Capitulo I.- Encuentro... "Casual"
La lluvia no dejaba de caer, las calles que normalmente se encontraban llenas de personas, coches y smoke ahora se hallaban bellamente desiertas, por lo menos eso era lo que pensaba un joven que mientras era mojado por las gotas de lluvia caminaba tranquilamente por la acera, su cabello dorado al igual que sus ojos le habían traído un sin fin de problemas con su familia, su linaje era de la mas alta nobleza del país, todos con características similares; ojos y cabellos negros como la noche, al nacer con las facciones totalmente distintas lo habían llamado Demonio Dorado y era temido por todos sus parientes; era un ser de mal augurio para el linaje, eso era lo que su familia creía, era aborrecido y maldecido por los de su misma sangre; ¿odiaba a su familia por tratarlo de esa forma tan mezquina o se odiaba a si mismo por haber nacido?... esa era la pregunta que en esos momentos nublaba su mente, caminaba de manera casi autómata, su alma era un torbellino de pensamientos y su corazón parecía ahogado desde hace mucho tiempo, pero aun podía pensar en lo agradable de aquella lluvia, quizás no todo estaba perdido, pensó y se trato de animar al ver que su caminar sin sentido lo había llevado directo a la entrada de una librería, como todo buen solitario su máxima pasión era leer, y así, sin pensarlo, entro a aquel lugar.
Al abrir la puerta, la campañilla que avisaba la entrada de un cliente sonó dulcemente, dando la bienvenida a aquel extraño joven.
- ¡¡¡Kyaaaa!!!... Estas mojado, estas mojado...- aquel grito y esas palabras provenientes de una voz chillona llegaron a los tímpanos del demonio, sin saber como, fue arrastrado hacia un lado de la entrada- ... como es posible que vengas tan tranquilo caminando con este aguacero... estas calado hasta los hueso... no vez que la salud es lo mas importante... realmente eres un... - no pudo terminar con su sermón ya que el joven al que estaba secando se había separado bruscamente.
- ¿Qué diablos te pasa niñata del demonio? - grito el joven de cabellos de oro mientras se quitaba la molesta toalla de su cabeza, cual fuera su sorpresa al mirar que aquel ser de voz chillona no se trataba de una chica, como el había pensado (por la voz), si no que se trataba de un chico.
- ¿Cómo que NIÑATA? - grito cabreado el otro joven; sus facciones eran finas, parecían haber sido finamente talladas, el color de su tez morena clara y su cabello negro largo marcaban el extraño color de sus ojos - "Que hermoso" - pensó el ambarino, al mirar fijamente la vista de aquel niño, el color amatista claro de ese mirar inocente le estaba cautivando.
- Te hice una pregunta... ¿Cómo que N-I-Ñ-A-T-A?... Que estas ciego o vienes borracho... no vez que soy un N-I-Ñ-O...- gritaba realmente exasperado el moreno.
- ¿Qué nunca te callas? - fue la fría y escueta respuesta del otro joven.
- Como dices... mira que eres un impertinente... todavía que te traigo esta toalla para limpiarte... me confundes con una chica y ni disculpas me pides... eres un... - pero no pudo acabar la frase, ya que otros labios se unieron a los suyos mandando una corriente eléctrica por todo su cuerpo, el otro joven acerco aun mas su cuerpo, mientras profundizaba el beso. Ambas lenguas comenzaron a jugar, saboreado, chupando, lamiendo y entregándose uno al otro, aquel sabor, aquel aroma era tan peculiar, era tan embriagador que ninguno de los dos tenía pensado soltarse. El moreno andaba de puntitas para alcanzar los labios del otro, trataba de aguantar aquella postura pero cuando el otro joven le empezó a besar más intensamente sus piernas no lo pudieron sostener y sin más callo de sentón al piso, abriendo mucho sus ojos a causa de la impresión.
- Tonto - dijo el demonio sonriendo burlonamente.
El chico tirado en el suelo se encontraba tiernamente sonrojado, temblaba un poco y su mente era un mar de confusión donde simple y sencillamente se repetía una y otra vez la misma pregunta:
<<< ¿Por qué me ha besado? >>>
- "¿Por qué le bese?"- internamente, el joven que sonreía indiferentemente, se encontraba igual de confundido y aunque sus varoniles facciones no lo demostraran su corazón estaba latiendo rápidamente, en sus labios aun podía percibir el sabor de aquel joven de ojos extraños.
- Kamil, ¿Qué es lo que ocurre? - un hombre mayor salio de la trastienda de la librería, mirando a ambos jóvenes enojado - ¿Qué paso? - pregunto sumamente irritado, y no era para menos, al caer el joven de ojos amatistas había tirado una pila de libros regándolos por todo el suelo.
- Vera... Jefe... etto... yo... - Kamil no sabia que pensar, aun se encontraba en shock por el beso, las sensaciones que había sentido y ahora su jefe, que para nada era un santo, le estaba regañando... ¿Cómo podría arreglar ese problema para evitar que lo corriera?...
- Señor permítame explicarle...- interrumpió el joven demonio- Entre hace poco a la librería y gentilmente su empleado me presto una toalla para secarme, me pregunto si buscaba algún libro, estoy buscando "El castigo de Miranda" le dije, entonces lo comenzó a buscar pero como el piso se encontraba algo mojado se resbalo y callo sobre los libros, fue un accidente-
- ¿Eso fue lo que ocurrió Kamil?- pregunto el anciano.
- Si... si, señor eso fue lo que paso- "Pero que bueno es para mentir"- pensó Kamil, y es que la forma en la que el otro joven hablo, con tanta soltura, seguridad y con esa mirada fría, si el no supiera la verdad realmente no dudaría de lo que aquel joven había dicho.
- Bien, pues te encargo que cierres, esta lloviendo y hace frío... Nos vemos mañana temprano- así sin más que decir el anciano salio por la puerta de entrada dejando solos a un sorprendido ambarino y a un resignado empleado, que por cierto aun seguía medio sentado en el piso (u.uU).
- ¿Ese viejo es el dueño?- pregunto el joven de cabello dorado.
- Si- fue la breve respuesta de Kamil, mientras se trataba de poner en pie, cosa que era complicada pues por tanto libro en el suelo no podía moverse adecuadamente, no quería dañar los libros.
- Deja ayudarte- el joven le tendió la mano y con suma delicadeza lo ayudo a ponerse de pie.
- Gracias...- un sonrojo se apodero del joven al darse cuenta que el otro chico aun no soltaba su mano.
- No tienes por que dármelas, belleza- acerco sus labios a esa fina mano y la beso con vehemencia.
Kamil completamente sonrojado y temblando de pies a cabeza decidió, con la única neurona que al parecer seguía funcionando, que tenia que cambiar de tema y de situación rápidamente, antes de que otra cosa pasara.
- ¿Quieres... un té?- pregunto torpemente mientras se soltaba del agarre del ángel- Hace frío y te sentara bien algo caliente-sugirió, por que eso le parecía, un ángel como aquellos que eran pintados en las iglesias, alto, fornido, con facciones varoniles pero delicadas, con unos ojos y cabellos pintados con los rayos del sol, con esa piel blanca y tersa... pero sobre todo esos labios carnosos y delgados... ¡¡¡PERO QUE DIABLOS ESTABA PENSANDO!!!...
- Si- respondió el aludido, era extraño pero no pensaba en el frío, es mas ni siquiera lo sentía, estaba inspeccionando el delicado cuerpo de aquel ser hermoso que trabajaba en la librería mientras caminaba a un pequeño mueble donde estaba las cosas para preparar bebidas. Su cuerpo pequeño y esbelto, su piel cobriza clara, su cabello negro, largo (hasta los hombros) y ondulado... aquellos ojos inocentes color amatista... pero sobre todo aquella sonrisa tímida... LO ESTABA VOLVIENDO LOCO... no sabia de donde pero un deseo de tenerlo cerca se apodero de su cuerpo, quería volver a sentir sus labios derritiéndose unidos, quería sentir su cuerpo contra el suyo fusionándose... quería... quería hacer el amor con aquel niño...quería oír sus gemidos, quería hacerlo suyo... nunca se había sentido de aquella forma... tan egoísta...
Continuara...