Capitulo 1
-¡Noticias de último momento! Se han presentado avances en el caso contra el líder infame del narcotráfico, Turles Akuma. Según algunas fuentes, varios miembros del cartel están dispuestos a declarar contra el violento capo. Turles es culpable de casi 100 homicidios, y de dominar el narcotráfico en Japón y las autoridades lo han considerado intocable, hasta ahora.
Ese era el comunicado que se estaba transmitiendo en la agencia de policía, donde muchos miembros no le estaban dando la importancia que se requería por estas realizando otras actividades, pero si había uno de ellos que si prestaba total atención en las noticias: Vegeta Saiyan, es considerado un agente estricto y recto, reconocido por ser sumamente orgulloso y petulante, quien no muestra compasión por nada ni por nadie. Arrogante, individualista y con actitud condescendiente, ninguno de sus compañeros se atrevería a trabajar junto a él, ninguno quería salir lastimado ni humillado por el pelinegro. Amante de la adrenalina desde pequeño, siempre quiso incluirse en las fuerzas policiales no solo por lo que veía en las películas, sino porque además le apasionaba el hecho de estar metido en balaceras, arrestos y peleas cuerpo a cuerpo con extraños que desafiaban la autoridad, porque eso era lo que más ama el Saiyan: tener autoridad sobre los más débiles, y aquellos quienes lo desobedecieran, la pagarían. Solo había un hombre, una sola persona en la faz de la tierra que no tenía miedo de Vegeta, mucho menos temía trabajar junto a él.
-¡Nii-san! -el mencionado giró su rostro al sentirse llamado. Podía ver a Tarble caminando hacia él, su hermano menor había ingresado a la policía un año después que lo hizo Vegeta, y desde que lo transfirieron a su misma agencia se han convertido en compañeros de equipo por elección, recordando el detalle que nadie quería ser compañero de Vegeta. Amable y educado, estima mucho a su hermano mayor. -El capitán nos llama, dice que tiene algo importante que decirnos.
Vegeta asiente en silencio, y aparta su vista de la pantalla para caminar a la oficina de su superior, junto a Tarble. Atravesando por los grandes pasillos del edificio, donde muchos de sus compañeros se encontraban haciendo el papeleo para ingresar a nuevos prisioneros, quienes se encontraban esposados y cabizbajos en una silla, o como otros que simplemente estaban parados en un sector haciendo nada mientras tomaban café. Vegeta los ignoró por completo, haciendo oídos sordos a los saludos amables que le otorgaban, mientras que Tarble se encargaba de responder a todos por igual y asegurarse que ninguno fuera ignorado. Tocaron dos veces la puerta de la oficina, y una vez que una voz grave se escuchó desde el interior otorgándoles permiso de ingresar, finalmente obedecieron y cerraron la puerta detrás de sí.
-Bien, jóvenes, muchas gracias por venir, les tengo un trabajo para ustedes. -su capitán, Muten Roshi, un veterano de bien corazón, apasionado por su trabajo y dispuesto a morir por su causa. Amante de ver televisión, contar historias de su pasado y leer revistas para adultos, sin mencionar que también es un pervertido de primera. -¿Ustedes conocen a los Hermanos Son?
-Claro que si. -respondió Vegeta con seriedad. -Son miembros del cartel de Turles, Raditz Son es el primer lugarteniente responsable de las finanzas y el lavado de dinero, mientras que Kakaroto Son es el segundo, responsable de la distribución y el que maneja a los sicarios.
-Exacto, ambos hermanos van a testificar contra Turles, y la misión de ustedes es escoltarlos hasta Akita para que declaren.
-Tengo una duda, ¿por qué nosotros? Con todo respeto, capitán, no creo que estemos...-Tarble fue el primero en hablar, queriendo explicar que no sentía que estuvieran aptos para tomar semejante responsabilidad, mucho menos una así de peligrosa.
-Muchas gracias por la oportunidad, comenzaremos de inmediato. -interrumpió Vegeta, manteniéndose estoico como siempre, ignorando la mirada llena de reproche de Tarble.
-¡Perfecto! -comentó Roshi alegre. -Sabía que podía contar con ustedes, parten en la mañana a las 11 Am. -ambos hermanos dieron una reverencia y salieron de la oficina, dando por terminado el asunto; pero no para Tarble.
-Nii-san, ¿te volviste loco? ¿sabes lo peligroso que es este caso? -reprochó Tarble una vez que caminaron varios pasos, alejándose de la oficina del capitán, Vegeta simplemente levantó los hombros, restándole importancia.
-No tiene nada de malo tener algo de diversión de vez en cuando.
-Turles ha matado a casi la mitad de los testigos que intentaron declarar en su contra, incluyendo a los que los custodiaban, ¿Qué crees que pasará con nosotros?
-El capitán nos cree capaces de realizar esta tarea, inclusive puede abrir algunas puertas, ¿y tú la vas a desperdiciar? -preguntó, y por primera vez se detuvo y observó a su hermano. Entendía que estuviera nervioso.
-Pero...
-Tarble, esta es una oportunidad que no se da todos los días, si logramos hacerlo correctamente, podremos conseguir empleo en otras agencias, inclusive podemos subir de puesto. ¿o acaso quieres seguir siendo un triste policía que coloca multas y arresta borrachos? -Tarble se quedó en silencio, agacho la cabeza y expulsó un sonoro suspiro, Vegeta tenía razón, es una oportunidad única, y podía demostrar que él podía hacer más que simplemente patrullar y lidiar con ebrios, por primera vez en la vida quería algo de acción en su vida.
-Hagámoslo.
… … … … … …
11:10 Am, solamente llevaban 10 minutos de retraso, pasaron por un terreno arenoso, en donde era inevitable no conducir por el camino sin que un montón de polvo se levante en el trayecto. Estacionaron frente a la casa donde supuestamente se encontraban los Hermanos Son, la entrada consistía en tres partes; la primera es la que ya habían pasado, rodeando una fuente de agua repleta de arbustos perfectamente cortados, lleno de fauna y vegetación, es el único sector pavimentado que han cruzado hasta ahora y contaban con una expansión inmensa de terreno. Una vez que tocaron el timbre y dieron sus identidades, las puertas se abrieron automáticamente mediante un mecanismo desde el interior del hogar, y es ahí cuando pasaron a la segunda parte de la casa; el pasillo hacia el interior de la casa, más plantas a los costados, en el centro había una pequeña estatua de una diosa griega con fuente. Y, por último, la casa en sí, su hombre de unos 20 años aproximadamente les abrió la puerta, dando una ojeada a los recién llegados, sobre todo a uno en especial que le llamó la atención, los dejó pasar al interior.
-No estamos de acuerdo con esto de protección a testigos. -habló el sujeto de cabello negro, no se sentía cómodo con dicha decisión, y de haber sabido que iban a enviarles a custodias tan apuestos se pudo haber arreglado mejor. -Honestamente, hacemos esto por nuestro padre que nos lo pidió.
-Usted debe ser Kakaroto Son, ¿verdad? -el mencionado asintió. -Las cámaras del Gobierno los tiene captados a usted y a su hermano vendiendo drogas, así que tienen dos opciones: o van hacia Akita y declaran contra Turles frente al Gran Jurado, o ambos irán a la cárcel el resto de sus vidas. -habló Vegeta como pudo, desde que ingresó a la vivienda no había dejado de mirar a aquel sujeto y viceversa, conocía a Kakaroto y sus antecedentes, pero nunca lo vio en persona, y el simple hecho de que éste también se le ha quedado mirando con insistencia no pudo hacer más que ponerse nervioso, el maldito era apuesto.
-Nii-san, voy por Raditz-sama. -habló Tarble, le había parecido algo extraño el tono de voz de su hermano, no era el mismo que detonaba sobre aquellos inferiores a él y que demostraba autoridad, ese tono de voz se escuchó un poco inseguro y algo forzado, no quiso pensar que eso se debió a la presencia de aquel sujeto, ¿será que Kakaroto-sama logró intimidarlo? No quiso una respuesta ante eso, simplemente optó por seguir con su trabajo y buscar al siguiente hermano.
-Está en el primer piso. -contestó Kakaroto, lo cual Tarble agradeció con la cabeza y fue directo por las escaleras.
Tarble subía cada escalón de aquella escalera en caracol, y podía sentir el pequeño temblor en ellas. Mentiría si dijera que no estaba nervioso por la situación, jamás imagino que sería participe del caso Turles y tener que custodiar a uno de sus antiguos miembros. Si se ponía a pensar mejor, es tal como lo dijo Vegeta, esta es una oportunidad única que puede abrirles múltiples puertas, aunque esté arriesgando su vida, aunque tenga que proteger a un tipo peligroso, aunque esté en la mira de un narcotraficante y que prácticamente deba tener ojos en la espalda...Si, estaba mejor en la oficina. Sus pensamientos fueron interrumpidos por la llegaba al primer piso y tener la puerta justo en frente, camino a pasos decididos, aunque por dentro se esté muriendo, y no quiso ignorar el temblor en su mano cuando ésta se acercaba al pomo. La retuvo en esa posición por un momento, respiró profundamente y abrió la puerta suavemente.
-¿Raditz-sama? -llamó asomando apenas su cabeza a la habitación. -Estoy anunciando mi entrada a su habitación privada. -volvió a hablar siguiendo el protocolo, pero esta vez introduciendo un poco más su cuerpo al cuarto. Silencio, fue lo único que escucho. Un poco más tranquilo, ya que asumiendo que seguramente el Son mayor no esté presente, entró completamente al lugar. -¿Hola? -insistió. Comenzó a caminar por el cuarto, logrando observar unas maletas a medio armar sobre la cama. Ojeo por encima, era una habitación muy grande para una sola persona, y es que hasta se rio de su comentario, era el socio de un narcotraficante, podía tener una habitación así e inclusive más. -Soy el oficial Saiyan Tarble, vengo a escoltarlo a Akita. -Quiso echar un vistazo al cuarto de ropa, pero un zapato voló a toda velocidad hacia él, lo cual pudo esquivar con algo de dificultad mientras emitía un grito por la sorpresa, el zapato se estrelló contra la pared. -Supongo que no me vio. -dijo irónicamente al mismo tiempo que levantaba el calzado del piso.
-No, si te vi. -dijo con tono de voz de detonaba irritación. Aquel sujeto alto y corpulento se encontraba sin camisa frente al Saiyan al mismo tiempo que sacaba algunas camisas del perchero, supuso que para guardarlas en las maletas. Tarble se sonrojó levemente ante esa vista, cada músculo de su torso se marcaba perfectamente, su abdomen que tranquilamente podría hacerse pasar como tabla para lavar la ropa a mano, y sus biceps y deltoides que se marcaban en una sensual forma de montaña rusa, bien trabajados, hasta sus enormes manos tenían sus venas bien visibles. Tuvo que desviar la mirada hacia otro punto. -I was trying to hit you, flat ass. (Estaba tratando de golpearte, culo plano). -Tarble escuchó eso y simplemente atinó a inhalar y exhalar.
-Raditz-sama, soy oficial de policía. -dijo, pero esta vez utilizó un tono de voz un poco más duro del que acostumbra a usar. No iba a permitir que ningún delincuente le faltara el respeto...aunque este tan bueno. Afirmó por segunda vez que era mejor quedarse en la oficina.
-¿Quién? ¿Tú? -preguntó con sarcasmo, esta vez volteando para verlo, ya que anteriormente se encontraba de espaldas. -Pero mírate, eres tan chiquito, podría guardarte en mi bolsillo.
-Le aseguro que cumplo con la estatura mínima para un hombre adulto de mi edad.
-Muévete. -habló sumamente grosero, ignorando por completo lo antes dicho por el oficial. Tarble volvió a suspirar con fastidio en cuanto aquel sujeto le pasó por el costado de una forma no muy amable, pero debía controlarse, hasta su rostro era hermoso, lastimosamente tenía que cumplir con su trabajo y no dejarse llevar por sentimientos, Raditz era un total maleducado que lo insulto por su estatura, intentó golpearlo con un zapato y hasta usó el inglés para referirse a él, que, por cierto, por poco sufre una erección ahí mismo en cuanto lo escuchó hablar.
-Y si es tan amable, le ruego por favor ponerse una camisa. -quedó sin aliento por un momento en cuanto aquel sujeto volteo su rostro un poco asombrado, pero luego sus aires cambiaron a unos un poco más provocativos y sensuales.
-¿Por qué? ¿Te gusta lo que ves?
-N-no saque ese tipo de conclusiones, simplemente n-no me parece correcto que ande semidesnudo, estamos atrasados y d-debemos llegar a Akita antes de las 9 de la mañana. -dijo finalmente, el Son no dijo nada, simplemente suspiró sonoramente y gracias a Dios obedeció, pero algo en su actitud lo hizo debatir, parecía que Raditz estaba decepcionado por lo anterior.
Unos cuantos disparos se hicieron presentes en el lugar, lo que hizo que los pensamientos de Tarble se vieran interrumpidos. Ambos adultos se miraron entre ellos con asombro, estáticos en sus sitios sin saber que hacer. El Saiyan le dio una indicación a Raditz para que se quedará dónde estaba, mientras él sacaba su arma de su funda y se disponía a revisar el piso de abajo, el Son mayor lo que menos hizo fue obedecer, porque aprovechando que Tarble abandonó la habitación él se puso en cuclillas y comenzó a palpar por debajo de la cama, sacando un arma también en el transcurso y caminando también hacia donde el policía iba salido.
Tarble se asomó desde detrás de la pared que daba la vuelta a la sala donde habían dejado solos a Vegeta y Kakaroto, unos sujetos enmascarados disparaban hacia ellos mientras que su hermano intentaba protegerse disparando también. Las balas atravesaban vasos y objetos de vidrio, por lo que el suelo se encontraba lleno de pequeños fragmentos del mismo y cartuchos de balas vacíos, Kakaroto se encontraba desarmado y trataba de protegerse desde detrás de algún mueble, y Vegeta era el único quien disparaba contra los enmascarados. Tarble volvió a esconder su rostro detrás del muro que lo protegía, comenzó a hiperventilar y no se sentía seguro de salir, pero su hermano estaba en peligro, no cabía duda de que esos sujetos eran enviados de Turles.
-¿Mucha adrenalina para tu frágil cuerpecito? -el Saiyan se sobresaltó al sentir aquella gruesa voz de repente tan cerca de él. Raditz pasó frente a él con una sonrisa burlona en su rostro, y como si hiciera esto todos los días, comenzó a disparar a los enmascarados.
Tarble miraba asombrado como Raditz disparaba sin tener necesidad de cubrirse con algo, como si no tuviera miedo de recibir un tiro o salir herido. Aquellos sujetos también respondían con agresividad, en total eran alrededor de cinco hombres, y entre aquella lluvia de balas, finalmente se logró herir a un enmascarado de gravedad, y seguido de un quejido por el repentino dolor en su hombro, Vegeta arremató con un certero tiro en la cabeza, matándolo al instante, los sujetos entraron en pánico al ver a uno de sus compañeros muerto en el piso, pero aun así no desistieron. Entre balas y balas, pudieron herir a otro enmascarado en el brazo, obligándolo a que arrojara el arma en el trayecto. Pronto se vieron en la necesidad de salir de ahí, sus municiones se estaban agotando, y solo era cuestión de tiempo hasta que se les terminaran por completo y así quedar completamente desarmados. Vegeta fue el primero en dar la orden de la retirada, seguido de Kakaroto quien se protegía la cabeza con las manos de las balas, Tarble también corrió detrás de ellos, y Raditz miró por última vez a los enmascarados con rabia y se dispuso a seguir a aquellos tres. Corrieron por el pasillo hasta dar con el garaje, que, por suerte para ellos, la puerta se encontraba abierta y fue ahí como pudieron reconocerlo, Kakaroto entró en pánico al ver como los oficiales pretendían subir a un BMW blanco, de todos los disponibles, tenían que elegir el que no debían.
-E-esperen un momento, no podemos usar este auto. -dijo con un muy notorio nerviosismo. Cosa que no fue captado por Vegeta, quien estaba sumamente concentrado en salir de ahí con vida y en proteger a los testigos. Lastimosamente no había tiempo para ponerse a discutir, los enmascarados estaban corriendo a toda velocidad hacia ellos mientras continuaban disparando a quemarropa.
-¡Suban, ahora! -grito Vegeta con total irritación, Kakaroto subió de un salto luego de semejante grito tan aterrador, Raditz también subió con suma tranquilidad, y una vez que los cuatro se vieron dentro, Vegeta arrancó a toda velocidad, atravesando la puerta del garaje en el transcurso, pedazos de madera volaron por doquier, los enmascarados continuaron disparando hacia el auto en marcha, alejándose y viendo que ninguna de sus balas dio resultado en herir a los fugitivos, todo hasta que quedaron sin balas.
-¡Escaparon! -gritó uno con molestia mientras arrojaba su arma descargada al suelo.
Aquel auto recorría aquel camino desolado a gran velocidad, pudieron incorporarse en sus asientos en cuanto el sonido de los disparos comenzó a escucharse a la lejanía hasta directamente ya no escuchar nada, sus respiraciones estaban aceleradas por la adrenalina y agradecían que hubieran salido sanos y salvos de esa balacera.
-¿Están todos bien? -pregunto Tarble con preocupación, asomándose hacia los asientos traseros y así ver al par de hermanos.
-¡¿Quiénes eran esas personas?! -preguntó histérico Kakaroto, quien todavía no salía de su perplejidad. Raditz le miró arqueando una ceja, a él se le veía sumamente calmado, como si estar entre medio de una lluvia de balas fuera cosa de todos los días.
-No se preocupen, todo va a estar bien. -intentó calmar Vegeta mientras no despegaba sus ojos del camino.
-¿¡A esto le llamas estar bien?! -gritó Kakaroto en un momento de histeria, se incorporó en su asiento para acercarse un poco más al asiento del conductor. -¡Unos locos no están persiguiendo para matarnos, no puedes decir que estamos bien! -gritó al mismo tiempo que zarandeaba a Vegeta por los hombros desde atrás. -¡Dios, donde está cuando más lo necesitamos! -comenzó a hablar para si mismo, Raditz rodó los ojos ante tal espectáculo de su hermano al mismo tiempo que tenía un dedo metido en su oído para amortiguar los incesantes gritos que por poco lo dejan sordo.
-S-son-sama, entiendo que esto es frustrante y difícil para usted, y que trate de buscar consuelo, ¡pero quite sus manos de mis hombros! -gritó alterado, no solo porque podría ocasionar un accidente, sino porque además tener a Kakaroto tan cerca de su persona hacía que le nublara el juicio, mucho peor si éste ahora mismo lo estaba tocando, lo hacía poner sumamente nervioso.
-¡Y no me digas Sama, no soy tan viejo! -volvió a hablar, pero esta vez obedeciendo al mandato del Saiyan y recostándose ruidosamente sobre el respaldar de su asiento. Vegeta pudo respirar con normalidad. Necesitan refuerzos, aunque a Vegeta no le parecía correcto, mucho menos necesitaba ayuda para algo tan simple, él podía con la situación, aunque Tarble pensara lo contrario. Una vez que el panorama se vio tranquilo y no captaba que nadie los estuviera siguiendo, se detuvieron en una gasolinería abandonada, Vegeta y Tarble bajaron primero, observando todo a su alrededor, el segundo en busca de un teléfono, mientras que el primero rodaba los ojos en signo de molestia, detenerse por eso era ridículo, pero todo estaba desértico, no había ápices de que alguien viviera por esa zona. Se exaltaron en cuanto escucharon que las puertas del vehículo se cerraban violentamente detrás de ellos.
-¡Raditz-sama, permanezca en su vehículo y conserve la calma! -gritó Tarble en cuanto vio que Raditz había salido del auto y se acercaba peligrosamente a ellos.
-Tú, ¿Qué clase de policía imbécil eres? ¿Acaso no sabes disparar, o lo único que sabes hacer es hiperventilar? ¡Quiero que me lleves a casa! -exigió el pelinegro en un sonoro grito.
-¡El protocolo dice que ante estas circunstancias debo llamar a mi capitán! -explicó, ya se estaba cansando de la actitud tan irritante y fastidiosa de Raditz, era obvio que no estaba entendiendo la gravedad de la situación. -¿Tiene usted un teléfono?
-¡Si! -contestó. -¡Lo empaqué junto a mi computadora y mi Tablet mientras me obligaban a huir como un cobarde! -dijo con sarcasmo, al mismo tiempo que daba media vuelta y comenzaba a caminar por el desértico e inhóspito camino. Kakaroto al ver eso, también salió del auto, pero se quedó al lado de Vegeta, quien observaba la escena con algo de diversión, si fuera Tarble, ya lo habría sometido con alguna llave de lucha y ordenarle que dejara de ser un idiota, pero era momento de que su pequeño hermano comenzara a pulir su carácter y a tener algo más de experiencia en tratar con sujetos tan hostiles como Raditz, así que simplemente se quedó mirando a la lejanía y solamente se limitaría a intervenir si la cosa se salía de control.
-Raditz-sama, ¿A dónde cree que va? -preguntó, siguiéndolo a una distancia considerable.
-Me largo de aquí, antes de que Turles nos encuentre y nos cosa la cara a un balón de básquet.
-E-está en estado de shock y no está pensando con claridad. -quiso recurrir a la razón, Raditz continuaba avanzando sin querer detenerse.
-No, ¿eso crees? -preguntó con ironía al mismo tiempo que sonreía de forma burlona.
-¡Tiene que quedarse aquí hasta que vengan los refuerzos!
-¡Somos un blanco fácil aquí!
-¡Raditz-sama, regrese ya mismo! ¡Se lo advierto! -ya la paciencia de Tarble se estaba agotando, viendo como Raditz caminaba alejándose de él, sin preocuparse por obedecer a los mandatos del oficial, solamente tenía una cosa en mente y era salir de ahí. -¡No quería llegar a esto, pero me obliga a tomar medidas extremas! -y de un movimiento rápido, y ya la paciencia de Saiyan en el suelo, esposó la muñeca de Raditz a la suya misma para que no pudiera seguir avanzando. El Son, al sentir el frío metal de repente en su muñeca, volteo su rostro con el ceño fruncido y con una total confusión, su mirada negra viajaba entre las esposas y Tarble. Ambos adultos se miraban con odio y determinación, pero a pesar de eso, Raditz continuó avanzando, esta vez con un poco más de fuerza, arrastrando al pobre Tarble, quién hacia todo su más grande esfuerzo por retener al Son en su sitio. -¡Mi misión es protegerlo! -trató de hacer entrar en razón a Raditz, quien continuaba caminando como si nada ni nadie estuviera colgado en su brazo.
-¿No deberíamos intervenir? -comentó Kakaroto en un susurro a Vegeta, comenzó a tener algo de lástima por el pequeño Tarble, y conociendo el carácter destructivo de su hermano, no iba a durar mucho con vida.
-No, Tarble tiene todo bajo control. -contestó, mientras observaba todo a la lejanía, pero obviamente siguiendo los pasos de aquel par, ya que se estaban alejando demasiado.
-¡Debo llevarlo a Akita antes de las 9 de la mañana, y voy a cumplir con mi deber!
-¡Pequeño pero muy denso! -gritó Raditz, dándose por vencido y deteniendo su caminata. Tarble finalmente pudo recuperar el aliento, había sido un esfuerzo muy duro y exigente, Raditz era alguien fuerte, quien no dudó en arrastrarlo con facilidad.
-Tengo que llamar a mi agencia. -dijo jadeante y con un tono de voz que denotaba molestia, se sentía humillado y no había nada que lo cambiara de parecer. A lo lejos vio una especie de restaurante de comida rápida, era pequeño acorde al terreno, por lo que asumió que podría a ver un teléfono, pero olvido un pequeño detalle, ya que, al querer caminar hacia su objetivo, Raditz tiró fuertemente de él, producto de las esposas en sus muñecas, el empujón fue tan brusco que accidentalmente chocó contra aquel duro y fornido pecho, Raditz le miraba desde arriba con una ceja levantada, sus rostros estaban medianamente cerca y Tarble se sonrojó levemente, el pelinegro le estaba mirando en silencio, con su respiración pausada pero pesada al mismo tiempo. -Por f-favor. -pidió educadamente y al mismo tiempo nervioso, Raditz asintió complacido, y fue ahí cuando finalmente comenzó a caminar por su cuenta.
Pasados varios minutos, Tarble finalmente pudo hacer una descripción de los armados que los atacaron, a pesar de llevar máscaras y no poder brindar información importante acerca de sus rostros, pudo dar datos cruciales como cicatrices, vestimenta, tatuajes, y hasta herida de bala que pudieron hacerle a uno en especial en el brazo en medio del tiroteo. Raditz tuvo que permanecer sentado a su lado mientras el oficial estaba de pie hablando por el teléfono de caja, al mismo tiempo que rodaba los ojos con impaciencia y suspiraba sonoramente, no quería pasar ni un momento más cerca de él.
-Bien, hemos recibido la información y les enviaremos apoyo policial.
-Gracias, aquí esperamos. -dijo finalmente Tarble, para luego cortar la llamada.
-Excelente trabajo. -comentó Raditz irónicamente mientras aplaudía pausadamente como sus esfuerzos le permitían, el ángulo en donde sus manos estaban cruzadas debido a que seguía unido a Tarble por las esposas no le dejaba hacer mucho.
Kakaroto miraba desde la distancia, su hermano a veces solía ser un idiota, su forma de comportarse a veces no solía ser la correcta, y menos con la persona que le interesa. Kakaroto no era del tipo que se considerara observador, mucho menos alguien inteligente, pero habría que ser demasiado estúpido como para no darse de cuenta de la forma en la que Raditz lo pegó a su cuerpo, y la forma en la que Tarble se sonrojó, y no solo eso, el mismísimo Son Raditz obedeció al mandato de un simple policía, deteniéndose en seco en cuando éste estaba prácticamente colgado en su brazo, el Raditz de antes tranquilamente lo hubiera noqueado de un solo golpe, eso significaba que el interés es mutuo, pero todavía es muy temprano como para hacer que ese tipo de cosas fluyeran.
Por otro lado, estaba el otro oficial, quien todavía no conocía su nombre real. Cuando se presentó a la puerta, dijo directamente su apellido y Tarble lo llamó ‘’Nii-san’’, por lo que intuía que ellos también eran hermanos. Aquel pelinegro de cabello flameado y cara de pocos amigos lo traía loco, y solo bastó verlo pasar por la entrada para darse cuenta de que lo suyo fue amor a primera vista. Kakaroto tranquilamente podía acercarse y mostrar su interés, pero había un problema, aquel policía detonaba seriedad, demasiada para su gusto, él ya tenía en claro su orientación hacia lo hombres, pero no estaba seguro si ese tipo realmente le atraían los hombres o las mujeres, en cualquiera de los casos, haría que se enamore de él. Si había algo que caracterizaba a Kakaroto, era su perseverancia para conseguir lo que quería.
Se acercó al Saiyan, quien estaba medio sentado en el capot del auto, mirando a la nada misma mientras esperaba a que Tarble terminara de dar el informe. A simple vista se podía observar su molestia e irritación, alguien como él jamás iba a necesitar ayuda de nadie, por lo que en cierta manera lo entendía.
-Hola. -saludó el Son mientras se sentaba a su lado, el aludido no respondió, no se encontraba de buen humor, Tarble se encargó personalmente de arruinar la situación, pidiendo poyo que él no solicitó. -Las cosas si se salieron de control allá atrás, ¿cierto? -dijo tratando de entablar tema de conversación, refiriéndose al tiroteo de la mansión.
-En efecto. -contestó. -Pero, por suerte, nadie salió herido.
-Pero no quita el hecho de que fue peligroso. ¿Qué te hizo aceptar este trabajo?
-La adrenalina. -contestó con facilidad, y en cierta parte no era mentira. -Y porque me llama sumamente la atención el caso del cartel de Turles, siempre tuve curiosidad acerca de sus miembros.
-¿Eso significa que yo llamé tu atención? -preguntó con cierto tono de coquetería en su voz, Vegeta le miró de reojo y atinó a sonreír de medio lado, jamás imaginó que aquel sujeto fuera tan directo, y eso le gustaba, pero no iba a mezclar los sentimientos con el trabajo.
-No sea ridículo, a usted apenas lo estoy conociendo.
Y la atmósfera seductora de Kakaroto se resquebrajó con un golpe que tuvo más impacto en su orgullo. Se aclaró la garganta y con intenciones de recuperarse de ese anterior momento, volvió a adoptar su expresión coqueta.
-Bueno, te estoy dando la oportunidad de conocerme más. -Vegeta alzó una ceja con curiosidad, sonrió divertido sin poder evitarlo. Inclinó la cabeza hacia un lado y se relamió los labios. Kakaroto se deleitó internamente con esa imagen.
-¿Qué le hace pensar que aceptaré esa oportunidad?
-Porqué te aseguro que no te vas a arrepentir de lo que vas a encontrar.
Vegeta se le quedó mirando con un intenso rubor que le ocupaba todo el espacio de sus mejillas, junto con una expresión abochornada que le acoplaba. Exhaló profundamente al mismo tiempo que frotaba sus piernas con insistencia, tratando de secar sus manos del repentino sudor que comenzó a bañar sus palmas, producto del nerviosismo.
-Quizás. Ya veremos. -y esa respuesta fue suficiente para Kakaroto. Sonriendo de medio lado al escuchar que tuvo el permiso de seguir intentando seducir al oficial, aunque todavía no le dio el Si definitivo.
-Por cierto, ¿Cómo te llamas? Tú si sabes mi nombre.
-Mmm, no te lo diré. -contestó divertido al mismo tiempo que se alejaba del pelinegro, bajo la mirada desconcertada del Son. -No es profesional.
-¡Vamos! ¡¿Es enserio?! -preguntó sorprendido y algo impactado. No podía seguir con sus exclamaciones, debido a que Tarble hacia acto de presencia, con Raditz aún esposado a su muñeca caminando detrás de él, y podía verlo con un semblante aburrido.
-Bien, ya llamé a la agencia y nos enviarán refuerzos lo más rápido posible. -mencionó el Saiyan menor, mientras se iba acercando al par, más que todo a su hermano, quien volvió a colocar un rostro serio y sombrío.
-Ya te dije que fue estúpido que los hayas llamado, podemos encargarnos de este asunto nosotros mismos.
-Estoy seguro de que hay muchos más hombres armados, nii-san, y nosotros solo somos dos, debemos tener algo más de apoyo.
-¡Oye! -llamó Kakaroto, mirando fijamente a Tarble, interrumpiendo su conversación. -¿Cómo se llama él? -preguntó, señalando groseramente a Vegeta, a lo cual el aludido contuvo la respiración.
-Oh, Vegeta Nii-san. -respondió inocentemente.
-Con que Vegeta. -repitió, grabando aquel nombre en su memoria.
Continuara.....