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Amado por zion no bara

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Notas del fanfic:

Saludos y una disculpa por el retraso pero han sido días complicados no solo por el tiempo, también por la distancia, estoy a mitad de un asunto familiar ineludible que me ha mantendio lejos de casa, pero en intermedios me puse a escirbir este sencillo fic, espoero poder regularizarme dentro de poco.

 

Notas del capitulo:

Es un fic de un solo capítulo, con una pareja que casi no he utilizado, deseo que les guste a quienes sean tan amables de leer.

La canción me gustó para hacer algo sencillo, espero que sea de su agrado también.

 

 

 

Primera vez, primer amor
Oh qué sentimiento es este
La electricidad fluye
Con el primer beso
Como una ruptura en las nubes
Y el primer rayo de Sol
Puedo sentirlo adentro
Algo nuevo ha comenzado
Y está tomando el control
De mi cuerpo y mente
Comenzó cuando escuché Te amo

Por primera vez
Por primera vez

 

¿Te has enamorado? ¿Has querido a alguien? ¿Te has sentido amado? Esas y otras preguntas se hacía el caballero de la cuarta casa, Cáncer, en el Santuario de Atenea, lo cual no se podría esperar de alguien como él, la verdad, porque de entre todos los caballeros dorados definitivamente no se esperaba que justamente el venido de Italia pudiera encontrarse en lo que semejaba un dilema: estaba enamorado.

Si, con todas sus dificultades personales, problemas con sus compañeros, acusaciones de traición, abandono de su propia armadura (aunque después se reconciliaron), peleas con sus compañeros, batallas a muerte sin el menor remordimiento, acabar con inocentes, luchar en contra de su diosa, y lo mejor era no tratar siquiera de continuar con la lista o no tendría fin. La cuestión era que el caballero de Cáncer, igual que sus demás compañeros, había regresado a la vida por la gracia de Atenea, lo cual era una enorme oportunidad para redimir sus existencias y hacer un nuevo camino.

—Solo es porque nos necesita—dijo el de la cuarta casa.

Bueno, no se podía cambiar tanto, ni de un momento a otro, aun cuando ese momento hubiera sido pasar de estar muerto a estar vivo de nuevo.

En los primeros momentos Death Mask de Cáncer no estaba muy seguro de lo que debía hacer con esa nueva vida, había contemplado con sus ojos azules mientras se mecía sus cabellos también azules lo que hacían sus compañeros, algunos planeaban establecer nuevas relaciones, acercarse a sus familiares, entrenar otra vez, viajar, pero para el venido de Italia los planes eran mucho más cortos.

—Mejor me quedo en mi templo.

Esa había sido su primera opinión, estaba muy dispuesto a mantenerla pero se dieron unas cuestiones que lo impidieron ¿Quién diría que lo que hacían los demás afectaba lo que hacemos los demás? Así fue que su acercamiento con otra persona comenzó, por esos hilos del destino tan largos y disimulados que es imposible verlos, y definitivamente no los estaba buscando tampoco pero ahí estaba el inicio de lo que vendría.

—Buendía Death Mask.

Pensar que se había apurado por el camino para que no lo alcanzara y de todas formas ahí estaba su compañero caballero dorado.

—Hola Dhoko.

—Ibas con algo de prisa, por un momento pensé que no iba a alcanzarte.

Ese era el plan, se dijo a sí mismo, pero se quedó callado aunque seguía caminando, si algo tenía que decirle se lo diría y si no al menos estaría más cerca de su templo y las cosas quedarían así, podría librarse y…

—Me gustaría que habláramos un poco—continuaba el caballero de Libra—Si es que no tienes inconvenientes.

— ¿Y si los tuviera?

—Respetaría tus sentimientos, aunque siendo compañeros me agradaría que no los hubiera, pero de ser el caso no puedo forzar nada, aun siendo un caballero dorado.

Palabras amables, pero dejaban al de Cáncer ante la situación de tener que elegir y tan solo atinó a caminar al mismo paso que el de la séptima casa hasta que llegaron juntos al templo del de cabellos azules, al entrar se hacía preguntas ¿ahora qué? Era la primera que venía a su mente. Afortunadamente para él su compañero iba preparado con el tema que deseaba que tocaran y no esperó para hacérselo saber.

—Me gustaría saber cómo te encuentras Death Mask.

—Estoy aquí—dijo levantando los hombros.

—Sí, pero quisiera saber si hay más en tu vida, si tienes planes o proyectos, si hay algo o alguien que esté en tus propósitos.

¿Propósitos? ¿Qué clase de palabra era esa? ¿Alguien la utilizaba realmente? ¿Tenía el de Libra la menor idea de cómo se escuchaba que la utilizara? ¿Por qué Dhoko lo estaba mirando así? Rayos, se estaba notando en su expresión que el asunto se acercaba a parecerle ridículo, aun cuando quisiera ser cínico no podía, no con el de Libra, tenía demasiado para imponerse como para dejarlo a un lado, con otros sería sencillo, con él no.

—Me concentro en ser yo de nuevo—fue la respuesta del de ojos azules—No es un gran plan pero es algo.

—Es un buen plan, centrado y nada disperso, podrás lograrlo.

—No sé… a veces, solo… no sé.

Dhoko se acercó un poco más, a la distancia suficiente para no ser invasivo pero si estar cerca, no era de la nada que hubiera ido al lado del de Cáncer específicamente y era mejor dejar en claro sus intenciones.

—No estás solo Death Mask, tal vez lo creas pero no es así, no tiene que ser así, todos lo estamos intentando, podemos apoyarnos unos a los otros, somos caballeros y somos compañeros.

¿Cómo le hacía Dhoko para escucharse así? A veces no estaba seguro si mostrarse sereno o reírse pero mejor dejaba eso de lado, una respuesta sencilla sería lo mejor.

—Gracias Dhoko.

Después de eso vino un silencio, de estudio para el de cabellos rojizos y un tanto incómodo para el de mirada azul.

—Encontraremos la manera de seguir adelante Death Mask, también tú lo harás, solo necesitas encontrar esa parte de tu vida que te oriente y haga que tus planes tengan un sentido.

—Claro.

No parecía que la conversación diera para mucho más así que el de la séptima casa finalmente se fue, dejando a solas al de Cáncer quien se limitó a quedarse así, a solas, por las horas siguientes pues no creía en eso de que ocurriría algo, que algo se presentaría, que algo sucedería, que su vida iba a cambiar. Bueno, a veces la vida da sorpresas, como esa.

—Hola Death Mask—lo saludaron.

Ni siquiera volteó al escuchar esa voz, pero sí que lo hizo al escuchar la segunda voz que lo saludó.

—Buendía caballero de Cáncer.

Más formal y más joven, tuvo que detenerse y voltear, no se había engañado, era él y estaba ahí, no tenía idea del porque pero así era.

—Shiryu estará una temporada en el Santuario—le informaba Dhoko.

Tuvo que observar a ese joven, ya no tan joven como la primera vez que lo enfrentó, un poco más maduro pero más joven que él sin duda, no pensaba que su vida fuera a cambiar por esa aparición y esa idea solo demostraba lo engañado que estaba el de cabellos azules sobre su propia vida.

 

**********

 

Esta vida, este amor
Toda la dulzura que siento
Tan misteriosa
Tan increíblemente real
Es una escena desconocida
Es una puerta sin abrir
Pero tienes que llegar
Y tienes que explorar
Aunque no estés seguro
Hasta que llegue el momento
Allí está él y sabes que estás enamorado

Por primera vez
Por primera vez

 

Death Mask pensaba que su vida no iba a cambiar, se levantaba, hacía lo menos posible y estaba perfectamente definido que como caballero dorado debía entrenar, esa parte no estaba tan mal, entrenar con los demás ya no lo entusiasmaba tanto y era porque se sentía sin un objetivo ¿Cómo era eso? Bueno, antes batallaba para obtener algo, por lo menos la satisfacción de vencer a otro y saberse el más fuerte pero con esa nueva época de paz, pues, ya no había esa motivación, ya no peleaban para derrotar a otro, sino para estar en forma, era casi deprimente. Pero no se dejaba guiar por eso, no se dejaba guiar por nada.

O al menos eso era lo que creía.

Evadiendo un entrenamiento que le resultaba soberanamente aburrido, pues estaba enfrentando a un Mu que parecía solo pensar en crear y un Afrodita que ya no era cínico, con semejante vista mejor se iba y dando un rodeo para que no lo encontraran otros caballeros se encontró con una escena llamativa. Primero escuchó un sonido, se sintió curioso y lo siguió, lo que encontró fue a ese joven de cabellos oscuros (y bastante largos) insistiendo en un movimiento similar a un ataque con espada pero no tenía armas, más bien si, lo estaba haciendo con sus brazos. Por las marcas en la roca sin duda buscaba un objetivo pero por su expresión no lo estaba alcanzado ¿Quién lo diría? Uno de esos niñatos que tantos problemas daba y tantas molestias causaba parecía no poder hacer…lo que fuera que estuviera buscando hacer.

Justo en ese instante el joven caballero del Dragón debió sentir que lo observaban pues volteó y con deferencia hizo una leve inclinación para saludar, tanta cortesía, Dhoko sin duda insistió en eso como parte de su entrenamiento.

—Caballero de Cáncer.

— ¿En qué estás perdiendo el tiempo?—lanzó de forma dura—No lograrás nada en ese punto.

Casi parecía que iba a reírse pero no lo hizo, además el joven de ojos verdes se limitó a explicar su situación.

—Vi al maestro Dhoko hacer un ataque pero por más que lo intento no consigo avanzar, el movimiento que él hace es suave pero certero y yo, en cambio…

—Tu ataque es grueso y disperso—señaló observando las marcas en la roca—En una pelea no lograrías mucho con esto, cualquiera podría evadirlo.

—Entreno para lograr hacerlo pero…

— ¿Por qué no le preguntas a Dhoko? Sería más sencillo que este desperdicio de fuerza.

—Aprender es parte del entrenamiento.

— ¿Dhoko sigue leyendo esos manuscritos de hace siglos?

Parecía cansado de no escuchar respuestas directas cuando se trataba del de Libra y en ese instante, quizás por no tener nada que hacer o quizás porque le desesperaba notar el nivel de fallos en el ataque, decidió hacer algo al respecto. Fue hacia el de Dragón, sin mediar una sola palabra lo hizo colocarse ante la roca, lo impulso a mantener los hombros rectos y un pie adelante del otro, girando levemente su cadera y en lugar de elevar el brazo de ataque lo puso hacia abajo.

—Es de abajo hacia arriba, no de arriba hacia abajo—dijo con tono severo.

El de largos cabellos oscuros no estaba seguro pero no estaba mal intentar, así que lanzo de nuevo el ataque y no pudo menos que sorprenderse al ver el resultado, no era perfecto pero resultaba mucho mejor que todo lo que había logrado hasta ese instante.

—Muchas gracias—dejo con reconocimiento el de ojos verdes—No sé cuánto hubiera tardado en descubrirlo por mi cuenta.

—No era tan difícil—agregó con tono de suficiencia.

—Gracias de todas formas, para un caballero dorado debe ser solo un paso pero para mí es un gran avance.

Shiryu sonreía de manera franca, algo en su expresión brilló haciendo que el de Cáncer se sintiera satisfecho de su intervención, no estaba mal hacer algo pero tampoco lo entusiasmaba demasiado hacerlo, lo mejor era marcharse pero apenas había dado la vuelta para seguir a su templo cuando volvieron a hablarle.

— ¿Death Mask de Cáncer?

No dijo nada, solo volteó sin cambiar su expresión, aguardando.

—Me preguntaba si podría ayudarme, estoy entrenando pero creo que puedo mejorar mucho más si entreno con otra persona en lugar de hacerlo solo.

¿Entrenar con un caballero de bronce? Generalmente eso le hubiera parecido un disparate pero no tenía nada que hacer y ese caballero de bronce era varias cosas excepto como los demás, y necesitaba distraerse con algo.

—Podemos entrenar—fue su respuesta.

Las decisiones aparentemente sin importancia pueden llegar a ser un asunto muy serio, cuando el de la cuarta casa aceptó ese día tratar un poco más al joven de Dragón no tenía ni idea de lo que estaba aceptando: que hubiera una persona en su vida.

Los dos se veían ocasionalmente en el Santuario, mientras el de los ojos verdes pasaba esa temporada con el caballero de Libra en el Santuario se veía ocasionalmente con Death Mask, pasaban algo de tiempo juntos cuando llegaban a entrenar pero no se podía decir que estaban cerca, el de cabellos azules continuaba sin saber exactamente que hacer consigo mismo, estaba lo de ser un caballero pero a veces eso semejaba más una rutina que una ocasión y no estaba seguro de querer soportar eso por el resto de su vida.

Si bien el venido de Italia había ayudado ocasionalmente a Shiryu con su entrenamiento no suponía que las cosas entre los dos iban a pasar de ahí, apenas sin darse cuenta la situación estaba cambiando, se iban haciendo más cercanos de lo que el de cabellos azules hubiera pensado aunque ciertamente no se veía a sí mismo como alguien que pensaba mucho en los demás para ser honestos. Y sin embargo ahí estaba ese joven de cabellos negros quien lo enfrentó, ahora estaba a su lado mostrándose interesado en aprender de él, y no podía ignorar su presencia, simplemente no podía.

¿Cómo hacerlo? Shiryu era formal pero podía ser amable y atento, actuaba hacia él con el mismo respeto que demostraba por los demás caballeros dorados, incuso no tenía inconvenientes en decir las cosas a su maestro. Se encontró con el caballero de Libra y su discípulo en una ocasión, debían haber estado explorando por los alrededores y charlaban animadamente. Pensaba en simplemente dejarlos pasar pero no pudo pues el de largos cabellos negros lo miró directamente y se inclinó ante él en señal de respeto, haciendo que el de la séptima casa se mostrara interesado en saber qué había sucedido entre ellos.

—Buenos días—saludaba el más joven—Agradezco su ayuda caballero de Cáncer.

— ¿Ayudaste a Shiryu?—preguntaba el venido de China sin perderlo de vista.

—No fue nada—fue la respuesta del de la cuarta casa.

—Me ayudó a perfeccionar la técnica que vi en usted maestro—explicaba Shiryu.

—Me uno a ese agradecimiento, gracias Death Mask, debes saber que Shiryu ha dominado bien esa técnica, ahora escuchó que lo ayudaste, has sido amable en apoyarlo.

¿De verdad Dhoko no se escuchaba al hablar? Como fuera no pensaba seguir ahí, algo en toda esa situación lo estaba haciendo sentirse inquieto, pero la escena no terminaba aun.

—Death Mask de Cáncer—lo llamaba Shiryu—Me preguntaba si podría ayudarme a entrenar, hay técnicas que me gustaría aprender durante mi estadía en el Santuario.

—Es una gran idea—intervenía Dhoko—Death Mask es un caballero con técnicas especiales ¿Qué dices Death Mask? ¿Te gustaría apoyar el entrenamiento de Shiryu?

¿Qué le estaba proponiendo? ¿Qué pasara más tiempo con ese muchachillo? ¿No bastaba con que su presencia lo hacía sentirse extraño?

—No—fue la tajante respuesta.

Sin una sola palabra más el de cabellos azules se fue luchando con el impulso de mirar hacia atrás, donde estaban los otros dos, no estaba de humor pero eso nunca fue su fuerte, convivir con otros, acercarse a los demás.

Cuando alcanzó la cuarta casa se dedicó a contemplar el lugar por unos instantes, estaba a solas y quizás eso lo ayudaba a decirse que todo era diferente, un día peleaba con los Libra y al otro ese Shiryu le pedía ayuda para entrenar ¡Vaya que las cosas habían cambiado! Incluido ese muchachillo, bueno, ya no tan muchachillo, estaba más crecidito.

Era mejor dejar esas ideas de lado, veía con sus azules ojos los muros de su templo, vacíos, desnudos, no pudo evitar estirar la mano derecha y acarició uno, sus rostros se habían ido, tal vez toda esa parte de su vida se había ido también ¿Qué le quedaba ahora? Solo el vacío.

La cuestión era que no estaba al tanto de un hecho interesante acerca del vacío y era que se podía llenar.

 

**********

 

Y, cariño, cuando te conocí
Cada sentimiento que tenía era nuevo
No creo que haya palabras
Para describir la sensación

 

Death Mask se tomaba sus actividades como una rutina, no seguida con exactitud siempre pero la cumplía casi por completo, la seguía más o menos con fidelidad, sin nada en especial que lo animara…hasta que se pasaba un día si y el otro también por el mismo sitio, ese en el que curiosamente se podía ver al joven Shiryu entrenar. A veces lo veía charlar con Dhoko pero en la mayoría de las ocasiones se preparaba solo ¿Cómo sería posible? No pensaba que fuera así. Pudo ser algo que simplemente ocurriera, no tenía que ver con él, pero acabó mirando a ese joven, su dedicación y determinación, y no pudo evadirlo pues el de cabellos negros lo notaba y lo saludaba con respeto para seguir entrenando, aunque parecía al tanto de permanecer bajo esa mirada azul. Y la cuestión fue que Death Mask se encontró buscando y acercándose en cada encuentro que tuvieron hasta que acabó ayudando a entrenar al de Dragón.

—Agradezco su ayuda—decía el de mirada verde.

—De nada—era su respuesta cuando lograba articular palabras.

No siempre lo hacía, a veces se quedaba mirando a ese joven sin terminar de comprenderse, no resultaba una mala alianza en el sentido que el de cabellos largos aprendía y el de mirada azul se dedicaba a algo, dijeran lo que dijeran de él era un caballero dorado y eso no era algo que cualquiera lograra. Shiryu era un aprendiz aplicado y el de Cáncer resultó, increíblemente, no un mal entrenador, así que se equilibraba la situación entre ambos.

Pero no había nada que hacer si se pretendía equilibrar que el de la cuarta casa no podía dejar de mirar a Shiryu, lo veía cuando estaba a su lado, cuando se apartaban, cuando se levantaba y cuando se dormía, la imagen de ese chico llenaba sus pensamientos y llegó a encontrarse en la posición, a su juicio ridícula, de no poder mirarlo de frente pero no querer perderlo de vista cuando estaba lejos. ¿Qué era lo que le estaba sucediendo? No había estado en una situación así con anterioridad, mucho menos lo que ocurrió cierto día después de un breve entrenamiento entre los dos.

—Muchas gracias—decía el de largos cabellos negros—A veces olvido que se puede seguir aprendiendo de otros caballeros y no solo del maestro Dhoko.

—Eso no es amable con Dhoko…pero es verdad—decía el de cabellos azules—En el Santuario todos nos la pasábamos entrenando, creo que es de las pocas cosas…que seguimos…haciendo…sin camisa…

Las últimas palabras fueron un leve murmullo, todo fue porque Shiryu había llegado a un lado de su sitio de entrenamiento, por donde corría un leve arroyo, bastaba para algo sencillo, como limpiarse, por lo que el de Dragón se había sacado la camisa. Todo ocurrió ante los azules ojos del venido de Italia como si fuera una película en cámara lenta, vio la prenda desaparecer, los cabellos deslizarse con gracia, el brillo de la piel nacarada, la naturalidad de cada movimiento, se quedó casi sin respirar por esa imagen y lo único que se le ocurrió fue darse vuelta sintiendo que le ardía el rostro.

—Tengo que ir a mi templo—soltó con prisa.

No esperó por una respuesta siquiera, solamente se marchó, con velocidad, con el corazón latiéndole aprisa ¿Qué era lo que le estaba pasando? Jamás en su vida se había comportado de forma tan…tan… ¿tan qué? Cuando finalmente se detuvo se apoyó contra un muro en Cáncer con esa imagen ardiendo en sus ojos al cerrarlos, la tuvo por las horas siguientes, incluso cuando estaba recostado en su cama y se suponía que debía dormir.

—Con que no vuelva a verlo bastaría—se dijo.

Muy formalmente se prometió no mantener más contacto con Shiryu.

—Buendía Death Mask de Cáncer—lo saludaron.

—Que tal.

Ahí estaba de nuevo en el mismo lugar para entrenar con el de ojos verdes, se sentía como una polilla atraída a la luz.

—“Una polilla bastante estúpida”—pensaba en su interior.

Esos encuentros con el aprendiz de Dhoko no estaban siendo de ayuda, no para él, debía terminarlos, después de ver a ese muchachillo siempre se quedaba confundido, dudoso, tembloroso, sin saber qué hacer, no estaba comiendo como siempre, ni durmiendo bien, al estar cerca le temblaba el estómago, al estar lejos no dejaba de preguntarse por él, no quería estar así, debía alejarse, debía terminar con eso, solo debía ser directo y decirle a ese caballero de bronce que sus entrenamientos se terminaban, que no se verían de nuevo, que…que… sentía que le estrujaban el pecho tan solo de pensarlo.

Por supuesto que todos esos planes estaban bien en su mente, cuando estaba lejos, cuando ese muchacho tan especial no estaba a su lado pero si tenían que estar uno ante el otro nada era tan sencillo, porque en esos planes no había contemplado una variable importante que se le había pasado por alto durante todo ese tiempo: lo que pensara Shiryu. El joven caballero de la armadura de Dragón sin duda era un oponente tenaz y digno, un joven centrado bien educado por el caballero de Libra, había enfrentado riesgos y dificultades que incluso ellos como caballeros dorados no habían tenido, combatió contra otros caballeros, generales, espectros y dioses, venciéndolos por si fuera poco.

Bien, pues un joven como ese no iba a ser alguien que se quedara sin hacer nada cuando un asunto le importaba, y no muchas cosas importan tanto en la existencia de los seres humanos como el querer estar al lado de alguien en especial, sobre todo porque otro evento estaba por inmiscuirse en esa situación ya de por si complicada.

Death Mask abandonaba el templo principal, una de esas interminables reuniones con Shion que no estaba seguro de su utilidad pero decían que importaba estar ahí, claro, a menos que fueran Dhoko de Libra quien no se presentó, pero suponía que tenía sus ventajas el poder llamarse un viejo compañero de armas del patriarca. Al cruzar por la casa de Libra vio que justamente su guardián charlaba con su aprendiz de Dragón, por un ínstate sintió que sus mejillas ardían pero respiró con profundidad y avanzó, desviando la mirada para no dejar de ver a ese muchacho pero sin que pareciera que los estuviera mirando en realidad.

—Hola Death Mask—lo saludaba el de Libra.

 No podía pretender que no se dirigía a él y se acercó con paso tan firmes como pudo, marcando cada huella, que se notara lo fuerte que era, su arrogante porte, su manera segura de moverse y…

—Cuidado—dijeron al mismo tiempo los Libra.

Bonito momento para resbalarse y hacer semejante papelón al casi caerse, pero bueno, estaba de pie y todo gracias al de ojos verdes que se movió con velocidad y lo sujetó por el brazo, lo sostuvo por dos segundos exactamente haciendo que el de mirada azulada contuviera el aliento pero finalmente el momento terminó y quizás también deberían terminar esos encuentros, solo debía decirlo y quedarían en paz.

—Shiryu y yo hablábamos de sus entrenamientos—le dijo directamente el de Libra.

—Sobre eso—intervino el de Cáncer—Creo que es mejor que terminen.

—Así será.

El de cabellos azules se sintió sorprendido pero el de la séptima casa continuó.

—Shiryu partirá en unos días.

El de Cáncer miró el joven quien asintió con un movimiento.

—Regresaré a Rozan—le informó.

El caballero del cuarto templo tuvo que decirse que se mantuviera tranquilo, que no se derrumbara, que no demostrara lo que estaba sintiendo, pero la verdad era que sentía como si un par de mazos lo golpearan en el plexo solar.

—Debo encargarme de esto—le decía a Shiryu su maestro retomando su conversación anterior—Le dije a Shion que podía contar conmigo, los veo después.

El caballero se alejó dejando a solas a los otros dos, mirándose por unos instantes, sin decirse nada con palabras pero no podían seguir de esa manera por mucho tiempo.

— ¿Regresas a Cinco Picos?

—Debo hacerlo—fue la respuesta directa.

No había nada para él en esa respuesta o al menos eso era lo que sentía el de cabellos azules, no tenía motivos para quedarse en esa situación, no iba a colocarse a sí mismo en esa postura, lo mejor era irse.

—Buena suerte—logró decir pero fue como si le doliera pronunciar esas palabras.

No esperó, se dio vuelta, pero al dar tres paso tuvo que detenerse, una soga en forma de palabra lo hizo quedarse donde estaba.

—Death Mask—lo llamaron.

Shiryu había sido formal hasta ese momento, nunca lo había llamado solamente por su nombre pero lo estaba haciendo, el de cabellos azules giró su rostro y vio al joven acercarse, de alguna manera estaba distinto, no encontraba la forma de decirlo, como más seguro, más masculino, más hombre, no terminaba de entenderlo pero no lo necesitaba, ese joven de ojos verdes iba a explicarse perfectamente por su cuenta, pero no lograba controlar del todo ese súbito impulso de escapar.

—Voy a extrañarte Death Mask—le dijo directamente.

—Shiryu…

Esas mismas manos que entrenaran lo sujetaron por el rostro, con una suavidad que no recordaba haber sentido, esos ojos verdes mirándolo y atravesándolo con intensidad, estaba indefenso, no podía hacer nada, solo podía quedarse donde estaba y entonces ocurrió, unos labios cubrieron los suyos con dulzura, casi perdió el sentido de sí mismo en ese instante.

—Shiryu…

—Casi me olvido de esto.

Dhoko había aparecido de pronto haciendo que se separaran con velocidad y el momento se perdió, Death Mask solo atinó a irse a su templo con velocidad, con el corazón en el pecho latiéndole de manera tumultuosa y una sensación de que todo era posible a la par de una absoluta incredulidad ¿Qué era lo que había sucedido?

Alcanzó su templo como si fuera una balsa y estuviera ahogándose en medio del mar, estaba a salvo, o al menos eso suponía pues esas ideas que lo llenaban a cada instante seguían ahí, no iba a abandonarlo, todo lo llenaba ese joven de cabellos negros quien lo había besado, quien lo llamó por su nombre, quien lo estaba haciendo sentir, si, sentir, algo absoluto y que no le permitiría ser el mismo. Esa calor en su interior, similar a una luz que lo iluminaba, el estar alerta y pleno, el querer gritar y quedarse en silencio, abrir los brazos y escapar, todo eso era nuevo para él pero ahí estaba, no era a alguien más a quien le estaba ocurriendo, era a él ¡Justamente a él! antes se hubiera reído de ello, lo habría minimizado y lo arrojaría aun lado pero ya no podía hacerlo, tampoco podía alejarse y ponerse a salvo, todo eso estaba descartado, no había manera de evadirlo, solo quedaba un camino, una respuesta, una resolución.

—No quiero perderte Shiryu—reconoció.

Death Mask de Cáncer estaba enamorado.

¿Y ahora qué? No tenía idea.

No fueron sencillas las horas siguientes pero las cosas entre los dos no podían quedarse de semejante manera, era imposible, pues sin importar las inseguridades del de Cáncer también estaba su deseo de estar con el de Dragón, así que luchando entre el temor y la esperanza se encontró al día siguiente llegando a sitio en que habían estado entrenando durante los días anteriores. No tardó en descubrir al mismo joven al que había calificado de muchachillo pero no era tal, era un hombre, y no debió tardar en sentir su presencia pues se detuvo y volteó a mirarlo con los ojos amables y expresión de aguardar.

—Haz dominado bien tu entrenamiento—soltó el de la cuarta casa—Que bueno.

Terminadas de decir las palabras le pareció estúpido lo que terminaba de decir, pero ya no podía retractarse, tal vez no había sido buena idea ir a buscarlo, quizás lo mejor era que se fuera y siguiera con su vida, él no era la mejor opción para un joven tan especial, en cuanto se fuera podría… Shiryu comenzó a caminar hacia él, casi juraba que le temblaban las rodillas y que le sudaban las manos, una sensación de vértigo se apoderó de él y antes de lograr descifrar el resto de las sensaciones que tenía ya estaban esos ojos verdes mirándolo con un brillo único que los hacía destellar.

—No te lo pude decir antes, pero te quiero Death Mask—anunció sin perder el tiempo.

Eso sí que no lo esperaba el de la cuarta casa, ni siquiera pudo fantasear con la idea de escuchar esas palabras pero ahí estaban, se las dijeron y era ese joven de largos cabellos negros quien las decía, no podía creerlo ¿Qué era lo que estaba sucediendo? Y cualquier duda que le quedara no podía sino esfumarse cuando sintió esos mismos brazos rodearlo y estrecharlo en un cálido abrazo, uno que lo desarmaba y al que solamente pudo corresponder ¿tenía sentido? Quien podía pensar en eso cuando el ser más especial del universo decía que te quiere.

 

**********

 

Es una escena desconocida
Es una puerta sin abrir
Pero tienes que llegar
Y tienes que explorar
Y cuando algo sucede
Que las palabras no pueden definir
Solo entonces sabes que estás enamorado

Por primera vez
Por primera vez
Por primera vez

 

Como el tiempo corría en contra o al menos eso suponía Shiryu no tuvo problemas en plantear un proyecto dejando sorprendido al de Cáncer pero la verdad era que ese muchacho resultaba muy decidido, sabía lo que quería y quería tenerlo.

—Quiero pasar la noche en Cáncer antes de irme—Le dijo al de cabellos azules.

No hubo manera de evitar el resultado.

—Si eso quieres…—fue la respuesta del de cabellos azules.

Y ahí estaban los dos, juntos, cumpliendo la antigua promesa del cariño, ser de alguien por completo en todos los sentidos.

Ambos cuerpos sobre las sábanas estaban completamente vestidos y no dejaban de besarse y tocarse con esa mezcla de necesidad y nerviosismo que puede conllevar un encuentro como ese, cuando estaban por hacer el amor. Death Mask no recordaba haberse sentido así antes, no podía dejar de pasar sus fuertes manos por esas afiladas caderas y los bien formados muslos a su alcance, la verdad era que le gustaba, poder estar juntos, permitirse ese tiempo en que solo se conocían, era excitante y emocionante, pero había algo más, algo que no esperaba, no lo imaginaba siquiera cuando lo escuchó.

—Soy tuyo—salieron las palabras de esos suaves labios.

Había sido dicho, estaba sorprendido, era ciertamente inesperado, su rostro demostraba la sorpresa que lo embargaba, escuchar algo así, tan solo podía quedarse donde estaba con las mejillas levemente sonrojadas, una respuesta inaudita tratándose del caballero de Cáncer, quien permaneció inmóvil sin saber qué hacer pero ¿Qué se suponía que hiciera en ese instante? No lo sabía.

Pero el joven de largos cabellos negros tenía una mejor idea y no esperó mucho para inclinarse hacia el frente y acercarse para besarlo, aguardando por una respuesta, y la primera que obtuvo fue que no se sintió rechazado, así que pasó sus brazos por el cuello del de cabellos azules para acercarse aún más. No fue más que un segundo para que estuvieran unidos en un profundo beso, dejando que sus labios se sintieran y un nuevo vínculo se forjara, la intensidad iba en aumento pues no podían dejar de sentirse con los sentimientos que los unían.

Afuera del templo de la cuarta casa la lluvia comenzaba a caer pero no importaba, no a ellos, pues la verse al rostro de nuevo sonrieron con una expresión que indicaba que no podían quedarse en ese punto, querían continuar para entregarse por completo, sin inhibiciones ni temores, sin remordimientos. No dejaban de tocarse ni de besarse, de la misma manera que no habían aguardado para llegar hasta la habitación y desvestirse ahora no aguardaban por continuar, pero eso incluía sentirse de forma íntima, dejar que las manos llegaran a sitios privados, lugares que no habían estado a su alcance antes, y por ello se dedicaron esos instantes para conocerse un poco mejor.

Una de las manos del de ojos azules fue a la nuca del de mirada glauca mientras la otra pasaba por la espalda y bajaba hasta la redonda nalga que fue acariciada con ternura pero no podían dejar de sentir que su cuerpo respondía, ante eso se tomaron unos momentos para respirar y sus rostros se encontraron con el brillo de la pasión naciente y un tanto de sorpresa por lo que sentían y hacían, más que nada por la promesa de lo que podían compartir.

—Shiryu—lo llamó con seriedad.

El joven aguardaba por lo que deseaba decirle, así que tomó un poco de aire y continuó.

— ¿Está bien?

— ¿Qué?

Su mirada reflejaba que no entendía lo que le estaba preguntando.

— ¿Está bien si…?

¿Cómo se suponía que iba a terminar esa pregunta?

— ¿Si qué?—indagaba el joven.

— ¿Quieres hacerlo conmigo?

Apenas había hablado y se dijo que no debió preguntar, no de esa manera, no con tanta rudeza, debió mostrarse más gentil, más amable, más suave, mas… se había escuchado como un completo estúpido, caso giró los ojos pero notó que esas pupilas verdes no se apartaban de él, estaba listo para dar su respuesta, aunque lo hizo bajando levemente el rostro como buscando que no lo mirara.

—Si—contestó.

No era de muchas palabras pero tampoco él y con esa respuesta era todo lo que necesitaban saber, porque podrían haber llegado muy lejos antes de preguntar pero les daba una sensación cálida el que estaban de acuerdo y querían lo mismo, no estaban tomando, se estaban entregando, y con alegría a decir verdad.

Unos momentos después estaban en el medio de la cama en medio de una profunda sesión de besos que los llevaban a acariciarse con sensualidad, poco a poco era el de Cáncer quien abría los pantalones del de cabellos negros, se dio a la tarea de hacer a un lado sus zapatillas y después retiró la prenda con suavidad por sus largas piernas. El de mirada azul tuvo que pararse unos segundos para sacarse la camisa, quiso hacerlo con velocidad pero de alguna manera se atoró ¿Cómo era posible que le sucediera eso? Era un momento de mostrarse seguro y conocedor, no medio lerdo y estúpido, como fuera volvió a bajar la prenda para subirla otra vez y finalmente hacerla a un lado. Cuando terminaba de hacerlo vio esos ojos verdes seguirlo, ese chico era una delicia, ese breve rubor brillando en sus mejillas resultaba encantador.

Lo atrajo contra él y lo besó con necesidad para dejarlo recostarse, de inmediato sus manos fueron a la camisa para abrirla con manos veloces dejando al descubierto su torso, haciendo que el de cabellos azules jalara aire, era tan apuesto, tan guapo, tan…joven. Su rostro debió mostrar algo de lo que pensaba pues el de mirada glauca ya había aceptado y quería seguir, se movió con suavidad para comenzar a quitarse la ropa interior bajo la atenta mirada de unos ojos azules que no perdían uno solo de sus movimientos.

—Nunca lo he hecho—le decía sin mirarlo—Pero confío en ti.

Tenía otras ideas en mente, había escuchado de experiencias de otros, había leído historias, había visto películas, pero no tenía una idea real de lo que sucedería, cómo sería, tan solo deseaba estar a la altura de su compañero. En cuanto al de la cuarta casa no quiso retrasar las cosas para hacer su parte, en tiempo record tenía lubricante y preservativos, no era la primera vez que estaba con alguien pero por alguna razón no podía dejar ir esa sensación que todo era diferente en ese momento. Sus dedos cubiertos de lubricante llegaban a la suave entrada que debía ser dilatada mientras abrazaba al esbelto joven, probando sus pezones con cuidado, tirando levemente con sus labios y lamiéndolos con su lengua tibia, subía hasta el cuello que besaba e incluso dio un suave mordisco, dejando una pequeña marca rojiza.

No dejaba de alistar la delicada entrada, sabía que el de cabellos negros no tenía experiencia, necesitaba prepararlo completamente para que no doliera, de paso podía disfrutar de esos ahogados y apasionados lamentos, de la expresión de placer no satisfecho en ese rostro que le parecía que brillaba de forma masculina. Podía sentir el estrecho pasaje contraerse y vio el juvenil sexo temblar en su rigidez, no esperó para besarlo con ternura en la mejilla para encontrarse un segundo después con esos ojos brillantes que lo observaban con deseo y necesidad.

Siendo así el de Cáncer hizo que el más joven quedara recostado sobre la cama, como aguardando, así que no esperó mucho, se quedaba quieto pues no había mucho por hacer, gimió suavemente cuando sus sexos se encontraron y pudo dejarse guiar por el calor de sus cuerpos. El de cabellos azules se tomó unos segundos para mirar a ese joven de largos cabellos negros, su expresión se encendió y con una mano en la cadera del más joven y la otra guiando su sexo no aguardó por más para entrar en la dilatada intimidad. Se dieron unos segundos para tratar de relajarse pero el de ojos azules no podía escapar a lo que experimentaba, era nuevo, era diferente, era totalmente como hacerlo por primera vez, pero sintiendo que le importaba a la otra persona, realmente deseándolo, contento, dichoso, algo nervioso pero no con miedo, si, era distinto.

Esa cálida intimidad se contraía estrujándolo, por eso el de mirada azulada fue hacia el frente para besar el hombro y el cuello del de ojos verdes, esos brazos lo rodearon por la espalda y apoyándose en sus manos encontró la forma de poder moverse y comenzó a embestir deseando que no fuera demasiado, que ese joven bajo su cuerpo se sintiera como él. Se miraron sonrientes y las embestidas iban encontrando su ritmo, suave, impar, para convertirse en rítmico e intenso. Sujetando las largas piernas para mantenerlas separadas no dejaba de entrar asaltando el joven cuerpo que lo recibía embriagándose con los sensuales gemidos de placer que llenaban la habitación, empujando con sensualidad, gimiendo, colmando sus sentidos en la búsqueda del placer completo.

El de la cuarta casa se movió un poco, apoyó sus rodillas contra la cama, elevando las piernas y caderas del de cabellos negros, encontrando el ángulo que profundizaba sus embestidas, tocando puntos sensibles que hacían que el de pupilas glaucas se estremeciera, no dejaba de penetrar, no dejaba de moverse, respiraba aprisa, con fuerza, su sed de ese muchacho no se colmaría hasta acabar. Fue lento, al principio no lo sintió, pero se presentaba, iba en aumento, el ardor de su vientre, la rigidez de su sexo, la ciega necesidad por lograr terminar, quedándose quieto respiró profundo sujetando al mismo tiempo las manos del de ojos verdes sobre la cama, se tensaron y su simiente explotó mientras ellos gemían de satisfacción.

— ¿Qué haremos ahora?—preguntaba el de Cáncer.

—Podemos descansar un poco—comentaba el de cabellos negros—Nos vendría bien.

—Me refiero a más adelante ¿Qué haremos? Vas a irte a Cinco Picos.

— ¿Sabes que puedes visitarme? Que me vaya no quiere decir que ya no nos veremos.

La respuesta resultaba tan simple que parecía imposible que no se le hubiera ocurrido antes, terminó sonriendo, era un instante perfecto el que estaban viviendo y estaba por mejorar.

Se besaron largamente y todo se iba relajando con lentitud hasta que sus miradas se encontraron, sus dedos se entrelazaron como un pacto y las palabras fueron dichas, esas palabras casi mágicas que pueden cambiar por completo la vida de una persona.

—Te amo.

Un beso los unió, no se soltaron seguros que no iban a separarse.

Death Mask lo entendía, toda esa confusión y dudas, pero también la dicha y el sentido de pertenencia, si, así era, así se sentía ser amado.

 

**********

 

FIN

 

 

Notas finales:

Deseo que les gustara.

Solo por comentar:

La canción es First time de la cantante Robin Beck.

Que estés bien y gracias de nuevo por leer.

Atte. Zion no Bara

 


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