?

 

Ian estaba a punto de asentir, cuando el quejido de parte de Cameron llamó su atención.

—¿En qué momento ese gusano se escurrió?

Por toda contestación, ambos voltearon en dirección a la banca de Abel, que ahora estaba vacía. Seguramente, se había ido aprovechando la aglomeración de estudiantes una vez que la clase se acabó.

 

Reprimió un suspiro de alivio al caer en la cuenta de ello. Se encogió de hombros —Ni hablar, ya tendremos oportunidad en otro momento. — y poniendo la mano en el hombro de Ian, le instó a salir del aula.

Notas finales:

¡Gracias por leer!

Recomendación random de la semana:

Ghost - Mary On A Cross (Official Audio) (youtube.com)


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