Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Sólo un mordisco por DenisseZepol

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

JunMyeon se pasó la mano por la cara. Estaba cansado. Le dolía la cabeza mientras se dirigía hacia su camioneta. No estaba borracho, dos cervezas no eran suficientes para hacerlo, pero maldita sea si el día de trabajo no le estaba pasando factura. 


 


Sacó las llaves del bolsillo y subió, arrancando el motor. Lo que necesitaba era una buena noche de descanso. Tal vez mañana llamaría a JungWoo. Esta noche todo lo que quería era tomar un baño caliente y caer en la cama. 


 


Una semana de poco sueño combinado con salir después del trabajo se había cobrado su precio. Estaba agotado. 


 


Cogiendo su ruta habitual a casa, que lo llevó directamente a pasar por la obra, vio una luz que provenía de una de las esquinas donde las herramientas estaban almacenadas en cajas cerradas. 


 


Su mandíbula se apretó al ver la luz encendida. Ya les habían llamado la atención una vez cuando JinKi se había olvidado de cerrar las cajas. Los ladrones se habían llevado todas las herramientas que estaban allí. 


 


No necesitaban tener que sustituir las herramientas robadas. Ya habrían anotado su horario de regreso a la obra y, para ser honesto, odiaba a los malditos ladrones. 


 


Siendo valiente, o realmente estúpido, acercó más la camioneta y apagó las luces. Pensó en llamar a la policía pero cuando llegaran, las herramientas ya estarían en una casa de empeño en algún lugar. 


 


¿Por qué cuando no necesitabas a la policía siempre estaban cerca pero cuándo la llamabas, pasaban horas antes de que llegaran? Nunca entendió eso. 


 


Al llegar, quitó la luz del interior para que no le iluminara y luego salió de la camioneta cerrando la puerta sin hacer ruido. 


 


¿Realmente iba a atrapar a un ladrón? 


 


Tal vez fuese tan tonto después de todo. 


 


Con su corazón latiendo con fuerza en el pecho, se escondió en la parte de atrás de su camioneta y enroscó su mano alrededor de una barra de hierro. Si quién estaba robando tenía mejores armas, estaba jodido. Pero no podía dejar que pasara otra vez. 


 


Respirando profundamente y estabilizándose, avanzó a lo largo de la cadena de alambre hasta que estuvo en la puerta de atrás. 


 


A pesar de que había una luz en la esquina, no pudo ver a nadie y rezó para que eso significara que apenas eran uno o dos. Más que eso e iba a tener muchos problemas. 


No era lo que se consideraba un luchador pero tampoco era un cobarde. 


 


Metió la mano en el bolsillo por sus llaves y las colocó en el candado, contento de que se abriera sin hacer ruido. Empujó la puerta lo más silenciosamente posible y entonces fue hacia el lugar dónde las cajas estaban guardadas. 


 


La luz halógena se encendió. Mierda, ¿Y si lo hubiesen oído? 


 


¿Y ahora? Le sudaban tanto las manos que le estaba siendo difícil mantener un férreo control sobre la barra de metal. Nunca se había enfrentado con ladrones antes. ¿Y si tenían armas? Tal vez no había sido tan brillante la idea de venir. 


 


Pero ahora era demasiado tarde. Ya estaba tan cerca que no podía darse la vuelta. 


 


JunMyeon levantó la barra cuando oyó ruidos de lucha a su derecha. Movió un par de caballetes y cables que aún estaban fuera de las cajas. Tendría que hablarles a los trabajadores sobre la no limpieza al final de día. Empujando a un lado ese pensamiento, rodeó una de las columnas que habían sido construidas y se congeló. 


 


—Mierda—, maldijo cuando bajó la barra. Podría no haber sido un movimiento sabio pero no creía que el joven que estaba encogido cerca de una de ellas fuera una amenaza real. 


 


Inclinando la cabeza hacia un lado, estudió al hombre un largo momento. Su ropa estaba rasgada y su cabello despeinado. Parecía que no había tenido una ducha decente o comida en una semana, sin embargo no apestaba. Pensó que eso era bueno y aunque oliera, lo ayudaría. 


 


—¿Estás bien? —Dejando la barra en el suelo, se agachó hasta quedar en frente del hombre. —No voy a hacerte daño. ¿Te lesionaste? ¿Estás herido o algo así? 


 


El joven se movió y, en seguida, asintió con la cabeza, llorando mientras se encogía más. 


 


Sí que aclaró las cosas ¿o no lo hizo? 


 


—¿Qué haces aquí? ¿Cómo llegaste? 


 


El hombre levantó el brazo y señaló hacia lo alto del muro. JunMyeon se giró, estudiando todos los huecos que le habían permitido entrar. No vio ninguno. Aún más confuso que antes, se acercó y con su mano le tocó la pálida cara. 


 


—No.— Susurró el hombre mientras negaba con la cabeza. Se alejó, temiendo nadar en las profundidades de sus ojos oscuros. 


 


—No voy a hacerte daño. Éste no es el sitio más seguro para que estés. Déjame ayudarte. —Señaló al hombre de apariencia frágil para que se aproximara. —¿Cómo te llamas? 


 


— YiXing. 


 


—Hola, YiXing, soy JunMyeon. 


 


No estaba seguro de por qué demonios estaba siendo tan cuidadoso con alguien que había invadido la obra, pero el hombre parecía que estaba a punto de saltar de su piel en cualquier momento. 


 


—Hace frío—, dijo YiXing de la nada, temblando y tirando de su camisa rasgada más cerca de su cuello. 


 


JunMyeon podía ver la suciedad bajo sus uñas y unas desnutridas manos en la penumbra amarillenta de los postes de luz. ¿Qué infiernos le había pasado ese hombre? YiXing podía estar vistiendo ropas hechas jirones y verse como un lío caliente pero tenía la sensación de que no era uno de aquellos vagabundos que vivía bajo un puente de Hickory. 


 


Había algo en él que hacía que pensara que esta situación era reciente. 


 


Se acordó de su tío JungSoo. El hombre había trabajado duramente toda su vida, pero cuando enfermó, lo perdió todo. JunMyeon intentó dar lo mejor de sí para no juzgar a las personas. Nunca podías saber lo que le había pasado a alguien para que acabara en la calle. 


 


Muchas personas pensaron que las drogas o el alcohol fueron la causa, pero después de lo que pasó con su tío JungSoo, sabía que no todo el mundo tenía vicios. 


 


Sólo el ver a YiXing encogerse con miedo, mirándole como si fuese el que le hizo daño, hizo que quisiera ayudarle. 


 


—En mi camioneta se está caliente. Vamos, vamos a entrar en calor.— Se inclinó y tiró de la mano de YiXing hasta que el joven estuvo de pie. Sus ojos miraron alrededor nerviosamente antes de volver a JunMyeon. 


 


Mientras estaban los dos de pie, percibió que el hombre era alto, medía 1,77 metros, pero JunMyeon pesaba unos cuántos kilos más. YiXing tenía el pelo rubio con mechones marrones por lo que pudo apreciar. Lo que le hizo repensar su oferta fueron los ojos negros como el carbón que se asentaron sobre él. Parecían... vacíos. 


 


Empujando ese sombrío pensamiento lejos, llevó a YiXing hacia la puerta y después la cerró. JunMyeon abrió la puerta del pasajero y ayudó al delgado hombre a subir. 


 


No era así como quería pasar la noche, pero, nuevamente, su tío JungSoo le vino a la mente. Cuando subió al asiento del conductor, encendió el motor, dejando salir el calor. Era verano, pero las manos del chico estaban congeladas. Comenzó a sudar profusamente pero lidió con eso por YiXing. 


 


—¿Estás enfermo? 


 


No había pensado sobre el hecho de que, tal vez, tuviera algo contagioso. ¿Y si estaba ayudando a alguien y poniéndose en riesgo al mismo tiempo? Abrió la ventanilla y se inclinó más cerca mientras le estudiaba. 


 


—No.— YiXing negó con la cabeza, sus ojos aun vagando por todo el lugar. Se establecieron una y otra vez en la mano de JunMyeon que estaba jugando con los controles de temperatura. JunMyeon se movió, un escalofrío recorriendo su espina dorsal. Algo no estaba bien. Algo estaba... fuera de sitio. No podía asegurarlo pero la manera en que YiXing le miraba era extraña. Era como si se estuviera conteniendo o algo así. 


 


¿Pero de qué? 


 


—Tengo hambre—, dijo entonces tan bajo que JunMyeon casi no lo oyó. 


 


—Hay una cafetería en la calle. Puedo conseguirte algo para comer si quieres. 


 


—No. Comida, no. —Se movió en el asiento, pareciendo incómodo cuando se giró hacia él tan rápido como un rayo y agarró la mano de JunMyeon que se calentó instantáneamente. 


 


—¿Qué demonios? —Tiró de su mano para atrás, asegurándola sobre su pecho. El dolor desapareció rápidamente, haciendo que le pareciera que se lo había imaginado todo. 


 


Pero sabía que no lo había hecho. 


 


Los ojos de YiXing se agrandaron cuando golpeó una mano sobre su boca, murmurando algo que sonó como una disculpa. 


 


—¿Por qué me mordiste?— Miró su mano y vio dos pequeños puntos rojos marcados en su piel casi como mordeduras de una serpiente. 


 


—Hambre—, YiXing repitió en un susurro. 


 


—Bueno, no soy comida, caramba. No soy el aperitivo.— Frunció los labios cuando miró su mano y vio que los dos agujeros estaban ya en la fase final de curación. 


 


¿Cómo? 


 


—Hambre—, YiXing repitió con una voz que sonaba casi como una súplica. Empezó a balancearse hacia adelante y hacia atrás, sosteniendo su estómago, como si le doliera. —Por favor—, rogó. 


 


—Puedo conseguirte algo para comer, pero sólo para que lo sepas, si me muerdes otra vez voy patear tu delgado culo. —Se sintió como una mierda por amenazar a un hombre en la situación de YiXing, pero infiernos, no iba a ser la comida de nadie. —Sólo dime lo que quieres. 


 


—A ti—, dijo cuándo le miró con aquellos ojos de obsidiana. Dispersos mechones cayeron sobre sus ojos, algunos pegándose a su rostro. 


 


JunMyeon no sabía cómo tomarse esa afirmación. 


 


¿Se estaba insinuando? 


 


El hombre estaba sonrojándose mucho. Tal vez era uno de esos prostitutos masculinos que se iban con cualquiera. Era lo suficientemente guapo pero no iba a pagarle para poder follarle. 


 


No importaba lo tentador que fuera. 


 


—Lo siento, YiXing, no estoy en eso de la prostitución. Puedes entrar en calor y voy a darte algo de dinero para comer, pero estás por tu cuenta. —Cogió su cartera cuando un agudo dolor golpeó de nuevo su mano. 


 


—¿Me mordiste de nuevo? —le preguntó con un ligero silbido mientras llevaba otra vez su mano al pecho. 


 


—Lo siento. — YiXing tenía la cara en su pecho y sus brazos apretados al alrededor de su cintura. 


 


Joder, le había arañado la piel. ¿Y si YiXing tenía alguna enfermedad? No era seguro. Tenía que ir a un médico ahora. ¿Cuál era el problema del chico? Enfadado, empujó diez dólares sobre sus brazos cruzados. —Esto servirá para que comas. Creo que tienes que irte. No voy a llamar a la policía para decirles que intentabas entrar en la obra, pero tienes que salir de mi camioneta antes de que cumpla mi promesa y te patee el culo. 


 


Otra vez le dejó de doler, haciéndole creer que lo había imaginado todo. Pero sabía que no había imaginado absolutamente nada y que YiXing le había arañado. El hombre estaba realmente empezando a molestarlo. 


 


Entrecerró los ojos cuando YiXing negó con la cabeza. Ah, iba a hacerlo, quisiera o no. Eso es lo que tenía ser amable con alguien sin suerte. Ahora veía por qué algunas personas hacían la vista gorda por personas sin hogar. YiXing parecía necesitar contundencia añadida para conseguir que se fuera. 


 


Él podía ser duro. 


 


No quería. 


 


Pero lo haría. 


 


—¡Sal de mi jodida camioneta, ahora, YiXing! — JunMyeon gritó, viendo como YiXing se encogía aún más en el interior suave de su camioneta. 


 


Mierda.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).