Luffy permanecía mirando al horizonte una soleada mañana con algo de extraña nostalgia en sus ojos, se volvió por enésima vez hacia el lugar donde su primer oficial estaba entrenado sin parar hasta prácticamente la extenuación y suspiró profundamente. Zoro era así, se sonrió, al fin y al cabo tenía que ser el mejor espadachín del mundo
La voz de Sanji atrajo la atención de casi toda la tripulación, que corrió a la cocina del alma de Merry para evitar que Luffy se comiera su comida. El puesto de Zoro estaba vacío, otra vez... Para sorpresa de todos no fue necesario proteger la comida del peliverde, el propio Luffy la atrapó antes de que nadie pudiera siquiera reaccionar y se la llevó a Roronoa ante la mirada atónita de sus compañeros
El guerrero seguía entrenando firmemente, Luffy se acercó y se instaló en el suelo a una distancia prudencial mostrándole la comida al peliverde
- No tengo hambre- respondió Zoro de forma tosca dándole la espalda al chico de goma. Luffy permaneció unos momentos pensativo observando los movimientos del espadachín
- En ese caso te ordeno que comas, no puedes desobedecer una orden directa de tu capitán - dijo el sombrero de paja con una gran sonrisa en el rostro
Zoro suspiró profundamente antes de soltar las enormes pesas, sabiendo que, una vez le entraba algo en la cabeza nada podía hacer que cambiara de opinión, estiró bruscamente el brazo arrebatando el plato que Luffy le ofrecía con su estirada mano de goma y se tragó de un bocado la comida que se le ofrecía. La brusquedad del acto le provocó un atragantamiento y comenzó a toser, golpeó su pecho y consiguió tragar la comida, recogió las pesas del suelo y continuó con el entrenamiento
El capitán agacho la cabeza algo apenado pero sonrió a sus nakama, que se habían arremolinado en torno a la puerta de la cocina para ver que ocurría. Desde la cocina todos habían observado todo lo ocurrido entre ambos
- Maldito marimo de mierda, bastardo desagradecido... le voy a enseñar modales - Sanji, furioso ante el menosprecio de su comida trataba de cruzar el umbral de la puerta para pelear contra el despistado peliverde, pero antes de poder salir unas manos que surgieron de la pared le detuvieron
-Déjale... espadachín-san se encuentra frustrado, lo único que podemos hacer es esperar - trató de tranquilizar la madura arqueóloga
- ya se le pasará... con Mihawk estuvo igual... - corroboró la joven pelirroja evocando un tono despreocupado para calmar al resto
La voz tintada de preocupación del tirador hizo escena - ju, con Mihawk fue mucho peor, los primeros días se lo tomó con calma pero después estaba increíblemente irritable y se tiró mas de dos meses sin parar apenas de entrenar... te hubiera dado mucho miedo Chopper, pero yo, el gran capitán Usopp...
- Zoro es más fuerte de lo que creéis, no tenéis que preocuparos por él - interrumpió el alegre capitán con su mejor sonrisa; confiaba en Zoro pero sabía que algo estaba perturbando al peliverde, aunque si no quería compartirlo con ellos él no era nadie para obligarle - dejadle en paz; es una orden - se estaba acostumbrando a eso, dar ordenes era divertido, pese a que cuando le ordenaba a Sanji que le preparara una comida a deshora le echaba a patadas de la cocina, con el resto funcionaba bastante bien
El grupo asintió aun algo preocupado por el espadachín mientras veían al hiperactivo capitán ocupar su lugar favorito sobre la cabeza de carnero del Merry
Entre tanto la mente del espadachín agradecía mentalmente que se preocuparan por él pero lo único que podía hacer ahora era entrenar hasta caer rendido para poder dormir sin pensar en nada
Desde su última expedición había rememorado cierta batalla con cierto hombre que rompía por completo sus esquemas mentales; desde su lucha había nacido una fuerte rivalidad, el hecho de haber perdido contra él también le hacía evocar al guerrero de vez en cuando.
Pero poco a poco eso cambió, pasó a imaginar los definidos músculos de esa aristocrática figura contraerse bajo él; su traicionera mente le mostraba la idea de mantener una lucha en la que las espadas serían sustituidas por sus ávidas lenguas enredándose en sus bocas...
Sacudió con fuerza la cabeza y decidió añadir más kilos a sus pesas para tener así que entrenar con mayor fuerza tratando de no desviar sus pensamientos hacia aquel que consideraba su eterno rival, su amor platónico...
Pero no sólo eran espadachines rivales; eran hombres y para colmo él era un pirata mientras que Taka no me era nada menos que uno de los siete Shichibukai (gracias Hashira-sama ^^ yo creía que eran 9 u.uU)
Suspiró algo apenado, lo había vuelto a hacer, se prohibió pensar en él, y por el bien de su autocontrol rezó a dios por primera vez para no tener que toparse con él; suspiró por enésima vez y se golpeó la frente mientras cerraba los ojos más apenado aun, no había sido nada justo con Luffy, ni él ni ninguno de sus otros nakama merecían que pagara con ellos su frustración; soltó las pesas y tras relajar un poco los músculos tomó la toalla y se secó en desnudo torso
Sus pasos le llevaron hacia la cabeza de carnero donde estaba seguro, encontraría a su capitán
- Oye Luffy... esto... yo...
- No te preocupes Zoro - la sonrisa del capitán le dijo todo, comprendía que su mente estaba hecha un lío, comprendía que no quisiera hablar de ello aunque a la vez le dolía, sabía que le respetaría y supo que no necesitaba pedirle perdón el voz alta pues todo estaba arreglado ya
Sonrió agradecido y se sentó apoyando la espalda en la cubierta del barco
- Gracias capitán - murmuró antes de abandonarse al tan merecido sueño
- De nada Zoro - Luffy estiró su cuerpo antes de acomodarse apoyando la cabeza en el definido torso de su primer oficial y caer también en los brazos de Morfeo
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La enorme espada partió por la mitad otro de los barcos del mediocre pirata que había osado toparse en su camino. Con un elegante movimiento enfundó el arma y se acomodó en su pequeña nave. Aun seguía pensando en el joven pirata que le había recordado que aun había espadachines de verdad en el mundo; realmente quería volver a verlo...
¿Cuánto habría mejorado? Eso no importaba; se lo prometió, si hacía falta le esperaría por mil años, estaba seguro de que algún día podría vencerle y ser el mejor espadachín del mundo, el digno compañero del joven que comió la fruta del diablo y decía ser el próximo rey de los piratas
Sonrió, ese joven espadachín ocupaba gran parte de su mente desde su primer, y único encuentro... Roronoa Zoro... lo último que sabía sobre el joven espadachín era el aumento del precio por su cabeza; 60 millones de berries, estaba seguro de que pronto superaría con creces los 100 millones, su carácter fuerte le iba a llevar muy lejos