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Confesiones… ¿y confusiones? por Yakaylex2

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Notas del capitulo:

Yamato ha decidido convertirse en novio de Taichi, pero ¿de verdad todo será miel sobre hojuelas como cualquiera lo pensaría o será un poco más compleja esta relación?

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Salimos del almacén tomados de la mano, la cual por cierto que es muy cálida y suave. Veo que el color ya regresó a sus mejillas y me dejo de preocupar. Se había ajustado demasiado el corsé. 


- Perdón por haberte arrastrado a toda esta situación. - Me mira un poco incómodo. Su voz es suave como siempre.  - El asunto del concurso, el malentendido de que fueras mi novio... - Coloco un dedo en mis labios.


- No digas más. - Le sonrío lo más sincero posible. - Realmente lo disfruté mucho. - Aprieto un poco más fuerte su mano. - Y lo de ser "mi chica" tampoco me molesta. - Me mira y saca su lengua en un gesto molesto; yo rio un poco. - Tú sabes a que me refiero.


- Lo sé... - Susurra un poco triste.


- ¿Te preocupa algo? - Aún es pronto para decirlo, pero creo que en ese sentido es muy transparente. Se nota desde la distancia su estado de ánimo.


- Prefiero que hablemos después. - Ya habíamos llegado a su salón. Suelta mi mano y repentinamente la siento fría. - Tengo que ir a cambiarme. - Señala hacía adentro. - Creo que tú también deberías hacerlo.


- Ah, sí... - Miro de un lado a otro. Alcanzo a ver a Sora a lo lejos. - Bueno, nos vemos. - Le digo torpemente. Avanzo un poco en su dirección, pero algo me impide seguir. Giro mi rostro y veo a Taichi sonrojado mientras sostiene mi manga. Me suelta de inmediato.


- ¿Podríamos irnos... ya sabes... juntos? - Mi corazón palpita rápidamente. Es genial ver su rostro carmín. Asiento con una sonrisa.


- Te veo en la salida. - Sonrío y echo a correr. Taichi entra al salón.


- Vaya, ¿acaso la escuela es tan grande que te perdiste Ishida-san? - La voz de Sora es tan sarcástica, pero no le tomo importancia.


- Más bien nos detuvieron nuestros cientos de admiradores. - Le dije burlonamente.


- Idiota. - Susurra molesta. Se acerca lo suficiente como para notar su vena palpitando en su frente. - Solo porque Kido-sempai lo pidió, pero si fuera por mi te partiría la cara. - La miro con toda la seguridad que puedo, no voy a dejar que ella me intimide. - Más te vale que no te aproveches de la inocencia de MI Taichi.


- Eso "Sora-kun" no te interesa en lo absoluto. - Le digo tratando de sonar lo más frío posible. - Vete a conseguir alguna novia y déjanos en paz.


- ¿Acaso piensas que te puedo creer que de un día al otro todo esto dejó de parecerte incorrecto y pervertido? - La miro molesto. - Bueno, pues no lo haré. - Me devuelve la mirada; es tan fría y dura que me da un poco de miedo.  - Y seguro Taichi tampoco lo va a creer, así que yo estaré a su lado para cuando necesite consuelo.


- ¡Ya basta! - El tomo de los brazos con fuerza. Siento su cuerpo débil y delgado, así que la suelto de inmediato. ¡Alguien que me recuerde que es una chica! - No trates de aprovecharte de la situación en ningún sentido. - Estoy furioso. - Di lo que quieras, pero no voy a alejarme de Taichi solo porque tú no paras de amenazarme. - Joe se acerca con Mei así que ambos nos separamos de inmediato.


- ¿Algún problema? - Mei-san nos mira inquisitiva. Ambos negamos con la cabeza. Joe parece preocupado. - Cuando quieras volver a participar, Yamato-san, - se acerca un poco más y acaricia mi mejilla, - solo avísame. - Me quedo estático sin saber que hacer. Mei-san se aleja de nosotros.


- Es una maldita perra... - El rostro de Sora está de un color rojo carmín. La miro sorprendido. - Y tú un gran imbécil si no te diste cuenta de sus coqueteos.


- Francamente no le presté demasiada atención. - Sora me amenaza con el puño.


- Hablemos adentro. - Dice Joe por primera vez desde que llegó. Entramos al almacén donde están los trajes y cierra la puerta con seguro. - Disculpa mi indiscreción Sora-san. - Sus mejillas están ruborizadas. - Sé que eres una chica, pero...


- Descuida, eres confiable y en la escuela soy un hombre. - Lo rodea con un brazo de manera varonil. - Así que dime Sora-kun.


- Bueno, ya.  - Les digo para que se separen lo más pronto posible. - ¿Qué te preocupa?


- Por lo que he oído, a Mei-san desde el primer día le gustó Taichi-chan. - Lo miro sorprendido. - Recuerda que durante la primera semana él fue un chico. - Sora asiente. - Al parecer el día en que planeaba confesarse, Taichi-chan llegó convertido en una bella chica y rompió su corazón.


- Si.  - Sora interviene. - Todo el mundo le preguntó a Taichi que, si era un pervertido o que había pasado, ¿por qué ya no usaba su uniforme masculino? - Suspiró. - Así que se adueñó de mi historia, diciendo que había sufrido acoso en su anterior escuela y por eso había decidido vestirse de hombre. Pero como el director lo había regañado decidió vestir como lo que realmente era y ser más valiente en esta nueva etapa. Se disculpó con todos los compañeros en el salón y ellos aceptaron de buena manera sus palabras.


- Así que, si lo descubren, todo el mundo dirá que Taichi los traicionó. - Ambos asienten tristes.


- La razón por la que les digo esto es porque deben tener mucho cuidado. No pueden permitirse bajar la guardia en ningún momento. - Toca mi frente fuertemente. - Tú querido Yamato, debes recordar que Sora-kun es un chico frente a todos, pero tú no debes olvidar que bajo ese disfraz hay una chica a la que debes cuidar. - Lo miro incrédulo. - Y tú, Sora-kun... - le acaricia la cabeza, ¡eso es tan injusto! - Eres un chico popular, atractivo y valiente. Pero debes tratar de no meterte en problemas que puedan poner en peligro a tu personaje. - Asiente incomoda. -  Ustedes dos ahora son los guardianes de Taichi-chan. - Asentimos. - Faltan todavía seis cuatrimestres para que terminen la preparatoria. Aún es bastante tiempo. - Lo miramos preocupados. -


- Te preocupa algo en particular, ¿no es cierto? - Joe no me puede ocultar nada.


- Una mujer despechada es capaz de hacer cualquier cosa. Estoy seguro que Mei-san no se creyó nada de las excusas de Taichi. Se ve que es ese tipo de chica.


- Pero a Taichi ni se le acerca. - Sora se ve confundida. - De hecho, te diría que es más cercana a mí.


- Excepto hoy, ¿cierto? - Sora asiente pensativa. - Como se enteró de que Yamato es la nueva "persona favorita" de Taichi-chan, intentará atacarlo ahora por ese lado. Antes tú eras la persona más apegada a él. Por eso se te acercaba. - Me mira a los ojos. – Pero ahora tú debes tener cuidado.


- Descuida. - Le digo tranquilo. Después con un saludo militar agrego. - ¡Estaré al pendiente, capitán! - Joe sonríe, pero Sora me ve con cara de pocos amigos.


- Idiota. - Dice llanamente y se encierra detrás de un biombo oriental para cambiarse la ropa. La miro con odio y siento como Joe alborota mi cabello. Corro como un cachorro a su lado y juntos comenzamos a cambiarnos la ropa.


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- Vaya que tardaste. - Taichi me sonríe como toda una colegiala. Lo miro y trato de sonreír, pero la nostalgia en mi pecho hace que mis ojos se llenen de lágrimas. - ¿Estás bien?


- ¡No! - Lo abrazo y comienzo a llorar desconsoladamente. Escucho el murmullo de mis compañeros, pero no presto atención. Lo siento, nunca en mi vida he sido discreto, así que no piensen que podré hacerlo ahora.


- Todo está bien, amigos. - Sora aparece y trata de hacer que todos sigan avanzando. - El muy tonto se lastimó un dedo con la puerta de su salón.  - Se escuchan algunas risas y pronto todos comienzan a alejarse. Levanto mi cabeza del hombro de Taichi y fulmino a Sora con la mirada.


- No tenías derecho de decirme tonto, "Sora-kun". - Le digo molesto.


- ¿Esa es tu forma de no llamar la atención? - Me dice molesta. - Kido-sempai debió decirte que hicieras todo lo contrario. Eres demasiado tonto.


- Y tu demasiado...


- ¡Basta ya los dos! - El grito de Taichi es tan femenino que me dan ganas de llorar de nuevo. Lo abrazo con más fuerza, pero...


- ¡Joven Ishida! - Mi profesor de matemáticas me grita desde los salones de arriba. - ¿Qué hace sobando a su compañera? - El escuchar esas palabras hacen que me separe en ese mismo instante de Taichi. Veo su rostro sonrojado. Parece una colegiala avergonzada.


- No... nada... - Tartamudeo como imbécil y me sonrojo a mas no poder. - Lo siento. - Me inclino respetuosamente hacía él.


- Más le vale. - Sonríe discretamente y se aleja.


- ¡Que buena actriz eres, Taichi-chan! - Le dice Sora burlonamente.


- Cállate. - Dice con el rostro todavía sonrojado.  - No estaba actuando. - Eso significa que yo había sido la causa de su timidez. Mi corazón late tan fuertemente que siento que todo el mundo lo puede escuchar. Escucho como se aclara la garganta. Su timbre masculino sobresale por un momento. ¡Me gusta ese sonido y no tengo ni la remota idea de por qué! - Como sea, será mejor que nos vayamos a casa.


- Bueno. - Sora está a punto de colgarse del brazo de Taichi cuando la detengo rápidamente.


- No lo hagas. - La veo con los ojos más feroces que pueda tener.


- Pero... - susurra un momento y siento la mano de Taichi tan suave sobre mí. Lo miro y su cálida sonrisa hace que mi demonio interno se desvanezca tan rápido como surgió.


- Lo siento Sora-kun. - Le dice con la misma sonrisa angelical. - Yamato y yo vamos a salir.


- ¿A dónde? - Como me fastidian sus preguntas molestas.


- A cualquier lado. - Le digo molesto. Nos mira y tiene una mirada de cachorro herido.


- Diviértanse. - Susurra por lo bajo y echa a correr.


- ¿No irás por Sora-kun? - Le pregunto a Taichi, perdiendo toda la formalidad con la que le hablo en la escuela. Después de todo ya no hay nadie cerca.


- No. - Me dice simplemente. - ¿Quieres venir a mi casa? - Lo miro y me siento tímido de repente. El recuerdo de aquel beso me provoca un poco de nervios.


- Bueno... yo...


- No lo digo en plan romántico ni nada. - Su voz aún es un poco suave, pero ha dejado de ser tan formal. - Pero creo que debemos hablar de muchas cosas en un sitio tranquilo.


- En eso tienes razón. - Le digo mientras asiento. Comenzamos a caminar juntos. Quisiera tomarlo de la mano, pero no me gustaría provocarle algún problema....


Llevamos más de veinte minutos caminando y realmente no hemos dicho gran cosa. Hablamos sobre el clima, sobre l escuela, los profesores, las materias... Cosas sin mayor importancia.


- Oye, ¿Tienes que avisar a tus padres de que llevas visita?


- No realmente. Se la pasan trabajando en realidad. - Miro alrededor y estamos a un par de calles de su casa. - Posiblemente solo esté Hikari, aunque a veces decide irse a casa de alguna de sus amigas.


- Entiendo... yo...


- ¡Espera!  - Me dice rápidamente. Me arroja la mochila y se desliza rápidamente a un callejón lateral. Me quedo paralizado sin saber si quiera que hacer. Después de unos minutos siento su mano en mi hombro. - Lo siento. - Giro y está vestido con una playera bastante holgada y una bermuda de licra negra. Veo que en su brazo lleva el uniforme escolar femenino y...


- ¿Es una peluca? - Le pregunto sorprendido. Asiente mientras esconde rápidamente sus manos detrás de él.


- ¡Taichi-kun, Taichi-kun! - La voz de una anciana nos interrumpe. - De lejos creí que traías el pelo lacio. - Me mira por un segundo y regresa su atención a Taichi. - Y que te acompañaba una linda rubia. - Estoy confundido, ¿me dijo linda?


- Jajaja. - Taichi se rasca la cabeza y sonríe amablemente. - Señora Matsuda, ¡usted siempre tan bromista!


- Oh quizá ya sea mi vista cansada. - Taichi asiente con una sonrisa temblorosa. La mujer se dirige a mí. - Y tú, ¿quién eres muchachote? - La miro y no sé bien que decir. "Soy el novio de Taichi", o "si soy mujer y soy la novia de Taichi". ¡Tengo tantas dudas en mi cabeza!


- Es mi amigo Yamato. - La voz de Taichi suena tan genial cuando no se esfuerza tanto para que suene suave y delicada. Es un sonido hermoso.


- ¡Que maravilloso! - Me dice mientras me toca mi mejilla. Taichi se encoge de hombros y yo solo atino a sonreír torpemente. - Bueno, me voy al mercado. Pásenme a visitar pronto.


- Lo haremos! - Dice Taichi con alegría mientras la anciana retoma su camino. Nosotros hacemos lo mismo.


- Lo siento. - Taichi toma su mochila de mis manos y mete allí su disfraz.


- ¿Cómo es que la viste? - Ni siquiera yo me percaté de su presencia.


- Más bien me di cuenta de que ya había traspasado la zona hasta donde puedo usar mi uniforme de chica. - Su voz suena suave otra vez.


- ¡Hey! no tienes que forzarte conmigo. - Le digo mientras aprieto su hombro.


- Lo siento. - Susurra, pero ya no dice nada más. Caminamos en silencio. Tal vez le dije algo que lo ofendió, pero realmente lo que yo quería es que se sintiera cómodo. Veo que se esfuerza demasiado por esa tontería del cambio de género y debe ser agotador mantener esa fachada siempre. Quisiera preguntarle como lo hace, pero no quiero ofenderlo y...


- Llegamos. - Anuncia de pronto. Comenzamos a subir las escaleras, pero el aún se ve incómodo.


- Oye, quisiera preguntarte algo. - Me mira un poco triste. - ¿acaso no vive nadie por aquí?


- ¿Qué? - No esperaba esa pregunta.


- Si, escucha. - Pongo mi mano en mi oído. - No se oye nada.


- La mayoría de mis vecinos son como la señora Matsuda. - Se encoge de hombros. - Generalmente es por la noche cuando todo se llena de vida con la llegada de los adultos que regresan del trabajo o los niños que llegan de la escuela.


- Entiendo. - Le digo sonriendo. Llegamos a su puerta. Toca tres veces, pero nadie acude a abrir. Entonces saca su propia llave y la abre.


- Pasa. - Me dice mientras mantiene la puerta abierta.


- Disculpa la molestia. - Le digo mientras dejo mis zapatos en la entrada. - ¿Tienes que tocar tres veces?


- Ajá. - Comienza a cerrar con llave e incluso con una cadena. Un miedo repentino me invade. - No es muy seguro que dos niños se queden solos en casa en un edificio tan vacío. Así que es nuestra clave para que tanto Hikari como yo tengamos cuidado.


- Entiendo. - Tomo nota mental para decirle a Takeru que hagamos eso. La seguridad es un tema al cual no le presto mucha atención.


- Ven, siéntate un momento mientras... - Taichi sigue con esa voz suave, pero evito que siga hablando mientras lo abrazo fuertemente por la espalda. - ¿Yamato...?


- Te lo dije en serio. - Lo abrazo con más fuerza.  -No tienes que forzarte conmigo.


- No me acostumbro. - Agacha la mirada. - Tú te fijaste en una chica.


- En lo primero que me fijé fue en unos hermosos ojos chocolate. - Le susurro contra su cabeza. - En segundo fue en la valentía y el coraje de esa persona para hablarme. Y en tercero en una enorme y contagiosa sonrisa. - Lo beso en la mejilla con cariño y la siento húmeda. Lo giro para que quedemos frente a frente. - Tal vez te parezca extraño y no lo puedas creer. Yo tampoco estaba muy seguro. Pero he pensado como loco y definitivamente siento algo especial contigo, como nunca lo había llegado ni siquiera a pensar. Es raro porque nunca me había fijado en nadie y mucho menos hubiera pensado en fijarme en un chico. - Noto su mirada molesta y me doy cuenta de que soy un imbécil. - Lo que quiero decir es lo mismo que te dije en el almacén. Siento algo especial por Taichi Yagami, no por Taichi-chan o Taichi-kun. Simplemente por Taichi. Y conmigo no tienes que fingir ser quien no eres.


- Es que ese es el problema. - Me dice mientras agacha la mirada. – En realidad ya no sé quién soy...

Notas finales:

Por fin cuarto capítulo amigos. Tenía una mezcla de palabras sin sentido en mi cabeza que no me permitía ordenar bien mis ideas con respecto a la historia. Pero ya me ha quedado todo claro y seguiré con mi camino ninja… Perdón me dejé llevar.

Espero no les moleste el rumbo que comienza a tomar la historia, pero, ¿acaso está mal el hecho de que de vez en cuando se retrate como es el mundo en realidad? Amo el yaoi, el bl o como quieran llamarlo. Pero creo que a veces es un poco idílico como retratan el entorno de los personajes cuando dos chicos empiezan una relación. Aunque solo es mi humilde opinión.

En fin, espero les haya gustado este capítulo y nos vemos pronto con el siguiente.

Por cierto, creí que mi personaje menos favorito de Digimon era Sora, pero creo que ese puesto lo ha ganado Mei.


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