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A través del cristal por Neary

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Notas del capitulo:

Hi!

ºuº tenía este capi listo hace un par de días, asi que lo subo como disculpa por tanto atraso con Hazukashi

;u; amo a quienes me dejaron review, a pesar de que el prologo era poco decente ;0; pero jamás había hecho uno.

En las notas finales explicaré un par de cosas, asi que leanlas si tienen dudas ;u;

=D el primer capi, ojalá les guste!

A través del cristal

 

SasuNaru / SaiGaara

 

Por Neary

 

.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.

 

Capitulo 1: Dos años después

 

Admiró el hermoso jardín que poseía aquella guardería, parecía una pequeña mansión de dos pisos con un gran jardín y patio, colores vivos y sobrios en perfecta armonía. Un gran listón en la parte superior con propaganda para la guardería, dos pequeños pajaros en su nido eran el emblema de aquel lugar.

 

-"Guardería Kotori*"-leyó, sonriendo.

 

Se alegraba por su amiga, antes de salir del instituto Hinata ya le había mencionado en muchas ocasiones su deseo de tener una guardería pequeña, pero bonita y muy de su gusto, donde pudiera estar con pequeños el máximo tiempo posible.

 

Por supuesto Neji, su primo-prometido, se había negado alegando que debían seguir el dojo familiar Hyuuga, aunque entendía los deseos de su novia y el amor por los niños, no podía negarse a los deseos de su futuro suegro. Eso seguramente le acarrearía la cancelación de su compromiso.

 

Pero por lo que veía ahora, la tímida Hinata había conseguido su sueño, siempre supo que tenía una gran fuerza interior, tanto como su fortaleza y sinceridad. Todo aquello lograría que Neji diera su brazo a torcer.

 

Suspiró para luego colocarse bien su bolso sobre el hombro, el resto de las maletas las había dejado en el hotel donde se hospedaría hasta cuando encontrara una pequeña habitación. Miró el pequeño bultito entre sus brazos, el cual dormitaba. Sonrió nuevamente, mirándole con ternura.

 

Era su gran tesoro.

 

Caminó hasta llegar a la puerta de entrada, no pasaban las dos de la tarde y por lo que veía seguramente era la hora de la siesta para los más grandes. Entró, haciendo sonar la pequeña campanita en la entrada, procuró que su preciada carga no despertara, y avanzó por el pasillo hasta dar con una salita, miró a través del cristal de la puerta viendo como su amiga tenía un pequeño bebé sobre sus brazos.

 

Sonrió con ternura, sabía que ella se vería muy maternal en cuanto un niño estuviera en sus brazos. Golpeó con la punta de la zapatilla, ya que los brazos los tenía ocupados, entró como pudo a la habitación viendo a la adorable ojiblanca mirándole sorprendida.

 

-Naruto...-murmuró, con los ojos abiertos más de lo normal-... Dios ¡Tanto tiempo!

 

El rubio se limitó a sonreir nostálgico, para encontrarse con ella a la mitad de aquella sala, repleta de cunas con niños en estas.

 

-Sí... Casi tres años ¿no?-

 

-¿Dónde...?-comenzó, gesticulando. Él supo que no sabía por donde empezar a preguntar.

 

-Nnh...-refunfuñó, sin querer explicarse mucho-... París, es muy bonito, tal y como dicen-sonrió como en antaño-pero el idioma es difícil...

 

-Te fuiste sin avisar-dijo, sin ningún tono de reproche- sólo llamaste semanas después...

 

-Necesitaba alejarme un tiempo... Hina-chan-

 

Luego del incidente con él había escapado, literalmente, del país con ayuda de Gaara que le consiguió todo lo necesario para que viviera cómodamente en algún lugar donde él quisiese ir. Por supuesto, eligió París.

 

-Tres años es demasiado...-suspiró, mirándole con nostalgia. Pronto se percató del pequeño bulto que llevaba en brazos-... ¿Y esa pequeña?

 

Los nervios de Naruto se retorcieron, no había querido decir nada, pero era obvio que a nadie le pasaría por alto aquella pequeña rubia, de ojos azules oscuros, que ahora tenía cerrados, y piel palida.

 

-Es... mi hija-

 

-¿Tu qué?-repitió, sin creérselo.

 

Sí, ese era su pequeño secreto cuando se había ido, aunque en ese entonces siquiera estaba seguro de la posibilidad, en cuanto estuvo en Europa lo confirmó.

 

-Ella...-comenzó, tomando aire para decirlo-... es mi hija, Hikari, tiene año y medio.

 

-Hermoso nombre... Luz-comentó, mirando a la pequeña rubia dormitando agarrada de la camisa de su padre-Entonces... ella es...-se detuvo, mirándole preocupada.

 

Y Naruto supo a que se debía su preocupación, los tiempos concordaban casi perfectamente. Pero no, debía negar todo.

 

-Mi hija-rectificó, mirándola seriamente- sólo mi hija.

 

La peliazul prudentemente se quedó callada, sin replicarle nada de lo que le decía, sabía que a pesar de que Naruto parecía tan amistoso como cuando se había ido, no permitiría que tocara ese tema.

 

Algo había cambiado.

 

*Kotori: pajarito - pequeño pájaro.

 

-=-=-=-=-=-

 

-Kiba-regañó, apoyándose en el borde de la puerta.

 

-Si sé, si sé, demonios...-maldijo, colocando los obentos sobre la mesa de la cocina.

 

Ya pasaban de las diez de la mañana y ellos aún no se habían ido a la veterinaria para abrir, estaba seguro de que Shino nuevamente le regañaría todo el camino por su irresponsabilidad. Sus almuerzos debió haberlos dejados listos temprano, pero estaba tan cómodo en su cama, junto a cierto amante de los bichos, que no pudo levantarse hasta que el otro lo hizo.

 

Acomodó todo dentro de las cajas para luego guardarlas en su bolso, caminó hasta el de lentes mirándole desafiante. Shino había asegurado que se demoraría media hora en arreglar los almuerzos, pero él sólo lo había hecho en quince minutos.

 

Sólo había preparado ensaladas.

 

-Akamaru, quita de ahí-refunfuñó, en cuanto vio al perro con sus patas sobre la encimera tratando de lamer la salsa de algo.

 

Shino dudó seriamente si la mezcla de cosas que había hecho Kiba era comestible.

 

Bien, aceptaba que Kiba era un encanto (por muy raro que sonara viniendo de un hombre, y nunca lo diría, aunque eso dependiera su vida) pero como ‘esposa' era un asco, no sabía cocinar lo minimo, apenas y sabía lo que debía darle a Akamaru y eso era más que nada porque estaba estudiando veterinaria...

 

-Al parecer hoy no abriremos la tienda...-masculló, suspirando.

 

Con gran esfuerzo entre los dos habían podido abrir una tienda de mascotas, mientras Kiba no consiguiera su titulo (en al menos tres años más, si no quedaba con alguna materia) no podían hacerla veterinaria. Por el momento tenían un permiso para vender mascotas, así como cuidarlas, pero debían tener un ayudante egresado de medicina veterinaria.

 

-Shino ¡Deja de quejarte!-farfulló, tomando de las patas al can, para bajarle. Suspirando frustrado cuando el perro nuevamente se subió a la encimera.

 

-Como ‘esposa' no sirves, Kiba...-

 

El castaño volteó a mirarle, aún manteniendo las patas del can en sus manos, para luego sonreírle malicioso y acercársele, dejando antes el perro en el suelo.

 

-¿No soy una buena esposa?-murmuró, pasando ambos brazos tras el cuello del de lentes, dejando sus rostros muy cerca.-... Creo que aún no me pides casarnos...

 

-Kiba...-

 

-Pero aún así, cumplo con las funciones maritales ¿no?-expresó, ignorando el tono de advertencia de Shino.

 

"Kiba... no digas tonterías, un papel firmado no significa nada" era lo que una vez le había respondido el Aburame.

 

Lo sabía y tampoco estaba ansioso por casarse, sólo le gustaba fastidiar al amante de los insectos.

 

Shino gruñó en respuesta, antes de besarle apasionadamente, podían abrir la tienda más tarde, ese no era el problema. Caminaron a tropezones antes de cerrar la puerta de la cocina y encerrar ahí al perro. Ya más de una vez les había visto mientras tenían sexo y no les agradaba mucho la idea...

 

¿Akamaru voyerista? Mala fantasía sexual...

 

Shino dejó a Kiba contra los barrotes de la escalera, manteniendo ambas manos sobre su cabeza. Sus labios contra los del Inuzuka, dejando en claro que él también lo deseaba. Le deseaba.

 

-Nnh... Shino...-gimió en cuanto una de las piernas del otro, se colocó entre las suyas haciendo presión.

 

DING DONG

 

-Ah... mal momento para sonar...-masculló el de lentes.

 

Intentaron arreglarse lo mejor que podían, era obvio que les habían escuchado por el ajetreo anterior, asi que de nada serviría ignorar el llamado. En cuanto estuvieron más adecentados, Shino se acercó a la puerta para abrirla, viendo que detrás de ella se encontraba Hinata y Naruto.

 

-H-Hinata...-tartamudeó el de lentes.

 

Sabía que la visita de rubio no sería muy bien recibida por el dueño del can.

 

-¿Eh, Hinata?-se extrañó Kiba, sin ver aún quien estaba afuera, ya que el cuerpo de Shino le impedía ver, se acercó a su novio para apoyar su mentón en su hombro, de puntillas sonriendo-¡Hinata...!-su voz se fue apagando en cuanto diviso la segunda figura-... N-Naruto...

 

-Hola Kiba, Shino-saludó el rubio, algo nervioso.

 

Ambos castaños le quedaron mirando fijamente, como si vieran algo realmente extraño y difícil de creer. Luego de no saber de él siquiera por un correo electrónico siquiera una llamada, aparecia en el dintel de la puerta como si nada.

 

Como si siempre hubiese estado ahí.

 

-¿Qué demonios haces aquí?-preguntó frunciendo el ceño, el Inuzuka.

 

Naruto y Hinata parpadearon sorprendidos ante la pregunta y el casi gruñido que les había soltado. La ojiblanca sabía que no era para ella la pregunta. Era para Naruto.

 

El rubio miró con nerviosismo a Kiba, sin saber bien como responder aquello.

 

-Kiba...-intentó calmarle el más alto.

 

-No, nada de "Kiba"-replicó, mirándole molesto-No se dignó a llamar en todos estos años, sólo por Hinata sabíamos que al menos estaba vivo, y ahora aparece como si nada.... descaradamente.

 

-Kiba-kun...-murmuró nerviosa la joven.

 

-¿Por qué mejor no te devuelves donde carajos sea que estabas?

 

El tono hiriente y sarcástico era más de lo que podía soportar Naruto, sabía que se lo merecía. Sus mejores amigos seguro y habían estado preocupados en cuanto él dejó el instituto sin dejar siquiera una explicación, pero él no podía darsela en esos momentos.

 

Estaba tan mal, que no pensó en nada.

 

-Porque este es mi hogar...-murmuró, apenado, nervioso y herido.

 

Él no era así, si fuera en otra ocasión simplemente le habría saltado a golpes a Kiba o al menos le habría respondido con alguna frase estúpida pero convincente, en cambio, por ahora lo único que podía hacer era sentir un enorme peso en su pecho.

 

Culpabilidad.

 

-No, ya no lo es... siquiera tienes una casa donde volver-replicó nuevamente.

 

-Kiba, basta, ahora-censuró Shino.

 

Naruto apretó más fuerte contra su pecho a la criaturita que llevaba en brazos, intentando impregnarse de ella un poco de fuerza para salir adelante. Ella era por lo cual había soportado tanto tiempo en soledad auto impuesta con tal de sanar bien las heridas de su corazón.

 

Quiso regresar en muchas ocasiones, pero no podía mientras no tuviera un sustento para su niña, ella era más importante que cualquier persona, amigo o conocido que quisiese ver en las frías noches de soledad.

 

Tenía que ser fuerte por ella.

 

-No, no hay problema, yo sólo venía a dejar a Hinata-farfulló escondiendo su mirada con el ligero flequillo de cabello rubio.

 

-Naruto...-comenzó ella, intentando negarlo.

 

Eso no era verdad, él había ido con la voluntad de enfrentar a sus antiguos amigos, intentar disculparse por su error y tenerles tan preocupados.

 

Naruto negó levemente con la cabeza, pidiéndole silencio.

 

-Bien, Hina-chan ya tienes el número de mi móvil, asi que llamame cuando puedas-sonrió zorrunamente, procurando no mostrarse afectado.

 

Pero no podía, simplemente lo estaba.

 

-Está bien...-murmuró.

 

-Nos vemos-inclinó ligeramente la cabeza, sin saber si mirar nuevamente o no a Kiba, se dio media vuelta para salir del pequeño jardín.

 

Tenía que huir de ahí lo más rápido posible, no podía seguir soportando la mirada de uno de sus mejores amigos con esa rabia impresa, esa mirada de "Lárgate" que no le agradaba para nada.

 

Huir, nuevamente, huir.

 

-Kiba-llamó Shino, ladeando su rostro para mirarle.

 

Pero el Inuzuka simplemente se mordía el labio inferior con evidente nerviosismo, mientras sus puños apretados temblaban ligeramente.

 

El más alto suspiró.

 

-¿Deseas pasar Hinata?-preguntó con cordialidad a la peliazul, que aún se encontraba parada sobre el dintel.

 

Ella asintió con nerviosismo antes de caminar y dejar que Shino cerrara la puerta, dejándoles dentro de la casa.

 

-Y-Yo...-tartamudeó Hinata, sin saber como excusarse.

 

Quizás no había sido la mejor idea llevarle a ver a Kiba y Shino, pero jamás creyó que la reacción del Inuzuka sería tan violenta... o mejor dicho, hiriente.

 

-No pasa nada, Kiba solo está molesto, se le pasará-calmó, sabiendo que su pareja necesitaba un par de minutos (quizás horas) de relajo (tal vez de una buena sesión de sexo) para tranquilizarse y sacar toda aquella frustración.

 

-=-=-=-=-=-

 

-Hikari...-murmuró, balanceándose en el columpio.

 

La pequeña aún estaba afectada por el "jet-lag". Habían viajado y llegado esa misma mañana, asi que antes que nada había decidido ir a visitar a Hinata, sabía que la peliazul sería la única que no le reprocharía su mala decisión de marcharse a mitad del curso, sin ninguna explicación, simplemente yéndose a mitad de año.

 

Los pequeños y somnolientos ojos de la rubia comenzaron a abrirse, dejando ver aquellas hermosas orbes azules oscuras, tan parecidas...

 

-Buenos días dormilona...-murmuró sonriéndole, deteniéndose un momento de balancearse.

 

Luego de caminar un tiempo había visto aquella pequeña plazuela de entretencion para niños: resbaladillas, balancín, columpios... decidió descansar ahí un momento, estaba bastante nervioso por la reacción del Inuzuka y había querido calmarse antes que despertara la niña.

 

Agradecía que estuviera tan cansada que no hubiese despertado con la discusión.

 

-Paw...-pronunció con algo de dificultad.

 

Aquello a Naruto le pareció simplemente tierno. La pequeña siempre sabía como hacerle sonreír y al comenzar con sus balbuceos le había alegrado la vida, igual que cuando comenzó a dar un par de pasos temblorosos.

 

Ahora comprendía porque los padres se sentían tan enternecidos y alegres cuando veían los primeros logros, él lo estaba sintiendo por su pequeña rubia.

 

-Sí, "papá"-contestó, sonriéndole más abiertamente, a lo que la pequeña rió con diversión.

 

La sentó en sus rodillas, desenvolviéndola de la pequeña manta que traía, dejándola sobre su regazo antes de comenzar a balancearse nuevamente, haciendo reír a la niña, que aplaudía divertida.

 

-¿Gaaw...?-preguntó, mirándole con sus ojos grandes.

 

Naruto ladeó la cabeza, sin saber que carajos le estaba diciendo, entendía que la pequeña intentaba expresarse lo mejor que podía, pero en ocasiones no sabía que demonios podía estarle diciendo.

 

-Gaaw...-pronunció nuevamente, tocándose el lado izquierdo de su frente.

 

-¿Gaara?-preguntó, creyendo que por su seña, preguntaba por el pelirrojo.

 

La niña asintió enérgicamente, frunciendo el ceño, como enojada de que su padre no le entendiera. Pero el rubio sólo rió torpemente, sabiendo el mal carácter que se cargaba la niña, casi se la imaginaba diciéndole "dobe".

 

"Ni dios lo quiera..." pensó, dejando de reír.

 

-Él nos llamará en cuanto pueda, sabes que Gaara te quiere mucho-sonrió junto con la rubia, que reía contenta de que su padre le recordara lo mucho que le quería el pelirrojo.-Por ahora debe estar con ella paseando, Ishty es así, compradora compulsiva.

 

Hikari colocó morros, apretando los labios con un puchero. Seguramente no le agradaba tener que compartir la atención de un chico tan guapo como el pelirrojo, mucho menos con una chica tan bonita como era la morena.

 

-No... mala...-murmuró, haciendo morros.

 

-Sabes que no es mala Hikari... ella quiere a nuestro Gaara-le sonrió, intentando quitarle la mueca enojada del rostro.

 

Pero la rubia siguió igual y la única manera de quitarle ese ceño fruncido fue balancearse tan alto, que le produjo vertigo. La niña por supuesto rió y aplaudió la acción.

 

Claro... ella había salido con ese instinto de no temer a nada...

 

Luego de unos minutos de jugar, le dejó en la "caja de arena" que tenía el pequeño parquecito, mientras él se sentó en la banca cercana para mirarla jugar, tranquilamente. Bostezó para luego restregar sus ojos con sueño, él tampoco había descansado, pero estaba tan nervioso en el vuelo que no pudo pegar un ojo.

 

-¿Naruto...?

 

Abrió los ojos de golpe, mirando asustado hacia quien le había hablado, reconocía perfectamente esa voz...

 

Esa maldita voz...

 

-Sasuke...

 

Los mismos ojos negros, el mismo cabello negro-azulado, la misma piel pálida y seguramente suave al tacto que recordaba...

 

La razón por la cual se había ido de Japón estaba ahí, frente a él, mirándole inexpresivo como siempre, mientras él seguramente tenía una mueca sorprendida y asustada. Dirigió sus ojos rapidamente a la pequeña rubia que le miraba con curiosidad, para luego volver a ver aquellos ojos negros.

 

La razón y el resultado juntos.

 

¿Casualidad?

 

-=-=-=-=-=-

 

Sai paseó su mirada entre las vitrinas, viendo algo que pudiese gustarle al "cejas encrespadas", su cumpleaños era en poco más de dos semanas y él aún no había buscado un regalo para darle. Tenía que aceptarlo, él seguramente le regalaría algo que no le gustaría, pero bueno. Había sido invitado a su fiesta como el resto de los "equipos" de su generación.

 

Los dos años anteriores siquiera se había aparecido por la celebración, pero este año él y el Uchiha no habían podido huir, según las palabras textuales del mayor estaban "desperdiciando la flor de su juventud, ¡Tienen que ocupar esa energía!".

 

Sabian que el chico era bastante energico y tal y como les había amenazado, seguramente iría a buscarles a sus propias casas y echaría la puerta abajo con tal de que celebraran su cumpleaños todos juntos.

 

Sai supo que no se sacarían la invitación con facilidad y el Uchiha simplemente había suspirado resignado, sin querer darle más importancia.

 

"Maldito cejas encrespadas..."

 

Vio en uno de los mostradores una pintura, de tamaño más bien pequeño, pero lo que le llamó la atención no fue eso, si no la pequeña firma que tenía en la esquina inferior derecha.

 

Su firma.

 

Sonrió sincero, le gustaba ver sus pinturas expuestas en mostradores, le costó pero luego de salir del instituto había logrado hacerse una pequeña fama, quizás no ganaba como Picasso y otros artistas tan renombrados, pero que sus cuadros se vendieran medianamente bien a sus 19 años, le alegraba que tuviera un par de criticas buenas y hubiese salido su nombre nombrado en algunas revisas conocidas en el rubro.

 

Más cuando no tenía nadie que le apoyara, de su inexistente familia.

 

No sabía como expresar la sensación que tenía cada vez que le avisaban que una de sus pinturas había sido vendida. A pesar de estar estudiando aún, y tener un par de cursillos básicos, podia darse por satisfecho.

 

Aunque no por eso se dejaría estar. Él tenía que ser el mejor, esa era su meta.

 

Recorrió un poco más el segundo piso del centro comercial, intentando ver si encontraba una tienda deportiva con algo novedoso, algo que quizás no tuviera el adicto al ejercicio y a gastar su "energia de la flor de su juventud".

 

-Vamos, acompañame a buscar algún vestido que sea de tu gusto para mí.

 

La voz suave y delicada de una muchacha le hizo prestar atención, se notaba inmediatamente por su acento que no estaba acostumbrada a hablar japones, es más, su manera de hablar se asemejaba bastante a cierto pelirrojo que le había dejado.

 

"Y vuelta al mismo tema..."

 

De vez en cuando le daban los arranques por pensar en él, en ocasiones pensaba sinceramente que se estaba obsesionando con él.

 

-Sabes que no tengo gusto "femenino"-replicó una voz masculina, haciendo que el pelinegro se volteara inmediatamente viendo como una cabellera rojiza se asomaba por una tienda de calzado, mientras una cabellera castaña y larga le seguía-Además, cualquier cosa que tú elijas está bien.

 

-Me estoy volviendo loco...-murmuró, mirándole, sin hacer nada más que quedarse quieto, viendo como se dirigían hacia el lado contrario.

 

Negó con la cabeza, pensando seriamente su locura, ahora además, estaba viendo a "Gaara" andando por un centro comercial, cuando él se había ido, supuestamente sólo por un par de meses, nunca más había vuelto a pisar Japón, siquiera para terminar el curso.

 

Luego supo que había pedido traslado.

 

-¡Gaara!-se quejó la mujer, tironeándole el brazo.

 

"Esto lo confirma... estoy enloquecido..."

 

Siguió negando con la cabeza, hasta que se percató de un pequeño detalle en la mano de ella.

 

-¿Eso es...?-murmuró, viendo la mano de la chica. Una sortija dorada en su dedo anular de la mano derecha.

 

¿Comprometido?

 

=-=-=-=-=-=-==-=-=-=-=-=-==-=-=-=-=-=-=

 

 

Notas finales:

Neary: Bien OuO más de alguien querrá matarme por dejarlo así, pero pasaré primero a explicar un par de cosillas:

- Los chicos que son ukes pueden embarazarse, y tener a su bebé por cesarea o algo parecido xD, por supuesto que pueden cuidarse tambien para no tener guaguitas xD.

-Elegí sudafrica como ciudad natal de gaara porque es el más rico en africa, ya que gaara viene de la arena, lo único que se me ocurrió fue mandarlo por allá.

-Tuve que colocar a un OOC como prometida de Gaara, si no, la unica chica que se me venía a la cabeza de la arena era la chica que Gaara rescata en los capis de relleno, no recuerdo como se llama o.o

No sé si queda alguna duda o.o ya me preguntaran en esos casos.

Aps, antes que se me olvide, nunca he estado con niños de año y medio, asi que tuve que preguntar si caminaban, balbuceaban o si aún se metían cada cosa que pillaban a la boca xD en realidad soy inculta, asi que comprendanme si la peque no sale tan realista como debería.

Se dá a entender el NejiHina y el ShinoKiba, nunca había escrito sobre ellos, asi que lo intentaré lo mejor posible ºwº

=D espero les guste y dejen reviews.

 

Byeh =)


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