Pasos en falso por wiccangel

Capitulo 7: Mal dia

La oficina ese día era un completo caos, la secretaria había faltado por enfermedad, los papeles se amontonaban en su escritorio y nadie podía contestar el teléfono adecuadamente pues al parecer todos los botones se ponía en contra del incauto que pretendía usarlo, ya se habían cortado varias llamadas con clientes importantes por culpa de ese endemoniado aparato.  

 -¡maldición!- grito exasperada la pelirroja- pero que si esa mononucleosis no la mata, lo hago yo en cuanto regrese- mientras continuaba tratando con el armatoste –si, bueno….si, bueno, hola- harta arrojo el teléfono fuera del escritorio  

–Alguien hágase cargo,-dijo alisándose el rojo cabello, inmediatamente uno de los ayudantes  corrió a recoger el teléfono y reconectarlo para continuar con la tortura de domarlo-  tengo que terminar mis deposiciones y planear el cierre del caso Finnigan- dijo cerrando la puerta de su oficina, se recargo pesadamente en la puerta –uff, hoy será uno de esos días 

*** 

-papá?, aja… ¿tengo que hacerlo?- frunció el seño aun con el móvil en el oído –de acuerdo, pero el me dirá la dirección?- dijo aun no muy convencida – y por que diablos no manda un mensajero?- de pronto separo el aparato hasta donde daba su brazo, cuando el peligro para su oído paso, lo acerco nuevamente

–si, je, je, je -dijo apenada- ya se...”no debo maldecir”, lo siento papi- se disculpo melosa –esta bien, iré, saluda a Sandy de mi parte- colgó y se acomodo al hombro su bolso –bueno- se dijo a si misma- a visitar al rabo verde- termino con un suspiro de resignación.  

*** 

 -¡ha, demonios!- grito por enésima vez ese día mientras golpeaba el timón del auto el cual se negaba a encender, definitivamente el destino se estaba burlando de el, o será que el karma se había vuelto en su contra por prácticamente robarle el auto a su hermana, de algo estaba seguro hoy no era viernes trece por parecía que su suerte estaba de vacaciones.  

Hoy era el día de la cita con Julián, el apuesto doctor al que le había derramado un café negro sobre su inmaculada bata, decidió que tenia que ir, por lo menos para disculparse adecuadamente…bueno, era una de tantas excusas que seguían apareciendo en su cabeza pero sinceramente tenia curiosidad así que preparo su atuendo un día antes para tener todo listo y no demorarse entre su departamento (dicho sea de paso, el cual compartía con su hermana) y la universidad.  

Desafortunadamente olvido que ese día tenia un examen semestral, además que la maqueta que debía entregar parecía arrasada por un huracán grado 5 pues “Mimi” la gata de su hermana la adopto como casa de verano, las llaves de su auto jamás aparecieron así que tomo el de Lia arriesgándose a un próximo ahogamiento al dormir (nota mental: colocar una nueva cerradura a mi habitación)  

Después de salir “airoso” de la evaluación mas larga de su vida, decidió ir a la cafetería para despejarse con un refresco, cortando camino paso por las áreas verdes (si, lo se, no pisar el pasto, pero era una urgencia) al tiempo que los aspersores se encendían mojándolo completamente, el conserje totalmente apenado le entrego una toalla para ayudarlo sin embargo jamás le dijo que era la misma en la que dormía su perro hasta que el chico comenzó con comezón en el cuello y cara dándose cuenta de la alergia del muchacho por lo que tuvo que acompañarlo a la enfermería.  

El doctor no se encontraba por lo que la enfermera solo le entrego un ungüento blancuzco de nombre dudoso para aliviar el prurito un poco, por fin de varias preguntas y la crema en la mayoría de su cuello se dirigió por fin a la cafetería donde la encargada terminaba de trapear provocando un resbalón histórico directo al bote de agua sucia frente a todos los asistentes del comedor…si, definitivamente hoy no era su día, por fortuna tenia un cambio de ropa limpia en su auto, pero traía el de su hermana…gravísimo error.  

Como rayito de luz en la oscuridad uno de sus amigos le ofreció ropa la cual traía en su auto pues se iba de viaje y le entrego un suéter negro con cuello de tortuga y manga larga (bien, así no se verían las ronchas) un pantalón el cual le quedaba un poco grande pero sus zapatos no se pudieron cambiar por lo que esperaba que el olor a agua sucia no fuera muy fuerte, solo pudo secarlos un poco con toallas de papel (no pensaba arriesgarse nuevamente con las de tela).  

Subió al auto ya listo para encontrar la famosa cafetería “Brasilian” con todo el gusto del mundo le habría llamado para posponer la “cita” pero no tenia ni su teléfono ni el de la cafetería, así que tenia que ir.

Decidido encendió y se encamino, sin embargo tomando en cuenta que el vehículo era de su hermana, olvido que ella se quedaba varada incontables veces por “descuido” de no llenar el tanque y siempre terminaba él por rescatarla de donde estuviera, siendo el mismo quien pagara el combustible acompañado de su linda hermanita y su cara de perrito en la lluvia (bueno, talvez algo manipuladora…y tacaña)  

Y de pronto el carro tosió apagándose en medio del camino  

-¡NO!- grito aun dentro del auto- no puede ser- decía frustrado mientras golpeaba repetidamente el timón hasta cansarse, agitado, junto las manos en el mando y recostó la frente en estas

–me rindo- dijo por fin en un susurro – algo o alguien no quiere que vaya, pues no iré- termino, haciendo un puchero, pero entonces vio su celular que parpadeaba, la alarma se había encendido avisándole que eran las siete de la noche…curioso, pensó pues el no lo tenia programado.  

Lo abrió y sonrió en la iluminada pantalla se leía “cita con el doctor BUENO” Lia se había encargado de recordarle el compromiso así como el físico de galeno, cerro el aparato un poco sonrojado pero aun sonriendo, incluso si no estaba ella se encargaba de apoyarlo, suspiro  

–esta bien hermana, mas vale que no te equivoques- salio del auto llamo a una grúa y comenzó a correr en dirección del café, estaba a media hora en auto, así que tenia que apresurarse y por lo que veía el trafico no le ayudaría si tomaba un taxi.  

***

El murmullo de platicas y risas infantiles se escuchaba llenando el ambiente, varias mujeres vestidas con hábitos negros se encargaban de llenar los paltos de todos lo pequeños hambrientos que se encontraban ahí, el barullo de siempre durante la hora del desayuno.  

Pero una de las monjas distinguió de entre los demás al “niño nuevo” como lo habían bautizado los demás niños, pues simplemente no sabían llamarlo de otra manera, la policía lo encontró hace dos semanas, gracias a las persistentes llamadas de una anciana del pueblo donde al parecer vivía y desde entonces no se le había escuchado una sola palabra.  

Casi no comía y se estaba recuperando aun de una infección respiratoria que se empeoro por las condiciones en que lo habían encontrado, incluyendo bajas temperaturas y desnutrición marcada lo dejaron tan débil que paso varios días hospitalizado sin embargo ni una vez se le escucho hablar.  

Se acerco pues veía como jugaba con el arroz en su plato, no parecía haber comido mas de unos bocados

–peque, ¿no te gusta?- pregunto amigablemente, -¿quieres comer algo mas?- dijo condescendiente, sin embargo y sorpresivamente el niño negó apenas un poco visible solo para la religiosa.

 Levantándose se dirigió a su superiora la cual ayudaba con los platos  –madre, el pequeño me contesto- dijo susurrando en el oído de la anciana mujer a lo cual esta sorprendida la miro  

-esta segura hermana?-  

-si, pero solo negó con la cabeza-  

-aun así, la escucho y la entendió, ¿verdad?- dijo mirando al pequeño inapetente –entonces posiblemente si sepa hablar- dedujo la superiora –hay que hablar con trabajo social para que tomen cartas en el asunto con mas información sobre el niño.

 -si, voy ahora mismo- lista para retirarse, giro sobre sus pasos

–madre, ¿cual es el nombre del encargado de su caso?  

-se llama Ramírez, creo que Ramírez, pregunte por el hermana- dijo mientras continuaba con su trabajo apurada por varios niños mas.  

*** 

-trabajo social, buenos días- se escucho la chillona voz de la secretaria por el teléfono

–si, la comunico con el licenciado Ramírez, un momento por favor- mientras tecleaba brillantes botones en el intercomunicador

- licenciado le llama la hermana Isabel por la uno-  

-gracias- se escucho desde el fondo de la oficina

–buenos días hermana, ¿Cómo esta? –contesto el moreno con una sonrisa mientras veía en el archivero, tenia un porte elegante, de familia rica el porte le venia de herencia y aunque su trabajo no era muy redituable siempre le gusto poder ayudar a las personas, además que su carácter fuerte le ayudaba en los casos difíciles

 -buenos días licenciado, muy bien- saludo- mire que le llamo por el caso del niño nuevo-  

-ha, el niño que encontraron en el bosque, verdad, si ¿que sucede con el, llegaron sus familiares?- pregunto intrigado, desde que lo encontraron el había estado atento a su caso, las condiciones en que lo habían encontrado fueron…bueno, el niño tuvo suerte de sobrevivir.  

-no, pero quería avisarle, nuestras sospechas parecen ciertas- suspiro pesadamente- el niño no es sordo, escucha y entiende muy bien, inclusive hoy por fin contesto una de tantas preguntas, no oralmente pero contesto al fin de cuentas-  

-ya veo- dijo mientras apuntaba en el archivo que acababa de sacar- que bien que me avisa, para cancelar el interprete que teníamos pensado llevar, según el informe medico no había daño orgánico para que no hablara o escuchara, pero gracias por hacérmelo saber- explico al tiempo que continuaba hojeando y apuntando notas – hoy por la tarde pasare para ver si puedo interrogarlo, gracias hermana-

 -hasta luego licenciado, aquí lo esperamos- termino, agradecida la monja termino la conversación 

-pobre niño- suspiro pesadamente viendo la foto del pequeño donde se podía apreciar una gran tristeza en sus ojos –espero que me des algo para ayudarte- de pronto la secretaria entro en su oficina cargando una agenda negra, lo que lo hizo fruncir el seño.  

-le llamo la licenciada Saints- le dijo abriendo la agenda –que no se le olvide la comida con ella a las cuatro, por la tarde ya no tiene compromisos pendientes-  

-mjm, gracias linda- le sonrió coqueto- por que no te tomas la hora de la comida 

-ha- se sonrojo ligeramente, estaba acostumbrada a los coqueteos de su jefe, pero bien sabia que no eran mas que juegos- gracias licenciado-dijo saliendo hacia su escritorio 

-ya te dije, que me llames Leonel cuando no hay nadie-  termino este desde su oficina.

 *** 

Había pasado ya un mes desde que la familia prácticamente la adopto en su hogar sin embargo aun no tenían mucha idea de sus orígenes, esta idea le rondaba en la mente desde que escucho a la cocinera hablando con una de las mucamas sobre ella  

*flash back* 

-¿y esa niña quien es?- pregunto interesada la inmensa mujer mientras agregaba algunas especias a una enorme olla sobre el fuego 

-pues nadie sabe bien- dijo la mujer con un dejo de desinterés para luego cambiar radicalmente a uno de secreto –la señora dice que es su sobrina, pero la verdad no se lo creo- y poniendo mas intriga en su voz agrego- además recuerdas que hace poco los señoritos encontraron a alguien cerca del rió, creo que es ella- se levanto haciendo un ademán- y por como le pone interés el señor no creo que sea solo “una sobrina”- termino para carcajearse venenosamente junto a la cocinera que solo le advertía que tuviera cuidado con esos comentarios, ya estaba muy vieja para buscarse otro trabajo.

 *fin del flash back* 

Ella sabia, NO, ella sentía como el señor la miraba y no era de ninguna forma en la que le incomodara, curiosamente recordaba entre sueños (los cuales trataba de olvidar obligadamente) las miradas y algunas palabras lascivias, con lo cual entendía que no tenia nada que ver con el señor Ruiz.  

Sin embargo en algo esas mujeres tenían razón, por que es que la acogieron tan fácilmente siendo que ella era una completa extraña; de algo estaba segura, no era que no se los agradeciera pero aun así no lograba entender pues  parecía que esa familia escondía algo.  

-Sandy- una voz la saco de sus cavilaciones y giro hacia donde la llamaban 

-señora Ruiz, buenos días- saludo sonriendo –iba a buscar a Lia para desayunar- dijo bajando las escaleras  

-ha se me olvido decirte- dijo la mujer- anoche se fueron a su departamento de la universidad, Ricky tenia que entregar una maqueta y al parecer la encargada de mimi ya no podría alimentarla- termino encogiéndose de hombros.  

-¿mimi?- pregunto –ha, la gatita- sonrió, durante todo el tiempo que había estado ahí, se hizo amiga inseparable de los gemelos y Lia no se cansaba de hablar de la hermosa gatita que tenia por mascota, mientras Ricky se encargaba de enumerar los defectos de esta y recalcar que el engendro ese tenia algo contra el.

 -linda, ¿me ayudarías en el jardín después del desayuno?-  pregunto con carita de convencimiento la Ruiz mayor  

-claro señora – sonrió…ahora entendía de donde lo habían sacado los gemelos. 

-por cierto, la semana entrante vendrá el psiquiatra para hablar contigo- vio como la chica se tensaba –no te preocupes, es un amigo de la familia, ten confianza, el te ayudara a recordar, ¿si?- dijo tranquilizadoramente.  

-esta bien- acepto, después de todo hasta ahora les debía el confiar en ellos, pero sabía que debía preguntar tarde o temprano.  

*** 

Miro el reloj nuevamente 8:10 removió incomodo en su asiento, pasando la mirada por el lugar no lo encontró por quinta vez, giro a ver el ventanal junto al que estaba sentado dándole un sorbo a su café,  frente a el en un vaso térmico estaba la bebida para su invitado, suspiro, si solo tuviera un invitado.

Talvez el chico decidió no ir, quizás debió decírselo directamente y frente a frente o tal vez…solo talvez darle su numero telefónico para concertar una cita un mejor día.  

De pronto se escucho un estruendo fuera del local, al parecer se había caído mesas y sillas del mismo establecimiento, se levanto preocupado, esperaba que no hubiera heridos pues por el bullicio parecía que un auto se había subido a la acera, después de todo el era medico y tenia la obligación moral de ayudar a quien lo necesita (ha, la personalidad de héroe aflorando el día de hoy).  

Pero al salir lo que vio lo dejo totalmente pasmado, entre todo el desastre estaba el chico rubio que ansiosamente esperaba, Ricardo trataba de levantar una silla disculpándose, mientras al retroceder tiraba nuevamente al pobre mesero que intentaba en vano poner su bandeja en orden, este al caer empujo accidentalmente la mesa contigua provocando aun mas alboroto y sin pensar comenzó a reír abiertamente. 

Al escuchar la risa el chico busco de donde provenía, encontrando a su “cita” totalmente divertido con su “desafortunada” situación sonrojándose a mas no poder

 -¡ha! ¡Demonios!- bien, enésima y una un rato después luego de cientos de disculpas, mucha ayuda y una que otra maldición extra, por fin estaban cómodamente sentados uno frente al otro donde de pronto en silencio incomodo apareció fue entonces que Ricky se dio cuenta, “dios, como me encantaría estar todavía en la cafetería  sobre el agua de trapeador” se dijo mentalmente…o eso creyó 

-¿agua de trapeador?-  

-………- ho-ho pensó  - ¿lo...lo escuchaste?- dijo nervioso cubriéndose la mitad del rostro con una mano 

-ja, ja, ja, ja, ja-trato de contener las lagrimas, respirando profundamente- de verdad, ja, ja, ja, ja… Richard eres alguien muy diferente, hacia años que no me reía tanto en un solo día 

-oye!- reclamo indignado el rubio – no ha sido el mejor día de mi vida…y no me llamo Richard!- se levanto listo para irse de ahí, quien se creía para burlarse de el, después de todo lo que paso para acudir a su cita…¿cita?...ahora menos que nunca.  

Controlando su ataque de risa se levanto presuroso para alcanzarlo, no pretendía dejarlo ir, por lo menos no aun.  -espera, oye, espera- dijo un poco atropellado

–discúlpame –se disculpo mientras seguía al ofendido rubio – por favor perdóname, no fue mi intención burlarme de ti- se puso frente a el deteniendo su paso – de verdad-  el chico lo miro desconfiado

–tal vez sea mejor que me vaya, no traigo vehículo y se hace tarde-  

-yo podría acompañarte, vamos caminando, yo…yo tampoco traigo auto-  ofreció con una encantadora sonrisa (rayos, espero que este intacto para cuando regrese por el…je, a un lado del café)

 -…no…-dudo- no creo- 

-por favor, no me prives de tu compañía- le dijo con mirada suplicante- ¿que quieres? ¿Qué me arrodille?-

 -¡NO!- grito mientras veía como el castaño se hincaba justo frente a el y la gente que pasaba no dejaba de mirar y susurrar  -esta bien, esta bien pero levántese- dijo mas sonrojado hasta las orejas

 -¡BIEN!- celebro mientras hacia la seña de victoria – y no me hables de usted, soy Julián, vamos, tu dices el camino- de dijo cediéndole caballerosamente el camino.  

*** 

Una conversación unilateral se escuchaba dentro del gran estudio, el hombre trataba cordialmente de convencer a su interlocutor de continuar con su trabajo, sin embargo al parecer no lograba su cometido

 -estas seguro Esteban?- dijo frunciendo el seño- bien, pero es buena, me lo aseguras?-  -de acuerdo licenciado González- dijo sonriente entre bromas de despedida –entonces yo mando por los papeles, si, cuídate, hasta luego.

 Se recargo en el cómodo asiento de piel luego de colgar meditando el contenido de la llamada cuando una voz y unos brazos lo hicieron volver a la realidad.

-¿todo bien, amor?- le dijo su rubia esposa al tiempo que lo abrazaba por detrás

 -algo así-suspiro- al parecer Esteban no podrá seguir investigando el caso de Sandy, pero lo esta derivando con alguien mas, me dijo que era “la mejor” en su campo, además esta vinculada con el departamento de trabajo social- le explico mientras le besaba una mano cariñosamente. 

-¿”LA MEJOR”? ¿Vinculada?”- pregunto celosa la mujer –¿abogada?- soltándolo del abrazo y poniendo los brazos en jarras.

 -ja, ja, ja, ja, ja- se levanto girándose para abrazarla posesivamente pero esta trataba de resistirse –ya sabes que eres la única para mi, incluso después de 25 años de casados sigues siendo la mujer mas hermosa – le dijo meloso logrando que la resistencia cediera 

-¿de verdad?-dijo en un puchero digno de su hija 

-pero por supuesto-sonrió al ver el gesto de su esposa- además yo no la voy a conocer, pienso dejar que Lia se encargue de la entrega de documentos, yo solo la voy a tratar por teléfono- termino dando un pequeño beso –no creo que debamos regresar a la ciudad por el momento, no crees que aquí estamos bien- sonrió pícaro guiñándole un ojo. 

 -bueeeeeno- dijo fingiendo indecisión- esta bien- sonrió triunfal y lo abrazo nuevamente, de pronto su gesto cambio bruscamente al ver por la ventana –solo espero que encuentren algo de esa chica- de pronto sus ojos comenzaron a aguarse

 -tranquila cielo- le dijo entendiendo lo que pensaba- ella no estará sola, la encontramos y la cuidaremos-la calmo con una leve caricia en el rostro- no volverá a suceder, ya veras.  

La mujer solo asintió cerrando los ojos acurrucándose en el cuello de su amado, después de todos esos años se amaban y se apoyaban como al principio, la pesadilla por la había pasada, no se repetiría y harían todo lo posible por evitarlo.

 Mientras en el patio junto al anciano jardinero Sandy ayudaba a colocar la plantas para dejarlo tal y como le gustaba a la señora Ruiz, aun con el sol ya oculto no paraban de hablar…o de oír, el viejo encargado no dejaba de contar anécdotas de su juventud a las cuales Sandy le gustaba escuchar e imaginar, por eso se habían vuelto buenos amigos durante esos días.   

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P.D.