Fue un momento crucial. Una oportunidad que surge de una en mil millones, la probabilidad estando de su lado al menos hasta que su mala suerte actuó. Por qué, por supuesto Yuma solo podía llamarlo así una vez se despertó del suelo frío y duro. La madera y su color resaltando en sus retinas al menos hasta que decidió enfocar buen su vista. Observando a su alrededor con curiosidad antes de tranquilizarse y proseguir a levantarse aun con un leve dolor de cabeza. Su mano siendo llevada a sus sienes para amortiguarlo. Quedándose solo a mitad de camino cuando algo rosa se topó en su camino.
Sus ojos parpadeantes reaccionando antes de que un increíble miedo surgiera desde el fondo de su corazón. Rápidamente levantándose en su totalidad para observarse así mismo, una y otra vez, como quien observa un espécimen raro y extraordinario. Su respiración volviéndose errática antes de que su mente pudiera procesar lo que veía. Dirigiéndose entonces al espejo de cuerpo completo de su habitación, obteniendo la maravillosa nada que nunca se acostumbró a ver.
Su reflejo abandonándolo cual vil vampiro reflejándose. Orillándolo a un colapso al menos hasta que pudo notar como es que ya parecía conocer algo de lo que jamás le perteneció. Las joyas resaltando naturalmente en su piel aun canela, pero de manera distinta. Su cabello largo y lacio, las marcas rosadas que adornaban exquisitamente y bellamente su piel. El aura color rojiza rodeándolo antes de que pudiera gritar estupefacto y alarmado. Viéndose así mismo entonces como un ser Astraliano. O como lo había llamado él al percibir una apariencia igual o parecida a la de su compañero etéreo. Del cual apenas registraba su ausencia. Su nerviosismo y ansiedad rápidamente escalando límites insospechados antes de gritar por puro terror.
—¡¿Qué es esto?! ¿Por qué yo...? ¿Por qué estoy así? ¡¿Qué diablos fue lo que paso?! ¿Qué significa esto? ¡Astral! —
Llamo irremediablemente a su compañero. Sus manos siendo llevadas de regreso a su cabeza en un gesto exasperado al menos hasta que ya no pudo sentir el suelo debajo de sus pies, sus piernas automáticamente contrayéndose en una pose delicada antes de saber qué es lo que sucedía. Notando como es que el suelo se alejaba hasta cierto punto, el techo quedando más cerca de lo que acostumbraba.
—¡¿Qué diablos está pasando?! ¡Astral!
—¿Yuma? —
La voz de aquel a quién llamaba se escuchó de pronto. El sonido redirigiendo su vista hasta a un lado de él, en donde pudo percibir algo que le dejo sin aliento. Pues ahí estaba un chico de cabello lacio y ligeramente largo de color blanco. El cual le miraba atentamente, sus ojos fríos y dorados rápidamente le hicieron recordar a un par de ojos heterocromos que siempre le recibían amablemente. Sus ropas elegantes y extrañamente cómodas le hicieron mirar dos veces antes de perderse en el cuerpo tonificado del otro. Los hombros anchos y la cintura en una medida perfecta parecieron distraerle al menos hasta que cayó en cuenta de algo. Sorprendiéndose de sobremanera antes de apuntar acusadoramente al otro. Un sonrojo subiendo a sus mejillas sin saberlo.
—¡¿Astral?! —El acusado parpadeo antes de asentir. Observando la bella silueta de su compañero. Las curvas de su cuerpo siendo las debidas al menos para su percepción. La hermosura etérea bailando en sus ojos poco antes de asentir, calmando su corazón palpitante.
—Sí... ¿Estás bien? —Y ahí estaba lo que Yuma esperaba. Esa amabilidad de su compañero. Colocando su bienestar antes de sí mismo. Calmándolo rápidamente para después acercarse flotando a él.
—¿Te parece que lo estoy? ¡Soy un ser Astral! ¿Cómo es que sucedió? Astral esto es malo... —Hablo sin pensar, cambiando sus emociones rápidamente y libre para su compañero. Quien asintió como si analizara algo. Posando su mano en su mentón en un gesto pensante.
—Tal vez... Fue culpa del número recién recolectado... No sabía que podría tener este efecto... —Menciono Astral. Asintiendo a sus palabras, deteniendo la perorata silenciosa de su compañero. Atrayendo su atención, calmándolo esta vez, exitosamente.
—¿El número? ¿Hablas de esa carta? —Cuestiono Yuma. Apuntando a la acusada antes de que la misma volara a su mano como una orden percibida. Asustándolo ante la reacción para dejarla caer al suelo, para luego rápidamente volar hasta su compañero. Ocultándose detrás de él. —¡¿Qué fue eso?!
Astral suspiro hondamente. Sabiendo entonces que sería un largo día.
—¿¡Eh?! ¿Por qué puedo tocarte? Esto es curioso... ¿Por qué te ves mejor que yo? —Susurro Yuma de manera acusadoramente a su compañero. Deleitándose de un suave y varonil aroma desprendido del contrario. Removiendo su corazón de distintas maneras que él, aun ignoraba.
Astral tenía las mismas preguntas. Pero, supondría podía saberlas después. Ahora era importante saber cómo es que podían revertir la situación. De otra manera temía las consecuencias.
***
Decir que fue sencillo calmar y enseñar a Yuma y a sí mismo estar en un cuerpo distinto era mentir deliberadamente. Sin embargo, gracias a ambos y a la serenidad y paciencia sacada de quién sabe dónde, fue que pudieron comenzar con su día. Si es que podía llamarse así, las responsabilidades de pronto cayendo en Astral ante la falta de cuerpo físico de Yuma. Alegrándose de que solo el menor podía tocarlo a él y viceversa. Los mandados de Akari rápidamente siendo asumidos y de manera un poco perfecta por parte de Astral, el cual solo escuchaba a su compañero quejarse solo para agradecer después. Una explicación nada planeada pero efectiva siendo usada para que Akari no viera de manera extraña a Astral. El cual solo fingió demencia antes de salir de la casa Tsukumo. Suspirando de no tener que suplantar a Yuma en el instituto. Sus pasos siendo llevados por las distintas calles de la ciudad Heartland para tener un tiempo libre que Yuma ocupo para ver que ser un ser Astral no era tan malo.
Flotando de un lado a otro a voluntad solo para mirar y espiar tanto como quería. Riendo como un niño en plena travesura para deleite de Astral. El cual solo sacaba aquella carta culpable antes de volverla a guardar. Esperando pronto regresar a la normalidad. Sin percatarse de las miradas extrañas dirigidas a él por "hablar solo". Una figura deteniéndose solo para observarle detenidamente. Parpadeante.
—Astral, ¡Mira esto! —Llamo Yuma. Sobrevolando a su alrededor antes de sentarse al revés. Su cabeza y cabello colgando de manera que dificulto la vista a Astral. Colocando su rostro cerca del mayor con una radiante sonrisa. —¡Puedo hacer lo que tú haces ahora! ¡Jajaja! ¿No acaso soy un excelente imitador?
—...Yuma... —Susurro el mayor. Sonriendo tiempo después, asintiendo de manera cálida. Dejando la frialdad de su mirar a un lado. —Eres perfecto...
—¡Por supuesto que lo soy! No por nada soy el elegido para estar a tu lado. ¿Verdad? —Y entonces Astral sintió la urgencia de regresar a su cuerpo original. Yuma no sabía lo que estaba provocando.
—Tal vez...
—¿Qué hay con esa respuesta?
—Disculpe... —Llamo una voz más. Una femenina. Ambos hombres volteando antes de toparse con quién no esperaban ver. El cabello verde moviéndose libremente solo para detenerse en el momento justo. Dándole una hermosa apariencia, cosa que fue bien recibido por Yuma y Astral. Los cuales no sabían exactamente que hacer al respecto. —¿Le conozco?
—¡Kotori! —Exclamo Yuma. Sin ser escuchado, dejando el peso en Astral. Quien miro de soslayo a su compañero. Una idea quizá egoísta viniendo de ello. La decisión tomada en silencio desde antes resonando en su mente y corazón.
—No... No creo. —Mintió. Consiguiendo la mirada consternada de su compañero. El cual solo noto como es que la peliverde se avergonzaba antes de disculparse. Despidiéndose casi tan rápido como se presentó.
—Lo lamento tanto. Mi error. Gracias por decírmelo... —
Yuma miro esto ligeramente incomodo al menos hasta que Astral se levantó de donde estaba. Encaminándose de regreso a la residencia Tsukumo. Siendo seguido de cerca por su compañero. Comenzando a comprender un deseo que surgió en él desde hace mucho tiempo. Los celos saliendo a flote como jamás pudo darse el lujo de hacer. Llenándolo de satisfacción.
—¿Qué fue eso? Kotori es nuestra amiga. ¡Claro que te conoce! —Reclamo Yuma. Moviendo sus manos cómicamente solo para detenerse una vez vio la tranquilidad ajena. Confundiéndose de forma inminente. —¿Qué estás pensando?
—Que tal vez no podamos regresar a la normalidad... —Divago anhelante Astral. Saboreando aquellas palabras con un deje de posesividad en ellas. Sabiendo que eso no era exactamente verdad.
—¡¿Lo dices en serio?! ¡No! ¡Quiero regresar a ser yo! —
—Entonces deberás ocupar mi lugar hasta que podamos saber que hacer al respecto... —Determino Astral antes de apresurar su paso. Sonriendo por la travesura hecha. Imaginándose como es que podía usarla a su favor.
Cabe decir que Yuma no estaba ni enterado de ello. O al menos hasta que, su corazón no pudo soportarlo cerca de dos semanas después.
Las soluciones (Seducción) de Astral acabando con su cordura hasta que de un momento a otro. Fue el mismo quien puso un nuevo método para regresar a la normalidad. Astral por otro lado no estaba menos satisfecho, confesándose de aquella manera antes de hacer su cometido. Declarando sus planes a futuro y sus intenciones. Yuma accedió de manera difícil (Fácil) antes de entregarse como lo había propuesto.
Y entonces. Astral supo que su plan de cambiar cuerpos había funcionado. ¡Su amado por fin le miraba como lo deseaba! Aunque, podía entretenerse un poco más. Las responsabilidades y la escuela bien podían llevarla él. Ya vería después que decía al respecto. Pero el día de hoy, solo eran ellos dos y su nuevo comenzó como amantes. Amigos y compañeros. Esposos en sus mentes silenciosas.
Cabe destacar que el método de Yuma "funcionó" hasta una semana después. Y aun así estaban satisfechos. Kotori solo sintió que se perdió algo, justo como los demás.