Escuchando ruidos sospechosos.
—¿Entonces...?
Matt pestañeó confundido, la voz de Mello sonó ronca y muy sexy, casi lasciva, por alguna extraña y desconocida razón. Miró su celular por un momento, pensativo y extrañado, y luego volvió a colocarlo cerca de su oreja.
—Eh, bien, te decía que Misa se detuvo unos momentos para almorzar con Mogi —volteó a mirar la mesa al aire libre donde estaban los dos mencionados. Matt sonrió un poco cuando vio a Misa mirar con curiosidad el plato de Mogi, viéndose adorablemente pensativa, y luego de una profunda reflexión, ella estiró el brazo y se inclinó más hacia adelante, robando una pequeña porción del plato de Mogi para llevárselo a la boca y sonreír felizmente ante la mirada resignada de Mogi—. Es tan tierna —Matt soltó un suspiro soñador para luego hacer un puchero bastante infantil, sintiéndose verdaderamente celoso de la suerte de Mogi por tener la compañía de una mujer tan atractiva y hermosa como Misa.
—Hn... no los pierdas de vista y ten cuidado. Recuerda que todavía queda la posibilidad de que aquella estúpida mujer tenga una Death Note en su... ¡ah!
—¿Mello? ¿Está todo bien? —preguntó Matt, alzando ambas cejas extrañado por ese pequeño gemido de dolor que soltó su amigo.
¿Fue dolor lo que escuchó o algo más? Matt tenía miedo de preguntar.
—S-sí, perfectamente bien —otro suave sonido se escuchó, junto a un pequeño ruido húmedo y bastante obsceno. Matt se sonrojó un poco, ¿qué fue eso?—. Solo tengo algunos problemas con un pequeño ratoncito bastante travieso...
Por el tono divertido de su voz, Matt pudo imaginarse a Mello sonriendo de esa manera tan suya, llena de arrogancia y altivez, mostrando sus perfectos dientes blancos.
La pregunta ahora era la siguiente: ¿quién sonreía al tener problemas con un ratón? La gente loca solamente.
Matt se rascó la cabeza, desordenando aún más su cabello castaño rojizo. Mello estaba actuando raro ese día. ¿Tal vez el calor le afectó?
—Um, buena suerte con eso, supongo… —Matt miró por el rabillo del ojo como Misa hacía un gesto exagerado con los brazos, hablando de algo con suma emoción mientras Mogi comía y trataba de prestar atención a sus palabras, asintiendo de vez en cuando con la cabeza—. Mello, no me molesta seguir a una mujer tan hermosa como Misa pero, ¿estás seguro de que ella continúa siendo una amenaza? Yo la veo bastante inofensiva —comentó Matt, sobándose la barbilla pensativo.
No obtuvo una respuesta, del otro lado de la línea solo se escuchó un ligero crujido seguido de un pequeño jadeo.
—¿Mello? ¿Hola?
Aún nada. Matt solo oyó el sonido de unas sábanas siendo removidas y el sospechoso sonido de algo resbaladizo.
¿Acaso su amigo se estaba masturbando? ¡Qué increíble! Nótese el sarcasmo.
—¿Mello? ¿Estás escuchándome? —preguntó ofendido, frunciendo ligeramente el ceño ante el pensamiento de que su amigo estuviese haciendo cochinadas en medio del trabajo. No, eso sería imposible, Mello se tomaba las cosas demasiado en serio y no perdería el tiempo haciendo ese tipo de cosas pervertidas.
Mello se aclaró la garganta.
—Si, te escucho.
Claramente no lo hacía, si Matt supiera que en esos instantes Mello estaba más ocupado complaciendo al pequeño angelito que tenía en su cama, seguramente pegaría el grito al cielo. Pero es que no podía concentrarse en lo que decía su amigo, menos cuando tenía a un tentador querubín completamente desnudo y jadeando debajo suyo, hipnotizándolo con su apariencia frágil, pequeña y delicada, chupándole el pulgar mientras lo miraba suplicante con sus brillantes y hermosos ojos plateados, abriendo de forma obscena sus delgadas y blancas piernas, incitandolo a poseerlo.
—No, no lo haces —se quejó Matt, ignorando por completo lo que en esos momentos hacia su único y querido amigo del alma, pero antes de que pudiera quejarse y decirle a Mello el mal amigo que estaba siendo, se quedó congelado cuando a sus oídos llegó algo verdaderamente sospechoso que lo tomó por sorpresa y confirmó sus temores.
Ahora sí que Matt estaba verdaderamente convencido de que algo estaba pasando con Mello al escuchar el obvio e inquietante sonido de una cama moviéndose, junto a unos suaves gemidos y bonitos chillidos que intentaban ser reprimidos, y que obviamente no venían de Mello.
Una sonrisa socarrona adornó su rostro, apoyándose contra la pared en donde estaba escondido.
—Estás con alguien —dice Matt muy seguro de sí mismo, mirando por momentos a la pareja que estaba comiendo y conversando—, ¿con quién estás, pillín?
Matt no pudo evitar sentirse algo molesto, mientras Mello estaba teniendo sexo tórrido y caliente con alguna belleza despampanante, él estaba ahí, matándose bajo el fuerte sol, sin comer o fumar alguno de sus cigarrillos porque se le acabaron, y también aguantándose la incomodidad de ser mirado con sospecha por las demás personas que paseaban por el lugar, seguramente pensando que era un bicho raro o un delincuente peligroso por su forma de vestir. Y también porque anteriormente lo vieron arrojarse detrás de un contenedor de basura cuando Mogi y Misa voltearon a mirar en su dirección.
—Espero que te estés follando a una chica verdaderamente atractiva y sexy, de rostro precioso y con curvas bien definidas, para que no puedas quitarle las manos de encima por un pequeño segundo para hablar conmigo, tu mejor amigo y compañero de desmadre.
Hubo un largo silencio del otro lado, y antes de que Matt piense que su amigo le cortó la llamada, Mello finalmente dió señales de vida.
—Estoy con Near.
Matt ensanchó los ojos con sorpresa, quedándose boquiabierto y en shock, por poco y se le cae el celular.
—¡¿QUÉ?! —no pudo evitar gritar, pero luego se recompuso y soltó una risa nerviosa—. Si, buena broma, casi me la trago por completo, Mello. Que estás con Near, ja, ja.
Una risa armoniosa seguido del crujido de una cama se escuchó del otro lado.
—No bromeo, ¿quieres hablar con él? —preguntó divertido el rubio mientras su pequeño amante, ahora sentado cómodamente en su regazo, lo miraba molesto, con sus pómulos tornándose de un rojo brillante por la vergüenza que le ocasionaba que Mello revelara eso.
Mello se rió de su expresión y tiró de la delicada muñeca de Near para tenerlo acostado en su pecho sudoroso. Volvió a girar en la cama, apropiándose en el proceso de la pequeña boca del más joven con ferviente deseo y lujuria, tocando su cuerpo y colocándose en medio de esas suaves piernas blancas cuando lo volvió a tener debajo suyo.
Matt escuchó un fuerte y abrupto ruido, el rechinar de una cama y luego a alguien gimiendo el nombre de Mello con una voz muy dulce y suave mientras se oían más sonidos húmedos y lascivos, como si dos personas estuvieran besándose con lengua y fueran unos completos expertos haciéndolo.
—No me jodas, Mello, ¿lo estás diciendo enserio? —Matt todavía no lo podía creer, ¿Mello y Near estaban teniendo sexo? ¿Ellos? ¿Desde cuándo estaban liados esos dos? Y más importante, ¿SU AMIGO ERA GAY?
A continuación Matt escuchó asustado como los gemidos lascivos se iban haciendo más fuertes, volviéndose gritos acalorados, con el ruido de un cuerpo estrellándose suavemente contra otro para poco a poco ir subiendo de intensidad.
—Estoy diciendo la verdad... —susurró Mello en medio de un jadeo, mirando divertido el reaccionar del más pequeño, quien dejaba escapar intensos gemidos que le sonaron muy dulces y atractivos, pero que todavía seguía luciendo enfadado, con sus finas cejas arrugadas.
Mello sonrió, enamorándose de lo bonito que se veía Near enojado y completamente sonrojado, con la boca deliciosamente entreabierta y su blanquecino cuerpo cubierto de sudor, retorciéndose por cada fuerte embestida que golpeaba su punto dulce, soltando más sonidos de puro placer y éxtasis.
Near se veía tan sensual y tan inocente, jodidamente tentador, como una hermosa criatura mitológica a la cual quería atesorar por toda la eternidad.
—Si, claro, y yo soy Superman y vuelo por los aires en calzoncillos. ¡Por favor, Mello!
Mello ya no prestó atención a lo que decía Matt, dejó caer el celular en la cama y agarró posesivamente la pequeña cintura de Near, moviendo sus caderas hasta dar con un nuevo ángulo de penetración que golpeó perfectamente la próstata del más joven, arrancándole un fuerte grito de auténtico placer y que pusiera los ojos en blanco, disfrutando de aquella acción. Mello dejó caer la cabeza hacia atrás, gimiendo de éxtasis por la deliciosa y maravillosa tensión de su Near, quien solo pudo aferrarse a las sábanas con fuerza cuando Mello siguió empujando contra ese lugar, estremeciéndose violentamente y dejando escapar más sonoros gemidos a través de sus carnosos y muy rojos labios, que quedaron así por los largos besos que compartió con la persona más importante en su vida.
La única persona que amaba y por quién suspiraba por las noches.
Mello se inclinó hacia Near y besó y lamió todos los grandes chupetones rojos que adornaban su cuello anteriormente blanco y perfecto, disfrutando de lo dulce y adorable que sonaban los grititos de Near en su oído, y de sus paredes internas cálidas, suaves y húmedas que apretaban muy bien su palpitante polla.
Se entusiasmó y comenzó a golpearlo con cada vez más fuerza, manteniendo un firme agarre en sus delicadas caderas que ya iban teniendo moretones.
Mello no mostró piedad con sus frenéticos movimientos, desesperado por hacer llegar al ansiado clímax a su pequeño novio.
Los gritos de Near se hicieron más fuertes e intensos, manteniendo los ojos fuertemente cerrados mientras tiraba la cabeza hacia atrás, dejando más de su cuello expuesto para que Mello pudiera morder y chupar a su gusto, cosa que inmediatamente hizo, con energía y excesiva emoción, muy dispuesto a devorar al exquisito manjar que tenía a su merced.
Near temblaba de placer, entreabriendo los ojos en ocasiones para mirar el hermoso y atractivo rostro de su amado que lo hacía sentir más excitado y caliente, gimiendo cada vez que Mello hundía su enorme polla en él.
Era una sensación sumamente placentera, tenerlo dentro. Mello era tan grande y lo llenaba tan bien, se sentía agradablemente estirado y repleto, haciéndolo gozar de un placer que jamás había experimentado.
Se estaba volviendo adicto a aquella sensación, deseando que Mello no se detuviera por nada del mundo, que siguiera haciéndolo suyo, que permaneciera en su interior por siempre.
—M-más... ¡Más fuerte, Mello! —Near dejó escapar su súplica a través de sus labios hinchados, evidenciando que era él, pero no le importaba, en esos momentos no.
La nariz de Matt se arrugó. Si, esa era la voz aburrida de Near, solo que ahora se escuchaba demasiado entusiasta y feliz.
Esto es increíble, pensó Matt de forma sarcástica, mientras esos dos lo hacían como conejos en celo y se daban como cajón que no cierra, a él le tocaba trabajar como esclavo y hacerse cargo del caso solito.
En esos momentos Matt se sentía como un esposo que trabajaba duro para traer el pan a la mesa, y su esposa, que sería Mello, lo engañaba con el cartero, que vendría a ser Near.
Casi se rió por aquella imagen mental, le dió gracia imaginarse a Mello como ama de casa, con un delantal rosa y pantuflas de conejito, y llegaba Near a su hogar, con el uniforme de trabajo puesto, para repartir el correo. Y luego Mello lo invitaría a pasar para tomar una tacita de café, y después de que la puerta principal se cerrara, Mello se arrojaría a sus pálidos brazos, como esposa cachonda cuyo esposo no le cumple en la cama, y Near, no desaprovechando la oportunidad, correspondería el beso con el mismo entusiasmo mientras cargaba con facilidad a Mello, llevándolo al sofá para tirarlo ahí y comenzar a quitarse la ropa con evidente desesperación. Mello también se quitaría la estorbosa ropa y en cuestión de segundos ambos estarían completamente desnudos, besándose con desenfrenada pasión para luego comenzar a follar salvajemente en el sofá como si fueran una pareja de recién casados en su luna de miel.
—Me engañas mientras trabajo, que vergüenza —se burló un poquito, sintiéndose algo incómodo por los ruidos de sexo que hacían esos dos. Vaya que eran ruidosos.
—No digas estupideces —contestó Mello en medio de un jadeo, sin detener los movimientos de su pelvis, follando con más fuerza a Near mientras acariciaba la polla del chico con una mano, haciéndole sentir el doble de placer y que palabras inentendibles brotaran de sus bonitos labios rojos que estaban brillantes por la saliva de los intensos besos que compartieron.
—Encima que me eres infiel y dañas mi corazón, ¿me hablas así? Eres una esposa terrible, Mello —Matt habló de forma dramática, haciendo un ruidito de llanto mientras se sorbía los mocos.
Mello le echó una miradita rápida al celular, ¿ahora qué película loca se estaba montando su amigo?
—Lo siento, cariño, pero quiero el divorcio —dijo divertido, siguiéndole la broma mientras bombeaba mucho más agresivamente la polla de su ángel.
Near, mareado por estar peligrosamente cerca del clímax y por las caricias duras de Mello, miró asombrado a su amante, como Mello podía hablar sin que su voz saliera entrecortada mientras él solo era un lío de gemidos lascivos y sollozos necesitados, mordiendo el hombro desnudo de Mello cuando esté presionaba fuertemente contra su próstata, enviando repetidas olas de placer por su tembloroso y pequeño cuerpo.
Mello giró en la cama, dejando a Near arriba suyo, deleitándose con la exhibición tan lasciva, hermosa y delicada del cuerpo desnudo de Near. Near lo miró, enfrentando su mirada grisácea y muy nublada con los ojos hermosamente azules de Mello, quien le envió una mirada lujuriosa mientras movía débilmente sus caderas hacia arriba. Near entendió lo que quería y comenzó a montarlo, moviéndose sensualmente de arriba hacia abajo mientras Mello se maravillaba y gemía por la hermosa imagen de Near, con su pequeño cuerpo brillando por el sudor y con sus gemidos lascivos haciéndose más fuertes mientras empujaba su trasero contra él. Vió perfectamente como su apretado agujero se tragaba su miembro una y otra vez, y no pudo evitar azotar el pequeño trasero de Near, haciéndolo gemir y que se moviera más rápido sobre él.
—¡Que cruel! ¡Me dejas por un enano albino, malvado! ¡Años de casado desperdiciados!
Mello se rió, empujando agresivamente para arriba, haciendo saltar a Near sobre su polla. Near chillo adorablemente y se mordió los labios, apoyando sus delicadas manos blancas en el pecho del rubio, moviendo las caderas en lentos y sensuales círculos.
—Lo siento, pero lo quiero a él... —Mello agarró las caderas inquietas de Near, empujando profundamente en él para luego incorporar la parte superior de su cuerpo en el colchón. Se arrastró hasta que su espalda chocó contra el soporte de la cama, teniendo a Near todavía pegado a él. Near volvió a moverse, gimiendo en voz baja—. Me vuelve loco, Matt... Lo tengo montado encima mío, apretando tan bien mi polla mientras se mueve de una forma que me enloquece tanto.
Los pómulos de Near se pusieron más rojos, tartamudeando algunas palabras de reproche, pero no sé detuvo, siguió moviéndose de forma experta y hábil, con sus rizos blancos cayendo sobre su rostro enrojecido cuando inclinaba la cabeza, temblando por las oleadas de placer que recorrían su cuerpo por la deliciosa sensación de la polla de Mello frotándose contra sus entrañas.
Mientras Mello estaba al teléfono, Near acariciaba su rostro y repartía besos suaves por sus mejillas y por la comisura de sus labios. En una de esas presionó sus labios contra los de Mello, intercambiando saliva con él mientras empujaba sus caderas hacia abajo para tomar todo el pene del rubio. Se tragó el gruñido complacido de Mello y se rió suavemente, alejándose de sus bonitos labios para gemir cuando Mello empujó más profundo.
—¡Asco! —gritó Matt, muy traumado, prometiendose mirar a Mello como un depravado joto adicto a los culos la próxima vez que lo viera. Se aseguraría de poner seguro a la puerta de su habitación para que Mello no intentara atacarlo sexualmente por la noche.
—Espera un momento... —gruñó Mello, acelerando el ritmo de sus embestidas al notar que Near estaba por emerger en su propio orgasmo.
Rápidamente volvió a colocarlo debajo de su cuerpo y levantó las piernas del chico pálido, presionandolas contra el colchón de forma que ahora quedaron dobladas cerca de su cabeza. Se miraron intensamente por unos instantes y luego Near soltó una serie de gritos calientes cuando Mello empezó a follar brutalmente su cuerpo, golpeando ese dulce lugar dentro suyo con desmedida fuerza y agresividad, haciendo que su cuerpo se estremeciera con cada fuerte embestida.
Las pestañas de Near brillaban y sus mejillas estaban deliciosamente rojas, con su pequeña boca abriéndose y cerrándose cada vez que Mello se hundía en él y chocaba los testículos contra sus nalgas desnudas.
—Mgh... ah... ¡ah! —Near gemía y respiraba aceleradamente, apretando los ojos y dejando que algunas lágrimas de placer resbalaran por sus mejillas sonrojadas y regordetas.
Mello sonrió, besando la mejilla del adorable chico mientras lo sostenía por debajo de las rodillas, abriendo aún más sus delgadas piernas para empujar más fuerte y más profundo, entrando y saliendo a una velocidad constante, provocando más sonidos húmedos y resbaladizos de la unión de sus cuerpos.
Near dejó escapar un grito extremadamente lascivo, el más fuerte hasta ahora, retorciéndose entre las sábanas por la follada frenética de Mello.
Era demasiado placer, no podía manejarlo. Near tenía la mente perdida, dejándose envolver por completo por el éxtasis.
Con sus emociones a flor de piel, Near se liberó de su agarre y envolvió la cintura del rubio con sus largas piernas, atrayéndolo más cerca mientras se aferraba a su cuerpo con total desesperación. Su respiración caliente, húmeda y entrecortada chocaba contra los finos labios rojos de Mello, ambos estando muy cerca, con sus bocas separadas por unos escasos centímetros, embriagándose del aroma del otro.
Mello iba aumentando la velocidad de sus embestidas, provocando fuertes ruidos de chapoteo, teniendo el pensamiento de no dejar de follar a Near hasta que este haya llegado al clímax.
Luego de unas brutales y duras embestidas, Near se estremeció y los pálidos dedos de sus pequeños pies se curvaron cuando llegó al ansiado y necesitado orgasmo, soltando una serie de gemidos eróticos y sumamente lascivos mientras cerraba los ojos con fuerza y se dejaba arrastrar por el placer. Apretó más fuerte la cintura de Mello con sus piernas, haciendo que se clavara más profundo en su cuerpo y golpeara deliciosamente su próstata. Su corazón palpitó con fuerza y pudo sentir como la presión de su cuerpo desaparecía cuando de la punta de su pene brotó de golpe una sustancia blanca, espesa y pegajosa.
—¡A-ah... AH! —Near empujó sus delgadas caderas contra las de Mello, frotando su miembro tembloroso contra el fuerte abdomen del chico, cubriendo ambos cuerpos con una fina capa de semen caliente.
Su pecho, ahora rosado y cubierto de sudor, subía y bajaba con cada respiración entrecortada y necesitada de oxígeno que daba, tirando de los cabellos rubios de Mello mientras disfrutaba de su orgasmo y de los escalofríos que vinieron después.
Era tan maravilloso y delicioso llegar al clímax, sintiendo como alcanzaba el cielo. Para Near fue imposible no esbozar una sonrisa de satisfacción por la increíble sensación de plenitud.
Mello lo atrajo de la nuca para besar sus labios suaves y rojos, brillantes por la saliva, hasta dejarlos más rojos e hinchados, permitiendo que su niño disfrutara de su orgasmo dando lentas y perezosas embestidas.
Un fuerte brillo de deseo apareció en los orbes azules de Mello cuando se separaron y Near le sonrió, usando las pocas fuerzas que tenía para empujarlo, gimiendo cuando la gloriosa polla se le escapó del cuerpo. Rápidamente se colocó encima de su amado rubio y recorrió el cuerpo firme de este con sus pequeñas manos, quedándose embelesado por la buena figura de su chico, sus fuertes brazos, abdomen firme y bien marcado, aún conservando su pequeña cintura. El cuerpo de Mello era perfecto a pesar de la cantidad de chocolate que consumía por día, ¿cómo lo hacía? Era un misterio para Near.
El más joven se deslizó hacia abajo mientras besaba y lamía la piel tersa y perlada de sudor de Mello, tomando entre sus delicadas manos la erección de su hombre para llevársela a su boca hambrienta, consiguiendo sacar un gemido ronco de él.
Mello lo agarró de sus rizados mechones blancos y lo guió, moviendo la cabeza del más pequeño para que se metiera por completo su erecta polla en su cálida boquita, disfrutando de la cavidad húmeda y caliente de Near.
—Tiene una boquita tan pequeña y perfectamente húmeda, y una lengua bastante hábil... Es asombroso —Mello no apartó los ojos del mas joven, viendo como su eje desaparecía una y otra vez entre los deliciosos y maravillosos labios de Near.
Después de las palabras de Mello, se escucharon los pequeños ruidos húmedos y obscenos de la boca de Near chupando hábilmente la verga del rubio.
Matt hizo una mueca.
—Adiós —dijo resentido, haciendo nuevamente un puchero—, espero y Near se atragante —agregó molesto al darse cuenta que esos dos ya no eran nada discretos y que lo estaban ignorando por completo para satisfacer sus necesidades.
Se sentía sumamente molesto.
¡Near le quitó la atención de su mejor amigo! Ya se vengaría, claro que sí, les diría a los pocos miembros del SPK que quedaban con vida, que su jefe andaba de calienta vergas y que se volvió el depósito seminal de Mello. Veamos con que cara les explicaba eso a sus empleados.
Si, era infantil, ¿pero que importaba? A Mello no le haría nada porque luego este se vengaría el doble. Y un Mello vengativo era peligroso.
Colgó y suspiro profundamente, alejándose de la pared en dónde descansaba.
Hacía calor y Matt se lamentó por no haber traído una gorra para protegerse del sol.
Miró otra vez a Misa y Mogi, quienes ya iban por el postre y todavía no se daban cuenta de que estaban siendo vigilados.
Estuvo siguiendo a ese par desde muy temprano, escondiéndose detrás de árboles, en los tachos de basura, o fingiendo leer un periódico como todo buen espía que no quería ser descubierto, ignorando completamente como las demás personas lo miraban extrañados y se alejaban de él.
Matt suspiró otra vez y decidió que era tiempo de un merecido descanso, así que caminó hacia una heladería para comprarse un helado.
Volviendo a pensar en Mello y Near, de cierto modo se sentía feliz por ellos, haber si así dejaban el pasado atrás y comenzaban a trabajar juntos, iniciando una relación, casándose y adoptando un montón de niños juntos. Ow, le gustaba mucho esa idea, realmente quería ver feliz a su amigo y sabía que Near sería capaz de lograr eso.
Con un mejor humor, Matt salió de la tienda luego de su compra, pero antes de que siquiera pudiera darle una lamida a su delicioso helado, sintió como un cuerpo más pequeño chocaba contra él, haciéndolo tropezar y que su helado se le escapara de las manos.
—¡Mi helado! —Matt colocó ambas manos en sus mejillas, mirando con expresión de circunstancia a su helado que trágicamente terminó destrozado en la acera.
—¡Lo siento mucho!
Matt se sobresaltó al escuchar esa voz femenina bastante familiar. Volteó lentamente y se sonrojó al ver a la chica que llevaba días vigilando a unos pocos pasos alejada de él. Teniéndola cerca, se daba cuenta que era muchísimo más hermosa de lo que pensaba. Su rostro era delicado y angelical, con una expresión simpática y luciendo demasiado joven para la edad que tenía. Su piel era clara, y tenía unos grandes ojos de un brillante color marrón claro. Su mirada era cálida y dulce, inocente, y en esos momentos lucía culpable. Era una cabeza más baja que él y su cuerpo estaba perfectamente proporcionado, con curvas bien definidas y atrayentes.
Matt salió de su ensoñación y sacudió la cabeza, intentando pensar en frío, que ella lo viera era bastante peligroso.
—Oh, no te preocupes, fue un accidente —Matt sonrió nervioso e intentó alejarse, pero Misa fue rápida y lo detuvo del brazo con suavidad.
—Déjame comprarte uno nuevo, ¿si? —dijo ella con una bonita sonrisa formándose en sus labios rosados y brillantes.
Matt se sonrojó al verla, ladeando el rostro hacia un lado para que ella no lo notara.
—P-pero… no quiero arruinar tu cita —dijo avergonzado, mirando a Mogi, quien estaba detrás de la chica en silencio, como guardaespaldas.
Misa pareció alarmarse, abriendo enormemente los ojos.
—¡Oh, no! No es una cita, solo una salida de amigos —le aclaró rápidamente—. No hay nada entre él y yo —Misa notó incómodo al chico y volteó a mirar a Mogi—. ¿Mogi podría esperarme en el auto? Prometo no tardar.
Mogi dudó pero debido a la suplicante mirada de Misa, terminó cediendo.
—¡Fantástico! —Misa se paró de puntillas y besó la mejilla del hombre, haciéndolo sonrojar—. Bien, vamos —le dijo a Matt con una sonrisa deslumbrante, tirando de su brazo.
Matt se dejó jalar, aún se seguía sintiendo nervioso pero a la vez estaba feliz, con un sonrojo eterno en sus mejillas al tener a Misa presionando su brazo cerca de su cuerpo.
—Oye, me gusta tu outfit —comentó Misa, mirándolo de arriba abajo—. Te ves increíble.
Matt no pudo evitar que su corazón palpitara de emoción, olvidándose por un momento del peligro y simplemente decidiendo disfrutar de aquel momento con la chica de sus sueños.
—Gracias —esbozó una enorme sonrisa sincera, acercándose más a la chica y haciéndole también un cumplido.
Matt y Misa caminaron juntos, sonriendose y hablando de diversas cosas, notando que la compañía del otro les resultaba bastante agradable y cómoda.
—Esto resultó no ser tan malo —pensó Matt, mirando enamorado a Misa, quien al darse cuenta de eso, simplemente sonrió y se sonrojó ligeramente.
Mientras tanto Mello y Near iban por la décima ronda, comiéndose la boca con desesperación mientras se acariciaban lujuriosos. Mello se movía más rápido y más profundo dentro de Near, embistiéndolo muchísimo más fuerte mientras Near dejaba escapar gemidos lascivos y algunos bonitos chillidos de goce.
Mello besaba y adoraba la piel enrojecida y suave del pequeño genio, mordiendo sus pezones rosados y animados, jugando con ellos mientras sus caderas seguían moviéndose, golpeando siempre aquel lugar que volvía loco a Near.
Las piernas del más joven estaban en los hombros del rubio, lo cual hacía que la penetración fuera más fácil y mucho más placentera para ambos.
—¡Ngh! ¡Aah, Mihael! —gimió el pequeño, excitandose por el fuerte olor a sexo que se sentía en el aire, y por lo fuerte y rápido que Mello se movía, empujando con entusiasmo contra su punto G.
El pecho rosado y brilloso de Near ascendía y descendía con cada respiración, aferrándose a las sábanas mientras su pequeño cuerpo rebotaba en la cama por la frenética follada del rubio.
A Near le gustaba mucho esa sensación, sentirse en los brazos de Mello, tocar su cuerpo y disfrutar de sus dulces y tiernos besos, le llenaba el corazón de una inmensa calidez y felicidad.
Su visión se volvió borrosa cuando el placer lo dominó por completo, disfrutando al máximo como las caderas de Mello iban moviéndose, empujando su enorme erección dentro y fuera suyo, golpeando con fuerza ese agradable lugar en su interior sin fallar ni una sola vez.
—¡Mihael, estoy por… ah!
El chico rubio entendió que estaba llegando a su límite y siguió follando la próstata de Near, acariciando su miembro mientras atendía sus pezones rojos.
Near soltó un grito acalorado en señal de aprobación, tirando la cabeza hacia atrás mientras intensos escalofríos recorrían su pequeña espalda por la intensidad del momento. Todo se volvió blanco en la mente de Near y apretó más el cuerpo de Mello cuando de la punta de su pene salió disparado su semilla caliente y traslúcida, aterrizando nuevamente en su vientre y pecho, manchando de igual forma a Mello.
Mello se mordió el labio cuando Near se apretó sin piedad alrededor de su eje. Jadeó suavemente y empujó agresivamente hacia adelante, durando todo el camino que a Near le tomó llegar al clímax, golpeándolo sin piedad mientras besaba su cuello y mordía su delicada piel, completamente perdido en las deliciosas sensaciones.
Luego de algunos empujones extremadamente fuertes, Mello se sintió muy cerca de llegar a su ansiada liberación, sintiendo repetidos espasmos de placer.
Mordió el cuello de Near y levantó sus caderas más alto de la cama, empujando lo más profundo que pudo dentro de su pequeño amante.
Estaba tan cerca… tan pronto de llegar al paraíso… Siguió y siguió penetrandolo sin piedad, con movimientos cada vez más erráticos y desesperados.
Mello gimio y finalmente llegó al límite, empujando un par de veces más para después dar una última feroz embestida y abrir las suaves piernas de Near para meterse muy adentro suyo.
Near se sacudió cuando Mello se enterró profundamente en su cuerpo, solo pudo arañar la espalda de él hasta el punto que a Mello le dolió pero le gustó. Ambos jóvenes cerraron los ojos y soltaron un fuerte gemido al mismo tiempo, Mello por llegar al orgasmo y Near por la sustancia ardiente y espesa que se derramó dentro suyo, llenándolo por completo y llegando muy profundo.
Mello se agachó más hacia su pequeño amante y clavó los dientes en la carne rosada de su hombro mientras se iba corriendo, dejando su marca en él.
Near lo abrazó, susurrando palabras dulces en su oído entre gemidos mientras Mello repartía tiernos besos en su piel dañada y seguía derramando su semilla dentro del cuerpo del mas joven, empujando perezosamente.
Se quedaron acostados allí, abrazados y brindándose cariñosas caricias, completamente agotados y satisfechos en los momentos posteriores del clímax. Estaban sudorosos, intentando volver a la normalidad su agitada respiración y controlar los acelerados latidos de sus corazones.
—¿Matt se enojó? —preguntó Near, felicitándose internamente porque su voz no tembló. Miró a su amante mientras ya iba calmando su respiración acelerada y el rápido palpitar de su corazón, pero aún seguía conservando aquel intenso hormigueo en su estómago, y la polla de Mello, que todavía seguía en su interior, no le hacía nada más que desear que Mello volviera a ponerse duro y follarlo nuevamente.
—Se le pasará —dijo Mello despreocupadamente, pasando a besar el cuello cubierto de chupetones de Near, subiendo por su mentón para probar nuevamente su deliciosa boquita.
Luego de unos minutos de besarse intensamente, Near rompió el beso, mirándolo con sus ojos brillantes y entrecerrados.
—¿Cuándo le dirás que estamos saliendo? —preguntó Near con una suave voz, desviando su mirada y haciendo girar un mechón de su cabello blanco como la nieve.
Mello arqueó una ceja, luciendo atractivamente confundido.
—¿Estamos saliendo?
Near lo volteó a mirar, frunciendo ligeramente el ceño e inflando las mejillas indignado.
—Mihael —dijo su nombre con advertencia, mirándolo fulminante.
Mello se rió, acariciando dulcemente las hebras blancas y plumosas de su niño, mirándolo enternecido.
—Cuando le diga que será el padrino de nuestra boda… —Mello le guiñó un ojo, sonriendo divertido.
Near sonrió hermosamente al escucharlo, atrayendo a Mello del rostro para besarlo en los labios con necesidad y ardiente deseo. Mello se derritió por el beso, gustándole mucho la forma en la cual Near iba mejorando con sus besos pero aún seguía conservando esa ternura y suavidad que le encantaba.
Los dos amantes pararon de besarse al quedarse sin aliento, apoyando sus frentes juntas, sonriendo tranquilamente mientras Near disfrutaba de la fragancia tan dulce que venía de su amada pareja, haciendo que repartiera pequeños besos en su boca.
Mello sentía que iba a volver a ponerse duro como Near siguiera acariciando sus mejillas con aquella gentileza que le caracterizaba y presionando suaves besos cortos en sus labios.
—Me gusta la idea —susurró Near contra los labios de él, bien dispuesto a besarlo nuevamente—. ¿Te vestirás de blanco para mí?
—Mmm —Mello tarareó suavemente, mirándolo con adoración y genuino amor—. Podría vestirme de blanco y tu de negro… Sería una sorpresa para todos, heh.
Near sonrió cálidamente y besó la nariz de su amado, acariciando sus suaves cabellos rubios.
—Suena bien.
Mello sonrió, deslizando su brazo alrededor de la delgada cintura de Near para girar en la cama y dejarlo encima de su cuerpo, escuchando a Near suspirar por el contacto entre sus pieles desnudas.
—¿Sabes en qué estoy pensando?
—¿En qué los alces son muy peligrosos?
Mello lo miró con interés.
—¿Lo son?
Near lo miró seriamente.
—Si un alce te ve, no descansará hasta mandarte al otro mundo y dejar tu cuerpo hecho pedazos. No importa si te escondes —agregó con voz espeluznante.
Los ojos de Mello brillaron de emoción.
—¡Oh, no sabía que eran unas máquinas de matar! Decidido, es mi nuevo animal favorito —Mello se incorporó, sosteniendo a Near—. ¿Y tú sabías que si te aguantas en el momento de toser, puedes ocasionar un paro cardíaco?
Near se emocionó, sentándose en el regazo del rubio y mirándolo con interés.
—No, la verdad no lo sabía —dijo Near con sus ojitos brillando de curiosidad—. Pero, sabes —puso una mueca pensativa—, en las iglesias ocurren más actividades paranormales que en los cementerios —comentó asombrado—, ¿lo puedes creer? Deberías considerar no volver a ir.
Mello se rió, realmente adorando esos momentos en donde podía tomarse un respiro, relajar su mente y disfrutar de la compañía de Near y de su voz tan tranquilizante.
—Iré y tú vendrás conmigo —lo abraza, juntando su frente contra la de Near, mirando con ansias sus apetitosos labios rojos—. Los hipopótamos son los animales más peligrosos del mundo —dice por decir, luciendo relajado al sentir el aliento a menta de Near.
Near jugó con los cabellos dorados de su amado.
—Si haces un triángulo con sangre puede que invoques a un demonio.
—Se acerca Halloween, ¿deberíamos intentarlo? —bromeó.
—Tengo suficiente con los shinigamis, Mello —tarareó Near.
—Mm, no son tan aterradores.
—¿De verdad? Siempre los imaginé con cara de calavera y llevando consigo una guadaña —dice pensativo, mirando distraídamente el techo.
Mello pensó.
—Pues, el único shinigami que ví era como… una combinación rarísima entre una araña peluda y una cucaracha. Una cucaracha de color blanco y negro… y tenía unos saltones ojos amarillos… Por un momento creí que estaba viendo una momia en descomposición.
Near hizo una mueca, sinceramente no le apetecía ver eso.
Mello se rió de la cara que hizo su novio, y Near lo miró intensamente, disfrutando de la melodiosa risa de su amor. Sonrió junto a él y sujetó su rostro con suavidad para repartir suaves besos por sus mejillas, labios, mentón, nariz, párpados y frente.
—Sabes, Near… —susurró Mello feliz, completamente encantado y cómodo con los besos del más pequeño.
—¿Mm?
Mello sonrió de forma enigmática.
—Sería bastante interesante tener a Misa de nuestro lado.
Near dejó de besarlo, ahora apretando las mejillas de Mello con algo de fuerza mientras lentamente sus ojos se entrecerraban y se oscurecían.
—¿Con qué propósito? —preguntó lentamente, mirándolo fulminante y como si fuera un maldito promiscuo infiel.
A Mello le resbaló una gotita de sudor por la nuca y miró incrédulo a su pareja.
—No se que te estás imaginando en esa loca cabecita tuya pero imagino que no es nada bueno—Mello rodeó su cintura con un solo brazo, atrayéndolo hacia él mientras llevaba su mano libre para agarrar el mentón de Near, quien lo miraba con ganas de cortarle las bolas—. Near… sabes muy bien que desde el momento que te vi… —se detuvo unos momentos para presionar un dulce beso en sus calidos labios, mirándolo con tanto cariño y adoración que un rojo intenso tomó posesión de las blancas y suaves mejillas del menor—, sólo tuve ojos para ti —Near sonrió, sintiendo mariposas en el estómago y como su corazón se aceleraba cada vez más—. Eres la única persona que quiero para mi… la única que me hace verdaderamente feliz.
Near abrazó a Mello con intensidad, sintiéndose verdaderamente dichoso y feliz, con ganas de rodar en su cama, abrazando una almohada, y gritar de emoción.
—Yo también… —susurró emocionado, con una sonrisa tonta pintada en sus labios rosados y brillantes, con deseos de llorar por la felicidad que lo embargaba—. Solo te quiero a ti… Solo te amo a ti, mi querido Mello…
Mello sonrió al oírlo, sintiendo sus mejillas enrojecer y como una enorme calidez iba apoderándose de su pecho.
—Near… Recuerda bien esto, yo… yo soy tuyo… Solamente tuyo, por siempre.
Mello y Near se separaron lo suficiente para verse y poder apreciar cada pequeño detalle del otro, grabándolo en su memoria. Se miraron con amor y jugaron, rozando traviesamente sus labios hasta que los terminaron juntando en un beso lento y suave, repleto de amor y especial cariño.
—Estuve esperando tanto por esto... Me siento feliz, muy feliz... —pensó Near en medio del beso, amando ese momento entre los dos, en dónde finalmente podía estar con Mello cómo siempre lo quiso.
Mello se separó a regañadientes del otro cuando el beso fue subiendo de intensidad, aún quería contarle lo que estaba pensando a Near, de compartir su idea con él.
Near iba a comenzar otro beso pero Mello lo detuvo con suavidad, colocando una mano en su pecho, sorprendiéndose agradablemente cuando sintió un palpitar desbocado.
Mello sonrió con calidez, prometiendo cuidar ese corazón. Por otro lado, Near lo miró confundido y mareado, intentando recuperar el aliento perdido mientras se preguntaba porque Mello dejó de besarlo.
—A lo que me refería antes era… tener a Misa de nuestro lado gracias a Matt —Near le prestó atención—. Si Misa se enamora de Matt, entonces podríamos convencerla de que nos ayude a atrapar a Kira, que ella haya perdido sus recuerdos nos viene de maravilla, ya que olvidó el motivo por el cual se enamoró de él. Y si Kira la vuelve a necesitar y le regresa sus recuerdos, no le serviría de nada… porque el amor que tendría hacia Matt sería más fuerte que el que tuvo alguna vez por él… Y terminaría diciéndonos todos sus planes, lo que nos haría ir un paso por delante.
—Si Misa se enamora de Matt… —repitió Near, pensando en la idea—. Misa parece estar muy enamorada de Light, no será fácil…
—Confío en el encanto de mi amigo —Mello mordió los labios de Near de forma juguetona.
Near lo miró con su mejor expresión de ternura, pestañeando lentamente para verse más adorable mientras inclinaba la cabeza hacia un lado.
—¿Es mejor que el mío?
Mello lo miró exaltado.
—Neaaaar —Mello lo agarró de sus mejillas, mirándolo seriamente—. Tu encanto no lo supera nadie. Eres demasiado adorable y muy bonito para que los mortales y sucios ojos de los demás te contemplen —dijo Mello muy seguro mientras asentía con la cabeza, dándose la razón.
Una suave sonrisa floreció en el rostro de Near por sus palabras y sus mejillas se encendieron aún más.
Mello también sonrió al ver la sonrisa de su novio.
—Near, si juntamos a esos dos… ¿Deberíamos hacer un hotpot entre los cuatro? Sería divertido.
Near soltó una suave risa, divirtiéndole la idea.
—Estoy seguro de que más de uno saldrá herido…
—Agarraré los mariscos para ti —prometió Mello con una sonrisa divertida, echándose a reír al imaginarse cómo acabaría terminando esa salida.
Near estudió su expresión facial, completamente embelesado y fascinado por lo bien que se veía Mello riendo. Tan radiante y lleno de vida. Podía sentir como su corazón empezaba a latir con más fuerza.
Mello era muy hermoso.
—Mihael… —susurró su verdadero nombre, atrayendo la atención de su pareja—. Te amo, Mihael. Te amo tanto—dijo Near con su suave y aterciopelada voz, inclinándose hacia el rubio para besarlo tiernamente en sus bonitos labios.
Mello lo rodeó amorosamente con sus brazos, sonriendo contra sus labios.
—También te amo, Nate…
Una bonita y cálida sonrisa adornó las facciones de Near al oírlo, dejándose acostar en la cama y viendo como Mello se colocaba encima suyo.
Near rodeó el cuello del rubio con sus brazos y abrió inmediatamente las piernas para él, gimiendo suavemente por las caricias y besos que Mello le proporcionaba.
—Nos casaremos, viviremos juntos… y voy a construirte una casa con un hermoso jardín… —Near lo escuchó atentamente, con sus mejillas bellamente encendidas y su corazón latiendo por él—, en una colina junto al mar… y tendrás una enorme habitación repleta de todos esos juguetes que tanto te gustan…
Otro suave gemido se le escapó a Near cuando sintió a Mello apretar uno de sus pezones, ya tan maltratado por las mordidas de su amante adicto al chocolate.
Mello lo miró divertido y se lo llevó a la boca, chupándolo como si fuera un bebé amamantándose gustosamente. Escuchó encantado como Near tarareaba de placer.
—Uhm… Mihael… —Near estaba profundamente sonrojado por la vergüenza y el placer, mirándolo fijamente con sus enormes ojos grisáceos y brillantes. Se removió un poco al sentir la verga del rubio crecer en su interior y estirarlo nuevamente.
Un gemido más fuerte salió de los carnosos labios rojos de Near cuando Mello mordió su pezón, tirando de el con sus dientes blancos.
Near tembló y gimió cuando sintió a Mello deslizar su gruesa polla dentro y fuera de él, a un ritmo lento que le permitió sentir cada centímetro de esa gloriosa polla.
Poco a poco Near volvió a sentir el cuerpo caliente y los latidos de su corazón se aceleraron, sintiendo como le estaba faltando el aire por las caricias del rubio.
Mello lo miró y se deleitó al ver el deseo impreso en la mirada de Near, gustandole mucho la forma en la cual Near jadeaba y maullaba, viéndose tan lindo.
—¿Lo hacemos otra vez? —preguntó Mello con una sonrisa ladina.
Near entreabrió los labios, pero antes de que pudiera decir algo, Mello lo atrajo de la nuca y aplastó sus bocas juntas, besándolo de aquella forma tan deliciosa que le nublaba la razón.
—Mmm… M-Mello… e-espera —murmuró Near contra los labios del otro, gimiendo cuando sintió la nueva erección de Mello palpitando dentro suyo, excitandolo—. ¡Mngh!
Mello volvió a besarlo y Near suspiró, disfrutando de la sensación de los suaves labios de Mello presionándose contra los suyos, moviéndose tan delicadamente y de una forma tan dulce, expresándole sin palabras lo mucho que lo amaba.
Near también lo amaba, llevaba amándolo desde la primera vez que lo vio en la casa de Wammy, pero jamás tuvo el valor de decírselo, era feliz simplemente mirándolo desde lejos, hasta que Mello se fue, arrebatándole la poca felicidad que tenía. Pero ahora, al tenerlo con él, se sentía tan cálido y maravillosamente bien.
Era feliz, porque todo estaba yendo por buen camino, Mello le había demostrado miles de veces lo mucho que lo quería y lo importante que era para él.
Gimió suavemente al sentir la lengua húmeda y cálida de Mello presionando contra sus labios, como pidiéndole permiso para entrar, permiso que Near le dió al instante, deseoso por explorar la boca de su amado y perderse en su delicioso sabor.
Sus lenguas jugaron entre sí, ambos saboreando lo que llevaban tiempo perdiéndose. A Mello le gustaba, Near tenía un sabor suave y dulce, tan adictivo y delicioso, podría llevar horas besándolo y jamás se aburriría.
Near apretó sus brazos alrededor de Mello, atrayéndolo más cerca. Todo era tan placentero.
Sintiendo que les faltaba el aire luego de estar unos buenos minutos besándose, se separaron con un suave gemido.
Los orbes azules se enfrentaron a los grises, ambos suspirando contra los labios ajenos, presionando sus frentes juntas.
Near tembló y dejó escapar un pequeño gemido cuando sintió los suaves movimientos de Mello, deslizándose dentro y fuera de su cuerpo, provocando que sus piernas blancas temblaran. Lo miró nuevamente, sonrojándose aún más al ver aquellos brillantes y profundos ojos azules llenos de amor, lujuria y anhelo.
Mello acarició el labio magullado de Near con el pulgar, inclinándose para presionar un dulce beso en ellos.
—Quiero… quiero volver a hacerte el amor, Near… —exclamó Mello en un suspiro, apreciando su delicado cuerpo desnudo con ojos hambrientos, haciendo que el rostro de Near adquiriera varias tonalidades de rojo.
—N-no deberíamos, se está… haciendo tarde… —logró decir Near entre espasmos de placer, mordiéndose el labio para no dejar escapar más gemidos de goce.
—Nate —el pequeño lo miró, perdiéndose en la mirada tan profunda de Mello —, si dices en este momento que no me quieres dentro tuyo sin gemir, me detendré… —tarareó acaloradamente en su oído.
La sangre se acumuló en las mejillas del más joven, como si eso fuera posible, pensó para sí.
—Conozco tu cuerpo por dentro y por fuera… —Mello besó y mordisqueo su piel rosada y suave, acariciando sus piernas largas y suaves, encendiendo nuevamente el deseo de Near—, y sé que no quieres que me detenga…
Una sonrisa burlesca apareció en el atractivo y juvenil rostro de Mello al verlo desviar su mirada con pena. Lo agarró del mentón e hizo que volviera a mirarlo, quedando embelesado por los vidriosos ojos de su niño.
Lo que decía era verdaderamente cierto, Near necesitaba, quería a Mello, deseaba con locura que volviera a llenarlo y que lo hiciera sentir amado y deseado.
Near frunció los labios, ¿Mello lo había vuelto un pervertido?
Un gemido más fuerte se escuchó del más pequeño cuando Mello presionó con fuerza contra ese bulto de nervios dentro suyo, solo por unos crueles momentos, para luego salir de él, dejándolo espantosamente vacío.
Mello se quedó en medio de esas piernas blancas y suaves, mirando divertido como luego de unos segundos su semen salió de forma lenta del bonito agujero rosado de Near, ensuciando las sábanas.
Se veía tan apetecible para Mello, con su rostro lloroso y sudoroso, mirándolo suplicante con sus tiernas mejillas encendidas. Admiró complacido su cuello y pecho cubierto de chupetones y marcas de mordidas.
Near era precioso.
—Dime que lo quieres… —Mello frotó la cabeza hinchada y mojada de su polla contra el agujero de Near, sin penetrarlo, arrancándole un suave suspiro de placer—. Dime qué me necesitas…
Near separó sus labios tímidamente, luciendo bastante avergonzado al ver la polla gruesa de Mello frotarse contra él.
—S-sí, quiero… —aceptó Near, apretando los ojos con fuerza, teniendo la cara roja y los labios temblando—. Y-yo… te necesito —terminó diciendo, abriendo los ojos y dedicándole una mirada acalorada y necesitada.
Una corriente eléctrica le recorrió la espalda cuando sintió la punta hinchada de la erección de Mello presionando contra su adolorido agujero rosado, forzandose dentro con un solo empujón que le arrancó un gemido a ambos.
—Mmmh, si, Mihael…
A Near le encantó.
Su mirada grisácea brilló al ver un pequeño bulto en su estómago, sumergiéndose en el placer que le ocasionaba estar unido a Mello.
Mello soltó un gruñido, disfrutando enormemente del agradable calor, lo húmedo y apretado que estaba Near. Y también disfrutando plenamente de los suaves y dulces sonidos que escapaban de los labios afelpados de su amado novio.
Agarró con más firmeza las delgadas caderas de Near y empujó más profundo, empezando a follarlo tan rápido y fuerte como podía, de una forma feroz y desesperada, como le gustaba a Near.
Los quejidos de satisfacción del más pequeño se vieron interrumpidos por los perfectos labios del hermoso rubio sobre los suyos, acallando sus gemidos con un necesitado beso, en donde las manos de Mello recorrieron cada rincón de su pequeño cuerpo desnudo y tembloroso, abriendo más sus piernas para dejarlas sobre sus brazos, acostándose encima suyo. Con la nueva posición, pudo llegar más profundo, aplicando más fuerza y rapidez a sus movimientos. Near dejó escapar un largo y placentero gemido contra la boca del rubio, sintiendo muchísimo placer por las precisas embestidas de Mello que golpeaban perfectamente aquel manojo de nervios dentro suyo.
Mello paró de besarlo y comenzó a descender por su cuello, presionando su caliente boca contra la delicada piel pálida de Near, repartiendo besos y mordidas, chupando y lamiendo esa piel de porcelana para dejarla adornada con más marcas de propiedad, sin dejar de mover sus caderas, golpeando ese lugar delicioso dentro de Near que lo hizo estar más apretado y gemir con más intensidad.
El raciocinio de Near desapareció por completo y a él no le importó ni un poco, llevando sus pequeñas manos a la espalda del rubio para tirar de él, teniendolo más cerca suyo, buscando con desesperación sus labios para darle un beso profundo y lleno de amor.
Mello correspondió felizmente su beso, apretandolo contra su cuerpo y moviéndose cada vez más rápido y fuerte, sujetando sus suaves piernas para abrirlas más.
—Mihael… —susurró Near, mirando a los profundos ojos azules del chico, muy enamorado.
—¿Si? —preguntó Mello, pasando a besar la clavícula de Near que tenía una notoria marca de mordida.
Near soltó otro pequeño grito de satisfacción, temblando de pies a cabeza cuando Mello continuó empujando más y más fuerte contra su próstata, yendo mas rápido que nunca antes.
—Apaga tu celular —volvió a susurrar desesperado, entreabriendo los ojos para mirarlo. No quería que nadie los interrumpiera, deseaba olvidarse por un momento del mundo y solo pensar que Mello y él eran los únicos que existían.
Mello le sonrió, juntando sus labios con ardiente pasión, encendiendo el fuego eterno del amor que iba creciendo en sus corazones.
Rápidamente hizo lo que le pidió su novio y continuaron haciendo el amor, cambiando las posiciones para mejor comodidad y más placer, recorriendo el cuerpo del otro sin mesura y besándose hasta que sus labios dolieron. Después de todo, tenían que recompensar todo el tiempo perdido.
Horas más tarde se los ve a ambos satisfechos, sudorosos y felices, oliendo a sexo y otros fluidos. Estaban durmiendo en la cama, desnudos, con solo una sábana blanca cubriéndolos. Mello tenía abrazado a Near, envolviendo posesivamente su pequeña cintura y teniéndolo pegado a su pecho, durmiendo a gusto por la suave respiración de Near y por su calor. Por otro lado, Near estaba acurrucado en el pecho de Mello, con sus mejillas ruborizadas y sin poder evitar tener una sonrisa plena y suave en su hermoso rostro, sintiéndose tan a gusto y protegido en esos brazos que lo envolvían con tanta seguridad…
Momentos antes de caer profundamente dormidos, ambos se prometieron que jamás se dejarían ir, que pasara lo que pasara, siempre volverían a sus brazos, siempre volverían a aquella calidez que sentían cuando estaban juntos.
Luego de haber pasado por tanto, no tenían planeado vivir una vida sin el otro.
The end.