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Kinktober Multifandom 2022 por PinkuBurakku

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Notas del fanfic:

Este evento se lleva a cabo gracias a una hermosa página, MULTIFANDOM en facebook, también lo pueden encontrar en Wattpad cómo scarlettstarkstrange, para que leen sus aportes. ¡Aún pueden anotarse al evento!.

 

Dia I: Deep Throating ( Garganta profunda) - Ironhawk. 

Día II: Bondage - Spiderpool

Dia VIII: Nipple play - Dark! Stony ( Hydra x S.I.M)

Dia IX: Vibrador - Ironpool. 

Dia XI: Juguetes /Plug - Winterbaron.

 

Notas del capitulo:

Dia I: Deep Throating ( Garganta profunda).
Pareja: IronHawk.
Advertencias: Contenido explícito. Ligero dom/sub. Fetiches.

   

     Ser un Vengador, uno de los héroes del mundo; es en definitiva, la mejor decisión que he tomado en mi vida, sin embargo no por los motivos banales que todos creen. Conozco al menos un puñado de todos los rectos héroes del mundo, que no hacen esto por altruistas, enamorados por la paz mundial o la necesidad de proteger a los demás; nonuestros motivos pueden ser mucho más oscuros. Depende de la carencia personal, el motivo para arriesgar la vida, salvando el universo; queda a simple vista. El capitán, tan recto cómo todos lo ven, acepta arriesgar su vida comandando a un grupo de inadaptados, sólo para tener la atención que necesita, la calidez humana que ha perdido en años encerrado en un bloque de hielo; todos los que conocía han sido consumidos por el tiempo, excepto él, es casi natural, buscar la calidez ajena, un nuevo hilo conductor que lo lleve a sus inicios; la atención ajena, retrocede el tiempo para el capitán, ser un líder, apuesto que pone dura su polla; le gusta mandar. Por otro lado, casi al otro extremo del espectro con una visión mucho más divertida, aparece en mi mente Tony; el insoportable Stark. El razonamiento detrás de sus acciones, es mucho más sencillo y por supuesto menos culposo, cómo todo el mundo cree; Tony, aunque al principio pudo componer la amalgama de culpabilidad, después de pelear dos guerreras y casi morir; ha mutado su sentir, para fortuna de cualquier ser consiente que le interese el hombre. Morir por culpa, no lo vale; Tony lo ha aprendido con ahínco. 

Lo que mueve al millonario, es mucho más que fama o la burda calidez humana; posee demasiado de ambas cosas, tampoco es la gloria implícita de coronarse ganador de una batalla; mucho menos, alzarse cual Dios frente a las masas; él ya se cree un Dios con mucho menos, de hecho él ya es un Dios, punto final. Lo que mueve a Tony, arriesgando su pomposo trasero en batalla, es la simple adrenalina; la viciosa necesidad de sentirse vivo, mientras la sangre explota en sus venas y los sesos, se elevan hasta que su perversa boca, se abre por jadeos incontenibles; Tony ama la adrenalina, y lo que dicha cosa le hace a su cuerpo, Tony ama sentirse vivo; eso le pone la polla tan dura, cómo lo hace con la propia al verlo elevado en su mundo lleno de serotonina. Aunque mis razones para ser un vengador, son incluso más burdas que las dos anteriores; componen a la perfección lo planteado, sólo componemos los héroes del mundo, por nuestras necesidades básicas no solventadas; las carencias que hemos tenido durante una vida, en mi caso particular, dicha cosa es el poder. No el poder absoluto de gobernarme rey del mundo, mucho menos, el poder corrosivo de creerme Dios cómo Tony, ni el poder de mover las masas cómo el capitán América. Mi poder es mucho más banal, serpenteante, oscuro e incluso sucio; mi poder viene de poseer el mundo mismo; mi mundo. Aunque todos me consideren el vengador menos atractivo, con menos poder o relevancia; la verdad es que tengo lo justo, para dejar libres mis delirios; sólo debo sostener la mano de un buen espectador, para alzarme sobre el mundo mismo. 

Por ello avanzo con decisión por los elegantes pasillos, de la empresa principal del amado señor Stark, atravesando con soltura su sistema de seguridad a pesar de ir armado, burlando toda su impoluta etiqueta al ir lleno de sudor, despeinado y con la ropa completamente desordenada. Vagando con sólo el poder que el diferencial de vengador, me brinda entre sus filas. Serpenteo con soltura sus pasillos resplandecientes, ignorando las miradas que me dedican con cada paso dado; un par de ellas, son de completa apatía, millonarios excéntricos cómo Tony que observan mi vestimenta con indignación, en comparación de sus carísimos trajes de diseñador; estoy tentado a mostrarles el dedo del medio, y mandarlos a la mierda, sin embargo me limito a ordenar un poco el cuero sucio de mi uniforme; avanzando cada vez más arriba, Tony siempre ha sido extravagante en cuánto a sus gustos, sólo lo mejor puede andar junto a su mano, por supuesto esto significa que tengo que subir al último piso de su jodida empresa; ir por la princesa mientras escaló la torre. Apuesto que la comparación, le encantaría, podría jugar a vestirlo para la ocasión; sin duda, sería todo un teatro, digno de disfrutar; quizás lo haga otro día, ahora, sólo quiero encontrar al maldito genio. 

Entre más pisos consumo, las miradas mutan con decisión, dejando los primeros pisos; la apatía queda de lado por la simpleza de la envidia, muchos de los que me miran sobre el hombro, muerden ligeramente sus labios o hacen cómo que no me han visto, son los mismos que han observado cómo hago el mismo trayecto más veces de la que una persona sensata, podría contar. Antes era cuestión de días esporádicos entre semana, uno o dos; para evitar las habladurías, según Tony, para evitar las sospechas, en mi dirección. No obstante, al final del día, ambos nos bañamos del poder sobre nuestros nombres, sobre todo sobre el ajeno, para aplastar los rumores colindantes a nuestra unión; déjalos que hablen, es siempre la respuesta del genio. Gracias e ello la recurrencia de las visitas entre compañeros, es absurdamente frecuente; tanto que Tony ha jugado con volverme su secretario; un puesto por completo lleno de perversión más que de coherencia, sin duda, le gustaría el panorama formado por la diferencia de poder, aunque comparto la misma directriz; tanto que siento los primeros vestigios de placer tornar la entrepierna suave, ligeramente animada; por ahora, disfruto componer el papel de amante esporádico, si es que debemos poner un nombre a lo que hacemos; uno burdo por supuesto, Tony me pertenece, en lo más simple de la palabra, en lo más perverso del concepto; tengo el poder para poder reclamarlo. Al pisar el piso de su oficina, me irgo tan alto soy, sin imponer por completo una presencia, careciendo de la destreza de la misma, pero en silencio, mis pasos resuenan cómo la mayor de las órdenes, para quién las escuchen. Para que él las escuche, si tiene la suerte de hacerlo. Nuestra conexión al desnudo, sólo en nuestro idioma. 

No soy detenido por su guarda de seguridad, mucho menos por su secretario; el mismo que es testigo mudo de nuestros encuentros, mismo que se muerde el interior de la mejilla, aguardando la respiración cuando penetro su espacio personal, pasando a su lado directo a la oficina de Tony; la cual siempre está abierta para mí, sin importar la hora o el día; casi es mi segundo hogar la excéntrica  estancia, después de la habitación del genio en la nueva torre vengador. No me molestó en tocar, ya he informado al hombre dentro, con la simpleza de mis pasos, mi imperiosa llegada. Al rechinido suave de la madera siendo abierta, las voces en el interior de la estancia, se evaporan al instante; al penetrar la oficina, todo termina por consumirse en completo mutismo. Anthony está en su centro de poder, detrás del grueso escritorio de maciza madera, con la espalda recargada en su trono de cuero; un vaso descansa entre sus dedos, mismo que refulge en ámbar, danzando entre un par de hielos, es obvio lo que bebe, tanto cómo el nada sutil estirón que sufre su cuerpo, al verme en el umbral de su puerta. Tony se endereza en un pestañeo, carraspeando al tomar su vaso; sus ojos me recorren de arriba a abajo, admirando mi traje sucio y la agónica capa de sudor que se niega a abandonar mi cuerpo, el cabello rubio revuelto y por supuesto, la sonrisa oscurecida en la comisura de los labios; una similar se desperdiga por su boca detrás del vaso de vidrio, esta vez, la sutileza comanda sus acciones. Me limito a descansar los hombros contra la pared colindante a su puerta, cerrando la misma con suavidad. Nos observamos en silencio por largo rato, hasta que uno de los viejos pomposos que configuran como sus socios, carraspea incómodo, ante la tensión meramente sexual que danza entre mi cuerpo y el ajeno. 

- Señores, eso sería todo por el momento… - Compone Tony, sin desviar su mirada de mi cuerpo, siendo tan perverso que recorre fijamente mi entrepierna ligeramente hinchada, bajo el cuero; misma que redobla su grosor, por la poderosa mirada ajena -... Finiquitamos los detalles la próxima semana -  Prosigue dejando el vaso entre sus dedos de lado, levantándose de su trono de cuero, admirando lo sucio de mi propia tela. Le gusta lo sucio que me encuentro; por supuesto adrede no me he arreglado para buscarlo. 

- Señor Stark, apenas hemos avanzado en… - Interviene uno de sus socios, interponiéndose en la batalla de miradas, llevada a cabo con morbo frente a ellos; Tony es obligado a apartar la vista, entrecerrando sus ojos en advertencia, ante el intruso de nuestro encuentro. 

- La próxima semana he dicho, tengo un invitado… - Impone su voz el genio, el resquicio aumentado en su voz, pulula la sangre al sur; mientras las venas se torna caliente ante el poder ajeno en su máxima expresión. Aún así, los dos hombres no se mueven, perturbados por la ordenanza en la voz ajena -... Fuera - Ordena el pelinegro en un siseo peligroso, lo cual es suficiente para que ambos hombres, se despidan tensos, apurándose hacia la puerta. 

- Que maleducado, Señor Stark - Murmuro divertido aún con nuestra audiencia, la decadencia en mi tono, es suficiente para que ambos hombres aumenten su trote, sabiendo que no sólo estorban sino suponiendo la sucia perversión que se llevará a cabo dentro de la habitación una vez salgan. 

Ambos sujetos, tienen la certeza que sí no se apuran, verán un buen espectáculo; poco me importa que miren, dejalos oir, a Tony nunca le ha importado la audiencia, es todo lo contrario. Una vez la puerta es abierta, para ser cerrada al segundo siguiente, quedamos en la perpetua soledad. Aún escuchando los pasos de los tipos por el pasillo, y las disculpas del secretario del genio, avanzó con parsimonia por la habitación; no tengo prisa, aunque la polla se hincha en consecuencia, al tirar de los límites de mi propia razón, misma que me empuja a tomar a Tony y empotrarlo contra su escritorio, sólo para sacar la jodida sonrisa enaltecida de sus labios; aún así, no me desvivo por tan banal instinto, no necesito la fuerza para corromper a Tony; nuestro juego es mucho más divertido que eso. Andando hacia su escritorio, me deshago del arco tras la espalda, dejándolo en uno de sus pomposos asientos, frente a la esculpida madera. A la vez, Tony avanza hacia su bar personal, al segundo escuchó su ostentosa licorera ser abierta, mientras el amargo néctar que necesita para darse fuerza, se vierte en su costoso vaso; hago otro tipo de preparaciones, rodeando su escritorio; pulsando el botón oculto bajo su cajón favorito, un comando sencillo que abre las ventanas al instante; con el correr lento de las finas persianas, los extensos ventanales, delirio del genio, quedan desnudos de par en par. Una gran vista que sin duda, me vuelve loco, sobre todo, por la adrenalínica certeza que hay un par de torres en el horizonte, todas por supuesto propiedad de Tony, aún así, son tan altas que podrían ver el último piso del poderoso condominio Stark. Totalmente relajado, giro la cómoda silla de cuero de frente a los ventanales, tomando asiento con calma. 

- ¿Un trago? - Propone el genio, mientras calculando con rapidez, se que ha terminado su primer inyección de adrenalina, y puja por un segundo vaso; el dulce sabor del pecado y la depravación. Lo único que quiero saborear es la pureza corrompida ajena. 

- Deja las nimiedades Tony, ven aquí - Demando con premura, dejando en claro que el juego ha empezado; escucho el tintineo del vaso ajeno, descansar contra el cristal de su carísimo bar. No se sirve el segundo trago que anhela, sus pasos avanzan por la habitación. 

- Cómo desees, legolas - Murmura retador el castaño, una vez se ha apostado frente a mí; sus sonrisa pícara, seductora y enigmática que tanto parece surtir efecto en todo ser mortal; forma una propia en mis labios. Abro las piernas de manera burda, cruzándome de brazos; sus ojos queman contra los propios, mientras a pesar de la irreverencia, Tony se arrodilla. 

- Que chico tan obediente… - Halago a Tony, mientras el genio raspa la tela de su costoso traje, al arrastrarse hasta el límite de su propia silla; sin atreverse a sostenerme aunque veo la ansiedad en sus pupilas dilatadas, empujarlo por hacerlo; mi buen chico -... ¿Has sido un buen chico hoy? - Preguntó con morbo, llevando una mano hasta su cabello ordenado, tirando del mismo con energía, desordenando las hebras con rapidez; mientras Tony se hace por completo rey del espacio entre mis piernas. 

- He sido buen chico, muy bueno - Murmura sin disminuir la fuerza en su voz, aunque sean meras indecencias las que pronuncia; ese es mi perpetuo poder, poseer al gran Tony Stark, a pesar de su fuerza, poder y supremacía. La adrenalina más exquisita del mundo. Estar en el mismo equipo que el genio, sólo ha segmentado el camino hasta aquí. 

- Los chicos buenos, merecen la mejor de las recompensas… - Acoto tirando del cabello en su nuca, probando la obediencia ajena; el resultado es excelso. Aunque empujo a Stark contra mi entrepierna, no se mueve por voluntad, no, me deja comandarlo, entregándose por completo; jodido delirio -... Desenvuelve tu regalo, Tony - Insisto levantando la cadera de la silla, dando la orden implícita, el permiso perpetuo que necesita para avanzar. 

Tony me dedica su perversa mirada cómplice, lamiendo mi muñeca enguantada, mordiendo el cuero sucio en esta, sólo cómo su morboso interludio para enloquecerme; dejó libre su nuca, en post de tomar las asas de la silla, evitando así posibles problemas; el juego apenas comienza. Lo dejo seducirse a sí mismo por el olor en mi, uno que parece gustarle al estar lleno de decadencia. Sé lo qué le gusta, ello me ha abierto las puertas de su cielo personal. Vaga con paciencia por el centro de mi núcleo, dejando un camino de besos que ponen en dirección, los bombeos agónicos de sangre; jadeo en compensación, encantado con la suavidad de su boca, en comparación con la aspereza del cuero que endiosa, sin embargo, la calma excesiva, la pasividad perpetua; nunca ha sido nuestro estado predilecto, tan rebelde cómo me gusta, Stark traspasa la barrera de mi ropa; aún sobre la cadera, haciendo uso de toda la fuerza que poseo en los brazos, me presento cómo el mejor de los tributos, inclinando un poco la balanza entre ambos; no mucho, pero si lo suficiente para ayudar al genio a bajar los pantalones, mismos que saca de un sustancial tirón hasta la mitad de los muslos. La polla se alza encantada ante la atención ajena. Caigo nuevamente sobre la silla, el suave cuero me recibe. Tony no se plantea el siguiente movimiento, lo he direccionado a ello. Con la seguridad perversa que se carga toma semi erección, mi entrepierna, da una ligera vibración, cuando es sostenida por los hábiles dedos ajenos.

El genio da un beso a la mitad de mi longitud, entrando en su paraíso personal, al enterrar su rostro por completo en mi pelvis, dejo que se abstraiga en su perverso nirvana, vagando por mi vello púbico; ni siquiera me siento avergonzado cuando siento su hábil nariz, danzar por toda la extensión, encontrando mi olor obsceno, después de una ardua misión. Acarició con parsimonia sus hebras ya desordenadas, encantado con la entrega de poder que disfruta el genio, después de un duro día de creerse Dios; hincado ante mí, está su verdadero poder, ser adorado. Mi buen chico. Doy un suave toque sobre su mejilla, sintiendo su boca ligeramente abierta saborearme, su barba recortada me genera un par de satisfactorias cosquillas. Una dualidad que siempre comanda las acciones ajenas; he aprendido a amar su boca, tanto cómo el resto de su anatomía. Tony abre los ojos, dejando atrás la adoración personal, colocándose adecuadamente de rodillas, desprendiéndose de su costosa corbata y casi rasgando su camisa, tirando con tanta fuerza de las mancuernas en sus muñecas que estas salen a volar; con el pecho desnudo, se alza cómo una deidad superior; vago por su piel desnuda, deteniéndome al filo de su cinturón, hay un bulto considerable detrás de la tela de sus pantalones; húmedo y agónico, sin embargo, Tony no lo libera, no le he dado la orden; mi chico, sigue siendo bueno, esperando mi batuta. Vuelve a su posición inicial, levantando lo justo el culo, para brindarme el paquete completo, mismo por el cual nos arriesgamos a qué nos vean follar en su oficina; la sangre bombea con más energía, la adrenalina se hace dueña de cada una de mis neuronas, el corazón, se deshace en un tamborileo constante, al tomarme de nuevo. 

- Mi regalo está un poco suave... ¿No lo crees? - Murmura con indecencia, sobre la carne húmeda y caliente; su lengua salvaje sale al encuentro cuando muevo ligeramente la cadera. 

- Es tu deber endurecerlo por completo… - Le recuerdo con una oscura sonrisa, lamiendo mis propios labios, al ver al poderoso hombre trazar un camino húmedo, desde la base de mi anatomía hasta la coronilla hinchada -... Solo así obtendrás tu verdadero premio - Sonsaco con perversidad, recordando nuestro inmoral juego; mismo que nos tiene a ambos, enloquecidos por más contacto. 

Tony cómo no puede ser de otra manera, toma mis palabras no sólo cómo la más precisa orden, sino cómo el más perverso reto; acuna en sus prodigiosos dedos, la erección en auge, manteniéndola firme para sus desvaríos mientras baja la suprema cabeza, hacia conectar con la piel sensible de mi punta; carne contra carne, la adora con los labios húmedos, tomando apenas centímetros de mí longitud, jugando con ocio con mis ansias, le permito el delirio, interesando de hasta dónde llevará su perverso juego; cuánto puede aguantar su propia necesidad. Me ató a su cabello enmarañado para el momento, sin empujar por su cavidad húmeda, sólo imponiendo con soltura una fantasmal caricia, descansando con armonía sobre su cabeza; un recordatorio mudo qué sigo arriba, el vengador abajo. Anthony entiende a la perfección, el calculado movimiento, regalándome un toque de su divinidad, envolviendo un par de centímetros de mi interesada anatomía. Siento el infierno con sabor a paraíso, cuando su húmeda boca se cierna por completo a la carne en pleno endurecimiento; Tony sólo toma un trozo de mi con los labios, dejando el resto a su mano; los dedos libres, escalan peligrosamente al muslo desnudo, aferrándose a este cómo un soporte mudo. Echó la cabeza hacia atrás, ante el primer embiste; su saliva hierve contra la piel sensible, suspiro con gusto; se siente jodidamente bien. 

- Mucho mejor - Confiere el genio, después de llevar su boca a la mitad de la endurecida carne; lista para la batalla venidera. Tony logra con suma rapidez la dureza que tanto añora. Se bebe la erección con gula. 

- Joder Tony - Maldigo a sentir esta prodigiosa boca, envolverme casi por completo, hasta que la lisa carne de sus mejillas me atrapa, mientras su perlada lengua, me rodea por completo; sabe cómo hacerlo, cómo volverme loco. 

- Cómetela por completo, deja de jugar - Ordeno con lúgubres, al no poder contener el espasmo que me produce la divinidad de sus labios rodeándome; pero sobre todo sin poder aguantar su jugarreta seductora. Obtengo lo que quiero, Tony me ha enseñado ese dulce poder. 

- Profundo, Tony - Insisto ante su último jugueteo, dónde avanza con parsimonia por mi carne húmeda, pero sin atreverse a tomarla por completo; ahogándose miserablemente al tomarme, por la lentitud de su accionar; cae en su propio juego, me recuerdo, vengarme en la brevedad. 

Por ahora sin embargo, contengo el impulso de sostener su cabello con fuerza y empujarme por completo en su cavidad; puedo, por supuesto, Tony sólo gemiría incontrolablemente, encantado con la fuerza empleada; nadando por los retazos de incoherencia incontrolable que le regale, no obstante, primero quiero aflojar su perversa tráquea, antes de joderme cómo se debe la misma; le dejó los primeros pasos, dando un ligero tirón a su cabello, nada sustancial pero demandante en demasía. Tony por fin deja su maldito juego. Me toma por completo, con la maldita garganta profunda que me vuelve un desubicado innato; un total demente a su merced, aunque de hecho, todo es mórbidamente al contrario. La cadera tiembla en consecuencia, dividido en contenerme y no empujar contra su húmeda garganta y la necesidad de penetrarla de todas formas. La cabeza da con más ahínco contra el respaldo de la silla, mientras los dedos se afianzan a su cabello; cómo un cántico repito que vamos a su ritmo, dejando que se acostumbre. Tony guarda un par de minutos con la boca totalmente llena, antes de retroceder su excelsa cabeza, siento cada centímetro liberado, temblar por el exceso de saliva, mientras casi me derrito, al sentir la lengua de Tony jugar con la rendija pululante de mi rojiza cabeza, contaminada por la suciedad ajena.

El genio absorbe toda mi carne, cómo el mejor de los trofeos, tal cómo lo hemos dominado; el mejor premio del mundo, lo adora al bajar nuevamente, esta vez sin tanta preparación, pero mucha más pasión, renunciando a la concentración que siempre lo corroe, dejando su alma en las manos del inminente desastre; mismo dónde lo tomo, empujando ligeramente la cadera contra su garganta, acortando su camino, Tony no pierde el norte, componiendo un nuevo vaivén, bajando y subiendo por mi carne endurecida por la simpleza del morbo; siento cada vena palpitar contra sus labios, al sentir su sonrisa triunfante, cuando puede llevar toda la erección hasta el fondo de su garganta; repite su sinuoso camino un par de veces, hasta que con toda la confianza que posee el genio, genera un vaivén mucho más enloquecido, devorando por completo mi polla entre sus carnalidades, succionando con maestría, rodeando mi carne con su suave lengua, delineando cada centímetro de la misma; con la cabeza vuelta un autentico caos, ni siquiera me planteo cuando empiezo a seguir su ritmo, penetrando con decisión su garganta, llegando hasta el fondo en meros segundos, para salir al siguiente; a dos manos tomo su cabeza, afianzando los pies al suelo, cómo soporte, jodiendo cómo se debe su maldita tráquea.

Tony gime contra mi carne, enfocándose en respirar agitado mientras me follo su garganta con ímpetu; danzando las caderas con tanta fuerza que escucho el glorioso sonido acuoso de la boca ajena, mientras la saliva hace un auténtico desastre en mi pelvis; la sangre se espesa en las venas, mientras me ato a la perversión perlada de Tony; salgo después de segundos de auténtica locura, sintiendo las uñas ajenas contra la piel, Tony tose en consecuencia cuando ya no tiene mi polla torturando su tráquea. Respira agitado, con los labios hinchados y la saliva caliente, escurriendo por cada recoveco de la carne mancillada; las hebras en completo caos, aún son sostenidas por mis dedos, sin embargo, nada de ello se compara con las pupilas dilatadas del genio, sus ojos están por completo consumidos por la lujuria escabrosa; por excelsa gula bajo uno de los pies forrados por las botas, hasta su entrepierna, siento la tela de sus pantalones por completo estropeada, húmeda hasta la saciedad, y tan endurecida que incluso me duele, un compañero justo para mi delirio. Antes de poder volver al ruedo, Tony decide que han sido muchos minutos, fuera de mi carnalidad; se empuja el mismo hacia mi boca, tomándome por completo, nuevamente el límite de su boca me recibe, una de sus manos me sostiene con firmeza, hasta que la aspereza de sus dedos, por completo entregados a la ciencia; ahora se entregan a mi perpetuo placer, su otra mano, descansa sobre mis bolas acariciando las mismas, estas cargadas se vuelven pesadas antes de otro round de embestidas de Anthony; me succiona y suelta con mucha más soltura, tanta que al llevarla nuevamente hacia el fondo, manteniéndome en tal caliente humedad, que siento tocar algún morboso cielo, con el mejor sabor a whisky.

- Quiero mi premio - Exige el genio con la voz rota, al sacar nuevamente la erección, un hilo grueso de saliva me recorre hasta los testículos al retroceder; su tono es tan impositivo cómo caprichoso, a un palmo del orgasmo, es imposible que le niegue algo al castaño.

- Abre la jodida boca - Ordeno con ímpetu y la garganta destrozada por la inmoralidad; Tony obedece con premura, abriendo la boca y sacando la lengua con tanta perversión que por poco, casi suelto toda mi carga en sus labios. Afortunadamente para ambos, vuelvo por completo a su húmeda decadencia.

- Por completo en tu garganta, Tony - Advierto agónico, al empujar la polla hasta la base, sintiendo cómo las bolas acarician los labios ajenos; es el límite de todo lo que puedo soportar, sólo tengo que empujar dos veces, sin salir siquiera de la boca ajena, para soltar por completo mi carga.

- Eres el puto infierno - Maldigo vocalmente, totalmente enloquecido de sentir las vibraciones por aire de Anthony, mientras dejo mi semilla en su totalidad en su cavidad; aunque necesita respirar, el genio obedientemente, cómo le he indicado, sostiene toda mi semilla, en lo profundo de su boca, sacando despacio mi sensible carne aún vibrando.

- Buen chico - Felicito al retroceder entero, sintiendo las convulsiones ajenas por aire; aún así, en medio de su agonía, abre los labios con morbo, regando aún mas saliva sobre mi pelvis, no obstante, mi semilla sigue dentro de su boca antes de que Tony la trague en su totalidad; casi me provoca otro orgasmo ver dicha cosa.

- Es un placer, ser un buen chico - Murmura Tony con su voz echada a perder, el vicioso pensamiento que su esta será rasposa por el resto del día, me consume, hasta que me derrito sobre el cuero que se me ha pegado al culo. Tony se dedica a limpiar el desastre que él mismo ha hecho. Teniendo un poco de conciencia en mi mismo, busco su centro.

- Necesito ese trago ahora - Jadeo encantado con la boca ajena, la cual me ha limpiado hasta la saciedad, mientras casi perezosamente, busco la erección de Tony, misma ya no se encuentra tan endurecida cómo al principio, de hecho comienza a decrecer, sonrió ante la certeza que no he sido el único en correrme.

- Será un placer - Acepta el genio, irguiéndose tambaleante, buscando soporte en el propio; sostengo su cadera para ayudarlo a poner en pie, viendo con placer cómo sus piernas tiemblan al estar por completo derecho. Tony al tanto, me regala una mirada picara.

Aún con el pecho desnudo, mismo que ha salpicado de nuestra faena; el genio se desliza de nueva cuenta hacia su bar personal, aunque le toma un poco enfocarse, aún jadeando por el desuso de su boca, carraspeando sólo por morbo; sabe lo que logra con tan poco, al saberme poseedor de tal ronquera, el daño minúsculo que le he hecho a lo profundo de su garganta; Anthony prepara nuestro trago. Se toma su tiempo, echando los cubos de hielo, para después soltar el costoso whisky, el tintineo de sus dedos contra el vidrio es casi hipnótico, por completo natural entre ambos. Aún con las vibraciones del subidón de adrenalina contra el diafragma, subo mis pantalones; admirando el horizonte al frente, tantas posibilidades, tanta peligrosa complicidad, la erección aunque muerta se interesa por lo escandaloso de los pensamientos. Solo dejó la viciosa vista, cuando algo mucho más interesante se atraviesa en mi periferia; Tony vuelve con dos vasos entre sus manos, me tiende uno, mientras empuja el otro por su garganta maltrecha, se bebe el fuerte licor casi por completo; lo imitó en más de un trago, sin su capacidad inhumana para beber. En ningún momento, apartó los ojos de su garganta tragando, mucho menos de sus labios hinchados humedeciéndose de nueva cuenta, esta vez por su saliva entremezclada con licor. Al terminar el propio, dejó el vaso de lado, tirando de los pantalones ajenos, hasta que Tony se tambalea, siguiendo el ritmo de mis requerimientos; de un par de tirones, lo tengo a un palmo de distancia; empujó por un beso en consecuencia.

- ¿Preparado para seguir siendo un buen chico? - Inquiero con oscura perversión, lamiendo sus labios abiertos; la sonrisa de superioridad en estos, es un nuevo reto para mi poder sobre su cuerpo.

- Preparado, legolas - Reta el castaño, lamiendo de vuelta mis labios, empujando con más ahínco por un beso; mismo en el cual nos probamos a ambos. El sabor de su caliente saliva, me vuelve por completo loco.

- Buen chico, Tony - Murmuro con energía, tirando de su cuerpo hasta subirlo en mi regazo; la posición es ligeramente incómoda, aunque agradezco de sobre manera la extensión de su silla dónde juega con el mundo. Nada más puede importarme, cuando tomo sus labios; esta vez en un buen beso.

Peleamos por la dominancia del mismo, la cual tomo con rapidez, por la mano de Tony, por supuesto; el genio me entrega su poder, para poseerlo cómo propio. Esta es la razón misma de mi existencia, el castaño entre mis piernas lo es, podría entregar incluso mi puesto de vengador por él; podría luchar miles de guerras, sólo para sostenerlo con la misma dulzura que lo sostengo, comiendo por completo su boca. Llevo una mano hasta su tráquea maltratada, acariciando su extensión con el pulgar, sin duda, retaría al mundo mismo por su profunda, perlada y húmeda garganta. Anthony, rápidamente me indica el camino, por el cual quiere que lo lleve, ambos falos deciden jugar en la misma armonía, comenzando a hincharse; el día aun es joven, déjalos que hablen, mi buen chico, está sobre mis piernas; estoy preparado para que indecencias morbosas, retumben por las paredes de toda la habitación; mi poder en su máxima expresión. Tony en su más precioso y vicioso estado, mismo del cual me he enamorado, tanto cómo de su sediciosa boca. Con un giro hábil de lengua en mi cavidad, el juego empieza de nuevo. Nuestro perfecto juego. 

 

Notas finales:

Gracias por leer. PK. 


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