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CAPITULO 2
LLEGADA Y ENCUENTROS
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No era una chica que se caracterizara por ser tímida y mucho menos por miedosa, pero no podía de dejar de sentirse nerviosa y a la espera de que ocurriera algo malo, se apretó mas al brazo de Samuel a la vez que murmuraba “entupidos presentimientos y aun mas entupidos amigos”, el chico no pudo evitar sonreír ya que a pesar de que la chica les había ordenado, aconsejado, suplicado y amenazado para que no fueran, no la escucharon; así que había optado por acompañarlos según ella para cubrir la noticia, pero aunque no lo quisiera reconocer era para asegurarse que nos le pasara nada, cosa cómica pues como se encontraba abrazada a su brazo parecía mas necesitaba ella de protección.
Era un lugar lujoso, diez veces mas amplio que su escuela y solo estaban por la parte del frente de la universidad, los árboles estaban perfectamente cortados con formas que sobrepasaban su imaginación, flores exóticas, fuentes imponentes, los caminos del campo eran aun mas brillantes que los del suelo mas cuidado se su escuela “pero aun así no ganaran” pensó determinado Abraham
El equipo entro en el imponente edificio blanco de cinco pisos, “¿Eso eran perlas? Seguramente si” pensó al ver las paredes del gran salón de entrada, que era de un color crema tenia detalles hechos entre perlas, hilos dorados, y figuras doradas y brillantes de muy buen gusto ¿serán de oro?, la chica cerro los ojos rogando que preguntas tontas como aquella dejaran de pasar por su cabeza y al volver a abrir los ojos vio a todo el equipo mirando el techo y la curiosidad la llevo a hacer lo mismo y no pudo evitar abrir la boca de admiración, el techo era todo una obra de arte griega; ángeles, demonios, hombre, mujeres y niños parecían reales, representando un mundo lleno de tentaciones, donde los mortales solo buscaban el cielo pero caían en el pecado, por lo que los demonios no dejaban que se elevaran, los niños estaban en pequeñas nueves entre la tierra y el cielo, los ángeles recibían a los mortales dignos.
-Ejem, ejem…- un señor llamo la atención del grupo, era un hombre mayor muy elegante, sus ojos eran negros no castaños oscuros como el de la mayoría de las personas, su voz era imponente pero serena,
-Les dio la bienvenida soy el director de Universidad Católica San Sebastián, Gregorio Croad…- explico que el partido se realizaría en dos días, por tanto que gozaban de estos para visitar las inhalaciones, que éramos sus invitados y por tanto lo que quisiera lo pidieran sin dudarlo –A mi derecha se encuentra la señorita Kisberth, ella acompañara a las señoritas a los que serán sus aposentos y el señor Gortrop a los chicos- las porristas empezaron a saltar felices y hablar entre ellas, Verónica se separo de Samuel y empezó a caminar pero el chico la retuvo
-Vas a estar bien- la pelirroja sabia que su intención era animarla y decirle que así seria, pero su tono había sonado mas como una pregunta
-Por favor Samuel, estoy nerviosa pero cobarde no soy, además olvidas quien soy, nadie puede conmigo ni ustedes- Abraham sonrió al igual que Samuel mas tranquilos –nos vemos muchachos- se despidió a la vez que se marchaba
-Vamos Abraham- y los integrantes del equipo siguieron al que seria su guía
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Estaba empezando a sentirse como rodeada de extraterrestres que succionaban su inteligencia, nunca se había llevado mal con las porristas, a decir verdad no se llevaba mal con nadie del colegio “bueno tal ve con las que gustaban de Samuel y Abraham, y pensaban que tenia algo con ellos… que eran muchas” pero aun así no las odiaba hasta las excusaba, pero desde que habían dejado a los chicos le entro unas ganas inmensas de tener un gran rollo de cinta adhesiva para ponerle un trozo a cada una de ellas en la boca y por fin dejar de escuchar estupideces, sobretodo de la tal señorita Kisberth, la cual se había ganando su odio olímpicamente, le había hecho una pregunta amable sobre el sitio y la chica había respondido a ella con una mirada despectiva hacia su persona, que empezó en su cara bajo a sus pies y volvió a elevarse a su cabeza, volteándose sin dirigirle una palabra, las chicas porristas esperaron unos cuantos segundos después de eso como temiendo que hiciera un espectáculo como lo hacia cuando alguien en el colegio ignoraba sus preguntas; pero Verónica se contuvo rió tontamente y se disculpo por molestarla tragándose todo su orgullo, quería saber mas y era mejor pasar de ser percibida, cosa que no lograría peleándose con la chica, además de que seguro la mandarían de vuelta enseguida al colegio, las porristas le sonrieron como indicándole que había hecho lo correcto y viéndola como una mas de ellas, la chica Kisberth reanudo su conversación con ellas a las que al parecer si las consideraba dignas de prestar atención y a las que si trataba muy bien, por un momento pensó que todo era una exageración suya y que debía volver a casa o por lo menos a un baño a vomitar por la imagen de si misma que le llego al cerebro vestida con el uniforme de porrista y cantando “a la vin a la van”, pero desecho ambas ideas y resignada siguió a las chicas y a señorita Kinbesil a las habitaciones
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Los chicos no tuvieron problemas el chicos que lo guió era amable aunque algo serio, le mostró sus habitaciones a cada uno, luego se fue diciéndoles que descansara, que la cena les seria llevada a sus aposentos y que mañana los esperaban a las ocho para el desayuno en el comedor escolar que era la gran puerta a la derecha de la estancia de entrada, donde conocerían al equipo del Instituto. La habitación era perfecta como todo en ese sitio de una tonalidad azul cielo los muebles eras fuertes y finos seguro hecho de la mejor madera, pero Samuel decidió no reflexionar en eso y sin pensarlo se lanzo a la amplia cama matrimonial que estaba en medio del cuarto y se quedo dormido en la comodidad de ese maravilloso colchón.
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-Corre Abraham corre- grito asustado Samuel, se habían quedado dormidos, los integrantes del equipo les habían avisado que se levantaran pero en la comodidad de esa cama se había vuelto a dormir y si eso le pasaba a el que nunca se quedaba dormido, ni que se diga del moreno que lo seguía
-Que piensas que hago Samuel bailar valet- gruño Abraham que se encontraba de pésimo humor
-Deja de hablar y corre- ordeno el catire a la vez que daba una de las tanta vueltas que debía para llegar a la dichosa estancia
-Entonces deja de parlotear buscándome la lengua- pero molesto como estaba respondiendo, no puedo reaccionar rápido cuando Samuel freno de repente, haciéndolo chocar con el chico
-Pero que demonios te pasa Samuel- pero el chico ya se había paro y regresaba a un pasillo que habíamos pasado
-LA SUELTAS- la voz de Samuel se transformo en un rugido molesto, impresionado Abraham se paro de inmediato y lo siguió, al alcanzarlo la sangre le subió a la cabeza y segado por el enojo…
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Verónica corría molesta por los pasillos, de por si levantarse la ponía de un humor de perros, pero sumándole el hecho que la entupida de su guía levantara a todas excepto a ella la convertía en una fiera, lo había hecho a propósito de eso no tenia dudas, ya que si no fuera por que se encontraba medio despierta cuando la Kimbesil abrió la puerta y susurro que era tarde y que iba a bajar con las demás chicas seguro hubiera seguido dormida.
Un chico alto y de muy buen porte se encontraba al final el pasillo, no le presto atención y se dispuso a pasar rápidamente pero se topo con una muralla de músculos ya que el chico se interpuso en su camino, la chica reboto y cayó en el suelo.
-Pero que demonios te pasa- rugió la chica a la vez que se levantaba del piso de un salto, el chico frunció el ceño y se dirigió a un chico que recién llegaba -¿Es ella?- el chico en cuestión era muy hermoso de contextura delgada, casi de la misma estatura de Samuel y Abraham, rostro fino y angelical, ojos grandes castaños claros mas bien tirando a miel, la miro detenidamente y Verónica se sintió incomoda con su mirada, por como era normal en ella en esa situaciones se puso a la defensiva
-Pero que creen que hacen, tal vez ustedes no tengan nada bueno que hacer pero YO SI- intento pasar pero el chico que no la dejo pasar al principio no lo dejo pasar de nuevo, lo encaro y sus ojos grises se toparon con otros de igual color, la cara de este si no tenia nada de niño ni angelical, era pura sensualidad lo que irradiaba, facciones fuertes y decididas, cejas algo pobladas y mirada penetrante; por un momento pensó si hacia bien en meterse con esos chicos, pues a pesar de reconocerlos como integrantes del equipo de fútbol de la Universidad, no conocía en nada su personalidad… pero su indecisión duro poco.
-¿Para que me buscan?- pregunto decidida y cambiando a un tono burlón –Pretenden hacerme algo, por que si es así dudo que su entrenador le haga gracia enterarse que el capitán de su equipo y uno de sus jugadores se metieron con una chica que nada les hizo y además es invitada- ambos rieron y a la chica eso no le gusto nada
-¿Y que hará? ¿Suspendernos?- dijo burlón el chico de ojos grises
–Señorita creo que esta comparando su escuela con la nuestra- hablo el chico de ojos miel entre risas –Aquí nada es igual- dijo mas serio –Así que le aconsejo que antes de ser valiente vea contra que se enfrenta-
-La valentía debe ser una cualidad constante, si muestra decisión en determinadas circunstancias no eres mas que un rastrero oportunista que solo terminara enfrentando a los que esta seguro de poder vencer- los ojos del chico del rostro angelical brillaron divertidos
-Buen punto- admitió el chico
-Déjenme pasar- exigió pelirroja, el chico corpulento que todavía impedía su paso, también la miraba divertido
-Demuéstrame tu valentía si no lo hago- se mofo de ella sin dejarla pasar
-Ahhh te quitas o te rompo el coco con ente jarrón- dijo la chica tomando lo que tenia mas cerca
-Deberías tener cuidado con eso, ya que ni trabajando toda tu vida lograras pagar ese jarrón, es del siglo XV- le advirtió el chico flaco, pero poco le hizo caso la pelirroja que segundo después se lo aventó en dirección a su cabeza que por poco el chico esquivo
-Pregúntame si me importa- y tomo otro adorno de la mesa -o me dejan pasar o les lanzo todo lo que encuentre- el ojo gris avanzo rápidamente sin importarle la amenaza da la chica y lo tomo de la muñeca antes de que le lanzara el objeto
-SUELTEME- la pelirroja tomo un candelabro que estaba cerca con la mano libre y le pego con el en la cabeza al chico, este gruño molesto y apretándole mas fuerte el agarre la alzo del suelo y le quito los dos objetos –SUELTAME GORILA SOBRE DESARROLLADO- el chico flaco no paraba de reír mas al otro no le estaba haciendo mucha gracia, ni mucho menos a Verónica quien estaba realmente asustada
-LA SUELTAS- exigió Samuel muy molesto, ambos chicos voltearon a ver al recién llegado, pero el ojo gris no tubo tiempo más que de ver unos ojos esmeralda y sentir un fuerte puñetazo que le hizo soltar a la chica
-Verónica ¿estas bien?- pregunto Abraham después de golpear al chico ayudándola a levantar, la chica asintió un poco perturbada
-¿Que pretendían hacerle?- pregunto en el mismo tono Samuel, era pocas las veces en que se ponía así de molesto y Abraham no esta mejor pues se encontraba rojo del enfado
-Disculpen si nos pasamos en nuestra broma- intervino el ojo miel –pero era solo eso, nuestra amiga nos lo pidió que se la gastáramos, pero no le íbamos ha hacer ningún daño, es mas creo que los que corrimos mas peligro fuimos nosotros por poco me rompe un jarrón en la cabeza y a mi amigo le logro dar con un candelabro- comento entre carcajadas, los chicos se calmaron un poco aunque seguían alerta –sin contar el buen derechazo que le dio tu amigo- el capitán del equipo de la Universidad se paro frotándose la mejilla pero con una misteriosa sonrisa –Déjeme presentarme mi nombre es Caid Trumerton y mi amigo es Joel Zerlerom-
-Eres el capitán del equipo- mas que una pregunta fue una afirmación la que realizo Abraham, miradas retadoras se intercambiaron entre ambos, verde y gris
-Eh esperado mucho tiempo para conocerte- confeso Joel ofreciéndole la mano al capitán del otro equipo, Abraham respondió al saludo y sintió un fuerte corrientaza que si no fuera por su inmenso orgullo hubiera cortado el extraño contacto enseguida, Joel solo amplio su sonrisa.
-Debió haber sido Kinbesil es la única que conozco de este colegio que me odia- sentencio la chica pelirroja, Caid y Joel no pudieron evitar contener la risa por el sobrenombre que le había colocado a su amiga, pero cuando por fin se calmaron se vieron, se encogieron de hombros sin preocupación
-Para que negarlo, al parecer le caíste muy mal, aunque todavía no entiendo por que, ya que ella le fascina personas de temperamento fuerte como tu- reflexiono con una gran sonrisa Joel
-Pues dile que el sentimiento de odio es mutuo... pero es mejor que nos marchemos- sugirió la pelirroja, Samuel asistió y rodio a la chica en sus brazos, Caid miro ese acto algo molesto pero supo disimularlo
-Si, creo que ya nos hemos retrazado mucho todos nos deben estar esperando- concordó con ellos Caid, se acerco a ellos y haciendo una galante reverencia tomo la mano de Verónica la separo de Samuel y la guió algo confundida por el pasillo, Samuel los miro adelantarse preocupado.
-Vamos Abraham- y ambos chicos bajaron seguidos del capitán Joel al que el otro capitán ojos verdes no dejaba de lanzarle miradas acecinas que al parecer solo le acusaban risa al oji gris
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