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Inefable por La loca de los gatos fujoshi

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Era una tarde brillante en Tomoeda, como siempre, por sus pulcras y tranquilas calles las ruedas de unos patines se escuchaban pasar. Una alegre niña de diez años paseaba mientras se dirigía hacia su casa


Al llegar, abrió la puerta y se encontró con su padre y hermano esperándola para comer


—Llegas tarde —regañó el joven de cabello castaño, molestándola como siempre, era su hermano


—No lo es tanto —respondió con una sonrisa nerviosa


—Lávate las manos y siéntate a comer —dijo su padre


La chica, de nombre Sakura obedeció, dejó sus patines a la entrada junto con los demás zapatos y se dirigió al baño para lavarse, luego de eso se sentó junto a sus familiares para comer


Tras la comida, el timbre de la casa sonó, alegremente, fue Sakura quien abrió, mirando ante ella a un joven lindo de relajante sonrisa, en automático, los ojos de la niña se iluminaron, ensanchó la sonrisa y saludó con vivaz voz


—Hola Yukito-san


—Hola pequeña Sakura —respondió, también sonriéndole


—Acabamos de comer y…


—Hola, pasa —interrumpió Touya al llegar


El chico recién llegado miró al otro y sonrió, asintiendo, ignorando a la chica, aunque no con mala intención, pero Sakura agachó la mirada, sabía que en cuanto su hermano y su mejor amigo cruzaban miradas, todo lo demás alrededor desaparecía


—Con permiso —habló de forma amable el joven. Quitó sus zapatos y entró en la casa


La niña, cuyo nombre era Sakura Kinomoto, cerró la puerta y siguió al par de jóvenes hasta el comedor, al ver a Yukito, el señor Kinomoto sonrió


—Buenas tardes señor


—Adelante ¿ya comiste? —preguntó de forma casi sobreprotectora


—Sí, muchas gracias


—Tenemos exámenes esta semana, subiremos a estudiar —comentó Touya


—Sí, vayan —respondió el señor


Ambos jóvenes subieron al segundo piso. La niña los miró alejarse y no parecía muy alegre como era su costumbre, su papá se dio cuenta enseguida


—¿Te apetece un helado? —preguntó a su hija, esta volteó y le sonrió


—Sí papá


—¿Por qué no vamos por uno? Anda, ve por tu suéter


—Está bien —dijo con mejor ánimo, yendo rápido por su prenda


Para el señor Kinomoto no era ningún secreto que su hija sentía un cariño especial por Yukito, el mejor amigo de su hermano, por lo que al verla tan seria decidió subirle un poco el ánimo.


Dentro de la habitación, ambos jóvenes sacaban sus útiles escolares, generalmente Touya dejaba a su amigo con el escritorio mientras él hacía su parte sentado en el suelo o la cama


Se habían conocido años atrás, Yukito fue el chico de intercambio en la escuela secundaria, al instante surgió entre ellos una bonita amistad que continuó en la escuela preparatoria, ahora se encontraban en el último año y debían prepararse para los exámenes de ingreso a la Universidad


—El otro día hice el simulacro de matemáticas, he mejorado —informó Touya


Yukito, quien ya estaba sentado frente al escritorio, volteó y le dedicó una sonrisa, luego asintió, orgulloso de que su ayuda fuera efectiva para su amigo


—Oye ¿estás bien? —inquirió Touya al ver que por algunas fracciones de segundos, los ojos de su amigo parecieron perdidos


Yukito asintió, se talló los ojos unos momentos


—Solo estoy un poco cansado


—Ya veo, deberías recostarte un poco —sugirió, preocupado por el otro


—¿Qué dices? Estudiemos —respondió avergonzado


Touya lo miró en silencio por segundos, no comentó más y solo se quedó callado


—Entonces empecemos


El par de amigos comenzó con sus estudios de aquel día, mientras que Touya continuó preocupado por el otro chico, no era normal verlo decaído y sabía que no le mentía, de pasar por algún mal momento en su vida, se lo contaría, pero aquel era cansancio físico, solo esperaba que no estuviera enfermo.


.


Pasaron los días, los exámenes se acercaban, pero Touya notaba que algo no estaba bien con Yukito, a veces, se quedaba dormido en clase, otras tantas, mientras se mandaban mensajes por la app del celular, de repente si no recibía respuesta, era porque su amigo se quedaba dormido de repente, eso le decía al día siguiente


Pese a todo, Yukito nunca le dijo si algo andaba mal con él, y cada vez que preguntaba, su amigo decía que todo estaba bien, solo era la presión por los exámenes


Un día, mientras caminaban al salir de la escuela, Yukito dejó caer sin querer un libro, del cual, salió una hoja, antes que pudiera juntarla, Touya la tomó y alcanzó a ver el logo del Hospital General de la ciudad, así que no dudó en no dársela y echó un vistazo


—No es nada, te lo dije —informó, agachando un poco la mirada


En efecto, aquel era un diagnóstico favorable, pues no había nada malo en el muchacho, después de varias pruebas, ningún especialista del Hospital encontró algo malo


—Todos los doctores me han dicho lo mismo, debe ser el estrés


—Pero no te ves estresado —respondió, devolviendo el papel a su amigo


—Solo deja de preocuparte ¿sí? —sonrió amplio y de forma amable


—Yukito —se acercó a él y le tocó la mejilla con una mano— Eres muy importante para mí, lo sabes ¿cierto? —el otro asintió— No me pidas que deje de preocuparme


—Gracias, Touya —lo miró fijamente


Ambos en silencio, mirándose atentos. Ninguno de los dos se había dicho nada sobre sus sentimientos, pero ambos se querían mucho más que como amigos


—Te acompañaré a casa —bajó su mano del rostro contrario


Yukito asintió, con su sonrisa de siempre. Caminaron rumbo a la casa del chico, ahí, había una nota de los abuelos, habían salido y la casa estaba sola


—Podemos estudiar aquí esta vez


—De acuerdo


Subieron al segundo piso, ahí estaba la habitación de Yukito, a diferencia de Touya, su alcoba era mucho más pequeña y no había escritorio alguno, por lo que ambos se sentaron en la cama, ahí sacaron sus libros y cuadernos


Touya sentado a la orilla, con las piernas hacia fuera, mientras que Yukito, sentado junto a la cabecera, con las piernas sobre el colchón


—Podemos empezar con la lección 10 —comentó Touya mientras ojeaba sus apuntes, pero no recibió respuesta, miró hacia donde estaba Yukito, ya dormido— No es normal


Preocupado, se estiró hacia el otro y le colocó una mano sobre la frente, pero su temperatura parecía bastante normal. Entrecerró los ojos y suspiró, moviendo lentamente su mano hacia abajo, rozando los labios con sus dedos, luego la apartó


—Yukito —susurró con angustia


Su único amigo en todo el mundo, también era su persona más especial, estaba enamorado de él desde hace mucho tiempo, aunque sabía que era correspondido, ninguno de los dos había dado el primer paso.


.


Una habitación completamente blanca, un lugar sin horizonte, parecido a un plano existencia diferente al que conocía, Yukito sintió frío, miró su propio cuerpo, estaba vestido con ropa que jamás vio en su vida, una túnica larga y amplia, parecía vestimenta de otro país, aunque no supo identificar cuál


—¿Dónde estoy? —miró sus manos y no se reconoció, sus dedos parecían más largos y finos— ¿Quién soy? —preguntó asustado


Agachó un poco la cabeza y su cabello cayó hacia el frente, los tomó entre sus dedos, era de su mismo color, pero mucho más largo. No entendía lo que estaba pasando, pero le daba miedo


—Yukito, Yukito —una conocida voz lo llamó, entonces recordó su nombre


—Touya —alzó la cabeza y miró con asombro, ya no estaba en esa habitación extraña, sino en su habitación, su mejor amigo a su lado, le había agitado el hombro mientras hablaba


—Que alivio —suspiró el muchacho— Dormiste por cuatro horas y no podía despertarte


—Me siento muy cansado —talló sus ojos— Deberías irte a casa


—De ninguna manera, llamé a papá, le avisé que me quedaré contigo, no están tus abuelos y no te dejaré solo —dijo con determinación


—Gracias —sonrió amablemente, sonrojándose un poco


Siempre que estudiaban hasta tarde, se quedaba a dormir en casa de los Kinomoto, pero nunca se habían quedado ahí, los dos solos.


Después de las vacaciones de invierno, mientras estaban en secundaria, Yukito fue trasladado a la misma escuela donde estudiaba Touya, como era tímido y callado, no se atrevió a hacer amigos él solo, los demás, tampoco se acercaron pese a su amabilidad y simpatía


Ninguno más que Touya, desde un inicio fue cordial con él, para Yukito, fue su primer amor, de hecho, se enamoró a primera vista, que fuera precisamente él quien se acercara para ser amigos, fue mágico, sin duda estaban destinados


Aunque no fue al instante, Touya no tardó en enamorarse del jovial y tranquilo Yukito, pero debido a que lo quería mucho como amigo, nunca se animó a dar un paso hacia él, Touya estaba seguro que a su amigo le pasaba lo mismo, ambos atesoraban su amistad como a nada más en el mundo.


Aunque durmió durante horas por la tarde, después de la cena, Yukito se volvió a quedar dormido, esta vez con su pijama puesta. Touya no dejó que le prestara su cama, en cambio, pidió dormir en el suelo. Aunque apenas se acostó, su amigo se quedó dormido, Touya no pudo conciliar el sueño


—No entiendo qué te está pasando —murmuró preocupado. No se había ido a acostar, estaba sentado en la cama junto al otro chico.


De nuevo abrió los ojos y se encontró con aquel lugar, miró al frente y vio a una persona de espaldas, esta vez no estaba solo y su cuerpo no se sintió en absoluto ajeno, era él y nada más que él. Observó atento a aquella persona, aparentemente un hombre, era alto y tenía buen porte, su cabello, largo y blanco era hermoso


Aquella figura era inquietante y al mismo tiempo le traía algo de paz. Decidió acercarse lentamente hacia él, a escasos centímetros se detuvo, sintió que voltearía, pero eso no sucedió en los próximos treinta segundos


El desconocido se giró lenta y elegantemente hacia él, Yukito se paralizó ante lo etéreo de ese ser, por quien sintió una extraña empatía, como si le conociera de toda la vida


—No nos queda mucho tiempo —expresó el hermoso hombre, su voz era tan fría como su mirada


—¿Qué? —confundido y sin saber cómo interpretar eso, observó una última vez al otro


Antes de reaccionar por completo, abrió los ojos súbitamente y se encontró en su habitación. No era de día, parecía seguir siendo de madrugada, pero la luz estaba encendida, miró a su lado, ahí yacía Touya dormido, hincado junto a la cama, con medio cuerpo sobre el colchón, parecía haber estado velando su sueño


—No nos queda mucho tiempo —susurró al recordar las inquietantes palabras de su sueño


Sintió un escalofrío recorrerle todo el cuerpo. Volvió a mirar a Touya y una sensación de tristeza lo invadió, por lo que se acurrucó cerca de él y miró fijamente su atractivo rostro. Deseó besar sus mejillas, pero ¿Qué caso tendría si él no sentiría aquella caricia?


Yukito era consciente del amor de los dos, dolía no poder estar con él, abrazarlo, recibir sus besos, su cálido afecto. Temió perderlo, no volver a ver su amable rostro, su tenue sonrisa, sus ojos que solo le dedicaban ese tipo de miradas a él


¿Qué querría decir que no les quedaba mucho tiempo? ¿eso tenía que ver con su cansancio en las últimas semanas? Le preocupaba, más que su salud, el no volver a ver a Touya nunca más.


A la mañana siguiente, Touya despertó, encontrándose solo, aún hincado junto a la cama, pero con una sábana encima, sonrió un poco y se puso de pie, salió de la habitación, escuchó ruidos abajo y fue hacia allá, Yukito estaba en la cocina, preparando aparentemente el desayuno


—Buenos días ¿dormiste bien? —preguntó al verlo llegar, Touya asintió


—¿Y tú?


—De maravilla —mintió con una gran sonrisa, el sueño que tuvo lo dejó pensativo y no pudo dormir bien de nuevo— Siéntate


En vez de obedecer, Touya puso los platos en la mesa, Yukito sirvió y comieron el desayuno en silencio, aunque el moreno se daba cuenta que su amigo lucía muy agotado, se tallaba el ojo


—Yukito, tal vez deberíamos ir al médico


—Estoy bien —sonrió de nuevo, pero en un instante pestañeó un poco, cabeceando


—Yukito —llamó de nuevo, asustado, el chico se había quedado dormido unos segundos


—Se enfriará


La tierna sonrisa de Yukito, como si nada pasara, hizo doler el corazón de Touya, quería saber lo que sucedía, qué estaba pasando, pero no podía obligar al otro a hacer algo que obviamente no quería, solo le restaba observar.


Pasaron dos días, aquel, Yukito faltó a la escuela. Ese día Touya tuvo que hacer algo en la mañana y por eso no pudo pasar por su amigo, pero le había avisado la noche anterior, por eso no le resultó extraño incluso si su amigo llegaba tarde, pero después de la primera clase fue más que claro


Pese a que siempre seguía las reglas al pie de la letra, esta vez no le importó, salió de la escuela y fue en búsqueda de Yukito, pero este no abría la puerta, nadie lo hacía. Quizás estaba sola la casa, o tal vez algo malo había sucedido. Touya subió por la ventana, la cual por fortuna estaba abierta, ahí encontró a Yukito tirado en el suelo de su habitación, inconsciente


Corrió hacia él sin dudarlo un solo momento, se agachó y lo tomó entre sus brazos, llevándolo a la cama, ahí, intentó despertarlo, pero fue inútil, por mucho que lo movió y que lo llamó, no hubo ninguna respuesta. Esperó así incluso una hora, pero no logró despertarlo, así que llamó a un médico


Tras unos minutos, el doctor llegó a la casa y le hizo una revisión general a Yukito, pero no encontró nada malo, aparentemente, por lo que recomendó, se le llevara a un hospital, y así, hacerle una serie de estudios para profundizar en el tema


Luego de marcharse el médico, Touya volvió al lado de Yukito, se acostó junto a él en la cama y lo abrazó con fuerza, estaba temblando, no podía entender lo que estaba sucediendo y eso lo tenía asustado. Cerró los ojos mientras estaba a su lado, pronto sintió un terrible cansancio y no tardó en quedarse profundamente dormido


Dentro de su sueño, Touya se encontró con un lugar extraño, era amplio y no se le veía fin, un fondo blanco que le causó tristeza, sin saber por qué. Estaba solo y sintió frío, ninguna otra presencia estaba cerca, aunque sentía temor, decidió caminar, quizás encontraría algo dentro de toda esa blancura


Luego de unos momentos avanzando solo hacia el frente, pudo ver algo a lo lejos, una persona, aceleró el paso hasta encontrarse a pocos metros de distancia. Era una figura más alta que él o eso parecía, no sabía si se trataba de un hombre o una mujer, pero tenía una hermosa y larga cabellera plateada


Fue como si le conociera de toda la vida, sintió una calidez en su corazón que le conmovió casi hasta las lágrimas, sin saber por qué. Por alguna razón se detuvo a un metro de distancia, incapaz de avanzar un centímetro más


—Así que eres tú, la causa de todo —escuchó una gélida voz tras ese hermoso cuerpo


—¿Qué? —confundido, inclinó un poco la cabeza, no entendía esas palabras


—Nos queda poco tiempo


—¿A quiénes? —preguntó extrañado


—Yukito y a mí —respondió tajante


—¿Qué? ¿Yukito? —cuestionó alterado, su corazón latió deprisa— ¿Tú sabes lo que le sucede? Dímelo


—Claro que lo sé… él es yo, y yo soy él —respondió, dándose media vuelta con lentitud


Touya quedó estupefacto ante la belleza de ese hombre de aspecto andrógino, en sus fríos ojos pudo ver la cálida mirada de su mejor amigo. No tardó en comprender que era cierto, pero aquello era un sueño ¿no? O quizás…


—¿Cómo puedo ayudarlo?


—Aléjate de él, antes que desaparezca


—¿Desaparecer?


—Yukito no es humano —confesó con desinterés, como si dijera cualquier cosa


—¿De qué hablas? ¿Cómo que no es humano?


—Nosotros somos seres de otra dimensión, él existe en tu mundo, yo quedé atrapado en éste, pero nacimos en otro, no como humanos, somos un concepto


—¿Concepto?


—Como la vida y la muerte


Completamente confundido, Touya le dio vueltas en su cabeza al asunto


—Él es la luz, yo la oscuridad


—Estás loco —comentó aturdido, no entendía nada de lo que ese hombre decía


—Nuestra dimensión colapsó y fuimos expulsados, para recuperar el equilibrio por irrumpir en un mundo que no es el nuestro, su cuerpo quedó atrapado en tu mundo, yo en este. Al haber un rechazo Inter dimensional, él se debilita y yo también, si no volvemos, desapareceremos —explicó lo mejor posible


Para Touya, todo eso sonaba a basura, pero al saber que ni el doctor supo que le sucedía a Yukito y dado que este estaba cada vez más débil, no le quedaba de otra que aceptarlo


—Pero todos estos años, él…


—Pasaron años para ti, pero para nosotros fueron minutos según la concepción del tiempo de tu mundo. Él no es consciente, su alma y mente fueron trasladados a ese cuerpo


—Los humanos no se crean así, tuvo que tener una infancia


—El Yukito que conoces, ese cuerpo, él falleció, en el mismo instante que nosotros caímos en tu dimensión. Junto a sus abuelos


—No puede ser —aturdido se agarró la cabeza, todo eso tenía que ser mentira


—Ese cuerpo prácticamente no tiene vida, se mantiene en pie debido a mí, a nosotros dos quiero decir, el que llamas Yukito y yo. Estamos desapareciendo, por eso el humano pierde consciencia


Las palabras de ese ser eran confusas, pero para Touya sonaban terriblemente crueles, estaba enamorado del concepto viviente de otro mundo, dentro del cuerpo muerto de un desafortunado chico. La persona a quien tanto amaba, quien era especial para él, era una total mentira


—No —dijo de pronto, su mirada adusta sobre ese ser— ¿Cómo puede mi dulce Yukito no ser real? Si lo he sentido, su esencia, todo él, para mí es una realidad, no me importa tu mundo ni las dimensiones, lo amo, no hay más


—Eres muy extraño —comentó con seriedad


—Ahora dime ¿Por qué soy el causante?


—Inconscientemente él se aferra a su vida en tu mundo, debido a lo que él cree son sentimientos, pero no es así, posees una fuerza espiritual que lo atrae, es todo


—Nos amamos


—El amor no existe, no de forma física, solo es un concepto


—Existe porque es lo que sentimos cuando alguien es nuestra razón misma para existir, tal vez en tu dimensión el amor sea nada, pero para los seres humanos lo es todo.


Aquella figura masculina lo miró en silencio, como si tratara de entender aquellas extrañas palabras, pensaba que los seres humanos eran las criaturas más raras que hubiese conocido jamás, ese chico estaba muy convencido de lo que decía


—No importa lo que creas, la realidad es que desapareceremos si él no abandona tu mundo


—¿Hay forma de que yo vaya al suyo?


—Es probable que tu cuerpo, consciencia y espíritu tal como lo conoces se desvanezca


—Me niego a creerlo, no creeré que él deba desaparecer —dijo con insistencia


El otro abrió su boca, con la intención de comentar algo más, pero Touya no fue capaz de escucharlo, pese a que los labios se movieron, de pronto, todo a su alrededor desapareció y al abrir los ojos, se encontró en la casa de Yukito, este yacía aún dormido a su lado, tenía fiebre y parecía balbucear


—Yukito —asustado lo tomó de la mano, tocó su frente y al verlo arder se levantó de la cama, llamó a una ambulancia, debía llevarlo al Hospital


Ese extraño sueño debía ser solo eso, un sueño, se negaba a creer lo que ahí escuchó.


El señor Kinomoto y Sakura llegaron al Hospital, rumbo a él en la ambulancia, Touya les llamó, así que enseguida llegaron, la niña estaba muy asustada mientras lloraba, el papá de ambos consolaba a su hijo, visiblemente angustiado


—Le hacen estudios, pero no ha podido despertar —informó con pesar a su padre


—Todo saldrá bien hijo, tranquilo —lo abrazó unos instantes, luego fue a consolar a la más pequeña


Esperaron un par de horas a que los estudios terminaran, pero todo cuanto le hicieron arrojó el mismo resultado, todo estaba bien, no había nada aparentemente, solo su mente estaba dormida, como si no quisiera despertar, así que no quedaba más que esperar


—Será mejor que hables con sus abuelos —informó el señor Kinomoto


Touya, jamás los vio ni habló con ellos, asumió que existían, había fotografías por toda la casa, pero según el hombre de sus sueños, estos junto con el joven, habían muerto hace tiempo, aún así, él lo intentó, primero llamando, dejando mensajes, luego yendo a la casa, pero nunca hubo respuesta.


Pasaron los días, Yukito seguía sumergido en un eterno sueño, Touya iba cada tarde saliendo de la escuela, había dejado sus empleos de medio tiempo. Le hablaba mientras dormía, lo tomaba de la mano, incluso le cantaba, pero nada, no había ni una sola respuesta a los estímulos


No volvió a soñar con aquel ser que le aseguró que Yukito no era un humano de ese mundo, tan solo el cuerpo, ahora Touya creía un poco más en esas palabras, pero quería saber cómo salvar al hombre que amaba, sin obtener respuesta.


Una tarde en su casa antes de irse hacia la escuela


—Papá ¿puedo hacerte una pregunta?


—Claro, dime


—Si te enteraras de una verdad que cambia toda tu realidad, pero eres incapaz de hacer algo ¿Cómo deberías actuar? Si la persona que quieres está en peligro —cuestionó con tristeza


El señor Kinomoto miró a su hijo un instante, no entendía qué trataba de decir con todo eso, pero le dolía ver a su hijo así, sabía que aquello que preguntaba tenía que ver con Yukito


—No lo sé con exactitud —admitió con sinceridad— Pero ante todo, haría hasta lo imposible por proteger a quien amo


—Entiendo —sonrió, eso era precisamente lo que quería hacer, aunque no podía decirle a su papá todo el asunto de las dimensiones, lo tacharía de loco— Iré a la escuela


—Sí, cuídate mucho hijo —le devolvió la sonrisa


Para Touya, esas palabras sonaron como si su padre supiera que estaba a punto de hacer algo muy importante, pero también, como si no fuese a volver a verlo. El joven salió de la casa, pero no se dirigió a la escuela, sino al Hospital donde estaba Yukito


Llegó y entró en la habitación, una enfermera le tomaba los signos vitales y lo revisaba, la ronda del doctor hace un rato que había pasado, estaba siendo monitoreado. La mujer le sonrió al recién llegado y se marchó, dejándolos solos


Touya se acercó hasta el joven y le agarró una mano


—Si estás oyendo escucha atentamente, sé que muy dentro de ti eres consciente de lo que sucede, déjame ir contigo de nuevo, juntos, encontraremos una solución


Susurró cerca de su oído sin soltarle la mano, luego movió un poco su cabeza y buscó los labios de su ser amado, posó los suyos encima y cerró los ojos, antes que pudiera darse cuenta, yacía inconsciente en el suelo junto a la cama, apretando con fuerza la mano ajena


El enorme cuarto blanco estaba de nuevo a su alrededor, una sensación extraña lo obligó a girarse 180 grados, atrás de él, pudo ver a Yukito, no aquel ser de cabello largo, sino a su amigo, su querido Yukito. Touya corrió hacia él y se abrazaron


—Lo sabes todo —dijo con tristeza el más bajito, cuando se soltaron


—Entonces ¿es verdad?


Yukito asintió


—Ya no puedo seguir existiendo en tu mundo, pronto el cuerpo que estaba ocupando será el cadáver que era


—Debe ser una mentira —dijo aturdido


—Ojalá lo fuera, esa familia tuvo un accidente, en el instante que él murió, yo entré en su cuerpo y me quedé con sus recuerdos, él no fue consciente que murió, ni del accidente, él solo continuaba su vida como la dejó, yo usurpé su cuerpo humano —agachó la cabeza, sentía deseos de llorar, todo era tan extraño y surreal


—Para mí eres real, Yukito es Yukito


—Touya —sonrió con un poco de esperanza— Yo…


—Lo sé —calló sus palabras colocándole el dedo índice sobre los labios


—No quiero desaparecer, no quiero perderte…


—Llévame a tu mundo


—No es posible, o, no sé cómo


—Entonces permanezcamos aquí para siempre —lo abrazó con suavidad, sujetándole con ternura la cabeza


Yukito se abrazó a la cintura de Touya y ocultó su cara en el pecho del joven


—Sabes que no se puede tampoco


Los dos estaban al tanto de eso, no importaba cuánto quisieran estar juntos, en el mundo de Touya el cuerpo de Yukito volvería a ser un cadáver y aquel espacio en blanco desaparecería junto con Yukito y el ente de cabello largo


—Es mejor despedirnos ahora…


—No —determinó Touya, dejó de abrazarlo y lo miró de frente, sujetándole ambas manos y mirándolo fijamente a los ojos— Quedémonos aquí el mayor tiempo posible


Yukito asintió, sonriendo ampliamente. Touya soltó sus manos y sujetó el rostro del chico, se miraron en silencio por unos momentos, luego se acercó, inclinándose hacia el frente, poco a poco, mientras iban cerrando sus ojos, instantes después sus labios se encontraron, compartiendo un primer beso suave y despacio


Ninguno de los dos había besado antes, se habían anhelado el uno al otro. Se abrazaron con fuerza mientras sus bocas se acariciaban la una a la otra, tras eso, un fuerte abrazo, ambos sollozando


—Te amo Yukito


—También te amo, Touya…


.


Una habitación fría de Hospital, donde se escuchaban los sonidos de un monitor, ahí estaba conectado un hombre de alrededor de 40 años, se encontraba en estado de coma, tenía desde su adolescencia ahí, dormido con tranquilidad


En el mismo sitio, una mujer de casi 30 años, acababa de cerrar un libro, el cual le leía, cada semana iba a visitarlo, cuando sus ocupaciones le daban un tiempo. La puerta de la habitación se abrió, por ahí entró otra mujer de la misma edad, ambas se sonrieron


—Tomoyo, viniste —habló con entusiasmo


—¿Cómo está? —preguntó la otra joven, mirando hacia el hombre en la cama


—Como siempre, dormido —expresó con una sonrisa, pero voz triste


—¿Los médicos no dan esperanza ya? —la chica negó— Lo siento mucho Sakura


—Desde el principio todo fue así, un día simplemente se durmió y ya no volvió en sí, un par de años después Yukito falleció —recordó con pesar, su mejor amiga conocía la historia a la perfección


—Si lo piensas, es mejor que él no lo haya visto morir


—Es verdad —miró hacia su hermano— Pero me habría gustado que papá lo viera despertar


—Tu papá fue un hombre muy intuitivo, él sabía que Touya mantenía su sonrisa por algo, no creo que haya sufrido viéndolo así, dormido


Ambas miraron hacia el hombre inconsciente


—Es verdad, papá siempre decía que el sueño que estuviese teniendo Touya debía ser muy bello porque no dejaba de sonreír, él creía que Touya y Yukito se habían encontrado en algún lugar lejano


—Que romántico


Sakura asintió


—Tomoyo, es hora de irnos, llegaremos tarde a la cena de reunión de ex compañeros


—Es verdad —comentó con apuro


—Adiós hermano, nos veremos pronto —se levantó de la silla y se acercó al hombre, acarició su cabello hacia atrás y sonrió— Salúdame a Yukito


Ambas mujeres se marcharon de ahí. En la cama, el cuerpo dormido del hombre de 40 años no dejaba de sonreír, como siempre.


.


Soltaron aquel abrazo y se miraron a los ojos, sonriéndose. La concepción de tiempo era ininteligible, pero sabían que habían estado ahí por mucho tiempo, habían compartido muchas cosas, muchos momentos de un amor puro e inocente


—Es la hora —habló Yukito con tristeza


—Lo sé —respondió en el mismo tono


Compartieron una sonrisa nostálgica


—Muchas gracias por todo, Touya


Las lágrimas cayeron por el rostro moreno del joven más alto y asintió. Poco a poco, la figura de Yukito se fue desvaneciendo, hasta convertirse en nada, se quedó solo ahí por unos instantes, o quizás mucho tiempo, era indescifrable en aquel lugar sin tiempo ni espacio.


Abrió los ojos y miró borroso, frente a él, una luz cegadora, intentó moverse, pero su cuerpo carecía de fuerza, pesaba demasiado, solo moviendo los ojos miró a todos lados, estaba en un cuarto de Hospital, podía oír el monitoreo. Con dificultad pudo mover la cabeza, girándola hacia la puerta, segundos después vio a una enfermera entrar, su cara de sorpresa fue sorprendente


—Dios mío, un milagro —dijo con asombro y salió de prisa de ahí


Touya no entendió mucho, pero pudo percibirlo, volvió a su mundo y muy probablemente en él Yukito ya no estaba, sonrió amplio entre lágrimas, al menos pudieron demostrarse su amor


—Muchas gracias por todo Yukito.


FIN

Notas finales:

Hola! Espero les haya gustado, quizás esperaban un final feliz, pero no fue posible, lo siento. Si algo no se entendió me pueden preguntar :) responderé sus dudas, espero me dejen sus comentarios, hasta el próximo fanfic.


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