Capítulo 2
Había llegado a su casa cansado y con unas enormes ganas de darse una ducha, lo necesitaba. Su pobre y cansado cuerpo lo pedía a gritos, y es que su trabajo como mesero era muy pesado pues en el restaurante que trabajaba era uno de lo más importantes de todo el país del sol naciente, además de que se estaba dando a conocer muy bien en Europa y Canadá. No paraba para nada y su jornada era de tiempo completo con tan solo un descanso de media hora, lo que significaba que tenía que comer ahí con el 10% de descuento tan solo por ser empleados. Pero ese descuento era algo insignificante para él, pues su situación económica no era nada envidiable. A menos claro está, que llevara su lonche como si estuviera en el colegio. Y lo menos que quería era pasar vergüenzas en su lugar de trabajo, pues conocía a sus compañeros y éstos solían burlarse de las personas que llevaban lonche.
Dejo caer las bolsas de la poca compra que había podido hacer en una tienda que cerraba después de la media noche, pero que por desgracia no estaba muy bien surtida, por lo que veía la situación económica no solo era difícil para él, sino para muchas personas más.
Ni siquiera había comprado leche para su gato, ni para tomar él por la mañana, pero si había conseguido, té, jugo de naranja, un poco de pan tostado y mantequilla para hacerse un desayuno decente antes de irse a trabajar. Por eso a veces la gente solía decirle que estaba demasiado delgado, pero a él le gustaba estar así.
Apagó la luz de la pequeña cocina que aún tenía los trastes sucios y se dirigió al cuarto de baño, bañarse era más importante que lavar los trastes, incluso tenía que tirar mucho por que eran desechables.
Una vez dentro miro dentro de su chamarra un poco desgastada y sacó un cigarrillo, el décimo segundo del día. Pero antes de encenderlo miró con detenimiento la bufanda que se había encontrado en la estación del shinkansen. Sabía que devolverla, pero por una extraña razón se la había llevado hasta su casa, bueno realmente la razón si la sabía.
A pesar de ser de un solo color era una bufanda que llamaba la atención, quizás por que era de marca y por que nunca tuvo el dinero suficiente como para comprarse una, ya que todo el dinero de su pobre sueldo estaba destinado para su casa, comida, su gato y sobre todo lo que más le gustaba, su escuela. Los lujos era algo que siempre tenía que dejar para después, pero ese después casi nunca llegaba.
Sin poder evitarlo llevó la bufanda hacia su nariz y disfrutó del aroma que esta emanaba, sonrió para si al darse cuenta de lo que acaba de hacer, se sintió como una chica a la cual su chico le había prestado su saco para protegerla del frío y ésta disfrutaba del aroma totalmente enamorada. Ese último pensamiento fue lo que más gracia le provocó, él nunca se había enamorado realmente, si había salido con alguien en el pasado, pero sabía que no se había enamorado, tan solo disfrutaba de la compañía de esa persona.
Sabía perfectamente de que la bufanda pertenecía a un hombre, pero eso no le importó, puesto que el dueño de la prenda le había parecido atractivo. Y con eso no quería decir que ya estaba enamorado, pues era un pensamiento realmente ridículo, además el no creía en el amor a primera vista, pero si en la atracción a primera vista.
Decidió guardar la bufanda debajo de su almohada para que no se le impregnara el olor a tabaco, pues la colonia que esta desprendía era muy agradable y sabía que era muy fina y sobre todo cara, fuera del alcance de su bolsillo.
Y después de eso se dio la tan esperada ducha de agua fría por que no tenía boiler para luego tirarse a los brazos de Morfeo a descansar, esperando que el siguiente día no fuera tan cansado. Pues de verdad ya no estaba para aguantar más...
Continuará......
Terminado el Viernes 30 de Noviembre de 2007 a las 15:12 hrs Escuchando "Snow drop" de L'Arc~en~ciel