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Swells por liuny

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Notas del capitulo:

Pues como ya le dije a Devi, en este capítulo, Wolfram sólo se da por aludido, Günter se me fue de las manos, y la cosa fue lo más insustancial de este planeta. El capítulo quedó así por interrupciones varias debido a molestos esperpentos humanos que no me dejan vivir, así que por favor disculpen esta. 

Atte. Liuny.

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Swells

Capítulo II: Commencement.

Se encontraba firmando papeles, eran tantos y tan variados que no podía ver hacia la puerta. Se trató de levantar y se puso a llorar al recordar porqué aún seguía allí, si Günter había abandonado la sala hacía ya varios minutos.

— Su alteza. Es una pena para mí decirle que tengo que abandonarlo a su suerte por algunas horas —Había dicho el hombre. Las esperanzas escapatorias de Yuuri comenzaron aumentar considerablemente—. Pero es de vital importancia que usted, culmine todas sus labores antes del día de mañana, para poder dedicarse de lleno el lunes a las actividades anteriormente planificadas. A sí qué, con su permiso —Sacó un botón de la nada y lo apretó. El Maoh observó con desesperación como era fijado vilmente en su oficina—. Es el nuevo invento de Anissina. Lo llamó: “La-correa-que-evita-que-los-reyes-escapen-kun” —La cara del pelinegro se podía decir que era un poema indescifrable—. ¡Ah! Está hecho especialmente para evitar que su alteza escape, así que, sólo podrá salir apretando el botón. ¡Cuento con usted! ¿Nee?

Se desparramó en su silla mirando a la ventana…  sí… eso había sucedido. Llevaba postrado allí casi más de cuatro horas firmando a lo bestia para acabar todos los malditos papeles. Su mano temblaba cada vez que trataba de hacer alguna letra. Sólo quería comenzar a clamar, gritando como loco, por ayuda.

Se reincorporó en el asiento e inhaló profundamente. Sostuvo la pluma con la mano derecha y la puso sobre el papel, el temblereque no disminuía. Se agarró con la mano izquierda y comenzó de nuevo a garabatear de forma poco agradable en las hojas.

— Su alteza —Le saludó alguien entrando en la oficina—. ¡Su alteza! Está trabajando si la supervisión de Günter…

— Conrad… es Yuuri… y no… —Abrió un camino por la montaña de papel, y el castaño pudo observar como le rodeaban firmemente unas correas hechas de un potente Marioku, que se le asemejaba mucho al de Günter.

— ¿Su alteza…? —Preguntón sin creérselo… ¿El albino había amarrado a Yuuri, así sin más?

— ¡Yuuri! ¡Yu-u-ri! ¿¡Podrías tener la decencia de llamarme por mi nombre!? —Preguntó perdiendo los estribos, a su padrino.

Ma’a, lo siento, Yuuri. ¿Por qué estás aquí amarrado? —Le pregunto tontamente, tratando de zafarlo.

— Es inútil…, lo he intentado hasta con Morgif —Miró la espada la cual había mandado al otro lado de la habitación, luego que ésta no dejara de burlarse.

— ¿Esto lo hizo Günter? —Siguió sin creérselo. 

— Sí. Ya no puedo firma un papel más ¡Conrad! ¡Sálvame! ¡Te lo ruego! —Conrad apiadándose del chico, el cual ya había estad allí lo suficiente, alzó la silla, pero, los dos se dieron cuenta que estaba pegada al suelo también con Marioku.

— Ejum… si quieres, puedo quedarme dándote apoyo moral —El otro lo miró de forma escéptica.

— ¡Günter! —Irrumpió Gwendalf de repente—. ¿Gün…? —Miró a los únicos moradores del cuarto—. ¡Alteza! ¡Está trabajando sin la supervisión de Günter! —El rey y el comandante intercambiaron miradas circunstanciales.

— ¿Tan mal Maoh soy? —Dijo en broma, sonriendo jocoso. A pesar de ser Wolfram el único conocedor de los trasfondos de aquella, a primera vista, inocente pregunta. El mayor de los hijos de Cecilie, carraspeó.

— No me refería a eso. Su alteza, lamento si la pregunta lo ofendió —Se exculpó haciendo un reverencia.

Ma’a Gwendalf, lo decía en broma… —Dijo haciendo un gesto de deje, sonriendo de forma nerviosa.

— ¿Han visto a Günter?

— Como verás, no he podido moverme ni dos centímetros de aquí —Le dijo mientras el pelinegro recaía en las correas de marioku que fijaban a la silla a su rey. El rictus de  Gwendalf fue la perplejidad total.

— ¿¡Qué demonios…?!

— Es un nuevo invento de Anissina. ¿Cómo había dicho Günter que se llamaba? ¡Ah! Fue algo así como: “Las correas que evitan que los reyes escapen-kun” —Los dos hermanos se quedaron pétreos… el primero en retomar el don del habla fue Conrad, con una tos disimuladora.

— Por cierto Gwendalf… ¿Cuándo regresa Wolfram? —Esas tres últimas palabras que encerraban una pregunta cualquiera, habían sido como un balde de agua congelada sobre la cabeza del pobre Maoh. Más que todo no había protestado o tratado con real fuerza de huir de su suplicioso encierro. Por temor a volver a tener en su mente al príncipe. Y había sabido evadirse bastante bien hasta ahora que Conrad se lo recordaba y todos sus problemas lo volvían a acosar.

Luego de la pelea en la que había salido huyendo, aceptando como cierta las palabras de Wolfram. El hermano de éste, había irrumpido en el cuarto del Maoh, sorprendiéndose de ver sólo al rubio algo  acalorado, para luego, repuesto, decirle que al final sí tenía que salir a las fronteras para arreglar algunos problemas menores junto con su escuadrón.

— Wolfram, regresa mañana a primera hora, tiene que tomar su puesto como príncipe de Von Bielefend, en las actividades que dan comienzo mañana lunes.

Los dos mayores posaron la vista, al ver como el Maoh se levantaba sin ningún esfuerzo de lo que nadie le había podido zafar anteriormente. Sin contar que la lista de los bienaventurados ayudantes que habían pasado sucedáneos en el transcurso del día, habían sido un número bastante grande. Tenía la mirada baja, su forma de mazoku había sido liberada, su cabello estaba aún más largo de lo normal, y su mirada escondida, denotaba unos preciosos y dolientes ojos negros de pupila agatada.

— Necesito algo de aire… si Günter aparece… denle una disculpa de mi parte —Pidió de forma queda, ya habiendo regresado a la normalidad—. Y la promesa que tendrá los malditos papeles revisados y firmados al final de la tarde.

Cuando el Maoh hubo abandonado la sala. Conrad y Gwendalf se miraron entre sí por un buen rato.

— ¿Nos perdimos de algo? —Preguntó el mayor de los hermanos.

— No tengo ni la menor idea —Respondió Conrad preocupado.

1

Como había prometido, ya había terminado todo el papeleo. La noche brillaba intensa con la luna en su máximo esplendor, las estrellas titilantes le acompañaban, haciendo dicha, casi celestial. El Maoh se encontraba acostado en la gran cama con la cobija hasta la barbilla, a pesar de que el clima estuviese moderado.

Sentía el gran vacío, ese normal de cuando Wolfram no estaba a su lado dándole lata de alguna manera. Cerró los ojos. Lo aceptaba, hacia mucho tiempo que había aceptado que el joven Von Bielefend no le era indiferente…, no importaba cuando había intentado autocensurarse, había sido inútil. Luego de aquella relevación, esclarecimiento divino si se quiere. Sus panoramas se habían ampliado de forma inminente, y había comenzado a recaer que muchos lo miraban de forma diferente. Él no se veía la gran cosa. Es más, era un jodido estándar normal, allí y en su mundo. El rubio si parecía sacado del mister universo, o uno de los caballeros de dorada armadura de cualquier cuento de hadas.

Su problema, casarse. No sabía ni siquiera exactamente que era lo que sentía por el rubio. Y aún así, ya había dado su palabra de hacerlo, siempre y cuando la otra parte de la ecuación estuviera de acuerdo. ¿Cómo iba a saberlo si cada vez que estaban juntos lo único que hacía éste era llamarle: traidor, llorica y pelearle por cada estupidez que encontraba? Resopló… ¿Qué era lo que sentía? ¿Atracción? Eso no era suficiente…, todo el mundo se podía sentir atraído por Wolfram. Es más, TODO el mundo, incluyendo sus hombres; babeaban por el ojiverde. Y eso era algo inevitable, especialmente en ese mundo.

El rubio siempre le preguntaba que si no era suficiente para él. ¿Suficiente? ¡Claro que era suficiente! Pero, él no respondía correctamente bajo acciones hostigadoras. No sabía como sobrellevar la actitud obsesiva del soldado, era imposible para él no sonreírle a alguien que le saludaba ¿Qué no podía entender que era su personalidad? Cerró los ojos, buscando dormirse, mañana iba a ser un día estresante. Mucha gente rodeándolo, Wolfram incluido sólo presagiaba una cosa… migraña.

Cuando el reloj dio las tres de la mañana, el moreno pudo caer dormido.

2

La cama estaba calentita, el sueño lo abrazaba dejándole descansar. Estaba en la parte más deliciosa de éste, la última fase del REM. La puerta se abrió estrepitosamente, era Günter con su acostumbrada energía matutina.

— ¡Su alteza! —Gritó a todo pulmón—. ¡Es hora de levantarse! El sol brilla, los pajaritos cantan…

— … Y yo lo voy a matar —Se dijo a si mismo al escuchar las alharacas del albino.   

— Su alteza Yuuri, vamos arriba, arriba —Le pidió dándole ligeros golpecitos en la cabeza. El aludido salió de las sábanas con cara de pocos amigos, la cual hizo que su tutor retrocediera un poco—. Alteza… hoy tiene que prepararse para —toses—. La inauguración del torneo.

— Günter… —El otro tragó audiblemente.

— ¿Su alteza?

— ¿Anissina no tendrá algún tipo de revitalizante?

— ¿Por qué la pregunta?

— ¡Porque no creo aguantar todo el día! ¡Por eso!

— Oh vamos su alteza —Dijo abrazándole—. Si todos estarán complacidos de poder estar con usted. Hasta yo mismo me he inscrito en el torneo…

— ¿¡Que!? —Gritó cayendo presa de la desesperación.

— ¡Tú traidor! —Dijo Wolfram apareciendo, con la ropa algo desaliñada y con cara de cansancio. Le dio un manotazo al noble Von Christ que lo mandó al otro lado del cuarto.

— Wolf, ¡No he hecho nada! ¡Te lo juro! —Se disculpó para mantener su integridad completa.

— ¡Llego, y lo primero que veo es a ti, abrazándote con Günter!

— Él me estaba abrazando a mí. No sé si se nota la diferencia —Le explicó quitándoselo de encima.

— Wolfram, discutirás luego con su alteza, este será un día muy ocupado, y tú también deberías ir a arreglarte.

3

— ¡Murata! —Gritó Yuuri escondiéndose tras el joven Sage.

— ¿Ara, Yuuri? —Preguntó viéndole.

— ¡Murata! ¡Dime que tú no te inscribiste en el estúpido torneo!

— Je, je… pues, fui obligado… no pude abrir la boca cuando ya Ulrike me estaba diciendo que estaba inscrito —El Maoh cayó de rodillas y dejó su cabeza apoyada sobre las piernas del Great Sage con los ojos cerrados.

— Wolfram me va a matar…, luego me va a cortar en pedacitos y se los dará a los koalas rabiosos —Dijo algo destrozado.

— Oh vamos… no seas exagerado Yuuri… el joven Von Bielefend no haría algo como eso —Le dijo arrodillándose a la altura del joven Maoh, enseriándose—. Pero, si el Maoh me lo pide, perderé apropósito —Von Christ se acercaba cada vez más, con un cepillo en la mano.

— ¡Cuando menos dile que ya no me peine más! —Luego de ver la cara del otro, se enfuruñó un poco—. Estoy harto de esto… ya no quiero ser Maoh.

— Yuuri —Dijo obligándole a mirarle—. Pensé que ya habíamos pasado esta etapa. ¿Tanto es lo que hemos pasado y aún sigues con lo mismo? No seas tan duro contigo mismo y agarra con fuerza lo que viene ¿Está bien? —Preguntó levantándole—. No te preocupes, aquí estoy y allá viene Günter, nos vemos a la cinco en la ceremonia de apertura. ¿Vale? —Éste sólo suspiró derrotado cuando el hombre lo volvió a arrastrar privándole de su libertad.

TBC

Puro Bla, bla, bla, contenido insustancial y nada de nada. X.x, sé que todos los que me leen están acostumbrado a capítulos kilométricos, trataré que en un futuro esto se extienda… Como se podrán haber dado cuenta esto es Yuuri!Centric. Aunque por supuesto, no me voy a olvidar de Wolfie quién es uno de mis personajes favoritos.

Tal vez ponga a Murata a joderle un rato la relación a los dos… no lo sé, muchas cosas de este fic está en veremos. O__o incluyendo en fic mismo *LOL*. Ja, ja, siento la cagada de capítulo, es que sufrió demasiadas interrupciones y esto hizo que la calidad bajara. Prometo solventar esto en el próximo.

Atentamente, Liuny.


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