Soledad. Era lo que más sentía. En cada momento, en cada minuto. La soledad era lo que me embargaba en cualquier situación.
Podía estar rodeado de gente, pero aún así no sentía eso llamado "compañía", eso llamado "amor".
Mi cuerpo, frágil monumento, fue deseado y poseído por varios. En esos momentos me sentía como una muñeca sin valor. Hermosa y bella, pero sin valor.
Hasta que encontré en cierta persona, algo que nunca había visto ni sentido jamás. Sus ojos expresivos y su acento al hablar, me eran totalmente atractivos. Pensé, en ese momento, que él sería uno más en mi lista de personas a las cuales conquistar. Nunca creí, que llegaría a ser tan dependiente de él.
En el momento de su llegada, reí ante su poco vocabulario en mi idioma, y aún así, pude entender claramente sus sueños y metas. Compartimos palabras, sonrisas (muchas veces falsas, por mi parte), y por último, departamento. Me sorprendí a mi mismo, cuando vi que habían pasado ya 5 meses desde mi encuentro con él, y no haber comenzado ya con mi táctica de encantamiento, y me reí al notar que empezaba a sentirme como un idiota enamorado. Y en ese entonces, recordé la promesa que me había hecho a mí mismo hace unos años atrás. La promesa que trataba de no aferrarme a una persona, por muy especial que fuese. La promesa de no engañarme a mí mismo, y decir que amaba a alguien. Cosa imposible de suceder.
Y para rematar mi mala suerte, se hizo notar ante mí, otra persona. Esta, bastante diferente a la primera. Él era perfecto a los ojos de los demás, a mis ojos, una persona que sabía realmente lo que quería. Y de frente me dijo que, al que quería, era a mí.
Y fue así, como quise intentar una especie de relación con él. Un experimento que me sacara de mi rutinaria forma de vivir.
En un principio, me sentía cómodo entre sus brazos, cada vez que me entregaba. Pero, debido a mi deseo de sentir y tener más, me acerqué otra ves a la primera persona especial para mí. Me enredé en sus brazos y me abracé a su fuerte cuerpo, aún sabiendo que ya poseía a alguien. Pero, ¿y qué? Siwon sabía de un principio mi forma de ser, y no se quejó de nada. No tenía el derecho de hacerlo.
Entonces así, comenzó lo que sería mi doble deseo. Por el día era el perfecto novio de Simba, por la noche, era el pasional amante de Hankyung. Y como una droga, me era imposible dejarle a los dos. Cada uno me satisfacía como sabía hacerlo, y su amor llenaba mi cuerpo de manera satisfactoria.
Era una sensación nunca antes vivida. Y supe en ese entonces, que ellos dos, serían mis juguetes de manera permanente. Con lo cuales divertirme cada vez que quisiera, lo cuales podría romper sin preocuparme, ya que volverían a reconstruirse sólo para volver a jugar conmigo. Y me sentí el hombre más dichoso al tenerlos a ambos en mí poder.
Jamás pasó por mi mente la culpa de hacerles tanto daño, pues me encantaba hacerles sufrir. Adoraba ver sus rostros repletos de celos cuando compartía con uno o con el otro. Sus comentarios mordaces entre ellos. Saber que peleaban sólo por y para mí. Tener su atención las 24 horas del día era algo tan satisfactorio, como que a un niño le dijesen que sí a todo. Porque eso era yo. Un niño mimado por las personas a mi alrededor. Y no me sentí mal por eso, es más, así quería vivir.
Hasta que empecé a sentirme humano. Empecé a notar que dentro de mí, había una bomba que palpitaba todo el tiempo, y que empezaba a doler cuando veía las lágrimas de aquellos que me amaban. Quise ignorar el dolor de los demás, quise aislarme de su sufrimiento, porque al fin y al cabo, no era de mi incumbencia. O al menos eso creía yo.
Cada noche en la cual me fundía en la piel de Hankyung, cada susurro que dejaba escapar en mi oído, cada petición con su cansada voz, me hacían sensible a las emociones de mi alrededor.
Como también, cada abrazo de Siwon, cada "te amo" con tanto sentimiento, cada sonrisa que me entregaba, me hacían odiarme a mí mismo por dejarme engañar por el amor, por el cariño.
Porque al final de todo, soy un humano, lamentablemente, pero lo soy. Y tengo la maldita capacidad de sentir y razonar. Cosas que odiaba hacer, sólo por el hecho de ser un insensible.
Ambos, no se como, encontraron la forma de hacer latir mi corazón con rapidez. Hacer aparecer en mi estómago, las inexistentes mariposas, y me enseñaron lo que nunca quise aprender.
Amor...
Esa palabra, esa cursi pero significativa palabra. Pasó por mi mente todas las veces en las que me encontraba con alguno de los dos. Quise cortar con todo eso, y seguir con mi estilo de vida. Pero me fue imposible alejarme de aquellos dos seres. Culpables de mi gran cambio.
Pero es que, simplemente eran dos perfectos seres. Ambos destinados a amarme por siempre, y yo, un tentador demonio, que les enamoró y sedujo hasta haberlos tenido entre sus garras.
Y sé que nunca seré capaz de abandonar a alguno de ellos dos, porque son los pilares que me sostienen en este mundo estúpido y desabrido.
Son las únicas criaturas capaces de hacer salir de mí, lo más humano que tengo. Lo más verdadero que tengo.
Y así, como mis dos ángeles, no dejaré que se marchen de mi lado. A ambos les amo, a ambos les deseo. Si no están los dos, no tendrá sentido. Cada uno tiene su espacio en mi corazón y mente.
Porque ambos son los encargados de hacerme sentir amor, de hacerme sentir vivo. Y nunca seré capaz de abandonar estos nuevos sentimientos que han calado fondo en mi corazón.
Me sorprende, como han sido capaz de perforar la dura capa de frialdad en la cual estaba envuelta mi alma, y haber logrado hacer latir con fuerzas este inanimado corazón.
Sé que son capaces de eso, y mucho más. Y es por eso, que quisiera seguir a su lado, hasta descubrir todo lo que pueden entregarme y lo que pueden cambiarme. Esta es una aventura con la cual me siento bastante emocionado. Junto a ellos dos seré capaz de conocer cosas nuevas, sentimientos nuevos. Pero sólo si ellos dos están conmigo, se podrá completar la misión en la cual, quiero creer, fueron encargados.
La misión de rescatar de las tinieblas a este travieso demonio, y enseñarle lo que realmente vale, en esta aburrida y monótona vida.
... A mis dos ángeles, Kim Heechul ...
Fin ~~