Capitulo 1: Pero tu ya no estas más a mi lado
Se encontraba entregándose por completo a la persona que venia admirando incluso antes de haberse integrado a la banda, considerando que había sido de las pocas personas que aun a la lejanía noto el inmenso dolor que se resguardaba en las orbes oscuras del bajista de An Cafe… la resistencia que mantenía aun en el escenario había conseguido llamar su atención por encima de todo.
Las manos del pelinegro recorrían su cuerpo con maestría desenfrenada mientras que su blanquecino y virgen cuello era devorado con desatada ansia. Admitía que había estado a punto de golpearle con la lámpara de la mesa de noche cuando tambaleante el bajista se infiltro en su cuarto de hotel, para luego invadir la intimidad de su cama debajo de las delgadas sabanas, pero… justo antes de siquiera conseguir gritarle algunos cuantos improperios para hacerle entrar en razón… fue callado por un par de labios con sabor a alcohol. Kanon había regresado completamente ebrio.
-Kanon-san… - alcanzó a susurrar quedito el nuevo guitarrista de la banda, luego de que se le permitiera recordar como se respiraba. En medio de toda esa oscuridad, que a penas y era interrumpida por la iluminación pública de las calles filtrándose un poco a través de las cortinas, distinguió esos cabellos negros que hacía ya algún tiempo le hacían perderse con su simple movimiento.
Recordaba que por vez primera Kanon-san, como él le llamaba por respeto, luego de su magna presentación en el Nipon Budokan, el joven bajista había aceptado a la propuesta de Miku-san de ir a celebrar el éxito a algún bar antes de regresar al hotel donde se hospedaban. El se había negado rotundamente, no le agrado la idea de ver al joven Shinya ahogándose en alcohol solo porque sí, el pensaba eso considerando que esa persona tan seria jamás había aceptado a las propuestas del alocado vocalista de ir a emborracharse a ningún lado; pero… quizás… en esta ocasión había ocurrido algo extraño…
Durante ese concierto en especial noto a su compañero del bajo todavía más triste y decaído que de costumbre, una marioneta le había parecido durante toda la presentación, una marioneta que tan solo se limitaba a “jugar” con las cuerdas de su instrumento, con una sonrisa congelada en el rostro y un par de negros ojos cristalizados como de alguien que tiene prohibido derramar siquiera alguna lágrima.
Lo observo durante toda la tarde antes del concierto, lo había notado animado e incluso los primeros “buenos días Kanon-san” que le dedico en la mañana le fueron respondidos con una calida sonrisa, la cual no tardo en subirle los colores a la cabeza en una fracción de segundo. Le quería, y verle en tan buen estado le hacía crecer todavía más ese afecto en su interior.
Pero toco cambió luego de esa estupida presentación en ese enorme escenario que tantos artistas anhelaban pisar y que ahora el comenzaba a odiar. No alcanzaba a comprender en que le había afectado el tocar en ese sitio al bajista. Fue de los primeros en salir de la vista del público y al parecer también el primero en aceptar embriagarse junto con el hiperactivo vocalista de la banda. En definitiva algo ocurrió, desde su ingreso jamás le toco ver otra faceta de Kanon que no fuese retraída, arisca y solitaria, en ocasiones sentía que si le observaba demasiado le respondería con una mirada de desprecio, ¿le odiaría acaso?... no fue sino en este justo momento cuando puso en duda esa idea… ¿Por qué había ido a buscarle de esa manera precisamente a él…?
Ahora se encontraban encamados, los ojos del bajista continuaban cristalizados, algo le decía que no eran siquiera por los efectos de lo que fuese que hubiera tomado en aquel bar, sus ojos le hablaban de toda la pena que ahora cargaba esa persona que ahora podía asegurar quería. Fueron escasos los momentos en que sus miradas pudieron cruzarse esa noche, al instante continuaban dándose a la tarea de seguir “amándose”.
Haciendo memoria recordaba también que fue en esa noche cuando por primera vez vio con deseo a ese joven tan serio en ocasiones. Por mucho tiempo lo había calificado con un amor platónico, esa persona a la cual admiraba, a quien seguía atento con la mirada y por quien se preocupaba bastante y nada más… esa noche… fue la primera vez en que deseo sentirse tocado… “amado” por su querido Kanon-san…
Un delicioso vaivén, una mágica danza entre caricias y besos se dio en medio de las revueltas sábanas. Sollozos queditos por su lado y roncos gemidos que dejaba escapar al oído del más joven por parte de Kanon, quien en toda la noche ni una palabra de amor le había dedicado a su persona, ni aún en el momento clímax en que se habían convertido en uno. La atmósfera no dejaba de ser caldeada y disfrutadle, aferrandose el uno a la piel desnuda del otro en el instante en que llegaron a su limite dejando su esencia en su caso sobre el pecho del pelinegro, en el caso de este en lo más profundo de su ser… El fin de la ilusión llegaba, una ilusión que se resquebrajo luego de caer exhausto sobre el colchón rodeado por los brazos del ahora más dormido que despierto Kanon… Un sueño casi divino que de manera dolorosa había pasado a ser una pesadilla con tan solo una palabra…
-Bou-kun… - fue lo que el bajista susurró al oído del pequeño Takuya mientras que en medio de la inconciencia aferraba más sus brazos a la cintura del otro, quien con aquello no alcanzaba a descubrir alguna forma de recoger los trozos de su ahora roto corazón.
En tiempos recientes, ahora que ya se sabía en una relación formal con su compañero de negros cabellos… la situación había cambiado de a poco, Kanon era más amable y hasta podría decirse que “dulce” para con él. Pero la amabilidad a veces no bastaba, pese a que aquella mañana, según recordaba, con esa amabilidad se había conformado…
-Buenos días… Takuya-kun… - todavía en su cabeza continuaba dibujada la imagen de Kanon temeroso y dudativo siquiera de saludarle en el comedor del hotel. Seguro había sido todo un shock descubrirse en la habitación de su compañero guitarrista, en su cama y encima completamente desnudo. No se necesitaba ser muy inteligente para deducir que diablos habrían hecho esa noche.
Aún se acordaba de lo bien preparado psicológicamente que se encontraba para decirle que no tenía de que preocuparse, que se habían dejado llevar y que si bien era su deseo el podría olvidarse de todo y hacer como que nada había ocurrido entre ellos, aún cuando eso a él no le sentara en nada bien… vaya sorpresa se llevo cuando de manera suave, quizás inseguro, pero de forma muy gentil… su adorado Kanon-san le propuso que si lo deseaba podrían formalizarse como una pareja en toda la regla. No esta consciente de ello en el momento preciso, pero sentía que esa noche debía de haber sido especial para ambos…
Todavía ahora continuaba con la incertidumbre de saber si había hecho bien en dejarse llevar por sus sentimientos antes que por su cabeza y haber accedido al instante, pero…
-Takuya… - el solo escuchar su nombre en los labios del joven Shinya… le reconfortaba el alma enormemente, le borraba todo rastro de duda al respecto- Miku, Teru y Yuuki-kun han dicho que nos esperan abajo… apresúrate.
Con una enorme sonrisa se tomó del brazo de Kanon mientras se colgaba el estuche de su guitarra al hombro. El ensayo del día de hoy había culminado y para finalizar se les había citado en una de las oficinas de la planta baja de la disquera, a según que les darían un importante anuncio… quizás algo sobre algún concierto, tour, lo que fuera… su total atención se centraba en el hecho de que la tristeza de esos ojos negros que tanto le gustaban se había ido casi por completo y el que las sonrisas que Kanon llegaba a ofrecer… volvían a ser sinceras y sin dolor. Lo que más alegre le tenía era… saberse participe de ello.
Caminaban hacia abajo tomándose su tiempo, el bajista se dejaba mimar y en recompensa decía una que otra tontera, de esas que de vez en cuando le salían tan espontáneas, para hacer reír al más pequeño. Debía de aceptar que en serio apreciaba esas sonrisas, y aunque desconocía sus sentires con respecto a ese niño, lo único que bien era de su conocimiento era el que conseguía mover algo en su interior, y eso dejaba en claro que… Takuya era ya alguien especial… La última persona por la que había sentido algo parecido no estaba más a su lado, era justo darse una oportunidad ¿cierto? Era justo darle una oportunidad a quien lo merecía ¿no?
Conscientes estaban de la inestabilidad de su relación pese a sus esfuerzos por demostrar lo contrario. Jamás se habrían imaginado que las dudas incrementarían luego de atravesar esa puerta de la oficina en que les habían mandado a llamar… la noticia que habrían de darles quizás no iba a ser del gusto de todos, sobre todo para el joven guitarrista que abrazado todavía al brazo de Kanon… se vio en la necesidad de congelar su sonrisa luego de ver a los presentes en esa oficina.