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Engaño por zion no bara

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Notas del fanfic:

Primera vez que intento esta pareja, espero que les guste.

 

La fresca brisa era suficiente para despertarse, tal vez demasiado fresca para algunos pero a él no le interesaba demasiado, terminó de alistarse para salir y hacer su recorrido matutino habitual, siempre le había gustado hacer ejercicio no solo para mantenerse en forma, también porque le parecía una muy buena manera de aprovechar su tiempo, generalmente mientras corría por las calles pensaba en sus asuntos del día y eso lo ayudaba a despejarse bastante de cualquier duda que pudiera tener.

Una vez terminado su recorrido estaba de vuelta en casa, terminaba de alistarse para su día laboral, no era malo su trabajo, tenía la fortuna de dedicarse a algo que le gustaba verdaderamente, era editor en una revista, ganaba bien y conocía personas con intereses comunes, por demás estaba decir que era bueno en su labor; fue gracias a eso que las horas pasaron sin mayores percances hasta que fue momento de regresar a casa.

Llegado a ese punto se sentía animado, a pesar de haberse bañado por la mañana volvió a darse una ligera ducha, se vistió formalmente y se arregló un poco más de lo usual, vio su reloj, estaba a tiempo, puso en marcha su automóvil y se dirigió al lugar señalado, llegó puntualmente a una hermosa propiedad, al estar frente a la rígida cerca de metal llamó por el intercomunicador, no esperó mucho pues ya sabían que se presentaría, bastaron un par de minutos para que la reja se abriera y apareciera un encantador joven ante él y subiera al vehículo de inmediato.

--Buenas noches ¿Cómo has estado?-preguntó el joven rubio que acababa de subir.

--Bien ¿Qué tal tu viaje Shaka?

--Fue perfecto, debiste venir Shura, me encantó el recorrido y encontré piezas maravillosas.

--Me alegra que te divirtieras

--La próxima vez tienes que venir conmigo, te gustara.

--Ya veremos.

--¿Qué planes tienes para esta noche?

--Iremos a La Rambla.

--¿Ahí?

--¿No te gusta?

--Bueno comer ahí de vez en cuando no esta mal pero esta noche es especial ¿no te parece? Deberíamos ir a otro sitio.

--¿Dónde te gustaría ir?

--Vamos a Le Blanc.

--Tú decides.

Y se pusieron en marcha de inmediato, en cuanto llegaron y gracias a que conocían al joven rubio bastante en el lugar no tuvieron problemas en conseguir una mesa y que los atendieran de inmediato, fue el de ojos azules quien ordenó y unos momentos después estaban cenando una exquisita cena de carnes blancas y un excelente vino, mientras lo hacían conversaban de ese tiempo separados, aunque solo había sido una semana querían estar al tanto de la vida del otro.

--¿Te gustó ir entonces Shaka?-preguntaba el de cabello negro.

--Fue fascinante, no conocía Nepal pero ahora creo que será uno de mis destinos favoritos, la gente, el lugar, la cultura, hay algunos artistas fabulosos pero ya te convencerás de eso cuando monte una exposición.

--Creí que iba a ser de artistas de Asia en general.

--Esa es la siguiente exposición, cuando termine con ella planearé la de Nepal exclusivamente.

--Estarás bastante ocupado.

--Si pero vale la pena. Ahora dime ¿Qué hiciste tú?

--Pase tres días tratando de coordinar las entrevistas pero finalmente las obtuve, no es fácil tener a tres campeones mundiales en un número.

--Pero lo conseguiste, es lo importante.

--Conseguí unos pases para el partido del viernes, son las semifinales ¿quieres venir? Ya sabes que es en palco.

--No creo poder.

--Si no quieres venir solo dilo, ya sabes que no me molesta.

--Me gustaría pero no puedo, lo siento.

--Será en otra ocasión.

--Me encontré con alguien en Nepal.

--¿Con quién?

--¿Te acuerdas que te he hablado de Mu?

--¿Mu? ¿Tu amigo de la infancia? ¿El qué vivía a un lado de tu casa? ¿Con el que estudiaste hasta la universidad?

--Exactamente.

--Creo que no me acuerdo-dijo en tono de broma.

--Nos encontramos por casualidad, no tienes idea del gusto que me dio verlo de nuevo, lo más asombroso es que me comentó que va a vivir en esta misma ciudad, se esta mudando desde hace unas semanas pero en estos días será definitivo.

--Debes estar muy contento.

--Claro que lo estoy ¿nunca tuviste un amigo del que te hayas preguntado en estos años?

--No.

--Como sea, me gustaría que nos reuniéramos para que lo conozcas.

--¿A que se dedica?

--Historiador de arte, como yo.

--Algo me dice que no debí preguntar.

--No seas así Shura, por favor, le hable bastante de ti y él quedo muy formal en presentarme a Aioros.

--¿Quién es Aioros? ¿Otro historiador de arte?

--No, creo que él se dedica a otra cosa, promotor o algo.

--Supongo que no me podré librar de esto.

--No ¿Cuándo nos reunimos entonces?

--Arréglalo todo y dime cuando, yo procuraré estar listo.

--Es lo bueno contigo Shura, siempre sabes como hacerme sentir contento.

Y sin más se acercó y le dio un beso en los labios, terminaron de cenar y regresaron a casa del rubio, se quedaron hablando un poco más en el vehículo pero se hacia tarde y los dos tenían que madrugar al día siguiente, aunque antes de despedirse se besaron por un largo rato y se acariciaron un tanto más pero no tenían tiempo para llegar más lejos en ese momento.

Shura regresó a su casa, le daba gusto que Shaka regresara, de verdad que si aunque a veces no eran precisamente una pareja que se entendiera. Había conocido al rubio hacía más de un año, fue por amigos comunes que se conocieron y desde el principio lo había impactado la belleza de Shaka, pocas veces había visto a un muchacho tan hermoso como ese y cuando el de ojos azules no se mostró indiferente a él se sorprendió un poco pero no desaprovechó la oportunidad, se vieron con frecuencia, iban a diferentes eventos juntos, se divertían y un día sin más se convirtieron en pareja después de que llevó al de cabello largo a su casa y le hizo el amor. Hasta ese punto las cosas estaban bien entre los dos, era otro el punto en el que las cosas fallaban entre ellos, no eran tan importantes esas cuestiones o al menos ellos se decían que no lo eran para poder seguir adelante como pareja.

En buena parte no lograban comprenderse debido a sus actividades. Shura se dedicaba de lleno a su trabajo y la revista se especializaba en deportes, podía conocer a directivos de equipos, representantes de atletas y a estrellas deportivas, era un apasionado de su trabajo y por lo mismo de los deportes, prefería por mucho ver un partido en vivo que otras cosas. Sin embargo Shaka era cuestión aparte, su padre había sido dueño de galerías de arte y había crecido en medio de ese ambiente, dedicaba su vida a estar al frente de las actividades artísticas de la ciudad, podía mencionar a todas las personas importantes de los comités artísticos del lugar y su pasión era encontrar nuevas obras. No era algo tan importante si se entendía que para Shura el impresionismo no le era tan distinto del cubismo mientras que Shaka no distinguía un gol de una canasta.

Los dos se gustaban sin duda y compartían otros intereses similares pero que algo a lo que dedicaban sus vidas no fuera comprendido por sus parejas no podían decir que no importara mucho. De todas formas por el momento seguían juntos y estaban contentos de encontrarse así después de esos días.

--¿Bueno?-contestó Shura el teléfono.

Esa tarde estaba algo cargado el trabajo pues unas fotografías estaban retrasadas y un artículo se había venido abajo por una indiscreción de un deportista que había salido positivo en una prueba antidroga, de tal forma que cuando su secretaria le informó que lo llamaban esperaba que fueran buenas noticias.

--¿Cómo estás Shura?

--¿Qué sucede Shaka?

--¿Llamo en mal momento?

--No es muy bueno ¿Qué sucede?

--Solo es para decirte que tengo la cita con Mu, acordamos que fuera el viernes en Orleáns ¿Qué te parece?

--¿A qué hora?

--A las ocho, puntual.

--Ahí estaré.

--Recuerda que es un lugar que se reserva el derecho de admisión.

--Llevaré corbata.

--Gracias, prográmalo de una vez en tu agenda.

--Lo haré, nos vemos.

--Adiós.

Dio un suspiro, tenía asuntos que atender y la verdad la llamada de Shaka no era algo que esperaba con mucha ansiedad en ese momento.

--¿Señor?-lo llamó discretamente su secretaria.

--Dime que es algo bueno Marin.

--Lo siento, llamaron diciendo que no pudieron concertar la entrevista con Schumacher.

--Que bien.

Definitivamente no era su día y solo rogaba porque terminara, aún así se dio un minuto para anotar en su agenda  el día viernes "8 p.m., Orleáns, con corbata".

La cita del viernes llegó finalmente y Shura llegó puntualmente pues sabía cuan estricto era Shaka en ese punto, él mismo esencialmente era una persona puntual, en cuanto entró preguntó por la mesa del rubio y lo guiaron de inmediato, tal y como suponía su pareja ya estaba ahí.

--¿Llevas mucho esperando Shaka?

--No, solo un par de minutos.

Se dieron un beso y se sentó a su lado.

--Pensé que tu amigo ya estaría aquí-dijo el de cabello negro.

--No debe tardar en llegar-respondió el rubio--¿Deseas un aperitivo? Podemos ordenarlo mientras esperamos.

--No, es mejor hasta que llegue.

--¿Qué tal el trabajo?

--Si tengo suerte arreglaré lo de la entrevista con Schumacher, de lo contrario tendré que despedir a unas cuantas personas.

--¿Por una entrevista?

--No es cualquier entrevista.

Honestamente el rubio no tenía la menor idea de quién era esa persona pero tampoco le interesaba saberlo y su compañero se dio cuenta así que prefirió dejarlo a un lado.

--¿Qué tal lo de tu exposición Shaka? ¿Todo va bien?

--Si, pero no logro que los decoradores me entiendan, parece que no pueden distinguir tribalismo de suahili.

Shura tampoco podía así que mejor no dijo nada y el de ojos azules debió darse cuenta porque no insistió en el tema. En eso alguien más se acercó a la mesa.

--Ya llegamos Shaka.

Quien saludaba era un agraciado joven de largo cabello lavanda y a su lado iba un atractivo muchacho castaño.

--Que bueno que llegas Mu-dijo el rubio levantándose de la mesa y saludándolo con afecto-te ves muy bien.

--Gracias, tú también te ves muy bien. Te presentó a Aioros, Aioros él es mi amigo Shaka.

--Mucho gusto-dijo extendiendo su mano-Mu me ha hablado mucho de ti.

--También me alegra conocerte-respondió el rubio-Él es Shura-dijo presentando al de cabello negro.

--Es un placer.

Todos se saludaron y entonces ordenaron la cena, la conversación fue muy entretenida y amena, lo fue al menos para Shaka y Mu quienes monopolizaban la conversación con el tema de la próxima exposición que se iba a montar en una galería del Centro de Artes y de todo lo que habían hecho en el tiempo que no se vieron, se mostraban muy entusiasmados con ello aunque sus compañeros no parecían compartir del todo su entusiasmo.

--Tengo que hacer una llamada-dijo de repente Shura-Si me disculpan vuelvo en un momento.

--Claro-contesto Shaka.

El de cabello negro fue al área de teléfonos pero no para hacer una llamada, tenía uno de esos teléfonos celulares con pantalla en los que pueden verse programas de televisión, quería saber como iba el partido que se estaba perdiendo por la cena, al menos para saber los marcadores. Estuvo unos momentos así pues parecía que los árbitros discutían una jugada bastante cerrada que podía definir el partido.

--¿Qué sucede?-escuchó que le preguntaban.

El de ojos oscuros volteó un poco sobresaltado para encontrarse con la mirada de Aioros que esperaba una respuesta.

--¿Estabas viendo el partido?-preguntó el castaño.

--Esta bien, me atrapaste, solo quiero saber el marcador.

--Lo estás haciendo mal.

--¿De qué hablas?

--Los meseros siempre tienen un televisor, lo andaba buscando cuando te vi.

--¿Sabes dónde esta?

--Ven.

Entraron a una pequeña zona en la que había algunos meseros reunidos a un lado de la cocina, estaban bastante entretenidos con lo que sucedía y discutían entre ellos lo ocurrido.

--Estaba dentro-decían unos.

--Pisó fuera-aseguraban otros.

Los dos recién llegados observaron atentamente la continua repetición de la imagen, de verdad era apretada la decisión para los jueces.

--Estaba dentro-dijo Aioros.

--Puede discutirse-respondió Shura.

--El criterio para cambiar la decisión es que no haya duda alguna, van a declarar que fue dentro.

--Ya veremos.

Unos momentos después aparecía el árbitro principal y declaraba que la jugada fue dentro, algunos festejaron y otros hicieron recordatorios familiares, mientras que el castaño y el de cabello negro salieron para regresar a la mesa.

--¿Te gusta el deporte?-preguntó el de ojos oscuros.

--Si, de hecho tenía boletos para el juego pero Mu me habló tanto de su amigo Shaka que no pude decirle que no ¿Qué te pasó a ti para venir?

--Algo similar.

No tardaron en llegar a la mesa y se dieron cuenta que los otros dos estaban tan entretenidos hablando que ni siquiera notaron que se tardaron más de lo que debieron. Siguieron de forma similar hasta el postre y finalmente llegó el momento de despedirse.

--Te llamó mañana Shaka-decía el de cabello lavanda.

--Esperare tu llamada Mu-respondió el rubio.

Se dijeron adiós amablemente y cada uno partió por su propio camino; mientras iban en el automóvil el de cabellera rubia le habló a su pareja.

--¿Qué te parece Mu? ¿No crees que es encantador?

--Me pareció agradable y no mentías aquella vez que me hablaste de lo guapo que era.

--Te dije que en alguna ocasión me pareció muy guapo, no llegamos a nada, solo somos amigos.

--Es agradable, de verdad, es...agradable.

--Me preguntó como pudiste hacer una apreciación tan amplia.

--Lo lamento pero no comparto su mismo nivel de entusiasmo por una exposición de cuadros en los que ni siquiera se ve una forma delineada.

--Lo se, me pasa lo mismo con tus partidos.

--Lo se.

--Pero de todas formas me gusta estar contigo Shura, me gustas demasiado.

--Me sucede lo mismo.

Una vez que llegaron a casa del de cabellos rubios no dejo que el otro partiera, lo acercó a él y lo beso apasionadamente.

--Quédate esta noche Shura.

Y le dijo esas palabras con un tono y una mirada que simplemente el de cabello oscuro no pudo negarse.

--Claro que me quedo.

Ingresaron tomados de la mano pero apenas cruzaron las puertas de la amplia recámara del de ojos azules no vacilaron en hacer el amor, sin embargo Shura tuvo que admitir que en todo el tiempo de su relación nunca había visto a Shaka tan apasionado y ansioso en su entrega, no lo dejo separarse de su lado hasta que se sintió completamente satisfecho y el de ojos oscuros no terminó de creer que hubiera pasado una noche tan fogosa como esa.

En los días siguientes la relación entre los dos continuaba sin mayores sucesos o contratiempos, de no ser la novedad que era frecuente hacer salidas en parejas, aunque quienes decidían eso eran siempre Shaka y Mu, sus compañeros no se molestaban y aceptaban pero a veces tenían que admitir que la selección de diversión de los otros dos no era del todo lo que ellos hubieran escogido, aún así trataban de sobrellevar las cosas de la mejor manera, como esa tarde en la que fueron a ver una exposición de un pintor que acababa de regresar de España.

Todos los presentes elogiaban los cuadros y al artista en cuestión pero Shura se había quedado absorto mirando una de las piezas.

--¿Qué te parece?-escuchó que le preguntaban.

Al voltear se encontró con Aioros de pie a su lado mirando el lienzo de forma similar a la suya.

--¿Cómo has estado Aioros?

--Bien en lo que cabe.

Por un momento guardaron silencio y siguieron mirando la pintura pero no pudieron seguir de esa manera.

--Lo siento pero de verdad que no entiendo que estoy viendo-dijo el castaño-O que se supone que debería ver.

--Llevó los últimos quince minutos tratando de descifrar como esto se relaciona con un vuelo.

Ciertamente ninguno de los dos podía comprender porque algo que se llamaba El Vuelo tenía formas cilíndricas y opuestas, de todas formas trataban de descifrarlo.

--He llegado a preguntarme como Mu entiende esto-dijo el castaño.

--Lo mismo me pasa con Shaka-respondió el de ojos oscuros.

--Soy honesto, puedo apreciar una obra como cualquier otro pero solo si le encuentro forma.

--Aparentemente muchas personas no comparten nuestra opinión. Dicen que en España fue un éxito.

--Cuando visite España fui al Museo del Prado, al de la Academia de San Fernando y al Museo Nacional de Arte Moderno y en ninguno vi nada como esto, incluso puede ver las pinturas rupestres de la cueva del Venado, todo era mucho mejor que esto, al menos para mí.

--¿Has estado en España?

--Por un tiempo.

--¿Qué te pareció?

--Hermosas personas, un gran país.

--Que bueno que te gustara.

--¿Conoces España?

--Soy español.

--Vaya, no me lo hubiera imaginado.

--¿Y tú de dónde eres?

--Grecia.

--La cuna de la civilización.

--¿Qué te pareció?

--Hermosa, quería ver la Acrópolis de noche, es algo esplendido, también visite el Partenón y las cariátides del Erecteón, es parte de lo mismo pero es muy distinto a la luz  del día.

--Parece que te gusto estar ahí.

--Bastante.

Esa breve conversación los había puesto de buen humor pues finalmente podían conversar con alguien que no se la pasaba diciendo lo osado que era el artista y que debían admirarse los trazos que no había plasmado.

--¿Disfrutando de la obra?-les preguntó Mu acercándose.

--Puedes decirlo así-le respondió Aioros.

--Que bueno que te gustó venir, pensé que ibas a aburrirte.

--Estoy bien.

En eso se acercó Shaka.

--¿Qué tal pasaron la noche?-les preguntó.

--Entretenida-respondió el hispano.

--Será mejor retirarnos, ya es un poco tarde y mañana tenemos mucho que hacer.

--Tienes razón-contestó Mu-Entre más rápido terminemos con los detalles será mejor para la exposición.

--Vamos a despedirnos ¿no les molesta esperar?

Y esa pregunta iba dirigida al castaño y al de cabello negro.

--No-dijeron ambos.

Cuando se habían alejado unos pasos el griego dijo algo más.

--Yo no voy a descansar.

--¿Tienen otros planes?

--Podríamos decirlo así-pero lo dijo de una forma muy particular.

--¿Puedo saber de qué se trata?

--Bien...solo digamos que Mu no me ha dejado descansar mucho desde que nos mudamos.

--Parece tranquilo.

--Eso es solo apariencia, creo que le hizo bien el cambio de ambiente.

Aunque Shura no dijo nada de su propia situación no pudo menos que sonreír al darse cuenta que desde hacía unos días era una situación similar la suya con su compañero rubio. Una vez que se despidieron y él llevó a su casa al de ojos azules no pudo irse de inmediato pues el otro joven no lo dejo ir hasta que hicieron el amor en el automóvil. El de cabello negro llegó a su casa bastante sorprendido pues nunca antes lo habían hecho de esa manera, sin embargo como no le desagradaba no tenía ninguna razón válida para quejarse.

Y las cosas pudieron seguir así, reuniéndose, charlando, conviviendo y a solas seguir haciendo el amor hasta quedarse sin aliento pero hubo un incidente más que no dio resultados como los que esperaban.

Finalmente después de algunas semanas de preparación y de no dejar sin supervisar hasta los más mínimos detalles quedó establecida la fecha para la exposición en la que Shaka y Mu habían trabajado juntos, los dos estaban por demás entusiasmados con los resultados que habían logrado y estaban seguros de que la crítica sería favorable, sobre todo cuando entre los dos eran amigos de prácticamente todos los críticos de la ciudad; sus parejas se presentaron animados por ellos, de verdad les daba gusto que las cosas les salieran bien pues estaban concientes de cuanto habían trabajado en esa exhibición.

La noche en que debía celebrarse llegaron todos puntualmente a la apertura, los dos jóvenes encargados habían conseguido que les rentaran un salón que formaba parte de un antiguo palacio, el contraste entre las clásicas formas coloniales y las obras tradicionales nativas era muy fuerte y creaba un impacto mayor en el observador, todos se mostraban gratamente sorprendidos y animados, incluso Shura y Aioros no pudieron sino felicitar con sinceridad y no por compromiso a sus compañeros.

Conforme avanzaba la noche en algún momento Shura salió a tomar un poco de aire, solo para despejarse un poco mientras que varias personas en el interior seguían discutiendo la exposición con Shaka, vio que otra persona estaba fuera y como lo reconoció se le acercó.

--¿También necesitabas aire fresco?-preguntó el de ojos oscuros.

--Solo un poco-respondió el otro joven-Me da gusto que todo saliera bien para Mu, trabajó mucho en esto.

--También Shaka, creo que de todos sus proyectos nunca lo había tan entusiasmado como en este.

--Lo único que me preocupa es que después de esta noche Mu de inmediato empezará a embarcarse en otro, no va a tomarse ni un descanso.

--¿Me lo dices a mi? Shaka hará lo mismo.

--Ellos dos se parecen bastante ¿verdad?

--Parece que si, fueron amigos por años, les alegró mucho reencontrarse.

--Mu me hablaba tanto de él cuando se vieron de nuevo en Nepal que al principio no supe que pensar.

--¿De qué hablas?

--Es que parecía que solo podía hablar de él, siempre era Shaka dijo esto, Shaka dijo aquello, honestamente parecía que hablaba solo de él.

--Supongo que yo soporte menos a Shaka en ese aspecto pero debe ser porque estaba de viaje.

--Debe ser así.

--Pero después de todo me alegra que estuviera tan contento, me gusta que él sea feliz.

--Te comprendo en eso.

Cada uno sonrió pues era cierto, esperaban lo mejor para sus compañeros pues los querían sinceramente.

--Creo que es mejor entrar-propuso Aioros.

Sin decir nada más regresaron pero no veían ni a Mu ni a Shaka por el lugar, aún cuando cada uno había buscado por su cuenta no lograban ubicarlos y terminaron por reencontrarse cuando se dirigían a la única zona que no habían cubierto.

--¿Has visto a Mu?-le preguntó Aioros a Shura al verlo.

--No, yo andaba buscando a Shaka, quizá estén juntos.

--Deben andar por aquí.

Había una pequeña habitación que se había destinado para ser una especie de almacén para la exposición, como no había razones para que nadie fuera no era de extrañarse que no hubiera personas cerca, así que ambos jóvenes caminaron por el silencioso pasillo, al menos lo fue por unos momentos pues conforme se acercaban escuchaban algo pero no entendían que era, a unos pasos de la puerta eran más claros los sonidos, eran voces, una era la de Shaka y otra la de Mu. Aioros iba a llamar a la puerta pero Shura le detuvo la mano, el castaño lo miró de forma interrogante pero en el silencio y la cercanía escucharon lo que sucedía del otro lado.

--Mu...no sabes lo que deseaba sentirte de nuevo...solo pensaba en ti...

--Shaka...no podía ni cerrar los ojos porque te deseaba otra vez...

Y fue entonces Shura el que no espero. La puerta no tenía seguro así que simplemente abrió, los dos vieron lo que estaba sucediendo desde hacía un tiempo a sus espaldas. Shaka tenía la camisa completamente abierta mientras sus manos pasaban por debajo de la camisa de Mu, los dos estrechándose, no hacía falta mucha imaginación para comprender lo que estaba sucediendo en realidad entre ellos. Tan solo se miraron sin que ninguno de los cuatro reaccionara, nadie se movía ni decía nada, aún era la sorpresa lo que dominaba sus rostros; fue Aioros quien hizo el primer movimiento, llevó una de sus manos a su pantalón, sacó un juego de llaves, quitó una aprisa y la arrojó al suelo para un instante después tan solo darse vuelta e irse. Solo entonces Shura giró sobre sus talones sin decir nada, aunque había mucho que se pudiera decir él simplemente no pudo decir nada.

Salió sin detenerse ni reparar en nada, simplemente se dirigió a su casa a toda velocidad, en cuanto entró buscó la primera caja vacía que encontró y se dispuso a echar en ella todo lo que fuera de Shaka o que tuviera que ver con él, eso incluía hasta los regalos que le había hecho, tardó un poco en eso, llenó la caja, entonces la cerró y sin más la arrojó a la basura. Una vez hecho eso se quedo sentado al filo de su cama sin saber que más hacer pero por otra parte agradecía no haber reaccionado frente al rubio como se sentía en esos momentos pues le hubiera dado una paliza que lo enviara al hospital.

--¿Dónde están las fotografías que pedí Marin?-preguntaba Shura a su secretaria.

--Aún no las traen de los archivos.

--No me interesan las excusas, te las pedí a ti, así que vas en este momento y no regresas hasta que traigas esas fotos.

--En este instante.

La muchacha salió en un segundo de la oficina dejando al de cabello negro, respiró aliviada, a pesar de todo no había sido tan malo ese encuentro como otros que habían tenido.

--¿Qué tal anda el jefe Marin?-le preguntó alguien.

--Como fiera enjaulada-respondió ella-Si fuera tú no me acercaría Milo.

--Esperaba que en unos días se le pasara pero por lo que dices sigue igual.

--Si así era con ese muchacho con el que andaba no me extraña que terminaran.

--No fueron así las cosas.

--¿Es cierto que el otro lo engañó?

--Hasta donde se lo encontró muy cariñoso con otro.

--De todas formas no veo porque se desquita con nosotros.

--Será porque es el jefe y puede hacerlo.

--Si, te dejo, si no le entrego unas fotos la que terminara mal soy yo.

--Nos vemos.

Y así como las personas con las que trabajaba Shura sabían sobre lo sucedido también varias otras se enteraron, de alguna forma se había filtrado la noticia aunque no se conocían los detalles exactos; el hispano no había dicho una sola palabra al respecto a nadie pues lo que menos necesitaba era alguien cerca preguntándole cómo se sentía, prefería cerrarse al contacto social por un tiempo, aunque ya llevaba bastante de esa forma. Se sentía molesto con todo lo ocurrido, le había dolido lo que Shaka hizo, desafortunadamente para las personas cercanas al de ojos oscuros como no podía hacer nada contra el rubio a ellos les tocaba soportar su temperamento en ese tiempo.

Esa noche cuando terminó con su trabajo iba rumbo a su casa pero en el camino no le pareció tan buena la opción, estaría a solas y empezaba a cansarse un poco de eso pero tampoco se animaba a llamarle a alguno de sus amigos para que se vieran, harían preguntas y él no quería responder a nada, fue así que vio un bar y se decidió por entrar. Supo que era una buena elección cuando notó que había varias personas que esperaban por el inicio de un partido, tomó una mesa, pidió algo de tomar y se dispuso a disfrutar lo más que pudiera del juego.

Estaba en eso cuando vio que había una cara conocida en la barra, lo observó por unos instantes pues iba vestido de manera diferente a como lo recordaba, el otro debió sentir que lo observaban pues volteó y ninguno de los dos pretendió que no se habían visto. El joven en la barra tomó su cerveza y se acercó.

--¿Qué andas haciendo por aquí Shura?

--Quiero ver el juego Aioros ¿quieres sentarte?

--Claro.

El castaño tomó la otra silla y se quedaron viendo el partido aunque apenas si comentaron algo entre ellos, no veían la necesidad de hacerlo pues solo había algo que compartían y no querían tocar el tema, no en ese momento al menos. Cuando el juego terminó ellos bebieron otra cerveza pero no se dijeron mucho, cada uno pagó su consumo y se dispusieron a salir del lugar.

--Hasta luego Shura-dijo el castaño.

--Hasta luego Aioros-respondió el hispano.

Cada uno caminó a su automóvil y se marchó a su casa, no tenían nada que decirse realmente.

Aunque no se dieron cuenta de ello ver al otro joven los había ayudado, fue como si les recordaran porqué se sentían de la manera que se sentían en esos días y no pudieron sino preguntarse qué sentido tenía seguir actuando de la forma en la que habían venido haciéndolo, no era los únicos que habían pasado por un engaño y era momento de dejar de sentirse dominados por eso, tenían que seguir con sus vidas.

Ciertamente que en un principio no fue sencillo pues nunca será fácil tener que hacer frente a nuestros propios sentimientos cuando algo nos lastima pero por otra parte para los dos era reconfortante saber que tenían más en la vida que lo que había llegado a representar una pareja, aspectos que habían hecho a un lado o abandonado, parecía un buen momento para retomar todo eso. Y dio resultado.

Con algo más de tiempo Shura se encontró bastante reestablecido de su ruptura tan abrupta con Shaka, seguía con su trabajo que le encantaba y había salido en algunas ocasiones con unos amigos, las cosas no estaban tan mal, definitivamente se encontraban mejor que en las semanas anteriores.

--Creo que es todo Marin-decía el ibérico a la muchacha-Encárgate de que las cartas sean enviadas por favor.

--Mañana mismo estarán en camino-respondió ella mirándolo.

--¿Sucede algo?

--Nada.

--Entonces ¿Por qué me miras así?

--La verdad es que me da gusto que ya este mejor.

--¿Mejor?

--Su carácter, antes parecía que nos iba a morder si nos acercábamos.

--Perdona Marin, estuve en una época complicada.

--No importa, que bueno que regreso.

--Hasta mañana.

--Que descanse.

Shura dejó su oficina y no podía negar que las palabras de la joven eran ciertas, estaba mucho mejor, y era algo bueno. Como no tenía planes específicos para esa noche dirigió sus pasos a un bar, nuevamente su elección había caído en uno en el que pasarían un evento deportivo, era una función de box, se iba a instalar en una mesa cuando vio cierto castaño cabello que le resultaba conocido.

--¿Por qué no?-se dijo a si mismo.

Se acercó y vio que Aioros estaba solo esperando como los demás que iniciara la función.

--¿Qué tal te va Aioros?-lo saludó.

--Shura, me gustaría decir que sorpresa pero hay box, supongo que también lo quieres ver.

--Así es.

--¿Quieres sentarte?

No se lo dijo una segunda vez, el de cabello negro se instaló cómodamente, ordenaron una botana y se dispusieron a disfrutar de la noche. A diferencia de la ocasión anterior se sintieron más a gusto y conversaron un poco más, no solo de las peleas, también de otros asuntos sin mucha importancia pero fue una noche agradable. Se quedaron un poco más y bebieron también un poco más hasta que les pareció que era mejor retirarse a descansar.

--No estuvo mal la función-decía Shura-Solo espero que la próxima vez haya más deporte y menos espectáculo.

--Era un evento en las Vegas, tiene que tener espectáculo-le contestó Aioros.

--Tendré que comentarlo de todas maneras.

--Dedicarte a los deportes te ha vuelto exigente.

--¿No me digas?

--Ves hasta los más mínimos detalles, relájate un poco.

--Solo pido un buen desempeño, eso es todo.

Siguieron hablando hasta que llegaron a sus vehículos, era momento de despedirse.

--Creo que aquí termina la noche-dijo Aioros.

--Si pero la pase bien.

--Que bueno.

Pero se quedaron quietos cerca del auto del griego como si no quisieran que realmente las cosas terminaran ahí, se miraban indecisos pero también queriendo algo más que una breve charla y el que hubieran tomado un poco más no ayudaba a estar muy concientes de las buenas y las malas ideas.

--Fue bueno verte Shura-dijo el castaño.

--Igualmente.

Cuando el griego iba a abrir la puerta de su automóvil el hispano sintió que no podía dejarlo ir.

--Aioros-lo llamó.

--¿Si Shura?-respondió de inmediato el otro.

Se quedaron mirando por unos segundos sin poder decir nada, entonces el de cabello negro se acercó más al otro hombre y colocó sus brazos a un lado del auto, como impidiéndole que se marchara aunque ciertamente el de ojos azules no quería irse, podía decirse por su mirada.

Un instante después el ibérico había acortado cualquier distancia entre los dos y lo beso en los labios, en un inicio fue suave, no carente de cierta coquetería pero en cuanto el otro respondió al beso cualquier cosa quedo en segundo termino pues se abrazaron con fuerza y siguieron besándose con necesidad, unos momentos después sus manos buscaban por encima de la ropa la manera de tocarse y pasaron insinuantemente por su trasero y entre sus piernas, se habían separado por unos momentos para respirar pero siguieron así hasta que llevados por la pasión se recargaron contra otro vehículo y la alarma empezó a sonar.

Ese sonido los sobresalto y se separaron un poco, entonces vieron la situación en la que estaba y se soltaron por completo aunque no dejaron de mirarse pero se notaba que estaban un tanto confundidos con su reacción de unos minutos atrás, lo mejor era aclarar las cosas desde ese momento.

--Lo siento Aioros-dijo Shura-No debí hacer esto.

--Te entiendo, yo tampoco debí responder-contestó el castaño.

--Eres atractivo, no lo niego pero esto no estaría bien, no ahora.

--Comprendo, de verdad, no lo haríamos por las razones correctas.

--Creo que mejor me voy, necesito descansar.

--Yo también, nos vemos.

--Hasta luego.

El de ojos azules subió a su auto y salió del estacionamiento, solo entonces el hispano fue a su propio vehículo y se marchó a su casa, una vez que llegó se dispuso a descansar pero no pudo evitar pensar en el griego mientras estaba ahí, era un joven apuesto, eso no lo negaba, tampoco negaba que se sintió atraído por él pero de haber seguido solo lo habría hecho porque tuvo la oportunidad y porque aunque no quisiera reconocerlo era la única persona que podía comprender lo sucedido con Shaka. Sin embargo no pudo continuar, aún pensaba en cierta manera en el rubio, siendo de esa forma no era justo para el castaño que tratara de llegar a algo más y menos por una sola noche. Era mejor descansar para el día siguiente.

No obstante no verse en los días siguientes, a Shura le había servido ese encuentro con el joven Aioros, se había dado cuenta que podía gustarle alguien más y que lo de Shaka había quedado verdaderamente en segundo plano en su vida, había retomado con ánimo su carrera e incluso estaba iniciando con nuevos proyectos, ya no se lamentaba por su rompimiento tan desastroso y seguía con su vida, eso era lo más importante sin duda aunque faltaban pasos que dar pero sabía que podría lograrlo.

--¿Qué te parece Shura?

--Se ve como un buen sitio Saga.

Esa tarde el de cabello negro había acordado verse con un amigo pues inauguraba un negocio, se trataba de una especie de restaurante-bar en el que el tema principal eran los deportes, contaba con la particularidad de tener no solo diversas pantallas y una sección de juegos sino que además poseía una compilación de artículos deportivos de colección y una excelente barra buffet, cualquiera que se considerara fanático de los deportes habría encontrado el mejor lugar de la ciudad para pasar su tiempo.

--Es una buena inversión Shura, mi hermano y yo no pudimos resistirnos a la idea, en cuanto empezamos a planear no nos detuvimos.

--Siendo Kanon y tú supongo que no debe sorprenderme.

--Mira, ahí esta mi hermano, ven a saludarlo, hace tiempo que no se ven.

El gemelo estaba conversando con alguien más cuando los otros se acercaron a saludarlo.

--Mira quien vino Kanon-dijo Saga.

--Shura, que gusto verte-lo saludó el gemelo-Ya ha pasado tempo sin vernos.

--El trabajo me ha mantenido ocupado.

En eso se dio cuenta de quien era con quien hablaba.

--¿Conoces a Aioros?-preguntó Kanon.

--De hecho si-intervino el castaño.

--¿Se conocen?-quiso saber Saga.

--Ya nos habían presentado-respondió Shura.

--Si nos permiten llegaron unas personas.

Diciendo eso los hermanos se retiraron para seguir atendiendo a los recién llegados, dejando a los otros dos hombres solos, no se habían visto casi en un mes, desde aquella noche en el estacionamiento.

--¿Cómo has estado Aioros?

--Bien, las cosas han estado tranquilas y mi trabajo no podría estar mejor ¿y tú Shura?

--También bien, todo tranquilo.

--No pensé que conocieras a SagaKanon.

--¿Perdón?

--Es que así les decíamos, como siempre estaban juntos y eran gemelos era lo mismo llamar a uno que a otro, les decíamos SagaKanon.

--Comprendo. Son amigos de hace un tiempo, los conocí por mi trabajo.

--Yo los conocí por un trabajo también, estábamos en una agencia de publicidad.

--¿Te dedicaste a la publicidad?

--Un tiempo, después me hice promotor de eventos deportivos y deportistas.

--¿En serio?

--Si ¿Por qué lo preguntas?

--Es solo que nunca me pregunté a qué te dedicabas.

--Yo tampoco se muy bien en que trabajas.

--Soy editor en una revista de deportes.

--Vaya, es raro que nunca habláramos de eso.

--Si, nunca hablamos de nosotros.

--Así parece.

--¿Qué tal si lo hacemos ahora?

--Por mi encantado.

Y fue así que pasaron el resto de la tarde en la inauguración, compartiendo con varias personas, conviviendo con varios de sus amigos y conversando de manera agradable con el joven a su lado, fueron unas horas bastante gratas para los dos, quizá porque charlaron sin la menor sombra de los motivos por los cuales se conocían, al menos así fue hasta que se estaban despidiendo.

--Que bueno que pudieron venir-les decía Saga-Se los agradezco a los dos.

--No fue nada-le respondió Shura.

--Fue un placer-comentó Aioros.

--De verdad que me dio gusto verlos, espero que ahora sea más seguido.

--Tal vez así sea.

--Oigan, hay algo que me contaron el otro día, aunque no se si debo preguntar.

--¿Qué pasa?

--Bueno, Kanon me dijo vio a sus ex juntos, si no quieren no me respondan.

--¿De qué se trata Saga?-preguntó Shura.

--Parece por lo que le comentaron a Kanon que va en serio, dicen que se van a casar ¿es cierto?

Por un instante no dijeron nada pero dieron una respuesta.

--Honestamente no lo se Saga-dijo Aioros.

--Tampoco te puedo decir nada-respondió Shura.

--Bueno, era solo para estar enterado, espero que no le molestara.

--Para nada-dijo el griego.

--No te preocupes-comentó el hispano.

De esa manera salieron del establecimiento y fueron al estacionamiento por sus vehículos pero no decían nada, sin embargo era tan buen momento para hablar como cualquier otro.

--¿Qué piensas Aioros?

--No se, supongo que debería afectarme de alguna manera pero no.

--¿Ya no te importa?

--No voy a mentirte, cuando los vi juntos esa noche quería hacerlos desaparecer pero creo que el tiempo me ha ayudado a superarlo ¿Qué hay de ti? ¿Aún te afecta?

--Al principio no podía pensar en otra cosa pero escuche lo que dijo Saga y la verdad es que no me sentí mal, no se, supongo que si aún me importara debería afectarme ¿no te parece?

--Creo que estamos en el mismo punto. A pesar de todo no le deseo ningún mal a Mu.

--¿De verdad?

--De verdad, en el fondo no éramos uno para el otro, desde el principio fuimos muy distintos.

--Lo mismo me sucedió con Shaka pero recuerdo que desde que lo vi me pareció tan hermoso, eso no fue suficiente.

--Si hubieras visto a Mu como yo lo vi el día que lo conocí sabrías porque no me separe de su lado desde ese instante.

--¿Tanto así?

--Si.

Y no se apresuraron en marcharse, se quedaron sentados sobre la cajuela de uno de los autos conversando largamente, en un principio de cómo se sentían por el compromiso de sus antiguas parejas para después decirse algunas cosas de su relación, como el hecho de que Shura solo usaba corbata cuando salía con Shaka o que la llave que le arrojó Aioros a Mu era de su casa, y terminar dejando ese tema completamente a un lado, charlando solamente de ellos, de sus proyectos a futuro y de las cosas que deseaban de la vida.

--Ya se hizo de noche-dijo Shura-Según yo quería regresar no tan tarde a mi casa.

--No te preocupes, de seguro podrás recuperar el tiempo-le dijo Aioros.

--Tal vez, bueno, nos vemos.

--Hasta otra ocasión.

--Oye Aioros.

--¿Qué pasa?

--Me preguntaba si te gustaría ir a algún sitio, un día de estos.

--No estaría mal, dame tu teléfono y nos ponemos de acuerdo.

--Bien.

Se dieron sus respectivos números y se despidieron, se sintieron bien de esa decisión, se agradaban y ya no buscarían estar juntos solamente por sus ex parejas.

Hubo varias salidas aunque las primeras fueron solo de conocidos que comparten tiempo juntos, algunos partidos, un par de conciertos, una que otra salida al cine, nada fuera de lo común o que no pudieran hacer con sus amigos pero ciertamente les gustaba, y les gustaba porque esa persona a su lado era lo suficientemente especial para querer quedarse en donde estaban.

De esa manera llagaron las sonrisas especiales, tocarse "accidentalmente" las manos, las risas nerviosas, las miradas insistentes, besos ocasionales para después ser situaciones más permanentes y que los dos buscaban, se habían dado la oportunidad de estar juntos como pareja, sentían que valía la pena intentarlo y en cuestión de unos días supieron que no se arrepentían de ello.

--Esto no es posible-dijo Shura.

--Claro que lo es, lo estás viendo-respondió Aioros.

--No se como pude perder.

--Te toca pagar la cena esta semana.

Estaban en el departamento del griego, habían acordado ver un juego por televisión y como cada uno apoyaba a un equipo diferente habían apostado que quien perdiera pagaría la cena por una semana.

--Fue pura suerte-alegó el hispano.

--Llámalo como quieras-contestó el castaño-De todas maneras te gane.

--Si, ganaste, no tienes que insistir en eso.

--No te molestes por perder Shura, ya tendrás más suerte para la próxima.

Y al decirle eso se acercó y le dio un beso pero no se separo.

--Tienes razón-dijo el ibérico-Mi suerte mejorará.

--¿Lo ves? Solo debes confiar en eso.

Sonrieron y siguieron besándose por unos instantes.

--¿Qué tanta suerte puedo tener ahora?-preguntó el de ojos negros acariciando el abdomen de su compañero.

--Shura-dijo un poco nervioso el griego mirando a la derecha.

El hispano había tratado de hacer algunos avances desde hacía unos días en su relación, le había planteado abiertamente a su compañero que quería más intimidad pero el de ojos azules no estaba muy seguro, decía que quería un poco más de tiempo.

--Sabes que no voy a presionarte Aioros pero me gustas demasiado, creo que si no te hubiera visto en traje de baño el otro día...

--¿Cómo haces para presentar las cosas como si yo las provocara?-se defendió el castaño.

--¿No lo hiciste?

--Solo te bese.

--¿Y?

--Y me acerque a ti inocentemente.

--¿Si?

--Bueno, ya, tu también estabas en traje de baño, solo quería tocar un poco la mercancía.

--¿Mercancía?

--Para ver que no hubiera nada dañado.

--Puedo asegurarte que todo esta en su lugar y en perfecto estado.

--Si, pude comprobarlo-dijo el griego con una sonrisa.

--Si quieres que esperemos bien, por mí esta bien esperar-expreso con sinceridad el hispano.

--¿En verdad esperaras por mi?

--Vale la pena esperar por alguien como tu.

El de ojos azules solo miró detenidamente a su compañero y lo beso suavemente, cuando se separó le hablo decidido.

--¿Me amas?

--Si-fue la respuesta sin necesidad de ser pensada del de cabellos oscuros.

--También te amo.

--Lo sabía.

--Sígueme.

Diciendo eso lo tomó de una mano y lo llevó directamente a su recámara, a pesar de sus palabras y de los juegos previos que habían sostenido los dos se sentían un poco nerviosos pues estaban por primera vez de esa manera uno frente al otro pero ambos se querían, de eso no había dudas, habían esperado y eso los ayudó a conocerse mejor, lo que estaban por hacer solo era una confirmación de lo que compartían.

Una vez que estuvieron en la habitación parecía que no estaban del todo seguros de cómo proseguir pero no tardaron mucho en decidirse pues en cuanto se besaron supieron que todo estaría bien, fue por eso que ninguno de los dos se negó a que su compañero le quitara la ropa con cuidado hasta que quedaron desnudos y entonces se miraron por unos instantes, querían recordar ese momento por mucho tiempo.

Se recostaron sobre la cama y siguieron besándose, solo unos minutos después Shura quedo sobre su compañero sin dejar de besarlo por un instante, Aioros se sentía un poco tenso pero no tardó en tranquilizarse y se relajó tanto como le fue posible, sin duda también ayudó a eso que el de cabello oscuro seguía besándolo marcando un tibio camino por su pecho y su abdomen, seguro del lugar al que quería llegar. Los suaves labios del ibérico besaban firmemente el abdomen del castaño, presionando cada vez más conforme se acercaba a su miembro; el griego gemía un poco, movía su cuerpo tratando de guiar el sendero que marcaba la boca de su compañero, al notarlo el otro tan solo sonrió y sopló quedamente sobre el tibio sexo del castaño que estaba ya erguido, observó como el joven se arqueaba y dejaba escapar un sonido de placer, entonces siguió besándolo desde la base de su miembro hasta la punta repetidamente para unos momentos después dejarlo traspasar su boca, dio inicio a una serie de movimientos perfectos que hacían temblar al joven sobre su espalda, le parecía que era dulce y encantador y no deseaba dejarlo nunca, además de que le fascinaba la manera en la que estaba respondiendo a sus caricias.

--Shura...tómame...

Esa leve súplica con la voz cargada de pasión por parte del castaño hizo que el corazón del ibérico diera un vuelco.

--Aioros-dijo el otro separándose.

Buscó el rostro de su compañero y vio en su rostro que quería realmente entregarse a él, en ese momento buscó algo en un cajón de la mesita al lado de la cama de donde sacó un pequeño tubo de lubricante, abrió el tubo y se puso un poco en sus dedos, no quería esperar más pero necesitaba que el joven a su lado estuviera listo. El hispano no podía dejar de ver el rostro del de ojos azules cuando comenzó a prepararlo, acariciándolo con ternura para después penetrarlo lentamente con un dedo solamente, no pudo evitar sonreír al ver que el griego buscaba que entrara más en él, fue eso lo que lo decidió a no tardar demasiado en introducir un segundo dedo y mover ambos con suaves movimientos al mismo tiempo que dedicaba besos a todo el cuerpo de su pareja, sabía que debía dilatarlo para que no le doliera recibirlo. No tuvo que esperar demasiado pues Aioros se curvo sobre la cama cuando sus dedos encontraron el punto exacto que desencadenó una oleada de placer, tratando de encontrarlo nuevamente con sus caderas se movía insinuantemente a la vez que gemía de forma más constante.

--Shura...ahora...hazlo ahora...

El de ojos oscuros no iba a esperar por otra petición, besó en el cuello al castaño, retiró sus dedos y en su lugar se colocó en la lubricada entrada del otro joven que tan solo deseaba sentirlo en su interior; el griego no pudo contener un clamor de placer cuando el ibérico lo penetró de un solo movimiento, entonces comenzó a jadear con algo de fuerza y estrechó a su compañero contra él tratando de ajustarse a la sensación cuanto antes viviendo un torrente de emociones, dolor, lujuria, temor, amor y un absoluto placer que lo dominaba todo.

Shura se dominaba lo que podía, si por él hubiera sido hubiera tomado al otro de inmediato sin importarle nada más pero quería a su castaño y solo por eso se contenía, temblaba un poco esperando a que el joven estuviera listo, fue entonces cuando el de ojos azules movió sus caderas contra él buscando su cuerpo. Era todo lo que necesitaba. El de ojos oscuros comenzó a moverse dentro de Aioros con intensidad, el de ojos azules los mantenía fuertemente cerrados pero el resto de su rostro revelaba el intenso placer que lo cubría; ambos sentían que nunca habían compartido algo semejante con nadie y tan solo deseaban más a cada momento y no terminar nunca con la experiencia.

Eso no era posible para ninguno de los dos pues a cada instante se aproximaban más a su propia culminación, no era viable retrasarla cuando Shura tocaba una y otra vez el centro de placer de Aioros a cada embestida, menos aún cuando una de sus manos encontró con increíble rapidez el turgente sexo del castaño, este tan solo se curvaba sobre la cama tratando de sentir más de su compañero y gemía con intensidad al sentir al hispano en su interior y esa mano que lo frotaba sin detenerse. Sus músculos se tensaron, sus gemidos apasionados se hicieron más sonoros, estaban trémulos de placer moviéndose en perfecta armonía hacía su satisfacción total.

--Aioros-dijo casi en agonía Shura entrando en su compañero con pasión por última vez.

Al mismo tiempo sintió como su joven pareja lograba su propio clímax al sentirse lleno de su calida esencia.

A pesar de lo intenso de la situación que acababan de vivir no por eso se quedaron quietos, se estrecharon con fuerza, se acariciaron con dedos temblorosos y se besaron fervientemente para separarse un instante después. Pero no podían estar muy lejos uno del otro, por eso se refugiaron en los brazos de su compañero.

--Aioros-lo llamó nuevamente Shura.

Podía escuchar el latido del corazón del joven en sus brazos latir contra su pecho. Sus encuentros anteriores nunca les habían permitido sentir algo parecido, tal vez porque nunca habían sentido un amor tan profundo por nadie. No pudieron decir nada más, no lo intentaron, se quedaron de esa forma el resto del tiempo hasta que se durmieron y no despertaron sino a la mañana siguiente.

Cuando se levantaron se sentían bien, contentos, era como continuar con la felicidad del día anterior, se habían bañado y vestido, cuando se sentaron a tomar algo de desayunar lo prepararon entre ambos, ocasionalmente se besaban y sonreían y les daba la impresión que ya no podían imaginar su vida sin el otro en ella.

Aioros terminaba de tomarse un jugo cuando vio la expresión de Shura por una noticia que estaba leyendo en el periódico y tuvo que preguntarle.

--¿Qué sucede Shura? ¿Malas noticias?

--No, no son malas, más bien debatibles.

--¿De qué se trata?

--Mira.

Le extendió el periódico y el castaño leyó la nota, hablaba del compromiso formal de Shaka y Mu, habían dado una fiesta por ese motivo en un exclusivo salón, en la fotografía ambos se veían contentos tomados de la mano.

--¿Qué opinas?-preguntó el de cabellos negros.

--Pues...la verdad me da gusto ¿Y a ti?

--También.

Sonrieron, dejaron a un lado el diario y se besaron, no podían sino alegrarse a pesar de todo, pues fue gracias a ellos dos que pudieron conocerse y eso los llevo a amarse, estaban seguros ya que su corazón no los engañaba.

 

FIN

 

 


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