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Vampiros en el Walmart por Ari_123_love

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Notas del fanfic:

Siempre es una historia rara la que me hace salir de hiatus, y henos aquí una vez más.

Como dice el título, trata de vampiros y walmart. Escribí esta historia en un rush que tuve después de una conversación que giró al rededor de esta imagen, y el deber me llamó a escribir

Minho exhaló, mirando la lista que llevaba antes de tomar un carrito y permitir que las puertas automáticas del Walmart se abrieran. No es que le disgustara hacer las compras de emergencia, pero eran pasadas las once y media de la noche y se estaba perdiendo los 20 minutos previos al partido que tanto había esperado; aún no podía creer que su hermano hubiese osado mandarlo a comprar toda la botana que él mismo había quedado en comprar y no había hecho. No pudo evitar maldecirlo veinte veces en su cabeza, aunque tuviera que recordar a su madre que no estaría nada orgullosa de él por tener pensamientos tan groseros.

-Buenas noches, bienvenido a Walmart.

Cómo siempre, había un trabajador pasando las puertas automáticas, saludando a cada cliente. Minho hizo una corta reverencia sin prestarle mucha atención, terminando de pasar por la entrada hasta dar directamente con las frituras que siempre ponían al inicio de la tienda, para tentar a los compradores. Las miró brevemente, sabiendo de cualquier modo que esas no eran las que él quería. Estaban las favoritas de Minseok, pero que se joda, pensó. Él no las había comprado en su momento, Minho compraría las suyas preferidas.

Siguió caminando, brincándose el área de verduras, para ir a la zona de lácteos en refrigeración. Aprovecharía para llevar leche a su casa, y había uno que otro aderezo para las frituras que también eran refrigerados. Se encontraba revisando sus opciones, hasta tomar la que parecía menos mala. Cerró el refrigerador.

-¿Ha encontrado lo que buscaba?

Saltó de la sorpresa. ¿De dónde carajos había salido ese trabajador? Minho miró a su alrededor, dándose cuenta que en el área era el único, quizás por eso tenía la completa atención de los trabajadores. Soltó el aire por lo bajo, asintiendo.

-Si, gracias. Todo está bien.

Hizo otra corta reverencia amable, dándose la vuelta y mirando la lista que llevaba. Todavía debía buscar bebidas y las frituras. Siguió caminando por el área de refrigeración hasta llegar a las bebidas frías. Podría hacer la maldad de irse a los pasillos y llevarlas a temperatura ambiente, pero también le afectaría a él, así que terminó cediendo. Unas cuantas cervezas, un par de tés. También bebidas para la resaca (que claro que él no tomaría, eran más que nada para Minseok e invitados).

Pequeños susurros le hicieron alzar la cabeza. Miró a su alrededor. De nuevo nadie. Nunca había creído lo que la gente decía de que Walmart era un lugar de raros para gente rara, pero debía admitir que estar en un Walmart solo, a casi la media noche, si lo hacía sentir algo nervioso. Terminó de poner las botellas en el carrito, cerrando la puerta del refrigerador, y volviendo a mirar a su alrededor. Esta vez no había ningún trabajador que estuviera al acecho. Soltó el aliento por lo bajo, sacudiéndose la extraña sensación y siguió su camino.

Pasillo de las frituras. Ahí era donde tenía que dirigirse. Caminó zigzagueando por los pasillos, no porque quisiera perder tiempo, sino porque tenía la extraña sensación de ser visto a pesar de que cada pasillo estaba vacío. La luz del pasillo ocho zumbaba, y la del pasillo doce empezaba a tener fallas, agregando incomodidad a la sensación que tenía bajo la piel. Apresuró el paso, hasta llegar donde estaban las frituras.

Normalmente revisaría cuál debía llevar, buscando alguna oferta, para así tal vez llevar dos en vez de un producto. Pero ahora no se dio la libertad de hacerlo. Tenía la pequeña y nueva necesidad de terminar su compra cuánto antes, y ya ni siquiera se trataba de que quisiera a regresar rápido para mirar aquel partido de fútbol del cuál ya ni siquiera recordaba quienes estaban jugando, o qué amigos suyos irían a casa a verlo con él y su hermano. No, ahora la necesidad corría de un lugar más profundo, de ese instinto bestial que le decía sal de ahí. Podía sentirlo, el acecho.

Miró una vez más a su alrededor. Nada. Solo el foco del pasillo contiguo fallando, y el silencio extraño que hacen las bocinas de la tienda cuando no se están usando. Tomó la primera bolsa del stand, girándose para echarla en el carrito. Su movimiento rápido hizo que la siguiente bolsa se cayera. Le tomó medio segundo darse cuenta al escucharla caer y darse vuelta.

No pudo saltar del susto está vez, se congeló de la sorpresa al mirar al lugar y ver a un trabajador ya estar recogiendo la bolsa que había caído. No, no era cualquier trabajador. Era el mismo chico que se le había acercado en el área de refrigeración. Miró fuera del pasillo, agradeciendo no haber entrado demasiado lejos. Aún no había nadie más, y ese era el problema. Ni siquiera había alguien en la entrada, ¿acaso había sido este el chico que le dio la bienvenida?

Minho tragó duro, apretando los labios en un intento de disimular la extraña sensación que tenía. El chico no parecía fuera de lugar, a decir verdad, pero aún así había algo que le gritaba con todas las fuerzas que no debía estar ahí. Su cabello negro, con el flequillo revuelto en un esponjoso estilo, le hacían ver infantil y hasta cierto punto inocente; Minho lo sentía más como una trampa. Una de la que se estaba dando cuenta y tenía que escapar. Le sonrió, haciendo la más rápida y corta reverencia, para seguir su camino. Tenía que salir de ahí cuánto antes.

Agradecía tanto que Walmart tuviera estaciones de auto cobro, porque no estaba en el lugar mental correcto como para acercarse a cajas y descubrir si quién le atendiera al cobrar era ese mismo chico o no. Dobló en el pasillo donde están los dulces, sabiendo que sería el camino más corto a la caja de auto cobro ya que daba directo a la estación. Podía sentir la libertad, solo quería salir de ahí.

Empujó con un poco de brío el carrito, aumentando su velocidad. Estaba tan cerca, ya casi por llegar. Entonces lo escuchó. Ese sonido de susurros suaves y pasos rápidos. Se detuvo, girándose para ver a su alrededor. Nada. Nadie.

Debía estar imaginándose cosas. Quizás aquel lindo empleado nocturno solo estaba haciendo su trabajo, y la extraña sensación que Minho tenía estaba jugándole una mala pasada porque aquel lugar estaba prácticamente vacío. Debía de tranquilizarse, solo era cuestión de que llegara a la caja de auto cobro y podría salir de ahí lo más antes posible.

Entonces sintió un rayo contra su pecho.

Aquel impacto lo clavó al suelo. El golpe había sido rápido y no lo vio venir. Sin poder procesar cómo había terminado tirado en el suelo, trató de enfocar la mirada que le daba vueltas por golpear su cabeza al caer. Sobre su pecho, a horcajadas, aquel lindo empleado estaba sentado. Sonreía, una sonrisa emocionada y linda, que no debería ser real. Minho a penas podía entender de dónde había salido el chico, o cómo había logrado derrumbarlo de un golpe. Su respiración estaba corta, el chico sentado sobre su pecho no ayudaba, así que no estaba tan seguro de qué tanto la falta de oxígeno y la contusión estaban afectándole.

El chico se agachó acercándose, la luz golpeando la pequeña etiqueta de metal en la ropa del chico permitió que Minho pudiera leer su nombre. TAEMIN. Bueno, en cuanto pudiera recobrar su voz, ciertamente habría muchas cosas que tendría que decirle.

La valentía no le duró más de esos escasos segundo, Taemin le sostuvo por el cuello de la camisa con fuerza, contemplándole con curiosidad. Solo en ese momento Minho pudo notar el color chocolate rojizo que Taemin tenía en sus ojos, y que era mucho más pesado y rápido de lo que podría cualquier humano de su apariencia.

Se sentía como una presa, la cual había sido acechada por un depredador que no lo parecía. Y escuchar la risita boba e infantil que soltó para sí mismo aquel loco, hizo que la sangre de Minho se helara. ¿En qué rayos se había metido?

Abrió la boca, sintiéndose medianamente listo para decir algo y suplicar por libertad, siendo atacado en cambio por aquella boca ajena en un beso. Una vez más se congeló, no por el beso sorpresivo, ni por la manera tan extraña en qué estaba siendo besado. Sino por el filo que sintió.

Oh mierda.

Oh mierda.

Oh mierda.

Taemin le soltó, regalándole la sonrisa más enorme e intoxicada que cualquier ser pudiese imitar. Un par de colmillos asomándose sin nada de timidez, demostrando que aquel rumor extraño acerca de los Walmart podía ser cierto.

-Ahora, eres mío.

Los Walmart eran manejados por vampiros, y en este momento uno le estaba mordiendo el cuello, hasta hacerle ver negro.

Fin

Notas finales:

Creo que depende mucho de la perspectiva, de si es una historia de terror o de amor lol. Les aseguro que la idea de Taemin no es comerse a Minho. El problema es que Minho se desmayó antes de saberlo x) 

 


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