Tentación.
Near se despertó como todas las mañanas a las cinco en punto, sin necesidad de una alarma, parpadeando lentamente para espantar el sueño y el cansancio. Se incorporó en su cama y bostezó, sintiéndose bastante agotado y con el cuerpo débil y pesado. El día de ayer estuvo viendo muchos CD para averiguar quién podría ser el siguiente Kira, y eso lo dejó mentalmente exhausto y con el cuerpo adolorido por estar en la misma posición durante horas.
Conteniendo un suspiro y animándose a sí mismo, se levantó de su cómoda y suave cama con un pequeño quejido de molestia, y caminó descalzo hacia el cuarto de baño, casi arrastrando los pies. Entró a la habitación iluminada mientras frotaba delicadamente uno de sus ojos con un puño.
Al estar más dormido que despierto, no se percató del vapor de la habitación, ni tampoco del sonido del agua corriendo.
Near hizo sus necesidades y luego se dispuso a abrir la cortina del baño para darse una ducha rápida, como hacía cada mañana al despertar.
Lo siguiente pasó en cámara lenta...
Mello soltó un grito poco masculino cuando vio a Near, cubriéndose al instante con la cortina del baño como mujer que es vista desnuda por un hombre. Y Near también gritó, como mujer que entra a la habitación de un hombre desnudo.
—Entonces no fue un sueño —pensó Near, muy sonrojado y bastante sorprendido.
Recordó que el día de ayer, Mello había llegado a su sede, aceptando finalmente trabajar con él a cambio de tener cierta libertad para hacer las cosas a su manera, siempre y cuando sus acciones fueran razonables y nadie corriera ningún tipo de peligro.
Near aceptó por supuesto, eso era lo que más quería desde niño, y ahora… por algún extraño motivo, Near no pudo apartar los ojos de ese bien marcado, delgado y perfecto cuerpo, con un abdomen firme y exquisitamente formado, y unos brazos que se veían bastante fuertes y musculosos, pero no al punto de ser exagerado.
—¿Te gusta lo que ves? —preguntó sarcásticamente Mello, algo molesto de ser mirado sin tapujos y de una forma que se le hizo muy extraña por parte de Near, casi parecía que el más joven estuviera devorándolo con la mirada, pero eso no podía ser cierto, ¿verdad?
Near tosió delicadamente y recién ahí desvio la mirada, con sus mejillas encendidas mientras pensaba en lo atractivo que se veía Mello con el cabello y su sexy cuerpo empapado de agua.
—Pido disculpas, no sabía que el baño estaba ocupado —habló Near intentando mantener su voz seria y sin emoción, al igual que trataba de calmar aquel calor abrasador que iba recorriendo su cuerpo a una velocidad alarmante.
—Lo que sea... —Mello notó la ridiculez de cubrirse, ¿cuál era la necesidad? Después de todo los dos eran hombres.
Mello soltó la cortina y Near volteó a mirarlo con rapidez, sintiendo como la saliva se iba acumulando en su boca al ver el sabroso miembro de Mello en todo su esplendor y, fue mejor, cuando el rubio se dió la vuelta y le otorgó una vista demasiado tentadora para que su joven mente no pudiera evitar llenarse de muchos pensamientos pecaminosos… Y es que, Dios, ¡que trasero! Tan redondo, firme y pellizcable. Le despertaron unas enormes ganas de apretar aquel divino trasero y hundir el rostro en medio de esas gloriosas nalgas.
Mello ni se enteró que estaban comiendoselo con la mirada, simplemente cerró la llave de la ducha y agarró una toalla blanca para cubrirse, intentando ignorar a Near.
—Como desearía ser la toalla —pensó Near acalorado, mirando hambriento la apariencia mojada del rubio mientras pensaba en miles de perversiones para hacer con él.
—Me voy, el baño es todo tuyo...
Near volvió en sí y recobró la compostura al escuchar la voz de Mello, espantando cualquier pensamiento indebido sobre el pellizcable y magnífico trasero de Mello, y su jugoso y glorioso miembro que estaba para chupar y succionar con fuerza hasta sacarle toda la sustancia blanquecina y viscosa que almacenaba dentro.
Ah, su rostro se puso más rojo de la vergüenza.
—Mello… —llamó nerviosamente Near antes de que el adolescente se marchara.
—¿Qué sucede? —preguntó Mello, secándose el cabello con una toalla más pequeña mientras la otra estaba alrededor de su cintura.
Near agarró un mechón de su cabello blanco y jugó tímidamente con el.
—¿A Mello le hace falta algo? Puedo pedir que le traigan lo que precisa.
Mello lo pensó por unos momentos.
—No es necesario… pero gracias, Near —inconscientemente Mello levantó su mano y acarició el esponjoso y suave cabello blanco del más pequeño.
Ambos se extrañaron. Near por no saber porque aquella simple caricia se sintió muy bien y le provocó un agradable hormigueo en el estómago, y Mello porque jamás había hecho eso con nadie, retirando su mano de inmediato por ese pensamiento.
Mello miró a Near, para ver si aquel gesto tierno le molestó, pero se sorprendió al notar lo anormalmente encendidas que estaban las mejillas normalmente blancas de Near, además de que lo miraba de una forma soñadora y bastante embelesada.
Sonrió divertido, caminando lentamente y de forma gatuna hacia él, con solo una pequeña toalla cubriendo parcialmente su desnudez. Vió a Near ponerse nervioso por su cercanía, haciéndolo sonreír travieso.
—Near —tarareo su nombre, mirándolo de una forma tan sensual e intensa que cautivó y enloqueció a Near.
—¿Si? —preguntó con una vocecita muy baja y suave, tragando saliva con dificultad cuando Mello se acercó todavía más, permitiéndole oler el shampoo que usó, tan suave, delicado y con un aroma floral con matices dulces que lo transportó a un bosque de campanillas cubiertas por lirio de los valles, caqui y almizcle banco.
—Sabes, Near… —Mello acarició la mejilla del más pequeño con la yema de sus dedos, jugando. Near bajó la mirada, sintiendo el rostro más caliente al sentir la suave respiración de Mello muy cerca suyo y por la sutil caricia que recibió de su parte, derritiendolo de gusto mientras se sentía mareado por la deliciosa esencia que desprendía el rubio—. Siempre me resultaste muy bonito... —dijo en voz baja e íntima, poniendo más nervioso a Near y que sintiera una extraña molestia en su entrepierna—. Me preguntaba si tú y yo...
Mello se acercó más, inclinándose para estar a su altura. Near sintió un cosquilleo en el estómago y sus mejillas se colorearon de un fuerte tono escarlata, llegándole hasta las orejas.
—¿Debemos? —preguntó Mello, susurrando lascivamente en el oído de Near, soplando un poco de forma provocativa. Near se estremeció agradablemente y un destello de emoción le recorrió la columna, además de que sentía como su miembro ya estaba bastante erecto y muy palpitante.
Mello lo dijo a modo de broma, pero se sorprendió cuando Near lo agarró de la muñeca y tiró de él hacia su habitación.
—Espera, Near. No lo decía de… ¡Mh! —pero Near lo calló estampando sus labios contra los de él, dándole un beso hambriento, apasionado e inmensamente desesperado, saboreando y disfrutando de los deliciosos, dulces y apetitosos labios de Mello, de su adictivo sabor que le provocaba sensaciones cada vez más fuertes, haciendo que su corazón palpitara como loco y que miles de mariposas revolotearan frenéticas en su estómago.
Near arrastró a Mello para meterlo a la fuerza a su dormitorio, cerrando la puerta detrás de ellos.
Dentro de aquella habitación comenzaron a escucharse sonidos calientes y lujuriosos. El que pasara por ahí se pondría rojo como un tomate y tendría un intenso derrame nasal al escuchar unos suaves gemidos muy sensuales, quejidos y algunos gritos lascivos y calientes que iban acompañados del morboso sonido de una piel húmeda chocando contra otra piel, además del ruidoso sonido de una cama rechinando y chocando con brusquedad contra una pared.
Los "ah, uhm, oh, ¡ah! mnghh" iban siendo más fuertes con el correr de los segundos, junto a unos dos nombres que eran gritados con una voz bastante lasciva y erótica.
Horas más tarde los miembros del SPK se preguntaron porque Near lucía tan radiante y alegre, con una cara de satisfacción total, el pelo alborotado, rostro sonrojado, y viéndose algo agitado y ligeramente sudoroso, mientras que Mello estaba tirado boca abajo y de forma cansada en el sofá, casi se le podía ver su alma saliendo de su cuerpo, con el pelo igual de desordenado y algunas marcas rosadas y moradas adornando su cuello.
—Rester, Gevanni, Halle... Vamos a esforzarnos hoy —dijo Near muy feliz, tomando por sorpresa a los recién llegados cuando esbozó una brillante sonrisa, moviendo los pequeños títeres que había hecho de Mello y de él.
—Si… —dijeron todos, algo asustados por el anormal comportamiento de su jefe, casi parecía que hubiera ingerido drogas.
—Mello, ¿te encuentras bien? —preguntó Halle luciendo preocupada, intentando acercarse al rubio pero deteniéndose al ver la escalofriante mirada que le dió el más joven.
—Sin comentarios… —contestó el rubio que finalmente mostró su rostro a los demás, viéndose más muerto que vivo.
—Oh, él está bien… —dijo tranquilamente Near, acercándose a Mello.
Para nadie pasó desapercibido como el cuerpo de Mello tembló cuando Near pasó suavemente sus pálidos dedos por la columna del rubio.
¿Qué había pasado entre ellos dos en su ausencia?
Pues esa pregunta se respondió solita cuando vieron a Near agacharse y presionar un cariñoso beso en los labios de un avergonzado Mello.
The end.