Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Circunstancia por zion no bara

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Es una historia corta pero espero que les guste y/o entretenga.

 

La casa estaba silenciosa cuando Aioros entro, acababa de llegar de la escuela así que eso era usual, dejo sus cosas en su recámara y se dirigió a la cocina, tenía algo de sed, se tomo lo primero que tuvo a la mano y que se sintiera frío, después de eso y como no tenía tareas particularmente difíciles simplemente se tiró frente al televisor para verlo desde el sofá, dejo los tenis a un lado y no se molesto en moverse de ahí.

Estaba en eso cuando escucho que la puerta se abría, sin duda se trataba de su hermano, que apenas llegaba a la casa, como él iba ya a la universidad llegaba más tarde.

--Aioria, ya estoy en casa-grito al ir entrando.

--Estoy aquí-le respondió recostado desde el sofá pero no se movió.

Escucho que se acercaba su hermano mayor pero siguió sin moverse.

--Aioria ¿Cuánto tiempo llevas ahí?

--Un rato.

--¿No podrías al menos sentarte bien?

--No quiero.

--Eres muy afortunado en no tener hermanos Shura, son una lata por completo.

Al escuchar ese nombre el hermano menor sintió que se le subían los colores al rostro y se sentó de un movimiento, era cierto, Shura estaba ahí, de pie al lado de Aioros y tan solo lo miraba.

--Hola Aioria-lo saludo amablemente.

--Hola-logró responderle.

--Vamos a estar en la biblioteca, tenemos tarea-le anunció el mayor-Si alguien llama o necesitas algo nos buscas ahí ¿de acuerdo?

--Aha.

--Vamos Shura.

--Te veo después-le dijo el de cabello negro.

Aioria los vio ir con dirección a la biblioteca y cerrar la puerta. No pudo ser peor, justamente Shura tenía que verlo de esa forma, su hermano podría tenerle un poco más de consideración, de seguro lo había hecho a propósito para avergonzarlo frente a su amigo. Pasaron unas horas de esa manera, él tan solo esperaba pacientemente a que terminaran de estudiar para poder intentar hablar con ellos pero no parecía que salieran, incluso su padre llegó antes.

--Hola, ya estoy en casa muchachos.

--Papá-se acercó Aioria para recibirlo.

--¿Cómo te fue hijo?

--Como siempre.

--¿Y tu hermano?

--Ha estado en la biblioteca desde que llego.

--¿Vino Shura con él?

--Si.

--Ese joven es una buena influencia para tu hermano, creo que de no ser por él nunca estudiaría.

--Si, Shura es muy agradable.

--Supongo que nos toca cenar a nosotros dos solamente.

--Puedo preguntarles si quieren cenar.

--No es necesario, ya terminamos.

Era Aioros en compañía de Shura, el de cabello negro parecía listo para irse.

--Buenas noches-saludo educadamente Shura a Dhoko.

--Buenas noches Shura ¿ya te vas?

--Si, antes de que se haga más tarde.

--¿Por qué no te quedas a cenar? Nos dará gusto tu compañía.

--Gracias pero de verdad prefiero irme, en otra ocasión con gusto aceptaré.

--Ya intente convencerlo-intervino Aioros-Pero no pude.

--Es mejor que ya me vaya, hasta luego-insistió el de ojos negros.

--Te acompaño a la puerta-dijo el mayor de los hermanos.

Aioria no le había quitado la vista mientras se retiraba, su padre se dio cuenta pero no le recriminaba nada, era tan joven, le parecía natural que se entusiasmara con un muchacho.

--Vamos a cenar-anunció Aioros regresando con ellos dos.

Los tres pasaron al comedor y prepararon rápidamente algo ligero para cenar, hablaron sobre sus días un poco y convivieron, era lo que más apreciaba su padre de esos momentos, el poder estar con sus hijos y saber que estaban bien.

El primero en retirarse de la mesa fue Aioria, quien no había hecho su tarea por estar esperando que su hermano y su amigo salieran de la biblioteca, dejando a Dhoko con su hijo mayor.

--¿Qué tal va el proyecto hijo?

--Muy bien, lo presentaré en un par de semanas y todo estará listo.

--Me alegra escucharlo, al principio no sabía si uno de ustedes seguiría mis pasos pero me alegra ver que así fue.

--No te preocupes papá, todo esta bien.

--¿Sabes de que me he dado cuenta?

--¿De qué?

--Ese joven amigo tuyo fue una buena presencia en tu vida.

--¿Shura? Sin duda es dedicado, no podría avanzar en mi proyecto como lo hago sin su ayuda.

--Me gusta esa amistad entre ustedes.

--Sin duda no tanto como le gusta a Aioria.

--No molestes a tu hermano.

--No lo hago, no hace falta, siempre le pasan cosas cuando Shura viene.

--Es muy joven, es natural que se entusiasme con un muchacho.

--Pues debería saber que pierde el tiempo, Shura solo se interesa en la escuela.

--Mejor dime que has pensado sobre lo que te dije.

--¿Trabajar para ti?

--Si, cuando te gradúes me gustaría contar con tu apoyo.

--A mi también me gustaría pero la verdad quisiera pasar un tiempo por mi cuenta, ganar experiencia, todo eso, no quisiera entrar a un lugar en el que seré el hijito de papá.

--Bien, si es lo que deseas por mi esta bien.

--Gracias.

Siguieron así por un rato hasta que finalmente se hizo tarde y se fueron a descansar.

Ya estaba cerca la graduación, para ese fin de semana algunos de los compañeros de la carrera estaban organizando una fiesta únicamente para ellos, de esa manera no estarían cerca de la supervisión de los padres y otros familiares.

--¿Por qué no vamos?-le preguntaba Aioros a Shura.

--Están organizando Saga y Kanon, esos dos creen que una fiesta es tomar hasta que no te separes del piso.

--Anda, vamos, te hará bien divertirte un rato.

--¿No me dejaras hasta que acepte?

--Así es.

--De acuerdo pero solo un rato, si el ambiente se pone pesado no me voy a quedar.

--Por mi esta bien, ya verás que te diviertes.

--Ya veremos.

Ambos muchachos estaban en la cocina, habían terminado con sus proyectos y los habían presentado a los maestros quienes se habían mostrado muy favorables a su labor, en esos momentos podían disfrutar del tiempo libre y planear otras cosas que no tuvieran que ver con sus estudios.

--Aioros, te llaman por teléfono-se escuchó la voz de Aioria.

--Voy-respondió-Regreso en un momento.

Shura se quedo en la mesa tomando un vaso de jugo, de verdad no tenía muchas ganas de ir a la fiesta pero prefería acompañar a Aioros, estaba en eso cuando vio entrar al castaño menor.

--Hola Aioria.

--Hola.

--¿Necesitas algo?

--No, no, vine para preguntarte una cosa.

--¿De qué se trata?

--Pues es que va a haber una fiesta en casa de un amigo mío y me preguntaba si quisieras venir, es el sábado.

--Lo siento, no puedo.

--Que pena.

--Aioros y yo vamos a ir a otra fiesta ese día.

--Bueno, que se diviertan.

--Gracias de todas maneras por invitarme.

El joven castaño no supo que más decirle y salió de la cocina, se había sentido muy animado de pedirle a Shura que lo acompañara pues pensaba que sería una oportunidad de tratarse más allá de que estuviera en compañía de su hermano pero si no podía no había nada más que hacer...excepto esperar para invitarlo a otro lugar.

--Era Saga confirmando que vamos-dijo Aioros a su amigo entrando de nuevo a la cocina.

--¿A que hora nos vamos?

--Va a empezar a las ocho.

--A las siete y media entonces, no quiero ser de los primeros en llegar.

--Me parece bien.

Se quedaron discutiendo un poco más sus planes para el fin de semana, estaban animados pero por diferentes razones, mientras que para el castaño se trataba de celebrar por terminar sus estudios para Shura era planear lo que haría una vez que se graduara.

De esa manera llegó el sábado, ambos jóvenes llegaron juntos en el automóvil de Aioros y entraron a la casa, como los padres de Saga y Kanon viajaban mucho no era inusual que esos dos hicieran fiestas y que el alcohol corriera libremente, como eran mayores de edad no tenían que estar al pendiente de que fuera ilegal pero ciertamente no por eso era menos peligroso.

Al principio las cosas estuvieron bien, más o menos tranquilas, al paso de las horas y mientras más bebían el ambiente fue un tanto pesado, no era precisamente agradable estar aguantando borrachos, al menos Shura ya tenía bastante, había bebido algo pero se encontraba más sobrio que la mayoría.

--Aioros-le dijo a su amigo que se tomaba otro vaso de licor.

--¿Qué?

La verdad el alcohol ya le estaba pasando factura al joven castaño y no se encontraba muy bien, su voz estaba algo torpe y pastosa.

--Es mejor que nos vayamos Aioros, esto ya esta bastante mal.

--Shura...

El de cabello negro no se encontraba como para soportar una plática de borrachos pero definitivamente era como estaba su amigo y no tuvo más remedio que tomarse otro trago con él antes de lograr convencerlo de que se fueran. Salieron de la casa, como Shura estaba más sobrio se puso tras el volante, no estaba del todo bien debido al alcohol pero le pareció que lo podía manejar y hacerse cargo, encendió el automóvil y se pusieron en marcha.

En el camino Aioros seguía actuando de manera bastante insensata debido al alcohol, nunca bebía y había elegido un mal momento para empezar, aún así su amigo creyó que podría manejar las cosas, desafortunadamente no fue así. Seguía tratando de mantener una conversación con su castaño acompañante pero este se mostraba cada vez más impertinente, al grado que había dado ya dos jalones al volante mientras manejaban, le parecía gracioso pues se reía, el de cabello negro aceleró para llegar cuanto antes, fue en esa situación que Aioros jaló de nuevo el volante, el de ojos oscuros trato de mantener el curso pero la velocidad no le ayudo, se fueron patinando contra una valla de contención, escucho una espacie de chirrido y sintió un impacto, no estuvo seguro de nada hasta que se llevo una mano a la cabeza, no había luz como para verlo pero supo que sentía sangre en sus dedos. Volteó para ver si su amigo estaba bien pero no lo vio, tan solo distinguió que su lado del parabrisas estaba hecho trizas.

--Aioros...

Trato de salir del vehículo pero no pudo, escucho sirenas acercarse pero no estaba muy conciente, le daba la impresión de que hablaban cerca de él, que le preguntaban algo pero no le interesaba eso.

--¿Cómo esta Aioros?

Era lo único que preguntaba mientras lo subían a una ambulancia, no supo nada más, nadie le dijo nada sobre su amigo.

--Aioria, levántate.

--¿Qué pasa?-preguntó bastante adormilado el muchacho a su padre.

--Hijo, acaban de llamar, hubo un accidente.

--¿Qué?

--No me dijeron mucho, solo levántate, tenemos que ir al hospital.

--Si, en un instante estoy listo.

El joven castaño se vistió aprisa y en un instante él y su padre se pusieron en camino para saber que era lo que había sucedido, una vez que llegaron al hospital preguntaron por Aioros y los llevaron a una oficina, dentro encontraron a un par de policías y a uno de los médicos que estaban de guardia.

--¿Qué es lo que sucedió?-preguntó de inmediato Dhoko--¿Cómo se encuentra mi hijo?

--¿Quién es su hijo?-le preguntó uno de los policías.

--Aioros.

--Hubo un accidente-le dijo el otro policía.

--¿Qué fue lo que sucedió?

--Parece que su hijo y otro joven venían manejando a exceso de velocidad y algo tomados, chocaron.

--¿Cómo se encuentra mi hijo?-insistió Dhoko.

--Lo lamento-intervino el médico-Su hijo no lo logró.

--¿Qué esta diciendo?

--Falleció, lo siento.

--Eso no es posible, no puede ser posible.

Aioria sintió una fuerte punzada en el pecho al escuchar la noticia pero no tuvo tiempo para lamentarse pues su padre tuvo un ataque de histeria.

--¡No es verdad! ¡No puede ser verdad!

De inmediato lo sujeto su hijo y los dos policías hasta que las lágrimas le hicieron imposible mantenerse en pie.

--¿Qué sucedió?-preguntó el joven mirando a los policías.

--Al parecer el joven no usaba el cinturón de seguridad, con el impacto salió por el parabrisas.

--¿Y su acompañante?

--Traía el cinturón, parece que estará bien, a pesar de ser quien venía manejando no tuvo heridas graves.

--Gracias.

Tuvieron que permanecer unas horas más mientras se seguía la investigación, solo entonces les permitieron ver el cuerpo de Aioros, estaba tendido sobre una camilla, cubierto con una sábana, un médico descubrió su rostro, tenía marcas de golpes y cortadas, hicieron un gesto afirmativo indicando que se trataba de Aioros, se los entregaron para que pudieran sepultarlo.

Aioria tuvo que hacerse cargo de casi todo, su padre se encontraba mal, no parecía poder moverse siquiera, con las horas fue como si se tranquilizara lo suficiente para poder estar en pie y ver que las cosas se llevaran a cabo al día siguiente cuando se llevaría a cabo el sepelio. El entierro fue realizado sin tardanza, se reunieron amigos y familiares, todos igualmente apenados por lo sucedido y dando sus condolencias. Terminado el entierro fueron a la casa para convivir un poco más y ayudar en lo que fuera necesario.

Las personas estaban en diferentes lugares pero sobre todo en la sala, Aioria trataba de estar calmado aunque ciertamente estaba triste, su hermano había sido para él muy importante en muchas formas, no sabía como podrían sobrellevar la ausencia de Aioros. En eso se escucho la voz de alguien.

--Aioria.

Dio vuelta, se trataba de Shura, ciertamente había salido bien del accidente, tan solo había recibido un golpe en la cabeza y algunos moretones pero nada realmente grave, no habían sabido nada de él en las horas pasadas.

--Lo siento, yo...--pero el de cabello oscuro parecía no poder decir nada más.

Iba a acercársele cuando se escucho otra voz.

--¿Cómo te atreves a estar aquí?

Dhoko lo había visto y de inmediato se dirigió hacia donde estaba el recién llegado, no tenía el menor interés en verlo.

--Señor yo...

--¡Lárgate!

Los demás presentes veían la escena y no sabían que hacer ni que decir, Aioria trataba de intervenir pero no fue posible.

--Mi hijo esta muerto por tu culpa, no se como te atreves a entrar a mi casa de nuevo, lárgate antes de que te eche.

Shura solo agacho el rostro, dio vuelta y se dirigió de inmediato a la puerta, el castaño menor trató de seguirlo pero su padre lo detuvo por el brazo con cierta fuerza.

--Ni se te ocurra acercarte de nuevo a él Aioria.

--Pero papá...

--¡Basta! Ese infeliz ha enlutado para siempre nuestra casa.

Su padre lo soltó pero supo que estaba muy dolido por todo lo sucedido, no se atrevió a moverse el resto del día de su lado pues no estaba seguro de lo que sucedería desde ese momento; entendía perfectamente que estaba triste y dolido pero sentía que no tenía derecho de culpar a Shura, había sido un accidente, él aceptaba eso y esperaba que su padre lo entendiera también.

Con el paso de los días parecía que las cosas se calmaban un poco, al menos eso pensó el joven castaño pero se había equivocado, trató de hablar con su padre sobre la cuestión de Shura pero Dhoko se negó tajantemente.

--No vuelvas siquiera a mencionar ese nombre.

Sabía que su padre no iba a cambiar de parecer y a él la verdad le preocupaba como estaría el de cabello oscuro, las palabras que le había dicho cuando se presento a casa Dhoko debieron ser devastadoras, tan solo deseaba saber que él estaba bien. Fue esa idea la que hizo que una tarde saliera antes de la escuela para buscar a Shura en su casa, solo quería asegurarse de que estaba bien.

Quedo delante de su puerta, sentía que le temblaba el estomago pero de todas formas llamó, la primera vez no respondieron por lo que tocó una segunda vez, entonces la puerta se abrió, quedaron los dos jóvenes frente a frente.

--Shura.

--¿Qué sucede Aioria?

--Solo quería verte y saber como estabas.

--Estoy vivo, es bastante ¿no?

--Mi padre esta alterado con todo esto, él no decía en serio lo que dijo, no lo pensó siquiera.

--Es la verdad.

--Shura...

--Debí ir más despacio, debí asegurarme de que usara el cinturón, debí...

Pero las lágrimas no le permitieron seguir, sin duda también le había afectado demasiado lo sucedido, el castaño se acerco y le dio un abrazo, entendía a la perfección su tristeza, tan solo lo sostuvo así para que se calmara.

--Lo siento, lo siento tanto...

Shura seguía llorando, no había podido decirle a la familia de su amigo cuanto lamentaba lo sucedido, las palabras de Dhoko habían sido hirientes y se había dicho que las merecía, que eran verdad, no había tenido la oportunidad de desahogarse.

Cuando había recuperado el sentido en el hospital había preguntado por Aioros y le dijeron que su amigo no lo logró, se sintió abatido y sumamente dolido, se culpo por lo sucedido y se dijo todo lo que debía de haber hecho para evitar lo sucedido pero las cosas ya habían pasado y no existía manera de cambiarlas. De verdad había estimado a Aioros, era su mejor amigo y le tenía afecto sincero, que muriera le resultaba muy doloroso y que todo fuera a causa de algo en lo que estuvo involucrado lo hacia sentirse responsable. La policía había declarado que fue un accidente y no se cimentaría responsabilidad alguna en su contra pero eso no le ayudaba  a sentirse mejor.

Cuando se tranquilizo un poco escucho a Aioria.

--Las cosas pasan Shura, no debes culparte por esto, no eres responsable.

De alguna manera esas palabras lo ayudaron, se sintió mejor, al menos alguien no lo detestaba por lo ocurrido.

--Gracias Aioria.

--Vine de rápido, mi padre me quiere en la casa temprano y si no llego...

--Entiendo.

--No creas que va a ser siempre así, ya verás que con el tiempo mi padre se dará cuenta de que no fue tu culpa.

--No se si eso llegué a pasar.

--Confía en mí, sucederá.

--En verdad te agradezco que vinieras.

--De nada.

--Se que tienes que irte pero...

--¿Si?

--Si no te molesta me gustaría poder verte de nuevo.

El muchacho castaño parpadeo un par de veces ¿había escuchado bien?

--¿En serio quieres verme Shura?

--Comprenderé si te niegas.

--También me gustaría verte otra vez.

--No creo que deba llamarte.

--No te preocupes, yo te llamo.

--En verdad te agradezco que vinieras, no tenías porque hacerlo.

--Me siento mejor de saber que estas bien.

Se sonrieron y el castaño fue de regreso a su casa, su padre no había llamado aún, el teléfono empezaba a sonar cuando el entró.

--¿Bueno?

--Solo quería saber si ya habías llegado Aioria.

--Si, ya estoy en casa papá.

--Entonces nos vemos cuando llegue ¿no vas a salir?

--No, me quedo en casa.

--Hasta después hijo.

--Hasta luego.

Colgó, no se sintió cómodo de mentirle a su padre pero sabía que si le decía en ese momento algo sobre Shura solo lograría que se enfadara y se mostrara intransigente a cualquier cosa que intentara decir, era mejor dejar por un tiempo las cosas para que se calmaran. La casa se sentía muy sola sin su hermano pero entendía que tendría que acostumbrarse a eso.

Tal y como habían acordado, Aioria llamó a Shura en el transcurso de la semana y acordaron verse en casa del de ojos negros, Aioria se sentía bien de poder hacer algo por él ya que sabía que estaba bastante afectado por todo lo ocurrido y si al menos su compañía lo ayudaba a no estar tan mal pues le daba gusto.

--Hola Aioria-lo saludo Shura al abrirle la puerta.

--Hola Shura ¿Cómo te sientes?

--Más tranquilo, pasa.

--Que bien.

Entraron a la casa y se quedaron en la sala.

--¿Cómo te ha ido en la escuela Aioria?

--Las cosas van bien, tengo buenas notas, no creo tener problemas para mi ingreso.

Aioria estaba en el último curso de nivel medio, una vez que lo terminara entraría a la universidad, no era un mal estudiante pero tampoco era justamente el más dedicado del mundo.

--¿Seguirás con mercadotecnia?

--Me gusta la carrera.

Se quedaron un largo rato hablando, generalmente Aioria solo hablaba al respecto con su hermano, siempre lo había apoyado en todo, aún en algunas cosas que no hubieran sido del todo bien vistas por su padre pero su hermano se tomaba muy en serio lo de ser el mayor, lo había cuidado mucho. Shura sabía eso, en algunas ocasiones su amigo le había hablado de su hermano, sabía bien cuanto lo quería y lo mucho que se preocupaba por su futuro.

Se quedaron hablando por un par de horas de todo un poco, aún había algo de tensión y cierta intranquilidad pero sin duda había sido una conversación tranquila la que se dio entre los dos, había cosas de las que no se animaban a hablar aún pero les daba la impresión de que con el tiempo lo lograrían.

--Creo que es mejor que ya me vaya-dijo Aioria-Debo estudiar para los exámenes finales y es mejor que les dedique tiempo.

--Si deseas puedo ayudarte.

--¿De verdad?

--Si, recuerda que ya pase por eso.

--Pues te lo agradecería.

--Entonces me llamas y nos ponemos de acuerdo.

--Bien, yo te llamó.

--Hasta luego.

--Nos vemos.

Aioria se sentía casi contento al salir de ahí, le daba mucho gusto ver que Shura mejoraba y también el poder pasar tiempo a su lado. Pensando en que podrían volver a verse regreso a su casa donde ya estaba su padre esperándolo.

--¿De dónde vienes Aioria?

--De casa de un amigo.

--¿Qué estabas haciendo?

--Nos poníamos de acuerdo para estudiar, los exámenes finales están cerca y después tendré que empezar para el examen de ingreso a la universidad.

--Es verdad.

--¿Te molesta que salga?

--No, claro que no hijo, entiendo que tratas de seguir con tu vida de la forma más normal posible pero entiéndeme, llegar y no verte, no saber donde estás...

--No te preocupes, procurare llamar cuando me retrase, lo siento por no decirte.

--No te preocupes, vamos a comer.

El joven solo sonrió y los dos fueron al comedor. Desde el accidente Dhoko procuraba pasar más tiempo con su hijo, en la soledad se había reprochado por no haber compartido más tiempo con Aioros, no deseaba lo mismo con Aioria.

A pesar de que estaba más vigilado y su tiempo libre más restringido, Aioria había encontrado la manera de seguir viéndose con Shura, por lo regular siempre era en casa del de ojos oscuros pues les daba privacidad y limitaba cualquier posibilidad de que algún conocido los viera y por alguna razón le dijera a Dhoko, además al castaño le gustaba estar ese tiempo tranquilo y a solas con el otro joven.

En un principio la relación entre ambos seguía siendo más bien amistosa, se veían y procuraban compartir algo de sus vidas con el otro joven, hasta cierto punto era como si ambos hubieran sustituido de cierta manera a Aioros en la vida del otro, charlaban de lo que sucedía en sus vidas y de lo que querían, además de que ciertamente el más joven recibió el apoyo del mayor para sus estudios, de tal manera que al recibir sus resultados finales el joven de ojos azules obtuvo notas perfectas.

Cuando vio sus calificaciones fue de inmediato a casa de Shura, tenía que decirle cuanto antes las noticias.

--Hola Aioria.

--Hola-le dijo con una sonrisa.

--¿Qué pasó? ¿Cómo te fue en tus exámenes?

--Muy bien, todas mis notas fueron de excelencia.

--Felicidades.

--No lo hubiera logrado sin ti, gracias.

--No tienes nada que agradecerme ¿quieres pasar? Yo también tengo noticias.

--¿De que se trata?-preguntó entrando.

--¿Recuerdas lo que te comente sobre un empleo?

--Si.

--Me llamaron hoy, quieren verme, parece que les gustaría tenerme en su empresa.

--Que bien, te lo mereces.

--Si todo se arregla se solucionará esta misma semana.

--Se que lo conseguirás.

--Cuento con eso.

--Si empiezas a trabajar ya no podremos vernos-dijo con cierta pesadez el castaño.

--Solo tendríamos que ajustar nuestros horarios, claro, si es que estás de acuerdo.

--Claro que estoy de acuerdo-dijo con una sonrisa.

Estaban de acuerdo.

Lo que vino después en la vida de los dos jóvenes fue un largo periodo de cambios en su vida, Aioria entró a la universidad y se dedicaba bastante a sus estudios mientras que Shura trabajaba arduamente y seguía preparándose en su carrera, mientras trabajaba realizó una maestría y demostraba que era un buen ingeniero civil, lo suficiente para que en los círculos se le empezara a tener reconocimiento.

Para los dos seguía siendo muy grato poder verse y compartir su vida, además habían acordado hacer un trabajo de tipo voluntario, más que nada fue el de cabello oscuro quien buscó hacerlo, sentía que era lo mejor, colaboraba con un programa de educación vial, en cierta manera le hacia sentir que ayudaba a que situaciones como la vivida por Aioros no se repitiera.

Por encima de todo la relación entre ambos se había hecho muy cercana y estrecha, ya no se trataban en la calidad de Hermano de Aioros-Amigo de Aioros, más bien se habían hecho amigos por si mismos, aunque procuraban hablar muy poco del joven fallecido, ninguno de los dos estaba muy seguro de cómo tomaba el otro el tema, aparte de eso hablaban de todo, sus planes, sus proyectos, sus amigos, pasaban buenos tiempos juntos, incluso habían salido algunas veces a diversos lugares para divertirse por unos momentos.

Sin embargo debían seguir viéndose a escondida de Dhoko, en todo el tiempo que había pasado el señor se había encerrado en su postura y la seguía claramente: Shura era el culpable de la muerte de su hijo Aioros. Su nombre no era mencionado bajo ninguna circunstancia en su presencia y Aioria había tenido mucho cuidado en mencionar una sola palabra al respecto pero le hubiera gustado encontrar la manera de hacerle comprender a su padre que lo ocurrido había sido un accidente.

Finalmente llegó el día en que Aioria se graduó de la universidad, su padre estuvo a su lado, no solo se recibía, también había obtenido el primer lugar de su clase, ambos tenían mucho de que sentirse orgullosos, aunque al muchacho de los ojos azules le hubiera gustado que Shura estuviera presente, se consolaba con la idea de que lo vería después.

Tal y como lo había pensado pudo ver a Shura el día siguiente, el joven de cabello negro estaba muy contento, se veía fácilmente eso, de hecho los dos se sentían contentos, Aioria había recibido mucho apoyo y ayuda del otro hombre y se la agradecía sinceramente, aunque les resultaba un poco más difícil verse desde hacía unas semanas siempre encontraban la manera de lograrlo, era un poco como tentar al destino pero los dos estaban dispuestos a correr el riesgo, sin embargo tenían conciencia de que los sentimientos de Dhoko no habían cambiado por lo sucedido.

--Muchas felicidades Aioria.

--Gracias pero no me des todo el crédito, todo el tiempo me ayudaste.

--Fue tu esfuerzo. Antes de que me olvide quiero darte algo.

Lo dejo por unos momentos a solas en la sala pero no tardo en regresar con un pequeño paquete en sus manos, se lo extendió al joven castaño quien lo tomó y lo abrió con cierta prisa, se trataba de un juego de plumas con su nombre grabado.

--Muchas gracias Shura-dijo con una sonrisa.

--En cuanto las vi pensé en ti.

--¿De verdad?

--Si.

Aioria se sintió contento, sonrió y lo abrazó, el otro joven le respondió de la misma forma, se tenían afecto aunque ciertamente había más entre ellos pero no lo habían discutido, se quedaron mirando por unos momentos y Shura se sintió algo intranquilo, se alejo un poco del otro joven antes de volver a hablarle.

--¿Dónde piensas trabajar Aioria?

--Aceptare una propuesta de la empresa en la que hice mis prácticas, es un buen trabajo y una excelente oportunidad.

--Me da gusto.

--¿Cómo va lo tuyo? ¿Ya dijeron si se logrará la fusión?

--Parece que todo esta en orden y se unirán ambas empresas.

Esa noticia los tenía un poco preocupados pues sabían que sucedería con esa fusión. Dhoko le había hablado al joven castaño de los planes para hacer una sola gran empresa con dos más pequeñas, la cuestión era que en una trabajaba el caballero y en la otra estaba Shura, ninguno de los dos tenía idea de lo que sucedería si se encontraban de frente nuevamente.

--Confío en que las cosas estarán bien Shura-le dijo Aioria tratando de tranquilizarlo.

--Espero que así sea.

Durante los días siguientes la unión de ambas firmas se dio sin inconvenientes, lo que hizo que se decidiera unir por departamentos a las personas con cargos similares, de tal manera que Shura y Dhoko tuvieron que verse nuevamente, el caballero no intento siquiera disimular lo que le desagradaba la presencia del de cabello oscuro, mostraba una fría altivez hacia el joven que no tardó en ser notada y comentada por los otros ingenieros.

--Dhoko ¿tienes un momento?

--Claro Shion ¿de qué se trata?

--Prefiero que sea en privado.

Fueron a la oficina de Shion, ambos caballeros eran amigos desde hacia tiempo, trabajaban juntos desde hacia años y se tenían confianza, la suficiente para que Shion estuviera al tanto de lo sucedido con Aioros.

--Sabes que te estimo Dhoko y en verdad lamenté lo sucedido con tu hijo pero no creo que debas ser tan intratable en el asunto de Shura.

--No lo soporto, ni siquiera entiendo como tiene agallas para trabajar aquí.

--Es un joven muy talentoso y trabajador, parte de este trato fue que él se quedaría un mínimo de tres años más, lo sabes.

--¿Qué quieres de mi Shion? Perdí a mi hijo por su culpa.

--No pienso volver a discutir eso contigo, no puedo cambiar lo que sientes, solo te pido que tengas cierta mesura, los otros empiezan a hablar y lo que menos necesitamos es crear tensión.

--No me pidas que sea amable con él.

--Solo te pido que moderes tus arrebatos ¿de acuerdo?

--Trataré.

--Gracias, era todo lo que deseaba hablar contigo.

Dhoko salió de la oficina y se dirigió a la suya pues tenía trabajo que supervisar, no quería pensar en su hijo en esos momentos pero la presencia de Shura simplemente le recordaba que Aioros ya no estaba en su vida.

Por su parte Shura estaba en su oficina, trabajaba en un proyecto que deseaban que se realizara de la mejor manera posible, lo habían dejado en sus manos porque había problemas logísticos que no se habían podido salvar y confiaban en que él lo lograría, debía reportarlo con Shion, quien había quedado como el supervisor de todo el departamento, se dirigió a su oficina para tratar la situación, llamó a la puerta y lo dejaron entrar pero no estaba solo, había un muchacho con él, sentado en su escritorio.

--Buenas tardes Shura ¿de qué quieres hablarme?-le preguntó el caballero mayor.

--Buenas tardes, no es muy urgente si lo desea puedo regresar después.

--No te preocupes, déjame presentarte, Mu él es Shura, uno de los mejores ingenieros del departamento, Shura él es mi hijo Mu, vino de visita.

--Mucho gusto-dijo el de cabello oscuro.

--Encantado-le respondió amablemente el joven de cabello lavanda.

Se estrecharon la mano y de inmediato el de ojos negros procedió a explicarle a Shion algunas cuestiones y le pedía que le diera la oportunidad de cambiar un par de cosas pues lo consideraba necesario para poder tener en marcha el proyecto antes, su jefe se sintió complacido con lo que le indicaba en los planos el joven y acepto, el muchacho de cabello oscuro se despidió y regreso a su oficina, dejando solos de nuevo a padre e hijo.

--¿Es de los nuevos?-quiso saber Mu.

--Podrías decirlo de esa manera, es un joven muy talentoso, he visto su trabajo y en verdad creo que puede lograr cosas importantes.

--Parece un poco frío.

--Algo pero hasta donde lo he tratado es un joven educado.

Sin embargo Mu no le había quitado la vista de encima por un segundo en todo el tiempo que duro la entrevista con su padre, tal vez valiera la pena saber algo más de ese muchacho.

Cuando Mu dejo la oficina de su padre pasó por las diferentes puertas de ese piso hasta que encontré la que correspondía a la oficina del de cabellos oscuros, la puerta no estaba cerrada pero se quedo parado en el dintel mientras llamaba con los dedos.

--Hola-le dijo el de ojos verdes.

--Hola-respondió el joven desde el interior.

--Solo deseaba despedirme antes de irme Shura.

--No tenías que venir a despedirte de mí.

--No pero quise hacerlo, también quiero saber algo.

--Si puedo ayudarte con gusto.

--¿Tienes planes para mañana en la noche?

--¿Planes?

--Tengo un boleto extra para el estreno de una película pero no tengo con quien ir ¿te gustaría venir conmigo?

--Ni siquiera me conoces ¿y me invitas a salir?

--Pareces agradable y mi padre me dijo que eres una buena persona, es suficiente para mí ¿Qué me dices?

El otro lo pensó por unos momentos, no era muy afecto a salir, lo hacía más bien de forma ocasional pero ciertamente no tenía planes y el joven delante de él parecía agradable.

--Está bien-respondió Shura-Dime a qué hora y en dónde.

--Pues aquí mismo a las siete ¿te parece?

--De acuerdo.

--Nos vemos Shura.

--Hasta mañana Mu.

Un contento joven de ojos verdes salio del lugar, no sabía mucho de Shura realmente pero si estaba al tanto de algo, le gustaba ese muchacho.

En los días que vinieron las cosas marchaban más o menos como siempre, nada que no pudiera manejarse, Aioria había ingresado a su trabajo y las cosas andaban bien, le gustaba bastante, por su parte Shura se mantenía ocupado con el proyecto que se le había encomendado y se estaba echando a andar, aún así encontraban tiempo para seguir viéndose.

A los dos les gustaba poder estar con el otro, sentían que no había nadie más en el mundo que pudiera ocupar ese lugar en sus vidas pero hasta ese momento no habían hablado abiertamente de su situación ni definían lo que en verdad deseaban de la otra persona, sin embargo las cosas pueden suceder cuando menos se les espera y ese fue el caso con ellos.

Una tarde se habían acordado de ver en la casa de Shura, eso no era inusual, conversaban como siempre sentados en el sofá, se sentían cómodos y a gusto de poder compartir lo que sucedía con su vida y siempre se mostraban interesados en saberlo todo del otro.

--Entonces todo va bien-decía Aioria pues Shura le comentaba sobre el proyecto.

--Hasta ahora todo esta bien, creo que podremos sacarlo adelante a tiempo, aunque aún hay cosas por solucionar pero espero que no haya problemas.

--Me alegra.

--Sabía que te daría gusto.

Los dos sonrieron con amplitud mirándose directamente a los ojos, ya les había pasado en otras ocasiones que se sentían bastante atraídos el uno por el otro pero nunca habían intentado nada al respecto, no sabían lo que pensaba el joven a su lado de querer un poco más que amistad, sin embargo esa tarde fue como si no necesitaran hablar al respecto, más bien solo pudieron seguir a sus impulsos y eran bastante fuertes, sinceramente habían deseado poder tocar a la otra persona de una forma más íntima que simples abrazos de amigos.

Fue Aioria quien sintió que no podía más con esa situación y quien se decidió a actuar primero, sabía que tenía que arriesgarse, más aún cuando las circunstancias le eran tan propicias, la manera en la que lo miraba Shura no podía malinterpretarse, también le gustaba pero parecía indeciso en intentar hacer algo.

El joven castaño cerró la distancia entre los dos, un poco nervioso pasó sus brazos por el cuello del otro joven y sin preguntas ni advertencias empezó a besarlo, besos honestos y un poco intranquilos pero tiernos, tratando de transmitir todo lo que sentía desde hacia tiempo por el de cabello oscuro, este simplemente se dejo llevar por lo que sentía, desde hacia tiempo se había dado cuenta de que le gustaba ese muchacho castaño pero había tenido dudas, sin embargo, al tenerlo tan cerca, ninguna duda pudo evitar que le respondiera de la misma manera.

Fue de esa forma que los besos llevaron a caricias y no los dejaban separarse, sus manos estrechaban con cierta prisa y al estar descubriendo un poco más de las sensaciones que despertaban por tenerse tan cerca no pudieron evitar que todo su cuerpo se encendiera y deseara más del otro. Shura quedo sobre Aioros en el sofá, apenas sin separarse ni dejando de besarse y acariciarse, la necesidad por estar tan cerca y poder tocarse los llevo a hacer algo más, una de las manos del de cabello oscuro encontró la manera de sacar la camisa del de los ojos azules y acarició el bien formado abdomen para unos momentos después meterse por sus pantalones y tocar con algo de ansias el sexo que empezaba a erguirse por lo que sucedía pero cuando lo tentó con cierta fuerza el castaño dio un gemido algo fuerte que de alguna manera hizo reaccionar al de ojos oscuros separándose en el acto.

--Aioria-dijo Shura recuperando el aliento mientras lo miraba algo mortificado-Lo lamento, no debí hacer esto.

--¿Qué lamentas?

El muchacho castaño se sentía desubicado con su actitud, todo estaba marchando bien ¿Por qué detenerse?

--Esto no debería suceder Aioria.

--¿De qué hablas? Shura tu siempre me gustaste, desde que ibas a casa con mi hermano me gustabas, no he dejado de sentir algo por ti, se ha ido haciendo más fuerte en este tiempo juntos, no entiendo porqué te disculpas.

--No soy la mejor persona para ti.

--¿De qué hablas?

--Por favor ¿crees que tu padre va a aceptar esto?

--Creo que debo ser yo quien decida eso.

Pero la escena había alterado al de cabello oscuro que se negó a seguir mirando al otro joven siquiera, para el de los ojos azules fue como si lo estuviera rechazando, se levanto del sofá acomodándose la camisa lo más rápido que pudo.

--Lo eche todo a perder ¿verdad?-dijo Aioria conteniendo las lágrimas.

Al ir hacia la puerta Shura lo siguió con la mirada, al verlo alejarse de él sintió que no podría resistirlo, no podía permitirle que se fuera de su vida, se dio prisa y alcanzó al castaño en la puerta, apenas iba a abrirla cuando lo detuvo y lo hizo mirarlo de frente, tan solo se vieron por un segundo pues al siguiente se estaban besando de nuevo sin dudas ni inquietudes, se gustaban, se querían, se amaban, eso les daría la fortaleza para afrontar lo que viniera, los dos lo sabían mientras se estrechaban uno al otro.

Al dejar de besarse tan solo se miraron a los ojos y sonrieron.

--Te amo-dijo con voz ahogada Shura.

--También te amo-fue la respuesta a media voz de Aioria.

No tenían idea de lo que pasaría con ellos desde ese momento, lo que si sabían era que no tenían intenciones de separarse, tenían en claro que la cuestión del padre del castaño no sería sencilla de manejar pero estaban más que dispuestos a defender su cariño.

Pasaron el resto de la tarde juntos, sin buscar más de forma íntima, tan solo besándose y diciéndose cuanto se querían, haciendo planes para el futuro en el que estaban seguros que compartirían sus vidas.

Fue de esa manera que los días siguientes mostraron en su trabajo a un muy contento Shura, nadie sabía los motivos pero no estaba por demás especular, a mayoría suponía que se debía a que estaba al frente total del proyecto que había mejorado, algunos más suponían que se debía a que sin duda lo ascenderían. Dhoko había escuchado los rumores y procuraba no ponerles la menor atención, seguía sintiendo resentimiento contra el de cabello negro como para querer tener noticias de él en ninguna forma. Eso lo llevaría a tomar una decisión que resultaría muy peligrosa y de manera circunstancial Mu tendría que ver con ella.

Desde la primera vez que el de cabello lavanda había salido con Shura se vieron unas veces más, aunque Mu estaba entusiasmado con una relación no tardo en darse cuenta que el otro joven no tenía las mismas intenciones.

--¿Qué te parece si vamos de fin de semana a escalar Shura?-le preguntaba un día Mu al de ojos oscuros.

--No creo tener tiempo para eso pero gracias por invitarme Mu-le respondió amablemente.

--Bueno, entonces será en otra ocasión.

--Creo que hay algo que debemos aclarar Mu.

--¿De qué se trata?

--Me agradas, eres un joven interesante y amable pero me temo que no tengo el mismo interés que tú en una relación.

--¿A qué te refieres?

--Yo salgo con alguien y es formal.

El de los ojos verdes parpadeo un par de veces pero aún tardó en decir algo.

--Supongo que es alguien afortunado Shura.

--Creí que era mejor decírtelo desde ahora.

--Si, esta bien, me gustas pero es mejor dejar las cosas en claro.

--Gracias por comprenderlo.

--Supongo que es mejor que me retire, nos vemos.

--Nos vemos.

La cuestión fue que esa misma tarde Mu había coincidido con la joven pareja de Shura y Aioria en un tranquilo restaurante, ellos no lo vieron a él pero el de cabello lavanda los reconoció pues había visto al castaño en una fotografía que Dhoko tenía en su oficina, desafortunadamente desconocía los términos en los que se encontraba la relación entre el padre del de los ojos azules y el de cabello oscuro.

Un par de días después que Mu visito a su padre se quedo unos momentos a solas en su oficina pues Shion se encontraba en una junta, en eso entró Dhoko con unos documentos que debía terminar de revisar sobre una construcción.

--Hola Mu ¿Cómo estás?

--Bien, gracias, espero a mi padre.

--Tal parece que esa junta va para largo.

--Así parece. Por cierto el otro día vi a Aioria.

--¿Viste a mi hijo? ¿En dónde?

--En un restaurante, estaba con Shura, no sabía que ellos se veían.

--¿Qué?

--Pues ellos salen juntos, al menos Shura me dijo que era algo formal.

La expresión de Dhoko era la de una persona que procura contener sus sentimientos para que la otra persona no los note pero se sentía furioso con lo que acababa de escuchar, salió aprisa de la oficina y fue a buscar a Shura pero no lo encontró, uno de los asistentes le dijo que había salido una hora atrás, sin pensar en nada ni en nadie se dirigió a la salida pero fue interceptado en la recepción por uno de los contratistas que esperaba por los documentos que debía revisar y que aún llevaba en las manos, le preguntó si ya estaba en orden todo para proseguir con la obra.

--Si, si todo esta bien-se apresuró a responder Dhoko solo para poder irse.

El hombre recibió los documentos y como se suponía que ya estaban en orden se dispuso a llamar a los trabajadores y darles las indicaciones que ya estaban aprobadas y poder seguir trabajando sin perder tiempo.

Dhoko simplemente salió aprisa en búsqueda de Shura y Aioria, sintiéndose furioso con la simple idea de que los dos pudieran estar juntos, no lo iba a tolerar y ciertamente no lo pensaba permitir, olvidándose de todo manejo sin un rumbo fijo por la ciudad.

Shura regreso unos minutos después de que Dhoko saliera del edificio, había salido para entregar personalmente unos documentos que ya había supervisado, se vería con Aioria hasta el día siguiente pues los dos tenían trabajo, pasó por la recepción preguntando si no había mensajes, la secretaria le pidió que esperara un momento, mientras lo hacía escucho que el hombre a su lado daba unas instrucciones por teléfono sobre una construcción pero una de las indicaciones hizo que se pusiera alerta pues no se escuchaba segura, puso atención a las siguientes palabras que decía el contratista y se convenció de que algo estaba mal.

--¿Quién le dio esos parámetros?-preguntó Shura interrumpiéndolo.

--El ingeniero Dhoko-respondió el hombre.

--Eso es imposible, es un hombre muy responsable como para haber indicado algo así.

--Lo hizo-dijo mostrando los documentos.

--Detenga todo lo que estén haciendo-ordeno el de ojos negros.

--Pero...

--Yo me responsabilizo por lo que suceda.

Y como lo dijo con tanta seguridad y autoridad el hombre accedió, dijo por teléfono que no hicieran absolutamente nada y dejaran todo hasta tener nuevas instrucciones. De inmediato Shura se puso a revisar las especificaciones y se dio cuenta de que no estaban bien, podría haber serios problemas si se hacía la obra de esa manera.

Dhoko había ido a diferentes lugares buscando a Aioria y a Shura pero no obtenía nada, más que nada había ido tras su hijo pero este se encontraba ocupado con algunas cuestiones sobre un estudio que lo había mantenido por la ciudad desde la mañana, de tal forma que por fortuna no lo localizo, se sentía enojado con toda la situación y más por no poder encontrar a ninguno de los dos. Aun estaba tratando de darse una idea de donde más ir cuando su teléfono empezó a sonar.

--¿Diga?

--¿Dónde estás Dhoko?

Se trataba de Shion.

--Sucedió algo y tuve que...

--¿Es una emergencia?

--Bueno, no.

--Regresa de inmediato.

--¿No puede esperar?

--Ahora Dhoko, esto si es una emergencia.

El tono del otro era como si se contuviera de gritarle.

--Voy para allá-respondió finalmente el caballero.

Cuando llegó a la oficina de Shion supo que algo no estaba bien, Shura estaba sentado frente al escritorio pero solo lo miró discretamente y salió, dejando a los dos hombres solos.

--¿Qué es tan urgente Shion?-se apresuró a preguntar.

--¿Por qué no revisaste los documentos que te di?

--¿Qué?

--¿Por qué no los revisaste?

--Los estaba revisando, vine a buscarte y...tuve que irme pero ya casi estaban revisados por completo.

--¿Casi? ¿No los examinaste todos?

--No.

--Sea lo que sea que te saco con tanta prisa te hizo autorizarlos según supe.

--Era importante.

--Espero que lo fuera porque de lo contrario estaríamos en serios problemas.

--¿De qué hablas?

--Dejaste pasar una de las advertencias de seguridad para el edificio, de haber seguido trabajando como lo dejaste hubieras provocado un accidente, uno muy serio.

--¿Qué dices?

--Aprobaste que trabajaran en el tragaluz cuando se estaba manejando un tipo de material inflamable Dhoko, se pudo originar un incendio pues dejaste que siguieran trabajando sin importar el peligro.

--¿Un incendio?

--Así es ¿Qué tienes que decir a tu favor?

--Shion...

Sabía que no había disculpas a poner vidas en peligro, más cuando él era el responsable por su seguridad.

--¿Te das cuenta de lo que pudo para solo por tu imprudencia? Vidas se hubieran perdido Dhoko, vidas inocentes, ni que decir que tu carrera se terminaría.

--Lo lamento.

--Lamentarlo no basta, tienes suerte de que esto no hubiera continuado, según supe el trabajo estaba por iniciar con los soldadores, afortunadamente se detuvieron a tiempo.

--¿Por qué se detuvieron?

--Shura se dio cuenta, él freno todo antes de que ocurriera una desgracia.

--¿Así que fue él quien te lo dijo?

--No, fue el contratista, me buscó cuando termino la junta y me puso al tanto de que uno de los ingenieros le ordeno frenar todo, cuando le pregunté a Shura no quiso decirme nada, tan solo tuve que darle una mirada a los documentos que te entregue para saber que actuaste con irresponsabilidad.

Dhoko cerró los ojos por un momento, había actuado siguiendo a sus impulsos y las consecuencias pudieron ser graves, puso vidas inocentes en peligro, no fue su intención pero los resultados pudieron ser letales para alguien y había sido justamente Shura quien lo había evitado.

--Hemos sido amigos desde hace mucho Dhoko-continuó Shion-Nunca creí que actuarías de esta manera, no se que te orilló a hacerlo pero espero que no se de otra vez, corriste con suerte en esta ocasión pero no cuentes con que se repita. Necesito atender unas cuestiones.

Diciendo eso indicaba que esa conversación se terminaba en ese momento, Dhoko salió en silencio y fue a su oficina, nunca antes en su vida se había sentido como en ese instante, entre derrotado y dolido, hubiera sido un accidente, no hubiera sido su intención pero así eran los accidentes y a veces cobran vidas. Se quedo pensando en su oficina, en completo silencio, tan solo pensando en lo que tendría que hacer desde ese momento.

Shura se encontraba en su oficina, aún tenía trabajo que hacer, no era urgente pero prefería adelantarlo ya que así tendría tiempo libre cuando Aioria estuviera sin tantas ocupaciones y pudieran verse. Estaba en eso cuando llamaron a su oficina.

--Esta abierto.

Seguía leyendo los documentos pero no le decían nada, entonces levanto la vista y se encontró con Dhoko, durante los primeros segundos no supieron que decir, tan solo se miraban y trataban de entender lo que el otro estaba sintiendo y lo que lo había llevado a estar ahí.

--Hay algo que debo decirte Shura.

--Lo escucho-respondió el de cabello negro indicándole con una mano que se sentara.

Dhoko se sentó y parecía que aún no se decidía a decir lo que sentía que debía decir pero finalmente se resolvió, había eludido bastante esa conversación pero ya no más.

--Shura...yo...lo que has hecho por mí hace unos momentos fue un gran gesto de tu parte.

--Solo hice lo que debía.

--Supe lo que hay entre Aioria y tú.

A esas palabras el de ojos oscuros se tensó, no esperaba que lo supiera aún pero si ya lo sabía no tenía sentido tratar de seguir ocultándolo.

--Quiero a Aioria-dijo Shura-No sabíamos lo que pensaría al respecto, fue por eso que no le habíamos dicho nada.

--¿Él te quiere?

--Si.

Se quedaron en silencio por unos momentos más, sin mirarse siquiera pero no era todo lo que debían decir, aún hacia falta aclarar lo más importante entre los dos.

--En verdad lamento lo sucedido-dijo Shura con voz melancólica-No sabe cuanto lamente lo que pasó, si pudiera hacer algo para cambiar lo ocurrido lo haría, daría lo que fuera por poder cambiar lo que pasó pero se que no es posible, es algo con lo que voy a tener que vivir el resto de mi vida...Aioros era mi amigo, jamás fue mi intención que ese accidente pasara.

--Lo se...lo se muchacho-dijo Dhoko con la voz entrecortada-Se que fue un accidente pero...cuando me dijeron que Aioros había muerto no lo podía creer, estaba tan dolido, tan enojado, no pensé en nada más que en cuanto me dolía perderlo y tuve que buscar una forma de recuperarme, me resulto más sencillo culparte que hacer frente a lo que sentía en ese momento.

--Yo...

--Déjame hablar, por favor. Me dolió demasiado perderlo, tanto que me ofusque y no pensé en nada ni en nadie que no fuera lo que yo sentía, verte me recordaba que mi hijo estaba muerto, por eso no quería saber nada más de ti, aún así...--pero no pudo continuar pues las lágrimas no lo dejaron.

Shura se acercó a él sin estar muy seguro de que hacer pero el otro caballero continuó.

--Perdóname Shura, perdóname.

--Yo no tengo nada que perdonarle.

--Quería tanto a mi hijo...

El de cabello negro le dio un abrazo y lo dejo llorar, él también lo hizo, ambos necesitaban de eso para finalmente dejar atrás esa herida, no dejarían ir el recuerdo de Aioros pero no permitirían que causara más estragos su muerte que no les dejaran seguir adelante con sus vidas.

Aioria llegó a su casa sin contratiempos, pensaba en que tal vez sería momento de buscar vivir por su cuenta pero de verdad no deseaba dejar solo a su padre, aún le preocupaba que a veces se veía muy silencioso, tendría que pensar en eso después. Entró y fue a la sala, no supo que pensar cuando vio a su padre y a Shura sentados esperándolo.

--Que bueno que llegas Aioria-le dijo Dhoko al verlo.

Pero el muchacho seguía callado sin saber que decir.

--Shura y yo estuvimos conversando hijo-continuó el caballero-Me dijo que tienen un tiempo viéndose.

El castaño no sabía que lo ponía más nervioso, que su padre supiera lo que había entre ambos o que volviera a estar cerca de Shura e incluso lo llamaba por su nombre.

--¿No tienes nada que decir Aioria?-preguntó su padre al joven.

--Yo...quiero a Shura papá, no te lo dije porque no sabía como ibas a reaccionar.

--Supongo que merezco eso por todo lo que ha sucedido, solo quiero decirte que si eres feliz con él no me voy a oponer.

El de los ojos azules sonrió ampliamente y de inmediato abrazó a su padre, se sentía tan contento que no podía dejar de demostrarlo.

--Gracias-le decía a su padre mientras lo abrazaba.

--No me des las gracias Aioria, no tienes nada que agradecerme.

Se separaron y el castaño miró a Shura, su padre se dio cuenta y por eso agregó.

--Los dejo a solas, hay cosas que solo ustedes pueden discutir.

Diciendo eso salió de la habitación, de inmediato Aioria le preguntó al otro joven sobre lo que había sucedido.

--¿Cómo fue que mi padre y tú estaban aquí? ¿Qué sucedió?

--Todo esta tranquilo entre nosotros, no te preocupes-le respondió el de cabello oscuro.

--¿Él te pregunto? ¿Tú le dijiste?

--Ya habrá tiempo para aclarar todo, lo que más me interesa es que ya no tendremos que andar a escondidas.

--Me da tanto gusto que todo se aclarara entre ustedes.

--A mi también.

Se abrazaron y se besaron por un largo rato, compartiendo la alegría de poder estar juntos sin esconderse ni tener que cuidarse por la reacción de Dhoko, si habían logrado conciliar las diferencias ya no habría motivos para preocuparse por ser felices.

Durante los meses siguientes se siguieron viendo pero tal y como lo habían celebrado desde la primera noche ya no tenían que ocultarse ni inventar pretextos, sobre todo Aioria quien no dejaba de verse contento porque todo marchara mejor, a veces le daba la impresión de que era mejor no tratar de apresurar las cosas entre su padre y su pareja, entendía que para ambos aún era un poco difícil tener que lidiar con la idea de estar cerca pero se esforzaban por llevar la situación de manera serena.

Un buen día Aioria anunció a su padre su resolución de mudarse, al principio había estado un tanto indeciso pero sabía que no podía retrasarlo más, la situación era que Shura le había pedido que vivieran juntos, el castaño hubiera aceptado de inmediato pero le pidió tiempo pues no sabía como lo tomaría su padre, pasaron unas semanas y finalmente se decidió a decírselo a Dhoko quien reaccionó de una forma particular ante la noticia.

--Me preguntaba cuando te decidirías a decírmelo-fue lo que dijo Dhoko.

--No quiero dejarte solo papá.

--Hijo, quiero que entiendas algo. Yo ya hice mi vida y tú debes hacer la tuya, no voy a estar a tu lado para siempre y si estás con alguien que te quiere y te hace feliz es bastante para mí.

--¿No te molesta entonces?

--Sigues pareciendo un niño aún para algunas cosas Aioria, no voy a regañarte por querer estar con la persona a la que amas.

--Papá.

Solo se rieron, esa breve conversación fue la que lo definió todo para que un castaño le llamara a su pareja y le dijera que aceptaba vivir con él.

De esa manera se pusieron activos en su tiempo libre para ordenar las cosas de Aioria y las de Shura, lo suficiente para que los planes de estar juntos se llevaran a cabo en el menor tiempo posible, se movían cosas, se empacaban otras y así siguieron las cosas.

Un día que ambos jóvenes estaban en casa del de cabello oscuro poniendo orden a lo que habían llevado de casa del castaño, conversaban mientras lo hacían con ánimo.

--No entiendo cual es el problema-decía Shura.

--Solo es que estoy acostumbrado a dormir de ese lado de la cama, eso es todo.

--Yo también duermo de ese lado.

--Podemos sortearlo.

--O puedes dejarme el lado derecho.

Llevaban unos minutos con esa historia mientras estaban en la recámara, no parecía ser muy importante pero a veces conservar hábitos resulta muy importante para algunas personas.

Seguían en esa situación cuando Shura decidió que ya era suficiente, simplemente lo beso con suavidad y después le dijo.

--De acuerdo, no me interesa de que lado duermas con tal de que sea a mi lado.

A esas palabras el de los ojos azules solo sonrió y siguió besando a su compañero por un rato, hasta que sus manos siguieron un camino que no habían recorrido antes, hasta ese momento habían procurado mantener cualquier intento de intimidad en los niveles "apropiados" y era por eso que no se habían tocado más que en las ocasiones en las que se besaban y ocasionalmente sus manos se permitían deslizarse por la espalda del otro, sin embargo no parecía un mal momento para intentar algo más, fue por eso que el castaño no lo pensó dos veces para pasar una de sus manos por encima del pantalón entre las piernas de Shura, al sentir el contacto el de cabello negro tan solo lo estrechó más cerca de él, le resultaba sumamente placentera esa caricia tan íntima y sin temores, tanto que hizo lo mismo por el otro joven quien tan solo dio un leve gemido rompiendo el beso que compartían pero Shura no lo dejo separarse mucho, en ese preciso momento empezó a besar su cuello y siguió acariciándolo por el pecho y bajando poco a poco hasta alcanzar su abdomen y levantar un poco la playera del castaño, tocando la piel que cubría y disfrutando de lo tibia que se sentía.

Para Aioria era como si descargas de electricidad lo recorrieran pos cada lugar que tocaba Shura, no quería que se detuviera, tan solo sentía una imperiosa necesidad de que lo siguiera acariciando de esa forma, había deseado esos momentos pero no había imaginado que se sintieran tan bien una vez que los viviera, fue por eso que busco la manera de que continuaran, se hizo un poco hacia atrás pero tan solo para quitarse la playera.

Shura no sabía que pensar en el primer momento cuando vio al joven frente a él empezar a desvestirse, en los primeros segundos tan solo se pregunto si era el momento indicado para avanzar en su relación pero Aioria lo beso de nuevo y eso despejó cualquier interrogante, él mismo también se quito su camisa y se acercó a su compañero para empezar a desabrochar sus pantalones, cuando apenas bajaba el cierre tuvo que mirar directamente a esos ojos azules que tanto le gustaban.

--¿Quieres esto Aioria?

--Si-fue la respuesta otorgada con una sonrisa.

El de cabello negro continuó desabrochando los pantalones y su compañero lo ayudo a retirarlos sin problemas para un momento después repetir el procedimiento en él mismo, a pesar de que solo les quedaba la ropa interior sus cuerpos daban claras muestras de la excitación y de la disposición a que todo continuara, fue de esa forma que se abrazaron una vez más y besándose llegaron a los pies de la cama, una vez ahí el de ojos oscuros se tomó un segundo para preguntar.

--¿De verdad quieres esto?

No obtuvo una respuesta formal, tan solo fue besado con pasión, era todo lo que necesitaba saber.

Cayeron sobre la cama, quedando Aioria en su espalda con Shura sobre él pero no le molestaba, de hecho le agradaba bastante, más aún cuando sus manos comenzaron a deslizar la última prenda que quedaba en su cuerpo, dejándolo completamente desnudo y a merced del otro pero estaba más que dispuesto a hacer lo que su compañero le pidiera, por eso no se resistió cuando sintió que abría ligeramente sus piernas, tan solo cerró los ojos y se estremeció cuando sintió la boca del otro hombre en su sexo, tocándolo suavemente, despertando una necesidad que nunca antes había vivido y lo hacía levantar sus caderas para que tomara más de él, cuando estuvo dentro por completo de esa boca sintió que no resistiría mucho para lograr su clímax pero su compañero también lo sintió pues se detuvo en el momento exacto para evitar que terminara.

--Aún no-le dijo Shura.

El mayor se estiró para alcanzar un frasco de crema sólida que estaba a un lado de la cama entre las cosas que no terminaban de acomodar, se puso en sus dedos y con tanto cuidado como pudo empezó a aplicarla en la cálida entrada de Aioria para unos instantes después presionar y principiar a penetrarlo, cuando parecía que era suficiente otro dedo entró a su interior, los dos moviéndose con cuidado, procurando hacerlo de una manera que fuera satisfactoria para el muchacho en la cama, cuando los dedos se retiraron dieron paso a algo más; Shura aplicó más crema a su endurecido sexo y se colocó entre las bien torneadas piernas del joven castaño, procurando sostener su peso para no quedar completamente sobre él, entonces empujo un poco, en un primer momento parecía que nada sucedía, solo una ligera presión, fue en el siguiente movimiento que Aioria sintió que su cuerpo estaba siendo abierto de una manera muy íntima pero con cuidado, mientras que el de cabello oscuro lo penetraba él tan solo estrechaba sus brazos para sentir que tenía algo a que aferrarse, los dos estaban despertando a un tipo de relación que no habían conocido pero estaban más que seguros de querer seguir adelante.

Una vez que Shura estuvo completamente en el interior de Aioria se quedo inmóvil, no solo porque esperaba a que su joven compañero se sintiera cómodo con la situación, también porque él mismo sentía la necesidad de acostumbrarse pero nada de eso quedo en la mente de ninguno de los dos cuando su cuerpo simplemente respondió, haciéndolos moverse para estar más unidos que nunca y sin querer separarse por nada, los leves movimientos se hicieron presentes para, poco a poco, subir de intensidad hasta que se convirtieron en encuentros firmes y apasionados que los hacían dar exclamaciones de placer y aferrarse con necesidad a sus cuerpos como si fuera todo lo que conocieran del mundo o por lo menos todo lo que necesitaran saber.

Siguieron de esa manera hasta que no pudieron más, los movimientos habían adquirido un ritmo que los hacía gemir y decir el nombre del otro hombre, estrechándose con firmeza, estaban a unos momentos de finalizar, fue por eso que Shura buscó a tientas el miembro de su compañero que hasta ese momento solo se había frotado con su abdomen, lo tomó con cuidado y lo froto con entusiasmo hasta que obtuvo lo que deseaba, lo sintió al mismo tiempo que su compañero su curvaba sobre su espalda alcanzando su clímax, lo que hizo que un instante después él viviera el suyo diciendo el nombre del de ojos azules.

Solo hasta que estuvieron más tranquilos se miraron de nuevo, parecían un poco fuera de lugar, como si no terminaran de convencerse de lo que había sucedido pero al abrazarse para descansar supieron que era real, que ahora se pertenecían por completo el uno al otro y que no se separarían por nada en el mundo, se amaban demasiado para permitirlo.

Unas semanas después ambos jóvenes iban estaban en su casa, seguían trabajando y procuraban pasar tiempo juntos, tanto como sus obligaciones se los permitían pues tenían bastante trabajo, aún así habían planeado unas vacaciones y no querían dejarlas a un lado, además así también se alejaban un poco de sus vidas cotidianas y podían relajarse de sus compromisos.

--Afortunadamente terminé con la cuenta-decía Aioria-Por un momento sentí que nunca se acabaría el trámite.

--Me alegra, tenías un humor de perros.

--Lo siento pero a veces me molesta que las cosas vayan tan lento.

--Está bien, no te preocupes.

Se acercó y le dio un beso, su castaño compañero le dio respondió de la misma manera, estaban más que contentos de tenerse mutuamente.

--Te amo Aioria.

--Te amo Shura.

Siguieron besándose y estrechándose, eran felices.

Los sucesos les habían sido adversos en un inicio pero no pudieron contra ellos y su corazón, en ocasiones la vida da circunstancias complicadas pero el amor siempre encuentra la manera de ponerlas a su favor.

 

 

FIN

 

Notas finales: Pues bien, quise tratar algo con esta pareja pero espero al menos no haberlo hecho tan mal, gracias por haber leído.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).