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EL EPÍTOME DEL EROTISMO por SonDanSaiyajin

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Notas del capitulo:

:) Acepto abiertamente comentarios. 

   Capítulo 3

—Bienvenidos'ttebane— los recibió con una sonrisa abrazando efusivamente a su amiga.

Cualquiera que conociese a Kushina y Mikoto jamás deduciría que fuesen amigas. Por un lado, Mikoto era tan elegante, cuestión que no era fingida pues naturalmente era algo que exudaba por cada poro de su piel, era una mujer refinada y nunca alzaba la voz. La vestimenta era bastante sobria, conformada por un lindo vestido negro liso, de manga larga que emblanquecía más su piel y unos lindos zapatos de tacón bajo muy elegantes. Su cabello recogido en un peinado sencillo y un discreto maquillaje le daban esa imagen distinguida de los Uchiha sin siquiera esforzarse.

Mientras que por otro lado su bermeja amiga era todo un mar de  expresiones, decía lo que pensaba precisamente sin pensarlo, era todo calidez y afecto mientras no presenciara ningún acto de injusticia porque en ese momento Kushina daba en verdad miedo. Alegre hasta en su forma de vestir pues sin ningún peinado y con su rebelde cabello rojo suelto completaba su bonito vestido blanco de flores amarillas y un par de sandalias blancas dando ese toque de sol de verano que su hijo mayor había heredado, esa sensación de iluminar y alegrar todo a su paso con su única presencia y ese don de cambiar el corazón de las personas.

Justo por estas razones su amistad había perdurado años incluso cuando ambas ya habían formado su familia, pues durante su juventud se complementaban muy bien ya que mientras Kushina daba valor a la retraída Mikoto, esta daba paz a la alocada Kushina.

—¡Oh, pero mira que lindo estas! — con sus manos acunaba el rostro del pelinegro menor dando  un sonoro beso en la frente, mientras este se limpiaba  con la manga de su camisa y le enviaba la mejor mirada asesina en su repertorio, pero al parecer los Namikaze Uzumaki eran totalmente inmunes a ello.

—Itachi pero que grande y guapo dattebane—otro abrazo.

—Gracias Kushina-san—como siempre Itachi era pulcro hasta en sus modales.

El recibimiento de Kushina hacia los Uchiha fue muy caluroso, realmente les tenía mucho aprecio, mientras Minato les daba la bienvenida y platicaba amenamente con Fugaku todos pasaban a la estancia. Naruto se ponía de pie saludando educadamente a cada miembro hasta llegar al menor que aún seguía en el recibidor.

Era hora.

Era hora de molestar.

—Hola Sasuke-chan ¿viniste por tus galletas? — oh si de verdad le gustaba incomodar a ese mocoso.

El Uchiha menor se cruzó de brazos, lo escaneo de arriba abajo  y con una sonrisa altanera le respondió simple y llanamente

—dobe. 

—Pero que grosero te volviste pequeño Sasuke dattebayo— sonrió zorrunamente y preparo su ataque —¿Dónde está el tímido Sasu-chan que se escondía tras las macetas? —hizo un puchero fingido.

Vergüenza... Sasuke sintió vergüenza por que recordó el flashback que tuvo el día anterior y que jamás pensó  que el mayor recordaría, un sonrojo furioso lo invadió, pero con todo el auto control y seguridad respondió.

—No se dé qué me hablas D-O-B-E— bastante convinsente. 

La sensación de adrenalina que recorría su cuerpo por conseguir abochornar al menor, lo revitalizaba de una manera incomparable percatándose que esa emoción no lo invadía desde sus años de adolescencia cuando todo era una aventura nueva en su vida, en ese momento lo sintió... se estaba metiendo en un terreno peligroso y aun así continuo.

—Niño grosero— se mofó con falsa indignación y de un solo movimiento pasó su brazo por los hombros del menor a la vez que con su mano libre le despeinaba su impecable cabello como si de un infante se tratara.

—Su...suéltame usuratonkashi—estupefacto por tal atrevimiento, nadie lo había tratado con tal insolencia ¡ni siquiera Itachi!  ¿pero que le pasaba a ese rubio irrespetuoso?

La loción de Sasuke olía a chocolate amargo, no tan dulce y no tan empalagoso, su cabello se deslizaba sedoso y con facilidad por los dedos, su rostro era más bonito de cerca por que se podía apreciar las negras pestañas detalladamente y como si de una película en cámara lenta se tratara, podía ver el movimiento de como estas se abanicaban cada que parpadeaba. Naruto estaba cayendo en su propio juego, así que se dispuso a soltar al muchacho al darse cuenta el desacertado rumbo que sus pensamientos estaban tomando.

—Ya ya, no te enojes Sasuke-kun— reía divertido mientras trataba de volver a peinar con sus dedos los mechones  de un colérico adolescente.

—Que me sueltes usuratonkashi— si la venita de su frente seguía hinchándose esta terminaría explotando, sin más dilación se dispuso a dar zancadas rumbo a donde se encontraban conviviendo los demás mientras le daba forma a su peinado frenéticamente.

—Mocoso...—murmuró  parado en el lugar donde antes había estado el pelinegro y de su rostro nació una sonrisa de anhelo. Ese era el defecto más grande del rubio, el ser impulsivo no siempre traía cosas buenas porque su carácter soñador y curiosidad innata lo podían llegar a hacer anhelar cosas que sabía, no eran correctas.

La cena transcurría con normalidad a la vez que en el jardín de la bonita morada Namikaze, 2 jóvenes platicaban sentados en el largo banquillo de madera frente a los preciosos girasoles de Kushina a la vez que veían la noche estrellada.

—¿Por qué?

—No lo se.

—Esa no es una razón.

—Miedo supongo...

—¿Miedo?

—Por favor Itachi.

—Solo quiero saber.

—Éramos más jóvenes y estaba confundido.

— ¿Por eso te fuiste?

—Si.

—Estaba perdidamente enamorado de ti.

—...

—...

—Lo se.

—Moría y vivía por ti.

—Lo sé— sus ojos se cristalizaron pero logró detener las lágrimas.

—Entonces ¿Por qué?

—No lo sé...

Soltó una risa resignada—Hace frío, iré adentro— con lentitud el pelinegro metió sus congeladas manos dentro de su chaqueta y se dispuso a entrar a la cálida casa a continuar la cena en compañía de los demás.

—Itachi—el tono salió roto y apenas audible cuando este se encontraba lejos a la vez que alisaba con sus manos sus rubios y lacios cabellos largos despeinados por el viento frío mientras una lágrima lo traicionaba y su corazón dolía con intensidad.

¿Qué estaba pasando? ¿Por qué lo miraba tanto? ¿Por qué nadie lo notaba? y peor aún ¿Por qué le gustaba tanto tener su mirada puesta en el?, sin darse cuenta de sus propias expresiones el pelinegro menor comenzó a fruncir el ceño en demasía cuando de un momento a otro Itachi le dio un discreto codazo.

—¿Pasa algo ototo?

—No—descarto rápidamente picando su ensalada mientras enfocaba  su atención en la conversación que se llevaba a cabo entre los mayores de la mesa.

Sus dedos eran largos y la manera en la que come era tan refinada, pero se le daba de manera natural, sus movimientos tenían gracia, es como si su cuerpo no pesara y todo lo hiciera con suavidad...Naruto estaba embobado en sus pensamientos, ¿pero que tenía ese chico más allá de una bonita imagen? ¿por qué se sentía como en un juego donde tienes que seguir las pistas para poder resolver el acertijo? ¿sería su manera tan hosca de ser que lo llenaba de infantil curiosidad? le daba la impresión de estar muy lejos de él a pesar de que estuviera al otro lado de la mesa, como si un halo de luz lo mantuviera fuera del alcance de cualquier persona.

Esto es muy raro.

Estoy actuando muy raro.

Así se sentía el blondo sumergido en sus pensamientos, pero finalmente se lo estaba atribuyendo al exceso de trabajo de la empresa ya que adaptarse a la rutina había sido todo un reto, sobre todo después de haber vivido viajando de un lugar a otro sin ninguna responsabilidad a cuestas. Eso debía ser, no podía ser otra cosa después de todo su vida se había convertido en algo rutinario y desde que arribó nuevamente a Konoha ya nada suponía un reto, no había nada nuevo ni nada emocionante, tal vez solo debía salir un poco más y entretenerse por ahí.

Después de haber terminado la cena, los reunidos se disponían a pasar a beber té a la sala para amenizar más el momento. Deidara ya se había retirado argumentando lo cansado que había resultado su viaje, Fugaku presumía los logros de Itachi dentro de Akatsuki Originals a Minato quien lo felicitaba efusivamente, Kushina y Mikoto platicaban en la cocina sobre sus amados retoños mientras que Sasuke se dedicaba a leer un libro que con toda confianza tomó de la repisa de los Namikaze.

 De imprevisto el rubio tonto se dejó caer junto a él en el sillón y el pelinegro ni se inmuto, había decidido que lo iba a ignorar.

Naruto lo miraba insistentemente con curiosidad para llamar su atención, tenía evidentes ganas de molestar al Uchiha menor.

—¿Qué lees? — con la curiosidad infantil  trataba de asomarse a ver qué libro había tomado el pelinegro.

—Un libro— sin mirarlo respondió este mientras se repegaba al borde del sillón para que el entrometido no viera.

—¿Qué libro?

—No te incumbe dobe—  replicó escuetamente mientras pasaba la página del libro.

—Ay qué desconsiderado teme—hizo un infantil puchero mientras que con solo estirar el brazo arrebataba el libro de las manos del pelinegro.

—¡dámelo! — trataba de alcanzarlo.

—¿Kojiki? ¿Qué edad tienes? ¿40? ¿no deberías estar hablando con tus amigos por celular o en las redes sociales?

—No es mi culpa que tu seas un anciano inmaduro, esas cosas a mí no me interesan— encogió los hombros.

—¿Anciano yo?  yo soy un hombre muy maduro'ttebayo— se indignó. —Y muy joven. 

—Pff—se bufo —se nota en tu vestimenta usuratonkashi —mientras lo miraba de arriba abajo con la burla pintada en su cara.

—¿Qué tiene mi vestimenta? —frunció el ceño indignadísimo.

—¿Qué que tiene? Mira esas bermudas de playa y esa camiseta naranja chillón —lo sometió a un escarnio aunque evitando mencionar a toda costa lo atractivo que le parecían sus trigueños brazos musculosos. Claro que en su mente el pelinegro justificaba ese pensamiento bajo el argumento de que solo aceptaba cuando un hombre era atractivo, pero nada más... el incluso se consideraba asexual, ya que en sus cortos 18 años no había tenido problemas de faldas ni mucho menos de pantalones y estaba muy orgulloso de eso.

—¿Ah sí? pues tu vestimenta es...es...muy...muy —nisiquiera sabía que decir, la vestimenta del Uchiha, aunque informal, era impecable como todo el en general, lo cual de cualquier forma tenía que ser así, después de todo la empresa de los Uchiha era de moda.

—¿Muy que usuratonkashi? —realmente se estaba divirtiendo discutiendo con el supuesto "adulto" y sus gestos infantiles, no entendía como el rubio idiota podía ser presidente de una empresa como Namikaze Publicity.

—Sasuke es hora de irnos—interrumpió Itachi el divertido monólogo.

—Bien— el azabache se levanto del sillón mientras con una sonrisa burlona hacia una breve reverencia a el adulto —Adiós Uzumaki-san.

—Adiós Uzumaki-san— repitió Itachi de manera respetuosa.

Ambas familias se despidieron, Naruto decidió quedarse esa noche en casa de sus padres mientras los Uchiha regresaron a hogar.

************************************

 

—¿Shikamaru? Mmmm...—no definitivamente su peinado de piña no le gustaba y era muy perezoso.

— ¿Kiba? Ught— se le pintó una mueca de asco, ese era un pervertido de primera.

—¿Gaara? —No su rostro era raro y su piel más, ni siquiera tenía cejas.

—¿Lee? —se puso pálido de solo pensar en sus saltones ojos y su exceso de cejas.

—Definitivamente no me gustan los hombres. 

Así llevaba más de 1 hora  dando vueltas en la cama, repasando su lista de camaradas.

¿Por qué? Porque estaba confundido.

¿Por qué estaba confundido? Por un par de ojos negros y una blanca piel que además de todo pertenecían a un varón.

Un varón adolescente.

Y los pensamientos de Naruto no estaban errados, de verdad a él no le gustaban los hombres, le gustaban las mujeres y siempre fue así. Se sentía ridículo, era un hombre hecho y derecho de 33 años como para andarse confundiendo, pero ¿Qué podía hacer?, es así como se sentía por culpa del mocoso, en esa cena lo comprobó, se sentía tan estúpido, en verdad era inmaduro, pero no respondía su duda ¿Qué le atraía del muchachito egocéntrico ese?, era un muchacho como muchos otros... no...no era verdad, Uchiha Sasuke no era como otros de su edad, le gustaba leer literatura aburrida, había escuchado en voz de Kushina que era bueno en prácticamente todo, poseía un carácter de limón, eso sin dudarlo y a esas características se le sumaba la energía erótica tan atrayente. 

Naruto sonrió mientras sus párpados se cerraban y se abandonaba a los brazos de Morfeo.

******************************

No le gustaban.

No le gustaban sus propias reacciones.

Sentado en su cama, recargado sobre la cabecera y con sus audífonos puestos escuchando las 4 estaciones de Vivaldi, se encontraba reflexionando  con sus ojos cerrados.

—Rubio idiota.

Había ocasiones en que podía pasar días enteros sin sonreír y las veces que lo llegaba a hacer era con su madre y rara ocasión con Itachi o Fugaku, casi casi contabilizaba sus sonrisas, le gustaba tener el control de todas sus reacciones y en esa cena al menos sonrió unas 6 veces, aunque fuera para burlarse del Uzumaki inmaduro. Nunca conoció una persona con tal nivel de insolencia. Se quito sus audífonos y apagó su lámpara de noche.

Sasuke sonrió mientras sus párpados se cerraban y se abandonaba a los brazos de Morfeo.

 

*************************

—Buenos días Hina, te traje café—alegremente  depósito el vaso en el escritorio de su secretaria.

—Bu...buenos días, Naruto-san—la linda mujer de cabellos negros y hermoso rostro bajaba la mirada y se sonrojaba ante su jefe.

—¿Qué dijimos Hina? solo dime Naruto.

—S...Si. 

—¿Qué hay para hoy?

—Reunión con Miroku-san a las 10:00 y hoy se entrega la cotización publicitaria  para cadena Rasengan.

—Bien Hinata, gracias— el rubio se disponía a entrar a su oficina.

—Oh espere, Tsunade-san ha tratado de comunicarse 2 veces.

—De acuerdo en un momento le llamare, gracias nuevamente Hina— sonrió cálidamente mientras abría su oficina y giñaba un ojo a su secretaria, la coquetería estaba en su naturaleza y simplemente no lo podía evitar.

Cabe mencionar que la pobre mujer casi se desmaya.

Hola Obaa-chan. 

Hola mocoso malagradecido llevo días tratando de contactarteregañaba la mujer a su nieto vía telefónica.

Perdóname abuela hoy te visitare te lo prometo dattebayo.

No me quedes mal mocoso, te extraño.

Yo también obaa-chan ¿Cómo va el instituto?

Seguimos siendo el mejor del país por supuesto.

—Naruto-san lo buscan de Orikuge beauty.

—Gracias Hinata, en un momento atiendo.

Obaa-chan, te tengo que dejar te veré en un rato, te quiero.

Adiós cariño.

 

***************************

—Sasuke-kun... Sasuke-kun—llamaba nerviosa la peli rosa al Uchiha menor mientras se dirigía a donde estaba parado listo para dirigirse a su hogar.

—¿Qué quieres Haruno? tengo prisa.

—Yo...yo quería pedirte disculpas por lo de aquella vez y decirte que ya renuncié a tu club de fans, tal vez se disuelva—con el corazón acelerado y sonrojada la hermosa muchacha trataba hilar correctamente las palabras.

—Qué bueno Haruno y está bien olvidemos lo que pasó— estaba por darse media vuelta y retirarse cuando Sakura lo jalo del brazo.

—Bu...bueno yo quería saber si quieres ir a tomar algo Sasuke-kun— la enamorada joven se atrevió a mirarlo a los ojos finalmente, arrepintiéndose de inmediato al encontrar una mirada fría e indiferente.

—No Sakura gracias, pero tengo cosas importantes que hacer— le respondió sin tacto alguno como ya era costumbre para la muchacha.

—Esta... está bien, otro día será... adiós, Sasuke-kun— de prisa la chica se dio vuelta recogiendo lo poco de dignidad que le quedaba y huyó de ahí sin chistar.

—Pff— resopló el azabache rodando los ojos ya dispuesto a partir  a su hogar pensando en los supuestos sentimientos vacíos que Sakura le profesaba siendo que ni siquiera lo conocía bien, cuando una voz conocida a sus espaldas lo sorprendió.

—Esa no es manera de tratar a una linda chica Sasuke-chan.

—Usuratonkashi— aun sin voltear  una casi imperceptible sonrisa se dibujó en su rostro.

                                                                                         Continuará...

 

Notas finales:

:)


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