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Igualdad por zion no bara

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Notas del fanfic:

Es una historia corta, espero que les guste.

Notas del capitulo: Esta historia esta dedicada a Shun_ElMasBello quien amablemente sugirió la pareja, espero que te guste.
 

La vida en la región no era nada fuera de lo que podía esperarse, las personas se dedicaban a sus casas y al campo, cuidaban de sus animales, de sus hijos y vivían el mismo tipo de vida que habían tenido sus padres y sus padres antes de sus padres, parecía que la gente del lugar solo conocía un tipo de existencia y la habían aceptado como la única manera de vivir. Por lo demás no era uno de esos sitios pintorescos en los que se acostumbra pensar cuando se habla de provincia, no era uno de esos territorios de verdes prados y grandes colinas por las que cruzan arroyos y pastan grandes cantidades de ganado, no, no era ese tipo de sitio, era más bien un lugar cansado y desolado, como las personas que vivían ahí.

Los más jóvenes se habían ido en los años anteriores y lo hacían para nunca volver, los que se quedaban solo seguían con su vida igual a la que habían vivido sus familias antes de ellos. A pesar de todo las personas encontraban algo con que sentirse felices o al menos pretender que lo eran, por más sencillas que fueran, ya que no había mucho por lo cual sentirse contentos habían aprendido a estar alegres con poco, ya fuera que daba inicio un nuevo año, que terminaba la temporada de lluvias, que florecían algunas flores en el campo, que las gallinas ponían huevos, era la forma de pasar su existencia.

Entre los jóvenes que vivían en el pueblo se encontraba Shun, desde el primer momento se sabía que era del pueblo, su forma de vestir sencilla, la manera de caminar como si fueran pasos cortos, la mirada generalmente en el suelo, las manos caídas, aún así seguía teniendo una linda carita de adolescente, unos brillantes ojos verdes, una esbelta figura de jovencito que apenas empieza a vivir, aunque el sitio no ofrecía mucho para sentirse animado a hacerlo.

--Hola Shun.

--Hola Seiya.

--¿Adonde vas?

--Voy a ver si no hay carta de Ikki.

--Ah...bueno, te dejo entonces, hasta luego.

--Hasta luego.

Shun siguió su camino pero su amigo de cabello castaño lo vio alejarse, desde hacia más de un año que Ikki se marchara y nunca le había escrito, no sabía hasta cuando el joven de cabello se convencería que su hermano se había ido para nunca volver a ese lugar, no lo culpaba, él tenía los mismos deseos de marcharse de un territorio que no tenía nada que ofrecer.

El joven de los ojos verdes fue a la pequeña oficina de correos, había ido ahí cada semana desde que su hermano se marchara, siempre tenía la esperanza de que habría una carta pero lo cierto es que nunca la había, al principio se decía que era porque su hermano tendría muchas que hacer y en que ocuparse pero conforme pasaron las semanas y estas se convirtieron en meses se fue haciendo a la idea de que su hermano no escribiría y ciertamente no regresaría pero eso solo se lo decía de manera muy queda, inmediatamente rechazando ese pensamiento, necesitaba de esa esperanza para soportar la vida en ese sitio.

--Shun-le dijo el encargado de la oficina-Me gustaría saber si no has pensado en trabajar en algo formal.

--Alguien tiene que encargarse de la casa-respondió el joven.

--Lo se pero tal vez te ayudaría un poco más trabajar de manera fija.

No era un secreto que al partir su hermano Shun se había quedado completamente solo, trataba de hacer una vida por su cuenta pero no era sencillo, no se le podía pedir a un jovencito que simplemente viviera solo y se encargara de si mismo, menos aún en un sitio como ese.

--Le agradezco su intención-dijo el de los ojos verdes.

--Si te interesa dicen que alguien va a llegar a vivir a la casa de los cisnes, el otro día comentaban que se necesitaría ayuda para tenerla arreglada y de seguro necesitarán alguien que ayude con las labores de la casa.

--Gracias de todas maneras.

Sin decir más el joven salió del lugar y se fue a su casa, no era muy grande y ciertamente no era lujosa, solo era un espacio total de tres habitaciones, el baño estaba afuera del lugar, contaba con una pequeña huerta que apenas daba algo pero de todas maneras el joven se negaba a abandonarla, era el único lugar que conocía y dejarlo le resultaba impensable.

A la semana siguiente se dirigía nuevamente a la oficina de correos, había establecido esa rutina así que la seguía, iba con la vista en el polvoriento camino cuando escucho que le hablaban.

--Hola, buenos días.

Levanto la vista y vio frente a él a un joven rubio de hermosos ojos azules, eso hubiera sido bastante para llamar la atención pero por si no hubiera bastado iba vestido elegantemente con un traje en color marfil y usaba una colonia de maderas que podía percibirse aún a la distancia. Shun nunca había visto a un hombre como ese en su vida y por lo mismo no podía quitarle la vista de encima.

--Disculpa ¿sabes donde esta la oficina de correos?-le preguntó el joven rubio.

El de cabello verde no podía articular una sola palabra, solo asintió con un movimiento.

--¿Puedes decirme donde es?

De nuevo solo movió la cabeza.

--¿Me indicas?

Y se lo dijo después de unos momentos porque el más joven no se movía de donde estaba y no le decía nada.

--Yo...es por aquí-logró decir finalmente.

Así que los dos se pusieron en marcha, en el camino no dijeron mucho realmente y la oficina no estaba lejos de donde se habían encontrado.

--Es aquí-dijo Shun al llegar.

--Muchas gracias por acompañarme, no tenías que molestarte.

--No es molestia.

--Gracias.

Al decirle eso le sonrió con amabilidad y el otro joven no pudo dejar de verlo.

--Hola Shun, lo siento pero no hay carta para ti.

En ese instante volvió a la realidad, aunque no una muy agradable pues seguía sin tener noticias de su hermano pero eso ya lo esperaba.

--¿Puedo ayudarlo?-preguntó el encargado al recién llegado.

--Si, me gustaría saber donde puedo publicar un anuncio-respondió el joven rubio.

--¿De que tipo?

--Necesito una persona que me ayude en las labores del hogar.

--¿Va a vivir aquí?

--Si, en la casa que esta a las afueras.

Se trataba de la casa de los cisnes, eso hizo que Shun se pusiera muy atento.

--Bien, entonces le doy la bienvenida joven, aunque aquí no hay mucho que hacer. Si quiere un anuncio lo único que necesito son los datos y lo colocaré en la pizarra, aquí cualquiera lo verá y la voz se correrá de inmediato.

--Se lo agradezco, entonces lo que necesito es una persona que se queda en la casa, la tenga limpia, cocine, se encargue de la ropa, todo eso.

El hombre tomaba nota rápidamente.

--¿Con quien y en donde deben tratar los interesados?

--En la misma casa, con Hyoga.

--Muy bien.

--Se lo agradezco.

--Yo puedo hacer ese trabajo-dijo el de cabello verde que no se había movido de ahí.

--¿No eres algo joven?-preguntó el rubio.

--Puedo hacerlo.

--No es que crea que no puedes, solo que tal vez no sea sencillo para ti.

--Lo es, me he dedicado a las labores del hogar desde pequeño, las conozco a la perfección.

--¿Tus padres estarán de acuerdo?

--No tengo padres.

--Lo siento.

--No debo responderle a nadie, en verdad puedo con el trabajo.

--Bueno...supongo que nada pierdo con intentarlo.

--Gracias, no se arrepentirá.

--Está bien, supongo que sabes donde esta la casa.

--Si.

--Aún tengo que recoger mi equipaje en la entrada, así que adelántate y nos vemos allá.

--Muy bien.

El más joven iba a salir corriendo de inmediato pero el otro muchacho lo detuvo.

--Espera, dime como te llamas.

--Mi nombre es Shun.

--Mucho gusto Shun, yo me llamo Hyoga.

El joven de los ojos verdes solo pudo sonreír y salió de inmediato, aunque el de cabello rubio se quedo preguntándose si no era muy joven.

--No se arrepentirá-le dijo el encargado de la oficina-Es un joven muy dedicado.

--¿En verdad no tiene familia?

--Tiene un hermano pero se marcho y no ha vuelto a saber nada de él, de verdad necesita el trabajo.

--Parece un muchacho agradable, supongo que no será problemático.

--¿Shun? En lo absoluto, es muy tranquilo.

--Gracias por todo.

--¿Puedo preguntarle que hace aquí?

--Voy a graduarme de ingeniero, me enviaron para estudiar la posibilidad de hacer un canal para el agua potable.

--Eso sería de gran ayuda aquí.

--Eso espero.

Sin más salió del lugar y se dirigió a la entrada del pueblo pues su equipaje seguía ahí.

El muchacho de los ojos verdes esperaba tan pacientemente como podía a que el otro joven llegara a la casa, veía la fachada con cuidado, la llamaban la casa de los cisnes por que era un motivo que dominaba en los alrededores, las puertas estaban enmarcadas por la imagen de dos de esas aves con las alas extendidas, como si levantaran el vuelo. No supo cuanto tiempo esperó hasta que escuchó un sonido singular, era un automóvil de color negro, nadie del lugar tenía uno, unos momentos después se detenía y bajaba Hyoga del vehículo.

--¿Qué te parece si entramos Shun?

--Si.

Vio como abría la puerta y los dos entraron, el lugar era espacioso, no estaba tan mal porque la hacían limpiar cada cierto tiempo pero los dueños nunca iban, había algunos muebles cubiertos con sábanas y sin duda no le caería mal una limpieza.

--No esta tan mal-dijo el joven rubio mirando alrededor-Solo espero que no te resulte tan pesado limpiar Shun.

--Puedo hacerlo.

--No creí que estaría así pero supongo que pudo ser peor, veamos el resto del lugar.

Los dos vieron el resto de la casa, el joven rubio aprendió rápidamente que llave correspondía a que puerta y vio las diferentes habitaciones tratando de hacerse una idea de cuales sería mejor utilizar.

--Aún tengo cosas por atender Shun, será mejor que las haga el día de hoy, así que empezaras mañana.

--Puedo hacerlo desde hoy.

--No podría ayudarte.

--Puedo hacerlo, solo dígame que habitación quiere primero y empezaré por esa.

Hyoga lo pensó por unos momentos pero le pareció una buena idea.

--De acuerdo-sacó su cartera y le dio un par de billetes--¿Es suficiente para que compres lo necesario para empezar a limpiar?

--Si.

--Entonces te dejo con esto, regresaré lo antes posible.

--Muy bien.

Los dos dejaron la casa, el de cabello rubio le dio la llave de la entrada y fueron de nuevo al pueblo, no tenía caso llevar el automóvil porque las calles eran muy estrechas, era complicado pasar por ellas, además de que el joven de ojos azules no conocía bien el lugar y era fácil que se perdiera.

Shun no pregunto a donde iba o que era lo que tenía que hacer, la verdad tampoco le importaba mucho, solo le gustaba poder verlo, por eso se había apresurado a tomar el trabajo cuando escuchó que era para el recién llegado, compró lo que necesitaba en la única tienda del lugar y se apresuro a regresar a la casa, de inmediato se puso a trabajar y la verdad lo hacía con gusto.

Mientras tanto, Hyoga había tenido que presentarse ante las autoridades del lugar y les explicó el motivo de su estancia, nadie se opuso pues todas las personas estaban de acuerdo que la idea de agua corriente sería provechosa no solo por razones de comodidad, también por salud y para ayudar a quienes vivían ahí pues el agua debía ser acarreada desde lejos y nunca era suficiente. A pesar de que no era algo que requiriera de muchas explicaciones si había varias dudas por lo que el muchacho rubio no pudo dirigirse de nuevo a la casa hasta que pasaron unas horas, como la única llave que había se la había dejado a Shun llamó a la puerta, unos momentos después le abrió el joven de cabello verde.

--¿Cómo va todo Shun?

--Todo va bien.

Al ver a su alrededor el de ojos azules quedo bastante sorprendido, el sitio estaba completamente limpio.

--¿Ya limpiaste todo esto?-preguntó Hyoga mirando a su alrededor.

--Empecé por la habitación de arriba, luego la cocina, después el baño y en seguida aquí, después haré las otras habitaciones.

--Eres muy bueno para esto.

--Gracias.

--¿Qué habitación vas a tomar?

--¿Habitación?

--Si, vas a quedarte ¿recuerdas?

--Yo...no lo había pensado, la que decida para mi esta bien.

--Entonces ¿Qué te parece la del fondo del pasillo?

--Es muy amplia.

--¿Prefieres otra?

--Si es la que le parece por mi esta bien.

--Estamos de acuerdo, desde ahora es tu habitación-dijo con una sonrisa--¿Cuándo crees que podrás instalarte?

--Cuando me lo indique.

--Supongo que será mañana, prefiero que descanses bien por hoy para que mañana continúes ¿te parece bien?

--Si.

--Nos vemos mañana Shun. Y una cosa más.

--¿Qué?

--Háblame de tu, no me gusta que me hablen de usted.

--Bien.

--Hasta mañana.

--Hasta mañana.

El joven de cabello verde salió contento rumbo a su casa, no sentía el cansancio ni nada por el estilo, solo le daba la impresión que su corazón no se calmaba por poder estar cerca de ese muchacho.

A la mañana siguiente Shun se presentó temprano en la casa de los cisnes, Hyoga le abrió la puerta y lo dejo entrar.

--Que bueno que llegaste Shun, espero que no te importe quedarte solo pero tengo cosas que hacer.

--No hay problema.

--¿Puedes instalarte solo?

--Si.

--Te dejo entonces, nos vemos después.

--Hasta luego.

Lo vio partir, era un joven muy apuesto, en cuanto tuvo esa idea se dijo a si mismo que no debía pensar en él de esa manera pero lo cierto es que no lo podía evitar.

Los días siguientes no cambiaron mucho sus rutinas, Hyoga salía con frecuencia por los alrededores para investigar y hacer anotaciones para llevar un registro, además de que investigaba todo lo que podía sobre el terreno y la calidad del suelo y las fuentes para obtener agua, siempre estaba ocupado con eso, mientras que Shun se mantenía discreto y silencioso alrededor, siempre teniendo todo listo para cuando el joven rubio lo necesitara, la casa estaba lista, como si siempre hubieran vivido ahí, para el de cabello verde era muy grato ver al otro joven contento con su trabajo y siempre se lo agradecía con una amable sonrisa, los dos convivían bien y en paz, casi no hablaban pero no parecía hacer falta.

Cierta tarde llegó un baúl para Hyoga, tuvo que ir a recogerlo pero una vez que llegó a la casa se mostró contento.

--¡Shun! ¡Necesito que me des una mano con esto!

--¿De qué se trata?-preguntó el más joven saliendo a su encuentro.

--Ya lo verás, ayúdame a meterlo a la casa.

Entre los dos metieron el baúl y solo entonces el muchacho rubio lo abrió. Contenía varias cosas, ropa, libros pero algo que le llamó la atención al de cabello verde fue un estuche largo, el otro joven lo tomó y lo abrió con entusiasmo.

--¿Qué es?-preguntó curioso el menor.

El joven rubio sostenía en sus manos una especie de guitarra, la caja era triangular y solo tenía tres cuerdas.

--Es una balalayka.

--¿Una qué?

--Una balalaica, es como una guitarra tradicional de Rusia.

--Ah.

Pero seguía sin estar seguro de que era eso que estaba viendo aunque no le importó mucho al ver lo entusiasmado que parecía el joven delante de el de tenerla en sus manos.

--Siempre me gusto tocarla-dijo Hyoga.

--¿Sabes como se toca?

--Por supuesto que se, no la tendría si no supiera.

--Perdona-murmuro agachando la cabeza.

--No te preocupes ¿te gustaría escucharme tocar algo?

--¿De verdad?

--Ponte cómodo.

El de cabello verde de inmediato acercó una silla y se quedo quieto mientras el otro joven tomaba el instrumento, se acomodaba, empezó a tocar afinando las cuerdas para un segundo después comenzar a tocar, la melodía era sencilla, suave pero poco a poco el ritmo aumentaba hasta que fue una alegre cadencia que invitaba a moverse y a sentirse contentos, cuando terminó Shun estaba emocionado.

--Tocas muy bien.

--Gracias por creerlo, ahora será mejor que termine de acomodar lo demás.

--Yo me encargo para eso estoy aquí.

--Te lo agradezco.

Le entrego la balalaica y le dio algunas indicaciones, todo debía ir en su habitación pues eran cosas personales. El muchacho de cabello verde se apuro a cumplir con su labor, llevaba las cosas poco a poco y lo acomodaba, la habitación del joven siempre la mantenía como si fuera una taza de plata, perfectamente limpia y en orden, nada podría estar fuera de su sitio.

Al estar acomodando las cosas encontró un tipo de paquete, como no sabía que era tuvo que abrirlo para tener una idea de donde ponerlo, lo vio con cuidado, era una fotografía enmarcada en un portarretrato perfectamente trabajado, la imagen era la de una joven rubia de bellos ojos verdes, en un primer momento se preguntó de quien se trataría.

--¿Qué te parece?

El de los ojos azules había entrado a la habitación y lo veía con la foto en las manos.

--Parece linda-dijo el de cabellos verdes.

--Lo es, es una excelente muchacha, me gusta mucho.

--¿Te gusta?

--Si, es mi novia.

--¿Tu novia?

--Así es, una vez que me gradúe podremos hacer formales las cosas entre los dos.

--¿Vas a casarte con ella?

--Si, nos conocemos desde hace años, nuestras familias son amigas, tenemos intereses comunes, es una buena elección para los dos, tenemos antecedentes similares.

--Ya veo-dijo a media voz.

El jovencito de los ojos verdes sintió una fuerte punzada en el pecho al escucharlo decir eso pero no pudo explicarse el porque.

--Debo seguir con la comida.

--Esta bien Shun.

De inmediato dejo la habitación y se refugió en la cocina, no entendía porque le había dolido saber que él tenía novia, no era tan extraño que un joven así tuviera a alguien en su vida y que quisiera quedarse con esa joven pero, aún cuando se diera todas esas razones, le seguía doliendo.

Desde ese día, cuando Shun arreglaba la recámara del joven, veía la fotografía de la joven chica rubia, procuraba apenas ver la imagen, lo hacia sentirse extraño tener conciencia de quien era, por eso la colocaba boca abajo cuando hacia la limpieza y solo la acomodaba al retirarse. También, aunque siempre se mostraba al pendiente de todo lo que el joven de los ojos azules necesitaba, procuraba no hablarle, se ponía nervioso de tener que mantener una conversación con él.

Sin embargo una mañana no pudo evitar que los dos coincidieran en la habitación en la que el joven estudiaba y trabajaba, Shun sacudía un poco pues Hyoga le había dicho que no le molestaba que lo hiciera aunque él estuviera ahí.

--Dime Shun ¿no sabes si por aquí hubo alguna vez un pozo?

--Hace años, cuando yo era niño pero se seco.

--¿Sabes el porque?

--La gente dijo que era porque ya no había agua pero hubo quienes creyeron que estaba tapado con algo.

--¿Tapado?

--Era lo que decían.

--Es una posibilidad, los pozos no se secan de repente ¿recuerdas donde estaba?

--Cerca de las acacias.

--Si siguen floreando es probable que el agua siga fluyendo.

--¿Lo crees?

--Es una posibilidad, valdría la pena averiguar un poco más.

En eso Shun siguió sacudiendo unos libros, trataba de comprender los títulos pero no podía.

--¿Has leído todos estos libros?-le preguntó al muchacho rubio.

--Si, me gusta leer.

--Me hubiera gustado poder leer.

--¿Por qué no lo hacías?

--No era para mí, la escuela es para personas inteligentes.

--¿De donde sacas que no lo eres?

--Nadie de aquí estudia más que lo básico, hay que saber otras cosas.

--Shun, no hables de esa manera, el estudiar es algo a lo que todos tienen derecho, además no quiero escucharte decir nunca más que no eres inteligente.

--Pero...

--No hay gran diferencia entre tu y yo, se que si estudiaras serías tan bueno como cualquiera.

--¿De verdad lo crees?

--Si y te lo voy a probar.

Tomó uno de los libros y se lo extendió.

--Léelo-dijo el de ojos azules.

El más joven lo abrió y empezó a leer, no lo hacía muy bien, era evidente que no tenía costumbre, cuando termino miró tímidamente al otro muchacho.

--Solo necesitas aprender a hacerlo mejor y puedes lograrlo Shun, no te disminuyas a ti mismo.

--¿Eso crees?

--Por supuesto, puedes quedarte con el libro.

--¿En serio?

--Si pero con una condición.

--¿Cuál?

--Cuando termines de leerlo hablaremos de él.

--Tardaré mucho en hacerlo.

--No, no lo harás, estoy seguro que terminaras de leerlo en poco tiempo, creo que te gustara.

--Gracias-dijo con una sonrisa.

Desde ese mismo día, cuando tenía tiempo libre y estaba en su habitación, Shun se dedicaba a leerlo, era un libro sobre leyendas de varios países y al muchacho de ojos verdes le gustaba mucho, le parecía entretenido y le agradaba dejar viajar su imaginación de esa manera. No era un libro muy grande, así que termino de leerlo en cuestión de un par de semanas, cuando lo hizo se lo dijo a Hyoga y este dejo de hacer lo que estaba haciendo y se sentó a su lado para hablar al respecto.

--¿Te gusto Shun?

--Mucho, no había escuchado nunca una sola de estas historias y todas son tan bonitas, me entretuve bastante.

--Que bueno que te gusto, dime ¿te gustaría leer otro?

--Si.

--Bien, entonces te daré otro y te pongo la misma condición, cuando lo termines hablaremos de lo que te parece.

--Lo haré.

No tardó mucho el de cabello rubio en hacer la selección, esta vez era un libro de lecturas de distintos autores, Shun lo tomó con entusiasmo y siguió leyéndolo, le daba la impresión de que podía hacer algo más y de que a Hyoga le agradaba cuando hablaban de lo que iba leyendo, se sentía muy contento de haberlo conocido.

Su estado de alegría se extendió por varios días en los que el muchacho rubio hablaba con él de todo, desde el clima y lo que quería comer hasta los avances en su trabajo, incluso le pidió que lo acompañara a ver el sitio en el que se encontraba el antiguo pozo, tal como lo habían sospechado estaba tapado, el joven rubio se metió y logró quitar los cúmulos de tierra que habían provocado que el agua no fluyera, gracias a eso vio la forma en la que debía cavarse y empezó a hacer planes de cómo trazar el canal. Cuando regresaban a casa conversaban animadamente y el de los ojos azules decía que necesitaría un buen baño pues estaba cubierto de lodo por haberse metido al pozo.

--No se si algún día saldrá toda la tierra de mi cabello-decía el de cabellera rubia.

--Tendré el baño en cuanto lleguemos-le respondió Shun.

--Te lo agradezco.

Una vez en la casa, Shun se apresuro a tener listo el baño del muchacho pero el agua estaba tardando un poco en calentarse, por eso cuando le llevo más se encontró con que el joven estaba metido en la tina y ya estaba bañándose, el de cabellos verdes se quedo en la puerta sin saber si debía acercarse o irse.

--Que bueno que llegas Shun-dijo Hyoga-El agua esta muy fría.

Al ver que no se movía de su lugar le habló nuevamente.

--Shun, el agua.

Solo a esa voz reaccionó el otro muchacho, quien se acercó tímidamente y empezó a vaciar el agua sobre el otro joven, una vez que se termino el agua también termino el baño, sin pensarlo por un momento Hyoga se levantó y salió totalmente desnudo de la tina, Shun lo miró por un segundo y de inmediato agachó el rostro completamente ruborizado y salio en el acto pero el rubio se dio cuenta de eso, en un principio se dijo que debía ser un joven que se apenaba con facilidad pero solo porque no vio la manera en la que el cuerpo del de ojos verdes había reaccionado al verlo.

--¿Qué me esta pasando?-se preguntaba Shun a solas en su habitación-Esto nunca antes lo había sentido, con nadie ¿Por qué me sucede con él?

Y la verdad era que no conocía la respuesta a eso. Fue por eso que cuando veía al muchacho rubio no podía sostenerle la mirada, el otro no lo tomó a mal y supuso que con el tiempo se le pasaría.

Pero los días siguientes trajeron varios cambios y no solo la manera en la que se trataban los dos jóvenes, Hyoga había presentado su informe sobre el asunto del canal y era estudiado por las autoridades del lugar y las estatales, además de que recibió una carta que parecía importante por la manera en la que estaba leyéndola.

--Shun.

--¿Si?

--Necesito que prepares la mesa para mañana, habrá visitas para la comida.

--¿Quién vendrá?

--Mi novia, estará cerca y quiere visitarme, parece que necesita saber que no vivo en un muladar para estar tranquila.

--Tendré todo listo.

¿Qué más podía decir? No era nadie para decir algo. Así que se dedico a tener todo listo y en orden para recibir a la joven rubia que había visto en fotografía por todo ese tiempo...y a la que Hyoga quería tanto.

A la mañana siguiente, poco antes de que fuera el mediodía, llamaron a la puerta.

--Yo abro-dijo Hyoga corriendo a la puerta.

Shun lo había observado en completo silencio desde que se levantara, parecía contento.

--Hola-dijo al abrir la puerta.

--Hyoga, no sabes cuanto te he extrañado.

La joven rubia lo abrazó con ternura y él le correspondió, todo era visto por Shun a la distancia y le dolía tener que presenciar la escena.

--La casa esta perfecta-dijo ella mirando alrededor-No creí que pudieras tener todo en orden tu solo.

--No lo hago, tengo ayuda, Shun, ven por favor, quiero presentarte.

El de cabello verde se acerco apocadamente y sin animarse a ver directamente a ninguna de las otras dos personas en la escena.

--Fler, él es Shun, Shun, ella es mi novia Fler.

--¿Así que eres Shun?-preguntó la muchacha rubia-Te imaginaba no tan joven, por lo que me ha escrito Hyoga has sido de gran ayuda para él.

--¿Le ha escrito de mi?-preguntó un tanto sorprendido.

--Si, me ha dicho que eres un gran muchacho.

--Gracias.

--¿Qué te parece si comemos algo?-intervino Hyoga-Supongo que hay mucho de que hablar.

--Estoy de acuerdo-dijo ella.

--Por favor Shun, sirve la comida.

De esa manera se dirigieron al comedor, mientras que el de cabello verde servía los otros dos jóvenes hablaban animadamente de lo que había pasado en el tiempo que llevaban separados, hasta que la conversación llegó a un punto en particular.

--Entonces no falta mucho para que regreses-decía la joven rubia-Ya se te extraña en casa Hyoga.

--Este proyecto es importante Fler, me gustaría quedarme hasta que este terminado.

--Pero alguien más podría hacerlo ahora que lo has diseñado.

--Muchos de los problemas de esta región se deben a que el agua potable es difícil de conseguir, sería de gran ayuda que tuvieran un mejor sistema de abastecimiento.

--Lo comprendo pero te he extrañado.

--No me gustaría irme sin terminar lo que inicié.

--Esta bien, no insistiré, solo es que prometiste que todo se formalizaría en cuanto terminaras tu carrera.

--No lo he olvidado.

--Me parece que hemos pasado mucho tiempo separados, pienso con frecuencia en el momento que regresaras para poder casarnos.

En ese momento se escuchó como algo se rompía contra el suelo, Shun estaba de pie y había dejado caer el juego de café que llevaba en una charola.

--Lo siento-dijo en tono afectado al mirarlos.

--No importa Shun-respondió el de los ojos azules levantándose para ayudarlo a limpiar.

Le había sorprendido bastante lo que acababa de escuchar, sabía que Hyoga no era libre y que no había posibilidad alguna de que se fijara en un muchacho como él pero no por eso le había dolido menos escuchar que iba a casarse. No se dejo ver por ninguno de los otros dos jóvenes mientras que la muchacha rubia permaneció en el sitio.

--Es momento de que me vaya Hyoga.

--¿Dónde te quedaras?

--Estaré esta semana en el pueblo vecino, esta mejor que este y mi familia esta ahí.

--Comprendo, me gustaría visitarlos pero tengo trabajo.

--Se los diré, no te preocupes, vendré a verte de nuevo ¿te parece bien?

--Si.

--Adiós.

--Adiós.

Se dieron un beso en los labios y él observó como ella subía a su automóvil y se alejaba de la casa.

Conocía a Fler desde hacia años, siempre la había querido y estimado, no dudaba de eso pero a veces le daba la impresión de que un compromiso entre los dos se había dado más por las familias que por ser lo que ellos querían en verdad pero lo había aceptado, no tenía razones para no hacerlo.

En los días siguientes Fler fue un par de ocasiones más, procuraba hacer tiempo para estar con ella y conversar, Shun los observaba en silencio, le hubiera gustado saber lo que era que ese joven rubio tomara su mano y poder caminar los dos por el mismo camino, que le hablara en ese tono de familiaridad que da el cariño, que lo besara con ternura, ya no tenía caso que tratara de negarse lo que le pasaba, quería a Hyoga, lo quería con toda su alma pero sabía que no había posibilidades de ningún tipo para él con un joven como el rubio, era un hombre inteligente y educado que tenía un tipo de vida muy distinto, que había viajado y conocía cosas del mundo, dominaba otros idiomas y tocaba instrumentos musicales, que hablaba de todo lo que sabía, cosas que él jamás podría hacer, apenas si sabía leer, pensaba que si hubiera sido otro tipo de persona tal vez le hubiera gustado, por lo menos un poco pero era quien era y no había forma de cambiar eso. Sin embargo se había enamorado de él y tampoco había nada que hacer al respecto.

Por su parte, Hyoga tenía sus propias dudas sobre su relación con Fler, no era que no la quisiera, la quería, de cierta manera le atraía pero no creía que eso fuera suficiente para seguir adelante con la relación, además había otra cosa que estaba inquietándolo, nunca había negado que se había sentido atraído fuertemente por hombres, simplemente que esos encuentros habían sido contados y sumamente discretos para que no hubiera problemas, no habían sido muy importantes realmente, se dio su relación con Fler y todo eso había quedado a un lado...hasta ese momento. El problema se centraba en que no había pensado mucho en Fler hasta que lo fue a visitar y que cuando la besaba no había visto sus ojos verdes, los que en verdad había visto eran los de otra persona, los de ese muchachito que parecía toda inocencia y que se ruborizaba al mirarlo de frente. Se había dado cuenta de que le gustaba y lo había dejado pasar pero tenía que sincerarse consigo mismo y preguntarse que era lo que él quería.

Se sentó en la parte trasera de la casa, tenía su balalaica a un lado, le hubiera gustado poder tocar algo pero parecía que las cuerdas y sus dedos no estaban del mismo ánimo, en eso escucho unas pisadas a su espalda y volteo.

--¿Sucede algo Shun?

--Quería saber si deseas cenar algo.

--No, no tengo ganas.

--Bien, me retiro.

--Quédate unos momentos.

Sin decir nada se sentó a unos pasos de él en completo silencio, solo entonces, cuando Hyoga trató de tocar nuevamente, pudo hacer que las notas salieran del instrumento de cuerda, al principio era una tonada monótona y sin un sentimiento particular pero poco a poco se hizo una melodía suave y tierna, como una canción de amor, Shun lo sintió y no pudo evitar llorar.

--¿Qué te sucede Shun?-preguntó el joven rubio un poco alarmado de verlo así.

--Nada, no es nada.

Se levanto y salió corriendo a su habitación, dejando al de los ojos azules preguntándose porque había tocado una canción romántica.

Una vez a solas en su recámara el muchacho de la cabellera verde lloró un poco más pero sintió que no tenía ningún sentido hacerlo, las lágrimas no cambiaban en nada la situación en la que estaba. Por su parte, Hyoga también se había ido a su habitación, trataba de descansar pero lo único que llenaba sus pensamientos era saber que era lo que en verdad quería, se dispuso a descansar, se quito los zapatos y la camisa para acostarse pero en ese instante sintió que lo que de verdad quería hacer era ver a Shun, al salir de su habitación lo vio pasar y dirigirse a su alcoba.

Ya era tarde, lo mejor era descansar, así que Shun fue a lavarse el rostro como lo hacía siempre antes de dormir, regreso a su recámara y comenzó a desvestirse, cuando había quedado en ropa interior solamente para ponerse la de dormir escucho como abrían la puerta, se dio la vuelta tal y como estaba y se encontró con Hyoga. Iba a preguntarle que era lo que pasaba, porque estaba ahí a esa hora, si necesitaba algo pero no pudo preguntarle nada al ver la mirada que le lanzaba, en un primer momento sintió que debía alejarse, que no debía permitir que se le acercara pero no lo hizo, cuando el de cabellos rubios siguió aproximándose a él se quedo quieto, no se movió, lo veía con timidez pero eso no le impidió que lo sujetara por los brazos y un instante después lo atrajera contra él y lo besara.

El joven rubio sintió claramente como el esbelto joven delante de él se estremecía, no se entregaba a la sensación pero tampoco la resistía, más bien le parecía que no sabía que hacer, también se dio cuenta de que nunca antes habían besado a Shun, la manera en la que se estremecía se lo indicaba, lo atrajo un poco más hacia él para poder acariciarlo libremente por la desnuda espalda y se permitió que fueran algo libidinosas sus manos al pasar por el suave cuerpo del muchacho que no se movía de donde estaba.

Cuando se separaron solo se miraron un instante pues Shun de inmediato bajo la vista y se ruborizo pero el otro no iba a detenerse, lo sujeto suavemente por el rostro y lo beso nuevamente, besos cálidos y tiernos pero que no podían durar mucho de esa manera, el de cabello verde sintió como el otro joven lo tocaba con su lengua y abrió su boca, por unos momentos sintió la manera en la que el joven de los ojos azules probaba su boca y lo impulsaba a hacer lo mismo pero no se animó, tan solo se quedo quieto, un instante después fue llevado en brazos hasta la cama, el de cabellera rubia lo recostó con cuidado y siguió besándolo mientras que una de sus manos acariciaba por encima de la ropa interior buscando la manera de retirarla, lo cual logró parcialmente pues el contacto directo hizo que el joven de ojos verdes gimiera y se encorvara sobre la cama; Hyoga se detuvo un instante para recuperar el aliento y se levantó un poco, comenzó a desabrocharse los pantalones para quitárselos un instante después, hizo lo mismo con su ropa interior, al siguiente momento colocó sus manos sobre la fina prenda que aún le quedaba a Shun y la deslizó fuera de su cuerpo, quedando los dos completamente desnudos. Para Shun no era sencillo pensar en nada ni respirar con tranquilidad, no estaba seguro de lo que sucedía ni de lo que pasaría después, tan solo tenía la certeza de que no podía negarse a nada de lo que le pidiera el otro joven, por eso no se negó cuando el de ojos azules lo beso de nuevo pero de forma más demandante y pasaba sus manos sobre su cuerpo con fuerza, escuchaba su respiración agitada y entrecortada cuando frotaba su rostro contra su pecho para después sentir que tocaba sutilmente sus pezones con los labios y su lengua los acariciaba tenuemente, tan solo podía jadear a ese contacto, no sabía que más hacer pero si sabía que su vida ya no sería la misma. Cuando el de cabellos rubios descendió más por su cuerpo y comenzó a tomar su miembro poco a poco creyó que no podría contenerse y que terminaría en un instante pero el otro joven lo tocó con cuidado, haciendo que lo disfrutara más y más hasta que realmente no pudo resistirlo pero antes de lograr su clímax sintió una mano que lo estrechaba por la base de su miembro y no le permitió terminar, hasta que sintió que no podría hacerlo volvió a ser besado por el mayor pero esta vez abriendo sus piernas al mismo tiempo, dio un leve gemido, no podría saberse realmente si de excitación o por los nervios que sentía pero no era un momento en el que se detendrían a averiguarlo, el de cabellera dorada no dejaba de tocarlo y acariciarlo pero estiró una de sus manos casi a ciegas y buscó algo en la mesita de noche, encontró una crema, la abrió y metió dos de sus dedos para después colocarlos en la virgen intimidad del de cabello verde, el joven tan solo cerró los ojos y dejaba escapar una especie de sollozos muy débiles, como si no quisiera que lo escuchara, pero no se rehusó a permitirle tocarlo de esa manera, tampoco cuando separó más sus piernas y lo dejo totalmente expuesto, se ruborizó pero no quería detenerse, el otro joven comenzó a empujar uno de sus dedos en el interior del muchacho sobre la cama, despacio, muy despacio pero sin detenerse hasta que estuvo completamente dentro y comenzó a moverse, unos instantes pasaron para que el otro dedo entrara y entre los dos buscaron dilatar al menor que seguía gimiendo débilmente hasta que parecía ser suficiente, cuando sus dedos se retiraron colocó un poco más de crema en la punta de su sexo y con cuidado se colocó en la estrecha entrada y le dio un suave beso al joven que estaba sobre su espalda en la cama, solo entonces comenzó a empujar, trataba de ser amable pero a pesar de todo sabía que el otro joven sentiría dolor, así que empujo con calma pero sin detenerse hasta que estuvo completamente dentro de la suave y cálida intimidad del de los ojos verdes, lo estrechaba de manera exquisita y le parecía que nada en su vida era mejor que ese momento, el muchacho, por su parte, tan solo gemía y trataba de calmarse, le dolía pero no iba a decirlo, cuando pensó que estaba un poco más tranquilo sintió que el rubio empezaba a moverse, eran movimientos lentos pero firmes, él tan solo cerraba los ojos y apretaba las sábanas con fuerza, el hombre sobre él seguía moviéndose hasta que pudo hacerlo con soltura, cuando llegaron a ese punto el dolor cedía y solo daba paso al placer, pero lo demostraba más Hyoga pues Shun seguía muy quieto sobre la cama, tratando de acostumbrarse lo más pronto posible, los dos jadeaban hasta que estuvieron al mismo ritmo y siguieron sus verdaderos deseos, el de ojos azules estrechaba al otro joven con cierta fuerza pero no podía evitarlo, estaba extasiado con ese increíble muchacho de cabello verde que se le entregaba sin reservas y por completo, no duraría mucho de esa manera así que acarició con cierta prisa el sexo del otro joven que solo se curvo con un poco más de fuerza sobre la cama, pero lo que verdaderamente lo hizo lograr el clímax fue escuchar a su compañero, quien gemía suavemente y dijo quedamente su nombre, entonces no pudo más, tuvo que liberarse en su interior, estrecho con más fuerza al de los ojos verdes contra él, acallando sus propios gemidos contra su cuello al mismo tiempo que sentía la cálida esencia del muchacho en su mano.

Estaban muy quietos, muy silenciosos, sabían que en cuanto se separaran tendrían que hablar y explicar las cosas entre ellos y no estaban seguros de poder enfrentarlo pero no podían quedarse así el resto de la noche, Hyoga sintió que el otro joven respiraba de manera extraña, se incorporo un poco saliendo de su cuerpo al mismo tiempo, entonces quedo frente a Shun quien trataba de no llorar.

--Shun, yo...

--No me digas nada, por favor, solo quiero que me dejes a solas.

--Pero...

--Por favor.

El de cabello rubio sabía que estaba confundido y que lo mejor era hacer lo que le pedía, así que se levantó y tomó su ropa rápidamente pero antes de salir lo miro directamente.

--No quise lastimarte Shun, no pude evitarlo.

Pero no obtuvo respuesta, el de cabello verde mantenía sus ojos cerrados tan solo esperando a quedarse a solas, el de ojos azules salió sin decir nada más, sabía que no podría decirle nada que ayudara en su situación.

Una vez que se quedó a solas Shun comenzó a llorar, no podía impedirlo, se sentía contento de haber estado entre los brazos de Hyoga pero sabía que el joven no era libre, que tenía un compromiso, él no debió actuar de esa manera, después de eso ya ni siquiera podrían verse como amigos, lo había arruinado todo.

Al día siguiente, ya muy entrada la mañana, Shun escucho que alguien llamaba a la puerta con insistencia, se puso rápidamente su ropa de dormir porque era la que tenía a la mano, se asomó discretamente desde lo alto de la escalera y vio que entraba Fler, regreso de inmediato a la recámara, lo mejor era que se alistara para marcharse de inmediato. Al menos eso era lo que le parecía al principio pues unos momentos después escucho que la muchacha rubia gritaba algo, tuvo que saber cual era el problema y de nuevo fue a las escaleras.

--¿Cómo te atreves a dejarme así?-decía la joven rubia--¿Quién es? Dime quien es Hyoga.

En ese momento la joven rubia volteó pues se dio cuenta de que el muchacho de ojos azules había mirado en esa dirección y se quedo muy quieta y silenciosa al observar que se trataba de Shun, en un primer momento guardo silencio tratando de entender pero al siguiente se dio cuenta que era él, miró nuevamente a Hyoga pero este solo agacho la mirada, eso le confirmo todo.

--¿Él? ¿Se trata de él?

Ella no podía creerlo, tan solo miraba al joven rubio, unos instantes después se acerco aprisa a Shun, quien no se atrevió a verla, tan solo sintió como la delicada mano de la muchacha lo abofeteaba con fuerza pero no se movió, se quedo ahí, de pie un instante más, solo hasta que ella siguió gritándole al de los ojos azules, no pudo seguir escuchando, regreso a la recámara, ya no entendía lo que decía pero seguía oyendo que gritaba, finalmente escucho que algo se estrellaba contra una pared y la puerta era cerrada de golpe. Se quedo muy quieto sobre la cama, trataba de no hacerlo pero lloraba de nuevo, no sabía que sería de su vida desde ese momento.

Unos instantes después se abrió la puerta y entro Hyoga.

--Tuve que decirle a Fler la verdad-comenzó el de ojos azules mirándolo directamente-No puedo pretender que nada sucedió entre nosotros.

El de cabello verde luchaba desesperadamente por no llorar pero no lo conseguía, ni siquiera se animaba a mirarlo de frente.

--Quiero que te vistas y bajes cuanto antes-agregó el de ojos azules.

De inmediato salió, el de los ojos verdes no tenía fuerza para negarse y se dispuso a hacer lo que le había indicado, cuando bajo el de cabellos rubios estaba sentado ante la mesa, tenía algunos libros.

--Tenemos cosas que discutir Shun.

--Hyoga...yo...será mejor que me vaya.

--Después de lo que pasó anoche entre los dos esa no es una opción.

El de los ojos verdes agachó la vista.

--No voy a ser pretencioso Shun, no voy a decirte que te he amado desde siempre, que me enamore de ti en cuanto te vi pero si puedo decirte que no quiero que te vayas, no así de todas maneras, no porque creas que es lo mejor para mi.

--Hyoga...

--Te pido una oportunidad Shun, quiero tratar que esto funcione.

--Yo no soy como tu, me hubiera gustado ser alguien mejor pero...

--Deja de actuar de esa manera, esa rutina de infortunado no te va. Si queremos que esto funcione los dos tendremos que poner de nuestra parte. Ven aquí.

El joven se acerco con timidez y se sentó a su lado, de inmediato el muchacho rubio le extendió uno de los libros y comenzó explicarle, el otro muchacho estaba tenso pero al poco tiempo se tranquilizo y siguió atentamente la explicación, desde ese momento las cosas serían así entre ellos.

Con el paso de los días lo que había entre los dos jóvenes iba cambiando, Shun actuaba inseguro y muy tímido al principio, le daba la impresión de que Hyoga era una persona muy lejana a él y que nunca estaría a su nivel pero el de cabello rubio tenía otras ideas, siempre había sabido que nunca estaría al lado de alguien que no se valorara a si mismo y que no estuviera a su nivel y pensaba combatir ambas cosas en el de los ojos verdes, si iba a ser su compañero no le iba a permitir que se encerrara en si mismo en el papel de "soy menos que tu", no pensaba consentir esa conducta, le demostraría que era tan capaz como cualquiera y que no tenían porque tener una relación de dependencia, cada uno era un ser humano especial y valioso y se lo aclararía, era cierto que eran diferentes pero eso no hacia inferior ni superior a ninguno de los dos.

--Shun, Shun ¿Dónde estás?

--Estoy aquí.

El de cabellos verdes iba entrando a la habitación, seguía luciendo como el dulce jovencito que había conocido meses atrás pero ya no lo era, con el tiempo había ganado aplomo y seguridad en si mismo, ya no actuaba como si fuera inferior a su compañero, había aprendido a comportarse como su compañero, como un igual.

--¿Qué hacías Shun?

--Estaba terminando el libro que me diste.

--¿Te gusto?

--Si.

--Cuando aprendas a hablar bien el ruso podrás leer los originales.

--Tendré que estudiar más.

--Te tengo buenas noticias.

--¿De que se trata? ¿Del canal?

--Eso esta en marcha, todo va bien, no te preocupes. Es algo mejor.

--¿Qué es?

--Mira.

Le extendió una carta, el jovencito la tomó y al ver el remitente se sorprendió bastante, la abrió de inmediato y la devoró con la mirada.

--Esto es maravilloso-dijo con una gran sonrisa-Es de mi hermano, Ikki dice que esta bien y que logró establecerse, dice que vendrá en cuanto pueda, a fin de este mes.

--Nos deja entonces pocos días para tener la casa lista.

--Todo estará en orden.

Se acercó al muchacho rubio y lo abrazó con ternura.

--Mi hermano esta bien Hyoga, lo veré de nuevo.

--Me alegra saberlo.

Los dos se quedaron así por un rato más, el de cabellos dorados sabía cuanto le había inquietado al joven no saber nada de su hermano en todo ese tiempo, ahora sabía que estaba bien y eso le alegraba también.

--Tenemos que estar listos para recibirlo-decía Shun.

--Lo estaremos.

Los dos se quedaron sonriéndose mutuamente, se querían y no de esa manera sentimentalona en la que un muchacho que parecía un príncipe rescataba a su joven amor de la miseria, se querían como dos hombres que se veían como los seres humanos que eran y aceptaban eso, que no eran perfectos pero si eran lo mejor el uno para el otro, a pesar de que eran distintos no lo anteponían a sus sentimientos y los dos se esforzaban por ser mejores, se amaban y eso era lo más importante, y es que el amor no busca la igualdad, la crea*.

 

 

FIN.

 

Notas finales: *Esta frase inspiro el trabajo, no es mía pero desafortunadamente no se a quien pertenece, simplemente aclaro que no soy tan emotiva para decir algo así por mi propia cuenta.

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