La puerta de la entrada se cierra. No sé quién llego y se fue, si quisiera podría esforzarme un poco y saber quién es. Lo cierto es que no me interesa. Cierro los ojos, y no por primera vez en el día, desearía que los medicamentos humanos sirvieran para quitarme el dolor de cabeza. Tampoco se supone que tuviera dolor de cabeza.
La puerta se abre otra vez, los pasos ruidosos se dirigen directamente a mi puerta, que se abre sin que llamen primero.
— ¿estas durmiendo?
— no preguntas eso después de saltar a la cama de los demás— respondo con tono plano. Beau está sonriendo.
— es que sabía que no estas durmiendo. Vamos a comprar pizza.
— ¿pizza otra vez, niño?
— ya no soy un niño— me saca la lengua. No, ya no es un niño. La última vez que le vi aún tenía el rostro infantil, media como veinte centímetros menos y le estábamos enseñando a cambiar y a comportarse. Cuatro jodidos años son mucho tiempo— ah… lo siento, no quise decirlo de ese modo— sé que no, pero cada maldita cosa me lo restriega en la cara— vendrán a cenar, no se todavía si todos, pero Murray quiere cocinar y él nunca cocina carne.
— Beau, no estoy de humor para salir ahora.
— oh. Está bien.
— quiero… ¿Por qué no vas tú por las pizzas? Quiero estar solo— puedo ver y oler su tristeza, pero es mejor eso a que termine haciendo algo peor.
— bien. Te dejare una rebanada.
— no seas tacaño— se ríe, aunque no es una risa muy alegre. También se va y me permito relajarme un momento al quedarme solo. Es solo un momento antes de salir. No puedo quedarme toda la tarde aquí si en la noche vendrán los demás. No me dirijo a la ciudad, el bosque es más tranquilo. Al menos el bosque sigue siendo como lo recuerdo.
Camino y camino, sin rumbo. Solo el sonido del viento en las ramas de los árboles. Es tranquilo, tal vez demasiado. Ah, últimamente no soy buena compañía ni siquiera para mí mismo. No sé qué hacer o como seguir, así como estoy caminando sin rumbo es exactamente como me siento: sin rumbo. Un día estaba con mis amigos corriendo por el bosque, al otro momento estaba en una calle oscura y vacía a excepción de un chico y un bebé llorando y habían pasado cuatro años. Cuatro malditos años.
Muchas cosas cambiaron en ese tiempo.
Hay tres lobos nuevos que llegaron de otro lado.
Cinco humanos que fueron convertidos.
Un bebé lobo.
La manada tiene contacto con dos manadas más en buenos términos. Una de ellas es la antigua manada de Rowan, sus hermanos a los que juraba no volver a ver.
Un humano es parte nosotros y parece tener más el control que Rowan. Por si fuera poco, enseño a los lobos de otras manadas como tratar con humanos recién convertidos.
Solo fueron unos años pero parece que me he perdido siglos de vida ¿Cómo se supone que asimile tanto? Asimilar… es la jodida palabra favorita de todos últimamente y me pone ansioso escucharla ¿alguien quiere asimilar cuatro años de vida perdida? Como si fuera tan fácil como decir: Hey, Donelly, estuviste convertido en lobo salvaje por cuatro años, pero no te preocupes, todo está bien.
Nada está bien.
La casa está llena cuando regreso. Aún no están todos, y no puedo saberlo por la ruidosa música de rock que suena alto. Todo el movimiento de la casa es caótico, sin contar la música y a Lon y Eddie cantando, la bebé arrojando sus juguetes, el ruido de la cocina y los demás moviendo las cosas a la mesa.
— llegaste— Kalila me abraza, su cabello me hace cosquillas— ¿Dónde estabas?
— salí a caminar.
— genial, bien ¿Cómo te sientes?- me encojo de hombros— ven, ayúdanos a ordenar aquí— sé lo que intenta. Noto algunas miradas.
— estoy cansado.
— no necesitamos ayuda, Kalila. Puede sentarse a esperar, los demás están viniendo ya— la pequeña mujer, Jenny, sonríe tímidamente. No quiero sentarme aquí tampoco, pero no puedo zafarme a tiempo cuando escuchamos llegar un auto. La casa se llena, y aunque bajaron el volumen de la música se sigue sintiendo muy caótico.
Respiro, y aprieto los puños. Si lo hago, aun puedo controlar el temblor en mis manos.
— oye, estas aquí— Baruch se sienta a mi lado. No es el único sorprendido de verme, sigo notando las miradas.
— Kalila me atrapo— admito. He estado evitando a todos desde… mucho tiempo. Hubiera sido fácil subir las escaleras pero una parte de mi aun intenta componer todo. Aun cree que estar aquí es una buena idea. Yo no lo creo tanto— ¿Qué están festejando ahora?- le pregunto. Cuando solo éramos Baruch, Kalila, Rowan y yo siempre era la voz de la razón. El más cauteloso de los cuatro.
— no tenemos que festejar algo para reunirnos— aprieto los dientes.
— hacen una jodida reunión cada fin de semana ¿Por qué necesitan hacer más? ¿Por qué aquí?- noto el silencio. Sentir que todos me miran me molesta más. El dolor me molesta más— de todos los lugares tiene que ser aquí.
— sí, tiene que ser aquí. Esta no es tu casa— no tu casa, no tu lugar.
— basta. Donelly, cálmate…- Kevin pone una mano en el hombro de Baruch. Alrededor, todos están callados, demasiado. Y las miradas…
— ¿calmarme? ¿En serio? ¿Creen que no sé porque siguen viniendo aquí y hacen estas reuniones?- jadeo. Mis manos tiemblan más y no puedo detenerlo. Tampoco mis palabras— no necesito tenerlos a todos rondándome todo el tiempo.
— Donelly.
— ¡Estoy cansado de jugar a la familia feliz!- le grito a Rowan— no me importa si quieren hacer una maldita fiesta diario, pero déjenme fuera de eso— me levanto con la intención de ir a la habitación, pero si voy allí seguiré escuchando todo.
— no puedes irte… ¿Qué demonios, Donelly? También eres parte de nosotros.
— no creo que les importara mucho— no, no es eso lo que quiero decir. Veo el dolor en el rostro de Kalila.
— ¿Qué quieres decir con eso?- Rowan vuelve a intervenir.
— ¿se divertían igual cuando yo no estaba?
— ¡Donelly!
— eso no fue nuestra culpa.
— me dejaron— no puedo parar. Quiero parar, no quiero… no quiero…- ustedes me dejaron.
— ¡Creímos que estabas muerto! Te vimos…
— ah, qué bien. Pero ¿adivinen? No morí. Me dejaron ¿y ahora solo quieren que vuelva y finja estar en la gran familia feliz?
— ya te dije que no fue nuestra culpa.
— ¡Tampoco fue mía! ¿Yo elegí perderme años de mi vida?
— basta, ahora— jadeo y tiemblo cuando miro al humano. A Eddie— nadie aquí es culpable por lo que paso— resoplo una risa burlesca.
— claro ¿Qué demonios vas a saber tú? Solo eres un humano fingiendo saber sobre hombres lobo, creyéndose superior solo porque juegas un poco con los demás— Rowan gruñe, alguien lo detiene, pero mi vista sigue fija en Eddie. Su rostro no cambia. Ni siquiera parpadea.
— tienes razón— la sorpresa logra superar a la ira, luego la vergüenza— ¿Qué? No dijo nada sobre mí que no fuera verdad. Ahora, si ya terminaste creo que deberías salir un momento. Regresa cuando te sientas mejor— le miro, sintiéndome como un niño castigado— ¿tienes algo más que decir?- sacudo la cabeza. Nadie me detiene cuando prácticamente corro a la puerta. Nadie me sigue. No puedo detener el temblor en mi cuerpo, demasiado cerca pero no llega… corro hacia los árboles.
Regresa cuando te sientas mejor me dijo, pero ese el problema. No me siento mejor. Solo me he sentido peor y peor con el tiempo ¿Cómo terminaron así las cosas? Sé que no es culpa de ellos lo que paso, me contaron lo que paso y le creo. Sé que no me dejaron porque se rindieran o porque no me quisieran. Sé que les dolió saber que yo estaba muerto, solo que no lo estaba y ya no sé qué hacer conmigo. No puedo controlar mis sentimientos, no puedo dirigirlos hacia las personas que lo merecen y solo estoy soltando basura a quienes no lo merecen ¿Qué esperaba? para ellos estaba muerto.
— no iban a esperarte— murmuro, escuchar las palabras me funcionaba. Claro que ellos iban a seguir adelante ¿Por qué esperarían si me creían muerto? Hicieron su duelo y siguieron su vida.
Y ya no tengo un lugar en esa vida.
Era el mejor amigo de Rowan, ahora Baruch y Eddie están con él.
Enseñaba a Beau, ahora Lon enseña a los nuevos y es mucho mejor en seguridad que cualquiera de los demás.
Kalila es buena controlando y motivando a los nuevos. Los nuevos ya no son tan nuevos como para necesitar ayuda real.
Liam y Miranda son rápidos y sigilosos, prácticamente los ojos y oídos de todos.
Kevin y Jane en la retaguardia, el segundo golpe, el apoyo cuando la primera línea se rompe. Los nuevos se están adaptando con ellos, trabajando juntos.
Beau, siendo quien nos mantiene unidos y libera cualquier tensión que hay entre nosotros.
Hasta hay alguien que puede encargarse de nuestras heridas.
No siento que quede lugar para mí, pero tampoco me atrevo a irme. No es la primera vez que pienso que lo mejor sería dejar la ciudad sin embargo no tengo a donde ir ¿no es lo mismo a donde sea que vaya? Hasta peor. Y no puedo dejarlos, no… otra vez, supongo. Su felicidad cuando volví fue real, son mis amigos y mi familia y no podría lastimarlos marchándome.
¿Pero si diciéndoles toda esa mierda?
No puedo parar. Simplemente sale. Comenzó poco después de que Killian se convirtiera. No soportaba quedarme mucho tiempo con compañía, comencé a encerrarme más en mi habitación, que ya no era mí habitación. Antes de darme cuenta estaba dando respuestas sarcásticas, luego hirientes. Algunos me dejaron en paz, otros siguen siendo insistentes y ya no sé qué es peor. Solo logro contenerme con Beau. Cierro los ojos y dejo que el bosque me tranquilice. Escucho correr a un animal, casi estoy seguro de que es una ardilla, espero sentir el calor, la adrenalina, la anticipación… nada. No hay nada.
Una parte de mi siente alivio, la otra está preocupada. El miedo de ambas logra quitarme la preocupación de la discusión, ahora estoy preocupado porque mi cuerpo se niega a transformarse. No he podido cambiar desde que regresé. Mi cabeza es un lio de pensamientos, de tantas cosas pasando al mismo tiempo que ya no puedo con ellas.
Es tarde cuando comienzo a regresar. La luna ya ha pasado casi al otro extremo del cielo, es muy de madrugada cuando llego a la casa. Las luces están apagadas y los autos no están, dentro solo escucho los ruidos normales de una casa aunque Murray, Bradley y Jennifer deben estar durmiendo ¿o se fueron también? todo está limpio, lo que me deja un desagradable sentimiento de culpa. Terminaron la fiesta por mi culpa y sigo haciéndome la pregunta del millón ¿es algo bueno que nadie esté aquí o preferiría que este alguien? no sé qué es lo que quiero, porque quiero ambas cosas, quiero estar solo y a la vez quiero que alguien esté aquí.
Me despierto en el silencio, no hay ruido y la luz entra por la ventana. Tarde, pero aún no es mediodía. Normalmente alguien tocaba para decirme que habían preparado la comida si yo no me levantaba ¿vino alguien o ya se rindieron?
No escucho a nadie. Las habitaciones se sienten vacías. Recuerdo vagamente esta casa, donde todos podíamos venir y quedarnos. No fue la primera casa que conseguimos, al final comenzamos a elegir algo más cerca del bosque y grande, al menos lo bastante grande para ocho personas. Esta área estaba en desarrollo entonces, veo que sigue sin ser muy popular para los humanos porque no hay muchos vecinos.
— despertaste— la voz me pone la piel de gallina por la sorpresa, no esperaba que hubiera alguien aquí.
— Rowan ¿Qué demonios? No te quedes en silencio en la casa de los demás— sentado en una de las sillas de la mesa, resopla con una media sonrisa.
— pero esta sigue siendo mi casa. Traje comida— me siento despacio, no muy lejos de él. Sé que debo decir algo más, disculparme por lo de anoche y lo de los otros tantos días pero esas palabras no vienen— no pensé que estuvieras durmiendo todavía.
— llegue tarde anoche.
— ah… ¿cambiaste?- estiro la mano a la bolsa de la comida. Debí imaginar que no podía ocultar ese hecho por mucho tiempo, menos a Rowan.
— no— mi voz suena cortante.
— tal vez…
— metete en tus asuntos, Rowan.
— tu eres mi asunto, imbécil— hago una mueca.
— que tu novio no te escuche decir eso, sonó muy raro— alcanzo a ver la mueca que hace.
— no lo dije así. Y Eddie no es celoso— me dice sonriendo. También sonrió.
— él me agrada… yo... lo que dije anoche…
— Realmente eres un imbécil, pero mucho de lo que dijiste es verdad. No te hemos preguntado si te sientes bien para celebrar, ni te hemos dado espacio para adaptarte. Estábamos cegados queriendo que todo esté bien que no nos dimos cuenta que no estaba bien. Lo siento por eso— me duele la mandíbula al apretarla. No es Rowan quien debería estarse disculpando— no tienes que venir las veces que nos reunamos por diversión, me gustaría que vinieras pero no si te sientes obligado a estar allí.
— lo intentare.
— eres más mi hermano que mis propios hermanos. Eres importante para mí, me preocupo por ti. Así que quiero ayudarte.
— estoy intentando, Rowan. Estoy intentando— no sé si sea suficiente y cada vez siento que estoy más lejos de encontrar la salida— no sé qué hacer ahora.
— si me permites una sugerencia, podrías volver a trabajar. Sé que te gustaba mucho estar allí.
— ¿y que diré? Oigan, desaparecí todos estos años porque me creyeron muerto pero ahora volví y quiero estar aquí de nuevo.
— idiota, sí— de una de las sillas saca un montón de papeles ordenados— o solo puedes decir que estuviste trabajando en otro lugar. Esa es la recomendación de la oficina de bomberos de mis hermanos. También hay un montón de reconocimientos por cursos que no le pedí, así que no sugiero que los uses.
— aún sigo sin creer que ahora hables con tus hermanos y se lleven bien.
— somos dos. Ahora que no soy un niño, tal vez se sienten más felices de que no regrese y les intente quitar lo que tienen— es muy posible, aunque los números siguen a favor de ellos, esa manada esta tan aferrada a las tradiciones que simplemente aceptarían a Rowan de regreso sin una pelea.
— voy a pensar sobre regresar a los bomberos.
— puede ser otra cosa, o puedes seguir tomándote el tiempo que quieras. No voy a presionarte más— estoy a punto de preguntarle ¿Qué pasaría si me fuera? ¿Qué harías si quisiera irme?- Jane envió una carta diciendo que te ibas, ella sabía cómo mantener nuestras identidades así que no tienes que preocuparte por decirles otra cosa.
— bien— Rowan me da un apretón en el brazo.
— y si necesitas cualquier cosa, no te lo guardes y pídelo. Puedes pedirme cualquier cosa.
— entonces tal vez te pida que dejes a Eddie y te mudes otra vez aquí— le miro, sin expresión. Él tampoco tiene expresión.
— puedes pedirme casi cualquier cosa y quiero añadir que puedes pedirlo pero no garantizo que lo pueda cumplir— no me rio, pero me siento alegre. Rowan si se ríe— ese es más el Donelly que conozco.
— tal vez ya no soy el mismo que conocías— se encoje de hombros.
— todos cambiamos, solo me acostumbrare al nuevo tú. Intenta no ser un completo imbécil.
— no prometo nada— nos quedamos en la casa hasta la tarde, aun cuando llegan Murray y Jennifer. Solo nos dan una mirada y siguen en sus asuntos. Cuando Rowan se va, me siento un poco mejor. Sé que aún tengo que disculparme con los demás, pero no siento que pueda hacer ahora porque también siento que podría volver a portarme desagradable y mis disculpas no serán sinceras. No se merecen eso.
La mañana llega nublada. Pesadas nubes y una sensación de presión me dicen que lloverá, además del obvio olor a lluvia, pero aún tengo tiempo. Murray toco a mi puerta esta mañana para decir que ya estaba el desayuno y estuve toda la mañana dando vueltas por la casa y pensando que hacer. Rowan no vino, y tampoco los demás, no los culpo. Tome todo antes de pensarlo mejor y arrepentirme porque estoy cansado de estar solo en la casa, solo en mi cabeza con mis pensamientos. Dios, en serio que ni siquiera soy buena compañía para mí mismo. El edificio de los bomberos esta frente a mi ahora. No es el mismo lugar en el que estuve, este edificio es más grande y más nuevo. Cuando llegamos a esta ciudad teníamos pocas cosas y básicamente nada que nos ayudara, nada excepto lo que somos y si queríamos establecernos, formar una manada y reclamar este territorio teníamos que establecernos para convivir entre los humanos. Rowan y yo fuimos los primeros en conseguir un empleo, en áreas naturales y yo en el departamento de bomberos. Nos reíamos porque aunque ninguno tenía idea de que hacer seguíamos sobresaliendo de los demás. Para Rowan no es difícil encontrar a alguien perdido o saber cuándo y dónde cazan, si algún humano entra a hacer algo indebido… el fuego no me atrae especialmente pero también podía entrar en una casa en llamas y encontrar a quien sea que estuviera dentro, con humo y todo y las quemaduras que llegaba a tener se iban antes de que terminara el día. Kalila nos llamaba presumidos cada que nos encontraba hablando de lo que hacíamos.
— ¿Donelly?- parpadeo, alejándome de los recuerdos. el humano frente a mi lleva el uniforme de bombero, el cabello castaño muy corto y unos lentes.
— Gale.
— vaya hombre, no esperaba verte. Solo te fuiste un día y…- sacude la cabeza. Él había entrado poco antes que yo y trabajamos juntos— espera ¿vienes a buscar trabajo?- sus ojos se fijan en los papeles que sostengo, y yo en las letras de su uniforme.
— eres capitán de bomberos— ignoro el sentimiento voraz de enojo al darme cuenta de que otra cosa he perdido.
— lo soy— sonríe. No es su culpa, no es su culpa— ¿entonces? ¿regresas?
— eso espero. Estoy un poco… fuera de forma, pero podría tomar el curso inicial de nuevo y…
— no será necesario. Hagamos el papeleo y estarás en el periodo de prueba— me mira— aunque espero que solo sea una formalidad. Eras una bestia cuando estábamos juntos, corrías y trepabas por las escaleras con todo el equipo como si no pesara nada. Necesitamos más como tú— sonrió, lo más disimuladamente que puedo. el equipo si es pesado, no es que no pese nada para mí pero sí que podía cargarlo con más facilidad que un humano normal.
— entonces quiero intentarlo.
— ven a mi oficina ¿puedes creer que me dieron el puesto?- lo creo, Gale no era el más habilidoso físicamente pero lo compensaba con la inteligencia en investigación— llegas en buen momento, porque estamos por hacer selección de novatos. El año pasado tuvimos algunas jubilaciones y traslados, entonces estamos cortos de personal.
— vaya.
— Si… entonces, hagamos esto.
Me siento aturdido cuando regreso a la casa ¿en serio es tan fácil? Tuve que esperar a que dejara de llover así que es más tarde de lo que planeaba llegar. Bradley y Jennifer están viendo un partido de futbol americano. No sabia que a ella le gustaran los deportes, no parece una de esas chicas. Ninguno me mira cuando comienzo a dirigirme a las escaleras. Golpean la puerta antes de que suba al primer escalón.
— está abierto— grita él, mientras ella suelta una queja muy apasionada al mismo tiempo que la pantalla.
— hola, ah, también están con eso— el otro lobo recién llegado, Tarik, cierra la puerta. Su ropa chorrea agua.
— si… estas mojando el piso.
— llovió mucho. No sabia que te gustaba el futbol, Jenny.
— no me gustaba pero tuve mucho tiempo libre y este sujeto ama los deportes y tampoco tenia nada que hacer más que ver partidos— ella no despega la mirada de la pantalla— son más interesantes de lo que pensaba. Y era esto o convertirme en maestra zen. Esto se me dio mejor.
— ¿Dónde está Murray?
— meditando o caminando en el bosque, las dos cosas.
— es peligroso salir al bosque con lluvia— su frente se frunce. No entiendo que hace él con nosotros. Es muy… llamativo. Conocí a algunos lobos blancos antes pero nunca había visto uno transformado. Su pelaje podrá ser útil en la nieve, aquí resalta mucho y pone en riesgo nuestro secreto. Si un humano llega a verlo se hará un escándalo y una búsqueda por todo el lugar para encontrarlo. Como si mis pensamientos le llegaran, su mirada se enfoca en mí— ah, estaba buscándote.
— ¿a mí?
— sí, vine contigo. voy a ayudarte.
— tu… ¿Qué?
— ayudar. Con tus problemas. Eddie me lo pidió hace unos días pero estuve ocupado, he terminado con mi internado y ahora tengo tiempo libre por fin, aunque te ayudo aun si Eddie no me lo hubiera pedido.
— dios, metete en tus asuntos.
— estaba pensando en reunirnos algunas tardes para… intentar resolverlo.
— no.
— ¿por la noche te parece mejor? Por las mañanas creo que será algo complicado.
— no quiero tu ayuda— el gruñido se me escapa. Noto que los otros dos nos están mirando, mal momento para dejar su tonto partido. Regreso los pasos hasta quedar frente a él— no necesito ayuda, así que dile a quien sea que deje de meterse en lo que no le importa— le doy un empujón.
— ah. Pobre, pobre de ti— su mano me da unas palmaditas en la cabeza, salpicándome agua— no te preocupes, eso puede resolverse, ya verás— retrocedo. Ni siquiera lo pienso. Mi instintito actuando y reaccionando como si el hombre pálido frente a mi fuera una amenaza y lo único que puedo hacer es huir. Huir vergonzosamente y encerrarme en mi habitación.